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Capitulo único : nos vemos bien juntos

Ahí estaba Seonghwa de nuevo tras la roca de siempre, observando a los humanos que se bañaban en el mar y a los que estaban en la arena, ya sea golpeando esas esferas de colores, sentados en sillas o paseando. Yeosang le había dicho que era un poco perturbador, pero qué sabía la bruja si no había visto lo fascinante que eran las personas, ¡Ellos no tenían aletas o escamas!, caminaban con lo que había descubierto se llamaban piernas y respiraban por la nariz. Él también tiene una pero no respira por ahí.

Mientras su mirada recorre la playa ve una peculiar cabellera a lo lejos, entrecierra sus ojos celestes para enfocar su vista y ve al humano más bonito que había visto en todo el tiempo que tenía yendo a esa playa. A esa distancia apenas puede ver la forma delgada de su cuerpo, a diferencia de las otras personas en la playa él va más cubierto, las ropa que tiene puesta cubre más su piel. Hwa lo lamenta porque le gustaría ver más de su cuerpo.

Apenas puede ver algunas facciones de su rostro, solo distingue una nariz pequeña y respingada y una sonrisa preciosa que le encantaría mirar más de cerca.

Al parecer está comprando algo porque intercambia cosas con otros hombre, algo mayor, que tiene una caja en sus manos.

Cuidadosamente sale de su escondite, la piedra más grande de esa zona; está bastante cerca a la orilla, pero lo suficientemente lejos para no ser descubierto. Se acerca más a la orilla, tratando de alejarse de los humanos que nadan más al fondo.

Se esconde detrás de otra roca, bastante más pequeña, pero cubre su cuerpo de minihumanos curiosos.

Desde ahí puede ver mejor, su corazón salta en su pecho al ver como el joven de cabello mitad rubio y mitad pelinegro parece acercarse más al mar. Ahora puede apreciar mejor su rostro.

Seonghwa siente que podría mirarlo todo el día, nunca se cansaría de mirar a esos ojos oscuros y atrapantes que tiene o aquella sonrisa brillante y cálida que le mostró a aquel hombre. Su rostro era tan perfecto que, el siente, opaca a cualquier sirena o humano que haya existido. Era simplemente perfecto, tanto que quería guardarlo solo para él.

Un suspiro suave sale de entre sus labios al verlo caminar con tranquilidad por la arena.

No puede creer que pueda existir alguien tan hermoso, que solo caminando pueda verse como si fuera un dios.

Su ceño se frunce levemente y un puchero se forma en sus labios al verlo acercarse hacia la escalera por la que los humanos siempre se van y ya no vuelven. Eso significaba que el tampoco volvería ese día y quien sabe cuándo lo haría.

En ese momento odió tener una estorbosa aleta rosada que no lo dejaría hacerse paso hasta el humano. Se cruza de brazos al verlo continuar con la subida, alejándose cada vez más hasta que ya no puede distinguirlo en la lejanía.

Coloca su codo sobre la piedra y luego apoya su cabeza en su mano palmeada, mirando por donde fue con un sentimiento de tristeza algo extraño en él.

Por algunos minutos se queda pensando mientras su mirada se mantiene en aquel puente, su cerebro trabaja rápidamente pensando en alguna forma de poder estar cerca de aquel humano de cabello curioso. Había visto a muchos humanos pasar por esa playa, pero ninguno le había parecido tan interesante y magnético, era un sentimiento completamente nuevo el que nacía desde lo más profundo de él. Y quería volver a sentirlo por lo que una grandiosa idea cruzó por su mente.

Con la energía recargada se hunde en el mar y empieza a nadar hasta la guarida de la bruja más poderosa de los siete mares; su amigo Yeosang.

Moviendo su aleta lo más rápido que puede avanzar rápidamente entre animales marinos y arrecifes bastante conocidos hasta una cueva un poco difícil de acceder, en la entrada hay varios carteles de peligro y de no acercarse. Seonghwa ignora los carteles y saluda al jardín de almas de la bruja con una reverencia.

-Hwa, es bueno tenerte por aquí.

Es el saludo que recibe a penas ingresa. La bruja está de espaldas ordenando algunos frascos con contenidos intrigantes, ni siquiera voltea cuando le agita la mano como saludo.

-Necesito piernas. - Dice con seguridad mientras se apoya en el gran caldero que hay al centro de la gran cueva. No hay saludo, sabe directamente a lo que va y se lo informa.

Sus palabras llaman la atención del mitad pulpo, este se voltea rápidamente impulsándose con sus tentáculos hacia la sirena, cuando está frente a esta alza una ceja, lo analiza de aleta a cabeza.

-¿Piernas? ¿Para que necesitas piernas? - Yeosang pregunta confundido -¿Te enamoraste de un humano y ahora quieres ser "parte de ese mundo" para poder estar con él? - hace comillas al hablar, parece un poco indignado. - Eso no funcionará dos veces.

Concluye con seriedad y Seonghwa siente que se ha perdido de algo, porque no entendió absolutamente nada.

Yeosang era tan extraño a veces.

-Bueno, quiero ir a la superficie para ver al humano más lindo que existe. - Su voz suena emocionada, sus ojitos brillan ante el recuerdo.

La bruja se confunde aún más, ¿de que hablaba Seonghwa? Jongho no era humano hace mucho tiempo. Y, aun así, si quería ver humanos podría hacerlo desde la comodidad de su roca. Yeosang cree que la contaminación de la playa a la que va está empezando a afectar a la sirena.

-Pero no quiero ninguno de tus contratos turbios, nada de darte mi alma o algo así. - Aclara la sirena, amenazante mientras lo señala con el dedo índice. Yeosang ni siquiera pudo decirle nada acerca del precio que debía pagar.

-Bueno, tu alma no. Pero podrías traerme algunos ingredientes humanos que necesito para hacer pociones. - Murmura el semipulpo mientras sus tentáculos se estiran hacia distintos estantes y agarran distintas botellas e ingredientes.

Seonghwa asiente, piensa en qué clase de cosas raras le pedirá, tal vez lágrimas de bebé humano o dedos de humano muerto, la idea le provoca escalofríos.

La sirena mira como Yeosang vierte distintos líquidos en el caldero, sale humo de colores e imágenes raras, hay explosiones y escucha como burbujea el líquido dentro de él. También agrega cosas extrañas como gusanos de mar, una lengua de quien sabe qué y una aleta de tiburón. No dice nada mientras la bruja susurra cosas que no entiende. Es mejor no molestarlo mientras hace sus cosas de bruja, capaz y luego sale mal y en vez de piernas le da tentáculos o lo convierte en un gusano de mar.

Pasan algunos minutos y el rubio finalmente deja de susurrar, está mezclando con una vara aquel líquido y lo mira.

-Te daré un collar, apenas salgas del mar tu aleta se dividirá en dos piernas de humano. - La bruja empieza a explicar. - Pero no es tan sencillo, tienes que aprender a caminar con esas piernas. También tienes que aprender algunas cosas de los humanos, sus costumbres son completamente diferentes a las de las sirenas.

Y pasaron una hora hablando sobre cultura humana básica; como caminar, como comer con ¿tenedor? (que era como una versión chiquita del tridente de Poseidón), algo de modales y un sistema económico algo tonto a su parecer, ¿cómo te pueden cambiar comida por un pedazo de papel?

Pero quien era Seonghwa la sirena para juzgar a los humanos.

Cuando finalmente tiene el collar en sus manos piensa que podría verse mejor, es apenas una pita amarrada a una piedra. En su rostro se ve la disconformidad. Quiere decirle a Yeosang que es horrible pero la bruja se adelanta.

-No lo voy a cambiar y no me importa si no te gusta.

Yeosang lo mira con seriedad y luego se escucha un grito fuera.

-Y ya vete, creo que ha llegado un cliente.

Seonghwa asiente y se despide agitando su palmeada mano. En su salida se cruza con un joven que, en vez de cola o tentáculos, tenía una gran cola de serpiente marina. Lo saluda con una reverencia, aunque el otro está lo suficientemente asustado como para no darse cuenta de esto.

Seonghwa se compadece, Yeosang puede ser bastante intimidante cuando se lo propone.

[...]

Al día siguiente Seonghwa está de nuevo tras aquella piedra, trae el amuleto que le dio la bruja y trae algo llamado "falda" cubriendo la mitad de su aleta, por si su humano aparece y tiene que salir del mar. Según Yeosang a los humanos no les gusta ver a otros humanos sin nada y como él no quería incomodar a los humanos accedió.

Entonces está ahí, esperando ver de nuevo al chico de cabello bicolor, en su mente cuando el aparezca se acercará y su aleta se convertirá en dos piernas, entonces el podrá acercarse y poder verlo de cerca, mirar su rostro detenidamente y apreciar cada detalle que desde esa distancia no ve, le diría que es muy lindo y aquel chico le diría que él también era muy lindo y se darían un beso y serían felices.

Pero el humano no llega ese día.

Tampoco lo hace al siguiente. Ni al siguiente de ese. O el que le sigue.

Seonghwa empieza a impacientarse. Está planeando seriamente salir de la playa a buscarlo por su propia cuenta cuando, por el rabillo del ojo, puede ver aquella distintiva cabellera bicolor.

Su corazón late fuerte al notar que el humano está caminando por la orilla del mar mientras mira hacia el cielo, el sol le da directamente en el rostro, lo que lo hace ver brillante y Seonghwa solo puede suspirar con admiración.

Pronto recuerda por qué deseaba tanto que viniera y empieza a nadar suavemente hacia la orilla, yendo hacia una zona con poca gente. Apenas se encuentra incapaz de mover su aleta y lo suficientemente fuera del mar puede ver su aleta desvanecerse lentamente hasta convertirse en un par de largas y delgadas piernas con algo curioso en la punta de ellas, se sentía extraño tener un par de ¿pies? (cree recordar que se llaman así) con pequeñas cositas saliendo de ellos.

Okey, no sabe cómo caminar, aunque Yeosang le explicó que debe mover un pie y luego otro, cuando intentó ponerse de pie sus piernas temblaron y no pudo hacerlo, es muy frustrante y lo hace formar un puchero con sus labios.

-¿Estás bien? - le pregunta una voz suave con preocupación.

Seonghwa mira hacia arriba y, aunque está a contraluz, ve al chico que había estado en su mente durante los últimos días. De cerca se ve tan bonito y etéreo, sus ojos brillan, aunque tenga una expresión de asombro y miedo en ese momento.

La sirena se siente tan feliz que lo mira sonriente y con los ojos brillando, deja ver una hilera de dientes puntiagudos y filosos en lo que podría decir es su mejor sonrisa, una que siente de verdad.

El chico retrocede por instinto, no entiende qué es lo que está viendo, si es un producto de su imaginación o es real. Las escamas rosadas en su piel, sus orejas en punta y aquella dentadura le hacen recordar a las representaciones comunes de las sirenas, pero aquel joven no tenía una gran aleta, solo un par de piernas comunes y corrientes.

-Estoy bien- le responde con la voz más angelical que pudo haber escuchado.

La sirena intenta levantarse de nuevo mientras Hongjoong está parado mirándola fijamente, tiene miedo, pero al mismo tiempo siente curiosidad. Porque a pesar de no ser mitad pez el chico es un poco aterrador, sus dientes filosos le dan ganas de correr lejos y esconderse, pero la sonrisa curiosa que le muestra produce una ternura que no puede explicar dentro de su ser, una intención de cuidarlo a pesar de que, claramente, podría defenderse sin su ayuda.

Mira sus piernas temblorosas mientras intenta mantenerse en pie, suelta una sutil risa al notar que intenta que todo parezca bien mientras parece Bambi recién nacido.

-¿Quieres que te ayude? - La voz dulce del humano hace que las mejillas de Seonghwa se coloreen de un color rosado fuerte. A pesar de tener un leve temblor siente que quiere escucharla más.

Hwa asiente con una sonrisa tímida mientras extiende sus manos aún palmeadas hacia el joven, cuando esté las toma su corazón se siente cálido. A comparación de las suyas que están usualmente rugosas por su vida bajo el mar, las del bajito son lisas, suaves, pequeñas y delicadas, el sostenerlas se siente simplemente correcto.

Apoyándose en el más bajo puede sostenerse correctamente de pie, sus piernas rectas posicionándose firmemente contra la húmeda arena.

Hongjoong siente que todo es tan surrealista, las manos palmeadas del joven frente a él se sienten un poco extrañas, la membrana entre sus dedos es de un color rosado suave al igual que las escamas esparcidas por el resto de su piel. Sus manos son frías y húmedas, pero al mismo tiempo se sienten cálidas.

Cuando está a su altura el menor puede darse cuenta de que el chico de cabellos rosados es un poco más alto que él, que tiene unos ojos celestes hipnotizantes y que es precioso, es uno de los seres más lindos que ha visto en su vida. Una belleza exótica que muchos quisieran tener.

-Perdón por eso, no me presenté, soy Seonghwa- la sirena habla con un ánimo renovado, deja la vergüenza de lado y le da un apretón a su mano derecha.

El humano asiente con una sonrisa.

-Soy Hongjoong, es un gusto conocerte Seonghwa.

Luego de las presentaciones Hongjoong lo ayuda a caminar hacia una zona alejada de la playa, porque si lo vieran mucha gente entraría en pánico y unas cuantas otras, con sed de fama y dinero, harían todo lo posible para atraparlo.

Cuando están ahí se sientan sobre la arena y Hongjoong por fin se da cuenta de que Seonghwa está semidesnudo, sus mejillas se sonrojan al ser descubierto por Seonghwa mientras miraba fijamente hacia su torso.

La sirena sonríe mientras mira fijamente el rostro del de cabellos bicolor. Cuando estaba lejos no podía apreciarlo, pero ahora lo haría. Recorrió con la mirada su perfil un par de veces, sus facciones eran delicadas, pero aun así muy masculinas, sus labios levemente gruesos habían llamado mucho su atención al igual que sus pestañas largas y rizadas.

Estaba embobado mirándolo hasta que Hongjoong lo mira a los ojos. En ese momento siente algo a lo que no podía darle un nombre, sus pupilas se dilatan y puede sentir su corazón latir rápidamente en su pecho, sus manos pican por sostener su rostro y admirarlo por siempre.

Su ensoñación se rompe cuando el menor desvía la mirada y hace una pregunta.

-¿Qué te trae por aquí, Seonghwa?

El tono nervioso que ocupa provoca una sonrisa en el rostro de la sirena.

-Tú. - es su única respuesta.

La reacción del humano le parece graciosa porque sus mejillas nuevamente se encendieron y una risa baja sale de entre sus labios.

-¿Yo? Ah, ya veo.

El corazón de Hongjoong se alegra al escuchar eso, las típicas mariposas empiezan a revolotear en su estómago. Se siente importante porque aquel estaba ahí por él, incluso sin saber usar sus piernas y sin ser humano estaba ahí por él.

Esquiva su mirada por un par de segundos. La mirada de Hwa es fija e intensa sobre el humano.

-Sí, te vi hace unos días desde mi roca para observar humanos y me pareciste el humano más lindo que he visto en mi vida, y he visto muchos humanos pasar por esta playa. - Cuenta la sirena, aunque Hongjoong ni siquiera le preguntó. -Pero tú tienes una belleza especial que me dan ganas de observar para siempre.

Tan directo como acostumbraba Seonghwa expresa lo que pensaba acerca de él, lo que pone aún más nervioso a Hongjoong. Una sirena (conocidas por ser los seres más bellos en el mundo) había dicho que su belleza era especial. Su autoestima sube hasta niveles estratosféricos y sus mejillas se colorean de un rojo aún más brillante.

No puede decir nada en respuesta, no es capaz de hablar porque siente que tartamudearía. Pero no es necesario porque Seonghwa continúa hablando.

-Entonces fui con Yeosang, la bruja del mar y le pedí que me diera piernas para poder acercarme a ti. Él me dio este collar- señala a su pecho y a la curiosa roca en el centro de este. - Es un poco feo la verdad, pero me dio piernas, aunque no sepa usarlas muy bien.

Una pequeña risa aguda de escucha por parte de la sirena al ver la cara de Hongjoong; que tiene la boca levemente abierta en una expresión de asombro un poco graciosa.

-Entonces, ¿hiciste eso solo para verme?

Hongjoong no negará que eso lo hace sentirse aún más especial y único, cuando la sirena asiente su corazón casi se sale de su caja torácica de lo rápido que late.

Además, la mirada de Seonghwa es preciosa y está enfocada únicamente en él, en cada gesto que hacía, en cada movimiento. Los nervios eran inevitables.

-Recientemente me mudé cerca de aquí- Cambiar de tema es su escapatoria a aquellos sentimientos que se hacen grandes en su pecho. -Hace una semana para ser exactos, con mi novio.

Entonces la sonrisa de Seonghwa decae y eso intimida a Hongjoong.

-A pesar de tenerle miedo al mar nuestro departamento queda cerca de mi trabajo, así que nos convenía.

Las sirenas son celosas por naturaleza así que al escuchar la palabra "novio" su cerebro trabaja rápidamente pensando en quien podría ser él, aquel que tiene lo más precioso que ha podido ver, aquel que puede tener lo que más anhela.

Las horas pasan, aunque el mitad humano no puede dejar de pensar en que Hongjoong tiene novio, se conocen en ese tiempo. Seonghwa empieza a sentir una especie de adoración cuanto más sabe de él, de su gusto por la música o de su desagrado por el sabor específico de algo llamado choco menta.

A las ocho en punto de la noche Hongjoong dice que tiene que irse, el corazón de la sirena se aprieta sabiendo que es por ver a ese novio que mencionó, no quiere que ese momento que creó se acabe tan rápido.

El humano se da cuenta del cambio de ánimo en la sirena y promete volver al día siguiente a verlo para seguir conversando y que le enseñe más de él.

Con aquella promesa el corazón de Seonghwa se siente más tranquilo y se despide de Hong con un sonoro beso en la mejilla.

[...]

De vuelta en la cueva de Yeosang, Seonghwa le pide que "mejore" su amuleto para que, además de darle piernas, le quité todo lo que lo haga ver como una sirena, quería verse más humano.

-Debiste especificármelo antes. - Responde molesto.

Yeosang tiene muchas cosas que hacer y llega la sirena a disponer de su tiempo pidiéndole otro amuleto cuando el que tiene es bastante útil y le dio lo que quería.

Pero tampoco podía negarse porque no había visto a su amigo interesado en alguien hace mucho. La última vez se había enamorado de otra sirena llamada Soobin que terminó enamorándose de otra llamada Yeonjun. Y aquello fue hace unos 7 años.

-Por favoooor, Yeoooo- pide la sirena.

Seonghwa junta sus manos mientras sigue a Yeosang por toda su cueva, sabe que se está haciendo el difícil.

-Está bien, pero el precio subirá.

Y Seonghwa suspira profundo.

Repitiendo el procedimiento anterior la bruja empieza a verter diferentes cosas en su gran caldero, hace explosiones y un poco de humo se escapa, incluso puede escuchar el grito de sufrimiento de algún bicho vivo que echo ahí.

-¿Puedes hacer que se vea bonito?

Y la bruja suspira, echando como último ingrediente una pepita de plata que tenía escondida por ahí.

-¿Piidis hicir qii si vii biniti? -Murmura Yeosang, molesto.

Mezcla constantemente el contenido del caldero por un par de minutos hasta que el líquido toma un color rosado brillante.

-¿Ya está? - Seonghwa se asoma.

Siendo una sirena tan curiosa mira muy de cerca como saca con su cucharón un collar de plata con una joya celeste en el medio. Es brillante y muy bonita, Seonghwa asiente en aprobación.

-Si ya está, pero esta vez no es tan sencillo como salir del agua y ser feliz con tu humano. - Le entrega el collar mientras apunta un par de cosas en un papel. -Vas a tener un par de síntomas para nada agradable mientras pases más tiempo fuera del agua.

Entonces le entrega un papel con cinco oraciones en él. Su ceño se frunce.

-No te lo pongas hasta que vayas a salir del mar.

Le advierte y Seonghwa bloquea, atónito por lo que ha leído.

-¿Todo esto me va a pasar si estoy mucho tiempo fuera del agua? ¿Cuánto tiempo?

Seonghwa está asustado y Yeosang le asiente con una mueca extraña.

-Sí, no se específicamente cuanto, pero deben ser de dos a cuatro horas para que los sientas todos, cuando sientas el último tienes que regresar si o si al mar.

La sirena frunce sus labios formando una línea con estos, analizando que tanto quiere ver a Hongjoong y estar con él.

Concluye que está dispuesto a sentir todo ese dolor e incomodidad si es por pasar tiempo con él, que incluso haría más que eso para poder estar siempre junto a él.

-Está bien, muchas gracias Yeo. Me saludas a Jongho.

Y con esa despedida se vuelve a ir de la cueva, dejando a Yeosang preocupado por él.

[...]

Llega de nuevo la mañana y Seonghwa está cerca a la orilla de la playa, está muy emocionado y bastante impaciente.

Mira constantemente hacia el conocido puente esperando ver a Hongjoong llegar. No le ha dicho a qué hora vendría así que su corazón late muy rápido con expectativa.

Un par de horas luego de que salió a la superficie se aburrió de esperar desde su piedra entonces decidió colocarse el collar para poder salir. Casi al instante su aleta desapareció y sus pies tocaron el fondo del mar, el agua llegándole hasta los labios.

Entonces empezó a caminar siento el agua presionarlo hacia el fondo del mar y luego hacia afuera cuando las olas reventaban.

Pronto estuvo en la orilla, sus piernas se sentían un poco más firmes y podía dar pequeños pasos hasta salir.

Su falda cubría lo necesario, pero aun así algunas miradas se dirigían hacia él al haber salido cerca de donde se concentraba la gente.

Se sentó sintiendo la arena pegarse en sus piernas, un poco incomodo si le preguntan.

Por unos minutos observo a los humanos nadar en la playa y a algunos humanos pequeños correr persiguiéndose a los otros o a una pelota.

-¿Seonghwa?

Lo llama aquella voz conocida y voltea inmediatamente, puede ver la confusión en el rostro de Hongjoong, sabe por qué es y le sonríe. Hongjoong luce embobado por su belleza y hace que su ego se eleve.

-Hola Joong- saluda con voz suave.

Seonghwa parece brillar con tan solo mirarlo.

El humano está confundido, del día anterior a ese Seonghwa se veía diferente, sus rasgos se veían más finos y humanos a excepción de sus preciosos ojos azules y sus cabellos rosados. Aun así, entre toda esa confusión, no puede apartar su mirada de él, se ve precioso.

-Hola, te ves diferente.

Comenta Hongjoong sentándose a su lado. La sirena esperaba ese comentario para empezar a contar.

-Si, fui donde Yeosang otra vez, a pedirle otro amuleto y este es más bonito, mira. - le enseña la piedra azul con emoción.

La sutil risa de ternura hacer que Seonghwa mire al semialbino, este lo mira con ternura y sus mejillas se sonrojan.

-Oh, te ves muy bonito.

Es la última frase antes de que queden en un silencio cómodo.

Por un par de minutos se mantienen callados mirando hacia el mar, tranquilos mirando hacia el mar.

La mano de la sirena pica por sostener la de Hongjoong y volver a sentir aquello que sintió en su primer encuentro, el peso de la mano del humano contra la suya y lo correcto que se sentía estar así. Pero se contiene por miedo a incomodarlo.

-¿Cómo conociste a Yeosang? - rompe el silencio Hongjoong.

El peli rosado hace un sonido mientras piensa, ha pasado un tiempo desde aquello, pero lo recuerda como si fuera el día anterior.

-Lo conocí cuando tenía veinte y yo quince, siempre fui una sirena muy curiosa así que eventualmente terminé entrando a la cueva en la que vive, no buscaba que me concediera algún deseo en ese momento, simplemente mi curiosidad me ganó y lo saludé. - Empieza a contar con un tono de nostalgia en su voz. -Él se asustó y dio un grito bastante gracioso- Ríe ante el recuerdo.

Hongjoong escuchaba atentamente.

-Amenazó con robarme el alma o algo así mientras me apuntaba con una cuchara de madera. No me asustó con eso así que se resignó y me preguntó que quería, le dije que nada y me miró raro. Luego apareció Jongho y le dijo que me adoptaran, no pasó, pero nos hicimos buenos amigos.

Con la boca hecha una o el humano asiente, luego suelta una pequeña risa al darse cuenta de lo surrealista que es aquello.

-Entiendo, ¿ahora cuantos años tienes? - Pregunta para poder hacer un cálculo de cuánto tiempo ha pasado desde ese día.

-Veinticinco, los cumplí en abril, ¿Tú?

Y con esa pregunta empezó una larga conversación en la que se conocieron más, Hongjoong le contó sobre su vida hasta el momento (teniendo que hacer algunas pausas para explicar algunas cosas que la sirena no entendía), le contó que estudiaba artes en una universidad local, también sobre cómo conoció a Mingi y que ya tienen casi cinco años juntos, Seonghwa no pude evitar sus celos en aquel último tema.

Por su lado Seonghwa también le contó algunas (muchas) cosas de su vida, prácticamente le contó todo lo que ha vivido desde que tuvo uso de razón, su etapa rebelde durante la secundaria en la que conoció a Yeosang y sobre Soobin y como su corazón se rompió en ese momento. Hongjoong lo abrazó y Seonghwa no quiso soltarlo más.

Pero la hora en la que Hongjoong se tiene que ir llega pronto, el tiempo pasó volando entre conversaciones y sutiles roces de manos.

Hongjoong tiene que irse con Mingi y Seonghwa no evita envidiar al otro humano, porque tiene lo que lo hace feliz.

Se despiden con un abrazo y un beso en la mejilla, está vez Hongjoong no regresará pronto, pero Seonghwa promete que estará esperándolo hasta que vuelva. El corazón de Hongjoong late rápidamente, pero evita pensar demasiado en eso.

[...]

Una semana pasa rápidamente y Seonghwa no puede estar más molesto, no con Hongjoong si no con Mingi, porque él puede estar con Hongjoong todo el tiempo que desee, puede verlo despertar y dormir, puede verlo comer y tomarlo de la mano sin miedo a que lo rechace.

Está tan molesto que sus pisadas son fuertes, la arena salpica a cada paso que da.

Estuvo practicando durante esos días como caminar e incluso ya podía correr, un poco lento, pero lo hacía.

Inevitablemente sus pensamientos se dirigen hacia Hongjoong, su rostro bonito y como brilla cada vez que habla sobre lo que le gusta, su sonrisa brillante y como Mingi puede apreciar eso cada vez que quiera mientras él tiene que esperar a que Hongjoong tenga tiempo de ir a la playa.

Esta frustrado porque tampoco sabe cómo encontrar a Hongjoong en la ciudad, no tiene ese papel que intercambian para conseguir cosas y sus piernas no son tan rápidas como lo sería su aleta debajo del agua. Además, apenas tiene una tela amarrada en la cintura y en la playa es normal dejar ver un poco de piel, pero en la ciudad la gente usa más ropa y él no tiene más.

Cuando llega a una roca que ha nombrado como el final de su recorrido empieza a caminar de regreso, mirando cada cierto tiempo hacia el puente.

Ese día Hongjoong tampoco llega entonces apenas siente lo que Yeosang le advirtió vuelve al mar, se quita el collar y su rosada aleta aparece otra vez.

Nada hacia el fondo del mar y visita a Yeosang. La bruja sabe todo lo que siente, esa frustración y molestia. Y trata de ayudar, aunque tiene una idea que no puede decir aún porque es algo complicado y tiene que estudiar más para poder ayudarlo.

-No te preocupes, seguro mañana llega.

Es el único aliento que Yeosang le da, buscando animarlo.

-O tal vez solo está ocupado con la universidad, dijiste que estudiaba artes, ¿no? - Interviene Jongho llegando con un par de frascos en las manos.

El recién llegado es pareja de Yeosang desde que lo conoce, la bruja nunca le habló de como lo conoció, pero Hwa tiene el sentimiento de que Jongho no es una criatura del mar, no sabe cómo explicarlo, pero él está muy seguro de que Jongho no es realmente mitad tiburón.

-Si.

El comentario también lo hace sentir un poco culpable.

-Bueno, la universidad consume mucho tiempo, puede que esté en exámenes o tenga trabajos, trata de comprender un poco más su situación.

Y aunque no sea así, él siente que Jongho lo está reprochando por ser tan egoísta y querer que Hongjoong tenga tiempo solo para él. Y no lo va a negar, es así, pero no porque él quiera que sea así, si no porque es su instinto y no puede hacer nada contra él.

A pesar de eso solo responde: -Tienes razón.

Porque sabe que tiene razón y el solo es una sirena caprichosa.

[...]

Es su octavo día de espera y el humano por fin aparece, está dispuesto a decirle que podría haberle dicho que no aparecería por días y así él no lo hubiera esperado tan emocionado y sintiendo decepción al no verlo llegar, pero todo aquello se le olvida al verlo llegar sonriente y con una bolsa en su mano derecha.

Su felicidad es palpable incluso a la distancia en la que están también es contagiosa por lo que Seonghwa se siente feliz también.

La sirena camina hasta Hongjoong con una sonrisa, esto le da una grata sorpresa al humano que se siente orgulloso de verlo caminar por sí mismo.

Se saludan con un abrazo y un beso en la mejilla por parte de Seonghwa.

-Perdón por no venir estos días, estuve muy ocupado con la universidad y salí de viaje unos días con Mingi porque su madre enfermó.

Como siempre que Hongjoong mencionaba a su pareja el ánimo de Seonghwa cayó, el resentimiento hacia Mingi crece en su interior.

-Pero te traje un poco de ropa de Mingi para que podamos salir de la playa, mira.

El humano sonríe brillantemente mientras le muestra el contenido de la bolsa que trae, la sirena se acerca con curiosidad a ver lo que hay, algo que según recuerda se llama pantalón y otro que cree se llama polo y una prenda más pequeña que no reconoce, pero tiene un pedazo de papel amarrado y un par de otros pedazos de tela más pequeños que tampoco sabe cómo se llaman.

-Oh, muchas gracias Joongie.

Agradece con una sonrisa de emoción mientras sujeta la bolsa, rozando levemente la mano del menor, siente una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo con aquel pequeño toque, es una sensación que hace su corazón latir fuertemente en su pecho.

-Ven, vamos a que te pongas la ropa.

Y toma su mano para guiarlo hasta los vestidores de la playa, sus mejillas se colorean de rojo al sentir la calidez de la mano ajena y lo siguió.

No sabe cómo ponerse aquellas prendas así que termina pidiéndole ayuda a Hongjoong, que, bastante sonrojado accede. Lo hace con los ojos cerrados completamente y tratando de no mirar de más cuando abre los ojos, está muy avergonzado y sus mejillas muy calientes.

Cuando Seonghwa está listo con todo y zapatos puestos Hongjoong no puede evitar admirar la belleza tan etérea que tiene al frente.

A pesar de estar vistiendo ropa de Mingi la sirena le da una vibra completamente diferente, suave y con ganas de cuidarlo, se ve tan bonito y adorable mientras Mingi se ve más intimidante y cool.

Al subir por el puente Seonghwa se sostiene fuertemente a Hongjoong por el miedo a caer, su rostro pálido por el vértigo que le causa. Con ternura el humano le deja pequeñas caricias en las manos para tranquilizarlo hasta que dejan el puente atrás y caminan por las calles del pequeño pueblo costero en el que vive Hongjoong.

Le comenta sobre cada lugar por el que pasan, explicándole la historia y que se hace en cada lugar, le muestra también su parque favorito en el que terminan sentándose en el césped y continúan conversando.

El ambiente es tranquilo, a pesar de haber un grupo de niños corriendo de aquí para allá mientras gritan, Seonghwa siente que todo no podría ir mejor.

Está conversando con Hongjoong fuera de la playa, está formando parte del mundo que solo había observado desde su roca hace un par de semanas, la sensación es energizante. Lo hace ignorar todos los malestares que ha estado sintiendo desde hace una hora.

Su sonrisa es brillante mientras escucha atentamente a Hongjoong hablar sobre cosas cotidianas, el atardecer iluminando su bello rostro es lo único en lo que puede pensar, en lo lindo que se siente estar ahí con él.

Un par de horas pasan mientras conversan, Seonghwa no tiene mucho que contar así que es básicamente él escuchando a Hongjoong mientras hace pequeños comentarios y preguntas. Ama poder saber más de él, de sus gustos y costumbres, las cosas que ama y aquellas que lo hacen hacer pucheros.

El dolor se ha vuelto insoportable, su cabeza pulsa y siente que está caminado sobre agujas cada que da un paso, ha podido soportarlo por ver a Hongjoong, pero, a este punto, siente que está a punto de desmayarse.

-¿Podemos regresar ya a la playa? - Pregunta en voz baja con una mueca de dolor.

-Hwa, ¿Estás bien?

Casi al instante Hongjoong sostiene su rostro, preocupado, buscando alguna herida o malestar en la sirena.

-No...- susurra.

Entonces Hongjoong recoge la basura de las cosas que compraron para comer y rápidamente las desecha en un bote de basura cercano.

Está triste, no lo va a negar, la compañía de Seonghwa es agradable, le hace sentir cálido y escuchado, siempre le presta atención y eso hace a su corazón saltar de alegría. Por lo que, verlo así de mal y tener que dejarlo de nuevo en el mar lo hace sentir mal, no quiere tener que dejarlo, todo sería más fácil si Hwa fuera humano.

-Vamos, Hwa

El humano pasa el brazo de la sirena por sobre sus hombros buscando servirle de apoyo y luego coloca su mano alrededor de su cintura para afirmarlo.

Así Hongjoong toma un taxi hasta la playa para llegar más rápido, ni siquiera le importa la mirada curiosa del conductor o el precio tan alto que le puso al ver su preocupación. El solo quiere que Seonghwa esté bien, ¿Hasta qué punto se llevó a si mismo solo para estar con él? Lo hace sentir culpable, pero al mismo tiempo le genera una emoción inexplicable.

-Debiste avisarme cuando empezaste a sentirte mal- Susurra mientras acaricia el rostro de la sirena.

Seonghwa mantiene un puchero en su rostro, si no fuera porque es débil y no soporta el dolor podría estar más tiempo con Hongjoong y él no estaría tan preocupado. tuvo soportar un poco más.

-Perdón por arruinar nuestra salida...- es lo único que responde.

Cuando llegan finalmente a la playa la luna es la única iluminación en la playa, casi no hay gente y el mar está agitado.

Seonghwa se sienta en la orilla, sintiendo las olas golpearlo, se quita el collar y sus piernas vuelven a ser su gran aleta rosada y su rostro vuelve a ser el de una peligrosa sirena.

Aun viendo eso Hongjoong no puede dejar de pensar en lo bonito que es, como su rostro está relajado ahora, parece que ya no siente dolor y eso lo alivia.

Cuando le sonríe recuerda la primera vez que lo vio y, aunque estuvo asustado en ese momento, ahora siente una emoción inexplicable.

Seonghwa se despide y no puede evitar sentirse triste de nuevo, quería hacer más cosas con él, llevarlo a comer helado y al cine a que vean una película juntos.

La sirena sostiene su rostro con sus manos palmeadas y húmedas, es una sensación rara que le eriza la piel, después se acerca despacio y deja un beso en su mejilla como despedida.

La idea de sentir sus labios rosados sobre los suyos lo emocionó y no va a negar que se decepcionó un poco al recibir aquel contacto sobre su mejilla.

Entonces vuelve a sentirse mal porque es incorrecto sentirse así teniendo un novio tan lindo como Mingi.

Mingi siempre se preocupa por él y siempre le presta atención, pero se siente diferente obtener lo mismo de Seonghwa, con la sirena todo es nuevo y emocionante, su corazón se emociona cada vez como si fuera la primera. En cambio, con Mingi la rutina empezó a apagar todo.

Mientras regresa caminando a su hogar se pierde en sus pensamientos.

Se ha dado cuenta de que siente algo por Seonghwa, sabe que no es normal haberles cancelado los planes a sus amigos solo por pasar el día con la sirena, o no haberle contado a donde iba a Mingi, aunque Mingi nunca desconfiaría de él.

Pero, aun así, dejar a Mingi para intentar algo con Hwa, siente que, sería en vano, porque él es una sirena y el tan solo era un humano que había llamado su atención. son de mundos completamente diferentes y no quería obligar a Seonghwa a pasar lo mismo de hoy, porque su miedo al mar no lo dejaría explorar su mundo.

Suelta un suspiro profundo sintiendo sus sentimientos abrumarlo.

La culpa le pesa mientras sube por el ascensor, el pensar en Seonghwa mientras tiene una relación estable con Mingi lo hace sentirse horrible. La idea de terminar con Mingi pasa rápido por su mente. Frunce los labios pensativo.

¿Será correcto dejar a Mingi?

[>>>]

Han pasado casi dos meses desde que vio por primera vez a Hongjoong, a diferencia de lo que pudo pensar en un inicio acerca de Mingi ahora sentía que lo odiaba.

Había solo una razón específica para aquello; podía pasar todo el tiempo que quisiera con Hongjoong, podía mirarlo cada que quisiera. Y él también quería eso.

-¿Y si lo traes?

Es lo que sugiere la bruja mientras lee un libro antiguo.

¿Y si lo trae? Eso es casi imposible, Hongjoong le tiene terror al mar, nunca accedería a sumergirse con él para ver a Yeosang y que el los ayude a ser felices.

-Es imposible.

Yeosang lo mira asombrado, nunca había escuchado a Seonghwa decir eso, la sirena siempre hacia lo necesario para conseguir lo que quería, pero ahora, con ese humano, parecía una persona completamente diferente, tan necesitado de verlo, tan ansioso.

-¿Desde cuándo algo es imposible para ti?

La sirena hace un puchero.

-Tengo una idea, pero no sé si te guste- susurra Yeosang.

Los ojos del peli rosado se iluminan y escucha atentamente lo que tiene que decir, es una idea disparatada, pero cree que podría funcionar. La culpabilidad también se hace presente, pero quiere tenerlo con él.

El definitivamente haría todo lo posible por poder ver a Hongjoong para siempre.

[>>>]

Aquel sábado por la mañana Hongjoong llega más temprano de lo acordado, aunque Seonghwa ya estaba ahí, esperándolo pacientemente.

-¡Hong! - con emoción la sirena se acerca a darle un abrazo.

Una sonrisa de ternura se forma en los labios del humano.

-Hola Hwa, ¿Que tal estás?

Pregunta con cotidianidad aun sosteniéndolo por la cintura, se están mirando desde cerca y siente la necesidad de cerrar aquella distancia, pero aún no es el momento.

-Bastante feliz porque viniste más temprano hoy, voy a poder verte por más tiempo. - responde con ojos brillosos.

Hongjoong suelta una sutil risita y acaricia la mejilla de la sirena, le produce tanta ternura y amor que no entiende como logró hacerse pasó tan rápidamente a su corazón.

-También me alegra poder estar contigo más tiempo, Hwa.

Las horas pasan y Hongjoong piensa en si debería hacer lo que quería justo en el atardecer.

El día anterior había terminado finalmente con Mingi y quedaron como amigos, está en proceso de mudarse nuevamente para poder invitar a Seonghwa a su casa alguna vez.

Entonces finalmente es libre para poder decirle a Seonghwa lo que siente, está bastante nervioso porque incluso se esforzó en preparar un pequeño cheesecake de fresa porque sabe que le gusta.

Luego de pensarlo tanto y con el cielo tiñéndose de naranja y rojo está decidido a decirle lo enamorado que está de él.

-Hwa..., Tengo que decirte algo importante.

Y, como siempre, Seonghwa lo mira con completa atención esperando a que hable.

-Desde que nos conocimos han pasado muchas cosas que parecen irreales, empezando por el hecho de que te hayas interesado en mí de entre todas las personas que vienen a esta playa. -una risita interrumpe su discurso, sus mejillas se enrojecen rápidamente - Todo ha sido tan lindo desde ese momento, tu atención, tu forma de mirarme y de estar para mi ha logrado que mi corazón lata rápidamente cada que hacías alguna de esas cosas mínimas. Además, tu belleza me dejó embelesado desde el primer momento en el que te vi, aunque hayas tenido tus dientes filosos y las escamas adornando tu rostro siempre me pareciste hermoso, el ser más etéreo que he tenido la dicha de observar.

Sus manos tiemblan cuando sostiene las de la sirena.

-A lo que quiero llegar es que generas mil y una emociones diferentes y nuevas en cada parte de mi ser y que estoy enamorado de ti, Seonghwa.

Las mejillas del más alto se colorean de rosado mientras su corazón late rápidamente, ver a Hongjoong tan nervioso y sonrojado lo hace sentir ternura.

-Venir hasta aquí para poder verte es una de las mejores decisiones que pude tomar Hongjoong, ver cada faceta de ti me hizo adorarte aún más, eres un humano muy hermoso e interesante. Cada que miro hacia ti me siento afortunado de ser parte de tu vida. También estoy enamorado de ti.

Responde con una sonrisa y Hongjoong lo abraza fuertemente tirando a ambos sobre la arena, es un momento tan especial que siente que podría morir feliz después de eso.

Luego de aquel abrazo termina sobre Seonghwa, con sus rostros a apenas centímetros de distancia y entonces toma el valor, finalmente de juntar sus labios en un beso tímido.

Sus corazones laten a mil ante el contacto, se sienten llenos de sentimientos que no podrían describir en palabras, es algo tan esperado que es satisfactorio por fin tenerlo, por fin sentirse.

Cuando se separan Hongjoong puede ver los ojos azules de Seonghwa brillando mientras lo mira, en ellos hay un cielo brillante que podría mirar para siempre

Entonces se besan de nuevo, lo hacen por un buen rato y no pasa a más que eso, besos con pequeños toqueteos porque Hongjoong sabe que Seonghwa no está familiarizado con las relaciones sexuales humanas.

Con los labios hinchados Seonghwa regresa al mar y Hongjoong a su nuevo hogar.

La sirena amó ver la imagen de Hongjoong sonrojado y agitado luego de los largos besos que compartieron, se convirtió en una de sus imágenes favoritas del humano.

Cuando llega con Yeosang le cuenta emocionado lo que pasó, parece un adolescente de nuevo porque está moviéndose de un lugar a otro, contando lo bonito que se veía Hongjoong mientras le decía cosas románticas.

Y así pasan días en los que está viendo a Hongjoong para darse largas sesiones de besos y contarse sobre sus días.

Pero pronto Hongjoong empieza a estar más ocupado y ya no va a la playa tan seguido, Seonghwa siente que muere cada vez que Hongjoong no aparece para visitarlo, empieza a recaer en lo dependiente a su ser que se ha vuelto, lo mucho que necesita ver a Hongjoong para poder estar feliz.

La idea de Yeosang vuelve a su mente y, aunque no la explicó claramente, sabe qué hacer y lo haría apenas Hongjoong apareciera de nuevo.

No quiere dejar de ver el bonito rostro del humano, quiere tenerlo con él para siempre.

[>>>]

A la semana siguiente Hongjoong si llega y parece tan anhelante de su presencia como lo está el, le da un beso apenas lo ve y luego lo sostiene por la cintura para poder verlo.

Pasan el día juntos, Hongjoong le explica el motivo de su ausencia por tantos días. La semana de exámenes finales es difícil en sus palabras, sumado a exposiciones y al nuevo trabajo que consiguió no supo cómo organizar su tiempo y terminó durmiendo poco. Seonghwa dijo que lo entendía y que no se preocupara.

Aunque en realidad no entendía porque los humanos tenían que hacer tantas cosas, la vida en el mar era bastante sencilla, simplemente nadar, comer y visitar a Yeosang.

Cuando la noche cae está seguro de lo que va a hacer, va a estar junto a Hongjoong para siempre.

Lleva a Hongjoong hasta la orilla tomándolo de la mano, sosteniéndolo con firmeza mientras el agua moja sus pies descalzos.

En los últimos encuentros que tuvieron Hongjoong estuvo acercándose cada vez más al mar, gracias a él y la seguridad que le dio.

Se acercó lo suficiente para darle un beso corto antes de empezar a cantar en voz baja, sus ojos azules brillan en la oscuridad de la noche. Hongjoong siente un miedo que no puede controlar.

-Te amo Hongjoong, esto lo hago para que estemos juntos...

Susurra la sirena cuando Hongjoong tiene los ojos de un brillante celeste, poco a poco ambos caminan juntos hacia el fondo del mar. Cuando están lo suficientemente hondo Seonghwa tira su collar hacia a un lado tomando su verdadera forma.

Al estar más hondo Hongjoong empieza a ahogarse, pero Seonghwa lo sostiene fuerte ante los espasmos que tiene en busca de oxígeno y sigue su camino hasta la cueva de la bruja.

En ese momento Seonghwa solo puede pensar en lo lindo que se ve Hongjoong en ese momento, la paz que puede percibir en su rostro y que, ahora, finalmente solo el podrá apreciar la belleza del humano.

Cuando Yeosang lo ve llegar supone rápidamente que el cadáver que trae es el Hongjoong del que tanto habla. Pero al darle su idea pensó en algo más similar a lo que él hizo con Jongho; comentarle la idea de que vivieran juntos bajo el mar y llevarlo hasta su cueva con uno de esos trajes que usaban los humanos para nadar bajo el agua. No lo que Seonghwa hizo así que tiene una expresión de asombro al mirarlos.

-No era la forma que esperaba, pero supongo que sirve.

Murmura ante la felicidad radiante que emite la sirena.

Echa un par de cosas en una botella y luego baña en eso al humano.

-¡Muchas gracias Yeo!

Está muy feliz y la bruja solo decide ignorar que su amigo simplemente asesinó a un humano porque lo quería para él, él no podía juzgarlo, Jongho dejó todo atrás para estar con él.

Seonghwa finalmente llegó a su casa sujetando fuertemente el cuerpo de Hongjoong, entonces realmente pudo apreciar el rostro del humano y se sintió aliviado de que nunca más tendría que separarse de él.

-Nos vemos bien juntos, Joong.

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