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Capítulo 52

Maratón 1/?

Cada 2 horas se publicara un nuevo capítulo 💜

Yoongi todavía se encontraba afuera de la puerta. Sus dedos estaban temblando y el medicamento se derramaba por el pasto cuando intenta meterlo en su boca. No importaba si tenía que esperar demasiado. No importa que su corazón doliera, lo necesitaba. Lo deseaba tanto...

Los pensamientos de Yoongi se iban haciendo un poco confusos. La imagen que se mostraba frente a él era la de un joven junto a un jazmín. El siguiente cuadro, sin embargo, era una escena violenta de sexo en la cama del departamento.

—Jungkook, no me dejes. No me dejes, no me dejes —Los ojos de Yoongi se pusieron rojizos—. No te vayas a donde no pueda seguirte.

En el 2003, Yoongi arrastró a Jungkook hacia el área de cuarentena. En el medio de la noche, sostenía su cabeza, lo abrazaba y lloraba diciendo:

—No vayas demasiado lejos, no vayas a donde no pueda seguirte... Si te pasa algo, ¿Cómo podría vivir?

Mientras tanto, Jungkook estaba sentado en el borde de la cama. Su mente estaba perdida en la cintura recta de Yoongi, en el hombre cayendo de rodillas junto a la cerca metálica... No podía esperar a que se fuera a la casa y se quedara solo en un sillón, no podía esperar por verle llorar mientras leía los viejos sentimientos que tenía ocultos en sus poemas. Lo quería retorciéndose.

Lo quería llorando.

Lo quería...

Las lágrimas le surcaron las mejillas. A veces, la decepción es absolutamente desgarradora.

Taehyung levantó una denuncia a la policía y acusó a Yoongi de robo a casa particular. El compañero de clase de la secundaria de su hermano se había convertido en el director adjunto de este buró de seguridad pública del distrito. Siempre habían tenido contactos y se sentía absolutamente aliviado por eso. Ahora Taehyung estaba hablando con los oficiales respecto a los cargos de Yoongi. Le dijeron que podrían encerrarlo en prisión hasta por 24 horas.

Dos coches de policía prendieron sus sirenas, y las luces rojas y azules encendidas hicieron  que las personas de alrededor se reunieran con curiosidad en el jardín de té. Sin embargo, Yoongi hizo oídos sordos a las deprimentes sirenas. Levantó la vista hacia la casa, su rostro era triste y extraño. Sus ojos parecían pasar a través del concreto reforzado, y vio —o imaginó— a la persona que más amaba en el universo...

Los policías parecían sorprendidos de que el hombre que estaba frente a ellos, con las manos afirmadas a las rejas, pareciera ser más la víctima que el propio denunciante. Yoongi se inclinó hacia atrás por el dolor de pecho en el momento justo en que un oficial de policía le preguntó educadamente:

—¿Está listo para hacer un viaje con nosotros?

Yoongi levantó lentamente los ojos, les dirigió una mirada fría y preguntó también:

—¿A dónde?

—Alguien te denunció por entrar a una residencia privada, hijo. Por favor coopera con nosotros.

Yoongi de repente dio un paso atrás y tuvo miedo. Miedo de irse ahora que estaba tan cerca. Miedo de que nunca lo volviera a encontrar de nuevo si le perdía el rastro esta vez. Los policías pensaron que se iba a resistir o a huir y se apresuraron a agarrarlo. Yoongi, que había sido fuerte durante toda su vida, ahora se había dado vuelta y se había sumido en su impotencia mientras gritaba:

—¡Jungkook! ¡Jungkook! —El gritó de Yoongi era absolutamente desgarrador—. ¡¿Ya no me quieres?! ¡Dijiste que nunca me dejarías! —Yoongi se separó. Algunos de los oficiales de policía lo tiraron y se estrellaron contra la reja de seguridad que daba a la puerta. Él gritó, y se escuchó como un gemido—:¡Lo sé, estuve equivocado! ¡Realmente estuve equivocado, mi amor! ¡Pero voy a cambiar! ¡Sólo quiero verte! ¡Te lo ruego! ¡TE LO RUEGO! ¡No me hagas esto, Jungkook!

Todos se miraron y no reaccionaron de inmediato. No obligaron a Yoongi a guardar silencio.

—¿Cómo puedes no quererme? —Yoongi se sentó frente a la puerta y murmuró—: La única persona en el mundo... Que no me dejaría nunca, eres tú... Jungkook...

El dormitorio tenía abierta la ventana, y se escucharon claramente las palabras de Yoongi. Jungkook dibujó una sonrisa sobre sus labios, rio, y después rompió a llorar. Yoongi todavía recordaba que dijo que no se iría... Yoongi todavía le llamó "Mi amor". Jungkook se cubrió entonces los oídos, se tendió en la cama... Y se ocultó bajo las colchas para intentar controlarse. Taehyung llamó a la puerta, sosteniendo en la mano derecha un vaso blanco lleno de agua y una caja de medicina en la izquierda. Escuchó el sonido, vio la ventana abierta, dejó las cosas en el buró y se apresuró a cerrarla. Deslizó las cortinas por el cristal:

—Hace frío.

Finalmente, todo volvió al silencio.

—¿Estás cansado? Sé que no es posible para ti dormir bien en estos días, por eso toma un poco de medicina y trata al menos de descansar. —Taehyung le entregó el agua y la medicina a Jungkook—. Duerme bien, despiértate y siéntete mejor.

Jungkook no recogió la cápsula en los dedos de su médico. Le dijo:

—Me mentiste, dijiste que no me harías sufrir si me quedaba contigo, pero acabo de pasar por el momento más doloroso de mi vida... Me despierto y me doy cuenta de que nada es diferente. ¡Me siento mal! ¡Quiero morir ahora, Taehyung! ¡Quiero morir! ¡Quiero morir! ¡Quiero morir!

Taehyung miró a los ojos de Jungkook y sintió lástima. Pareció tomar mucha de su fuerza para estirarse lentamente y tocar las mejillas de Jungkook:

—No llores, ¿de acuerdo? No mereces llorar. No mereces, destruirte así por nadie.

Jungkook descubrió que sus lágrimas estaban fuera de control. El corazón que intentaba ser valiente, se destrozó en pedazos cuando se aventó a los brazos del doctor para ser consolado.

—¡Taehyung!

El dolor se ha convertido en algo cotidiano.

Taehyung quería extender sus brazos para siempre y sostener por más tiempo a Jungkook. Desea consolarlo y darle un poco de calidez, y de su propia fortaleza.

El amor que le tenía a Jungkook, era profundo de principio a fin. No podía pensar en alguien a quien quisiera tanto como a él en el pasado y por ello, no tenía más remedio que ayudarlo. Intentaba no perder los estribos por los sentimientos encaprichados de Yoongi, he intenta no perder la razón mientras seguía junto al cuerpo tembloroso de Jungkook... Pero ya lo estaba besando, y no era algo inocente.

—Lo siento... Doctor Kim —Jungkook notó la extrañeza de la atmósfera—. Yo... No quería...

Taehyung negó con la cabeza y sonrió a regañadientes.

—Ven a Seúl conmigo.

No explicó la razón, pero ambos comprendieron que este lugar ya fue descubierto por Yoongi. No podían mantener al hombre en el centro de detención toda la vida.

Jungkook negó con la cabeza.

—... Taehyung... ¿Puedo pedirte un favor antes de ir?

Parecía que los dos se tenían un poco más de confianza ahora:

—Puedes pedir lo que quieras.

Taehyung no dijo nada más. La saliva se le supo amarga cuando la tragó.




JAHSUUSDYGEIUR NO ESTOY BIEN

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