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第四章 ─ 𝐦𝐞 𝐞𝐬𝐜𝐚𝐩𝐞́ 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐭𝐢𝐧𝐨𝐚𝐦𝐞́𝐫𝐢𝐜𝐚

ᴄᴜᴀᴛʀᴏ
    
     

Después de un día largo repleto de sorprendentes nuevas experiencias, las clases finalizaban. Nadie se había atrevido a salir, pues el normie custodiaba la entrada, a su parecer. Él solo había recogido sus cosas para irse a la casa, pero tal parece que se le olvidó donde vivían sus tíos.
     
       

Confundido, y sin saber que hacer, se detuvo en la entrada para tratar de recordar el camino.
       
        

Miró detrás de sí, notando de inmediato a los monstruos que deseaban salir, pero no podían gracias a él. Suspiró, y caminó un poco lejos de la entrada, ocultándose detrás de unos... ¿Qué eran esas cosas? Parecían árboles pequeños, pero no tenían tronco, estaban pegados al suelo. _______________ se halló sorprendido cuando vio un par de arbustos por primera vez.
        
         

Se agachó con lentitud, y sus dedos lograron acariciar las hojas. No era suave como pensaba, las hojas eran un poco más gruesas que una hoja de papel, y estaban frías. Trató de meter la mano para inspeccionar a detalle dicho arbusto, pero terminó pinchandose el dedo con una de las espinas entre las ramas. Alejó la mano de inmediato, y entre varias miradas entre el arbusto y su herida, una sonrisita apareció en sus labios.
      
        

Esa madre muerde, pensaba sorprendido.
      
        

Le dio una suave palmada, como si se disculpara con la planta, pero pronto sus pensamientos se sumergieron en algo más. Detrás de esos arbustos, observaba a los estudiantes suspirar con alivio, y salir de la escuela una vez él desapareció de su vista. Charlaban normalmente, habían risas de alegría y expresiones mucho más relajadas, después hablarían del tema, como su dramático día por poco termina en tragedia gracias a la aparición de un ser despreciable como él. Algunos corrían para llegar a sus autos, otros alcanzaban a sus padres con un abrazo, y relataban casi a gritos lo ocurrido.
            
            

Ver a una madre abrazar a su hijo le recordó a la suya, ¿hace cuánto tiempo que no hablaban? Sus charlas se limitaban a simples mensajes de texto, pues ella durante los últimos meses ha estado lo suficientemente ocupada para pasarse por su hogar. Prácticamente llevaba mucho tiempo viviendo solo, aunque su madre solía venir una vez por semana, para asegurarse de que no estuviera faltando a sus estudios con la brujería. El último exámen que tuvo con ella fue hace una semana, y después de eso ni siquiera un mensaje de texto le ha mandado.
             
            

Tomó su teléfono celular de su bolsillo, y lo miró detenidamente, como si dudara en encenderlo. Dio una fuerte calada de aire, y decidió entrar para ver sus mensajes de texto, donde solo pudo limitarse a fruncir el ceño. Notó que su madre se había conectado hasta muy tarde, en la madrugada, pero no había mandado mensaje alguno.

Chat — Doña Madrazos ♥❜
❪💋❫. ━━ ❛Tu celular❜
💬·̩͙✧ ❛últ. vez ayer a las 3:33 a. m.❜
    
 

Doña Madrazos
Duermete ya, tienes
clases mañana.
     

❛Has enviado un stiker❜

Doña Madrazos
Quw es eso ? 😡
    

Qué*
Escriba bien, gfa.
     

Doña Madrazos
Respóndeme, Víctor
Manuel 😡😡😡
    

❛Has enviado un stiker❜

Me llamo _____________,
vieja qlia'
    

Doña Madrazos
Cpmo me dijiste?
     

Mamá, está arriba
de tí el mensaje
    

❛Has enviado un stiker❜

Doña Madrazos
Que significa vieja qlia'?
     

No soy Google para
responder todas tus
dudas 😳✋
    

Doña Madrazos
Ya lo busqué, como
que soy una vieja
sabrosa?
    

❛Has enviado un stiker❜

Mamá, ¿en dónde te
metiste? 😖🔫
    

Doña Madrazos
Ya no importa, vete
a dormir, tengo trabajo
ahorita y me están
esperando.
    

Ahh, ok, salúdame
a las demás brujas🤘
Suerte, y no te metas
en pedos potentes.
    

Doña Madrazos ♥ ha enviado un sticker❜

Si eres bruja y todo el
pedo pero no te pases
de lanza, ¿cómo me voy
a ir a dormir ahora?
    

Doña Madrazos ♥ ha enviado un sticker❜

❛Has enviado un stiker❜

Doña Madrazos
Buenas noches, sueña
con Satán 😍
    

Ta bien, buenas
noches, ma.

    

Doña Madrazos
Te veo mañana en
la mañana o a más
tardar después de la
escuela.
    

Ok..
    

Doña Madrazos
Yo también te extraño.
Te quie
   

También te quiero
mamá.

Una pequeña sonrisa se asomó en sus labios, las faltas de ortografía de su madre estaban escritas adrede, ella sabía que tales errores ortográficos lo hacían reír. Su madre nunca fue del tipo que le gustara demostrar su amor físicamente, o a la vista de cualquiera, era reservada, una mujer tan seria que cualquier conocido, por más cercano que fuese, dudaba si alguna vez la vio sonreír. Pero todo cambiaba cuando se mandaban mensajes de texto, ella parecía liberar todo lo que guardaba dentro de sí misma en aquellos mensajes, el amor que no podía demostrar lo dejaba ver en cada palabra. Por supuesto, para los mensajes de texto la interpretación era libre, al punto de no saber nunca la intención detrás de ellos.
          
            

Lo próximo que trató de hacer fue llamarla por teléfono, a pesar de que no solía contestar, sabía que escuchaba sus mensajes de voz. Siempre lo intentaba, con la esperanza de que ella respondiera la llamada, y así poder contar las maravillas de su gran día, pero como un alma llena de expectativas, es fácil decepcionarse terriblemente. Después de oír su mensaje, quizá ella le escribiría algo como: «¿Cómo está mi diablillo? ¿Te has portado mal?»
      
         

Su llamada quizá no podría ser realizada de todos modos, estaba en otro mundo y no había posibilidad de ponerse en contacto. Eso le desesperaba enormemente.
           
            

Dio unos suaves pisotones, ya que habían pasado varios minutos y no había señales de vida a través del teléfono. Podría quedarse ahí, y eventualmente la propia contestadora le dejaría grabar su mensaje, pero no ocurría nada.
      
         

─__-______________ ─lo llamó alguien suavemente, estando detrás de esos arbustos, por el camino hacia la salida.
        
        


El susodicho se daría la vuelta para encontrarse con el híbrido, Jackson. Colgó rápidamente, para guardar su teléfono y dedicarle toda su atención a aquel chico.
       
        

─¿Sí? ─Ladeó la cabeza.
       
          

El castaño acomodaría sus gafas con las manos temblorosas, parecía estar nervioso, y pronto dio a entender las razones de su inquietud, pues en su otra mano se hallaba uno de sus libros nuevos. Los segundos en los que Jackson buscaba las palabras adecuadas para conversar con el chico nuevo se hicieron eternos. El de cabellos _________ soltaría unas risas lentas e incómodas, animando al monstruo a hablar.
          
            

─A-Ah, sí, olvidaste tu libro en el salón... A-Así que te lo traje... ─Extendería el dichoso libro con brusquedad, para cerrar los ojos fuertemente y dar una calada de aire─. V-Ví el interior, lo lamento.
     
         

Ahhh, vio el pene que dibujé detrás de la portada... Ja, eso le pasa por chismoso.
      
        

Todos sus malestares se esfumaron, sus mejillas se colorearon ligeramente de rojo, y su corazón era el principal culpable. Jamás habría esperado que le devolvieran un libro perdido, o un objeto en sí mismo, las malas costumbres del otro mundo lo acompañan, y había que decirlo, la sorpresa por ver a alguien confesar haber ojeado sus cosas, para después entregarlas y ofrecer una disculpa, era grande. Normalmente se las robarían, por lo que la actitud de Jackson fue conmovedora.
       
         

Jackson se lo ganó, así que el chico de cabellos _________ dejó de lado sus habilidades actorales como un maleante de primera, y sus comisuras se estiraron hasta mostrar sus blancos dientes en una sonrisa. 
        
          

─Que amable, gracias, nerd. ─Sentía que la energía regresaba a su sistema de forma repentina, se debía a ese chico─. Me sorprendió un poco, por un momento pensé que me ofrecerías drogas, pero bueno, no todo en la vida es un regalo ─expresó el joven de ojos ________, llevando una de sus manos hacia la cabeza ajena, para revolver sus cabellos con una caricia amigable─. ¡Nos vemos mañana!
       
          

Tomó su libro entre manos, para después salir de allí corriendo, después de recibir esa extraña energía que venía junto al sentimiento de alegría, las ganas de moverse las obtuvo junto a su libro. Se sentía como en «GTA V», en un mundo abierto donde podía explorar con libertad cada esquina que acompañaba aquel gótico sitio, ignorando los sustos que se llevaban los monstruos a su alrededor, la felicidad a la que llegaba tras dejar atrás sus preocupaciones (que consistían en en lidiar con alguna clase de «pendejo» todos los días) era grande.
        
           

Jackson por su lado, veía a la lejanía como la imagen del único ser similar a él se desvanecía, mientras pensaba en lo afortunado que era al tener un nuevo conocido normie que no fuera su padre.
      
       

Quizá nos hagamos amigos, pensaron ambos chicos.
       
         

Pero había un nuevo problema, y es que ________________ se perdió en un mundo ajeno. Miró a todos lados, los monstruos no se atrevían a estar más cerca de él, la distancia mínima era un metro, por lo que los monstruos callejeros simplemente continuaban su vida ignorando al normie, pero al mismo tiempo manteniéndose alejados de su presencia.
        
           

Sus ojos se pasearon por el sitio, después de Monster High, la carretera te llevaría a otras escuelas, eran más pequeñas, probablemente guarderías o primarias para los monstruos más jóvenes. Tras caminar por varios minutos a lo largo de la carretera, se encontraría poco a poco con locales, todos eran diferentes, y bastante lujosos desde su punto de vista, ver un sitio sin cristales rotos alrededor o estando completo le daba un toque clásico.
        
          

Los edificios eran altos, dignos de una ciudad, pero los locales solo alcanzaban los dos pisos. Habían tiendas de ropa, o tiendas exclusivamente de zapatos, ¿en serio? ¿zapaterías? Pensaba que eran algo exclusivo para la clase alta. Sus ojos se detuvieron sobre un local, mejor dicho, fue guiado por lo que su nariz alcanza a oler.
       
          

¿Eso es...?
     
        

Corrió hacia aquel local, habían mesas y sillas, y claramente el mostrador en la ventana lo estaba invitando a entrar.
      
        

Quizá... Después de todo no había comido en días, podía hacer una excepción hoy.

Bien, hay que ponernos en perspectiva. Imagina estar hambriento, lo suficiente para hurgar en la basura ajena hasta encontrar alimento, entonces, el dueño del local donde estás robando te descubre, y al principio trataría de ahuyentarte como si fueses una rata callejera, hasta que nota que, para su mala fortuna, el ladrón es un aterrador normie, que lleva un pedazo de pan (que, no olviden, estaba en el basurero) en la boca. Los siguientes acontecimientos son gritos de los panaderos, un auto de la policía y un camión perteneciente a un noticiero.
        
         

Pues bueno, eso le pasó al pobre ________________ Abrahel.
      
       

Quien gracias a una persecución muy corta de algunos reporteros locos, pudo llegar a su casa solo por coincidencia.
      
          

El joven de cabellos __________ acomodaría su mochila sobre su hombro, y después se acercaría a una de las ventanas más cercanas, que miraba al exterior, solamente para asegurarse de que nadie logró alcanzarlo. Aún con el pedazo de pan en la boca, lo tomó para morder un pedazo y comer por fin. Estaba delicioso, era el trozo de pan más rico que ha comido en años, y eso que era de la basura, la mayoría siempre estaban más duros que una roca, es decir, ¿las baguettes del otro mundo? Dios, esas cosas podían servir perfectamente para asaltar gente, son un arma.
        
          

Pinches periodistas, por eso amanecen en bolsas, pensaba enfadado.
      
         

Sonrió para sí mismo, y en grande, como si hubiese ganado alguna clase de competición. Iba a girarse, pensando en descansar en el patio trasero de su casa, pues después de tanto correr estaba algo cansado. Sus ojos se detuvieron en la propia casa, ahora no estaba vacía, de hecho, poseía nuevos muebles. Habían convertido el sitio abandonado en un lugar acogedor, casi hogareño debido a los muebles de madera, pero a su vez un sitio elegante, por el estilo en sí mismo de cada mueble. Notó nuevas alfombras, y las galantes lámparas, que estaban apagadas, porque no hacía falta hacer un gasto innecesario de luz cuando era de día.
         
          

Caminó hacia donde estaba la sala, encontrándose con un sitio igualmente elegante, con una gran televisión para entretenerse en tiempos de aburrimiento.
         
        

Y hablando de entretenimiento, precisamente sus tíos estaban mirando fijamente la televisión, deteniéndose en un canal de noticias que justamente anunciaba el avistamiento de un normie en la ciudad de los monstruos, y que además, era un ladrón de basureros (porque sí, al parecer hurgar en basura ajena se considera robo, para _______________ no había cosa más ridícula, después de todo, se tira a la basura lo que ya no se desea, por lo que deja de pertenecerte en el momento que toca el contenedor de basura). No lograron captar bien su imagen, por lo que nadie sabía quien era, excepto ellos tres.
        
         

_______________ hizo una mueca, entre la gracia que le causaban los noticieros y el nerviosismo por recibir un regaño. Así que se agachó, buscando gatear hacia el sitio donde deseaba estar, pasando justo por detrás del sillón con el sigilo de un bebé. Su corazón se aceleró mucho más que cuando estaba siendo perseguido, esta situación era sin duda aterradora.
       
          

Pero los temores de _______________ se hicieron realidad, era imposible que no notaran su presencia, y menos después de haber llegado a la casa azotando la puerta principal. Juan tomó el control remoto, y silenció las bocinas del televisor justo en el momento que Amón encontró al adolescente tratando de huir.
        
          

─Alto ahí, ______________ ─ordenó Juan, acomodando sus lentes.
       
        

Él se detuvo, casi quedándose tieso en el suelo. Decidió levantarse, para sacudirse la ropa y arreglar su peinado, para después voltear y dedicarle a sus tíos la sonrisa más inocente y adorable que podía hacer.
      
         

─Tíoooos, ¿estaban aquí? Que coincidencia, justo acabo de llegar ─hablaba lento, tan lento como un caracol, cuidando su tono y soltando risitas nerviosas.
       
        

Juan alzó una ceja, claramente no se estaba creyendo su actuación, sobre todo al ver ese pedazo de pan a medio comer en las manos de su sobrino. Pero ninguno se molestó, las expresiones de enojo nunca aparecieron, al contrario, y para sorpresa del joven aprendiz, la preocupación fue lo único que se logró ver en los rostros ajenos. El de cabellos castaños se acercó a su sobrino, para después arrebatarle ese pedazo de pan, para mirarlo fijamente. Se notaba que la comida llevaba al menos dos días completos ahí, lo podía notar por los patrones de puntos ligeramente verdosos y azulados que adornaban terriblemente al pedazo de pan. El hombre parecía querer confirmar lo que dijeron los noticieros con sus propios ojos, a su vez, esperaría una explicación por parte del menor.
       
         

Pensar que aún estando bajo su cuidado, se vería obligado a robar de la basura, lo hacía sentir terrible, pues se suponía que lo habían llevado a vivir con ellos para mejorar su calidad de vida, no para dejarlo continuar con sus días de desnutrición.
      
        

─Ellos lo tiraron a la basura, no pensé que se iban a ofender tanto... Tenía hambre, así que... ─Trataría de excusarse, pero la mirada de su tío solo lo hacía sentir peor─. Lo siento, tío Juan...
      
         

_______________ bajó la cabeza, esperando un regaño o alguna respuesta agresiva por parte del adulto, y cuando vio que su mano se acercaba a él, cerró los ojos esperando un golpe. Que curioso, ese golpe que se esperaba se sentía extrañamente bien, parecían ser golpecitos suaves en su cabeza, y después los dedos del castaño se entrelazarían entre sus cabellos. Juan simplemente palmeó su cabeza, y después le dio un pellizco muy suave en la mejilla, por lo que sus párpados se encargaron de ayudarlo a ver mejor a su tío.
        
          

─Deja ese pan y ven a comer con nosotros... Te estábamos esperando ─le dijo el demonio, quien habría decidido hablar después de esos pequeños segundos de silencio.
       
         

________________ ladeo la cabeza confundido, pero Juan le sonrió gentilmente, y después lo guiaría a la zona del comedor, donde estaba la mesa medianamente bien acomodada, dicha mesa era alargada, en sí mismo el comedor era una habitación separada de la sala, pero que estaba parcialmente anexada a la cocina, con un gran marco que dejaba a la vista los lujos de la misma. La mesa alcanzaba a tener doce asientos, y podrían caber más si las sillas se juntaban, se podía decir que en cuestión de espacio, había de sobra. Tres de los asientos, en una de las esquinas, poseían frente a ellos la vajilla necesaria para la comida, y hablando de comida, justo habían cajas sobre cada plato que emitían un delicioso aroma, probablemente fueron pedidos a domicilio provenientes de algún restaurante (ninguno sabía cocinar). Comer juntos era algo que estaba planeado desde el principio, y ante el miedo de alimentar mal a su sobrino, se aseguraron de que la comida fuera saludable.
       
         

─No vas a tener que volver a robar... Te daré una mesada... Si llegas a tener hambre o necesitas algo, y nosotros no estamos allí, no tengas miedo de llamarnos por teléfono ─comentó Juan, dándole suaves palmadas en el hombro, hasta hacerlo sentarse en una de las sillas.
       
         

─No tiene señal aquí ─afirmó Amón, ante la mirada incrédula de _______________, entonces tomaría su pequeño teléfono, y dibujaría sobre él un pequeño pentagrama, mismo que desaparecería tras el hechizo ser realizado─. Ahora sí, mocoso, no tienes excusa para no llamarnos.
     
       

Amón le devolvería el aparato, y él apenas alcanzaría a tomarlo entre sus manos. Los ojos __________ del joven por un momento permanecieron fijos a la nada, pero su cabeza solo podía pensar en las palabras que sus tíos le dedicaron tan desinteresadamente. No podía creerlo, tenía que ser mentira.
       
        

Pero entonces el chico se percató de la caja de alimento, que antes de poder tocarla, frente a él su tío le extendería una toalla caliente y un poco de un extraño gel. Amón se sentó en la cabecera, y tomó su propia toalla, con la que utilizaría ese mismo gel para limpiarse las manos, mientras lo miraba fijamente, como si le estuviera diciendo qué tenía que hacer. ______________ hizo eso mismo, con la mente totalmente en blanco a veces hasta lo más obvio le parecía un misterio.
      
         

¿A todo esto? ¿Y su pan?
     
       

Juan interrumpiría sus pensamientos, tomó la caja que estaba sobre su plato, y acomodó en el mismo la comida que había en el interior con sumo cuidado. Por otro lado, Amón simplemente dejó caer toda la comida, lo que causó que se hiciera una extraña mezcla de alimentos, no parecía importarle, así que no pensó en absolutamente nada. Pero sus ojos dudosos solo se dedicaban a observar su propia caja, no quería tocar nada sin recibir primero el permiso de sus tíos.
       
         

El de lentes nuevamente estaba haciendo esa expresión, como de profunda aflicción, o preocupación hacia el menor. Tomó la caja del chico, y también su plato, para acomodar por él su comida. En un plato cóncavo dejaría el arroz que venía en uno de los envases de plástico, en otro dejaría la poca ensalada, y en el plato llano iría un gran y jugoso pedazo de carne. Posteriormente lo dejaría todo frente a él, y le serviría un simple vaso de agua por si le daba sed.
       
        

─Buen provecho, familia ─dijo Juan sonriente, para después proceder a darle un bocado a sus propios alimentos.
       
            

─¿B-Buen provecho...? ─repitió ______________.
        
          

Los miró comer normalmente, su mente estaba ocupada pensando en muchas cosas ahora mismo, pero principalmente, habían platillos frente a él que nunca había visto. Sus manos temblaron cuando trató de acercar sus dedos a los cubiertos, y finalmente decidió dejar todo su miedo atrás solo para probar al menos una vez un poco de cada cosa. Enterró su tenedor al pedazo de carne, y lo levantó todo para acercarlo un poco a su boca, solo que por el miedo a tirarlo, tuvo que encorvarse hasta alcanzar a morder un pedazo.
      
          

Sintió un cosquilleo por debajo de la lengua, una sola mordida bastó para que pudiese sentir los jugos de la carne remojar su cavidad bucal, y eso no era lo único, el alimento se deshacía en su boca, bastó con masticar solo un poco. Los nuevos sabores hicieron que quisiera seguir comiendo, por lo que no tardó en darle otra mordida apresurada al filete.
      
        

Los dos adultos lo vieron comer desesperadamente, y también observaron cómo ignoró el resto de alimentos. Estaba haciendo un desastre él solo, como si fuera un bebé aprendiendo el bello arte de la degustación. Amón frunció el ceño, las mejillas de _________________ estaban manchadas de comida, y una gota del jugo de la carne había resbalado por su barbilla, sin mencionar sus manos, que sí, al poco tiempo había comenzado a comerse el alimento como si también fuese un trozo de pan.
        
          

El demonio gruñó, y tomó una servilleta para poder acercarla al menor, hasta detener su poco común proceso de ingerir alimentos.
     
        

─De verdad que no tienes modales, niño ─lo regañó, para proceder a restregar la servilleta sobre sus mejillas, para así limpiar al más joven.
     
       

Él cerró los ojos hasta que su tío terminó de limpiarlo, y después miró como este se llevaba su plato con el resto de su filete.
      
         

─¡Oye! ¡Eso era mío! ─reclamó, asustado por pensar que le iban a quitar su comida.
     
        

Pero eso estaba alejado de la realidad, el demonio solo se aseguraría de cortar la carne en pequeños trozos, lo suficientemente pequeños para que no se atragantara con ellos, después le devolvería su plato, ahora sí podría aprender a utilizar bien ese tenedor. Posterior a su interrupción, tomaría un trapo para limpiar sus manos.
      
         

─Usa los cubiertos ─respondió firme, sin dejar de mirarlo con esos ojos amarillos─. ¿O también quieres que te alimente?
       
         

Tales palabras casi lo hacen sonrojar, pues Amón lo había hecho recobrar la compostura. Ahora le daba vergüenza seguir comiendo. Juan sonrió, y estiró su brazo para empujar ligeramente los otros platos, en busca de que su sobrino se interesara por probar dichos platillos.
      
        

─Come un poco de arroz o ensalada también, te hará bien ─pidió Juan, sin dejar escapar la oportunidad de dejarle unas cuantas servilletas a su lado en caso de que necesitara limpiarse nuevamente.
      
          

________________ se sintió a gusto, pudo dejar atrás la tensión de pensar que iba a recibir un castigo en cualquier momento por equivocarse, y finalmente pudo comer el resto. Esta era una verdadera comida familiar, cada uno dedicándose exclusivamente a terminar por vaciar sus platos, aunque de vez en cuando, surgía un pequeño tema de conversación, pero cada uno de ellos se tomaba las cosas con calma. Todo iba relativamente bien, hasta que Amón sacó una botella de cristal, parecía ser simple vino a primera vista, pero al verlo vaciar el contenido en una copa, se percató de que no lo era. Había algo traslúcido derramado en una copa, y él lo bebería como si estuviese sediento tras una larga maratón.
       
         

Creía que los demonios cocinarían sus propios alimentos, tal parece que Amón no es el tipo de demonio que le gusta hacer las cosas por sí mismo. Pero bueno, ¿y quién lo culparía? Era alguien importante en su círculo.
      
        

Si le hubiesen dicho a _______________ que en unos días se hallaría en otro mundo degustando comida de verdad, se habría reído en grande y directamente le habría recomendado un psiquiátrico al pobre esquizofrénico que tuvo tal ocurrencia. Pero mírenlo ahora, degustando cada platillo, y mezclando sus alimentos dándose cuenta que eso mismo mejoraba el sabor, como si pensara que se trataba de la rata de la película viejita de Pixar.
     
        

El joven bebería el vaso de agua, sintiendo que todo su cuerpo recuperaba todo lo perdido en un solo trago. Pero que refrescante es el agua potable, y que sorprendente que haya tal abundancia.
        
          

─Esta agua sabe mejor que la del otro mundo ─decidió comentar, queriendo conversar con sus tíos tras un largo silencio.
      
         

─Eso es porque aquí no está contaminada ─respondió suavemente, también dándole un trago a su vaso─. Un gran porcentaje del agua procede de fuentes subterráneas, el resto se toma de los lagos... El establecimiento de zonas de protección hace posible distribuir la mitad de esta agua sin tener que tratarla, por ejemplo, en Suiza, se realiza ese mismo procedimiento, su cuidado por el agua es superior, y por eso sus aguas son consideradas las más limpias del mundo, cumple con unos estándares de calidad muy altos.
     
         

No por nada le llaman el nerd de la familia.
      
        

─Datazo ─murmuró, para después mirar su vaso de agua y el resto de la comida que dejó.
       
        

Jamás se habría imaginado que dejaría sobras solamente porque su estómago no podía soportar la entrada de más comida. ¿Así se sentía estar lleno? Está padrísimo.
          
           

Amón haría que todos los platos sucios se dirigieran por su cuenta de camino al fregadero de la cocina con solo chasquear los dedos, y él lo seguiría con curiosidad, también quería ver la cocina. Se levantó de su asiento sin poder evitarlo, y se asomó un poco.
        
         

─Ahh, cierto, vamos a ir de compras... Otra vez... Pero, ¿hay algo que quieras? Por ejemplo, materiales para la escuela, ropa, juguetes... ¿A tu edad se sigue jugando con juguetes? ─Juan empezaría a charlar más consigo mismo que con su sobrino, no estaba muy seguro de tal cosa, pues habría convivido la mayor parte de su vida con demonios.
       
        

El chico volteó, mirándolo como si estuviera loco. Primero, le dieron una habitación vacia para él solo, segundo, lo dejaban ir a la escuela, tercero, le compraban comida y además le iban a dar mesada, y ahora le ofrecían hasta comprarle juguetes.
      
        

Llevó sus dedos a su cuello, buscando sentir su pulso como si pensara que estuviera muerto, pero los latidos le dijeron que todo esto era real.
       
        

─Ehh, pues... Me dijeron que necesitaba algunas cosas, un lápiz del número dos, libretas nuevas... Ah, y también me dijeron que tenía que llevar un juego de... Un juego de... ¿Cómo dijo el profe? ─Acunó su barbilla en una mano, y trató de recordar con todo su esfuerzo aquello que le habían mencionado.
      
        

─¿Un juego de geometría? ─cuestionó Amón.
    
        

─¡Sí! ¡Bingo! ¡Justo eso! Que listo, tío, ¿cómo es que sabes eso? ¿Es porque eres súper hiper mega poderosísimo que lo sabes todo? ¿O son tus poderes de adulto? ─indagó emocionado, mirando hacia arriba con los mismos ojos brillantes de un niño curioso.
    
      

El demonio sintió algo extraño en uno de sus seis corazones, como si este mismo se avivara tras tales inocentes preguntas. Para él era algo obvio, después de todo estaba bien informado respecto a sus materias. Pensó en lo que hizo Juan hace rato, ¿debería darle una palmada amigable?
     
       

Miró su propia palma, era demasiado grande para su pequeña cabecita. Gruñó, y luego dejó caer la misma sobre ella, para zarandear con "delicadeza" a su pobre sobrino.
      
        

─Deja de preguntar cosas inútiles, niño orangután. ─Más delicado no podía ser.
     
        

Juan casi suelta una carcajada, la cara de ______________ era graciosa, su indignación por el insulto gratuito y el intento de ser cariñoso de Amón le resultaban terriblemente adorables.
      
        

─¡Come caca! ¡Ya no te vuelvo a preguntar nada! Y mira que yo estaba siendo buena onda contigo, y así me tratas, demonio insensible ─se quejó, cruzando sus brazos con enfado.
      
        

Amón también se enojó por esta reacción, sin saber siquiera que fue lo que le salió mal, como el orgulloso demonio que era, solo podía responder de la misma forma, con enojo.
       
       

_______________ no recibió respuesta de su tío, así que dio una media vuelta, y caminó en dirección a la cocina, para distraerse lavando los platos sucios, al menos así podría agradecerles por el alimento que fue llevado hoy a la mesa. Su cara se deformó por completo cuando finalmente decidió entrar, no llevaban aquí ni un día, y los muebles ya tenían cucarachas, que eran atraídas por otros platos sucios. ¿Qué era eso que estaba sobre la estufa? Quizá era el intento de cocinar de alguno de esos dos, mismo intento que por rendirse temprano no quisieron lavar, y ahora había atraído al enjambre de plagas a la casa. Si bien en su mundo escaseaban los animales, los que sí sobrevivieron fueron las plagas, conocía bien a esas cucarachas, tenía una relación de amor-odio con ellas, un día podían ser comida, y otro su peor pesadilla.
      
        

Todo estaba muy sucio, las paredes e incluso el techo repletos de algún líquido viscoso de color negro que tampoco sabía que era, pero se veía asqueroso.
    
      

─Bebé, creo que ya vieron tu desastre ─afirmó Juan, y a la distancia se escuchó un «Eww» agudo─. Sheesh, menos mal no ha visto el techo de la sala...
   
    

Las manchas blanquecinas, ya casi amarillentas, que se hallaban en el techo de la sala de estar, venían de algo que no era necesario mencionar, pero igualmente ensuciaban el hogar.
     
         

________________ salió de la cocina asqueado, con una casa tan bonita y espaciosa, le causaba fatiga verla tan descuidada. No podía vivir tranquilo junto a la suciedad, sobre todo sabiendo que la casa era nueva, es decir, su tío recién había firmado los papeles para ponerla a su nombre.
      
          

─¿Se vale añadir articulos de limpieza a la lista? Me van a tener como la Cenicienta entre todo su cochinero ─dijo seriamente, peinando sus cabellos _________ hacia atrás.
      
          

─Ahhh, no exageres, la casa no está tan... Sucia.
       
         

─¡Hay manchas de semen en el techo, mamón! Con todo respeto, tío, pero se pasan de verga, ¿cómo llegó eso ahí? ─señaló el chico, apuntando con su dedo el techo de la sala a la distancia, claramente lo había visto─. Tú hazme caso y te dejo este cuchitril reluciente, ¿trato?
    
      

______________ a veces sentía que estaba tratando con adolescentes de su edad, su preocupación por su entorno a veces eran... Simplemente inexistente. El joven extendió su mano a su tío, y él la estrechó cómo si estuviese sellando un contrato con un poderoso mafioso.
    
    

─Ya nos vamos, pues ─espetó el mayor, tomando la mano de su pareja para retirarse casi con temor del comedor.
       
        

Amón mostró sus dientes afilados en una sonrisa, y casi parecía una burla.
      
       

─Adiós, mamá ─vaciló él demonio, logrando hacer enojar al adolescente.
     
        

─Ahhh, Don Comedias ─insultó.

¿Qué se hace cuando se tiene casa sola? Probablemente lo que uno desee, no, eso es más que obvio. Pero para un chico que no conoce su propia casa, explotar cada rincón fue algo genuinamente divertido.
           
            

Una de las habitaciones, la misma que le fue asignada el día anterior, ahora mismo se preguntaba si también estaba amueblada, pues ayer durmió en un colchón inflable. Abrió la puerta, y se encontró con una gran sorpresa, efectivamente, estaba amueblada, y no solo eso, la cama era más grande que él. Sonrió de oreja a oreja, y decidió que era buena idea saltar sobre ella para recostarse. Justo como lo imaginó, el colchón era lo suficientemente blando para incluso hacerlo rebotar, parecía brincolín.
       
         

Ahora sólo tenía que esperar a que llegaran sus tíos con las compras para comenzar la limpieza, mientras tanto, podría descansar los ojos en la comodidad de su nuevo colchón. Repentinamente abrió los ojos, justo estaba pensando en que había sido de su bolsa con sus cosas. Buscó por la habitación con la mirada, y cuando encontró lo que él llamaría su maleta, se levantó. Le hacia ilusión poder acomodar sus cosas en su nueva habitación. De hecho, incluso tenía un escritorio para él solo, solo suyo, para su uso personal, él solito, ¿no era eso fantástico?
       
         

Observó que también poseía su propio armario, ahí mismo comenzaría a colocar su ropa, que eran pocas prendas, por lo que se seguía viendo vacío. Regresó al escritorio, donde comenzó a acomodar las fotografías que había traído consigo, unas cuantas de su madre, otras con algunos seres queridos, y también dejaría allí mismo sus libros de magia negra.
       
         

Vio sus libros, y después la foto de su madre. A pesar de que le gustaba este nuevo mundo, no pudo evitar extrañar la comodidad y calidez de su hogar, donde su madre la esperaba.
      
        

─Agh, mamá, ¿por qué no me llevaste de viaje contigo? ─se quejaría en silencio.
      
        

Dejó la bolsa doblada sobre un estante, y después se recostaría nuevamente sobre su cama. Le gustaba su nueva habitación, se preguntaba si le dejarían añadir decoración, sentía que finalmente podría mostrar sus pósters del six pack de Chris Evans, o alguno que otro de Kurb Cobain, quizá Lady Gaga también, o para permanecer con la mente en paz, uno de Maluma, así seguiría mentalizado con que seguía en Latinoamérica.
     
      

¿Seguir... En Latinoamérica?
    
    

Un momento... Agua limpia, cero contaminación, casa grande, cuarto propio, vecindario limpio, sin muros con vidrios rotos en la cima, sin cocas de piña en los postes, asumo que no había tanta corrupción porque nadie me asaltó... No jodas, pensó.
      
       

Por segunda vez se levantaría de la cama, sintiendo que su piel quemaba de calor, el corazón estaba igual que su cabeza, ambos casi palpitando por su cuenta, la emoción se avecinó, y por poco suda frío. Miró sus manos como si estas fuesen horripilantes, o como si descubriera algo importante, a su vez, su respiración se agitó, y caminó tambaleante hasta la ventana, para darle un vistazo al exterior, como si todavía no lo terminara por confirmar.
      
         

El sitio era simplemente de otro mundo, literalmente.
     
         

El automóvil de su tío justo se estacionada frente a la casa, indicando que estaban recién llegando de su salida a hacer las compras.
       
          

Abrió la ventana y asomó su cuerpo con el corazón en la garganta.
      
        

─¡Salí de Latinoamérica! ─gritó a todo pulmón, asustando a su tío Juan.
    
    

Él saldría del auto con una bolsa de compras y las llaves en la mano, y se detuvo solo para mirar con inquietud a su travieso sobrino. Amón lo acompañó, utilizando sus habilidades para no tener que cargar con el resto de las bolsas.
      
        

─¡No hagas eso! ¡Te vas a caer! ─advirtió él, que del susto por poco tira la única bolsa que llevaba consigo.
   
     

El demonio soltó unas risas roncas, imaginando la escena como si fuese un chiste, un pensamiento se cruzó por su mente, la imagen del chico resbalando e hiriéndose de gravedad. Normalmente habría suspirando deseoso por ver que eso pudiese ocurrir, pero nuevamente, uno de sus seis corazones había impedido el placer por el pensamiento, y se avecinó el arrepentimiento y la preocupación, ligado a la emoción que se ocultaba en mente, donde temía que el niño pudiese caer y morir. Negó con la cabeza, empezaba a molestarse pues ni en sus propios pensamientos el de cabellos ___________ lo dejaba en paz.
    
     

─¡Atrapame, la concha de tu madre! ─Y como ninguno lo habría imaginado, el adolescente se lanzó de la ventana del segundo piso.
      
        

Sus ojos temieron tanto, que se halló a sí mismo actuando y siguiendo a la sensación de la extraña inercia, donde sus brazos alcanzarían a atrapar al joven.
     
       

─¡Ahhhh! ¡______________! ─chilló el castaño, ahora sí soltando su bolsa de compras para acercarse a su pareja, que tenía a su sobrinito en brazos─. ¿¡Estás bien?! ¿¡Te hiciste daño?!
    
       

El oji-__________ se reía tanto que se le iba el aire, no pensaba que Amón lo atraparía, es decir, se llevaban algo brusco, pensaba caer de pie de todos modos, como si fuese un gato. Juan lo inspeccionó por completo, buscando en sus brazos o piernas alguna herida o torcedura.
       
         

─Estoy excelente, tío Juan ─afirmó, bajándose de un salto de los fuertes brazos del impío.
      
        

─¡Que susto! ¡No vuelvas a hacer eso nunca más! ¡Pudiste haberte lastimado! ─comenzaría a regañarlo, quería jalarle las orejas, sentía que del susto el corazón por poco lo vomita.
     
      

─Que lo vuelva a hacer dice. ─Los dos adultos lo vieron salir corriendo de vuelta a la casa, seguramente para regresar a asomarse por la ventana nuevamente─. ¡Papá! ¡Quédate ahí! ¡Me voy a tirar y tú me vas a atrapar!
   
     

Los dos dejaron de hacer esas expresiones, el peligro no era lo que los mantenía con la mente ocupada, sino la forma en la que ______________ habría llamado al demonio, «papá». El de lentes miraría el rostro del más alto, sombrío y pesaroso, después de algunos meses de haber descubierto una gran verdad, se hallaba reacio a admitir sus propios sentimientos, habiendo puesto tantas excusas para evitar este momento, pero hallándose aquí, también perdiendo el control de sus acciones con uno de sus corazones siendo el responsable. La tristeza acumulada por las mentiras blancas inventadas para ese inocente ser, de cierta forma lograba infringir un dolor en cada uno de esos corazones, y ambos experimentaban lo mismo.
       
          

Juan estiraría una de sus manos hasta que sus dedos alcanzaron la espalda del mayor, donde se dedicaría a dejar palmadas suaves como una consolación.
       
         

─Aún no es el momento ─susurró, el día soleado había sido ensombrecido por las nubes de tormenta.
      
          

─¿Y cuándo va a ser el momento? ─gruñó, él no era partidario de decir esa clase de mentiras, aunque fuera un demonio.
      
         

─No es cualquier niño, Amón... No es tan fácil como parece hablar de esto con él... Viste la casa, su habitación, la forma en la que ha vivido junto a Blair a lo largo de los años... Lo destruiría por completo saberlo ahora... ─le recordó firmemente─. Mejora tu relación con él, hasta que valga la pena que se haya equivocado de apodo... Y cuando el momento llegue, entonces se lo diremos.
   
     

Lo observó recoger las bolsas que se le cayeron, y después entró a la casa. Amón meditó sus palabras, tenían mucha verdad detrás de ellas, pero seguía pensando que mentirle lo haría sentirse peor después. ¿Pero si Juan tenía razón? Las decisiones de los humanos eran extrañas, y por eso mismo él no podía meterse en ellas, ya que no era humano y no conocía del todo el razonamiento de los mortales. El ser inhumano que se paraba frente a la casa, sentía que sus corazones no podrían soportar el dolor, y podrían romperse frente a la cría maligna de Blair Abrahel.
       
        

Pero ahora sólo pensaba en su nuevo objetivo, recuperar el tiempo perdido con ________________.
      
          

Miró hacia arriba, el chico ya había llegado a la ventana, y lo buscó con la mirada para asegurarse de que aún seguía allí. Lo saludó levantando dos de sus dedos, el medio y el índice, con una sonrisa de oreja a oreja que indicaba la naturaleza de sus acciones, una travesura. Amón le dedicaría una mueca irritada, una vil máscara que ocultaría sus actuales sentimientos.
      
        

─¡Apúrate porque va a llover! ─vociferó, extendiendo sus brazos en espera del humano amante de la adrenalina.
     
      

Los pequeños ojos __________ del chico brillaron tanto por esa respuesta, que una sonrisita se dibujó en sus labios. Normalmente lo habrían mandado a «la chingada», y se habría metido a la casa, pero él estaba justo allí, esperando como se lo había pedido. Sus brazos extendidos indicaban que iba a ser atrapado, no se movían ni un centímetro, por lo que, sin pensarlo dos veces, saltaría de su ventana por segunda vez, extendiendo también sus brazos como lo hacía el de piel rojiza.
     
        

─¡Ave María purísima! ─exclamó a la mitad de su caída, antes de ser atrapado por Amón.
     
        

─Bien, eso es todo, ya fue mucha adrenalina para ti, ________________. ─Aún con el joven de cabellos __________ en sus brazos, se dirigió a la casa sin dejar atrás nada.

        
         

_______________ jadeó sorprendido, escuchar su nombre salir de la boca del demonio era algo tan raro que en sus labios se había dibujado una perfecta «O». Su relación era lo suficientemente buena para llamarse por apodos, pero disfrutaban de molestarse mutuamente, diciéndose entre sí tales cosas como: niño, mocoso, demonio, lagartija, sabandija o avestruz.
    
    

─Me atrapas, me obedeces, me vuelves a atrapar, me llamas por mi nombre, y aún me sigues cargando... ¿Qué te pasa hoy, Amón? ─indagó perplejo, casi ladeando la cabeza, pero pensando que tras esa pregunta sería lanzado contra el césped, pues sería algo que el demonio haría, sólo que tal cosa no llegó, simplemente entraron a la casa.
   
    

─Papá ─soltó repentinamente, confundiendo al menor.
     
      

─¿Qué...?
       
      

─Llámame papá de ahora en adelante. ─Parecía más una orden que una petición, pero su expresión sería dedicada exclusivamente al adolescente.
        
        

Él frunció el ceño, extrañado por la rareza que dijo Amón, pero soltó unas risitas, esperando que todos dijeran «caíste», o algo por el estilo. Rodeó la cabeza del demonio con sus brazos, y jugueteó con sus cuernos debido a su estado risueño, pero pronto notaría que su petición no era ninguna broma.

   
    

─Ah, espera, ¿lo dices en serio? ─Su sonrisa se desvaneció cuando lo vio asentir─. Ya ví tus sucias intenciones... Quieres que crezca grande y fuerte como tú, para que cuando seas un viejito, chiquito y arrugado, saltes y yo te pueda atrapar ─replicó, volviendo a sonreír por su alocada teoría.
    
     

─¿Desde cuándo eres tan inteligente? ─gruñó como si hubiese sido descubierto.
       
        

Él soltó unas risas, y se sintió poderoso al haber averiguado correctamente las intenciones de Amón. Ni hablar de su nueva altura, que de por sí la casa tenía un gran tamaño en cuestión, seguramente por los estándares de tamaño de los monstruos, así que por primera vez pudo tocar el techo y algunas puertas, le pareció divertido.
    
      

─Bien, ya me voy a mi habitación, tengo que estudiar... ¿O debería limpiar primero? ─Trataría de bajar de sus brazos, pero el demonio lo cargaría suavemente hasta dejarlo en el suelo, casi desbordando gentileza.

       
        

─Concéntrate en la escuela, tú tío y yo nos encargaremos ─afirmó, a pesar de que no era muy bueno haciendo las tareas del hogar─. Sí necesitas ayuda con tu tarea, estaré aquí abajo.
    
      

Incluso el de lentes se sorprendería por sus palabras, estaba siendo tan amigable como podía, pero sin perder ese tono de molestia que lo caracterizaba, lo que hacía notar que realmente decía las cosas en serio. La cara de _______________ fue un cuento, al principio sentía desconfianza, pero la diminuta cantidad de alegría parecía empezar a dispersarse por su cuerpo entero.
     
     

─Bueno... Si lo dices así... ¡Ah! ¡Esperame aquí! Hay algo de matemáticas que no entendí, valgo verga en la materia, creo que le caí mal al profe o algo, no sé... Aguanta, que vuelvo ─comentó, para retroceder unos pasos y finalmente irse corriendo escaleras arriba en busca de su mochila, donde estaban sus hojas con las actividades realizadas ese mismo día.
     
      

El silencio en la planta baja incomodó al de cuernos, que dejaría de mirar dichas escaleras para ver a su pareja.
   
     

─¿Crees... Que fue demasiado? ─le preguntó con inseguridad, haciendo notar su ansiedad en la protuberancia que se extendía desde su espalda baja hasta el suelo, una cola demoníaca.

      
      

Antes de responderle, el castaño se aseguró de que el menor no bajara justo cuando charlaban.
    
     

─¿Bromeas? ¿No viste su cara? Estaba muy feliz. ─Y razón ni le faltaba.
      
          

______________ estando en su habitación, sufría de un extraño ataque de pánico alegre. Si bien se sentía algo solo por la falta de su madre, pensar que ahora había conseguido una figura paterna después de años viviendo sin una, lo hacía pensar que el cielo había escuchado sus plegarias, y le habría mandado uno que, irónicamente, era un demonio.
     
       

Su mente divagaba, imaginando alguna clase de convivencia que según él tenían los padres y los hijos, jugando fútbol, perseguir mapaches en el bosque, jugar nuevamente, y volver a corretear a esos mapaches, que, nunca había visto un mapache, pero se escuchaba muy divertido. También podían hablar libremente de sus problemas, y él recibiría consejos como nunca se los dio su madre.

      
       

Soltó unas risas al imaginarse a Amón disfrazado de calabaza para Halloween, de alguna forma conseguiría que este lo hiciera, sería divertido celebrar todas esas festividades que había leído en libros ahora que podían. Junto a su único tío favorito, y a la pareja de este, creía que se la pasaría genial. Eventualmente vendría su madre, y se les uniría a la diversión para convertirse en una verdadera familia feliz.
   
      

Atesoró ese pedacito de su imaginación que lograba mantener sus días oscuros algo iluminados, y se mentalizó después para buscar esa dichosa hoja de papel donde venían esos ejercicios de matemáticas.

         
         

No pensé que sería así de lindo salir de latinoamérica, reflexionó silenciosamente.

7500palabras
(ᴇsᴛᴇ ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ
ғᴜᴇ ᴇᴅɪᴛᴀᴅᴏ)

No diré nada más que:

Ok no.

Imágenes fachwras del
tío del rashito y su demonio:

( créditos a los autores / imágenes
encontradas en Pinterest )

👆 Algo así me imaginé que
cargaban a nuestro nene.

Btw, ese es un manga, ¿no?
¿Alguien sabe el nombre?
Es para una tarea 😖✋

Also, créditos a la bella
@-bbasicxbonnie que me
prestó la estética del chat
para este libro kk (les
recomiendo visitar su cuenta,
tiene historias hermosas
y divertidas)

En fin, ¿les gustó?

Espero que sí 🥺🔫

(Also, si ven alguna falta de
ortografía, no duden en
comentar para que haga la
corrección de inmediato)

Ya no digo más, y me despido.
    

ATTE⨾ 02 ~

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