~Próximamente el 1 de Julio de 2019~

— Si gano, tendrás que estar todo un mes entero, a partir de mañana, con la morita en plan romántico y decir que estáis saliendo— el pelirrojo mantenía su mirada confiada junto a una sonrisa socarrona en su rostro, viendo divertido la expresión avergonzada del moreno.

Estaban ambos echando un pulso, un juego absurdo pero realmente competitivo en donde el más fuerte ganaba. Todos los de las dos bandas miraban el torneo estupefactos, y más al escuchar la apuesta del mayor. Bon mordió su labio inferior, no sabía si dejarse ganar a propósito para poder estar con su amado secreto por fin a solas, pero igual le parecía mal aprovecharse así de su amigo, el cual le miraba de manera neutral bajo sus gafas opacas.

— Hecho— dijo al fin con voz dura—. Pero si yo gano...— sonrió al pensar un castigo— Tendrás que estar durante un mes entero sin pudin.

— ¡¿WHAT?! ¡¿Encima de que te hago un fa...?!— le tapó la boca antes de que soltase más información de la que debía. A regañadientes aceptó.

Ambos se prepararon para el duelo. Fox se remangaba el brazo derecho mostrando su hombro fuerte y su bíceps notorio. Bon sólo tragó fuerte y decidió quitarse la manga, nunca lo hacía salvo en momentos muy tensos.

— Guardarla, por favor— le pidió al pelimorado, quien sorprendido tomó la prenda y asintió apegándola a su pecho.

Sonrió. Olía a su maestro.

Encima de una mesa se colocaron ambos brazos, apretaron sus manos con fuerza, listos para derrotar al contrario. La mano pálida de la rubia a mechas verdes se colocó sobre ambas manos, y tras una señal de comienzo, ambos empezaron a hacer fuerza contraria al otro.

La primera ronda fue ganada por el pelirrojo, bastante fácilmente. La segunda fue ganada por el peliturquesa, gracias a que el mayor se distrajo se distrajo brevemente al ver al rubio muy cerca de su, aún, no novia de ojos magentas. En la tercera se decidía todo. Ambos se fulminaban con la mirada, se jugaban un mes sin pudin o un mes fingiendo ser la pareja de un amor secreto. La suerte estaba echada.

Bon estaba nervioso, se notaba por el sudor que corría por su frente y el temblor de su brazo derecho. Cerró sus ojos, no quería perder y a la vez sí. Quería ganar para demostrarle al pelimorado, quien le miraba expectante aún con su manga entre sus blancas manos, que era capaz de ganarle al que se hacía llamarle su mejor amigo. Igualmente deseaba que el contrario le ganara, pues no todos los días tenías la oportunidad de tener un mes entero para estar con tu amor secreto para poder por fin confesarse.

Apretó sus dientes. No, no se dejaría ganar, necesitaba luchar, aparte de que no quería verse como un desesperado. Fox le miró con una sonrisa confiada.

— ¿Ya vas a rendirte, juguetito?— se burló, estaba cansado, pero no iba a dejarse vencer por un blandengue. ¡Se estaba jugando su preciado pudin! Además de que también quería impresionar a la rubia de su equipo.

Estaba muy reñida la disputa, todos guardaban completo silencio. Bonnie no apartaba la mirada de su maestro, tenía completa confianza de que ganaría. El moreno era un chico fuerte, o eso creía al recordar todas las veces en las que él le cargaba en brazos cuando se abalanzaba a abrazarlo. Sonreía al volver a recordar esos momentos, e inconscientemente volvió a oler la manga de Bon. Le embriagaba totalmente y un leve rubor se posaba en sus mejillas sin reparo.

Se estaba alargando demasiado, así que la rubia de los Toys se acercó detrás del peliturquesa, quien no la había notado. Acercó su rostro hasta la oreja derecha de este y sopló levemente. A Bon le recorrió un gran escalofrío por todo el cuerpo, causando que dejara de hacer fuerza con su brazo.

— ¡Gané!— el pelirrojo había estampado el brazo del menor contra la mesa, y luego elevó sus dos brazos de forma victoriosa mientras se reía en la cara del moreno.

— ¡Joy!— gritó sonrojado el moreno, tapando su oído soplado, era su punto más sensible— ¡Sabes que no me gusta que me soplen en la oreja!

La rubia tan solo rió divertida por la reacción de su amigo, y es que ya quería que acabaran de una buena vez. A Bon casi le estallaba una vena del enojo de no ser por una voz suave y calmada a sus espaldas que le hizo girar de forma veloz.

— Lo has hecho genial, maestro— frente a él se encontraba el pequeño pelimorado, sonriendo de forma tierna—. No importa si no has ganado, al menos lo intentaste.

— G-Gracias, Bonnie— el de mirada esmeralda no evitó sonrojarse de más cuando recibió de vuelta su manga rayada—. P-Pero como perdí la apuesta, ahora tendremos que fingir ser... p-pareja... ¡P-Pero si no quieres no lo haré! N-No quiero incomodarte por mi culpa...

— Bueno...— Bonnie mantenía una expresión neutra bajo sus gafas opacas—. Una apuesta es una apuesta, así que me parece correcto cumplirla.

La verdad es que el más bajo estaba que moría de vergüenza, y en sus mejillas se había posado un gran rubor notable, pero no se veía gracias a sus lentes. No es que le molestara, para nada, estaba encantadísimo de poder pasar un mes entero junto a su maestro, pero nunca creyó que alguien tan genial como Bon accediera a ser si quiera su novio de mentira, como en esos juegos que hacen los niños pequeños. Respiró de forma sutil antes de volver a levantar la mirada, encontrándose con las brillantes orbes de su amigo, como si esperara una respuesta más concreta. Abrió sus labios levemente, formando una sonrisa con estos, pero Fox interrumpió antes de poder pronunciar palabra alguna.

— Bueno, morita, ¿no nos vas a presentar a tu novio~?