Jamás en toda mi vida me había sentido tan decepcionada de alguien. Mucho menos de Ashton. Todavía no lograba entender qué había pasado.

—Estoy bien—susurré mirándome en el espejo.

Suspiró detrás mío para después hacer una mueca.

—En serio Mily, estoy bien.

—No lo estás.

—No lo estoy—acepté—. Realmente, no lo estoy.

Volvió a suspirar y se sentó a mi lado.

—Ven, quítate ese maquillaje y vayamos a dormir.

—Antes tengo que hablar contigo—susurré mirándola.

—¿Sobre...?

—George.

—¿Qué pasa con él?

—Sé que estás siendo fuerte para no desmoronarte porque ni él ni tus padres pueden venir.

—Está bien Lou. Todos tienen responsabilidad al igual que yo. No los puedo obligar.

Miró hacia otro lado y mordió su labio.

—Emily. Siempre fuiste fuerte pero hay veces que tienes que ceder antes tus sentimientos.

—Me siento fatal. Me siento poco importante.

Y cuando su primera lágrima cayó la abracé con fuerza.

—No digas eso. Eres importante. No importa quienes estén o no. Lo importante es que tú te sientas bien con quiénes están y lo disfrutes.

—Lou, los necesito a ustedes. Es lo que más necesito ahora.

—Y aquí estamos—susurró Nath desde la puerta—. Y no nos iremos a ningún lado.

Nath se acercó y nos abrazó a ambas. Era increíble, porque antes del abrazo yo me sentía fuerte y cuando Nath nos abrazó comencé a sentirme débil.

—Mis chicas favoritas están pésimas esta noche.

—Estamos bien—dijimos las dos al mismo tiempo.

—Y yo me casaré con una chica y tendré cuatro hijos—susurró irónico—. Vamos a acostarnos.

Nath se separó y se acostó mientras Emily lo seguía con paso lento. Me saqué el maquillaje y me cambié por un pijama rápidamente para acostarme con mis amigos.

—Bien. Ahora Lou...¿Qué pasó con Ashton?—susurró Nath.

La habitación estaba a oscuras. La única luz era la que entraba por la ventana y era muy poca. Solo se escuchaban nuestras respiraciones.

—Nada.

—No entiendo.

—Es que...no hay nada que entender—sonreí molesta y dolida—. Fui al London Eye como dijo pero...nunca apareció.

—¿Cuánto tiempo esperaste?

—Una jodida hora.

—¿Lo llamaste?—preguntó Emily.

—Dos veces, jamás contestó.

—Voy a matarlo.

—No lo harás—negué—. Ignoremos esto, como si nunca hubiera pasado.

—¿Segura?

—Muy.

—¿Estás bien? Te notó muy tranquila.

—No lo estoy Nath—susurré—. Es que...no entiendo. ¿Quería burlarse de mí? Le contesté con un mensaje diciéndole que nos veíamos esta noche...¿Quería comprobar que aún...?

—Que aún lo quieres—terminó Emily por mí—. Lo entiendo Lou. Seré la hermana de George pero sé que Ashton siempre estará ahí, en las sombras de tu corazón.

La miré sintiendo mi nariz picar.

—¿Por qué no puedo olvidarlo? Es lo único que quiero. Se supone que no me tendría que afectar tanto que me haya dejado plantada. Pero me duele como la mierda...

—Porque aún lo quieres. Es como te dije hoy—protestó Nath—. Quieres a George, no lo dudo, sino no estarías con él. Pero también quieres a Ashton. Quieres a los dos de una manera tan distinta pero tan parecida al mismo tiempo que te vuela la cabeza.

—Es una mierda—susurré—. No quiero sentirme así.

—Pero lo haces.

—Lo sé Nath.

—¿Y ahora?

—¿Qué?

—¿Qué harás?—me miró Emily.

—¿Con respecto a...?

Nath y Emily rodearon los ojos al mismo tiempo y sonreí.

—A Ashton siome.

—Nada. No haré nada.

—El miércoles lo vas a ver.

—Lo saludaré y nada más.

Tragué el nudo en mi garganta y suspiré.

—Te duele—me miró Nath.

—Es que...no lo sé, es tan confuso.

—Tú lo haces confuso.

—No quiero hablar más sobre esto.

—Está bien—aceptaron los dos.

—Vamos a dormir—susurró Nath acomodándose.

—¿No se van a ir?

—Nah, ya me acomode.

—¿Emily?

—Duerme Lou—susurró ya casi dormida.

Rodeé los ojos sin poder evitar sonreír. Le di la espalda a Nath y suspiré. En pocos segundos las lágrimas salían sin poder controlarlas. Un sollozo se me escapó y me quedé quieta esperando no haber sido escuchada.

Nath se movió y me abrazó haciéndome girar. Comenzó a acariciar mi pelo mientras mi llanto volvía a aparecer.

—Ay Lou...odio verte así.

—Lo siento.

—No lo sientas. Es...normal supongo. El amor es algo...hermoso pero cuando te quiebra, no hay dolor peor que el amor.

—Tienes razón.

—Duerme Lou—susurró sobre mi frente—. Se solucionará...ya verás. Duerme cariño.

—Te quiero Nath.

—Y yo pequeña.

Lo abracé con fuerza y traté de dormirme.

—Lou.

—¿Qué?

—Emily y yo tenemos que irnos. Te quedarás sola, volveremos para el almuerzo ¿Sí?

—Ajá.

—Cualquier cosa nos llamas. No lo dudes. Levántate.

—No quiero.

—Te preparé el desayuno, vamos. No tardes.

Besó mi frente y se fue.

—No te vuelvas a dormir Lou que ya es tarde.

—Ya vete—gruñí.

Mi cabeza, duele. Mis ojos, duelen.

Después de unos cuantos minutos de no poder dormirme y dar vueltas en la cama maldiciendo a Nath, me levanté. Cuando me mire en el espejo me sorprendí. Mi pelo era un desastre. Mis ojos estaban rojos e hinchados, con unas ojeras prominentes.

—Seguro me quedé dormida llorando—susurré tocando mis ojos para después pasar mi mano por mi cabeza—. Dios...

Caminé hasta la cocina y después de desayunar busqué una aspirina.

El resto del día se resumió en estar tirada en el sillón comiendo todo lo que encontrará en el camino mirando películas. Esto de estar en mi período y sensible por la noche anterior, no servía para nada.

5 de Marzo.

—¿Estás lista?

—¡No! No encuentro mi zapato Nath.

Lo mire mientras sonreía divertido con mi zapato en su mano. Me reí y negué.

—Dámelo idiota. Los estoy retrasando.

Sonrió y negó para después dármelo.

—¿Ahora si?

—¡Sí!

—Estás hermosa Lou—sonrió y besó mi mejilla.

—Gracias Nath. Tú tampoco estás nada mal. Ese traje te queda perfecto.

—Soy perfecto cariño—guiño su ojo y salió del departamento.

Llegamos al lobby donde Emily nos esperaba impaciente.

—¡Al fin! creí que tendría que subir para sacarte a patadas. Vamos, no quiero llegar tarde.

Sonreí y la apuré.

—Entonces, vamos.

Cuando llegamos a la galería había gente afuera esperando por entrar. En la fila ya estaban Dylan y Lucy, él con traje y Lucy con vestido corto.

—Yo voy con los chicos—avisé a Nath—. Nos vemos dentro.

—¿Segura que no quieres entrar con nosotros?

Asentí y besé su mejilla. Ellos entraron mostrando unas credenciales y yo caminé hasta donde estaban Dylan y Lucy.

—Hola chicos—sonreí saludandolos.

—Hola Lou—sonrió Dylan y me abrazó—. ¿Cómo fueron estos días?

—Tranquilos, ¿Ustedes?

—Recorrimos bastante—sonrió Lucy.

—¿Sabes algo del resto?

Miré a Dylan y negué.

Después de un rato entramos a la galería, nos quedamos en la entrada esperando a los chicos. Tory había avisado que estaban por llegar y que los esperáramos. Así que, aquí estábamos.

—¡Hola!—saludó Tory abrazándome—. Tengo tanto que contarte.

La abracé y sonreí.

—¿Qué cosa?

—Puede esperar.

Saludé a todos y cuando saludé a Michael me pasó un pequeño pendrive.

—Escuchala cuando puedas. Es tú canción.

Sonreí y lo abracé.

—Gracias.

—De nada. Me inspiraste con tu frase—susurró y rió.

Vi a Ashton quien se acercó mientras los otros comenzaban a caminar mirando los cuadros y haciendo comentarios, algunos al azar otros más profundos.

—Lo siento.

—No tienes que disculparte de nada.

—Lou—tomó mi brazo y me miró—, Te deje plantada y jamás me lo perdonaré. Lo siento tanto es que...Tory tuvo complicaciones y no podía irme.

—¿Qué ocurre con ella?

—No puedo decirte yo. Ella quiere hacerlo. Estoy seguro que cuando te lo diga entenderás porque no pude ir.

—De acuerdo.

—Lou...

—¿Qué quieres Ashton?

—Ven conmigo esta noche.

—No.

—Por favor.

—No Ashton.

—Louise, necesito mostrarte algo muy importante.

—¿Qué?

—Lo sabrás si vienes conmigo.

No había comprado ningún cuadro de los chicos porque cuando me había decidido a hacerlo ya los habían reservado. Faltaba como otra hora para que la galería comenzará a cerrar pero la gente ya había comenzado a irse. Sentí su mano en mi brazo y como me alejaba del grupo.

—No iré contigo Ashton.

—Por favor, necesito tu ayuda con algo muy importante.

—¿Qué es tan importante?

—Incluye a la banda...

Tragué saliva, miré a los chicos quienes hablaban entretenidos y mire a Ashton. Vestido con un traje negro sin corbata, los dos primeros botones de su camisa desabrochados, suspiré. Tomé su mano y salí de la galería mientras llamaba un taxi.

—Espero que sea importante.

—Lo es.

—¿Por qué?

—Porque nos incluye a ambos.

EDITADO