Extra 4: Jackson
Jackson & Mark
La primera vez que conoció a Mark fue a principios de otoño. Aunque el viento era fuerte, la temperatura en Busan no bajó en absoluto. El joven Jackson no quería salir de casa.
Esa vez, hubo fuertes lluvias durante todo el día y finalmente el ambiente se sentía más fresco por la noche. Iba a celebrarse el cumpleaños de Jackson pronto, y entonces un grupo de personas llegó hasta su puerta para buscarlo. Jackson tuvo que darles buena cara, aunque era muy perezoso. Primero fueron a un club deportivo a jugar, Jackson disparó algunas flechas en el campo de tiro, pero debido a que no quería hacer nada más, se sentó y observó a sus amigos ir a los bolos después. Cuando dieron más de las diez en punto, alguien sugirió ir al karaoke para hacer un gran barullo alrededor suyo. Jackson apagó su cigarrillo.
—Yo me iré a casa.
JinYoung lo detuvo.
—Hoy en día, los amigos no son tan fáciles de reunir. ¿Quieres ser un viejo amargado tan pronto?
Jackson se rio perezosamente.
—¿Intentas hacerme sentir culpable para que me quede aquí toda la madrugada?
Aunque Jackson era joven, siempre había sido muy reservado y sus pasatiempos eran similares a los de los ancianos. Cosas más refinadas como el paracaidismo, golf o los clubes ecuestres. Jackson había tenido varios amigos a lo largo de su vida. Personas ordinarias, hijos de personas más ordinarias todavía. Estaba un poco cansado de la manera en la que había sido criado y de convivir con la sociedad de manera voluntariamente obligada. Estaba harto de su casa, de su padre, y de la gente que no dejaba de molestarlo. Harto desde lo más profundo de su corazón. Pero hoy, este grupo de jóvenes habían dejado en claro que no querían dejar ir a Jackson, así qué mientras reían, le tomaron de los hombros y le preguntaron:
—Hoy, iremos al lugar favorito del joven maestro. ¿Qué te parece eso, hombre?
Jackson esperaba que dejaran de seguirlo como si fueran un conjunto de polillas. Su expresión hastiada no hacía ninguna diferencia así que decidió afrontar su horrible destino y llevarlos a todos a un pub. El gerente ya les había dejado la mejor habitación privada, y Jackson se esforzó por encontrar un buen lugar —próximo a un enchufe— para sentarse primero. Jugó con su teléfono móvil y se entretuvo en redes sociales también. Ignoró a sus amigos que ya habían pedido al gerente que les consiguiera la compañía de algunos niños y niñas atractivos. El dedo de Jackson rozó su Weibo, una plataforma de películas y escuchó de tanto en tanto a los otros riéndose mientras se compartían una botella de cerveza. Uno de los chicos, un nuevo rico, estaba muy orgulloso mientras decía que ya había registrado todas sus cuentas a su nombre. Otra persona que tenía buena apariencia, le guiñó un ojo a un recién llegado, le sonrió y dijo:
—Entonces, ¿nos cantas una canción? Escuché que te vas a ir de Busan pronto y quiero que te lleves un lindo recuerdo.
JinYoung le arrebató el micrófono a una chica bonita y luego se lo entregó al niño nuevo para dejarlo cantar. Esta es la regla que siempre siguen los amigos de Jackson cuando salen a pasarla bien, la primera canción tiene que ser cantada por el último en ingresar al cuarto. El niño no sabía lo que estaba pasando porque no escuchó con atención lo que el grupo estaba diciendo. No podía cantar, él simplemente había sido arrastrado allí por su hiperactivo acompañante. El micrófono estaba metido en su mano y solo pudo pensar en las canciones que cantaba cuando era un chiquillo.
La atmósfera en la habitación privada se estaba animando con las canciones infantiles para cuando Jackson dejó su teléfono móvil, levantó la vista hacía el niño y se echó a reír. Sonrió y saludó al niño.
—Déjame ver si entiendo. Fuiste obligado a venir, ¿verdad? —La posición de Jackson era la más alta —social y económicamente—, y JinYoung no alcanzó más que a empujar al niño.
—Ve. El gran maestro rara vez está interesado en alguien.
Las luces del club nocturno eran demasiado confusas, las personas parecen estar absolutamente mareadas debido al alcohol y a las luces láser y Jackson, no había dejado de ver al joven que tenía enfrente. Descubrió que esa persona era realmente menor, tenía 17 años. Sus ojos eran del color del cielo, especialmente raros y absolutamente especiales. Su mirada se movió con ligereza y la forma de sus labios también era del tipo de sonrisa que hace que las personas se sientan bien. Algún amigo de Jackson le entregó un encendedor al niño.
—Muévete y dale un cigarrillo al señor Wang.
Jackson sonrió, negó con la cabeza, pero realmente terminó por fumarse un cigarrillo. Lo pellizcaba entre sus dedos cada que se aproximaba a él, pero el niño no se movió. Parecía vacilante, un poco confundido, y muy asustado. Jackson no se calificaba como una mala persona, solo era un hombre aburrido... Un hombre aburrido que ahora tenía un punto de interés. La mirada de Jackson cambió gradualmente de la perezosa del comienzo hasta una intimidante similar a la de una bestia que busca comida. No tuvo pelos en la lengua cuando preguntó:
—¿En cuánto te vendes?
La cara del niño pareció tener un momento de rigidez y otro momento de vergüenza, pero aun así suspiró un poco y arrojó una palabra.
—¿Vender?
Jackson se levantó y agarró su muñeca, mirando alrededor y observando cómo sus acompañantes miraban interesados el desarrollo de las cosas. Sus amigos reían.
—Voy a dártelo todo, lo que quieras... Así que ven conmigo.
Era extraño que Jackson se llevara a una persona casualmente durante una reunión, y ahora que iban rumbo al hotel recordó que había una frase importante que se supone debes preguntar para tener una buena sesión de sexo.
—¿Cómo te llamas? No tiene que ser tu nombre real.
—Mark Tuan.
El nombre era muy cálido y limpio.
—¿Estás bien con el Sado?
—...Estoy bien con lo que el señor Wang quiera.
En ese momento, Jackson estaba honestamente decepcionado con esta persona. Había pensado que podía escucharlo y tal vez... Hablar. Hablar por primera vez. Pero Jackson, quién pensaba que era igual a los corderos que lo seguían por su apellido, trató al niño como un "dominante experimentado". Por supuesto, hizo un muy buen trabajo con el bondage. Cuando finalmente terminaron, incluso lamió la sangre del interior de los muslos de Mark. Ser un Dom puede considerarse incluso como una especie de talento y, cuando Jackson salió de la cama, sonrió placenteramente al ver que sus propias piernas estaban blandas. Al mirar hacia atrás, Mark ya estaba cansado y no podía abrir los ojos.
—Se ve realmente hermoso. —Se dijo a sí mismo, tomó más de 3,000 en efectivo de su cartera y los puso sobre su almohada. Jackson no llevaba mucho efectivo con él, pero tenía un montón de billetes de tres mil, y una tarjeta roja cargada con millones.
Jackson no esperaba encontrarse con esa persona en el futuro. Después de más de dos meses, cuando Jackson volvió a ir al pub, ya era finales de otoño y el cielo se estaba enfriando lentamente. Jackson llevaba un suéter con capucha delgado y al llegar a la sala privada, descubrió que el gerente había tratado de localizarlo desesperadamente.
—Joven Wang, un cliente llamado Mark ha estado preguntando mucho por usted últimamente.
Jackson no estaba del todo familiarizado con este nombre, dijo fríamente:
—No estoy disponible para más juegos sexuales. Dile que puede alquilar una prostituta.
El gerente se rio.
—Bueno, al parecer fue usted el que hizo sentir a alguien como una... Vino a regresarle su dinero.
Jackson se sorprendió de repente, el joven de la noche de karaoke apareció brillando en su mente. Estaba un poco aturdido.
—¿Sabes dónde está?
Más tarde, realmente se las arregló para envolver a Mark bajo su telaraña. A la larga, comenzaron a trabajar juntos. Jackson sintió que lo más interesante de Mark era que se atrevía a decir sus verdaderos sentimientos, lo que le gustaba y lo que lo hacía sentir mal. Le preguntó por qué había decidido acostarse con él y Mark respondió:
—Porque tienes bonita voz.
Mark era la clase de joven que Jackson no había conocido nunca. Le gusta ver caricaturas como "La casa de Mickey Mouse" y "Tom y Jerry". Cuando hablaban, siempre tenía una sonrisa infantil y cuando follaban insultaba tanto como un adulto —si lo hacía bien—. Nunca hablaba de sí mismo y le gustaba escuchar todas las anécdotas de Jackson. Era tan brillante como un enorme sol, y el mundo entero de Jackson se volvió entonces verdaderamente cálido.
Jackson pronto descubrió que, aunque su examen de ingreso a la universidad fue muy bueno y había sido admitido en la Universidad Normal de Busan... Mark tenía una enfermedad de la sangre. Algo hereditario. Cuando Jackson supo esto, tomó su mano y su expresión facial se derrumbó completamente. En ese momento, a Jackson realmente le gustaba Mark. Lo amaba. También entendió que las primeras palabras de Mark habían sido todas falsas. Mark era amoroso y lleno de entusiasmo. Él preferiría escuchar a contar sus problemas, y parecía estar dispuesto a ocultar su dolor que a pedirle ayuda a los demás.
Desde la cabeza a sus pies, Mark era un pequeño adolescente infantil y estúpido. Se sabía la canción de: "En el desierto de la esperanza". Cuando estaba aburrido sin duda haría algo descabellado... En la madrugada, llamaría el nombre completo de Jackson y lo observaría por horas y horas... Le gustaba el cereal, la leche dulce, las caricaturas... Era tan bueno. Infinitamente bueno. Jackson solo le dijo una palabra al médico de la sala.
—Cúrelo. Cúrelo, por favor. Puedo pagar por ello.
Jackson una vez pensó que no se enamoraría de nadie y no esperaba que estuviera equivocado.
Cada instante, después de la partida de Mark, Jackson pensaba que este bien podría ser su castigo por tomar la médula ósea que otros también necesitaban. Podía atormentarse también por otras razones porque siempre pensaba en cada una de sus faltas... Como en la primera noche de principios de otoño, cuando vio a Mark por primera vez y le gritó:
—¿En cuánto te vendes?
Jackson se despertó repentinamente a mitad de la noche, limpió el sudor frío de su frente, suspiró y abrazó la almohada que antes le pertenecía a Mark. Ya no podía dormir y comenzó a mirar por un pequeño espacio entre sus cortinas.
—Te extraño.
Jackson susurró eso débilmente y cerró los ojos de nuevo.
Ay, me dio mucha pena su historia.
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