Capítulo 63
Cuando se despertó, la cama estaba vacía y hacía frío. Parecía como si Taehyung hubiera estado ausente por mucho tiempo. Jungkook se dio vuelta lentamente, se agachó en la cama y cerró los ojos por un rato más. Su cuerpo todavía estaba demasiado débil, porque habían estado ocupados toda la madrugada. Ahora, sentía que su cintura y sus piernas estaban demasiado sensibles y, por lo tanto, se avergonzaba de no poderse mover.
En ese momento, la puerta se abrió con suavidad y Jungkook rápidamente fingió estar dormido. Sintió que alguien estaba a su lado, y apretó las sábanas con los dedos... Antes de darse cuenta, su espalda estaba siendo envuelta por algo cálido. Duro, pero muy acogedor... Un gatito comenzó a ronronear en su pecho.
—Mi amor, feliz cumpleaños. —Taehyung se inclinó y besó desde el lóbulo de la oreja de Jungkook hasta la línea de su delgado cuello—. Levántate.
Jungkook se encogió de hombros y apretó al gatito entre sus brazos.
—No me molestes. Me estás picando con tu barba...
Taehyung no hizo mucho más para convencerle, solo sonrió y se acomodó de frente a Jungkook para robarle otro silencioso beso.
—Levántate, un rato nada más. Te esperaré abajo.
Jungkook se sentó con dificultad inmediatamente después de que percibió el silencio, se arregló los botones del pijama y se frotó con suavidad la frente y los ojos... Una vez abajo, caminó por la casa vacía hasta que escuchó un ruido fuerte en la cocina, similar al de platos cayendo sobre el suelo. Se asomó por la puerta y vio a Taehyung, sonriendo de una manera verdaderamente grande.
—¿Qué pasó?
En Taehyung había una exagerada cantidad de harina sobre su delantal que tenía dibujadas pequeñas flores. Traía en la cara una mirada tonta y reía a carcajadas mientras intentaba quitar de sobre la cabeza de un perro grande, un diminuto costal. El perro estaba completamente blanco y todo alrededor de ellos era un desastre.
—Intentaba hacer un pastel.
Jungkook tenía todavía al gatito sobre sus brazos, y parecía casi tan asustado como él.
—Eres increíble.
Taehyung camino hacia él, lamió la harina que manchaba la comisura de su boca, y luego abrazó a Jungkook hasta hacerle caer sobre el sofá de la sala de estar. La mano de Taehyung estaba muy caliente, y ella creó su propio camino sobre la cintura de Jungkook a través de su pijama, le frotó suavemente hasta crear una línea imaginaria que conectaba su pubis con la cara interna de su muslo. Jungkook se curvó contra él, y a cambio obtuvo un susurro sobre su boca.
—La harina está toda sobre mí. —Taehyung no lo soltó—. Te voy a compartir un poco.
Sus movimientos no se detuvieron, y Taehyung entendió que era difícil poner incómodo a Jungkook. Su mente estaba volviéndose borrosa nuevamente, a pesar de que le funcionó bien para controlar su cuerpo la noche anterior porque tenía miedo de lastimarlo. La técnica y la fuerza que ejercía Taehyung era muy placentera, y los músculos tensos de Jungkook lograron relajarse casi por completo. El masaje se extendió por mucho más tiempo del que esperaba, y Jungkook se sintió avergonzado por haber interrumpido a su cocinero especial...
—Me siento mal por ti... Estabas muy concentrado. ¿No es cierto que el pastel todavía no está listo?
Jungkook se levantó del sofá y fue directamente a los brazos de Taehyung para darle un último beso. Taehyung no dijo mucho, y frotó suavemente el costado de Jungkook con la palma de la mano. Finalmente se levantó. Caminó dos pasos hacía la cocina y de repente recordó lo que iba a mostrarle.
—¡Lo había olvidado!
Taehyung sonrió y se volvió para abrir la puerta de seguridad. Jungkook se preguntó qué iba a hacer Taehyung y se inclinó para adelante. No esperó ver a un gran perro dorado entrando alegremente con un enorme moño sobre la cabeza. Taehyung se aproximó porque los gatos no querían caminar, y regresó con ellos entre los brazos, arreglados de la misma manera. Jungkook comenzó a reír.
—Ya se bañaron. ¿Pueden estar contigo? —Taehyung se paró frente a él y dijo—: ¿Quién de ellos es tu favorito? Crecen muy rápido, ¿verdad?
Los ojos de Jungkook eran gentiles y amables, y se sentía realmente feliz desde el fondo de su alma. Estiró los brazos y abrazó al gato que tenía los ojos más tristes, pensando que era verdad que esas pequeñas cositas habían crecido en nada de tiempo. Puso al animal contra su pecho y murmuró:
—Te quiero.
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Los dos perros no dejaban de lamer completamente la cara de Jungkoo. Taehyung fue a la cocina para tomar un par de frutas, y después regresó para ofrecerle.
—Esto es algo que podemos comer todos juntos, los perros, tú y yo.
Más tarde, se sentaron a ver la televisión, y Taehyung llevó todavía más refrigerios ligeros a la mesita de café. Algunos gatos se fueron a la terraza para tomar sol, y otros subieron a la ventana porque el clima era excepcionalmente bueno. Las tartas de queso horneadas por Taehyung eran muy fragantes y se veían muy bien. Cuando los perros las vieron, se levantaron y movieron la cola como si fuera un molino de viento.
—Estos niños podrían comerse a su madre si la tuvieran aquí. —Taehyung le dio una rebanada a un perro, y retiró rápidamente los dedos para evitar ser mordido—. Jungkook, tú no vayas a comer tanto. Está muy dulce.
Jungkook ignoró automáticamente la segunda parte de la oración, sonrió y dijo:
—¿Qué no es mi cumpleaños?
Jungkook le dio un mordisco enorme, estaba muy caliente, muy dulce, y no tenía mucha mantequilla. Los ojos de Taehyung brillaron, pero no respondió.
Pronto, ya eran las cinco de la tarde y estaban justo a tiempo para comer. Taehyung preparó la mesa y luego fue a ver a Jungkook, que seguía sentado.
—Mi amor, feliz cumpleaños.
Taehyung estaba medio en cuclillas frente al sofá, mirando a Jungkook con esa evidente mirada de enamorado.
—¿No me habías felicitado ya en la mañana? —Jungkook extendió los dedos, acarició la mejilla de Taehyung y sonrió—. ¿Vas a volverme a traer a los perros?
Taehyung tomó ambas manos de Jungkook entre las suyas, su actitud era muy seria.
—Tengo otro regalo para ti.
Y sacó algo que había sido preparado desde hace mucho tiempo en el bolsillo lateral de su pantalón: Una pequeña caja de terciopelo rojo, que ahora yacía en la palma de su mano. Jungkook frunció el ceño, Taehyung abrió la caja y le mostró que era un anillo de plata con la forma irregular de una rama de flor con diamantes azules incrustados. Un anillo muy hermoso, la luz de la ventana creaba un efecto muy suave de "flash" cuando lo golpeaba... No se veía femenino, pero sí muy delicado.
—Lo siento. —Jungkook cerró suavemente la caja del anillo—. No puedo aceptarlo.
El anillo es una muestra especial de afecto, no podía permitirse esa responsabilidad porque su historia de amor, era absolutamente efímera. Además, le daba algo de remordimiento desearlo tanto, porque cuando se quitó de los dedos el anillo que había estado con él durante ocho años, pensó que nunca podría usar un segundo en toda su vida...
—Mi amor. —Los ojos de Taehyung eran cariñosos y profundos como el mar—. Acéptalo, pero no lo uses si no quieres...
—Tengo mucho miedo... Porque voy a perderte también...
Taehyung sonrió.
—No vas a perderme, porque voy a sostenerte muy, muy fuerte.
Sabían que se estaban engañando a sí mismos, pero no querían romper la ilusión.
—Pero si tengo que rogar, lo haré. —Taehyung abrió la caja, sacó el anillo y dijo—: Te lo ruego... Ponte mi anillo.
Jungkook se quedó en silencio, le acomodó el cabello tras la oreja y comenzó a murmurar:
—Entonces, prométeme una cosa...
Es posible que en los próximos capítulos ni los memes los hagan sonreír :(
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