0.1 ¡Estos idiotas no entienden!
Finney se encontraba saliendo de su casa junto a su hermana para dirigirse a la escuela, cosa que no le emocionaba del todo.
Tal vez si el tío de Robin no le hubiera dicho que su sobrino estaba enfermo, no estaría tan decaído.
De las pocas (por no decir nulas) veces que Robin faltaba, Matt, Buzz y Moose se tomaban el tiempo de molestar, insultar o golpear al de rulos.
Claro, el moreno no estaba enterado de esto, porque Robin era protector pero impulsivo, no le importaba las consecuencias con tal de que Finney estuviera bien.
—¡Finney! —Le grito su hermana.
—¿Qué pasa? —Le pregunto sobresaltado.
—Te estuve llame tres veces y no respondiste, ya llegamos.
El mayor asintió un poco mareado. Se sentía mal, no quería entrar y encontrarse a esas bestias.
(. . .)
Primera clase. Biología.
Finney odiaba esa clase.
No por la materia ni porque no la entendía, si no por la compañía.
Matt, Buzz y Moose.
Cuando terminó la clase, agarro sus cosas y se fue casi corriendo a encerrarse al baño. Respiraba agitada mente, con miedo.
Ya había pasado esto muchas veces, pero antes estaba Robin. El lo defendía.
Sus pensamientos se fueron en el aire cuando escucho como se abría la puerta del baño.
Mierda.
—¡Finney! —Escucho hablar con voz cantarina a Moose.
—¿¡En dónde estás nenita!? —Le grito Buzz.
Empezaron a patear las puertas de los cubículos haciendo que Finn se sobresaltara.
Abrió la puerta lentamente, con la mirada pegada en las baldosas del suelo.
—¿No está tu noviecito para defenderte? —Le pregunto de manera irónica Matt.
—É-él no es mi novio... —Hablo el rubio con un leve temblor en la voz.
—¿Ah no? —Le pregunto Moose acercándose a él. —Pues ya no te puede defender —Le dio un puñetazo en la cara, haciendo que Finney cayera de espaldas al suelo.
No recordaba mucho, tal vez por lo aturdido que quedó. Pero le dolía todo el cuerpo, ni siquiera supo cómo se levantó, pero cuando lo hizo ya se habían ido. Pasó casi toda la jornada encerrado en el cubículo del baño.
Se sentó en la tapa y subió sus rodillas para que no lo vieron, y sin darse cuenta, empezó a llorar silenciosamente. Sus sollozos eran ahogados ya que tenía el rostro escondido entre sus piernas. Se sentía débil, vulnerable, estúpido. Solo se quedó ahí, y lloro, lloro y lloro. Soltó tantas lágrimas que en un momento no supo si no pudo llorar más porque se estaba ahogando, o porque se había quedado sin lágrimas.
—¿Finney?
Esa era Gwen.
No le salió la voz para poder hablar.
—Finney, se que estás ahí. —Tampoco dijo nada —Finney, sabes que no puedo entrar.
Amaba que su hermana se preocupara por el, pero no quería que lo viera así, ensangrentado, con golpes.
Se escucho un suspiro del otro lado de la puerta.
—Oye, yo debo irme a la casa de Susie. Es viernes, debes cuidar a papá. —Le aviso —Nos vemos, ¿Si?
Obviamente no le respondió. Gwen se alejó y, luego, se fue.
Finney soltó un pesado suspiro, agarro sus cosas y se fue.
De camino a su casa, el de rulos se sentía cada vez más cansado. No podía dar un paso más, así que se sentó en la acera y se tapó el rostro con ambas manos.
Soltó leves sollozos. No quería que nadie lo viera, y, dios, rogaba que nadie lo encontrara en este estado.
Se animó a pararse, con las pocas fuerzas que le quedaban y empezó a caminar a casa.
Llegó, ordenó un poco la sala y su habitación. Se limpio la sangre seca y se puso un poco de hielo en el moretón que Moose le había dejado. Se puso pijama y se durmió, pensando en que excusa le daría a Robin el día de mañana.
(. . .)
Robin estaba triste.
Claro que no lo demostraba. Para los demás se veía igual que siempre.
Finney lo había estado ignorando desde que llegó a la escuela. No sabía por qué, pero tuvo una pequeña idea cuando vio que su amigo se fue corriendo al baño, detrás de él salieron Matt y Buzz.
Los siguió con la total calma del mundo, siendo consciente de que, si le habían hecho algo a Finn, les iba a dar una lección.
Se quedó en la puerta del baño, escuchando todo atentamente.
¿No sabes leer? Ahí dice hombres.
Si, hombres no nenitas.
Escucho como le decían esos idiotas al rubio.
Te daremos tu merecido por golpear a Moose.
Y-yo no lo golpee.
Había dicho Finney en voz baja. Casi le dio pena, el no sabía defenderse. Normalmente era él quien lo ayudaba a protegerse de ellos.
Vas a aprender nenita.
En ese momento, el moreno entro.
—Muévanse inútiles. —Les exigió, ellos obedecieron. Si, Robin podía ser muy dulce y amable, pero también podía dar miedo cuando quería hacerlo.
—¿Qué onda Finn? ¿Qué pasa? —Lo saludo, aunque el rubio ni siquiera lo miraba.
—Nada, solo...hablábamos de tonterías. —Respondió el rubio dándole la espalda, para que no viera los moretones que tenía desde ayer.
El moreno les dio una mirada de odio a los dos chicos. Tal vez que le habían hecho.
Vio por el rabillo del ojo que se iban a ir así que los detuvo.
—Alto. —Les dijo. —¿Vieron cómo quedó Moose? —Ellos asintieron, un poco temblorosos. —¿Quieren terminar así también?
Negaron rápidamente.
—Entonces no me jodan, ni a mí ni a Finn ¿Está claro? —Dijo Robin. —Ahora si lárguense.
Al quedar ambos adolescentes solos, Robin se volteó a verlo, pero Finney seguía dándole la espalda.
—¿Qué pasa Finn? —Pregunto tratando de no sonar grosero.
—N-nada.
—Vamos Finn, te conozco. —Lo tomo del hombro suavemente, haciendo que el nombrado se diera vuelta. Al verle la cara, su sonrisa desapareció, su mandíbula se apretó más de lo que le gustaría admitir y sintió como el enojo lo consumía.
El rubio trago en seco, sabía que Robin haría cualquier cosa para vengarlo y hacer que ellos "paguen".
—¿Quién mierda te hizo esto? —Le pregunto entre dientes, haciendo lo posible para calmarse.
—Nadie, yo no...no fue...
—Finney Blake, dime ahora mismo quien mierda te hizo esto antes de que mate a alguien. —Lo amenazo. El chico se sobresalto un poco, Robin nunca lo había llamado por su nombre completo
—Lo siento, perdón. Pero dime, por favor, ¿Quién te hizo eso? —Se disculpo, ya que siempre, durante sus años de amistad, había evitado alzarle la voz o gritarle.
Porque sabía que eso era lo que hacía su padre cada vez que lo llamaba "marica".
—Fueron...Matt y...y Buzz. —Le dijo en susurro, dirigiendo su mirada hacia el suelo.
Hubo un pequeño silencio entre ellos, que para Finney fue algo eterno. No se atrevía a levantar la mirada, no después de haberle dicho a Robin lo que había pasado, y sabía con certeza que su amigo algo iba a hacer.
—¡Dios mío! ¡Estos idiotas no entienden! ¡Faltó un día y mira como estás!
El rubio lo miro con los ojos abiertos. Sabía que se enojaría pero no que se pondría a gritar.
—Los voy a matar. —Dijo, y luego salió del baño.
—No, Robin. ¡Robin, espera! —Le grito, este se dio vuelta mirándolo.
—No esperaras que me quedé aquí viendo tus moretones mientras esos idiotas se burlan de ti. —Le replicó. —No lo voy a hacer Finn.
El de rulos lo miro apenado. No quería que los golpeara, no porque le importará Buzz o Matt, si no porque Robin se lastimaría. Y entonces sería su culpa.
El moreno lo tomo suavemente de la mano y la acarició. Finney sintió como su rostro se calentaba de a poco, tenía las mejillas rosadas, cosa que a Robin se le hizo muy tierno.
—Ya vuelvo ¿Si?
—Robin... —Lo llamo, pero este lo ignoro y se fue en busca de esos idiotas.
Creyó que golpearlos en el baño habría sido una buena idea, pero no quería que Finney lo viera de esa manera.
Seguramente le daría miedo, se daría cuenta de lo horrible persona que era y se alejaría de el.
(. . .)
—La próxima vez que se metan con Finney no serán solo un par de golpes ¿Esta claro? —Amenazo Robin a los chicos.
Y los dejo ahí tirados, si, un poco cruel pero ahora mismo le importaba Finn.
Volvió al baño y vio al rubio sentado en el suelo, parecía que estuvo llorando y eso no le gustaba para nada.
—Finn...
Este levantó la mirada y vio los nudillos de su amigo llenos de sangre.
—Dios mío Robin.
—No es nada, todo bien. —Trato de convencerlo pero el rubio fue a buscar un botiquín a la enfermería. Luego, empezó a curar los nudillos del moreno.
Robin lo miraba con atención. Nunca en su vida le había agradeció por todo lo que hacía por el.
Amaba todo lo que hacía por el. Que lo ayudará, lo apoyará.
Robin sabía que sentía algo por Finney, pero también sabía que a él le gustaba una chica.
O eso creía él.
A Finney le ponía nervioso todo lo que Robin hiciera. Que lo mirará de una manera tan intensa, que le sonriera, que le tomara la mano.
Pero no tenía claro lo que sentía.
No le podía gustar Robin, no él.
Era un chico, su padre lo mataría.
Por ahora lo disfrutaría la amistad que Robin le daba. Admirarlo de lejos sonaba bien, aunque le doliera.
NA:
PRIMER CAPÍTULO. SUPER LARGO
Nos vemos. Chauu :D
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