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En cuanto escucharon las palabras de Eva resonar por toda la sala los presentes se sonrieron con entusiasmo, sobre todo Gary al ser fan de aquel cantante que hace tiempo conoció gracias a su padre al compartir momentos juntos.

Habían pasado años que no escuchaba aquella melodía entrar por sus oídos lo que le hizo imposible el no soltar risas de felicidad pura, repletas de nostalgia y a su vez simple diversión, mientras corria al pasillo entre vueltas y vueltas, perdiéndose en el sonido mientras lo imitaba con sus manos y pies en el camino totalmente inverso en las notas musicales. Antes de darse cuenta ya estaba bailando enérgicamente con Mooncake flotando a su alrededor, acompañandolo con su pequeña sonrisa característica, feliz de seguirle el juego al rubio.
Gary saltaba mientras cantaba las estrofas que recordaba, inventando la letra y chocando con palabras en el proceso, casi diciendo cualquier cosa con tal de mantenerse inmerso en el ambiente. Aún así, poco le importaba verse ridículo o tropezar con su propio hablar.

Escuchó pequeños golpes detrás suyo y volteó para observar el como su hijo comenzaba a seguirle el juego entre sonrisas, poco a poco mas gente se unía al pequeño recital lleno de ritmo y diversión.

Inclusive Hue no se contuvo y se unió aún si fue entre tropiezos.

- ¡Siéntelo, Hue! - Soltó el humano sin dejar de moverse, alentando al pequeño robot inteligente al señalarlo con ambas manos.

Luego, tomó a Cato de las manos comenzando a dar vueltas junto a él, quien comenzó a reír de inmediato aplicando la misma fuerza logrando que sus cabellos se alborotacen. Amaba aquellos momentos con Gary, su segundo padre y una de las personas mas importante en su vida junto a Avocato. Siempre de alguna manera terminaban haciendo idioteces, era como el papá buena onda que te cubre cuando haces algo malo, o el que alienta los juegos peligrosos sólo por diversión, todo sin dejar de preocuparse y amarlo, mientras que su otro papá era mas sobreprotector.
El felino era mas reconocido por siempre recordarle lo orgulloso que estaba con palmadas y mimos sin dejar su lado estricto, muchas veces Avocato terminaba corrigiendo a ambos. A pesar de todo ello, eran una linda familia.

Que hablando del rey de Roma.

- ¿Qué demonios esta pasando aquí?

En cuanto escuchó la voz de su padre Cato abrió los ojos dispuesto a verlo, pero no lo logró ya que cayó cuando debido a un descuido su agarre con Gary se soltó desprevenidamente provocando que tanto él como el de chaqueta café salieran volando sin control.

Para su suerte, no terminó enterrando su rostro en alguna pared y no fue una caída fuerte, sólo quedó mareado al punto de no poder pararse sin ver todo girar. Cayó sentado en un par de segundos.

Diferente a Gary, quien chocó de lleno contra Avocato sin oportunidad de prevenirlo, cayendo ambos al suelo con fuerza, el golpe se escuchó de forma seca ocasionando que los miren por inercia. La música no se detuvo en ningún momento por lo que aun con todo ese ruido rodeándolos, el de tez pálida parpadeó mareado hasta poder ver correctamente y estar en todos sus sentidos, dejó escapar un quejido bajo al sentir el dolor del golpe, mientras que a su vez se apoyaba sobre sus rodillas para estabilizarse en los posible del incidente que no logró procesar antes de centrar su vista y encontrarse inmediatamente con los ojos cerrados y el rostro adolorido de su mejor amigo debajo suyo.

Gary, al ser consciente de su posición, no tuvo mejor idea que olvidar que estaban en mitad del suelo y ubicar sus manos a los lados de la cabeza del ventrexiano para tener una mejor vista, sonrió de forma coqueta comenzando inmediatamente y sin pensar con otro de sus intentos mayormente victoriosos para llamar la atención del azulado.

- ¿Pero que tenemos aquí? el ventrexiano más sexy del universo. - Pronunció mientras entrecerraba lo ojos y mordía su labio inferior, formando una mueca mas graciosa que pícara.

- Cierra la boca, Gary. - Se quejó el felino llevando una mano a su cabeza sobando la zona del golpe que había recibido. - Carajo, ¿Qué están haciendo? - Pregunto a pesar de ya saber la respuesta, pues era algo totalmente obvio. Se sentó empujando sin mucha fuerza a su contrario mientras este se hacia a un lado y los demás volvían a lo suyo.

No era nada raro ver a Gary coquetear de esa forma tan atrevida con el de pelaje oscuro, por lo que no le dieron importancia en cuanto se cercioraron de que se encontraban bien.

- Es un ritual de apareamiento. - Explicó Gary con lo primero que se le vino a la cabeza, chasqueando los dedos. - Y estas aquí, así que funcionó.- Guiño un ojo, creyendo con total seguridad que lo que había dicho había sido tan ardiente como el hombre frente a el.

- ¿Tu ritual incluía una contusión cerebral? - Reprochó con sarcasmo observando como el rubio se paraba y extendía su mano en señal de ayuda.

- Tal vez. - Contestó sin dejar esa sonrisa picara.

Avocato aceptó su ayuda parándose junto a su amigo de un pequeño salto, le dio una mirada avergonzada y seguido de esto fijó su vista en su hijo bailando junto a Mooncake dando vueltas a su alrededor. Sonrió ligeramente sin darse cuenta, feliz de ver a su muchacho sonreír como hace tiempo no hacia. Gary siguió su mirada y al presenciar lo mismo y percatarse de la escena que se desenvolvía frente a él, no pudo pensar en otra cosa que no fuera besar a Avocato ahí mismo, sólo por impulso. Le encantaba lo sensible que era a pesar de no aparentarlo, pues detrás de ese rostro serio y frio estaba el padre primerizo que hacia todo por su Pequeño Cato.

Podía comprenderlo a la perfección, ese niño lo era todo para ellos y muchas veces era mucho más evidente de lo que ellos creían.

- Amor de mi vida. - Avocato volteo a verlo con una ceja alzada por el tono utilizado.- ¿Me concederías-

- Ni lo sueñes. - Negó rápidamente. Sus brazos se cruzaron y su cola se movió por unos segundos, el contrario miro aquellas señales en silencio, que a pesar de captarlas no se dio por vencido.

- Vamos. - Canturreo tomando sus manos con suavidad, un contacto que Avocato no rechazó. - Sólo unos minutos, además, ¿Quién no querría bailar con Gary Goodspeed? - Infló su pecho con orgullo.

Avocato guardó silencio mirando el rostro de su mejor amigo, ignorando sus comentarios idiotas. Dudando entre sí ser sincero o simplemente irse de allí, después de todo, se presentó únicamente por la curiosidad de verlos bailar para luego retirarse por donde llegó.

- ... No se bailar, Gary.

Eligió la opción arriesgada luego de pensarlo y se dio crédito por su valentía. Pero notó su error cuando vio el como a cada segundo que pasó desde que soltó sus palabras la sonrisa de su amigo se ensanchó lentamente.

Y sus ojos brillaron de emoción.

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