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4 Histérica

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Transcurrió una semana más, Kian venía todos los días a la residencia, pero ya no hablábamos, solo pasaba a buscar a mi amiga y se iban, además, tampoco es como si quisiera entablar una conversación con ese creído insoportable, honestamente aún me costaba creer que mi amiga pudiera soportar su ego y su estupidez.

En fin, en el colegio casi no nos cruzamos y me parece mejor así. Si mi madre se entera que he hablado con él seguramente me cambia de colegio.

Me rio internamente, es tan exagerada que sería capaz, y yo soy tan parecida a ella que le contaría todo con un toque de dramatismo, estoy segura que mi madre hallaría la manera de alejarme de Kian y sus malas amistades.

Al salir de la clase de economía voy bajando los escalones cuando llega un mensaje a mi celular, al leer el texto tropiezo con mis pies y caigo directo al frío suelo raspándome las rodillas y las palmas de las manos.

El mensaje dice...

¡Has estado dando vueltas en mi mente!

Mi corazón da un vuelco. El número es desconocido.

Respondo el mensaje de mala gana.

Número equivocado, ¡lo siento!

Poco después, subo a mi auto y el celular vuelve a vibrar indicándome que he recibido otro mensaje.

Eso crees amor, ¡Deja de bromear, sé que eres Lu!

«Un momento, ¿Lu? ¿Cómo sabe mi numero un admirador de Lu? para empezar, ¿quién le dice Lu a una chica como intento de coqueteo?».

—¿Te gustó mi mensaje, Lu? —le pregunta Kian a Lau, a un par de metros de distancia de mi coche, así que lo escucho perfectamente.
Ja, solamente un chico como Kian podría ponerle a mi amiga ese apodo tan aniñado, y lo más irónico de la situación era que Lauren odiaba que sus padres y su familia le dijeran Lu, pero a Kian le permitía decirlo como si en sus labios ese apodo se escuchara magnífico.

—No ha llegado ningún mensaje a mi número —confiesa ella extrañada mientras él le rodea la cintura con un brazo.

Kian le dedica una mirada confusa. —Pero estoy seguro que se envió.

Enciendo el motor de mi auto y me detengo al lado de ellos. Pulso el botón del claxon para atraer su atención, Lau se sobresalta y desgraciadamente Kian esta vez no lo hace.

—Si llegó, pero te equivocaste de número. Lu me dio este número hace un tiempo, ahora ella tiene uno nuevo —le digo a Kian fingiendo consideración, sentada cómodamente dentro de mi coche.

—¿Y eso qué significa? —cuestiona él posando sus ojos azules en los míos, yo evito su mirada y la enfoco en Lauren.

Mi amiga sonríe divertida por la situación.

—Significa que borres mi número de tu celular —dicho eso sigo mi camino y enciendo la radio, mis canciones comienzan a escucharse en las bocinas del auto.

—Oh —escucho decir a sus amigos, quienes escucharon la última parte de la conversación, si a eso se le puede llamar conversación.

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Estoy a solas con Lau en nuestro cuarto, viendo una película de comedia romántica, debo aclarar que yo odio las comedias románticas, pero a ella le encantan, así que no me quedó de otra más que aceptar acompañarla en su tarde de dramas y amores imposibles.

Ella toma un sorbo de refresco y voltea a verme.

—¿Acaso Kian no te agrada? —me pregunta de la nada.

Me pongo tensa, no esperaba que me preguntara eso, el tan solo escuchar su nombre me revuelve el estómago.

—No es del tipo de personas con las que me relaciono habitualmente —le respondo sin dejar de ver la película.

Ella resopla y juega con las pulseras en sus muñecas.

—Me gustaría que se llevaran bien.

Pongo los ojos en blanco y reprimo una carcajada. — Lástima que no es posible, tu noviecito es insoportable e intolerante, me dice ordinaria cada que puede y cada que me lo cruzo no se olvida de aclararme que yo soy la fea del grupo.

—Él nunca diría eso.

—Lo dices porque no lo conoces, te engaña y aparenta ser otro cuando está contigo, él solo te está creando falsas ilusiones Lau, esos chicos no son de tener una sola novia y no te lo digo en mala onda, sinceramente... me parece un idiota más de entre tantos en el instituto.

Ella aprieta los labios buscándole el significado oculto a mis palabras.

—Pero él si me quiere, me lo demuestra todos los días.

—Dices que te quiere, pero te mientes a ti misma. Ese imbécil es solo eso, un imbécil, aun no entiendo por qué demonios sales con él.

—Porque me gusta, por primera vez deseo estar con alguien de verdad, quiero intentarlo, no salgo con él solo para pasar el rato —confiesa con sinceridad, lo noto en sus ojos. Por alguna razón desconocida escuchar esas palabras me dolió, me dolió como si hubiera visto el final del TITANIC o a Harry Potter siendo vencido por Voldemort.

—¿Deseo? —murmure en voz alta, perdida en mis pensamientos.

—Sí, ese tipo de deseo que hace que quieras lanzarte a esa persona y comértelo a besos —responde mirando hacia el techo con ojos de enamorada.

Muy en el fondo de mi mente, imagino la escena de un chico acercándose a mí, su boca sobre la mía, sus manos acariciando las mías y diciéndome: —¿Me quieres? Porque yo si te quiero—, al idealizar su boca aparece ante mí un muy conocido rostro, de alguien que jamás pensé pudiera aparecer en mis pensamientos. Kian.

Sacudo mi cabeza rápidamente borrando esa imagen absurda de mi cabeza.

«¡Que cosa tan espantosa! Dios, ¿qué ocurre conmigo? ¿por qué estoy pensando en ese idiota?».

—Sí, debe ser magnífico sentir eso que dices —confieso soltando un largo suspiro, mirando a mi amiga de reojo.

—¿Crees que él sienta lo mismo por mí? —pregunta ella en el peor de los momentos. Ya sé que no es su culpa que su belleza atraiga a perdedores tremendamente atractivos, pero sí es su culpa que Kian este merodeando en mis pensamientos por haberlo mencionado.

—Imposible descifrarlo, incluso siendo lógica me parece imposible leer los pensamientos de ese chico.

Tras un minuto de silencio ella dice:

—Y su amigo el de cabello azul, ¿no te late? He notado cierta química entre ustedes.

—No, ya sabes que mi madre jamás me dejaría salir con alguien que tenga esa apariencia, ¿y de qué química hablas? La última vez solamente me habló en el pasillo para pedirme la hora —le respondo confundida, restándole importancia al tema.

—Lástima, harían linda pareja, y sospecho que lo de la hora solamente fue una excusa para poder hablarte, además, estoy segura que con un chico como él no te haría falta nada, créeme —exclama completamente segura y me guiña un ojo, risueña.

Entiendo su referencia y le lanzo un cojín a la cara. —¡Noooo, gracias!

Escucho que vibra mi celular en el bolsillo de mi pantalón, saco el mismo y miro el mensaje en la pantalla.

¡Hey tú! ¿No quieres probar lo prohibido?

Mi corazón se acelera como loco, de nuevo por su culpa, este chico sí que está demente al mandarle mensajes así a las chicas con las que sale.

—Lu, dile a tu novio que te mande mensajes a tu número, si mamá lee esto podría creer que salgo con ese chico malo.

—Pues le dices que es MI chico malo, además, Kian es bastante sexy, y besa de maravilla ¡No lo niegues!

—No me corresponde responder ninguna de las dos cosas —aunque muy en el fondo, pienso que Kian es atractivo... más atractivo que desayunar un buen café con leche, y en serio para mi esa combinación es un delirio, pero Kian es aún más apetecible.

«Eider, pero ¡qué dices!».

Sin decir ni añadir absolutamente nada me voy a mi habitación enojada y molesta conmigo misma, preguntándole a mi consciencia: ¿por qué me da coraje oír hablar a mi amiga de Kian?

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Al siguiente día voy caminando por el campus y casualmente cuando miro en dirección a los árboles me encuentro con un Kian y una chica pelinegra riendo por algún comentario estúpido que solo a él se le pudo ocurrir. La ira aumenta en mi interior cuando él se acerca a ella dispuesto a besarla.

«¡Será cretino!».

Interrumpo su momento romántico carraspeando mi garganta exageradamente.

Una vez que atraigo su atención le grito al idiota mayor.

—¡Eres un imbécil! —lo empujo contra el árbol y le doy una bofetada—. Si vuelves a acercarte a mis amigas juro que no la cuentas Kian. Aléjate de Lau y no te atrevas a mentirle otra vez, maldito falso de mierda. Mis amigas serán guapas, pero no idiotas.

Él me mira hecho furia con la mano derecha sobre su mejilla, que se le ha tornado roja por el golpe.

La chica que está al lado suyo me mira con el ceño fruncido y mostrando una mueca de desagrado exclama:

—¿De dónde ha salido está pequeña zorra? ¡No me digas que es una de las de tu tipo, Ki!

«¿Ki? ¿en serio le puso ese sobrenombre tan tonto y estúpido? ¿un sobrenombre aún más estúpido que él?, ¿y acaso me ha llamado zorra? ¡Esa hija de...!».

—Hey Ame, no la llames así... —le dice Kian a la chica, notoriamente molesto.

—¿Sabes quién es está pequeña zorra? —espeto enojada, cegada por la rabia de haber sido llamada zorra por una zorra auténtica. Kian me jala del brazo para detenerme, pero sigo hablando—. Su ex novia, cuando se enteró que estaba embarazada me dejó y fue a acostarse con una cualquiera, como lo eres justamente tú —él abre los ojos como platos mientras la chica me mira triste y apenada por haberme insultado sin justificación.

—Perdona yo...no quería... —la pelirroja sale corriendo con lágrimas en los ojos.

«Ja, eso te buscas por llamarme zorra, estúpida».

—¡Qué carajos haces, niña! —me grita Kian furioso empujándome contra el árbol.

—Defiendo a mis amigas de hombres como tú, tan basura, tan poca cosa —exclamo con disgusto y me dispongo a irme, pero me detiene sujetándome los hombros con ambas manos y mirándome hecho furia.

—¿¡A ti qué más te da!? No eres ni Mery ni Lau, no es problema tuyo, así que en mi tiempo libre —alza los brazos hacia ambos lados—. soy libre.

«Ahora sí quiero asesinarlo sin anestesia y no pienso contenerme esta vez».

—Debería mandarte al infierno ahora mismo, ¿acaso piensas que nosotras somos insensibles como tú, Kian? Joder, mi amiga te quiere de verdad idiota, y si le haces daño personalmente me encargaré de que tu corazón de hielo pague las consecuencias.

—¡Una niña tan ordinaria no puede hacerme nada! —exclama con soberbia cruzando los brazos sobre su pecho.

—Ah, ¿crees que no puedo? No soy para nada amable o inocente como parezco ser, así que no me provoques, porque si yo quisiera podría hacerte sentir que mueres de amor —le digo en un tono desafiante.

—¡El amor no es real, Eider! Solo es una mierda más del montón de mierda existente en esta jodida vida.

—Eso piensas hoy, pero llegará el día que sientas algo muy fuerte por una chica, y ella no sentirá lo mismo, te dolerá y tu corazón quedará hecho pedazos cuando la veas con alguien más, y yo me reiré de ti porque ese será tu castigo, idiota —le grito exponiendo mi molesta por las tonterías que dice. Él al escucharme me suelta y se queda pensando—. Cuando eso pase, no tendrás escapatoria, así que cuídate, y no engañes a Lau o tu vida de mierda será un infierno si te metes con ella.

—Ok, no lo volveré a hacer... pero no lo hago por ti nerd, lo hago porque, aunque no quiera una relación seria... Lau me interesa.

Sin añadir nada más se aleja de mi caminando en dirección al campus. Yo siento algo horrible dentro mío, me duele que haga esto, no sé por qué y no quiero saberlo, pero me duele, así que para olvidarlo de ahora en adelante optaré por ignorarlo. Él no sale conmigo, son él y Lau, ella es quien debe hablar con él, no yo.

«Será mejor alejarme de su alcance ahora que puedo».

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