//End of beginning//
Sus cuerpos estaban cubiertos por la lava seca, una gran honda cubrió la tierra en segundos, las líneas temporales alternas empezaron a desaparecer, hasta que quedó la línea temporal original.
De la vieja Academia Umbrella salió un gran resplandor de color naranja, dentro de ella estaban los Hargreeves desorientados y confundidos, pero a la vez lloraban de la felicidad de verse de nuevo.
—¡Estamos vivos! —Luther empezó a dar abrazos a cada uno de sus hermanos.
Lila y Cass se abrazaron por un instante hasta que ella se separó con desagrado, abrazó a Viktor sonriendo feliz de no estar muerta.
—¿Pero...cómo? —se cuestionó Cinco no teniendo idea del porqué seguían vivos.
—Dijiste que seríamos borrados de la existencia, que no existiríamos más —dijo Diego confundido pero feliz.
—Mi otro yo me lo dijo, éramos el problema y cada vez que intentábamos detener el apocalipsis otra línea temporal alterna se crea —explicó.
—No sería que tal vez, solo debíamos aceptarlo y dejar que la purga suceda —habló Cass reflexionando—. Tal vez solo debíamos dejar que el universo haga lo suyo, teníamos que aceptar nuestro destino en vez de pelear por cambiarlo.
—No importa como sucedió —sonrió Allison—. Estamos vivos, vivos —abrazó a Klaus.
—Esperen —los llamó Lila—. ¿Y nuestras familias, nuestros hijos?
En ese momento oyeron más voces de la familia de Lila y sus hijos, los niños entraron corriendo hacia los brazos de sus padres.
—¡Claire! —recibió a su hija con alegría sintiendo como sus lágrimas bajaban por sus mejillas, unió a Klaus al abrazo, él era parte de su familia.
—Mami —Lea corrió hacia los brazos de su madre.
Los gemelos se apegaron a Lila y Grace a su padre, todos estaban aliviados y felices de verse otra vez, en otra parte de la Academia oyeron unos quejidos. Corrieron hacia el recibidor viendo a Ben y Jennifer vivos.
No dudaron en abrazarlos a ambos cada uno celebrando haber acabado con la purga, estaban en la línea temporal correcta.
—Cass...—la tomó de la mano Cinco alejándola del resto.
—¿Sí?
—¿Lo amas? —preguntó refiriéndose a Viktor.
Cassandra lo pensó por un momento, Cinco había sido el amor de su vida, pero al parecer no para su vida, demostró que antes las crisis podía dejarse llevar por las circunstancias y traicionar su confianza.
—Sí, lo amo.
—Yo no me doy por vencido...sé que podrás perdonarme.
—No, Cinco, solo nos une Lea, quisiera que fueras un padre para ella —se alejó volviendo con su hija que estaba en brazos de Viktor.
Ambos se miraron algo incómodos por lo que había sucedido antes, no sabían como abordar el tema de lo que sentían.
El tiempo parecía transcurrir de manera lenta, volver a una vida normal no era fácil después de siete años en un metro alejada de los demás, Cassandra y Cinco pusieron fin a su matrimonio mediante el trámite de divorcio, Cass tendría la custodia de Lea, Cinco podría verla los fines de semana, vacaciones y feriados largos, siempre y cuando Cass sepa que él es quien tiene a su hija.
Adaptarse a la sociedad no era muy fácil, pero habían logrado reconstruir su vida, aunque Cass no lograba conseguir un trabajo tuvo el apoyo de su familia, las cosas con Viktor eran algo complicadas al no saber como podrían empezar, él visitaba a Lea todos los días dándole nuevos regalos que fueron hechos por sus propias manos.
—Muchas gracias, papá Viktor —le dio un beso en la mejilla subiendo a su habitación.
Viktor nervioso por estar a solas con Cass decidió sentarse en el sofá de la sala.
—Me enteré de que mañana inicia la escuela —habló tratando de romper el silencio.
—Sí, está emocionada por la idea de ver a más niños.
—Me lo imagino, pareciera que fue ayer cuando nació siendo muy chiquita.
—Fue hace siete años, Viktor —le recordó con nostalgia sentándose a su lado.
—Aún me duele la mano que apretaste ese día —soltó una risa al recordarlo.
—Oye —le dio un golpe con el paño que tenía en manos—. Era yo quien estaba trayendo una vida.
Ambos quedaron un momento en silencio mirándose, aunque no habían hablado sobre lo que había pasado hace unos meses, sabían que pensaban en lo mismo, de pronto estuvieron demasiado cerca al punto de sentir la respiración del otro cerca de ellos.
Viktor no dudó tomarla de las mejillas para darle un pequeño beso, Cass no lo había rechazado y pasó su manos por su cuello acariciando su nuca.
Un gritito los hizo separarse, al voltearse vieron a Lea emocionada y sonriente.
—¡Sí, sí, sí! —bajó las escaleras para subir al sofá y sentarse en medio de ellos—. ¡Al fin mami, te casarás con mi papá Viktor!
Ambos la miraron asombrados por lo que dijo.
—Cielo, creo que estás adelantándote —la calmó Viktor—. Tu mami y yo estamos tratando de ir con calma, aún no decidimos que somos en verdad.
—Son novios.
—¡No! —respondieron al mismo tiempo.
—¡¿Se casaron?!
Cass cerró los ojos tratando de no reír por las ocurrencias de su hija.
—Cielo, ¿no tenías que arreglar tu mochila para mañana? —trató de cambiar el tema.
—Mi mochila —se bajó del sofá para subir a su habitación, ambos soltaron un suspiro aliviados de haber salido de aquella situación.
—¿Cinco....te acompañará mañana?
Ella asintió.
—Quiere estar presente en el primer día de Lea, no puede negarle eso.
—Lo sé, Allison me contó que Diego conoció a otra mujer, la presentó con los niños y al parecer la aman. La conoceremos en el cumpleaños de los gemelos.
—¿Y Lila?, ¿cómo lo tomó?
—Al parecer bien, Diego está en su derecho de rehacer su vida, aunque...
—¿Qué pasa?
—Klaus, me dijo que Cinco y ella...al parecer están empezando a salir.
Cass se quedó un momento en silencio pensando en lo que diría.
—Bien por ellos.
—Me sorprende que lo tomes bien.
—Es su vida, no tenga nada en contra de ellos.
Viktor se enderezó para prestarle más atención.
—¿Y si un día lleva a Lea con él y Lila esté presente?
—Mientras no se meta con mi hija estaré bien.
La noche cayó mostrando las estrellas y la radiante luna, Cass terminaba de lavar lo que había usado para preparar la cena de su hija, aquella casa se sentía vacía.
El recuerdo de Cinco la hacía sentirse miserable, se había besado con Viktor y ahora estaba pensando en su ex esposo, parecía una adolescente que no podía decidir con quien debería quedarse.
No había mucho que pensar, Cinco rompió su confianza, Viktor la protegió por siete años estando solos y respetó su desición de volver sabiendo que ella volvería a los brazos de Cinco.
—Mami, mi cuento —Lea bajó las escaleras con su libro en manos.
—Sí, espera un minuto, cielo —secó sus manos para cargarla, la recostó en su cama arropandola.
Leyó como tres cuentos para que Lea lograra dormir, hace siete años su pequeña había llegado a su vida, mientras pasaba por una de las peores etapas de su vida, Lea llegó para darle un rayo de esperanza.
—¡Me dormí!
El grito de Lea se oyó hasta la planta baja donde se encontraban Cinco y Cass.
—Típico de ella —murmuró Cass riendo mientras preparaba la lonchera de su hija.
—¡Mami no encuentro mi ropa!
—¡Revisaste en tu armario!
—¡Lo encontré, gracias mami!
—¿Qué tal te va con Lila? —le preguntó a su ex esposo que estaba parado en el marco de la cocina.
—¿Cómo...? —se vio sorprendido pero luego lo supo—. Klaus.
—De todas formas iba a enterarme.
—Bueno...queríamos darnos una oportunidad.
—Me alegro por ustedes —cerró la lonchera tirando a la basura los envoltorios de galletas vacíos.
—Quisiera que Lea y Lila se lleven bien —habló temeroso de la respuesta de Cass ante eso.
—Me parece bien, digo, si Lila llegara a ser tu esposa, Lea debería al menos aprender a tolerarla.
—No he hablado de casarme con ella, solo nos damos una oportunidad de ver como conectamos.
Cass soltó una risa.
—Pero si lo hicieron después de siete años.
Cinco no dijo nada, recordando como habían llegado a eso, Lea bajó a la cocina abrazando a su mamá.
—Hola, Cinco.
Él soltó un suspiro al oírla, en el tiempo que llevaban conociéndose, Lea parecía no querer llamarlo "Papá", lo entendía perfectamente, Viktor había sido más padre que él.
—Vamos que se hace tarde.
El auto se detuvo enfrente de aquella institución donde ingresaban varios niños de todas las edades, Lea se veía fascinada con la idea de estar dentro.
—Vengo por ti a las once, pórtate bie, cielo.
—Sí, mami.
—Lea, toma — él le entregó un bolígrafo negro que tenía el nombre de su hija en letras doradas—. Para que empieces tu año escolar.
—Gracias, Cinco —bajó del auto entrando emocionada a la escuela.
A su alrededor veía a niños correr por el patio, algunos eran más grandes que ella, otros más pequeños, era algo muy divertido.
Llegó a su salón tomando asiento en el pupitre que estaba en el medio, la campana de ingreso a las aulas sonó y todos los alumnos ingresaron al salón para tomar asiento.
—Hola —una niña de cabello rubio que estaba sentada a su lado la saludó—. Me llamo Violet.
—Yo me llamo Lea —le sonrió.
La maestra llegó al salón saludando a todos.
—Vaya, veo una cara nueva este año —miraba el lugar de Lea—. ¿Puedes presentarte, por favor?
Con toda la confianza del mundo se levantó alegre para responder.
—Hola, me llamo Lea Hargreeves, tengo siete años, vivo en el centro con mi mami, tengo dos papás y muchos tíos.
—¿Dos papás?, de seguro tu primer papá no te quiso lo suficiente —comentó un niño con la intención de hacerla sentir mal.
—No, que tu papá no te haya querido no es mi culpa cara de artesanía inca —le respondió.
Todos los niños vieron como el niño empezaba a llorar por la respuesta de Lea, algunos la apoyaban por colo se había defendido.
—Niños silencio, Lea discúlpate —ordenó la maestra.
—Pero él empezó, que me pida disculpas primero.
—Lea, te he dicho que te disculpes.
—No, fue a mí a quien molestaron primero, no es mi culpa que no haya soportado mi respuesta.
—Siéntate, hablaré con tu madre a la salida.
El receso llegó muy rápido, Violet y Lea estaban en una banca del patio comiendo su almuerzo mientras veían a los de sexto año jugar fútbol.
—¿Y porqué tienes dos papás?
—Porque a mi papá se le ocurrió viajar en un metro loquito, perder, enamorarse de mi tía Lila, regalarle un brazalete barato y decírselo sin vergüenza a mi tío Diego en navidad y porque mi papá Viktor es lindo con mi mami por eso ella lo eligió.
Violet se quedó un momento procesando lo que ella le había dicho.
—¿Qué cosa?
Fue en ese entonces cuando una pelota la golpeó haciendo caer su almuerzo, vio al niño que había insultado en clases reír.
—¡Eres un animal, Iván! —le gritó Violet molesta.
—Fue un accidente —se excusó pareciendo "arrepentido".
—Que te lo crea tu papá, cierto, no lo tienes.
—No te pego solo porque eres niña.
Lea tomó su liga atándose el cabello y poniéndose un gorro.
—Yo no te tengo miedo, parece que aquí la niña es otra —lo retó.
Lea se abalanzó contra el niño para empezar a jalar de su cabello, los demás no tardaron en reunirse en un círculo para alentar la pelea, unas maestras llegaron para separarlos a ambos.
Ahora estaban ambos en la oficina de la directora desaliñados y algo moreteados.
—¡Lea! —Cass entró a la oficina de la directora siendo seguida por Viktor y Cinco.
—Cielo.
—Papá Viktor —corrió hacia sus brazos para ser cargada.
La madre de Iván ingresó por la puerta y al ver a su hijo empezó a alterarse.
—¡Iván!, ¡¿Qué te hizo esa salvaje?!
—¡Respeta a mi hija! —exclamó Cass indignada por como esa mujer se dirigió a Lea.
—¡Tu animal salvaje atacó a mi bebé!
Cass sintió como si enojo la consumía por completo al oírla.
—Sobreviví cuarenta y cinco años a un futuro apocalíptico, fui una de las mejores sicarias de la Comisión, salvé el mundo tres veces, maté a muchas personas a través de los años y sobreviví en un metro atrapada por siete años, podré con una madre estúpida que no sabe educar a su hijo.
No dudó un segundo darle una bofetada a aquella mujer, se ató el cabello y la oficina de la directora se llenó de gritos e insultos.
—¡Dale mami, suénale! —la alentaba Lea.
Lograron separar a ambas mujeres que estaba desaliñeadas, pero la madre de Iván estaba en peor estado que Cass.
—En vista de los acontecimientos que acaban de ocurrir, me veré en la obligación de suspender a sus hijos por dos días.
—Al menos también castigó al niño —agradeció Cass cargando a su hija para salir de la oficina de la directora.
Tanto Cinco como Viktor la seguían, no habían dicho una sola palabra, estaban algo asustados por como Cass se veía cuando se molestaba.
—¿Quieren ir a almorzar? —les preguntó de manera cálida y suave.
—Sí, comida —celebró Lea.
—Lo siento —se disculpa Cinco viendo el entusiasmo de su hija—. Pero debo volver a mi trabajo, las acompaño otro día.
—Está bien, no importa. Vamos Viktor.
Cinco gruñó molesto al ver que lo incluía a él en sus salidas, aunque no tendría mucho que reclamar puesto que su hermano fue más padre que él y al parecer estaba empezando algo con su ex esposa.
Mientras conducía de regreso a la central un mensaje llegó a su celular, al abrirlo frenó de golpe estacionandose al lado de la acera.
"De parte de Diego Hargreeves, me complace invitarte al cumpleaños de mis dos hijos Coco y David, mañana a las siete de la tarde, esperamos su asistencia porque también se llevará a cabo una sorpresa. Los esperamos"
—Lila...
Volvió a poner en marcha su auto para seguir su camino hacia la central.
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