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Capítulo 42

Jungkook y Taehyung se quedaron abrazados en la noche. Al día siguiente, Taehyung comenzó con su rutina desde muy temprano. Miró el rostro delgado de Jungkook durmiendo profundamente sobre la cama... Su corazón estaba tan destrozado que huyó apresuradamente y comenzó a llorar una vez que estuvo ya muy lejos de él.

Por primera vez en su vida, sientió que era incompetente.

Se sentó en la sala de estar. No sabía para que dirección le corrían los pensamientos y sus memorias, como si quisieran jugarle en contra, le hicieron ver la sonrisa de Jungkook en los últimos días. Taehyung agachó la cabeza, se abrazó como si estuviera experimentando un terrible frío, y pronto se sintió más angustiado que antes.

De repente se oyó un ruido en la puerta. Había palabras de impaciencia y unas cuantas maldiciones provenientes del otro lado. Taehyung se levantó y fue a abrirla solo para ver a Namjoon, parado en el marco como si quisiera matarle.

Namjoon vestía un traje negro de corte fino, y el cabello se lo peinaba meticulosamente hacia atrás utilizando laca. Las gafas planas con el fino marco de alambre dorado en la curva de su nariz reflejan la luz fría de la mañana. Los gruesos labios del hombre estaban curvados con ligereza en un gesto de ira total que se desató completamente cuando Taehyung dijo:

—¿Hermano? ¿Qué haces aquí? Me hubieras llamado para que fuera por ti...

Allí fue cuando Namjoon le dio una bofetada.

—¿Eres imbécil?

Namjoon parecía estar incómodo. Cuando lastimaba a su hermano, la persona que más quería sobre el mundo, siempre comienzaba a actuar como si estuviera arrepentido de inmediato. Estaba enojado y las líneas que se marcaron en su frente le hacían parecerse demasiado a Taehyung y a su padre. Luego, caminó al interior de la casa y cerró la puerta de un fuerte azote.

Taehyung se quedó atónito, pero no parecía estar dispuesto a enojarse con él. Mucho menos quería pelear.

—Hermano, ¿qué pasa?

—¿A quién demonios dijiste que te llevaste hace unos días?

Taehyung no entiendió lo que está mal. Su hermano sabía lo que hizo porque se lo contó detalladamente durante una cena. Siempre lo había estado protegido, siempre parecía estar dispuesto a apoyarle entonces, ¿por qué no quería hacerlo ahora?

—Me lo llevé porque quería ayudarlo... Está conmigo porque lo amo.

—¿Debo alabarte? ¡Felicidades! ¡Eres todo un santo! ¡Mi empresa se está viniendo abajo, por todos los cielos! No te puedo encontrar, no contestas el celular. ¡Ese maldito hombre me está mordiendo como si fuera un perro rabioso! ¡¿Sabes cuánto dinero perdí en estos días por tu estúpido juego de Romeo?!

Taehyung terminó enojándose.

—Maldición. Dijiste una vez que Min Yoongi está buscando todo el tiempo amantes para jugar, ¿no?

—¿Eso qué demonios tiene que ver?

—¡Creo que estás enojado porque tú estás más metido en esto de lo que quieres aceptar!

El carácter de Taehyung era más fuerte que el de Namjoon, y la voz que emitió de pronto, tan grave y tan molesta, le provocó retroceder:

—¿Qué dices? ¿Qué crees que yo...? ¿Cuánto tiempo piensas que trabajé para él? Conocí a su padre, a su jefe. ¡Dios! ¡Acaso eres imbécil! ¡Tú! ¡Enorme pedazo de...!

Taehyung frunció el ceño y colocó una mano frente a él.

—Cállate. Si Jungkook escucha un sonido tan fuerte, se despertará.

Namjoon se burló.

—Si vas enserio con todo este asunto homosexual, ¿por qué no encuentras a otro hombre con el que puedas dormir? No es como si fuera difícil para ti, ¿verdad? Honestamente, si este chico estuvo envuelto con Min Yoongi, entonces debe ser un cualquiera.

Los ojos de Taehyung se abrieron de golpe, y le dio un puñetazo sin previo aviso.

Los dos hombres gritaron y lucharon hasta que cayeron sobre el suelo. Namjoon se sintió sorprendido cuando su hermano logró aventarlo fácilmente contra la mesa de café en el centro de la sala. Para él, seguía siendo un niño sin importar lo mucho que creciera últimamente.

Se levantó y se atrevió a contraatacar gritando:

—¡Eres un infeliz! ¡Caprichoso! ¿Sabes cuánto dinero perdí? ¡Fueron tres días! ¡Tres días de 20 jodidos millones cada uno! ¿Crees que tengo tanto como para gastarlo en ti? No me importa lo que hagas o con quién te vayas o con quién te acuestes, ¡pero no me metas en esto! ¡Menos si tiene que ver con Min Yoongi! ¿No te he tratado bien en este tiempo? ¡Piensa como se sentiría papá!

Taehyung se separó y se quedó sin aliento mientras trataba de encontrar alguna pizca de compostura dentro de su cuerpo.

Namjoon era demasiado manipulador, desde siempre. Para ganar sus peleas, desenterraba a las personas más queridas en el corazón de Taehyung con el fin de arruinarlo. Incluso si Jungkook era el "esposo"de una persona tan poderosa como Yoongi, ahora estaba tan metido dentro de su alma, que no podía verlo como menos que una intensa luz blanca. Algo hermoso y radiante.

Namjoon no tenía ningún derecho para hablar de él. Iba a responderle de la misma manera desmoralizante, pero de repente vio a su hermano mirando detrás de él con una expresión absolutamente sorprendida en la cara. Pudo jurar que escuchó como el aire se le atoraba en la garganta y entonces, tuvo inevitablemente un mal presentimiento.

Jungkook estaba parado en el pasillo, detrás de un adorno de maderas de bambú. La habitación estaba fría y lleva únicamente un pijama delgada. El rostro de Jungkook estaba pálido, y sus ojos ligeramente entrecerrados hacían imposible que Taehyung pudiese ver con claridad las emociones en su interior. Nadie podía saber cuánto tiempo llevaba allí.

—¿Quién eres?

Namjoon frunció el ceño y se arregló el traje que Taehyung había logrado desordenarle. No pudo evitarlo, se sentía incómodo.

El corazón de Taehyung era caótico. Una desordenada masa de sentimientos. Cuando dio un paso hacia adelante, se detuvo, volteó el cuerpo y le dijo suavemente a su hermano:

—Él es Jungkook.

Jungkook levantó su cabeza ligeramente, sus ojos estaban un poco vacíos:

—Taehyung, acabo de ver a través de la ventana, las plantas en el jardín crecieron un poco. ¿Ya las viste? Las hojas son inmensas.

Namjoon estaba un poco sorprendido. Nunca hubiera pensado que este era el Jungkook causante de tantos conflictos. Al principio pensó que, si podía retener a Yoongi y podía seducir tan intensamente a su hermano, entonces seguro era un ser exquisito con un encanto arrasador... Como esas mujeres que te llevaban a la cama sin hacer el más mínimo esfuerzo. No esperaba que fuese así.

Sus cejas estaban elevadas de una forma melancólica, sus ojos parecían solitarios y su rostro estaba inmensamente pálido. La memoria de Namjoon siempre había sido buena y de repente recordó que Taehyung le dijo una vez que el amante de Yoongi era su paciente. Si ese era el caso, ¿eso significa que tenía cáncer?

Namjoon se sintió ridículo. Esa es la primera vez que se enfrenta con algo así. Él era un hombre de negocios, un hombre que hacía cálculos claros e interpreta los valores que se podían intercambiar en el mercado, como si fueran fichas de dominó. Namjoon no sabía demasiado de las relaciones humanas y no entiendía qué beneficios podía aportarle a su hermano un amorío como ese. Gastaba esfuerzo, gastaba dinero, seguramente no lo podía tocar y estaba seguro de que no tenía muchas esperanzas de salir con vida.

Namjoon no pudo nunca comprender a Yoongi. «Un niño escandaloso se vuelve un adulto escandaloso» Pensó.

A Taehyung, por el contrario, no le importaba lo que opine su hermano. No podía ver a nadie excepto a Jungkook. Taehyung se acercó a Jungkook y le rodeó el cuerpo con un abrazo gentil pero angustiado.

—Veamos si los dos perros se levantaron ya, ¿de acuerdo? Si están dormidos, los despertamos y salimos todos juntos de excursión.

Los reflejos de Jungkook le provocaron ocultar su cabeza en el pecho del doctor y cubrir las lágrimas que no podía contener. Él tenía miedo de que lo ame de esa manera porque lo estaba dañando. Escuchó lo necesario, los puntos clave... Y ahora tenía pavor. Sabía que no le quedaba más que aguantar, volver de piedra el corazón que todavía lo quería tanto y aferrarse al hombre que lo salvó del frío invierno de Busan. No podía dar la vuelta, no podía dudar. No podía regresar.

Namjoon frunció el ceño y murmuró:

—Taehyung. Vuelve a Busan conmigo.

No importaba lo que pasara, no podía ver a su hermano herido. Triste por un futuro que no iba a sonreírle.

Taehyung no escuchó, en cambio abrazó con mucha más fuerza a Jungkook.

—No voy a dejarle.

El tono de Taehyung era increíblemente suave.

—Hermano, podemos traerlo con nosotros. Puedo ayudarte a cuidarlo, tú conoces a más expertos en Busan...

Taehyung no lo soltó, su temblorosa voz viajó desde la suave curva del cuello de Jungkook:

—Prometí quedarme en Daegu. No le gusta ir al hospital, no le gusta la nieve de Busan. El viento cálido está en Daegu. ¿Por qué lo llevaría de nuevo a morir congelado?


En mí país hoy es el Día del Padre. Les deseo un feliz día a sus papás. 

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