шесть
Resultaba físicamente doloroso el tener que aguantar el ver a Yuuri sonriendo, genuinamente feliz, tomado de la mano de Viktor.
Pero Yuri había descubierto que dolía aún más el imaginarse tomando la mano de Yuuri, porque eso significaría que el japonés y Viktor habrían dejado de ser algo, de estar juntos, de amarse. Y el amor de ese par de idiotas era la cosa más pura del jodido universo, y Yuri estaba bastante seguro que la única razón por la que se encelaba al verlos felices juntos es porque sabía que jamás tendría una relación como esa.
Y lo peor es que el rubio estaba seguro de que ese par de idiotas no tendrían idea de lo perfectos que eran.
El rubio suspiró, quitándose los patines con tal fuerza que estaba seguro se había hecho un moretón. Sala estaba sentada junto a él en la banca, mirándolo con una ceja alzada y los labios fruncidos.
—Vas a hacerte daño—recordó, mordiéndose el labio inferior.
—Como si no lo supiera ya, no me importa—se empezó a masajear un poco el tobillo, haciendo una mueca al pensar en lo que diría Yakov si terminaba con una férula por culpa de su arranque de celos.
—Bueno, como quieras—la italiana sonrió, rodando los ojos y colocándose los patines con delicadeza—. Hey, sé que te vas a negar pero de todos modos lo preguntaré: ¿puedes hacerme un favor?
Yuri levantó la vista hacia ella, entrecerrando los ojos. Debía tener una expresión bastante incrédula porque la chica rodó los ojos en un gesto de "Si, te estoy hablando a ti."
—Bueno, valía la pena intentar. En fin, adiós—Sala pareció darse por vencida bastante rápido, empezando a caminar hacia la pista.
Yurio se mordió el interior de la mejilla, sabiendo que se arrepentiría tan pronto las palabras salieran de su boca, pero necesitaba salirse del entrenamiento temprano, y si su coartada era el hacerle favores a Sala, pues más le valía aprovecharla.
—¡Espera! ¿Qué quieres?—llamó, tomando sus patines del suelo y colocándose rápidamente los tenis.
—Err, no lo sé, jamás había llegado tan lejos—la morena sonrió, volteándose completamente hacia el adolescente—. Mira, tengo una amiga y...
—Ugh, olvídalo.
—¡No! ¡Espera, te juro que no es eso!—la italiana rodó los ojos, intentando perseguir al rubio—. ¡No quiero que salgas con ella!
—Bueno, ¿entonces qué quieres?
Sala señaló con la barbilla a Viktor y Yuuri, quienes estaban practicando alguna rutina para perder el tiempo, a Yurio le pareció muy parecida a la de Stammi Vicino de hace algunos años.
—Voglio che prendi alcuni cose per me, questa sera farò una festa e ho bisogno che...
—Wow, espera ahí, señorita bilingüe. No sé si sabes pero el único idioma que sé hablar además del Ruso es el Inglés y no tengo idea de qué coño acabas de decir.
La italiana tuvo la decencia de parecer arrepentida.
—Scusami, Yurio, l'ho dimenticato.
—Sala...
—Ya, cierto. Bien, para no hacerte el cuento largo te diré que hoy tendré una especie de reunión con la familia de mi amiga, y necesito que compres algunas cosas para mí. Lo haría yo, pero no tengo la más remota idea de cómo leer en ruso, y hay cosas bastante específicas aquí, así que me preguntaba si podrías hacerlo tú por mí—Sala sonreía ligeramente, intentando convencer al chico de ayudarla.
—¿Y por qué no preguntarle a Georgi, Mila o Viktor? ¿No son ellos tus amigos?—realmente Yurio sólo quería mantener su apariencia un poco, pues se moría por salir del lugar.
—Bueno, si lo pensé, pero las compras con Mila terminarían en literalmente cualquier otra cosa excepto en lo que tengo que comprar, y salir con Viktor y Yuuri me hace sentir una invasora.
—Yo me siento tercera rueda—comentó Yuri, levantando una ceja.
—Yo más que nada siento que estoy viendo aspectos muy privados de su vida cuando conversan, es tan lindo y doméstico y...
—Sala, punto.
—Si, perdón. Es decir, a Georgi no lo conozco y se supone que esto es una sorpresa para mi amiga también, así que no puedo pedirle a ella que lo compre.
—Si, okey, ¿tienes una lista?
La italiana asintió, sacando su teléfono y tecleando algunas cosas antes de volverlo a guardar, el celular del rubio vibró segundos después, indicando una notificación de WhatsApp.
—Gracias, cuando lo tengas todo mándame una foto de los tickets y te transferiré el dinero, ¿si?—ante el murmurado "okey" del ruso, la chica sonrió—. Grazie mille, caro!
Se alejó hacia la pista contoneándose, sonriendo de oreja a oreja.
Yuri salió corriendo tan rápido como pudo.
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El siguiente capítulo es Yurio en el supermercado, ¿por qué, las ogio preguntar? Pues porque sí. >:3
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