Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

15 Afuera llueve

๑♡๑♡๑♡๑♡๑♡๑♡๑♡๑♡๑♡๑♡๑♡

—Tú —exclamo con seriedad, me quedo estática y mis latidos se vuelven desconstantes.

—Llegaste —Lau se detiene al lado mío y nos observa fijamente a ambos, quizá porque nos miramos sin parpadear—. Espero no te moleste que le haya invitado, ambos estamos tratando de salvar lo que tuvimos —mi amiga sonríe y rodea entusiasmada el brazo de Kian, yo miro su agarre en su brazo sintiendo la ira creciendo dentro de mí, haciéndose más y más fuerte. Vuelvo mi mirada hacia ellos con expresión seria.

—No, para nada, no me molesta, me alegro por ambos —logro decir lo último fingiendo que no sentí una espada clavarse en mi corazón al verlos juntos otra vez.

«Joder, ¿por qué duele tanto?».

—Ella me invitó a venir, además, no iba a dejar a la señorita ordinaria festejando el día de su cumpleaños sola —menciona él en tono burlón, yo lo fulmino con la mirada.

—¿Te crees mucho por ser tan irritante, Kian? —le dedico una mirada helada y de mala gana me hago a un lado—. Adelante, estás en tu casa.

Kian pasa por mi lado, mi madre se le queda mirando alarmada, pues justamente hoy —dudo que por coincidencia— a Kian se le ocurrió decolorarse el cabello y pintárselo de color platino, además, visto que lleva las mangas de su camiseta subidas por debajo de sus codos me doy cuenta que se hizo un tatuaje muy notable en la muñeca. Rodeo los ojos, seguramente quiere dar la peor impresión de todas, y si, estoy siendo sarcástica.

Después de la cena estamos todos en el living, mamá está hablando con unos empresarios que piensan hacer negocios con la compañía, papá está conversando con un señor mayor acerca de la economía y las repercusiones que tiene en la sociedad.

Yo observo detenidamente los jardines que se encuentran al otro lado de la ventana, miro la fuente de piedra, los arbustos con flores, las hojas de los árboles moviéndose ligeramente con el soplo del viento. En ese instante escucho a alguien hablar a mis espaldas.

—Así que tú eres la cumpleañera. ¡Felicitaciones! —me dice el chico con amabilidad y después sonríe.

Él tiene una cálida sonrisa y en sus mejillas se forman dos hoyuelos que lucen divinos en su rostro. Le devuelvo la misma sonrisa y le tiendo mi mano por cortesía.

—Soy Eider.

—León Blanco —él estrecha su mano con la mía y ambos sonreímos.

Noto como alguien a lo lejos observa la escena con furia, a decir verdad, es lindo verlo enfadarse así por mí, aunque ya no haya nada entre los dos y nunca vuelva a haberlo.

—¿Eres hijo de alguno de los amigos de mamá? —le pregunto para iniciar un tema de conversación y él asiente.

Su cabello castaño me fascina y su aspecto físico también me gusta, él es delgado y alto, sus ojos verdosos me enganchan inmediatamente a un peligroso hechizo que envenena mi sed de venganza para hacerla más fuerte.

—Tu madre quería que nos conociéramos desde hace tiempo —confiesa el chico al mismo tiempo que suelta un largo suspiro—. Lamento eso.

—¿En serio?

—Sí, pero quiero aclarar que me acerqué a hablarte porque me pareces una chica muy dulce y agradable, no por otro tipo de interés —confiesa él con voz extremadamente ronca. Yo me acerco un poco más a él para reducir la distancia que nos separa.

—Leo, parece que eres un hijo ejemplar —los dos nos vamos acercando más y más, nuestros rostros ya están a solo unos centímetros—. Me gustan los chicos educados que saben lo que quieren conseguir.

Repentinamente siento que alguien me toma bruscamente del brazo y me llevaba lejos de Leonardo jalándome por la fuerza, yo seguí caminando detrás de él para no caerme en el intento de resistirme, Kian no se detuvo hasta que entramos al jardín de la parte exterior de la casa, me soltó el brazo y cerró la puerta para que nadie pudiera escucharnos

Resopla con frustración pasándose ambas manos por el rostro antes de decir entre dientes:

—Lo estás haciendo a propósito, ¿verdad?

—¿Hacer qué? —finjo inocencia y frunzo el ceño disimulando que no entiendo de qué está hablando.

—Tú no eres así, ¿por qué me haces esto Eider? Sabes que me lástima que te comportes así.

—¡Yo no hice nada, Kian!

—Estabas coqueteando con ese chico en mis narices a propósito. ¡No niegues que no estás enfadada por verme de nuevo con Lau! Y tampoco niegues que no estabas con él para darme celos.

Abro los ojos simulando sorpresa. —Ah, ¿Lau y tú ya son novios otra vez? ¡Felicidades! —exclamo del todo sarcástica—. No te hagas el inocente conmigo, Kian, te recuerdo que yo no soy la culpable, tú fuiste quien hizo de esto lo que ahora es... una completa mierda y también es...

Kian da un paso hacia mí y manteniéndome la mirada pregunta en voz alta.

—¿Qué es?

—¡Un infierno por tu ausencia!

Al escucharme me mira como si mis palabras le hubieran herido.

—Eid, fue lindo conocerte, no me digas ahora que lo de nosotros se acabó.

Niego con la cabeza al ver que intenta tomar mi mano.

—Habría sido lindo que nos quedáramos juntos, pero tenemos que aceptar que aquella frase que tanto se repite en mi cabeza es verdadera.

—¿De qué estás hablando? ¿Cuál frase?

«No hay ni una historia de amor con final feliz. Si es amor no tiene final y si lo tiene... no será feliz» —él evita mirarme cuando se lo digo, porque muy en el fondo sabe que es verdad

Se muerde el labio y desvía la mirada un segundo para después posarla sobre mí con expresión dolida. —¿Por qué haces esto, Eid? ¿Por qué nos destruyes a los dos? ¿Por qué no luchas por lo nuestro y te quedas a mi lado? Aún podemos solucionarlo.

—No importa si todavía existe una solución, yo ya estoy cansada de ti, y si así lo quieres vamos a hablar, dejemos las cosas claras... ya no quiero que me llames o me busques, ¡No es bueno ni para ti ni para mí!

—¿Lo dices en serio? ¿Prefieres sufrir? ¿Renunciarás a esto tan fácilmente solamente porque tienes miedo de arriesgarte?

—El amor siempre viene acompañado de sufrimiento Kian, y yo ya me cansé, de estar contigo o sin ti, de llorar porque no estás o porque estás con alguien más, me hace mal, esto duele como una mierda.

—Pues si es así como te sientes... ¡Me voy para siempre, estaré fuera de tu vida para no dañarte más!

Dicho eso se aleja algunos pasos, está a punto de salir, pero justo antes de abrir la puerta voltea de nuevo a verme.

—Pero antes de irme haré algo —se acerca dando dos zancadas y se detiene frente a mí, coloca sus manos a ambos lados de mi rostro y en fracción de segundos sus labios encuentran los míos para fundirse en un beso apasionado y desesperado.

De nuevo vuelvo a caer en su juego, lo estaba evitando, pero no lo puedo parar, lo quiero, quiero a este chico desde el primer día que lo vi y lo querré hasta mi último aliento.

Los dos seguimos besándonos con intensidad, nos separamos cuando nos hace falta aire para normalizar nuestra respiración.

—Eid, por favor, dime que me quede y me quedaré, te prometo que arreglaremos esto juntos —susurra dulcemente sobre mis labios, rozando sus labios con los míos, siento su frente contra la mía, su respiración agitada acariciándome la piel.

—¡No puedo!

—¿Por qué?

—Porque si hago eso se jode todo, mis planes, la vida que llevo organizando todos estos años, no me dejaré llevar por algo que solo es pasajero, tú también deberías pensar en tu futuro.

—¿Lo dices en serio? ¿Te importa más una estúpida carrera que estar con la persona que amas?

—No dije eso, simplemente te estoy diciendo que no se trata solamente de nosotros, hay muchas cosas que se interponen entre nosotros, esta Lau, mi carrera, mi madre... ella no permitirá que me acerque a ti nunca más si se entera de esto.

Kian niega con la cabeza y se acerca cautelosamente hacia mí, coloca sus manos sobre mis mejillas y me mira fijamente antes de decir:

—A mí no me importa Lau, ni lo que opine tu familia ni nadie más, solo lo que tú pienses, estoy dispuesto a enfrentar todas esas barreras que me impiden estar contigo.

Presiono mis manos sobre las suyas y las aparto de mi rostro. —Vete y no vuelvas, esto lo hago por los dos —doy media vuelta para no verle a los ojos, si lo hago me romperé a llorar delante suyo y no podré dejarlo atrás.

—No Eid, lo haces por todos menos por nosotros, y yo no pienso quedarme aquí para ver como destruyes nuestro amor, no puedo soportarlo —exclama Kian con enfado, pero hablando como si estuviera realmente herido. Al ver que yo no digo nada para detenerlo él sale del jardín furioso azotando la puerta violentamente.

Yo no pude resistirlo más, me solté a llorar desconsoladamente, me dejé caer al suelo de rodillas y me cubrí la cara con las manos desahogando lo que sentía mi corazón herido, que en ese momento se estaba partiendo en decenas de pedazos rotos.

Y prácticamente el día de mi cumpleaños se convirtió en el peor día de entre muchos.

Esa noche Leonardo me dio su número y quedamos en salir como amigos a algún sitio de nuestro agrado. Las chicas no notaron mi mal humor el resto de la noche, y ahora aquí acostada sobre mi cama mirando el techo me pregunto: ¿Cómo puede gustarme un chico problema y no un chico elegante como León?

Me viene a la cabeza el recuerdo de aquel día que íbamos caminando por el campus, Mery iba platicando con su chico, Jake iba mirando su celular, y yo iba detrás de todos mirando las manos de Lau y Kian entrelazadas...

—Hey, ese lugar es perfecto amor —Lau besa a Kian en los labios mostrándose emocionada—. Eid, toma —mi amiga me entrega su celular—. Tomanos una foto porfa, pero que salgamos espectaculares los dos.

Kian y ella suben a una barda no muy alta, de mala gana alzo el celular y abro la app de la cámara, por un breve momento mi amiga se distrae y mira a unos chicos que van pasando por el campo deportivo. Al aumentar el zoom de la cámara noto que Kian no me quita la mirada de encima, lo cual me produce sensaciones confusas en el cuerpo. Mis mejillas se sonrojan inevitablemente, él se da cuenta y suelta una sonrisa divina sin apartarsusasombrosos ojosde mí. Lau vuelve la vista a la cámara y yo tomo la foto.

Ella sale como toda una diosa y él como todo un ángel, debo admitir que con el cabello platinado se ve aún mejor.

Kian baja de la barda y ayuda a Lau a bajar sujetándola por la cintura, se me revuelve el estómago al verlos tan juntos.

Lau corre hacia mí, me da un beso en la mejilla y exclama emocionada un:

¡Gracias amiga!

Lau corre hacia Mery para mostrarle la foto con entusiasmo y yo me quedo atrás de todos para no parecer entrometida entre los romances juveniles.

¡Se te nota mucho! —me susurra al oído la voz ronca y tan conocida de Kian.

Lo miro de reojo y de mala gana digo entre dientes. ¿Qué se nota?

Odias estar aquí, ¡Admítelo!

Caminamos uno al lado del otro, el sonido de nuestros pasos parece calmar la tensión entre nosotros o al menos calma mi tensión.

Aprieto los labios y lo insulto para mis adentros, es un auténtico pesado.

—No lo odio, pero sí odio estar en tu no grata compañía, ¿lo captas?

Él no dice nada más, pero una medio sonrisita en sus labios hace evidente que mis palabras le dieron gracia, yo sin poder contenerme lo miro de perfil e intento imaginarme cómo se vería sin esos tatuajes y piercings, seguramente igual de atractivo, pero multiplicado al doble.

«Eid, no pienses en su atractivo cuando claramente se está burlando de ti».

Kian se pasa la mano por su cabello platinado con una lentitud devoradora, su simple gesto me pone nerviosa y hace que me sienta ansiosa, seguro no tiene idea lo que daría por acariciar ese cabello y por pasar mis dedos entre sus cabellos suaves.

No llevábamos caminando siquiera diez metros cuando de repente se interpuso en mi camino con postura intimidante y exclamó echando chispas por los ojos:

—¡Déjalo, no lo hagas más difícil!

Dio media vuelta y alcanzó a los chicos rápidamente. Yo me quedé allí parada sintiéndome confundida, ¿acaso hice algo malo?

O aquella vez que iba camino a la residencia y él me invitó a subir a su coche, me subí de mala gana.

Comenzamos a discutir porque me llamó ordinaria y un segundo después ambos reíamos juntos, él pareció darse cuenta que reía muy a gusto conmigo porque enseguida piso el freno del auto y me dijo: —¡Tengo que irme! Nos veremos luego, Eider —con la voz más fría y distante que un iceberg en el ártico. Bajé de mal gana del auto y él se fue hecho furia pisando a tope el acelerador.

O un día que discutíamos porque él a propósito mojó mis apuntes con su soda de fresas.

¿Por qué lo haces? ¿de verdad no te cansas de fastidiarme y molestarme? —le pregunté mientras caminábamos uno al lado del otro.

No te incumbe —respondió alzándose de hombros.

—En clase nuestros compañeros apenas mencionaron a tu familia y te pusiste completamente tenso y a la defensiva.

¡Métete en tus asuntos! Y a mí déjame en paz —exclamó con fastidio y se alejó de mí, fui tras él y cuando estaba a punto de subir a su auto le dije...

¿Por qué me evitas?

Se detuvo abruptamente, pero no volteó a verme, era como si me estuviera escuchando, pero le costase asimilar mis palabras.

¿Qué dices?

Observé como metió su mochila al coche y después volteó, pero no se acercó ni hizo nada más, fui yo quien se aproximó hacia él sintiéndome segura de mí misma.

—Mira... —me acomode mis anteojos mientras hablaba—. desde que nos conocemos me tratas como a una plaga, como si me odiases por algún motivo que desconozco, y cada vez que te pregunto algo serio te vas y huyes para no responderme, lo haces siempre, simplemente no lo entiendo.

Frunció el entrecejo exageradamente. —En primer lugar, no entiendo por qué me preguntas esto, y yo no huyo de ti, sino de lo que tú me...

Lo interrumpí bruscamente al decir:

Creí que por Lau podríamos ser amigos.

¿Amigos? ¿Escuchas lo que dices? ¡Somos tan incompatibles que podríamos incendiar la ciudad de New York con solo tocarnos! —mi corazón da un salto al escucharlo, no sé si he entendido mal el sentido de sus palabras, pero me pareció que no lo decía en sentido figurando.

Dejo atrás su comentario anterior sacudiendo la cabeza volviendo a nuestra conversación.

No es verdad, si no te comportaras como un imbécil conmigo llegaríamos a ser... conocidos, y quizá con el paso del tiempo podríamos volvernos amigos.

Venga ya Eid, ¿Nosotros? ¿Amigos? Es gracioso imagínate conmigo en un antro, yo bebiendo y tú asustada mirando hacia todos lados, preocupada por mí y por lo que pueda pasarme.

Fruncí el ceño y lo miré molesta, definitivamente él no se tomaba nada en serio.

¿Sabes qué? Olvídalo, jamás seremos amigos, yo no congenio con personas como tú.

Pasé por su lado golpeando mi hombro con el suyo para dejarle claro que yo sí que hablaba muy en serio.

¡Era un total cretino! Se burlaba de mí en mi cara y luego cambiaba el tema saliendo victorioso.

Suelto un largo suspiro y me paso las manos sobre la cara. —Haces de mi cabeza un desastre y eso te convierte en un cretino, Kian —dicho eso me pongo la almohada en el rostro y suelto un grito de frustración, cansada de no poder sacarlo de mi cabeza.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro