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Capítulo 51

Taehyung se quedó inmóvil durante algunos minutos que para él fueron igual a horas. De hecho, no le dio ni siquiera la oportunidad de defenderse. Los movimientos de Taehyung nunca fueron tan rápidos. Salió de la reja como si fuera un pequeño tigre y se llevó a Yoongi al suelo con él.

—¡Jódete, hijo de puta!

Y le dio un puñetazo.

—No quiero pelear contigo —Yoongi escupió sangre sobre el suelo después de recibir un par de fuertes puñetazos en la cara—. Quiero llevarme a mi esposo.

Taehyung solo se burló:

—¡Cómo si fuera a dártelo! ¡No eres digno de tocarlo siquiera!

Yoongi levantó ambas cejas:

—Eres un completo extraño. ¿Qué sabes de mi vida? ¿Qué derecho tienes para decir si soy digno o no?

No usó un vocabulario grosero, pero sus palabras fueron agudas, y parecía soltar un desprecio natural por cada parte de Taehyung. Taehyung no habló durante un tiempo, y tampoco continuó actuando con impulsividad. Se limitó a mirar a Yoongi, a sus ojos que le hacían un sin fin de preguntas estúpidas... Había algunas frases difíciles creándose en su cabeza, acertijos complicados de entender, cosas que quería lanzarle...

Taehyung volvió a abrir la boca, su voz era muy suave:

—Sólo mírate... A excepción de tu bonita piel, ¿Qué tienes de bueno?

—¡No utilices tu juicio superficial para cuestionarme y devuélvemelo!

La voz de Yoongi era fría. No revelaba la creciente incomodidad y el dolor agudo que había estado acumulando desde que llegó a la puerta del jardín de té. Taehyung de repente se rió, puso las dos manos en su cadera y comenzó a hablar con la mayor cantidad de veneno que pudo inyectarle a su voz:

—¿Juicio superficial? Señor Min. ¿Debería decirle cómo conocí a Jungkook? En noviembre, cuando Busan estaba entrando en su primera nevada, él vino a recoger unos exámenes de laboratorio. Estaba solo, con una chaqueta delgada, y parecía que se estaba asfixiando. No le pregunté si tenía a alguien que pudiera acompañarlo porque no era importante en ese momento —Taehyung carraspeó la garganta—. Desde el principio estuvo aguantando por sí mismo, sin familia, sin amigos, sin amantes. Haciéndose aspiraciones de médula ósea. Nunca lloró. ¿Puedes creerlo? Nunca lloró, aunque es terriblemente doloroso. Más tarde, le regalé unas flores para que pudiera distraerse... ¡Aunque sus ojos no podían mostrarlo yo sabía que en realidad estaba muy feliz! Pero al día siguiente me las regresó. En ese momento, su mirada estaba sombría y apagada. No pude ver ni siquiera un poco de esperanza en ellos... ¿Por qué no pude, Señor Min...?

El corazón de Yoongi estalló en dolor. La agonía que Jungkook sufrió en estos meses parecía estarle ocasionando un inmenso dolor en el pecho. ¿Qué estaba haciendo él en ese momento? Viajes, negocios, noches con amantes... Entonces recordó lo que le dijo esa vez, cuando vio las orquídeas en la mesa... El día que aniquiló la pequeña alegría y la poca esperanza de Jungkook.

—Pensé que estaba viviendo solo... Y después descubrí que tenía unas horrendas marcas en el cuello. Le pregunté si era homosexual y me contestó que sí. Me contestó que tenía pareja. No quiero que se ponga triste, me dijo... —Taehyung tuvo una angustiante noche de insomnio, y ahora sus ojos parecen estar inyectados en sangre. Se aproximó todavía más a Yoongi, le sujetó de la camisa y dijo—: ¿Por qué no fue a la quimioterapia por tantos días? Decide desaparecer y después se va de tu casa. ¿Por qué se fue de repente? ¿¡Qué le hiciste para que se fuera!?

Los labios de Yoongi estaban temblando... Era cierto. Movió su mano hacia Jungkook, le dijo palabras de mala fe y tuvo sexo violento con él. ¡Tan violento que fue como una violación!

Estuvo saliendo tres años con Jimin, y rechazó completamente las palabras de Jungkook cuando llegaban tiernamente hasta él...

—... Sé que es mi culpa. —Yoongi dejó caer la cabeza hacia adelante, sus ojos no reflejaban ninguna luz—. Estoy muy...

Taehyung interrumpió las palabras de Yoongi cuando lo tomó del cabello como si tuviera toda la intención de propinarle otro puñetazo.

—¿No sientes que ya es tarde para eso? —Taehyung bajó los dedos y rodeó el cuello de Yoongi antes de exclamar—: ¿Crees que es fácil mejorar las cosas cuando te equivocas así? ¡No puedes arreglar ya nada! —Taehyung se quedó sin aliento, sin su antigua sombra suave, sin rastros de compasión ni de amabilidad—: No entiendes nada. ¿Cómo puedes compensar la frialdad y el sufrimiento que él ha sufrido durante tantos años? ¡No es posible! ¡Sólo te estás engañando!

El cuerpo de Yoongi tembló y se balanceó en el momento en que Taehyung aflojó su agarre. Sus labios se habían vuelto nuevamente de color púrpura oscuro, pero todavía tenía la fuerza suficiente como para enderezar su espalda y ponerse de rodillas frente a él...

Todos pensaban que no amaba a Jungkook. Seokjin, Taehyung, Namjoon, amigos que todavía estaban en contacto, gente que ni siquiera conocía. ¿Estaban todos ellos equivocados? Yoongi bajó la cabeza y la colocó entre sus manos extendidas mientras miraba en su mente los recuerdos del joven en el asiento junto a la ventana. El joven de una piel blanca exquisita, sonriendo para él. Amaba a Jungkook, lo había amado en todo momento. Le gustaba él, el chico joven y delgado que adora leer, y ama al hombre que siempre había sido tolerante con su amor. La luz de sus ojos, el oxígeno que necesitaba, la paz que le hacía falta siempre había tenido su nombre escrito. Sollozó:

—Por favor, por favor, por favor deja que me vea.

Su murmullo, se había convertido en una extraña petición.

Taehyung decidió no mirar tanto al hombre que estaba arrodillado frente a él. No habló, ni mostró piedad en su semblante, solo se giró rápidamente, abrió la reja y caminó a casa...

Cuando Taehyung entró y fue a la habitación, vio que Jungkook ya no estaba allí.

El aliento de Taehyung recuperó su flujo normal cuando observó su figura delgada y erguida ligeramente escondida detrás de la pesada cortina de la sala de estar. No había movimiento en absoluto.

Taehyung suspiró y caminó suavemente hacia Jungkook:

—... ¿Todavía quieres comer espinacas?

Jungkook se dio vuelta lentamente, habían demasiadas emociones en sus ojos que no podían ser controladas. Taehyung no pudo entender lo que pasaba —o no quería entenderlo—. Sacudió la cabeza, extendió la mano y agarró la muñeca de Jungkook:

—Vamos a la cama.

Jungkook se sorprendió, pero luego sonrió, su expresión era suave.

—Acabas de hablarme de comida. ¿Por qué quieres que volvamos a la habitación?

Taehyung soltó la mano de Jungkook. Bajó la cabeza y apretó los labios. Cuando finalmente habló, su voz se volvió borrosa. Quebrada por las lágrimas que estaba soportando:

—Sé que sabes que está pasando... ¿Quieres verlo?

Taehyung sabía que Jungkook amaba a Yoongi, y también sabía que si iba y lo observaba al menos por un segundo... Tal vez no volvería con él otra vez. Sin embargo, todavía respetaba las decisiones de Jungkook. Como lo amaba, no podía soportar que fuese infeliz.

Jungkook parecía estar muy sorprendido y preguntó:

—¿Por qué debería verlo?

Ahora recordaba claramente el día en que decidió irse. Observó la cabeza de Yoongi desde el piso de arriba. Solo quería mirar su cara, pero el hombre no volteó ni una sola vez. Ya que Yoongi no le permitió hacerlo, él no dejaría que Yoongi lo viera, ni siquiera ahora. Algunas cosas ya no pueden arreglarse, algunas cosas estaban ya suficientemente destrozadas... No se puede esperar que un vaso de agua esté caliente cuando lo dejaste por años en el congelador.

Jungkook también sentía que Yoongi y él mismo estaban muy avergonzados, se habían humillado demasiado. ¿Por qué hacerlo todavía más

Jungkook se giró y golpeó las pesadas cortinas opacas:

—Me siento mal, voy dormir un rato... Pero no lo ignores, o se va a quedar allí por mucho tiempo más. No es de los que se cansa rápido.

Taehyung abrió la boca y no pudo decir nada. Miró a Jungkook lentamente, y notó que parecía no tener ningún apego a todo lo que había dejado detrás de él. No podía decir si se sentía afortunado o estaba decepcionado. Taehyung temía que Jungkook se fuera, pero aún más que eso, estaba triste de ver como Jungkook no tenía rastro alguno de nostalgia por este mundo. Yoongi y él, finalmente tenían una de las cosas más grandes en común: No podían dejar de amar a Jungkook pese a que no hay esperanza. Verdadero o falso, si es dolor o cariño, no hay gran diferencia.

La semana pasada se me rompió el teléfono. Estuve una semana pensando en el significado de la vida y adelanté muchos capítulos en mi laptop. ¿Les gustaría que hiciera una maratón esta semana?

Su carita *cry*

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