Ink respiraba con calma, su mente estaba dispersa y no hacía nada más que quedarse en el sofá, había cambiado sus turnos en la lavandería para no toparse con Error y también decidido quedarse en la casa de su mejor amigo, Stave le había aceptado con la condición que aportara en la limpieza, condición totalmente intencional.

El timbre sonó quitándole de su viaje astral, se levantó con flojera pensando que era el cartero ya que recibían cartas a menudo por parte de la familia del pecoso, mas, al ver por la mirilla quedó desconcertado, ahí estaba el moreno que tanto había cautivado su corazón y que le habían dado la orden de no acercarse por el bien de los dos.

Si estaba ahí era por algo, ¿No?

Entreabrió la puerta para asomar su cabeza evitando ponerse nervioso, hace más de dos meses que no lo veía. Tantas palabras que fueron ignoradas que ya no sabía lo que pasaría en un futuro, no sabía si el amor del adverso persistía, aunque el suyo seguía intacto esperando con esperanzas que todo volviese a como era antes.

-Hola. -Saludó el moreno con una de sus manos frotando su brazo, su expresión era firme pero Ink podía reconocer señales de tristeza en sus facciones- Blard me ha contado que estabas aquí.

-¿Lo conoces?

-Es un amigo cercano a la familia. -Se inclinó de hombros.

-Vaya... El mundo es un pañuelo, ¿No? -Sonrió tímido.

Ink vio cómo Error se acercaba a él manteniendo unos pasos de distancia, el albino abrió la puerta para estar frente a frente, una presión invisible los rodeaba, el silencio se dio paso por unos largos segundos hasta que el menor habló.

-Ink, eh... Yo te pido disculpas por todo lo que he ocasionado. Debí contarte antes de que saliésemos que yo tengo un trastorno compulsivo, no obstante ni siquiera yo aceptaba que poseía tal enfermedad. Te traté pésimo y después estuve ciego de tus intentos para hacerme feliz, no consideré lo que sentías solo lo vi desde mi perspectiva. -Habló llevándose la mano al pecho, el mayor sintió un nudo en la garganta a la mitad de su testamento, queriendo callarlo para abrazarlo, pero tenía que escuchar todo lo que tenía que decir- Desde que terminaste conmigo no hubo día que me preguntaba qué diablos pasó, no había un maldito día que no me acordaba de tu rostro... Fui a tratar lo que tengo, ahora he estado trabajando en aceptar y sobrellevar mi trastorno a la vida diaria, pero no puedo avanzar sin ti, Ink, te amo y quiero mejorar por mí y por ti, para que todo este jodido conflicto quede en el pasado, que nada bloquee nuestra felicidad.

Tras hablar fue el primero en moverse para que ambos dieran un paso y se dieran un abrazo desesperado, deseosos de sentir la calidez de los brazos ajenos, escondiéndose de la realidad. Ink se mordió el labio con fuerza, evitando parecer un llorón; pero que alguien hiciera algo tan bello por él le llenaba el corazón de ternura.

- Yo te perdono, yo no quería alejarme... -Dijo el albino dejando caer su cabeza al hombro del más alto- Tenías que hacer esto solo me dijeron.

- Pues ya ha pasado tiempo suficiente, yo ya no quiero esperar otro día sin saber de ti.

- Yo tampoco. -Sonrió pese no le vieran- Quiero empezar como lo dejamos...

- No creo que eso sea posible -Habló de repente el moreno, sorprendiendo a Ink-, esto es una prueba, hay que pasarla juntos. Pero no como pareja, tienes que... aceptar también que soy un obsesionado de la limpieza y yo aceptar que no eres limpio del todo. Si podemos con eso significará que podemos retornar a una relación.

Ink tomó las manos del menor y se separó solo un poco, sus cuerpos seguían apegados. Vio el rostro determinado de Error, no habían mentiras.

- Sé que podemos, nuestro amor es muy grande, yo sé que sí. -Sonrió frunciendo el ceño, muy enérgico- ¿Quieres tomar algo acá adentro? Supongo que ya no deberé quedarme de ermitaño aquí.

Error rió más tranquilo y de la mano entraron para tomar algo.