Gyu estaba temblando mientras rebuscaba prendas de temporadas pasadas en el almacén. Jun estaba esperándola afuera, sentada en el suelo, porque se reusó a sentarse en uno de esos caros sillones así de sucia.

La castaña estaba dispuesta a prestarle algo de ropa para que no andara así por la calle.

No podía creer que había estropeado su reencuentro con la pelirrosa tan torpemente. ¡Todo por un absurdo descuido!

Quería que la enterraran viva. Pero primero debía enmendar su error.

Salió del almacén reuniendo toda su valentía y le extendió a la bailarina un conjunto que había sido de la colección de otoño: un pantalón cargo con chaqueta y sudadera.

Eso era lo más parecido que tenían a lo que ella cargaba puesto en ese momento, un atuendo casual para hacer actividad física.

La hizo pensar que seguramente Jun iba a una práctica de baile.

—¿No te meterás en problemas por darme eso? —preguntó la pelirrosa.

—Es prestado, puedes devolverlo en cualquier momento sin que mis padres se den cuenta.

Eso era tal vez demasiado arriesgado si su abuela llegaba a enterarse, pero estaba dispuesta a tomar el riesgo.

Jun miró la ropa y luego a ella, con una media sonrisa que al igual que la otra noche la ponía nerviosa.

—Haz mejorado ligando —comentó.

—¿Eh?

Jun rió y aceptó la ropa.

—¿Dónde hay un baño?

—Oh —Gyu señaló una puerta a un lado del mostrador— allí.

La bailarina asintió y fue a cambiarse.

Pacientemente la esperó a un lado de la puerta. Su corazón no paraba de latir al punto de que lo sentía golpear en su pecho, expectante por saber cómo se vería la pelirrosa con algo que ella había diseñado.

Porque sí, ese conjunto había sido de sus últimos diseños.

Sentía emoción.

—La chaqueta es un poco grande —dijo Jun mientras abría la puerta— pero así me gusta usarlas.

Gyu volteó cuando la escuchó salir del baño. La imagen fue tan maravillosa que tuvo que recordarse cómo respirar.

—T-te ves bien —dijo simplemente, ocultando su fascinación.

—Sí, ahora debo buscar donde meter esto —señaló la ropa sucia que cargaba en un brazo.

—Yo la lavaré y te la daré cuando vengas a devolver eso —respondió casi instantáneamente.

Jun arqueó sus cejas y sonrió ladina.

—Sí, definitivamente eres mejor ligando.

—¿Y-yo? No lo entiendo....

Mirando que no hubiera ningún curioso alrededor Jun se aproximó a la castaña hasta que su espalda baja chocó contra el mostrador, acorralandola.

—¿No es todo esto una estrategia para volver a verme? —inquirió en tono bromista, pero con una voz que le ponía la piel de gallina a la más bajita.

—Y-yo solo estoy tratando de ayudar... —tragó saliva cuando la otra chica le sonrió coqueta.

¿Le divertía hacer eso? ¿Llevarla al borde del colapso con un simple respiro?

—La ayuda debe pagarse, ¿no crees?

Gyu iba responder cuando sintió unos suabes labios rozando casi imperceptiblemente su mejilla. Contuvo el aliento y su mente se quedó en blanco.

—Claro que vendré a verte ahora que se dónde te encuentras, pequeña osa —susurró cerca de su oreja, haciendo temblar sus rodillas.

Cuando se separó Gyu pudo notar como una delgada cadena que antes no había notado caía sobre sus clavículas con un pequeño dije.

Tenía la forma de medio corazón y una H marcada en la fina plata.

En ese instante Gyu tuvo dos pensamientos.

El primero, que un delicado collar iría muy bien como accesorio para su vestido.

Y lo segundo, que alguien por allí debía tener la otra mitad de ese corazón con una J marcada.

De repente las mariposas volando dentro de su pecho se transformaron en una incomoda y casi dolorosa presión.

A partir de ahora las actualizaciones ya no serán todos los días, pero haré lo que pueda para seguir siendo constante ^^

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