La llegada de una chica misteriosa
Al día siguiente tenía que ir a la escuela; lo bueno que era día viernes y alcancé a hacer mis tareas a tiempo y, pude compartir con mis amigos el resto de la mañana que quedaba. Iba con mi mochila a punto de salir al aire puro, a ese aire que olía a libertad; pero escuché voces de chicas hablando entre sí y decían lo mucho que lo pasarían genial al ir a la gran fiesta en no sé qué casa y, de todas formas no me interesaba porque las chiquillas así de locas…no me gustan en lo absoluto. Recordando esto me entristeció mucho porque eran lindas y me gustaban…bueno, solo la apariencia; pero nada más. A veces desearía conocer a la chica ideal, que me quiera tal como soy y que no me llamara chico inmaduro así como Perla le dice a Jeremy. De las veces que había ido a pensar al parque, uno de esos pensamientos había sido del cómo sería la chica ideal a quien yo me enamorara, de ella la cual sería mi novia y tal vez, más adelante (quizá) mi esposa.
-Oye <dijo mi compañero Franco>, despabílate y deja de andar soñando-
Todos mis compañeros se rieron de mí, pero estaban acostumbrados, ya que, ya me conocían así: “el niño soñador”. Una vez casi muero atropellado porque estaba en la luna, pensando cosas que no debí pensar en ese momento…sí, debí haberlo hecho en el parque…era más seguro, ¿no? Entonces dejé de recordar los pensamientos que pensé en ese entonces y me dediqué a ir a mi casa a dejar las cosas que se relacionaban con la escuela para ir derechito al parque.
Cuando llegué a mi calle, de lejos divisé un inmenso camión del porte de una casa. Era un camión de mudanza de la casa que quedaba justo al frente de la mía. Sin embargo, no quería perder tiempo, ya que, necesitaba todos los segundos para dedicarlos exclusivamente en el parque. Así que fui a mi cuarto, dejé mi mochila tirada, me cambié de ropa lo más pronto posible, saque una manzana para el camino y, abrí la puerta de mi casa para ir en dirección hacia el parque; cuando de repente salió de un auto una familia (desconocida para mí) y ahí estaba ella. Parecía una mujer fashion con lentes de sol oscuro y vestía con un hermoso traje floreado…como si el sol oculto saliera de las nubes para darle una cálida bienvenida. De pronto, sacudió su cabellera rubia de un lado a otro como si quisiera refrescarse con el aire de esta ciudad y su sonrisa me hipnotizó por completo…todo lo veía como si el tiempo se detuviera solo para mí; pero cuando veía todo esto, la boca se me abrió hasta el suelo (literalmente), luego sonreí con los ojos medio abiertos inclinando mi cabeza hacia la derecha con suspiro (como un chico que se enamora a primera vista) y sin darme cuenta, se me cae la manzana.
Con el sonido que la manzana emitió al caer, la vista de la chica misteriosa se vuelve hacia mí. Apenas ella se quedó mirándome, me sonrojé mucho; pero no pasaron segundos cuando ella me regaló una sonrisa porque mis mejillas estaban rojas. Sin saber que decir o cómo actuar, preferí salir corriendo en dirección hacia el parque. Bueno, no soy el más genial en tomar decisiones, pero…espero que algún día me sirva de algo no tomar la decisión correcta.
Cuando llegué al parque…la verdad es que cuando intentaba pensar en algo…la imagen de la chica no se me salía de la cabeza y por más que me esforzaba, no había caso. Incluso me estaba arrepintiendo el no haberla saludado y darle la bienvenida al nuevo barrio. Cada vez que pensaba en ella, no dejaba de suspirar y el corazón me latía más de mil bombeadas por hora. Por un momento cerré mis ojos y me traté de calmar. De pronto, sentí una mano en mi hombro derecho e inesperadamente abrí mis ojos para ver quién era esa persona por la cual invadió mi espacio personal.
-Hola, ¿Cómo estás? <dijo la chica misteriosa entregándome la manzana>, se te quedó tu manzana en el suelo y te fuiste corriendo-
-Aaaaaa….-
La verdad no sabía qué decir, estaba completamente sonrojado y ella de seguro lo notó. Lo peor de todo es que se sentó a mi lado para conversar:
-Mi nombre es Clara y, seré tu vecina desde ahora en adelante…¿cómo te llamas?-
-Aaaaa…mi nom…bre es…Carlos, Carlos Andrés; pero todos me dicen Andrés-
-Mmm…es un nombre muy bonito, Andrés…y, ¿cuántos años tienes?-
-Eee…tengo…tengo 15, 15 años ¿y tú? -
-Yo tengo 18 y en Junio cumplo los 19 años; pero si somos amigos serás mi primer invitado-
-Eso sería genial, pues sería el primero que llegue a tu fiesta-
Con esa respuesta, Clara sonrió y le mostré todo el parque, conversamos mucho y me compró un helado; creo que con ella tuve una cita inesperada. Había anochecido, así que la llevé hasta su casa y la dejé sana y salva; pero mi linda mamá justo salió de la reja hacia afuera y me regañó a coscorrones porque llegué y salí sin avisar, no almorcé y ella (mi madrecita) estaba muy afligida pensando de que me había pasado algo muy malo o que me habían asaltado, atropellado, matado...cualquier cosa. Clara presenció todo el espectáculo y, a mí me dio más vergüenza de que ella lo viera todo a que mi mamá me regañara; pero Clara se asomó en dirección hacia mi mamá para darle una explicación. Le dijo a mi mamá que ella se había perdido y yo la encontré y la llevé hasta su nueva casa. Por fortuna mi mamá, como no le gusta quedar mal ante las personas, mas sobre todo si le gusta dar una buena impresión a la gente que es nueva, se fue calmando de a poco y le pidió disculpas a Clara por el escándalo que ocasionó; pero no podía evitar la preocupación que tenía hacia mí.
Ella no tenía problemas con aquello, ni tampoco le importó el escándalo de mi mamá, solo le preocupaba el haberme metido en líos accidentalmente.
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