10 Creí
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Transcurre una semana en la que afortunadamente no me cruzo con Kian, lo que para mí es maravilloso, ya que después de nuestro último encuentro me es complicado mirarlo a la cara.
El fin de semana anterior la pasé genial en casa, mis padres me compraron mi libro favorito en físico. ¡Mi dios! Fue sensacional.
Hoy es sábado, son aproximadamente las seis la tarde, estoy en mi habitación estudiando, con la radio encendida a un volumen muy bajo, en ese momento escucho que tocan la puerta, recuerdo que Lau me dijo que tomaría una ducha, por lo que me levanto de mi cama, me dirijo a la entrada y después abro la puerta.
Allí está Kian de nuevo, con un ramo de rosas rojas en las manos. Él se ha puesto una camisa azul en conjunto de un pantalón negro, su cabello está perfectamente peinado, su rostro luce más pálido que de costumbre y sus ojos brillan con intensidad cuando nuestras miradas se encuentran. El olor de su colonia despierta esa Eid salvaje que es capaz de lanzarse sobre un chico, un chico que es novio de su mejor amiga.
«Sí, mejor me olvido de eso y le hago frente a la realidad».
—Si vienes por Lau, no tarda en salir —comento con desinterés, dicho eso doy vuelta, dejo la puerta abierta y camino hacia mi cuarto, mi único refugio.
—¿A dónde vas? —me pregunta él y yo alzo los hombros.
—Tengo que estudiar, eso es lo que hago usualmente, pensé que ya lo sabías —le respondo sarcástica—. Por cierto, Lau odia las rosas, le recuerdan a su ex.
Estoy a punto de cerrar la puerta de mi cuarto cuando él dice en voz baja...
—Es bueno saberlo.
—Nunca pensé que tuvieras un lado romántico —confieso recargándome en el marco de la puerta—. Trajiste las rosas... si fueran para mí, me parecería encantador que lo hicieras.
—Si dices eso, entonces... —él se acerca a mí a pasos rápidos y yo lo miro confundida—. Quédatelas tú, no quiero que ella me odie.
—No lo decía para que tú...
—Nena, tómalas antes de que Lu me descubra y me golpee con las mismas —bromea sonriente, en sus mejillas se forman dos hoyuelos que lo hacen ver adorable y coqueto.
Levanto mi mano lentamente, tomo el ramo de rosas y aparto enseguida mi mirada de la suya.
—A la próxima deberías preguntarle que le gusta —le sugiero con la mirada fija en el suelo. No puedo con la intensidad de su mirada, es demasiado para mi pobre corazón.
—Solo hago lo que dicta mi corazón.
—Como digas —me dispongo a cerrar mi puerta y entonces lo escucho decir:
—¿Y tú? —entreabro la puerta y vuelvo mi mirada hacia él, solamente logro ver la mitad de su cuerpo.
—¿Yo qué? —le pregunto extrañada.
—¿Qué te recuerda a tu ex? —al escucharlo sus palabras me confunden terriblemente.
Suspiro y muy a mi pesar le respondo.
—El dolor... me recuerda cosas que desearía borrar permanentemente de mi cabeza, lo único que le pediría a mi novio, si tuviera uno, es eso, que no me haga sufrir.
Kian asiente asimilando lo que acabo de decirle.
—Que sencilla —comenta tratando de sonar lo más normal posible.
—Hasta luego —cierro mi puerta y me tumbo en la cama pensando por qué me sucede esto justo ahora, cuando ya estoy a punto de graduarme y marcharme lejos. No me había gustado nadie en los últimos años y como por arte de magia cuando Kian aparece mis sentimientos me juegan la peor de las jugadas.
Sin darme cuenta termino profundamente dormida en mi cama. No sé a qué hora fue que escuché a mi gato maullar y ronronear a mi lado.
Abro los ojos y miro el reloj que se encuentra al lado de mi cama.
3:30 am.
—Pequeño, ¿por qué me despiertas a estas horas de la noche? —Espuma maúlla y me acaricia el brazo con su cabecita. De repente escucho un ruido proveniente de la sala—. ¿Qué ha sido eso?
Me levanto de la cama y abro lentamente la puerta de mi cuarto, afuera todo esta obscuro, no logro ver nada, parpadeo repetidas veces hasta que mis ojos enfocan una sombra en la obscuridad.
Veo una silueta alta mirando a través de la ventana, al minuto siguiente escucho que abren la puerta del baño, allí diviso a Lau despeinada, murmurando palabras sin sentido y caminando torpemente hacia su habitación.
Después veo que el chico la rodea por la cintura y la lleva cargando hacia el sofá, ella solo sonríe como niña boba y dice incoherencias casa cinco segundos.
Cuando el chico se incorpora reconozco su inconfundible olor a menta refrescante que ya ha invadido la estancia casi en su totalidad.
—No imagines lo peor, ella bebió demasiado.
Me acerco a ellos, detengo mis pasos una vez que estoy delante del sofá y lo fulmino con la mirada. Lo estoy odiando de todas las maneras posibles.
—¿Tú hiciste esto? ¿la emborrachaste? Demonios Kian, ella no debe tomar alcohol, tenía problemas de autocontrol en la preparatoria por consumirlo, ¿cómo se te ocurrió hacer una estupidez tan grande? —exclamo enojada, sintiendo la furia dentro de mí, adueñándose de mis cinco sentidos. Lo empujo bruscamente, me hinco en el suelo al lado de Lau y mirándolo de reojo le digo con molestia—. Vete. ¡No quiero verte!
—Pero Eid, escucha, no sabía que ella se pondría así, le pedí que se detuviera y ella no me escuchó, después se me tiró encima y empezó a decirme que no la dejara sola, que me necesitaba, que me quería a su lado siempre, y en la residencia...
—Espera un momento, ¿la residencia? —replico pensando lo peor de él—. ¿Te acostaste con ella? ¡Aún sabiendo que estaba borracha! —me levanto del suelo hecha furia y me enfrento directamente a él empujando su pecho con mis manos—. Eres un estúpido, Kian. Ella creyó que eras diferente, pero se equivocó, ¡Eres igual de cretino que todos!
—Eid, no sucedió nada, lo jur...
—¡Cállate! Seguramente eso querías, buscabas emborracharla y aprovecharte de la situación, ¿no es así?
—Deja de suponer cosas estúpidas y escúchame de una maldita vez. Caray —me grita fríamente dando un paso hacia enfrente, quedando a centímetros de distancia. Cruza los brazos y exclama más molesto que nunca—. Y a todo esto, ¿a ti que más te da lo que haga o no con MI novia?
—¿No te das cuenta? Maldición, estás tan ciego que no lo entiendes, a mí me da igual lo que hagas con tu vida Kian, por mí puedes joderte y no volver a aparecerte por aquí nunca más.
—¿Por qué me tratas como si estuviéramos juntos? Caray, no eres tú con quien salgo, y no estuve con ella si eso lo que piensas —señala a Lau con la cabeza y su mirada vuelve a mí casi al instante—. ¡Joder, no lo haría porque quien me interesa no es ella! —grita mirándome con intensidad, directamente a los ojos.
Rodeo los ojos y alzo los hombros sin apartar mi mirada de la suya.
—Como sea... tú y ella hagan lo que quieran, de todas maneras, es mi amiga la que está cayendo en tu juego, no yo —exclamo restándole importancia a nuestra discusión—. Y si ella no es quien te interesa, ¿Qué demonios haces aquí? Eh.
—No tengo porque explicártelo, no vale la pena —responde él cansando de no poder ponerle fin a la conversación.
Mi amiga entre sueños susurra...
—No seas mala con él.
Aún más enojada me acerco a Kian y aproximo mi rostro al suyo hasta que nuestros alientos se mezclan.
—Para ella eres un chico atractivo, inalcanzable e incomparable y no puedo hacer nada para que te deje, pero quiero aclararte que yo no te creo ni una palabra. Sé que para ti ella es una de las del resto, un simple juego que empleas para engañarlas a todas y eso es basura, tú eres basura.
—¿Quién te dijo eso? ¿Tu soledad? —me pregunta en tono burlón, retándome con la mirada.
—Me lo dice tu actitud, idiota —vuelvo a empujarlo y antes de perder el poco autocontrol que me queda paso por su lado. Entro a mi habitación y azoto la puerta con fuerza, valiéndome un cuerno lo que estaba a punto de decir.
¡Me frustra su estúpida actitud conmigo!
Y pensar que creía que le gustaba, sí como no, le gusta... fregarme, y lo hace de maravilla.
«Maldito el momento que te cruzaste en mi camino, maldito el segundo en que nuestras miradas cruzaron, y maldito mi corazón por quererte tanto».
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Al siguiente día al salir de mi habitación me encuentro a Lau en el sofá cubierta con una manta.
Observo a mi alrededor y a lo lejos visualizo una nota en la puerta, camino hacia allí y leo lo que dice en voz baja.
No espero que me creas, solo quiero decirte que no sucedió nada.
La nota me hace sentir una completa tonta, ¿en serio le reproché lo que hizo? Ni que fuera su novia para reclamarle nada... aggh. Maldita sea y él se lo tomó tan a la ligera.
Doblo la nota y la tiro al bote de basura antes de comenzar a limpiar la cocina, cuando termino preparo el desayuno y enciendo el televisor para que la habitación no esté en completo silencio.
Cuando Lau despierta le doy un café cargado y mientras desayunamos ella me pide disculpas por haber roto su promesa de no beber alcohol bajo ninguna circunstancia, yo le digo que no hay problema, que estaré tranquila siempre y cuando no lo vuelva a hacer, ella me abraza y me promete que eso no volverá a repetirse.
Cuando faltaba media hora para la primera clase del día tomamos nuestras mochilas y nos fuimos al instituto en su auto, cuando llegamos cada una fue a su respectiva clase.
En el receso, ambas estamos sentadas en una barda comiendo una ensalada de frutas, platicando del tema que vimos en la clase de economía.
A lo lejos vemos a Kian y Jack Jake caminando hacia nosotras. Yo me giro irritada para mirar hacia otro lado sentándome en el césped, ya que no me apetece mirarlo a los ojos ni escuchar su fastidiosa voz en las siguientes horas, si es posible en los próximos cinco años.
Me acomodo los anteojos cuando llegan y se detienen a nuestro lado.
—Hola, mi amor—le dice Kian a Lau dándole un casto beso en los labios, sentándose al lado de ella y rodeándole la cintura con los brazos, sin dejar un mínimo centímetro de distancia entre sus cuerpos.
Yo lo arremedo sentada en el césped mientras arranco pasto, desquitando mi mal genio.
Como odio los noviazgos empalagosos, como odio está pesadilla.
Jack Jake nos sonríe a las dos y posa su mirada en mí antes de decir:
—Mañana tocaré con algunos amigos en un bar cercano, ¿te apetece ir? —me pregunta Jack Jake a mí.
¡A mí!
¿Acaso estoy en un universo alterno donde los chicos guapos se interesan por mi?
—Pues...
Kian me interrumpe antes de que pueda responder.
—No creo que le agrade, vivir a lo grande no va con su personalidad, y creo que a su madre no le parecería que ella se junte con gente como nosotros... —le dice Kian a Jack Jake y después voltea a verme—. ¿Lo dije mal? —al escucharlo volteo a verlo con mirada retadora.
—Jake —ignoro por completo a Kian—. Será en otra ocasión, es que iré con Mery a su casa.
—Vale —dice Jack Jake luciendo decepcionado. Repentinamente me arrepiento de lo que he dicho, debí aceptar para fastidiar a Kian.
Para remendar mi terrible respuesta añado:
—Tranquilo, a la próxima estaré en primera fila mirándote —le aseguro colocando mi mano sobre la suya.
A Kian le cambia la cara, su expresión neutral cambia a una furiosa y los músculos de su mandíbula se contraen. Se aleja de Lau repentinamente, dejando un espacio entre ellos. Mira fijamente mi mano sobre la mano de su amigo y niega con la cabeza. Se pasa las manos tras el cuello y mira de un lado a otro, parece estar impaciente de irse.
—¡Vamos, Lu!
Toma la mano de mi amiga, y ella embobada comienza a caminar tras él, yo solo los miro mientras ellos se alejan. Hay algo que no encaja, observo el modo en el que sujeta su mano y noto que es un gesto vacío, falso.
Mi amiga recarga su cabeza sobre el hombro de Kian, él aún tiene el ceño fruncido y luce molesto.
Miro hacia otro lado, evitándome la molestia de sentir revuelto el estómago.
—¿Vas a clases? —le pregunto a Jack Jake para distraerme y mantenerme ocupada en otra cosa.
—Sí, a economía, ¿y tú?
-—Al aula de artes.
—Ok, nos vemos en otra ocasión Eid —él pasa su mano sobre mi mejilla—. Me debes una cita —asiento y le mantengo la mirada durante algunos segundos, la alarma de su celular comienza a sonar regresándonos de vuelta al planeta tierra. Él me dice que tiene que irse y corre en dirección opuesta a la mía.
Sonrío y lo observo mientras se aleja. Jack Jake es un chico dulce y tierno, me atrae mucho su personalidad y me fascina su cabello azul, pero solo me agrada como amigo. Maldición, todo sería perfecto si quien me gustara fuera él y no el estúpido imbécil de Kian.
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