//You're losing me//
Bajaron del metro sintiendo el aroma a libertad, aunque ya no estuviera con ella, se sentía aliviado de saber que no corrían riesgos mayores.
—Mami, ¿en dónde estamos?
—Estamos en casa, ahora iremos donde tus tíos y conocerás a tus primos, verás que te caerán bien —besó su frente con cariño.
Lea tomó la mano de ambos para caminar hacia las escaleras, el camino hacia le hacia eterno. Llegaron a la casa de Diego viendo que todo parecía tranquilo.
—¿Habrán detenido la purga? —se preguntaba Viktor.
—No, parece que aquí pasaron horas —se veía ansiosa.
Tocó la puerta sintiendo como su corazón se aceleraba, cuando está se abrió dejando ver a Diego, Cass no dudó en abrazarlo sintiéndose aliviada de verlo.
—Hermanito —lloró aferrándose a él.
—Volvieron, me estaba preocupando por ustedes —sonrió de verlos sanos y salvos.
—Ella es Lea mi hija —presentó a su hija que se veía algo tímida.
—Hola pequeña princesa —la saludó amable hasta que su ceño se frunció al verla—. Que yo recuerde hace horas tenías un vientre.
—Es una larga historia —aclaró Viktor.
—Pasen, pero quítense los zapatos.
—¡Mi tía llegó! —Grace no dudó en correr hacia los brazos de su tía.
—Grace —la presionó contra ella sin la intención de querer soltarla.
—Parece desesperada —le comenta Diego a Viktor que sostenía la mano de Lea.
—Pasamos siete años solos, Diego. Para ella no fue fácil.
—Debes contarme más luego de la cena.
Mientras ella abrazaba a cada uno de los familiares de Lila y a sus sobrinos escuchó la puerta, volteó encontrándose con Lila y su esposo.
Ambos se quedaron mirándose hasta que ella corrió a sus brazos aferrándose a él, pero Cinco no le estaba devolviendo el abrazo.
—Mi amor, te extrañé tanto —su voz se quebró al recordar los días que añoraba verlo.
Fue entonces cuando surgió en el remordimiento y el corazón de Viktor se hizo pedazos de solo verla con él.
—Mira, ella es nuestra hija, Lea —tomó de la mano a Lea para acercarlo a él.
Cinco se arrodilló para estar a la altura de su hija, se sentía peor.
—Hola, hija...—no sabia como expresar lo que sentía en esos instantes.
Lea lo miró confundida, ¿él era su papá?
—Mi papá Viktor es más lindo que tú —comentó ella viendo a Cinco y luego a su madre.
—Lea —la llamó con algo de incomodidad Cass.
—Mami quiero ir con papá Viktor —se alejó de Cinco, dejándolo confundido.
—¿Qué?
—Tranquilo amor, es una larga historia —explicó ella.
La tarde transcurrió con la llegada de Claire, Allison y Klaus, era de noche y Lea se estaba integrando a la familia, corría de un lado a otro persiguiendo a su primos los gemelos, Diego le daba cariño a su esposa viendo a sus hijos disfrutar de navidad.
Cinco estaba siendo abrazado por Cass, pero sentía una furia interna de ver como ella al parecer disfrutaba de aquellas muestras de cariño.
—Por cierto —Luther decidió romper el silencio—. ¿Alguien sabe algo de Ben?
—Tal vez papá los encontró y logró detener la purga —dedujo Klaus comiendo sentado en el piso.
—Nos hubiera llamado —habló Allison sentada al lado de Luther.
—Amor, ¿estás bien? —le preguntó Cass a Cinco.
—Lo estoy, perfectamente —respondió algo brusco.
Viktor lo notó y apretó la mandíbula molesto por como Cinco estaba tratando a Cassandra.
—Oye Vik —lo llamó Klaus—. ¿Por qué la pequeña Lea te llama papá?
La pregunta dejó a todos en un silencio incómodo, Cinco se levantó molesto, en parte porque su hija llamaba "Papá" a otro hombre, el hecho de que Diego estuviera cerca de Lila y muy en el fondo saber que Viktor tenía otras intenciones con su esposa.
Él podía verlo.
—Cállate, Klaus —lo miró irritado.
—Amor cálmate por favor —intentó tocar su hombro pero él se alejó bruscamente.
—Oye no la trates así —intervino Viktor.
—Es mi esposa, que te importa a ti como la trate —gruñó molesto.
—Me importa mucho.
Diego se levantó del sofá acercándose a ellos.
—Oigan ya basta, no vamos a estar gritando.
—Hay niños presentes —les recordó Allison.
—Sí, así que Cinco relájate.
—¿Relajarme?, todos fracasamos, no hay nada que pueda detener la purga.
—Cinco, habrá alguna forma —habló con suavidad Cass para que se calmara.
—¡No la hay! —elevó la voz haciendo sobresaltar a todos, incluidos los niños que entre ellos estaba Lea.
—No le grites a ella —lo encaró Viktor.
—Cálmense ambos —Diego trató de evitar que se agarraran a golpes enfrente de los niños.
—No te metas tú —lo señaló con el dedo Cinco.
—Voy a patearte el trasero si no te calmas —empezó Diego a perder la paciencia.
Tanto Cass como Lila se acercaron para alejar un poco a Viktor y Diego lejos de Cinco, pero al momento de hacerlo Diego notó el brazalete en la muñeca de Lila.
—¿Y eso?, tú odias los brazaletes.
—No los odio —le aclaró ella.
—Sí, te regalé uno en San Valentin y lo cambiaste por una aspiradora.
La sala se llenó de silencio, Cass notaba las miradas de Lila con su esposo.
—¿Tú le diste el brazalete? —preguntó directamente a su hermano al notar lo mismo que Cass.
Ella rezaba con todas sus fuerzas que no fuera lo que pensaba, no lo soportaría.
—Sí, lo hice yo —confesó sin vergüenza alguna.
—¿Para ella?
—Pues obviamente que para ti no.
Fue entonces cuando Cass y Diego empezaron a atar cabos, aunque no lo quisieran admitir, todo estaba allí.
—¿Hay algo más entre ustedes dos? —cuestiona Diego temiendo la respuesta.
Cinco y Lila callaron por un momento, pero fue ella quien decidió hablar.
—Diego...
—No me jodan —su expresión reflejaba el sentimiento de tristeza que estaba plantandose dentro de él.
Cass al escucharla no pudo soportar las lágrimas y fue abrazada por Viktor.
—¿Qué le hizo que a mi mami? —se levantó Lea molesta.
—Cariño, ve con tus primos arriba por favor —le pidió Viktor.
—Pero papá.
—Por favor, luego te lo explico.
Lea siguió a sus primos al segundo piso de la casa, Viktor dirigió su mirada hacia Cinco, Cass lo había rechazado por el infinito amor que ella le daba a él, ahora se enteraba que la había cambiado por Lila, eso lo enfureció por dentro.
—¿Cómo pudiste hacerle esto? —le reclamó Viktor furioso.
Cass se había pasado siete años sin dormir y comer bien, solo para encontrar una forma de encontrarlo a él, su único pensamiento siempre fue el bienestar de Cinco.
—Diego, Cass, por lo que más quieran deben escucharnos —les pidió Lila al verlos destruidos por su confesión—. Estuvimos siete años, atrapados en un metro.
—¿Y piensas que voy a creerte? —río con amargura.
—Es verdad —afirmó Cass con la voz quebrada—. Viktor y yo también nos quedamos atrapados en uno, por siete años.
—Estábamos solos, tantos esfuerzos no daban frutos, simplemente un día nos cansamos y fue cuando todo sucedió —contó de manera resumida lo que había pasado entre ella y Cinco.
—Yo también pasé siete años en ese maldito metro —habló molesta—. Y no terminé siéndote infiel, Cinco.
—Ella pasó noches sin dormir, tardes sin comer, solo para encontrarlos a ustedes, par de traidores —exclamó Viktor.
—Cass...perdóname, por favor —la voz de Cinco se escuchó un tono de arrepentimiento.
El cual no se oyó cuando confesó lo del brazalete.
—Teníamos un matrimonio, cambiaste 51 años juntos por siete malditos años. Esto nunca te lo voy a perdonar.
—Oigan supuestos adultos —los llamó Claire estando sentada con Grace viendo la televisión—. ¿Ese no es el tío Ben?
Se encontraban ahora en la minivan de Diego conduciendo hacia el lugar donde se encontraba Ben, Diego hizo un intento de frenar pero al parecer no funcionaban los frenos, Allison logró frenar el vehículo, pero al instante se vieron envueltos en una balacera.
Diego cubría a su esposa y Viktor a Cass, salieron por las otras puertas del lado izquierdo, estaban atrapados y sin una salida.
—¡Cinco, yo te ayudaré! ¡tienes que sacarnos de aquí! —gritaba Lila por los ruidos de la balacera.
—¡Sabes en donde terminaremos!
—¡Debes hacerlo! —exclamó Allison desesperada por ser sacada de allí al igual que los demás.
—¡Te necesitamos! —le gritó Luther.
Cass con la respiración agitada lo tomó del saco para acercar su rostro al suyo.
—Yo te necesito....también Lea...
Cassandra, su Cass.
Fue entonces que entendió demasiado tarde que ella era la mujer de su vida, ella y su hija lo necesitaban.
Viktor la había escuchado, todos lo habían hecho, Cinco junto a Lila transportaron a todos dentro del lugar donde se encontraba Ben, en un mal estado.
—¿Ese es Ben? —pregunta Cass confundida.
—Oh Santo apocalipsis —soltó Klaus al verlo.
—No se acerquen...—habló Ben debilitado.
—Ben, déjanos ayudarte —se acercó a él Viktor dispuesto a ayudarlo.
—No, aléjense —gruñó débil.
Viktor lo tomó dem brazo extrayéndole el Durango.
—¿Qué está haciendo? —inquiere Cass al verlo.
—Le está sacando el Durango —responde Allison igual de preocupada que Cass.
—¡Viktor, suéltalo! —ella intentó detenerlo pero fue retenida por Cinco.
Los ojos de Viktor se tornaron de color naranja, a él llegó una especie de visión, una casa en el centro de la ciudad, los pies de una niña que corría por el hogar y la voz de Cass hacía eco.
Luego cambió a la vista de un parque, un teatro, una agencia de policías, una estación de bomberos y una tienda.
Pero solo duró unos segundos para que luego se desmayara cayendo al piso al ser empujado por Ben, una bala impacto contra Ben que estaban ya junto a Jennifer, ambos de alguna forma se fucionaron volviéndose uno solo.
—¡Viktor! —logró zafarse del agarre de Cinco para correr y arrodillarse poniendo su cabeza en su regazo tratando de hacer que recaccionara.
Los demás se dispersaron por el lugar para huir de Ben y Jennifer, Cinco le disparaba desde el segundo piso, Lila usaba sus rayos láseres pero no servía de mucho.
—Viktor...despierta —suplicaba ella tratando de hacerlo reaccionar al ver que la situación se complicaba.
—Yo lo cuido, los demás necesitan ayuda —le dijo Lila.
—¡Tú no me dices que hacer!
—¡Por favor!, ¡olvidemos por un momento lo que pasó o moriremos antes de volver con nuestros hijos!
Cass no tuvo más opción que hacerle caso a Lila, usó sus poderes para arrojar hielo de sus manos para tratar de congelarlo pero solo consiguió ser arrojada al segundo piso.
Pudo ver la pelea entre Cinco y Diego desde las escaleras eléctricas, bajó para intentar separarlos, pero Lila ya lo había hecho.
—¡Basta ya los dos!, ¡van a hacer que nos maten!
—Pedazo de mierda...
—¡Se acabó, Cinco!
Cass bajó para ponerse a su lado alejándolo de Diego y Lila.
—Sí aprecias tu vida, deja de pelear...hazlo aunque sea por Lea.
Cinco retrocedió transportándose fuera de allí, subió al primer metro que llegó sentándose empezando a reflexionar sobre todo lo que había hecho.
Había roto su matrimonio, la confianza de su hermano, su hija no lo reconocía como su padre, no tenía a nadie.
Creyó que con Lila podría empezar desde cero, olvidándose que tenía a una mujer que lo amaba, que lo acompañó 45 años en el apocalipsis, que lo comprendía y además que le dio una hija preciosa.
La había perdido.
Todos estaban en la Academia sin saber que hacer, la purga avanzaba más estando cerca de ellos.
—¿Qué es eso mamá? —preguntó la pequeña Lea asustada.
—Nada, mi amor, aléjate de la ventana —la cargó para alejarla de la vista del avance de la purga.
—Papá —se bajó de los brazos de su madre para correr hacia los de Viktor.
La tensión entre Lila y Cass podía sentirse en el aire, Allison estaba débil y no tenían idea de como arreglarlo.
Cinco apareció justo en el momento en que Lea abrazó a Viktor llamándolo "Papá".
—Cinco —pronunció su nombre Cass al verlo aparecer.
—¿Por qué volviste?, el panorama no es alentador —señaló Luther.
—Tuve una larga y reveladora charla conmigo mismo —respondió él.
—¿Otra vez? —Cass sabía que no era la primera vez que su aún esposo tenía una charla consigo mismo.
—Sí, me reveló que el problema siempre fuimos nosotros, que el Marigold que infectó a nuestras madres e hizo que nacieramos, fragmento la línea temporal, creando varias líneas de tiempo alternativas —trataba de explicar de forma que todos entendieran que ellos mismos eran el problema.
—Es lo que Ben trató de mostrarme -dedujo Viktor al escucharlo—. Cuando tomé su brazo tuve una visión —vaciló un poco, no sabía si debía contar a detalle su visión—. Tal vez trató de decirme que la purga no era algo malo.
—Intentó matarte —le recordó Cass.
—Pero no lo hizo, me empujó antes de hacerlo —lo defendió teniendo a Lea aun entre sus brazos.
—Para arreglar esto, hay que volver a la línea temporal original, dejar que el Marigold de nuestros cuerpos se funcione con el Durango.
—¿Y qué pasará con eso? —le preguntó Diego.
—Dejaremos de existir —apenas pudo decir aquellas palabras.
—¿Hablas de suicidarnos? —la voz de Cass se escuchó devastada.
—Seremos borrados de la existencia —Cinco no podía evitar sentirse miserable de ver como su esposa estaba sufriendo más de la cuenta en un solo día-. Nadie recordará nuestro por la tierra.
—¿Y nuestras familias?
—Nuestros hijos no existirían, al no existir nosotros, dudo que ellos lleguen a existir.
—Mami, ¿qué pasa? —despertó Lea de su sueño.
—Nada, cielo, no pasa nada —la tomó en brazos arrullándola—. Yo no haré esto.
—Cass...
—No voy a dejar a mi hija, me iré con ella en el metro —decidió dispuesta a arriesgarse.
—No puedes hacer esto o nuestro sacrificio será en vano —discutió Cinco.
—No puedes obligarla —la defendió Viktor.
—Yo iré con ella, con mis hijos y mi familia —la apoyó Lila.
—Lo que menos quiero es compartir una línea temporal junto a ti, pero es lo que me queda.
Ambas salieron de la sala de la mansión, Lila transportó a todos a la estación del metro.
—No pueden hacer esto.
Viktor lo siguió viendo sus intenciones.
—Llévame contigo —exigió al verlo.
—¿Qué?
—Planeas que Cass abandone a Lea para morir con nosotros, al menos déjame despedirme de ella antes.
—Esto no es una buena idea.
—He cuidado de Lea desde que llegó a este mundo, al menos quiero tener la oportunidad de despedirme de ella.
Cinco soltó un suspiro tomando de su brazo para transportarlos a ambos a la estación, bajaron las escaleras viendo que ambas mujeres esperaban el metro para irse.
—¿Qué hacen aquí? —se acercó Cass a ellos.
—Te lo suplico -habló Cinco desesperado—. No hagas esto, Lea y todos pueden correr peligro si tú y Lila no regresan.
—Mejor habla de eso con tu amante, no soy solo yo quien quiere irse.
—Esto no se trata de lo que pasó entre nosotros, me importas tú y la seguridad de Lea.
Escuchó la llegada del metro, ella se alejó acercándose a su hija, Viktor no perdió la oportunidad de acercarse para despedirse de ella.
—Papá —lo abrazó con los ojos humedecidos.
—Lea, debes prometer que te portarán bien, le harás caso a mamá en todo.
—¿Tú no vendrás?
—No puedo, pero estarás en buenas manos —le dio un último abrazo a Lea.
Al tener a Cass cerca suyo no dudó en plantarle un beso, que ella no rechazó esta vez, Cinco los veía desde la distancia sintiéndose destrozado por dentro.
—No quería morir...sin antes hacerlo —confesó Viktor al separarse.
Cass estando aturdida entró al vagón, Lila estaba en el mismo estado que ella, sus miradas reflejaban el miedo de que algo podría pasar si ellas se iban, con solo mirarse ambas salieron del vagón antes de que las puertas se cerraran.
Lila oía los gritos y súplicas de su familia para que ella regresara, Cass oía los llantos de su pequeña pidiéndole que no la dejara.
Ambas mujeres se arrodillaron para mirar a sus seres amados.
—Mami...—lloraba Lea golpeando el vidrio con sus manitas.
—Tranquila mi amor, mami estará bien, por favor obedece en todo a la familia de tus primos —miró a la madre de Lila a los ojos—. Por favor, como madre le suplico que cuide de mi hija, son lo único que tiene.
La madre de Lila se compadeció al verla y asintió mostrando su compromiso de cuidar de Lea. El metro avanzó, pero Cass no se separaba de la puerta, Lila era consolada por Viktor, Cinco no dudó en correr por Cass, ella se detuvo al ver como el metro se hacía menos visible, calló de rodillas sin evitar llorar.
Cinco no dudó en ponerse a su lado abrazándola, él también se sentía miserable al igual que ella, también lloraba por su hija.
No tuvo la oportunidad de verla crecer y nunca podrá tenerla.
—Te odio, por hacerme esto —ella le dio golpes en el pecho que no eran fuertes.
—Yo también...también me odio —le susurró abrazándola con fuerza.
Los cuatro volvieron a la Academia, ninguno se veía bien con lo que acababa de pasar.
—¿Y los niños?
—Están bien, a salvo —le respondió Cass a Diego.
Vieron llegar la lava de la purga, todos se pusieron en círculo listos para aceptar lo que venía.
—¿Lo amas? —Diego no tenía la intención de morir sin antes saber la verdad.
Lila no supo que decir.
—No quería lastimarte, Diego. Tuvimos una buena vida, fuimos felices.
—Sí lo amas.
Ella tomó su mano, la verdad era que su corazón latía por Diego, pero el suyo parecía que ya no latía por Lila.
La lava llegó hasta sus pies, sintieron el calor inundar sus cuerpos, Cinco veía como la mujer con la que había compartido siete años juntos elegía a otro hombre, a su lado tenía a Cass.
La mujer que verdaderamente lo amó.
Ella se encontraba con la mirada perdida en sus pies.
—Lo siento -se disculpó.
—Gracias.
—¿Qué?
—Gracias —repitió Cass—. Por tratar de salvarnos en cada apocalipsis, por los años de matrimonio, fui feliz.
Viktor desvío un poco la mirada al verlos juntos, sintió que ese beso tal vez no significó nada para ella.
Pero de pronto sintió la mano de ella entrelazada con la suya.
—¿Tú...?
Ella lo calló con un beso antes de que dijera algo más.
—Tal vez, en otra línea temporal seríamos tú y yo.
Él sonrió sintiendo como su corazón latía rápidamente, Cass lo amaba.
Cinco se quedó viendo como ahora estaba solo, había perdido a la mujer que hacía su vida mejor.
La había perdido.
—Children behave, that's what they say when we're together —empezó a cantar Cass con una sonrisa triste sintiendo como la estab consumiendo el Durango.
—And watch how you play...—la siguió Luther.
Allison también se unió a la canción junto a Kaus y Viktor.
—They don't understand, and so we're running just as fast as we can.
Los hermanos Hargreeves cantaban con tristeza en su corazón aquella canción que amaban de niños, recordando cuando solo eran unos pequeños que eran especiales por tener habilidades extraordinarias, sin apocalipsis y solo teniendo que combatir con los malos.
"Holdin' onto one another's hand
Tryin' to get away into the night
And then you put your arms around me
As we tumble to the ground, and then you say, i think we're alone now there doesn't seem to be anyone around.
I think we're alone now
The beating of our hearts is the only sound"
Todos sonrieron mirándose al tener la lava cubriendoles casi todo el cuerpo.
—Gracias, por aceptarme en su loca familla.
—Te veré en el infierno maldita -rió Cass.
—Te amo...-fueron las últimas palabras de Cinco.
El Durango los consumió.
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