Extra 2: Yoongi
Yoongi despertó un día gracias al movimiento del sol sobre su cara, trató de abrir los ojos y, sin escuchar su propia voz, preguntó:
—¿Has vuelto ya, mi pequeño Jungkook?
Aparentemente olvidó que Jungkook había muerto, y parecía verlo ahora en todos lados. El enfermero personal del señor Min, que estaba en el cuarto de baño lavándose las manos, salió al oír estas palabras. Se sentó con cuidado al lado de Yoongi, y respondió con un tono suave:
—Yoongi, Jungkook se ha ido.
Yoongi sorprendentemente no reaccionó agresivo, solo enterró la mayor parte de su cara en la almohada. Su voz era sofocante y hosca.
—Si vas a mentirme de nuevo, vete. —Como si hubiera pensado en algo de repente, Yoongi sonrió y añadió—: Tenga la seguridad de que voy a esperar todavía a que vuelva.
Yoongi no lo dijo en broma, realmente comenzó a esperarle todos los días. Iba a la compañía, tomaba sus medicamentos a tiempo, parecía estar todo mucho mejor... Pero solo permanecía en silencio, rara vez se reía o hablaba, sus ojos estaban apagados, y siempre estaba solo. Su vida pasada y su tiempo de amor, parecían estar enterrados bajo la nieve pesada.
Después de este invierno, Yoongi perdió mucho de sí mismo. Realmente se veía viejo. No viejo, como una descripción despectiva de un hombre maduro, más bien parecía roto. Un cadáver. Un objeto, sumido en un silencio eterno y en una tristeza inmensa. La palabra "muerto" le quedaría mejor.
Yoongi se iba a casa con el Akita todos los días. ¿Notaron que Yoongi había cambiado mucho en eso también? Ya no odiaba a los animales. A veces, incluso dormía con el pequeño cachorro por toda una noche, y su terapia consistía en darle criaturitas vivas para que se queden con él durante varios días. Eso podía reducir la soledad y sanar su mente, más o menos.
Él había sido el mismo cadáver por medio año, y no era mejor vivir de esa manera que morir. En el verano, Yoongi y sus conocidos de negocios, hablaron sobre proyectos futuros en un restaurante próximo a la empresa. A Yoongi ya no le importa esto, así que miró el reloj. Ahora, a las ocho de la noche, sentía que tenía que irse a casa de inmediato. Sin embargo, antes de ejecutar su plan, el camarero abrió la puerta corrediza y dejó pasar a un joven de veintitantos años que no habló mientras se aproximaba a Yoongi... El cerebro del hombre se cerró repentinamente, porque vio una cara que era demasiado familiar y demasiado extraña. Ojos grandes, dientes de diamante, piel blanca, cabello negro y suave... Igual a su Jungkook de veinte años. La garganta de Yoongi estaba bloqueada como si tuviera algo dentro, sus ojos estaban rojos y sus dedos temblaban. Yoongi pensaba que sus alucinaciones finalmente estaban tomando un rumbo demasiado real el día de hoy.
Su compañero se levantó para presentarlo, y Yoongi se echó a reír.
—Señor Min, dejaré que Minho lo acompañe a jugar. Yo ya estoy muy viejo y no puedo seguirle el ritmo.
El joven llamado Minho, le llamó de una manera muy suave y respetuosa.
—Señor Min.
La cabeza de Yoongi terminó por romperse más, y todo lo que podía ver ahora era un fondo rojo. Ese día, Yoongi sintió que todo dentro suyo era consumido por un gran incendio, e incluso se desató un engranaje más en su sistema. Hizo girar la mesa cuando la golpeó con ambas manos y entonces, dejó caer el soju y la comida. Yoongi tomó del cuello a su compañero, se sintió humillado, como si estuvieran jugando con la imagen de Jungkook delante de él. Cuando Yoongi lo golpeó, su conciencia ya ni siquiera estaba allí.
—¿Escuchaste que mi Jungkook estaba muerto y me diste un sustituto? ¿Es esto una venganza hacía mí?
Cuando Yoongi salió de la habitación privada, volvió a mirar al joven. Su cara realmente hizo que Yoongi se sintiera asustado. Desaceleró su tono.
—No tengas miedo, no te haré daño. —Yoongi extendió la mano y se inclinó. La parte inferior de sus dedos frotaron suavemente las mejillas rojas y el cabello del joven que le daba la espalda. Su voz y sus ojos se suavizaron por un momento—. No eres mi Jungkook, ¿verdad? ¿Esta es tu cara real?
Yoongi asustó al joven, y su compañero salió en defensa.
—Ya me habían dicho antes que él era similar a tu amante muerto. Y sí, pensé que te gustaría estar un rato con...
La cara de Yoongi repentinamente se veía fea, y sus pensamientos le llegaron uno tras otro sin darle descanso.
—Mi amante no está muerto, está de viaje. ¿Entiendes?
Yoongi no podía soportar tal descaro. ¿Cómo podía el verdadero amor adaptarse ahora a la existencia de un sustituto? Como si pensaran que su amor era falso o que los sentimientos que compartieron no eran tan intensos. Le dio otro puñetazo.
Después de este incidente, Yoongi descubrió algo más terrible todavía: No podía soñar con Jungkook. En el pasado, todavía podía ver a Jungkook en sus sueños. Aunque la mayoría del tiempo estaba medio oculto por jazmines o era un estudiante... Ahora se había ido por completo. Yoongi temió que Jungkook estuviese enojado por lo del restaurante, y entonces cortó todas sus relaciones todavía más. Incluso abandonó todo tipo de comunicación con el exterior y canceló todos sus futuros planes de trabajo... Pero, de todas maneras, simplemente no podía soñar con su pequeño Jungkook. Y no tenía un método concreto para hacer que volviera.
Yoongi comenzó a beber alcohol, a beber en casa y a beber afuera. Pensó que la embriaguez podría traer de vuelta lo que quería ver. Finalmente, descubrió que era inútil.
Un día, Yoongi estaba borracho y, en la cocina, tomó un cuchillo y le hizo un agujero a su boca. Perforó su mejilla y lo hundió hasta que el metal chocó contra sus dientes. Al desmayarse, entonces le pareció ver a Jungkook frente a él, mirando la escena con sus ojos pequeños llenos de angustia y de ternura. Entonces Yoongi comenzó a automutilarse.
Cuando Seokjin volvió a ver a Yoongi a principios de otoño, Yoongi llevaba un traje formal riguroso, y su rostro, con un parche, era igual al de un zombi. Estaba rodeado de una atmósfera fría y solitaria. Suponía que, aunque estaba vivo, Jungkook le quitó el alma a Yoongi al momento de marcharse, y ahora solo queda una cáscara. Yoongi no lo dijo, no lo admitió, pero... ¿Realmente no sabía que Jungkook nunca volvería?
Seokjin entendió que Yoongi estaba absolutamente loco ahora. Yoongi no podía ayudarse a sí mismo, y no podía dejar de sufrir. Incluso pensaba que la terapia fue igual a no hacer nada. ¿Quién había decidido que ya estaba bien darle el alta?
Yoongi miró a Seokjin.
—Me iré en dos meses más. Viajaré por todo el mundo... Y te dejo la compañía a ti, Seokjin.
Seokjin lo miró profundamente y suspiró con debilidad.
—No la quiero.
Yoongi negó con la cabeza y le entregó un documento.
—No puedo soportarlo... No puedo estar aquí. Todo está lleno de Jungkook, está en cada parte.
Seokjin parpadeó de repente, y cuando Yoongi se acercó, Seokjin observó un rastro de color oscuro en los puños de su camisa. Se podía oler la sangre... Seokjin agarró la muñeca de Yoongi y le levantó las mangas. De repente se detuvo, se sintió mareado. Los brazos de Yoongi tenían heridas profundas que corrían desde la base del pulgar a la línea del codo. Cicatrices viejas y cicatrices que estaban supurando. Tenía moteada la piel del brazo y había conseguido reventarse las venas. Era impactante.
Seokjin golpeó a Yoongi y apretó los dientes.
—¡¿Eres estúpido? ¡¿Qué demonios estás haciendo con tu maldito cuerpo?! ¿Quieres morir? ¡Joder! —Los documentos de Yoongi que estaban siendo sujetados por sus dedos, terminaron por aterrizar en el suelo—. ¡Joder! ¡Joder! ¡Ahora sabes que el amor es sagrado! ¿Y cómo lo trataste cuando estaba frente a ti?
Yoongi se quedó en silencio y parecía imperturbable. Dejó que Seokjin golpeara y ventilara toda su furia frente a él. Al pegarle de nuevo, la mano de Yoongi se abrió y cayó de ella un pequeño sobrecito. Seokjin, se inclinó y levantó lentamente la bolsa de plástico transparente que contenía una casi inexistente cantidad de polvo blanco. Seokjin miró a los ojos de Yoongi, con un aire extraño y triste.
Seokjin ni siquiera pudo avivar nuevamente su fuego. Observó a Yoongi durante mucho tiempo y susurró después.
—Dime... ¿Qué es esto?
El pecho de Yoongi fluctuó violentamente unas cuantas veces. Al levantar la cabeza, Seokjin vio que el hombre estaba llorando. Lanzó un grito muy triste, incluso llegó hasta el punto en que solo pudo hacer un ruidito extraño mientras apretaba la boca. Yoongi reprimió su voz, el llanto desesperado hizo que se ahogara.
—Seokjin... Yo... Realmente no sé qué hacer. Él no quiere venir... No quiere verme en mis sueños... ¿Sabes? Solo puedo verlo después de emborracharme mucho... Pero, no puedo satisfacerme solo así... ¿No dicen que utilizando drogas se puede ver todo de un modo más vivido? Quiero verlo otra vez. ¡Quiero verlo otra vez!
Seokjin suspiró suavemente.
—¿Cómo puede Jungkook estar dispuesto a verte ahora sí estás tan poco atractivo? Jungkook no estaba dispuesto a verte cuando vivía, y está demasiado disgustado ahora porque te está viendo morir.
Esta no era una frase ligera, simplemente estaba intentando ayudar. Los dientes de Yoongi estaban empezando a temblar y su mandíbula se movía desesperadamente también.
—Todavía... Soy despreciable... No quieres decirlo, pero si conocías a Jungkook tan bien como dices, deberías culparme y ya...
Seokjin no podía decir nada más, no sabía cuánto tiempo podría permanecer Yoongi así. Apretó la bolsa, la guardó en su bolsillo y cerró los ojos con cansancio.
—Cuando quieras hacer estupideces más tarde... Piensa en Jungkook.
Yoongi descansó en casa durante medio mes y no hubo nuevas lesiones. Comenzó a limpiar la casa, preparaba la cena para dos personas, leyó libros y vio películas que Jungkook había leído y visto antes, y dormía abrazando la ropa de Jungkook por la noche. Vivía en su propio mundo una vez más. Después de que su cuerpo estuvo un poco mejor, investigó agencias de viajes y, después de haber pagado sus gastos, reservó un boleto de avión.
Durante casi un año, fue a muchos lugares, vio bastantes paisajes y conoció a mucha gente, pero no importaba lo hermoso, animado y próspero que fuera, Yoongi tuvo que soportar toda la soledad tan pronto como se daba la vuelta. Más tarde, Yoongi se entusiasmó en escribir cartas a Jungkook. Le gustaba tomar su bolígrafo en los asientos de cuero verde de los trenes en viajes de larga distancia. En la temporada baja, cuando los vagones estaban vacíos, Yoongi escribió sin parar, y el sol se inclinó en la punta de la pluma para arrojar un destello en el papel manuscrito. En ese momento, el corazón de Yoongi se llenó de ira, de oleadas de pasión y de dolor, y experimentó una felicidad que creyó perdida hace mucho tiempo. Sintió que sus sentimientos estaban muy cerca de Jungkook. Le compartió sus emociones secretas, e incluso la calidez del amor y los pensamientos tiernos mientras se los envía por correo al edificio de departamentos. No obstante, la última carta de Yoongi a Jungkook estaba a la deriva. No completó la dirección, envió el sobre sin propósito y puso su último toque de esperanza en el buzón. Esperaba que un día, su ser querido pudiera ver la carta sentado a su lado.
Los sentimientos de Yoongi por Jungkook eran diferentes a los de Taehyung. Pero, los de Yoongi eran, sin duda, complicados y profundos, porque hizo cosas incorrectas y su arrepentimiento y remordimiento eran demasiado pesados para que pudiera cargarlos por tanto tiempo.
Al final, de pie en el lago, Yoongi veía su reflejo en el agua azul. Por primera vez, Yoongi se preguntó a sí mismo si podía cumplir con su promesa. ¿Podría esperarlo una vida entera? ¿Podría adelantar el proceso? Yoongi sonrió y tomó un poco de agua entre sus manos.
No podía redimir los pecados que había cometido, simplemente podía retrasar lo inevitable.
Una visión de Jungkook volvió a aparecer frente a él y parecía decir:
—No te dejaré ir. Me quedaré contigo todo el tiempo.
Me sorprende que Seokjin no tenga un extra narrando todo desde su perspectiva. El siguiente extra es del asistente Jung.
Seokjin me representa en la vida.
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