Capítulo 37
No puede haber peor partida en el mundo que cuando no puedes alcanzar a despedirte.
Yoongi estaba de pie en una sala de estar vacía, y no podía evitar destrozarse los dedos con los dientes. Su mente todavía estaba hecha un caos. No puede entender por qué Jungkook se fue. «¿Dónde está? ¿Con quién está?» Se quedó allí y de repente se sintió impotente. Yoongi nunca ha estado solo y mucho menos podía imaginarse el ser abandonado.
Al llegar a casa después de un largo tiempo, quitaba los dos tazones que Jungkook colocaba en la mesa y le decía que dejara de actuar de una forma tan ridícula.
- Cuando no vuelva, pon un plato y ya.- Le dijo la última vez, al reclamarle el por qué no había estado en casa durante diez días.
Ahora, porque Jungkook no estaba detrás de él, pudo comprender sus sentimientos.
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Taehyung no se tomó un descanso y cuanto más se movía hacia Daegu, más cálido comenzó a sentirse el clima.
Taehyung ayudó a Jungkook a bajar del auto cuando se detuvo en una gasolinera. Le entregó la correa de un perro y le dijo:
— ¿Lo sostienes?
Jungkook no contestó, pero tomó la correa y tuvo mucho cuidado al pasearlo. Lo sujetó firmemente, sonriendo de una manera tan brillante que provocó a Taehyung preguntarle:
— Si te gustan tanto los perros, ¿Por qué nunca criaste uno?
Taehyung sonrió y Jungkook negó con la cabeza.
— A mi... a mi familia no le gustaban.
Taehyung pudo imaginar lo que estaba a punto de decir, y su corazón se sintió pesado de repente. «No importa que tanto lo desee, no puedo tocar el tema en este momento».
Al subir al auto de nuevo, Taehyung abrió la ventanilla. Le dijo a Jungkook que podía quitarse el abrigo y guardarlo en la parte de atrás, pero ni con la brisa más ardiente parecía querer quitárselo. Las tarjetas eran importantes y sintió que en el momento en que quitase las manos de ellas, desaparecerían. Jungkook le explicó que no quería perder sus wons... Taehyung lo escuchó y se rió. No fue una burla maliciosa, solo pensó que eso sonaba gracioso. Jungkook inclinó su cabeza para verlo.
— ¿Quiere oír qué pasó?
Taehyung suspiró.
— Solo si está bien para ti.
Avanzaron un par de kilómetros más. El ambiente parecía estar tenso y Taehyung estaba listo para decir que no debía forzarse... Entonces lo escuchó decir:
— Yoongi y yo estuvimos juntos durante más de una década. Estaba completamente enamorado de él... Pero siempre supe que lo que yo podía ofrecerle, nunca sería igual a lo que le daría una mujer. No podía darle un cuerpo suave que besar en las noches y no podía dar a luz a sus hijos.— Palmeó suavemente la cabeza del perro y luego volteó a ver a Taehyung. — Debí nacer mujer en un principio... Siempre me dijeron que una relación entre dos hombres no tenía futuro y yo... Yo no lo creí.
Taehyung negó con la cabeza.— Incluso si la homosexualidad no es aceptada por la gente común... Es amor. Estoy sorprendido por como te enfrentaste siempre a los ojos del mundo.
El castaño no dijo nada más, pero eso no significaba que no lo entendiera. Taehyung podía tener pensamientos serios siempre que se trate de sí mismo, pero cuando estaba Jungkook tenía la ilusión de que su cerebro estaba demasiado lleno. Taehyung se arrepentía de ser así. No era tan bueno escuchando como posiblemente pensaba Jungkook que lo era. Él era simplemente estúpido y su coeficiente intelectual estaba cayendo frente a su persona favorita.
No quería pensar que Jungkook fue tocado por alguien más, no quería estar celoso, pero le parecía algo imposible de lograr. Taehyung escuchó solamente un párrafo de su vida. ¿Cómo podría estar satisfecho con solo eso? Él prefería tener una idea más clara de todo lo que había vivido para moverse con mayor libertad. ¿No es eso un poco egoísta?
Para el enamoramiento de Jungkook hay una historia de diez años. Él era bueno, era puro y de seguro era el más obsesionado y enamorado. Es decir, ese hombre era el amor de su vida. Y su felicidad no duró toda la vida, sino un par de meses.
— Lo siento. Por lo que te pasó.
Jungkook sonrió.
— No hay nada que lamentar. No fue culpa tuya.
Sin embargo, de igual manera, Taehyung no logró calmar su enojo. No podía comprender cómo una persona que se ríe y se sonroja hasta el lóbulo de sus orejas pudo ser tratada tan vilmente. ¿Cómo pudo haber vivido tanto frío?
Esa es la consecuencia de abrir las puertas de su alma a la persona equivocada. La herida estaba supurando.
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Las dos personas dentro del automóvil dejaron de hablar por un largo tiempo. Jungkook estaba muy cansado ese día, sentía dolor en sus huesos y pensaba que no podía mover más las manos. Frunció ligeramente el ceño con la frente apoyada en la ventana.
Taehyung miró a Jungkook con un gesto de preocupación. Disminuyó la velocidad del auto, extendió su mano y tocó la frente de Jungkook. Tenía fiebre.
— ¿Tienes frío? — Taehyung tomó su abrigo y lo cubrió completamente.— Espera un poco, tardaremos unas cinco horas en llegar. Espera a que vaya por el viaducto y luego, podremos ver la pequeña ciudad. Encontraré medicina para reemplazar la que tomas normalmente.
Taehyung no culpó a Jungkook por correr precipitadamente fuera de su casa sin empacar sus medicamentos, porque sabía que su vida ya era suficientemente dolorosa como para regañarle todavía más por ser impulsivo. Obviamente la situación lo obligó.
— ¿Qué hora es? — Preguntó débilmente. Taehyung miró el reloj que se mostraba en el tablero y respondió:
— 11:59
El cielo de repente se llenó de fuegos artificiales que parecían tener forma de un espíritu mitológico. Deben ser fuegos artificiales provenientes de las pequeñas provincias próximas a la autopista.
— Ahora deben ser las doce en punto.
Jungkook se inclinó hacia adelante y miró los fuegos artificiales. Algunas de las marcas en su rostros y las líneas de sus cejas le hacían tener un aire puro y feliz. Como si fuera un niño. Taehyung también se relajó un poco.
— Feliz año nuevo. — Sonrió Taehyung.
Taehyung de pronto pensó en algo. Mientras conducía y miraba alrededor, se inclinó y buscó a ciegas algo dentro de su guantera. Le tomó casi dos minutos dar con una caja llena de Tofis.
— Dicen que, si comienzas el año nuevo comiendo algo dulce, tu vida será dulce todos los días.
Jungkook tomó la caja de dulces y le dió las gracias. No sabía que sus ojos estaban rojos a causa de las lágrimas que estaba conteniendo. Ya había olvidado la última vez que comió azúcar, podría decirse que ni siquiera recordaba cómo sabía. La temperatura del caramelo era igual a la temperatura de su mano. Esperaba que Taehyung tuviera razón, y sus días pudieran ser tan dulces como lo que estaba comiendo.
Su estado de ánimo es mejor ahora que hace un rato. Aunque sus cejas aún delataban el cansancio que sentía, sus ojos mostraban una luz encantadora. Miró al médico que todavía estaba conduciendo, rasgó el empaque de papel que estaba lleno de azúcar y le entregó un pedazo.
— Come tú también.
A Taehyung le encantaban los dulces. Esa era la razón principal por la que existía esa caja de Tofis en su auto. Sin embargo, no se sentía cómodo siendo alimentado por Jungkook, pero... ¡Por un demonio! ¡Era casi imposible rechazarlo! Los dedos blancos como la nieve de Jungkook rozaron suavemente sus labios y Taehyung, hizo un gran esfuerzo para contener la mordida que quería darle a esa mano cubierta de azúcar.
Los segundos en ser alimentados por Jungkook fueron los dos perros. Después de estar sentados durante mucho tiempo mordiendo sus patas y bostezando uno sobre el otro, parecían estar alegres por tener algo nuevo que hacer.
Jungkook se metió el último Tofi en la boca y lo masticó detenidamente.
Cuando Taehyung lo miró de nuevo, Jungkook se había quedado dormido otra vez. Sus cejas no estaban elevadas y la línea de sus labios estaba curvada suavemente en una leve sonrisa. Ya no estaba llorando.
En el próximo capítulo veremos a Yoongi sufrir finalmente.
Probablemente actualice entre la semana porque estoy muy emocionada por publicar el próximo capítulo.
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