第十九章 ─ 𝐞𝐥 𝐧𝐮́𝐦𝐞𝐫𝐨 𝐮𝐧𝐨
ᴅɪᴇᴄɪɴᴜᴇᴠᴇ
Claudius de Nile, nació para ser amado, abrazado por los lujos y las atenciones. Nunca le faltó nada, y poseyó todo lo que incluso sus ojos no pudiesen alcanzar a ver.
Junto con la educación digna de un príncipe, le fue fácil escalar y ser la cima de la pirámide.
Siempre fue así. Grupos amontonados para ver aunque fuera su sombra por breves momentos, una belleza deslumbrante que ninguna otra alma podría alcanzar.
A excepción por supuesto, de su hermano mayor, Neph de Nile.
Siempre recibió la aprobación de su padre; su influencia jamás alcanzaría el mismo impacto que la de él. Cada vestimenta que portaba, era tendencia y se volvía la nueva moda del mundo entero, era una figura pública demasiado brillante para el joven Claudius.
Claudius por otro lado, destacaba a su manera, pero principalmente deseaba superar a su hermano en sus propios juegos, utilizando diferentes estrategias para terminar burlándose.
Mentiría si dijera que no recordaba la pacífica época donde esas peleas nunca existieron, el Edén que era protegido por espinas dentro de su corazón.
La época cuando su madre aún vivía.
Esos momentos en los cuales los tres hombres poseían una única mujer en sus vidas. Madre de dos hijos, y esposa de un afortunado varón; Dedyet, la glamurosa reina que alguna vez gobernó sus corazones, cual dictadura amorosa permanecería hasta el día de hoy como una bella marca que extrañarían con añoranza.
En el preciso instante en que la familia se separó, la amargura quebrantó sus puros espíritus, deshaciéndose de la alegría que alguna vez los hizo sonreír.
Ramsés, encerrado entre los muros de su pirámide, lleno de pesar se lamentó por los próximos cinco mil años, y cuando aquellas paredes fueron destrozadas para conseguir un exitoso escape, pudo recuperar todo lo que alguna vez le perteneció, más no aquello que más deseó.
Sucumbió ante la ira por el golpe de estado que lo separó de su alma gemela, y creando un nuevo imperio incomparable, se deleitó con el dolor.
Neph, el hermano mayor, siguió a su padre en su camino, dejando a su hermano menor siendo opacado por su sombra.
Claudius extrañaba a su madre, y aún tenía la esperanza de volver a verla, creía que podía haber sobrevivido como ellos entre alguno de esos miles de sarcófagos dorados; pero aún no habían encontrado el indicado, y su madre no había podido ser liberada de su prisión.
Su personalidad cambió tras esos trágicos acontecimientos, y solo había espacio para la arrogancia.
Excepto cuando se trataba de su dulce novia, Deuce Gorgon.
Cuando entró a aquella escuela pública, no tenía expectativas, aunque su hermano en su momento se haya graduado allí. La decisión de su padre iba más allá de bajarlos de las nubes, era una buena oportunidad para conseguir nuevos contactos.
Asqueado de compartir las mismas oportunidades que seres inferiores a él, no quiso mirar hacia abajo y permaneció en su pedestal, hasta que lo obligaron a bajar.
── ¿ Qué crees que haces, tontito ~ ? Estorbas a los demás estudiantes ──la bella voz de una estudiante captó su atención. ── ¿ Y qué pasa con tu cabello ? Que raro, es demasiado largo.
Criticó su cabello sin conocerlo y lo llamó tontito, ¿Quién se creía esa chica?
Al mirar hacia abajo, sus ojos distinguieron unos delicados labios sonriéndole con gracia.
Deuce, considerada la chica más sexy de Monster High, así como una de los monstruos más confiables y relajadas con las que pasar el rato, ampliamente considerada como amigable y extrovertida, acogedora con los extraños que se avecinaban como tormentas de arena.
Todo lo contrario a Claudius, un príncipe exigente e impulsivo.
── ¿ Hoh ? ──Alzó una ceja con una mueca disgustada. ── ¿ Te perdiste en el sendero de la vida, víbora ? ¿ O simplemente eres una mujer vulgar sin modales ? ──El acento elegante, sumado a los movimientos perfectamente delicados, lo hacían ver aún más imponente.
La gorgona se sintió atraída al instante, y esto fue demostrado por su extraña cabellera. Esas serpientes sisearon, y ella colocó sus manos en sus caderas.
── Podrás adivinarlo si me invitas a almorzar ──. Mostró sus colmillos en una sonrisa encantadora.
── ¿ Qué te hace pensar que un príncipe invitaría a una mujer desvergonzada como tú a almorzar ? ──Cuestionó, con la cabeza en alto.
Ella soltó unas risitas. Un requiem encantador para los oídos de la momia.
── Porque sino el príncipe se quedará solo a la hora del almuerzo.
Esa mujer, pensó con las mejillas ardiendo.
── Touché ──cedió, dedicándole por fin una sonrisa media, extendiéndole su mano delicadamente, esperando a que esta fuera tomada por la gorgona.
La chica miró con recelo su mano, era la primera vez que la trataban con esa elegancia, claro que fue bien recibida, y rodeó su brazo con una extraña alegría.
Ahora podía presumir que Deuce era su bella novia, algo que Neph jamás podría conseguir.
Incluso su hermano mayor se percató de la calidez que emanaba la preciosa escamosa.
Bueno, por algo llaman al príncipe Claudius el encantador de serpientes, pensaban sus sirvientes.
No precisamente por haber conquistado el corazón de Deuce, pero las serpientes seguían a Claudius y le servían como cualquier súbdito leal a su emperador.
Las razones por las cuales él había atesorado tanto esa relación con Deuce, eran demasiado egoístas. Decir que de alguna manera su actitud le recordaba a su madre, era lo más acertado. Quizá era por ello que se aferró desesperadamente a la gorgona.
Y precisamente por aferrarse, fue que el engaño de la serpiente resultó más doloroso para él.
No fue mucho después de la llegada del «cerdo normie» que se encontró con una escena desagradable, en su propio hogar.
Deuce besaba con un cariño repugnante los labios de su hermano mayor, y lo veía con diversión. Mientras que este se cruzaba de brazos y dejaba que la gorgona hiciese lo que quisiera, como si ignorara su existencia.
── ¿ Por qué eres tan malo, Nephy ~ ? No me ignores ──le dijo con un tono infantil, jugueteando con los botones de su camisa.
Claudius dudó si estaba soñando o era la realidad, pero lo confirmó por la sonrisa arrogante de su hermano. Él miró a Deuce como si se tratara de otro artefacto repetido en su colección, y la deshechó con una expresión fría.
── Tu encanto no funcionará conmigo, querida, tendrás que esforzarte más ──le respondió, llevando sus manos a sus caderas continuando el juego que para ojos del menor, era una tortura.
No sigan, suplicaba en su mente, queriendo que detuvieran todo eso alguna vez.
── Me subestimas ──afirmó, llevando la yema de sus dedos a la barbilla contraria. ── Tu hermanito ya cayó, solo faltas tú, dulzura ──. Y cuando creía que su corazón no podía quebrarse más, su novia terminó por pisotear los pedazos rotos.
── Claudius es demasiado ingenuo, y veo que te diste cuenta a tiempo, no eres tan tonta como creía ──. Sin más, Neph de Nile depositó un beso sobre los labios de la gorgona. ── Me gusta eso en una mujer ──añadió.
Entre todas las incógnitas que ahora recorrían su mente, se preguntaba porque Deuce no se avergonzaba, y porque su hermano la besaba tan libremente.
¿Acaso se iban a casar?
No.
Los monstruos ciertamente son seres llenos de inocencia, hasta que llegan a cierta edad, donde obligatoriamente aparece la famosa «educación sexual». A partir de allí, la inocencia no estaba tan presente en los monstruos de alto rango, y los rebeldes —los cuales eran pocos—.
Sin indagar más en Neph o Deuce, Claudius dio un paso al frente con la ira adornando su rostro.
No iba a retroceder solo porque una estúpida mujer lo engañó, al contrario, quien cometió el error fue aquella gorgona por meterse con Claudius de Nile.
── Me gustaría decir que la sorpresa de encontrar a mis dos monstruos favoritos es grata, pero me abstendré de hablar formalidades y cordialmente los mandaré a ambos al Duat ──. El príncipe cruzó sus brazos, y dos de los sirvientes que lo acompañaban dieron paso al frente para alejar a Deuce de Neph.
── Estás en graves problemas, Deuce Gorgon, lamentablemente, no soy tan benevolente como mi hermano para defenderte ──se burló, avanzando solamente para mirar al menor con seriedad, y finalmente ignorarlo.
Claudius sabía que con quien debía estar enojado no era con su hermano, después hablaría con él sobre ello, pero por ahora, quien tendría su atención sería su novia.
La gorgona estaba furiosa, ella traicionó a Claudius, sí, pero que Neph la abandonara en ese momento tan crucial no era la más usual de sus situaciones, de hecho, era la primera vez que le pasaba; porque a Deuce le gustaba jugar con los hermanos, y hacerlos pelearse por ella hasta abandonarlos para simplemente quedar como una víctima.
── C - Claudius, puedo explicarlo ──trató de hablar con una actuación asombrosa de tristeza, más solo recibió indiferencia.
── Trata de explicárselo a Osiris cuando te juzgue en los rincones más oscuros del inframundo ──. Claudius había escuchado más que suficiente, no había justificación. ── Terminamos ──. Se giró sobre sus talones, no pensaba gastar más de su valioso tiempo en esa mujer hueca.
Mientras se preguntaba como pudo caer en el encanto de esa malvada gorgona, la dichosa se quitaba los lentes para atacarlo y encerrarlo en una prisión eterna de piedra, pero no contaba con que todo aquel que tratara de usar magia en la casa de los de Nile para hacer daño, era expulsado a las afueras de su territorio como si fuera solo un grano de arena insignificante.
Los pasos hicieron eco en ese silencioso castillo de lujosas paredes, cada decorado egipcio era incapaz de consolar al más joven de los de Nile.
Inútilmente contuvo sus lágrimas, y fue encontrado por su padre, Ramsés.
── Neph dijo que una víbora se coló en sus aposentos ──se limitó a decirle, dejando que solo sus ojos expresaran la preocupación.
── No te preocupes, padre, no era nada más que un insecto ──titubeó, bajando la mirada con dolor. ── Ya me encargué de él ──. Apretó los puños, y torpemente trató de callar sus sollozos.
── Tal parece que ese simple insecto ha sido lo suficientemente astuto para molestar al menor de mis hijos ──la voz del hombre cambió repentinamente a una más suave, y sus cejas se fruncieron preocupadas.
Claudius caminó, ignorando lo que su padre acababa de decir, quería escapar de allí y encerrarse en su alcoba lo antes posible.
── Esto es una valiosa lección que la vida ha decidido darte, Claudius ──dijo, volviendo a su usual frialdad. ── Nunca confíes en nadie, ni siquiera en aquellos que afirman amarte, éstas son las consecuencias de tu confianza en los demás ──repitió.
Y sin decir nada más, Ramsés continuó con su camino, dejando al solitario egipcio para lamentarse en la oscuridad.
Tú eres mi número uno, su mente cruelmente le repitió las palabras de su novia, cuales curiosamente encajaban con los amorosos mimos de su madre.
Podía demostrar ser el número uno en lo que él quisiera, pero no.
Ya no era el número uno.
Alguien más se había robado ese título, y cuando creyó que podía hundirlo como hacía con todos los que amenazaban su popularidad, este le repitió la enseñanza que su padre le impuso alguna vez.
El miedo es lo que controla las masas, saber manipular a tu favor una sociedad completa sin siquiera tener la intención es la cualidad más perfecta que un emperador podría desear.
________________ Abrahel, un normie que llegó para quedarse, y cautivó a todo el mundo con el terror.
Cada día dejaba a algún monstruo diferente con una enseñanza, y no se lo proponía o lo pensaba. Sus intenciones nunca fueron hacerse temer, sin embargo, lo había logrado.
El respeto con el que ahora lo veían hacía que la momia sintiese envidia, si tan solo hubiera nacido con esa cualidad su padre le prestaría atención.
Sería el número uno.
¿Cómo fue que lo logró? Se cuestionaba al verlo ser abrazado cariñosamente por Abel, Frank y Lawrence, incluso recibiendo la atención de su mejor y único amigo, Ghoul.
Seguramente estaban aterrados, y entendieron que ser leales al normie significaba recibir su benevolencia.
Pero ahora, su corazón dudaba.
Hizo cambiar de parecer a Clawdeen, el chico más testarudo del grupo, quien afirmó jamás cambiar su opinión respecto a los humanos del otro mundo.
── ¿ Y a tí que te pasa, «pulgoso» ? ──Le preguntó _______________ con una sonrisa, haciendo hervir el rostro del castaño.
── ¡ N - No me digas pulgoso, normie pervertido, tonto, bueno para nada, flojo y secuestrador de cachorros ! ──Exclamó, haciendo reír por supuesto al más bajo.
Por lo que le habían contado, Clawdeen tenía cierto parecido con un cachorro que ______________ recogió y dejó ir al día siguiente, de ahí el apodo.
── ¿ Y tú cómo sabes que el perrito era un cachorro ? ──Interrogó, a lo que el cabello del lobo se erizó.
── Ar arghhh, ¿ argg ar arghh ?
«Es cierto, ¿ Cómo lo sabes ?» ──Le cuestionó Ghoul, haciendo que el grupo lo mirara con una ceja levantada.
Ante tantas miradas, y la insistencia de _______________, bajó su cabeza avergonzado, gimoteando cómo el cachorrito que era. Su cola se movía ansiosa, y sus orejas descendieron hasta su frente.
── P - Porque yo era el cachorro ──confesó apenado.
El corazón del normie no soportó aquella tierna confesión, y se agachó para apretar su pecho con sus manos.
── M - Me van a matar de ternura, ya basta, monstruos ──los regañó el peli-________.
¿Cómo ese vulgar normie se ganó el respeto de toda la escuela sin intentarlo?
Ignoró que Abel y Clawdeen ahora se estaban peleando porque este último se durmió en la misma cama que ______________, no era lo que le interesaba en esos momentos.
Entonces, Lagoona se le acercó, siempre tan amable.
── ¿ Hay algo que te inquiete, Clau ? ──Se sentó a su lado, notando al instante la actitud decaída e inusual del príncipe egipcio.
El monstruo marino esperó a recibir su respuesta, mientras observaba con gracia como el grupo se divertía jugando a los «putazillos de compas», como lo había llamado ________________.
Claudius no admitiría frente a Lagoona que su novia le fue infiel con su hermano mayor, eso destruiría su orgullo; por más que se tratase de Lagoona.
── Me estaba preguntando por qué ese humano se viste tan. . .-
── ¿ Lindo ? ──Claudius volteó a ver al rubio con incredulidad, el cual seguía sonriendo con un aura deslumbrante.
── Iba a decir horrendo, pescado maleducado ──. El de mechones dorados hizo un mohín.
La conversación acabaría ahí, de no ser por el rubio, quien hizo que la momia mirase la ropa del más chiquito del grupo.
── Yo creo que le queda muy bien lo que lleva puesto ──opinó el de escamas azuladas, recargándose en su asiento.
── ¿ Qué se podría esperar de un pescado como tú ? Los peces no saben de moda ──escupió en un insulto, para acomodar sus brazos en su trono como el chico glamuroso que es. ── Ese color no combina con su cabello, debería usar otros colores que resalten con sus ojos.
Lagoona levantó una ceja.
── ¿ Algún ejemplo que pueda mencionar para que este pobre pescado pueda entender, su majestad ? ──Lo incitó a continuar el rubio.
── Hmph, ya que estás tan desesperado y lo pediste con educación, te haré el favor de iluminarte ──. Y ahí comenzó la crítica más dura de Claudius hacia el normie, desahogando parte de su enojo en aquella. ──. . . Aunque teniendo en cuenta lo oscuro de ese repulsivo humano, el negro y el rojo sin duda serían los colores que podrían quedarle perfectamente bien.
Lagoona sintió que sudaba, se estaba aguantando la risa.
── ¿ Ya te sientes mejor, amigo ? ──Dejó la gracia que le habían causado esas palabras de un lado, y volvió a cuestionar por la salud mental de su amigo, sutilmente.
Claudius esperó unos momentos para responder, y suspiró.
── Eso solo fue un resúmen, claro que tu cerebro de pescado no podría entender nunca mis valiosas palabras ──habló con arrogancia.
── Tomaré eso como un sí.
Y ahí volvieron a dejarlo entre sus dudas.
_______________ Abrahel era un odioso, torpe, desastroso, idiota, egoísta, zopenco, pervertido, secuestrador, cochino, asqueroso, repulsivo, malvado, ególatra, mentiroso, espantoso, horripilante, sin sentido de la moda, inútil, etc, etc.
Cada que su mente trabajaba en un nuevo insulto, más fruncía el ceño y se acordaba de sus problemas.
Pero lo que más le dolía, era saber que su trono ahora le pertenecía a alguien más.
Solo podía haber un número uno.
Y ese ahora era _______________ Abrahel.
Maldita sea, reflexionó dolido el solitario príncipe.
3025⨾ palabras
¿Y ahora qué opinan de
Claudius y Deuce?
¿Les gustó el capítulo?
¿Quién creen que sea el
próximo caído?
¿Cómo acabará Claudius?
¿Qué opinan de Neph y
Ramsés (hermano y padre
de Claudius)?
¿Alguna pregunta que me
quieran hacer? Háganlo ahora
o callen para siempre.
Teorías de este capítulo
por acá 👇
Teoría momento 🧠👀... ~
(Está de más decir que:
Si ven faltas de ortografía
o fallas en la redacción
me lo pongan en un comentario,
por favor, hay veces en las que
escribo tan rápido que no me
doy cuenta, y me ayuda
mucho cuando me lo hacen
saber)
Btw, imágenes del día
de hoy:
No puedo evitar pensar en
lo mucho que amaron a
este personaje, y siento que
es parte de mi darles expectativas
y luego romperles las ilusiones
en mil pedazos hasta hacerlos
llorar y decir: Nomamesyocreí
queerabuenaonda02hijadeputa 😭
O eso es lo que quiero lograr,
ndeah, conociéndolos capaz
terminan en modo masoquista
y me dejan 🤡
Igualmente se aceptan críticas,
y opiniones.
Acá la Biblia de las quejas 📖
(Créditos a @8_jmal_8)
(En Instagram)
Pinche Lagoona, es bien guapo,
antoja bien cabrón el qlero 😡👊
(Créditos a @gakuenhandsome)
(También en Instagram)
Ahora toca
Rayito momento:
Clawdeen ft Rayito:
El de atrás es Toralei de a huevo.
Cuando Abel y Clawdeen se pelean
rayito be like:
En fin, las realidades 👆
Espero sinceramente que
les haya gustado, lamento
muchoa tardanza, como siempre,
la pasión de la escuela es
dejar tarea cada que piensas
que ya terminaste y estás
libre.
Me alegra que les esté gustando
este libro, agradezco mucho
el apoyo que ha recibido, se les
quiere mucho <3
Ya no pongo mamadas
y me despido, cuídense.
Buenas noches, descansen
y no se duerman tarde, muak
ATTE⨾ Que viva
Cristo Rey ✨🙏
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