⭐Ojos Marrones⭐
Chuuya se cambió de ropa, salió del baño y noto como Fyodor se levantaba, cuidando que la cabeza del albino no se pegará contra el suelo.
-¿Te desperté? Perdón si lo hice-.
-No es eso... El suelo está muy frío-.
-Mmh pueden dormir en mi cama, yo dormiré en el sofá-.
-¿Estás seguro?-.
-Claro- mostró una sonrisa, a la que sinceramente Fyodor ya estaba acostumbrado.
Se levantó del suelo, y con ayuda de Chuuya cargaron a Nikolai hacia la cama, para después acomodarse Fyodor en ella.
-Y decía que no era gay- susurro Chuuya al verlo abrazar a Nikolai como si de un peluche se tratase.
-Son unos tórtolos ¿Que opinas Chibi?-.
-Pense que ya estabas en el sueño más profundo, ¡Y no me digas así!-.
-Chuuya, acuéstate a mi lado-.
-¿Eh?-.
-¿Que?-.
-¡No! ¡Ni en mil millones de años! ¡Ni aún que tuviera que hacerlo para salvar al mundo!-.
-Bueno... Descansa Chibi-.
-¡Te voy a matar un día de estos!-.
-Hay gente dormida-.
-Tsk, como sea- se acerco al sofá y se acostó, cayendo rápidamente rendido.
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A la mañana siguiente.
-¡Buenos días a todos!-.
El pelinaranja se tapo con la única manta que tenía, con una almohada encima de su cabeza para evitar el grito.
-¡Hoy es un día perfecto para suicidarse! ¿No lo creen?-.
-Estas loco...- dijo el pelinaranja
-¡Vamos Chuuya! !No seas amargado!-.
-Perdoname Dazai-chan, pero está vez estoy con Chuuya-chan- dijo tranquilamente el albino.
-Si, callate un rato- murmuro el pelinegro, aún abrazando a el albino de la cintura.
-Par de tórtolos, Chuuya vamos a divertirnos tú y yo- dijo jalando la manta que lo cubría totalmente -¡Vamos! ¡Será divertido!-.
-¡DEJAME IDIOTA!-.
-¡Pero no te enojes! ¡Estoy aburrido!-.
-¡NO ES MI PUTO PROBLEMA!-.
-¡Que enojon!- se cruzó de brazos dejando la manta de Chuuya, para luego venirle algo a la mente -Sabes Chuuya... Eres muy pequeñito y muy enojon... Cómo un chihuahua-.
-¿Disculpa?- dijo levantándose del sofá, por un momento Fyodor y Nikolai pensaron en correr, la mala cara que tenía no era nada bueno y ellos dos lo sabían -¿Cómo me llamaste?-.
-¡Eh! ¡Chuuya-chan! ¡Apuesto a qué no quería decir eso!- dijo el albino posándose entre Chuuya y Dazai.
-No te metas... Nikolai-.
-Bien, correcto, yo me largo- dijo Fyodor saliendo del cuarto con un albino saliendo corriendo detrás de él.
-¡Suerte!- grito el albino antes de salir.
Una vez cerrada la puerta Chuuya le dirigió unos ojos de pistola al contrario que no le dirigía la mirada.
-Dime Dazai... ¿Quieres morir?-.
-Si-.
-Pues... Te llegó tu hora- dijo acercándose a paso lento al castaño, con los puños muy bien puestos.
-Bien-.
Cuando Chuuya se lanzó a atacar al castaño, este giro a verlo, el pelinaranja en ese preciso momento se dió cuenta del tono en sus ojos, no eran marrones del todo, tenían un leve rojo carmesí en ellos, dejando a el pelinaranja hipnotizado al momento de que lo atacará. Una prenda de ropa hizo que tropezará, siendo atrapado gentilmente por el más alto, de una forma en la que si este lo soltaba caería directo al suelo.
-Que bonitos ojos tienes Chuuya... Eres hermoso-.
-¡¿Di-Disculpa?!-.
-Ya veo por qué soñé contigo- su mano vendada se deslizó por el rostro de Chuuya, notando una piel muy suave, con un color hermoso, sin cicatrices, ni granos, era definitivamente hermoso.
-¡Su-Sueltame!- un leve calor recorría sus mejillas en ese momento.
-Si lo hago te caerás- dijo de lo más sereno, no parecía el mismo Dazai, parecía más al alumno nuevo que había llegado hacia poco, serio y con una mirada amenazante.
-¡Me vale mil hectáreas de ver- cayó al suelo antes de acabar su poética oración -¡Oye!-.
-Dijiste que te soltará-.
-Ah... Si...-.
-Me voy-.
-¡Gracias a todos los demonios!-.
-Nos vemos en la noche Chuuya-.
Simplemente no contesto, cuando escucho que la puerta se cerraba se dejó caer suavemente al suelo, respirando para que el posiblemente sonrojo de sus mejillas desapareciera. ¡¿Cómo chingados podría sonrojarse por un tipo insoportable como él?! Además daba miedo.
Decidió salir con Akutagawa y Atsushi, con lo que no contaba es que una amiga del albino los invitaría a una fiesta, que duraría toda la noche del sábado, aceptó ir, con tal de no ver a Dazai hasta ordenar sus pensamientos.
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-¡La puta madre!- exclamó él pelinaranja.
Ahí estaba, el hijo del mismo demonio.
-¿Por qué está aquí?-.
-No lo se, tal vez uno de los amigos de Yosano lo invitó- dijo el albino -No creo que sea tan malo-.
-Ya me quiero ir- dijo el azabache en susurro, pero uno que Chuuya y Atsushi lograron escuchar sin problemas, aunque el volumen de la música les distorsionaba el sonido.
-¿Y si nos vamos Akutagawa?-.
-Me parece bien- respondió el azabache directo, levantándose de su asiento al instante, las fiestas grandes no eran lo suyo.
-Que aburridos son- dijo el albino, seguido de un suspiro -Se nota que no son de fiestas-.
-Tu tampoco eres de fiestas, Atsushi- respondió el azabache ante el comentario del albino.
-Eso me ofende- dijo levantándose de su asiento, quitándose su chaqueta negra, para dejar a la vista sus hombros junto a sus brazos tonificados y una hermosa playera blanca de cuello -Si me disculpan, voy a bailar, no voy a ser un viejo aguafiestas como ustedes- se alejo de los otros dos, dejando a un Chuuya confundido por su comportamiento y un Akutagawa que ocultaba su rostro del pelinaranja, intentando no voltear a verlo.
-Entonces... ¿Nos va- no logro acabar su frase cuando el azabache le respondió de manera inmediata.
-Puedes irte si quieres... Yo... Tengo una cosa que hacer- tomo la chaqueta negra del asiento, caminando y perdiéndose entre la gente.
El pelinaranja soltó un suspiro ante lo sucedido, tendría que irse solo, si no fuera por qué un castaño molesto apareció dentro de su vista.
-¡Chuuya! ¡Estás aquí! ¡Que sorpresa!-.
-Ya me voy-.
-¿Que-.
-Me voy, no quiero ver tu asqueroso rostro-.
-¡Que cruel eres!-.
El pelinaranja sin más se levantó de su asiento, dispuesto a salir por la puerta que parecía tan lejos y cerca a la vez, aunque lamentablemente para él sintió un fuerte agarre en su brazo, impidiéndole irse.
Al girar la cabeza para ver quién era el responsable (aunque ya sabía de quién podría tratarse), sus ojos toparon con unos marrones comunes, no era la primera vez que los veia, pero seguía sus sorpresa al notar un leve carmesí en estos, sin apartar la mirada de todo su ser, como si le fuera a leer la mente o simplemente le quisiera quitar toda su alma.
-No te vayas Chuuya... Vamos a bailar-.
-¡Eh! ¡Suéltame maldito imbécil!- su forcejeo no sirvió de nada el agarre seguía hay, pero ahora fue arrastrado al lado contrario de donde la puerta, ahora, definitivamente la puerta estaba más lejos que nunca, a los ojos de Chuuya, claro.
Para cuando el pelinaranja acordó, ya estaba en el centro de la pista junto a Dazai, el cual sin aviso previo, con una de sus manos lo tomo de la cintura y con la otra tomo su mano, el pelinaranja ya se había dado por vencido, así que tomo al más alto del hombro y con su otra mano tomando la contraria.
El baile empezó.
La canción era perfecta para ese tipo de bailes, tranquilos y sin mucha energía puesta, simplemente para disfrutar de un momento lindo con tu pareja de baile.
Para la desgracia del pelinaranja, el castaño no era su pareja como para disfrutar de un baile decente, ni siquiera lograba reconocerlo como un amigo, por lo cual esperaba que le fuera imposible tan siquiera sentirse cómodo junto a el otro.
Pero ahí estaban, mirándose directamente a los ojos mientras daban vueltas a el ritmo suave de la música, ojos azules como un mar resplandeciente, o tal vez, como una gran galaxia llena de estrellas, llena de mundos, y por el contrario, unos ojos carmesí, no en su totalidad, pero era el color notorio en estos momentos, ¿Unos ojos así? Para Chuuya era la primera vez, esos ojos definitivamente lo hinoptizaron, eso sí, no fue el único embobado.
Era un momento en el que te preguntas ¿Está bien esto? ¿Que pasará después?
Que estupidez ¿No? Unos ojos marrones lo hacía salir de sus casillas.
-¡¿Qué se supone que estoy haciendo?!- al decir la expresión, empujo a Dazai lejos de él, y sin más se fue corriendo, con unos ojos llenos de terror, unos ojos sin brillo, para el castaño, esos ojos eran muy notorios, no eran los preciosos diamantes de siempre.
El pelinaranja se largo del lugar sin mirar atras, solo quería llegar a su casa y olvidar lo que pensó mientras su baile con el castaño iluminaba la pista.
-¿Que carajo me pasa?-.
Se pregunto a si mismo
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Jeje, este capitulo estuvo bonito... Creo.
En lo personal me gusta combinar cosas bonitas con babosadas, por eso lo chistes malos y las groserías (Aunque estén censuradas, total).
Es fácil escribir el personaje de Chuuya, ¿Les digo por qué?
Mi forma de expresar amor es la misma que la de él, con groserías y ofensas, pero la verdad se me complica tanto decir "te amo" o "te quiero" así como así (Se que muchos se identificaron).
Por eso mejor un "Jodete" (Más romántico)
Chao, coman bien.
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