LONELY CHILD

prefacio

—Quiero que te mudes con tu padre

—¿Qué?

—Quiero que busques a Sirius

Eloise soltó la mano de su madre de la que había estado prendida desde ese día por la mañana, ignorando el tono de súplica en sus labios. Se levantó de la cama y le dió la espalda, como si con eso pudiera esconderse de su mirada inquisidora. ¿Buscar a su padre después de tantos años? El sólo pensamiento le revolvió el estómago.

Ella ni siquiera lo conocía. Tuvo conocimiento de su existencia hasta hace un par de días, cuando su madre volvió del hospital con noticias desalentadoras sobre su enfermedad y cayó en cama. Fue entonces que le entregó una carta sellada y la fotografía de un hombre joven que nunca había visto en su vida.

Su madre tosió y Eloise se giró para ayudarle a beber un poco de agua. Se quedó a su lado hasta que el ataque se le pasara y pudiera respirar profundamente antes de recostarse de nuevo. La mujer tomó a su hija del brazo prohibiéndole alejarse otra vez,

sus ojos verdosos estaban inyectados en sangre y su piel, tan suave y lechosa como un día lo fue, se sentía ceniza y rasposa bajo sus dedos. Eloise aguantó las lágrimas y por fin miró a su madre moribunda.

Ella le sonrió y Eloise supo que era la despedida. Se sentía como una.

La habitación estaba en penumbras y afuera una fuerte tormenta hacía sonar las ventanas. Las velas encendidas se estaban consumiendo y el frío de la madrugada les caló los huesos. Eloise arropó a su madre y le sostuvo la mirada, impaciente.

—Ya hablamos de esto

—No, no lo hicimos— Susurró Eloise—Tú... mencionaste la existencia de mi padre así como así, me dijiste que él estaba vivo, que oíste hablar de él hace poco. Mencionaste su nombre después de tantos años y solo asumiste que yo lo entendía, pero la verdad es que no, mamá, no lo hago

—Sé que es difícil para ti...

—No tienes una idea

—Pero cuando yo no esté, él será tu única familia

La garganta de Eloise se cerró, como si una fuerza extraña intentara asfixiarla. Su madre respiró hondo, tomando fuerza para seguir hablando. Eloise se mordió los labios

—Ni siquiera lo conozco

—Tendrán tiempo de sobra para eso

—Mamá, por favor— Se levantó nuevamente, esta vez caminando hacia la salida. No abandonó la habitación, pero miró a la puerta imaginando lo liberador que sería el simplemente correr fuera de ahí, donde sus problemas de los últimos años no existieran en lo absoluto, donde su madre estuviera bien y su padre se quedara en su memoria como una silueta oscura que se alejaba cada vez más. Eloise suspiró lentamente sintiendo los latidos furiosos de su corazón en la garganta—No me hagas prometer algo que no sé si pueda cumplir. Honestamente prefiero que todo se quede como está. Él no me conoce, yo no lo conozco, no me obligues a vivir bajo el mismo techo que un desconocido

—Sigue siendo tu padre

—Un padre que durante más de veinte años no levantó un dedo para buscarme

—No quiero que vivas sola de ahora en adelante

—Estando con un extraño, ¿no es lo mismo que estar sola?

—Eloise

Su voz salió como un quejido, tan imperceptible que Eloise pensó se trataba de un suspiro. Se giró hacia su madre y la miró a la distancia, tan débil y desnutrida que su figura se perdía entre el cúmulo de sábanas. Los ojos de Eloise lagrimearon. Su madre, tan vivaz y orgullosa como alguna vez lo fue, estaba tendida sobre la cama, con la cara pálida y los ojos entrecerrados, como si sus párpados lucharan por cerrarse definitivamente. Estiró la mano y Eloise no tuvo de otra más que aceptarla y ovillarse a su lado.

—Mi pequeña y dulce Eloise, no sabes lo difícil que es para mi pedirte esto—dijo y acarició su mejilla húmeda—Pero ambas sabemos lo que va a pasar ahora

Eloise asintió, las lágrimas bajaron por el puente de su nariz

—Siempre hemos sido nosotras dos contra el mundo, ¿verdad? no quiero que eso cambie. Quizá con tu padre puedas encontrar un poco de paz luego de que yo...

—No será igual

—Tienes que esforzarte

—Lo hago

—Lo sé, eres muy valiente

La mujer le acarició la nariz y tuvieron la oportunidad de llorar juntas. Eloise se aferró a su madre tanto como pudo y respiró su olor hasta que los pulmones le ardieron. Quería que ese momento se quedara grabado con fuego en su mente y que. cuando los años pasaran y ya no recordara la voz de su madre, aquel olor la trajera de vuelta.

—No quiero que estés sola—exhaló su madre apartándose ligeramente de ella—Y no puedo mantenerte alejada de Sirius sabiendo que ustedes se necesitan. Que la soledad de ambos se disipará estando juntos. ¿Puedes entenderlo? ¿Puedes prometerme que buscarás a tu padre? sólo así podré descansar. Sólo así mi conciencia dejará de martirizarse después de más de veinte años

Eloise asintió, muy a pesar de que no entendía del todo las palabras de su madre. Ella nunca mencionó a Sirius hasta hace poco y por supuesto que no habló sobre los motivos que les llevó a estar alejadas de él por tanto tiempo, sin embargo aquello no importaba en ese momento, Eloise supuso que aceptar la promesa de su madre era lo correcto.

—De acuerdo. Lo haré

—Estarás bien con él—dijo, intentando sonreír. Una pequeña tos hizo mover su pecho—Tienes su mismo carácter

Eloise rió entre lágrimas

—Será más difícil de lo que pensé entonces

Su madre sonrió y cerró los ojos. Su mano se mantuvo firme sobre las mejillas de Eloise

—Te quiero, bebé

—Y yo a ti, mamá

Entonces el silencio reinó en la oscuridad. Eloise miró a su madre mantenerse quieta, con la sonrisa en su cara desvaneciendose de a poco. El agarre sobre su mejilla se hizo pesado y Eloise miró como de los labios entreabiertos de su madre salía un pequeño suspiro que se perdió en el aire. Eloise la llamó una, dos, tres veces, pero su madre no contestó.

Y Eloise supo que se había ido.