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13 Se supone

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—Se supone que no sucedería —murmuro con nerviosismo mientras me paso las manos por el cabello—. pero fue inevitable, te pienso todo el tiempo y todo me recuerda a ti y a tu maldita sonrisa burlona, lo cual es raro ya que nunca sentí nada parecido.

—Lo mismo digo, no hay un solo momento del día en el que no me acuerde de ti —confiesa y le escucho suspirar al mismo tiempo que se frota la nuca con la mano—. Sé que entre tú y yo puede pasar algo especial Eid, algo perfecto.

—Kian, esto no puede ser, Lau es mi mejor amiga y tú eres... completamente opuesto a mí.

—¿Y crees que yo no me doy cuenta? Nunca imaginé que el color de tu cabello, tus ojos cafés profundos y tu belleza natural me cautivarían a tal punto de volverme loco, quizá comencé a quererte desde el momento que me enfrentaste o desde antes, yo jamás toleré que alguien me llevara la contraria, y tú lo hiciste, llamaste mi atención desde ese día. Quise enamorarme de Lu, de verdad lo intenté, pero luego apareciste y lo jodiste todo con tu irresistible sonrisa.

—¿Ahora es mi culpa? Aun no comprendo cómo haces para que baje la guardia por ti, cuando te veo haces que saque mi lado atrevido —me quedo sin aliento después de decirlo—. y me encanta, no duermo pensando si al siguiente día volveré a verte aparecer por la puerta de la residencia y eso me hace pensar que soy una mala amiga, una estúpida que cayó de nuevo en las redes del amor.

Kian da un paso hacia mí y yo retrocedo por impulso.

—Y si es así, ¿qué te frena? ¿qué te contiene?

Abro la puerta principal del departamento para salir en cuando haya dicho lo que voy a decir.

—¡Saber que no eres para mí! —le respondo con lágrimas en los ojos y salgo de allí caminando a prisa.

Él me grita que qué diablos sucede conmigo, no le respondo y sigo caminando, entonces él grita más fuerte para que lo escuche. —Si fueras mi chica no dejaría que huyeras tan fácilmente, y no permitiría que te controlaran así. Esta no eres tú, ¡Reconócelo!

—Entiéndelo ya Kian... yo no soy ni tu novia ni tu nada, esa es la diferencia entre la realidad y el deseo, que para mí nunca fuiste ni serás mi todo, aunque quisiera que sí, nosotros somos incompatibles — entro al elevador y lo cierro rápido antes de que Kian pueda alcanzarme—. ¡Olvídate de esto!

—Eso haré, si así lo quieres —me grita furioso. Entra a su apartamento y azota la puerta con fuerza, cuando las puertas del ascensor se cierran mi corazón se rompe.

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KIAN

Después de lo que dije, de lo que ella dijo, ya no sé qué pensar de esto, mi mente está bloqueada, no le encuentro sentido a nada, ni a mis sentimientos, ni a los suyos.

Estoy recostado en el sofá, mirando el techo blanco y las lámparas azules que cuelgan del techo mientras me pregunto cuánto tiempo más podré seguir así, ocultando lo que siento, alejado de quién realmente quiero, fingiendo sentimientos por alguien más y dañándome aún más por ello.

Eider dijo que me quiere, ella tiene sentimientos por mí, al igual que yo por ella, entonces ¿por qué no podemos estar juntos?, ¿por qué el corazón me duele como si lo hubiera atravesado una flecha?, ¿por qué enamorarse es tan injusto?

Tampoco he podido sacar de mi cabeza lo que ella dijo, me besó, ella y yo nos besamos en la fiesta de anoche y no recuerdo absolutamente nada. Me enferma la idea de que eso haya pasado y mi mente lo haya borrado para siempre. ¿Cómo puede olvidar el mejor beso de mi vida?

Cierro los ojos en un intento de recordar algo, pero mi mente sigue en blanco, lo que sea que haya pasado se ha quedado como un recuerdo, porque no volverá a repetirse, no puede volver a repetirse, hay muchos sentimientos en juego, los de Eider, los de Lau, los de Jack y los míos.

Joder, no puedo ser egoísta y solo pensar en mí mismo. Lau me quiere y yo la quiero, pero no del modo en el que debería. A Jack le gusta Eider, y por más rabia que eso me produzca tampoco puedo ignorarlo, seguir adelante con Eid y hacerle daño a mi mejor amigo. Y lo más importante, Eider, me gusta, me atrae, me vuelve completamente loco, incluso podría decir que estoy muy enamorado de ella, y no debería estarlo, pero lo estoy. He escuchado en algún lado que los sentimientos no se pueden controlar, eso me sucedió con ella, sin darme cuenta comencé a sentir algo por ella y esa pequeña chispa fue creciendo hasta convertirse en amor, ahora es tarde para tomar distancia y engañar a mi corazón.

No voy a rendirme, me ganaré su corazón y le demostraré que estoy dispuesto a todo por ella. A veces se hacen locuras por amor, y esta vez el amor será el que me guiará a cometer una gran locura.

«Eider pienso derretir tu corazón helado, siente el calor, percibe las llamas que provocas en mí, permíteme llegar a tu corazón».

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EIDER

Al llegar a la residencia hago lo mismo con la puerta de mi habitación, la cierro de golpe, con furia y frustración.

—Que a mí me controlan, pero ¡quién se cree que es ese cretino!

«Te demostraré qué tan independiente soy, Kian, te vas a arrepentir de tus palabras».

Tomo dinero de mis ahorros, salgo de la residencia, subo a mi coche y conduzco en dirección a la cuidad. En el camino las palabras de Kian siguen dando vueltas y vueltas en mi cabeza, causando que mi enfadado aumente a grados impresionantes.

Observo a través de la ventana los diversos negocios y tiendas de ropa a las que solían obligarme a entrar Mery y Lauren todos los fines de semana.

Primero voy a la peluquería a hacerme un corte de cabello, dejándolo hasta mis hombros, como suele pasar me arrepiento cuando ya es demasiado tarde, pero quedo conforme con el resultado.

Después entro a una boutique, me compro una blusa de tirantes, de esas que están de moda —o de escándalo como dicen los jóvenes de ahora—, también compro algunos pantalones de mezclilla, sudaderas y blusas de colores distintos.

Cuando regreso a la residencia me siento diferente, libre, liberada de toda esa presión que siempre me abrumaba.

Me encierro en mi habitación y comienzo a combinar distintos estilos de ropa, desabotono los últimos botones de la blusa que tengo puesta para verme un poco más atrevida, le corto diez centímetros a mi falda negra, por lo que ahora me llega un poco más arriba de las rodillas.

Me maquillo un poco y al verme en el espejo casi no logro reconocerme, y si les soy sincera, siempre quise verme de este modo, como una chica guapa, sin límites, porque por dentro siempre fui una chica rebelde, esta soy yo, no soy esa nerd que se esconde detrás de sus libros y no lo seré nunca más. La Eider Clarke que todos conocían se ha ido para siempre.

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Al siguiente día, cuando llego al instituto y bajo de mi auto, todas las miradas de los estudiantes se posan sobre mí.

Yo me coloco una diadema en el cabello y comienzo a caminar con confianza, dejando todos mis miedos y nervios ocultos bajo la superficie, a partir de ahora soy imparable.

A la hora del almuerzo, visualizo en una de las mesas a mis amigas con los chicos, me acerco a ellos con la intención de ver la reacción de Kian cuando su mirada se encuentre con la nueva versión de mí.

Mientras me voy acercando todos me miran con atención, en especial él, quien se queda mirándome fijamente sin disimulo alguno, me examina con la mirada, escaneándome de pies a cabeza, en sus ojos brilla una chispa de deseo que me causa corrientes eléctricas en todo el cuerpo.

—Que calor, ¿no? —exclamo y tomo asiento al lado de Jake—. ¿Me compartes de tu limonada?

—Claro —él sonríe y me ofrece su vaso.

Le tomo descaradamente, mostrándole una mirada casi indecente a Jake y dedicándole una mirada fulminante al chico que se encuentra al otro extremo de la mesa.

«Definitivamente esta no eres tú, Eid», susurra mi subconsciente.

—Mira quien está de buenas hoy —exclama Mery sonriendo de oreja a oreja.

—¿A qué viene tal cambio? —me pregunta Lau con curiosidad, más entusiasmada que nadie.

—Sí, ¿a qué viene? —Kian repite la pregunta, evidentemente molesto.

—Estoy cansada de no demostrar mi verdadero yo al resto del mundo —respondo con tranquilidad, siento su mirada sobre mí, analizando mis expresiones, lo miro de reojo sintiendo como la expresión fría de Kian hiela mi sangre y congela mis pensamientos.

—Estamos felices por ti, Eid —me dicen las chicas sonrientes—. Iremos por sodas.

—Nosotros igual, ¿quieres otra malteada Kian? —le pregunta Jack señalando su vaso vacío.

—No, gracias —le responde él. El chico asiente y se aleja junto con las chicas hacia la barra de comida.

Me rio al notar que Kian me mira disgustado, está muy enojado, y honestamente se ve increíblemente sexy cuando se enfada.

—¡Para ya! —al escucharlo alzo ambas cejas y vuelvo mi mirada a él, haciéndome la inocente—. Con este jueguecito. ¡Me está hartando!

—Y apenas está comenzando — recargo mis brazos sobre la mesa y coloco mi mano sobre la suya antes de decir—. ¿No eso querías? Que dejará de ocultar mi verdadero yo... pues mírame bien, la Eid que ves aquí —me inclino hacia él, mi aliento se mezcla con el suyo e inhalo su aroma adictivo y refrescante—. es la auténtica —él observa fijamente mis labios y yo los de él, los cuales se ven tremendamente apetecibles. Maldición, antes de tirar de su camiseta y pegar mi boca a la suya me levanto de la silla, controlando mis emociones—. Te darás cuenta que si me lo propongo puedo tener los novios que quiera y hacer lo que quiera cuando sea con cada uno de ellos, a mí nadie me dice qué hacer.

Kian apoya su espalda en el respaldo de la silla y me mira con aire burlón cruzando sus musculosos brazos sobre la esquina de la mesa.

—No me refería a esto, que te comportes como ahora solo confirma que estás fastidiada de ser la segunda opción —menciona con burla lamiéndose los labios para provocarme.

—Lo sé, soy la segunda en tu lista —afirmo disimulando que no afecta—. Y pronto de mi lista serás borrado, para siempre —lo fulmino con la mirada y añado—. Dijiste que disfrute mi juventud y eso hago.

—Eid... —comienza a decir, pero lo interrumpo.

—Por cierto, si piensas que me estoy sobrepasando ya hice lo peor... ¿quieres verlo? —le tiendo mi mano, la misma tiene tatuada una guitarra y en letra cursiva tengo escrita una frase en inglés—. Quiero que experimentes lo que yo sentía cada que venías a ver a Lu con un tatuaje nuevo y ella me contaba lo sexy que te veías con ellos, ¡Incluso me verás con otros chicos y ninguno de ellos serás tú! Ahora yo pienso joderte a ti.

Él niega repetidas veces con la cabeza.

—¡Basta ya, Eider! No lo haces por ti, solo actúas así porque sabes que me importas y me afecta lo que tú haces, deja de jugar conmigo y detente, ambos sabemos que haces estás locuras porque te cansaste.

—¡Que comes que adivinas! —exclamo sarcástica—. Me cansé de esperar sentada y observar como destrozas tu vida, Kian, estoy harta de esperar que abras la maldita puerta de mi estúpida habitación y me digas que te quedarás a mi lado, ¡de eso me cansé!

—Me siento igual, solo estoy con Lu para mantenerme cerca tuyo, ¿No crees que esa ya es demasiada tortura para mí? Desafortunadamente, no se puede elegir a quien querer, y me afecta tanto o más que a ti el saber que lo nuestro es imposible.

Sonrió con desdén y alzo los hombros.

—Pues prepárate porque... pienso ser la protagonista de tus pesadillas y no es un juego.

—¿Es una amenaza?

—Tómalo como quieras, y si antes fui fría contigo ahora seré helada, me comportaré como tú lo hiciste conmigo, bombón —acaricio su brazo y le guiño un ojo, provocativa. Los dos miramos fijamente y por un segundo el tiempo parece detenerse—. Tu sonrisa enloquece mis emociones, tú me enloqueces, Kian —susurro a su oído y me muerdo el labio.

Él suelta una risita ronca e inclina su cuerpo hacia el mío para preguntarme directamente lo que se le cruza por la mente.

—¿Estás provocándome?

—Actúo como deseabas que lo hiciera... Me he vuelto loca por ti —susurro sobre sus labios, que en este momento me parecen un dulce muy apetecible.

—Eid, intento ser prudente, pero tu actitud está tirando mi esfuerzo por la borda, me estás desestabilizando gravemente.

—¿Qué es lo peor que podría pasar?

—Que te lleve conmigo a otro sitio y sin pedirte permiso te bese como nunca antes te han besado, serás todo lo que necesito para respirar y jamás te dejaré escapar, así que no te conviene seguir con esta estrategia, si lo haces saldrás perdiendo.

—Lástima, ya me estaba divirtiendo, justo ahora... me consumo de amor por ti —digo inclinándome hacia su rostro, lamiendo mis labios provocativa—. Esta vez perderemos el control, Kian.

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KIAN

Sin poder contenerme más, la tomo de la mano y la llevo tras de mí a través de los pasillos desiertos, entramos a uno de los salones, yo le pongo seguro a la puerta, la miro un par de segundos y sin pensarlo dos veces la atraigo hacia mí, nuestros labios se encuentran en fracción de segundos, en un beso desesperado y descontrolado, un beso apasionado y feroz que nos deja sin aliento. Sus manos rodean mi cuello, y mis manos su cintura, profundizamos el beso y nos devoramos como si lleváramos años sin besarnos.

Ella me hace sentir tan vivo, es increíble que esta chiquilla demente sienta lo mismo por un idiota como yo.

—¡No hay nadie como tú! —susurro sobre sus carnosos labios y vuelvo a besarla, atrapando su labio inferior entre mis dientes.

Chocamos con varios asientos y tiramos algunos cuadernos, libros y calculadoras, pero no nos importa, la conexión que tenemos es inevitable, ahora somos imparables.

—No puedo más Eid, estoy que muero de amor por ti —confieso mientras enredo mi mano en sus sedosos cabellos castaños. Ella me sonríe y acaricia mi mejilla dejando sus anteojos sobre uno de los pupitres para después volver su mirada a mí.

—Yo estoy que ardo en fuego por ti, y demonios, se siente tan jodidamente bien.

Los dos volvemos a besarnos, esta vez más lento, sin prisa, con dulzura y una infinita pasión que nos va consumiendo lentamente, como lo hace el fuego con las cenizas.

—Ya veo que te he pegado mis palabras y en tus labios se escuchan tan jodidamente perfectas —exclamo con una sonrisa pícara y ella me sonríe ligeramente sonrojada.

Sus manos acarician mi cabello lentamente, poco después me atrae hacia ella con brusquedad y une sus apetecibles labios a los míos en una sincronía magnífica.

Yo le acaricio la cintura, los brazos, el vientre y la columna como un animal hambriento que desea explorar a su presa a profundidad. Ella se estremece entre mis brazos y sigue besándome mientras mis manos acarician su suave piel por debajo de la camisa blanca que trae puesta.

Sus manos no se han quedado quietas, han trazado las líneas de mi abdominales por encima de mi camiseta, han acariciando delicadamente mis brazos, mi cuello y mi nuca, volviéndome loco e incitándome a hacer cosas inapropiadas con ella.

Algunos minutos después ambos volvemos en sí y nos apartamos el uno del otro rompiendo la conexión que se estaba apoderando de nosotros.

—¡Carajo! —exclama Eid colocando sus manos sobre su cabeza.

—¡Demonios! —murmuro por lo bajo apartándome de la cara algunos mechones alborotados de cabello.

—¡Esto es una locura! —decimos ambos al unísono, evitando a toda costa hacer contacto visual con el otro.

—Kian, no sé qué es lo que nos está sucediendo, pero estarás de acuerdo que no podemos hacerlo de nuevo.

—Lo sé, Eid, pero no podemos limitarnos a saludarnos por los pasillos del colegio y vernos lo menos posible, es cruel tanto para ti como para mí.

—Y sugieres que engañemos a Lau sobre esto... ¿solo porque no podemos controlarnos?

—No digo eso, solamente creo que tampoco podemos disimular todo el tiempo o evitarnos y fingir que no ocurrió nada hoy.

Con voz inaudible susurra. —¿Qué significa eso?

Ella mira hacia la ventana para no mirarme a los ojos cuando responda su pregunta.

—Que yo no sería capaz de olvidar esto, ¿tú podrías? —le pregunto directamente y ella niega con la cabeza.

Me acerco a ella, coloco ligeramente mi mano sobre su hombro y ella se sobresalta al sentir mi contacto.

—No —dice casi en susurro, suplicándome que me aparte.

—Entonces, ¿qué haremos ahora?

—Kian, Lu está ilusionada con su relación, dice quererte... amarte, y me siento una basura por querer al mismo chico que ella quiere, ella te conoció primero y...

Yo me paro delante de ella, fijo mis ojos en los suyos y apoyo mis manos sobre sus hombros. —Escúchame, no es tu culpa, uno no decide a quien amar... lo que está ocurriendo ahora es mi culpa, tú ni siquiera querías hablarme en un principio y yo seguía molestándote todo el tiempo.

—Ella es mi amiga... no puedo mentirle así, la aprecio.

—Terminaré con ella, sé que Lau me odiará tanto que no le importará con quien salga o deje de salir.

Eider se muerde el labio y murmura:

—Lo harías... ¿por nosotros?

—Por ti, por mí y por ella, para no lastimarla más.

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EIDER

Le sonrío y le doy un dulce beso en los labios, a veces sus palabras me ayudan a relajarme.

—¡Te quiero, Kian! —por un momento creí que jamás diría esas palabras en voz alta y mucho menos dirigidas hacia él.

—Yo a ti, nena —sonrío al escuchar su apodo cursi y siento mi cara sonrojarse.

Ambos salimos del salón, nos dirigimos una última mirada cómplice y nos vamos cada uno por su lado.

El resto del día tengo una sonrisa plasmada en el rostro, estoy tan feliz que no puedo evitar mostrar esa expresión tonta. Kian me quiere, yo lo quiero, este es un sentimiento tan lindo, sé que nos estamos arriesgando demasiado, pero es un riesgo del que no pienso arrepentirme.

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