🌺Día 22🌺
[Equipo turquesa-morado declara la batalla]
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Una guerra de pintura en medio de un campo lleno de obstáculos, ¿qué podría salir mal? Se habían dividido en grupos de dos, y la primera pareja que encontrara la bandera escondida en el campo sería la vencedora. Bonnie no dudó en ir corriendo con su maestro para prepararse ambos. Bon estaba decidido a ganar aquella pequeña batalla, todo por demostrarle al pelimorado de lo que era capaz, e iba a aprovecharse de su buena puntería ya demostrada semanas atrás. Salieron de sus cabañas refugio al oír el disparo de salida. Corrían entre los árboles frondosos y escondiéndose detrás de planchas de madera manchadas de pintura pasada. El miedo se olía con facilidad, pero el moreno mantenía la poca calma que tenía. Su compañero igual mantenía el silencio, y no se notaba su nerviosismo, hasta se veía emocionado por querer dispararle a alguien. Bon le dio una señal para poder salir de ahí, yendo a parar a otro obstáculo. En eso, el de piel clara vio una característica cabellera rubia, a lo cual aprovechó y disparó, dejando la marca amarilla de sus balines de pintura en toda su espalda, tirándola al suelo y eliminándola. Pero aquel disparo alertó al resto de grupos, haciendo que salieran de sus respectivos escondites para poder apuntar hacia el ahora indefenso pelimorado. El pelirrojo fue el primero en disparar, aprovechando su oportunidad, y apuntó de lleno al pecho del más bajo. Este cerró sus ojos, esperando que la pintura le diera, pero no sintió nada. Al abrir los ojos vio que el peliturquesa estaba delante de él, siendo como un escudo, habiendo recibido aquel disparo en su espalda, además del resto de balines también disparados del resto de equipos que dieron con toda su espalda. Ante tantos empujones, cayó de rodillas delante de Bonnie, quien lo llevó hasta detrás de su escondite para poder estar más seguros, aunque el moreno ya estaba eliminado.
— ¡Bon! ¡Maestro! ¿Estás bien?— tomaba su cabeza en su regazo viendo que abría sus ojos con dificultad.
— S-Sí... ¿Y tú... estás bien?— preguntó aún preocupado—. No te alcanzaron a dar, ¿verdad?
— No... Me salvaste, maestro— sonrió con una amarga sonrisa, se había sacrificado por él.
— Ya te prometí... que siempre te defendería...— tomó su mano, haciendo poses dramáticas que ponían nervioso al de cabello morado—. Pero... ahora tú deberás vengarme...
— Lo haré, maestro— besó su mano a modo de promesa—. Lo haré por ti.
Y así fue cómo el equipo de Bon y Bonnie ganó... claro, con el peliturquesa aún tirado detrás del obstáculo y el pelimorado llagando a la bandera gracias a pequeños pasadizos fuera del campo.
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Día 22: En una batalla, en el mismo lado ✅
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