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Cuando la biblioteca se encontraba más llena de lo normal, era solamente debido a una persona, Kim Namjoon, Yoongi había investigado demasiado de él, quizás inclusive podría decir que había exagerado un poco, pero necesitaba mucha, pero en verdad mucha información con respecto a él, y es que Namjoon podía verse como un chico sencillo que ama estudiar y los buenos ratos de lectura, pero era más que eso.

Namjoon no solamente se trataba de uno de los chicos amantes de la literatura, ni tampoco solamente era considerado uno de los estudiantes más inteligentes de toda la escuela, si no que también lo consideraban el más amable de todos, aunque con un carácter particular, y es que Yoongi había descubierto que Namjoon se molestaba con facilidad con algunas cosas.

Pero bueno, Yoongi había escogido un método perfecto para acercarse a Namjoon, y era hablar sobre su cosa favorita, las plantas y los libros, y no debía perder tiempo.

Ahora mismo Namjoon se encontraba sentado a dos mesas de la entrada principal de la biblioteca, tenía en su poder un libro, que ni siquiera Yoongi se atrevería a leer —y es más por el numero de hojas—, y parecía sumamente concentrado en su lectura, ni siquiera el más misero ruido sería capaz de sacarlo de sus pensamientos, pero Yoongi debía intentarlo.

Yoongi nunca se ha considerado un gran conocedor de plantas, le gustan, inclusive su abuela le había enseñado y dicho el nombre de algunas, pero no era su pasión, y de todas formas se había atrevido a ir a un vivero, y había comprado una planta, una suculenta, de la cual ni siquiera ahora se acuerda su nombre, Min Yoongi se odiaba por olvidar cosas que podrían ser importantes, pero no importaba. También había ido a una librería, y había comprado Hamlet de William Shakespeare, y esperaba que Namjoon no lo haya leído y se lo rechace.

Fue un poco largo el tiempo que había permanecido sentado a unas mesas detrás de la de Namjoon, pero no quería ser inoportuno, aunque sabía que lo sería en algún punto, pero debía de mostrar una buena impresión, Namjoon se ve como una persona tranquila, pero no sabe con exactitud que tan tranquila, según muchos le molestaba que lo interrumpieran cuando leía, así que Yoongi no quería ser un intruso en la vida de Namjoon sólo por eso.

—Maldición —menciono Yoongi en voz baja para después soltar un suspiro, miro sobre su mesa la pequeña planta con hojas en forma de roseta y el libro envuelto en plástico, debía acercarse, lo pensaba demasiado.

Yoongi tomo aire por los labios, se armo de valor, se levanto con poco cuidado haciendo que su silla al arrastrarse por el piso, rechinará llamando de ese modo la atención, Yoongi sintió sus mejillas calentarse, demonios, eso era sumamente ridículo, sin prestar atención a las pocas miradas que había logrado captar, tomo en sus manos el libro y la planta para después caminar a pasos cortos y rápidos hacia Namjoon.

El chico se encontraba concentrado, la lectura estaba llena de intriga, de viajes espaciales, y de una chica que se hacía pasar por su soberana, demonios, estaba a punto de cambiar la página, cuando escucho como la silla frente suyo era arrastrada, Namjoon levanto la mirada, encontrándose con un chico de cabellos oscuros, lentes de armazón negro delgado, piel pálida y que al parecer se veía sumamente nervioso además de avergonzado.

Namjoon estaba dispuesto a regresar a su lectura, pues solamente se trataba de una persona que quería leer o estudiar como todos allí en la biblioteca, pero no se espero que aquel chico después de sentarse, soltará un leve sonido, y después acercará a él un libro de Shakespeare, y una maceta pequeña con una suculenta echeveria frente a él.

—Kim Namjon —el mencionado soltó un leve suspiro, miro la pagina en la que se había quedado, y termino por cerrar el libro, malditas sean las interrupciones de lectura.

—Es Namjoon, no Namjon —corrigió el nombrado para después mirar a Yoongi—, ¿te conozco?

—P-pues... —Yoongi definitivamente no se sentía para nada seguro de si sería una buena idea abrir la boca o no—, no, pero...

—Pero, ¿qué?

—Bueno, yo quería saber si podías ayudarme en algo —menciono Yoongi—, y mi nombre es Yoongi, Min Yoongi.

A Namjoon aquel nombre no se le hizo para nada conocido, de hecho, no le interesaba mucho saber el nombre de otras personas, y más si se trataba de personas que lo interrumpían mientras leía.

—Definitivamente no te conozco, y tampoco me interesa si necesitas mi ayuda —esa fue la respuesta que recibió, clara y concisa, sin pelos en la lengua—, ahora si me disculpas, estaba en algo importante antes de que vinieras a interrumpirme.

—Pero...

—¿Qué? —Namjoon se estaba comenzando a molestar—. ¿Crees que puedes venir aquí, sentarte y decirme que quieres mi ayuda, cuando ni siquiera pronunciar bien mi nombre puedes?

Yoongi ahora mismo se sentía entre la espalda y la pared, no sabía exactamente que hacer, con los anteriores chicos había sido todo tan sencillo, pero este chico, este si que le estaba haciendo sufrir en verdad.

—¿Te quedarás mirándome todo el tiempo o ya te irás? —las mejillas de Yoongi se calentaron al escucharlo decir aquello, maldita vergüenza.

—Namjoon —esta vez si pronuncio bien el nombre del chico—, en verdad necesito de tu ayuda, es muy importante para mí.

El mencionado miro a los ojos a aquel chico, Namjoon podía distinguir cuando las personas le mentían, le hacían una broma, o si eran sinceras, y ese chico, estaba siendo muy sincero con lo que había dicho, pero no es como si Namjoon fuera a dar su ayuda, así como si nada.

—¿Y?

—Y me gustaría que aceptases esto —Yoongi apunto con su dedo índice tanto el libro como la suculenta—, como un...

—¿Quieres sobornarme? —le interrumpió, Yoongi de inmediato negó varias veces con la cabeza—. Pues eso es lo que parece.

—¡No, no! Maldita sea —menciono en voz alta, y así logró a volver a llamar la atención, en cuanto las miradas se posaron sobre Yoongi, sintió de inmediato la vergüenza apoderarse de todo su ser, jamás creyó que convencer a alguien dentro de la biblioteca sería tan difícil—, sólo t-te doy esto como parte de mi agradecimiento, c-claro si aceptas ayudarme —menciono en voz baja.

Namjoon no podía creer lo que sus ojos presenciaban, aquel chico parecía demasiado inocente y un saco lleno de vergüenza andante, era gracioso ver como quería esconderse en su sitio para que las personas dejaran de verlo como a un bicho raro. Namjoon no pudo evitar mirar primero hacia el libro, y luego miro a la planta, era bonita, una echeveria laui, tenía dos más en casa, pero una más no estaría nada mal, además del libro, el cual ya había leído cuatro veces en toda su vida, pero no lo tenía en casa, así que agregar ese ejemplar tan valioso a su biblioteca personal no estaría nada mal.

—Explícame algo —dijo Namjoon llamando la atención de Yoongi—, ¿entonces si decido ayudarte, me darás esto? —señalo la planta y el libro, Yoongi dio varios asentimientos en respuesta—. Y ¿en que se supone que necesitas mi ayuda? Porque créeme que, si es para hacer tus tareas por un mes, te costará más que una echeria laui y un libro de Shakespeare.

—No, no es eso —menciono Yoongi—, es para algo diferente.

—¿Tiene que ver con la escuela?

—Algo así —dijo Yoongi, soltó un resoplido—, escucha, sé que quizás pienses que perderás tu tiempo.

—En efecto eso es lo que creo —Yoongi no sabía si odiar a ese chico tan sincero frente a él.

—Pero en verdad me gustaría que me ayudases.

Namjoon apretó sus labios, no sabía si aceptar, debía admitir que tanto el libro como la planta, eran cosas que le gustaban, y muy tentadoras, pero no sabía en lo que podría llegar a meterse si acaso aceptaba un trato con ese chico.

—¿Puedo saber por lo menos a lo que me vas a meter?

—E-eso te lo diría después...

—Esta bien —soltó en un resoplido—, acepto —de inmediato acerco la planta más hacia él y el libro de igual forma—, pero créeme que, si es algo que pueda afectar mi promedio perfecto, te mandaré a la mierda, ¿bien?

—B-bien —menciono Yoongi—, gracias por aceptar.

—Sí, como sea —menciono Namjoon para después volver a abrir su libro y continuar con la lectura.

En cuanto Yoongi vio que Namjoon abría el libro, se dispuso a irse, demonios, eso había sido lo más horrible del mundo, ahora entendía porque muchos no se le acercaban tanto a Namjoon, pero al menos había logrado convencerlo.

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