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零 ─ 𝐞𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐧𝐨𝐫𝐦𝐢𝐞𝐬

ᴄᴇʀᴏ
       
       

Algo tan ridículo como dedicar una asamblea estudiantil completa, guiado por adultos que abandonaron todo atisbo de criterio por unos pocos centavos, o simplemente, pertenecer al rebaño de la ignorancia, para informar (o mejor dicho, desinformar) a sus más jóvenes allegados o estudiantes sobre el peligro potencial que representan unas bestias imaginarias provenientes de una alcantarilla, eso es lo que estaba pasando ahora mismo.
         
      

Yo no prestaba atención porque me la sudaba la asamblea.
      
       

Con un historial pésimo de terribles pérdidas de tiempo, encabezando los horarios de matemáticas las principales pérdidas, todo para dejar en claro las nuevas reglas que iban a dictaminar, eventualmente, en la televisión. Ya saben, típico toque de queda de un mundo post-apocalíptico, evitar salir a cierto horario, cerrar puertas y ventanas por seguridad propia, evitar contacto con extraños, llamar a la policía e informar en caso de avistamientos, etc, etc.
       
        

Más información inútil que no aprendí porque el mundo de los sueños requería mi presencia.
       
        

Como una decisión tomada por un típico adolescente, lo dejaría a la suerte, sin temor a las consecuencias porque, a la mierda los convencionalismos, cuando quieres libertad, las reglas están para romperse. Si me asalta un monstruo con su pistola escupe pulpos, será problema de la sociedad, no mío, porque yo no estaré allí para quejarme, estaré en el Reino de los cielos, recordando con odio como la escuela contrató al idiota más aburrido del mundo para dar una charla sobre reglas.
        
        

En fin, como me gusta hacer excepciones por el afán de convertirme en la excepción misma, el día de hoy decidí que debía estar prestando atención a los balbuceos de ese tipo raro con lentes, que por cierto, si me dijeran que es un ex convicto lo creería sin dudar. Era difícil, mi mente se perdía después de que el tipo arrastrara las palabras, como si tuviera semen en los dientes y estuviese concentrado en degustar la clamidia. Asco.
      
        

El tema con el que nos iban a lavar el cerebro el día de hoy, era el vampirismo, sus orígenes, y el peligro que significa para la sociedad aquellos seres descendientes de las morsas. Pff, buen chiste, de hecho si parecen morsas, las exageraciones de la gente lo vuelven cada día más divertido.
    
       

Teorías que si bien tenían un poco de historia detrás, la realidad estaba completamente alejada de ello, o eso me gustaba decir. Por suerte, no tenía que hacer nada para humillar a esos tontos, ellos se humillaban solos. Estoy seguro de que, la Biblia tiene acontecimientos más reales que sus avistamientos de monstruos.
          
        

─Y por eso es importante que tengan un consumo de ajo regular, los vampiros odian el ajo ─aseguró aquel que se hacía llamar a sí mismo profesor.
     
        

Ver a los alumnos asentir como si lo que acabara de decir tuviera sentido, y a otros profesores que comentaban la perspicacia y sabiduría del docente, fue algo sumamente gracioso, tanto que me reí.
    
       

Recórcholis, me reí feo, perdón.
       
        

Antes de poder meditar bien mis acciones, o contener las emociones de suma gracia que me mantenían riendo, lo único que me detuvo fue que, debido al silencio, la risa rebotó en las cuatro paredes, generando un eco desagradable para los oídos de la docencia. Ni con una disculpa me libraría del enojo de los iletrados.
    
       

Un alumno me empujó al frente, y una profesora me hizo el favor de acercarme un micrófono, como si esperara que dijera algo tonto, queriendo humillarme ante todos. ¿Atacar a un pobre alumno inocente para menospreciarlo frente a otros adolescentes de mentes empobrecidas, simplemente por reír? ¿En qué clase de mundo vivimos?
       
       

─¿Me puede explicar el chiste? ─cuestiona el calvito, levantando una ceja como si tuviera el control de la situación.
       
        

─No se enoje, se me va a despeinar, pfff. ─No aguanté la risa, y muchos otros rieron conmigo, otros sonrieron, tuvieron que soportar.
      
         

─¡Señor ______________, otra vez usted! ¡Siempre está causando problemas! ¡Deje de interrumpir al docente! ¡Se esforzó lo suficiente para venir aquí, y se tomó el tiempo de informarnos sobre la terrible situación en la que vivimos, para que usted llegue y se burle! ¡Pero que falta de respeto! ─Ahí estaba ella, la profesora de inglés, que lo único que tenía de bueno era su sentido de la moda.
     
        

─¿Y cómo no burlarme cuando el idiota está diciendo idioteces? ─Los alumnos aullaron como lobos, casi aumentando la hostilidad del ambiente─. Es decir, ¿el ajo aleja vampiros? ¿Eso siquiera tiene sentido? O sea, el ajo mejora la circulación, si un alumno come ajo está generando lo contrario a alejar a los vampiros, que mamada, se pasan de pendejos.
       
          

El calvo sudó frío, y por poco deja caer sus panfletos y notas que llevaba a la mano, buscaba entre ellas una respuesta adecuada, pero como era de esperarse, no podías discutir lógica con idioteces, y menos si la idiotez en cuestión era fácil de desmentir. Aún recordaba el día en que decidió prestar atención a la maestra de biología, que les estaba enseñando algo útil como la nutrición y su respuesta en el cuerpo, y luego a esa misma despidieron porque se sospechaba que era una mujer lobo. Nuevamente, ridículo.
     
         

─¡________________, te lo advierto! ¡Discúlpate en este instante o te enfrentarás a las consecuencias! ─vociferó la profesora, señalándome con un dedo.
     
         

─Ah, y hablando de vampiros, es pregunta, usted es historiador, ¿cierto? Pues según la historia, los vampiros no existen, digo, todo fue porque un noble que seguramente fue producto de un incesto todo hediondo, de chiquito se enfermó y le dio alergia al ajo, y pues a otro pendejo que era escritor se le hizo gracioso hacerle un cuento de terror, total, se lo creyeron y ahora gente como usted viene aquí a decir que para alejar a los vampiros hay que comer ajo, ¿si o no se escucha ridículo? ─Cada palabra mía fue lo que dictó mi sentencia.
         
         

Me expulsaron de la escuela.
      
      

Bien, lo bueno de prestar atención a las clases, es que ganas la extraña habilidad de tener los argumentos necesarios para objetar contra el profesorado, lo que significa una salida temprana del horario escolar con excusas bien fundamentadas. Sí, señor.
      
       

Caminaba con mi mochila sobre mis hombros, cargando el peso de la decepción de la sociedad en un solo libro. Bien, esta vez medite bien mis otras salidas, mi respuesta siempre era: ¿Para qué seguir allí si las siguientes clases se limitarían a ser debates sobre la defensa personal de cosas que ni se han visto en buena calidad?
      
       

Solté un suspiro, el camino a casa nunca era tan largo, bueno, eso me gustaría decir. Pasando de una escuela, que llena de grietas y descuidos negligentes, se mantenía al menos a pie, continuó el terrible camino hacia la desesperación en vida. Gente tirada en el suelo, con dudosa sobriedad, pero medio dormida, algunos haciendo de la calle un hogar que, si bien cálido no era, al menos podían cubrirse del frío con aquellas cajas. Sentir en tus fosas nasales el pesado viento lleno de una pesarosa contaminación, que, ¿a qué olía la contaminación? Era una mezcla extraña entre concreto, humo, basurero y gasolina.
      
       

Miré el cielo, verdoso como un típico mundo post-apocalíptico, sonreí. Hoy el día está de maravilla.
     
      

Así es, porque un día lleno de verdes debido, no a la naturaleza, sino a las industrias que soltaban todos sus desechos en el aire y ambiente en cantidades desmesuradas, era algo de todos los lunes. Hablando de ello, dicha contaminación enfermaba, literalmente, a la gente, si no era la contaminación en sí misma por el agotamiento de recursos, entonces lo que nos mataría sería una enfermedad que la ciencia no podrá combatir.
       
       

Los barrios bajos se convirtieron en algo generalizado, así que, ya no había tal cosa como los barrios bajos, solo era, el barrio. Pasando por un mercado, donde podías encontrar cosas extrañas, intentos de medicamentos, tiendas de ropa, puestos pequeños, venta de niños, ¿la comida no está en descuento? Nunca. ¿Ya dije, venta de niños? No, pues venta de niños, esclavitud legalizada, ver pasar a un adolescente de mi edad encadenado era descorazonador.
     
         

Ver a una prostituta ganarse la vida nunca fue algo bien aceptado, hasta que llegamos hasta donde estamos.
     
       

En fin, pasando por ese barrio, y saliendo por completo de todo rastro de sociedad, hasta encontrarse con lo que se suponía era el único bosque de la región, ahí mismo, entre los árboles secos y la oscuridad que dejaba cada rama muerta, muy cerca de lo profundo, una puerta metálica en el suelo es lo que ibas a encontrar.
      
        

Ese era mi hogar, mi dulce búnker que siempre podías encontrar relativamente cerca de la escuela.
         
         

Puertas cerradas entre cadenas, en aquella área boscosa, era antinatural encontrar gente merodeando, así que no importaba si la llave se dejaba sutilmente debajo de la alfombra que estaba delante de esa puerta, la cual decía un amoroso y cálido: Largo.
      
        

Tomé la llave, y no me tomó mucho tiempo abrir las puertas, donde alcancé a ver las horribles escaleras que presumían una arquitectura colonial. Una vez que mi tarea fue realizada con éxito, tomé con gentileza mi mochila, y después la dejé caer al vacío para que la perra se diera en la madre. Como la odiaba, podían comprarme una de Dora la Exploradora, donde me harían sentir como el niño curioso que soy, podían comprarme una de Barbie, para animarme a ser lo que yo quiera ser, pero no, me compraron una pirata de Dragon Ball, ¿Qué se supone que haga con eso? ¿Tirar un Kamehameha? No, lo más seguro es que me tiña de rubio con agua oxigenada antes que despertar mis poderes ocultos de súper saiyajin.
            
           

Ni estaba bien hecha.
     
      

Al recordar quien fue la que me compró la mochila, no pude evitar compararla, como acostumbraba. Madre era una de esas tacañas que aparecen en esos canales rancios donde se lucran con la situación terrible de la gente, ¿National Geographic? Sepa cual era el canal, igual me vale madre.
        
       

El punto es que ella evita hacer gastos "innecesarios", ya que sus materiales para su brujería oscilaban de plano entre el valor de varios ducados.
         
          

En esas escaleras, me acompañaban unas velas aromáticas que a veces levitaban por voluntad propia, no me sorprendió. Cuando finalmente estuve en la zona de entrada, me quité los únicos zapatos que tenía, unas botas desgastadas que soportaban perfectamente cualquier líquido contaminado. Me coloqué unas sandalias de paja, y luego procedí a patear mi mochila, para que quedara en una esquina. Así pues, no me sorprendió tampoco ver pentagramas dibujados con sangre de vírgenes, o hallar muñecos vudú pegados cruelmente en la pared con cuchillas que los detenían ahí mismo, lo sorprendente fue que la casa estaba, entre comillas, bien arreglada.
     
        

Usualmente el sitio, que era extenso y parecía que te hacía viajar en el tiempo debido a sus muebles, arquitectura y decoraciones extravagantes, estaba repleto de restos de alguna planta, papeles, ingredientes o algo del estilo. Hoy se hallaba inusualmente limpio.
     
         

Fruncí el ceño cuando mi pie se encontró con un condón tirado en el suelo, a medio pasillo.
           
          

Asco, iugh, ascoooo, pensé, embarrando la suciedad en un sillón cercano.
     
       

─¡Jefa, no se pase de lanza! ─exclamé, sabiendo que no estaba allí presente porque de ser así, habría algo en la cocina preparándose solo.
    
        

Esquivé el condón de un salto, evitando tocarlo con éxito, para entonces, buscar al culpable de ese crimen de odio y hacérsela de pedo en grande. Ese era el plan, pero no esperaba encontrarme con mis tíos en una posición comprometedora en mi habitación. ¿Estaban...? Asco.
       
        

─¡Ah, s-sobrino! ─exclamó aquel castaño, sonriendo nerviosamente.
       
        

Cubrí mi rostro con una mano, casi bajando la mirada de la incomodidad. Pero el enojo me ganó.
        
       

─¡Carajo! ¿¡Por qué tienen que culiar en mi cuarto?! ¡Insensibles! ¡Le voy a decir a Madre cuando regrese! ¡Ya verán! ─me quejé sin filtro, señalando a donde creía que estaban ellos, solo que terminé señalando del otro lado.
    
       

Había un olor extraño en mi habitación, como a cadáver, pero suponía que era el olor a sudor orgásmico que salía de sus pieles, y peor, el calor que quemaba más que una vela sin siquiera estar una presente.
      
        

El silencio nunca fue tan inquietante, y decidí quitar mi mano de mis ojos, para notar por un milisegundo que se miraban mutuamente, ¿estaban coqueteando ahora mismo? ¿Conmigo presente? Ascoooo.
      
       

Esto se sentía como cuando te toca exponer el proyecto de tu vida en la primaria, y tus compañeritos se pelean para ver quién empieza primero, todo en voz baja, con Código Morse, hasta por telepatía, solamente para pasar la materia de Valores.
        
         

─________________, tu madre está muerta-
         
        

─De ganas por... Decirte que se fue a un viaje de negocios, sí... ─afirmó el delgado hombre, que era la viva copia de mi madre, pero con lentes, a su vez, observé como él le daba un codazo agresivo a su robusto novio.
        
        

─¿Dices que la bruja que le hace rituales a ese joto... ─señalé al demonio, Amón, respectivamente, quien era la actual pareja de mi tío, lo que lo convertía también en mi otro tío─... Se fue a un viaje... De negocios?
      
       

Las cosas del diablo se quedan con el diablo, Amón era lo suficientemente tacaño, para cobrarle los favores a Madre. Tantos procedimientos aún no los entendía, y eso que éramos familia desde hace mucho tiempo, Amón y Juan (mis tíos) eran pareja desde antes de mi nacimiento.
      
          

─Cosas de brujas, sabes que tu madre siempre ha sido... Complicada ─explicó, juntando sus palmas, como si esperara que yo dijera algo, en vez de simplemente quedarme con esa expresión de «Ah, bueno, te me cuidas, crack».
           
            

─¿O sea que tengo casa sola? ¡Genial! ─Las fiestas que se iban a armar en mi búnker con mis muñecos vudú, iban a ser fenomenales.
     
         

─Oh no, nada de eso, tú vendrás con nosotros, le prometí a tu madre que te cuidaría, hasta su regreso... Así que, empaca tus cosas, jovencito, que nos vamos ahora mismo. ─Acomodó su corbata, se paró de puntitas y le jaló un cuerno al demonio, para arrastrarlo fuera de mi habitación, cerrando la puerta detrás de ellos, suponía que iban a pelearse, o algo así, cosas de marido y mujer que nunca entenderé.
         
          

─Bien por mí, Madre no verá mi boleta de calificaciones... Ni la nota del director ─susurré para mí mismo, dejando caer los papeles sobre la pila de reportes, notas y boletas que se acomodaban en una esquina de mí habitación.
         
          

Comencé con la tarea que me habían pedido, no era difícil, el problema real era, ¿dónde guardar todo? Ya que no tenía maletas, porque disponía de la magia de su madre para llevar todo, tuvo que sacar una bolsa de basura, para poner su escasa ropa, zapatos y alguna que otra libreta que tenía un valor sentimental (con pitos dibujados), fotografías cuando era chiquito, cuando a Madre le gustaba captar mis momentos más vergonzosos, fotos de ella en blanco y negro donde parece estar restableciendo la Unión Soviética, entre otras.
      
        

Unos golpeteos en mi puerta me hicieron levantar la mirada, ahí estaba Amón, mostrando una plancha para el cabello con una mirada brillante, pero con una ruda expresión en el rostro.
       
         

─Juan pregunta si nos podemos llevar los artículos de belleza... Ya sabes, para que no se queden aquí sin uso. ─Ese demonio, alto, fornido y de cabellos largos hasta su cintura, le gustaba peinar su cabello, pero no iba a admitirlo, su orgullo era tan poderoso como sus brazos musculosos.
        
         

─Haz la de mi barrio, el que se lo encuentre se lo queda ─le dije sonriente, por ahí, posiblemente en algún baúl, estén esos productos de belleza que tan desesperadamente ese demonio quería conseguir.
      
        

Así que, tomando todo lo que él me daba, lo metía a mi equipaje, unas cuantas cosas como peines, cremas, jabón exfoliante, mascarillas, lencería nueva, medias, maquillaje, accesorios, rizadores de pelo, planchas, secadoras. Cuando se es bruja, hay que ir bien vestido a todos lados, preparados para robar corazones, como un vendedor de órganos.
     
        

Él sonrió, mostrando sus afilados dientes en un solo gesto, eso fue aterrador, para cualquier ser humano, pero no para mí, soy el señor excepciones, ¿recuerdan?
    
       

Era bueno saber que Amón estaba de buen humor, así que, cuando se retiró, finalmente tomó unas cuantas cosas suyas, como su preciada navaja con manchas de extraña procedencia que solo aparecían bajo luz ultravioleta.
        
          

En fin, me mudo con mis tíos, nunca me han dejado salir, es extraño que por fin Madre acceda, pero bueno, yo aprovecharé el bug. Estoy seguro de que su casa está llena de homosexualidades, como pósters de Rock Hudson o James Dean, media mamada. Seguramente ven películas gays juntos, asco.
         
        

Me pregunto cómo será, además, no recuerdo haber ido nunca, ni siquiera de niño, ¿Qué cosa mala podría pasar?

2967palabras
(ᴇsᴛᴇ ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ғᴜᴇ
ᴇᴅɪᴛᴀᴅᴏ)

Un comienzo con
el protagonista narrando,
muy bien.

Ustedes se estarán preguntando,
¿Cómo llegué aquí?

Pero la verdadera pregunta es...

¿Por qué chingados nació en
mí escribir esta pendejada?

Preguntas que no me dejan dormir
por las noches 😔👊

Aquí una imagen de como me
imagino al prota:


La tercera imagen fue mi
favorita 😎🤟

Me identifico, somos idénticos 🤙

Btw, recuerden que pueden
imaginar al prota como quieran,
la personalidad que le estoy
dando es tipo: Soy muy diablo
pero veo un nepe y me cago ft
nomames banda me van a
destruir el ort0 + a huevo banda
me van a destruir el ort0 😳👉👈

N/A: Si aún no saben que es
normie, y les valió p1t0 el
apartado de "Aclaraciones",
les recuerdo que los monstruos
se refieren a los humanos como
"normies".

Ahora sí, me voy ✌

Gracias por leer.

ATTE⨾ Maluma beibi

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