Capítulo 43
Yoongi no había dormido durante varios días porque siempre extrañaba a la misma persona. No podía dejar de pensarlo y no podía evitar sentir una terrible pena en su corazón. Para Yoongi todo era muy doloroso, desde el día en que salió del hospital hasta ese momento.
Cuando encontró a Kim Namjoon, creyó que el tema de su pareja sería un asunto razonable que pensaría a profundidad. No esperaba que ese hombre estuviera loco y tuviera a un idiota por hermano. Estaba claro que Namjoon estaba protegiendo a Taehyung y en ese momento, Yoongi se desanimó y detuvo cada engranaje que movía su vida mientras se autocompadecía y pensaba en que más hacer.
Ese día, Yoongi se quedó dormido en su escritorio. Estaba demasiado cansado y lo suficientemente agotado como para hacer algo más que respirar. Aunque adoptó una posición muy cómoda sobre su asiento, Yoongi no durmió bien. Parecía que su cuerpo todavía estaba conectado con el mundo exterior y con Jungkook, Taehyung y el cáncer. Comenzó a tener sueños muy reales.
En ese sueño, Yoongi sintió que todavía estaba en la escuela secundaria, en el aula de química. Le dijo al maestro que tenía sueño y antes de quedarse dormido sobre el pupitre, la última mirada que vio fue la del adolescente sentado a su lado. Estaba vestido con un uniforme escolar, su cabello era oscuro y suave, y realmente parecía prestarle atención a la clase. Su aura, era clara y pura.
—Mi pequeño Jungkook... —Yoongi escuchó a alguien llorar, pero cuando se despertó, se dio cuenta de que tenía un líquido frío y húmedo corriendo por su mejilla. No se movió de su escritorio, sus pestañas se cerraron un par de veces, y su voz era tan baja que parecía al punto de un quiebre:
—Regresa. Regresa a mí y permíteme cambiar.
Pueden tener gatos y cachorros. Pueden ser una familia verdadera esta vez y criarlos los dos juntos. Trabajarán duro y cuando él vuelva a casa, lo abrazará y lo besará por una infinita cantidad de tiempo, hasta que se haga de noche. Sollozó y le dejó su corazón entero al Jungkook que no podía oírle.
≫────°❅•❄︎•❅°────≪
En medio de la noche, Yoongi condujo por la carretera lo más lejos posible de su casa, porque había un soplo de Jungkook por los alrededores. Tal vez era su libro de poesía con olor a tinta o su ropa con fragancia a sándalo.
No había sensación de tranquilidad, no podía encontrar paz... Yoongi también estaba de mal humor.
Parte del dinero que utilizó para amenazar a Namjoon y parte de lo que gastó intentando localizar a Jungkook, era el capital de la compañía. La junta directiva ya no estaba satisfecha con él, pero afortunadamente había estado en el poder durante los años suficientes como para evitar que le despidieran.
Entrada la madrugada, al volver al edificio de departamentos y cuando finalmente se abrió la puerta del ascensor, vio a un joven delgado, sentado en la oscuridad junto a la puerta de su casa.
Su corazón saltó, pensando de pronto... Que tal vez podría tratarse de Jungkook. Tenía una figura delgada y parecía absolutamente triste mientras se abraza las rodillas.
Yoongi se encuentraba un poco nervioso, su corazón comenzó a correr en su pecho como si fuera un caballo desbocado y se sintió terriblemente arrepentido.
Se esfuerzó en atreverse a moverse, por tener el control de sus pensamientos... Pero entonces escuchó:
—Yoongi...
El otro hombre deliberadamente puso una voz suave, el sonido era asfixiado por las prendas que cubrían su boca. Extendió las manos y casi se arrastró hacia él.
Yoongi tenía la mirada oscurecida, sintiendo la cabeza pesada. Cuando se puso de pie, Yoongi no se movió y finalmente contestó:
—¿Qué estás haciendo aquí?
Jimin dijo:
—Vine a disculparme. Vine a pedirte que regreses a casa.
Yoongi de repente se echó a reír, burlándose de lo que escuchaban sus oídos.
—¡Pero que descarado!
Dejándose llevar por sus impulsos, Jimin se levantó y corrió hacía la cintura de Yoongi, sin embargo, fue lanzado de inmediato.
Jimin se encuentró severamente golpeado al impactar con la puerta de atrás e incrustar su piel con la manija, aunque ese dolor no podía compararse con las heridas que tenía en el corazón.
—Yoongi. ¡No me dejes! Por favor, sé que estuvo mal lo que hice... —El rostro de Jimin se veía pálido, lucía débil al dejarse caer contra los mosaicos— Podemos volver a hacer lo mismo que hacíamos antes. ¡Tomaré mi distancia! ¡Seré bueno!
La mirada de Yoongi era salvaje y se veía increíblemente incómoda. Caminó hasta llegar a su lado y lo sujetó con fuerza de la camisa.
—No digas palabras tan repugnantes en mi puerta.
Yoongi no quería escuchar más. Era asqueroso. Palabras asquerosas de un hombre asqueroso. Pronto, se sintió disgustado por haber sido tan indulgente con él.
Jimin se quedó sin habla, llorando a mares. Las lágrimas escurrían sin parar por sobre sus mejillas de melocotón y le provocaba suspirar involuntariamente. Después de mucho tiempo, habló de nuevo. Gimió:
—Yoongi, realmente... Realmente me gustas —Lo amaba de verdad, incluso si el hombre no era amable con él. Incluso si lo trataba como una puta y solo lo utilizaba para jugar. ¡Podía jugar con él si quería! No eran las lágrimas su pena. ¡Las gotas son su sangre! Su expresión estaba muy vacía, la mirada que le muestró era igual a la de un niño regañado—. No tomé tu anillo para hacerte daño... Yoongi, no te enojes... Yoongi, me dijiste que esperara por ti en la casa, pero casi nunca llegabas. Me has dado dinero y no lo he usado, ni siquiera lo de la tarjeta... No tomaría jamás ventaja de ti.
Su llanto era demasiado pesado, no se reprimió y dejó que Yoongi escuchara su pánico reprimido. Los dedos de Yoongi temblaron ferozmente, entendía los sentimientos profundos de Jimin y entendía el dolor que le obligaba a sollozar. Miró a Jungkook nuevamente en las pupilas de Jimin.
Yoongi le soltó, pestañeó de nuevo y asintió un poco confundido.
—De acuerdo —Suspiró, esperando que todo el asunto terminara si cooperaba con él—. Yo... Iré contigo mañana, pequeño Jungkook.
Jimin, sonrió y se rio como si hubiera recuperado el alma:
—¡Bien! Yoongi. ¡Te encontraré mañana entonces!
Jimin salió, aturdido. En realidad, Yoongi no había dicho un nombre equivocado para hacerle daño, ¿verdad? Era lo normal, era lo que merecía.
Caminó sin rumbo, su mente no estaba clara. La luz verde al final de la calle se encendió y un Maserati negro lo golpeó cuando se quedó parado justo en medio.
La sangre manchó el camino.
Su vida, a los ojos de las personas que no tuvieron nada que ver con él, solo merecía una pequeña sección en el periódico del día siguiente.
Jimin no se merecía eso, en mi opinión.
Yoongi hizo que Jimin se obsesionara hasta el punto de no poder vivir sin él. Lo enamoró, pero ahora que se arrepintió quiso dejarlo tirado después de que ya se enterró en lo más profundo de su corazón tan dolorosamente.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro