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第二章 ─ 𝐝𝐢𝐟𝐞𝐫𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐚 𝐥𝐨 𝐮𝐬𝐮𝐚𝐥

ᴅᴏs

      
      
Frank Stein por naturaleza era un chico atento y agradable, pero a su vez, para ________________ Abrahel, sus intenciones eran un misterio. Durante su gran recorrido por la escuela, se percató de lo grande que era esta misma, no tuvieron el tiempo suficiente para ver absolutamente todo, solo se limitaron a charlar sobre lo que veían de camino a su aula correspondiente.
         
          

El de ojos heterocromáticos se tomó la molestia de explicar a detalle el uso de cada área que alcanzaban a ver, asegurándose de utilizar un lenguaje comprensible, como si su nuevo amigo fuese un niño chiquito, o mejor dicho, tratándolo como un alienígena, porque Frank incluso se atrevió a explicar cosas que uno naturalmente ya sabe. No le dijo nada porque estaba siendo amable, y tampoco quería hacerlo sentir mal.
             
             

─Oye, ya que entramos en confianza... ¿Qué significa «normie»? Llevo escuchando esa palabra toda la mañana ─indagó dudoso, mientras observaban que se aproximaban a un salón de clases en particular.
        
          

─¿No sabes que es...? Oh, bueno, para los monstruos... Normie es como... Su especie, como decir, ¿normal? Digo, no es que seas feo o algo así, o que no destaques, pero en comparación... Todos los humanos se ven iguales para los monstruos, y de ahí el nombre, normie ─aclaró, mirando hacia el techo, tratando de recordar el significado, y a su vez, pensando en la forma de describirlo sin que resultara ofensivo.
            
          

─Ahh, con razón.
        
         

_______________ hizo un puchero, para los estándares monstruosos era alguien demasiado normal hasta para ponerle un apodo y esconderse. Cruzó sus brazos, encerrándose en su burbuja mental de modismos e insultos que solo él comprendería, después mordería su labio inferior sintiéndose extrañamente nervioso. Frank se había detenido frente a la puerta, y de ahí venían sus nervios. ¿Conoces ese sentimiento en el que estás a punto de tener un momento único en la vida, donde cualquier gesto, palabra u expresión determinará la imagen que tendrán tus compañeros de ti, y la presión te invade porque no deseas arruinarlo? Pues eso mismo le está ocurriendo, era algo nuevo para él, el chico de cabellos _________ ni siquiera venía vestido con sus mejores harapos.
     
         

Justo ahora cayó en cuenta que se veía como un indigente. Sus manos fueron a parar a su sudadera, la cual estaba descolorida y vieja, al igual que sus pantalones, era como si un huracán de tierra hubiese pasado sobre él. Además, habían rastros de quemaduras, alguna que otra mancha marrón de alguna sustancia desconocida, quizá rojiza en sus primeros momentos, y los agujeros o zonas donde las costuras se deshacían, como una de sus mangas, que dejaban ver su piel a través.
      
        

¿Desde cuándo le importaba el pensamiento de los demás? Gruñó para sí mismo.
       
        

Frank miraría su pequeño lío mental por el rabillo del ojo, y una sonrisita se asomaría en sus labios, se sentía conmovido. Le dedicó una mirada de apoyo antes de tocar la puerta, y cuando finalmente lo hizo, la luz del interior los cegó a ambos. La expresión de Frank se llenó de penuria, lamentando haber llegado tarde a la clase.
            
            

─Buenos días, señor Rotter, disculpe la demora ─saludó y se disculpó cordialmente.
       
       

Dentro del aula, el profesor se encontraba anotando números en la pizarra, y en el mismo momento que Frank tocó la puerta, la tiza se partió en dos. Le molestaba lo suficiente la tardanza de los estudiantes para causar un alboroto.
          
         

─Primera falta del semestre, espero que tenga una buena excusa, joven Stein ─dijo con un tono irritado, mostrando su característica mirada fulminante.
          
            

─La tengo, de hecho. ─Abrió por completo la puerta, dejando pasar también a su acompañante, el «normie».
           
         

Por parte del alumnado presente solo se pudieron escuchar jadeos y chillidos de sorpresa y terror, y lo próximo que hicieron fue ocultarse detrás de sus pupitres. Que mala suerte, el normie está en el mismo grupo que yo, era un pensamiento común. Pero, cabe preguntarse, ¿por qué seguían asustados? Si bien algunos presenciaron el acto de bondad de parte de ______________, realmente de lejos no se vio como un acto amable, y debido al desmayo temprano del chico goblin, la especulación cayó en que los rumores sobre el normie eran verdaderos. Ciertamente había un culpable detrás de que se esparcieran dichos chismes tan rápido, pero no nos adelantemos.
            
          

Ya que la excusa era el mismo normie, el profesor solo pudo suponer que la naturaleza bondadosa de Frank Stein tuvo algo que ver. Suspiró resignado, y le indicó con la mirada que lo dejaría pasar solo por esta ocasión.
          
         

─Puedes sentarte, Frank... ─autorizó el fantasma, y después de que el normie diera un paso al frente, la puerta se cerró por sí sola, como por arte de magia.
       
        

El profesor de acercó a ______________, para él también era algo nuevo ver a un normie, así que lo primero que hizo fue examinarlo, después, lo llenaría de preguntas sobre sus estudios. Al parecer tendrían que trabajar mucho.
            
            

Mientras esos dos charlaban, Frank fue caminando con normalidad hasta su asiento, donde lo recibieron cálidamente sus queridos amigos; un vampiro, un hombre lobo, un zombie, una momia, un hombre de las nieves y un monstruo marino. Lo arrastraron hasta hacerlo sentarse en el centro, como si temieran que se les escapara nuevamente, para explorar las cosas nuevas con esa curiosidad infinita que caracterizaba a la creación del Doctor Stein.
          
          

─¡Frank! ─exclamaron al unísono, asegurándose de acercar a su mejor amigo a su burbuja de seguridad.
       
         

Pero alguien le dio su merecido zape, y ese fue Clawdeen, que gruñía del enojo.
       
        

─¡Pero que imprudente! ¡Casi me das un infarto! ─lo regañó el lobo, llevando una mano al puente de su nariz, buscando tranquilizarse antes de seguir alzando la voz contra Frank.
        
        

─Ay, Clawdeen, estoy-
      
        

El vampiro de piel rosada interrumpió a su amigo Frank, colocando una mano en su hombro con una expresión preocupada.
    
      

─Clawdeen, no seas rudo con él, acaba de salir de un momento aterrador, pudieron habérselo comido... P-Pudieron... ¡Ay Frank! ¡Dime que no te hicieron nada! ¿E-Estás completo? ─la preocupación excesiva del joven Drácula alteró muchísimo más al grupo, y procedieron a revisar cada centímetro de Frank, al menos lo superficial.
        
       

─Clawdeen es directo, ser directo no es rudo, no hay tiempo para juegos ni elegancias innecesarias ─lo defendió el hombre de las nieves, con esa expresión gélida que lo caracterizaba─. Frank, fuiste igual de imprudente que los Tar del Himalaya, saltando donde no debes.
            
           

─Estoy bien, en realidad descubrí que él es muy amable... No saben lo que ví, fue algo... Maravilloso... Él recién estaba llegando, y e-entonces-
            
           

Sus ojos se iluminaron, como si estuviese hablando de algo muy especial, algo que le generaba ese sentimiento de alegría involuntaria. Como este sentimiento que aparece en tu corazón cuando un depredador ayuda a su presa, cuando el corazón de piedra de los salvajes carnívoros se derrite solo por una cría. No, como el desencadenante de la bondad misma. No estaba seguro de como describirlo, pero sus amigos lo veían como si estuviera loco.
       
          

─Pues tu muy amable amigo casi se come al chico goblin ─habló la momia, que estaba dándole mantenimiento a sus largas uñas, afilando hasta llegar a la simetría deseada.
           
          

─Pero fue un malentendido, Claudius, eso no fue lo que en realidad pasó... ─aseguró, convencer a la momia de otra cosa sería algo difícil.
     
        

─¿Entonces qué fue, Frank? ─cuestionó el monstruo marino, con una expresión llena de preocupación.
        
         

─Ugh arg... Aghh ahh agh ─afirmó Ghoul, dejando en completo silencio al grupo.
          
          

Frank frunció el entrecejo, si bien Ghoul tenía un buen argumento, eso no cambiaba lo que vio, pero no sabía si su propia versión de los hechos sería suficiente para cambiar la perspectiva de sus amigos.
        
          

─No me están escuchando... Él es-
         
         

Justo cuando había llegado su oportunidad de aclarar las cosas, la pausa que se tomó el profesor para conocer a su nuevo alumno llegó a su fin. Aplaudió una sola vez, indicando que todos debían prestar atención. Las voces y los murmullos eran algo común en este punto, y ______________ estaba seguro de ello.
            
            

─Bien, es obvio que tenemos un nuevo integrante... Tratenlo bien y sean educados ─pidió el profesor, para después mirar al normie─. ¿Puedes presentarte, joven normie?
         
            

Vamos ______________, dí algo cool.
       
        

─¡Bu! ─exclamó, y los alumnos soltaron un alarido, todos a excepción de Frank─...enos días, compañeros, mi nombre es _______________ Abrahel, un placer. ─Sonrió traviesamente, escondiendo sus manos en los bolsillos de su sudadera.
        
         

Frank terminó riendo, recibiendo miradas fulminantes de sus amigos.
        
        

Si el profesor no hubiera estado anotando el resto de los números que le faltaban para completar sus ejercicios, entonces habría notado que su nuevo estudiante era algo travieso, como un felino que disfruta tirar cosas frente a las narices de su dueño.
       
        

─Toma asiento, señor Abrahel ─le dijo sin voltear a ver.
    
        

Y como no estaba prestando atención realmente, no se percató que ningún alumno de su clase lo quería a su lado. Frank intentaría levantar la mano, queriendo llamarlo para cumplir su promesa y sentarse juntos, sin embargo, sus amigos se lo impidieron inmediatamente. Este detalle no pasó desapercibido por _______________, y a pesar de que no cumplió con su palabra, le dedicó una sonrisa a Frank, haciéndole saber que sus sentimientos no fueron heridos.
    
       

Aunque eso era mentira, se sentía extrañamente aislado, no pensaba que podría encajar fácilmente. Ah, da igual, de todos modos no tenía expectativas... Así que no me... Decepcionaré, sus pensamientos eran oscuros.
         
              

Entonces una mano fue alzada, y sus ojos dejaron de estar en la nada a mirar fijamente al dueño de dicha mano. Su mano temblaba, estaba aterrado como no tenía idea, pero si Frank decía que no era un mal chico, entonces creería en él. Ya que él alumno en cuestión confiaba plenamente en Frank, decidió compartir el espacio vacío entre su pupitre y la pared.
      
         

Aquel es un híbrido entre elemental y normie. Ya que eran medianamente similares, no tendrían problemas para convivir.
            
           

Poseía cabello castaño, junto con estos curiosos mechones amarillentos en las puntas, su piel era tan pálida y delicada como una muñeca de porcelana, y sus ojos poseían un color azul grisáceo bellísimo, sin embargo, dicho color se ocultaba tras sus lentes. _______________ sintió la timidez de ese chico desde lejos, podía notar a simple vista que estaba haciendo un gran esfuerzo para no lucir asustado, y admiró con todo su corazón ese detalle.
     
       

Con esta vestimenta que seguía los colores amarillos, azules y oscuros, podía decir que, siguiendo los estereotipos de los alumnos con la «vista jodida», definitivamente estaba ante alguien que estudiaba como si fuera respirar.
       
        

Sus ojos se iluminaron, pero no iba a admitir que las acciones del desconocido tuvieron cierto impacto sobre él, de lo contrario su corazón se volvería demasiado frágil para su vida, que siempre estaba llena de decepciones. Se sentó junto a él, y los alumnos alrededor se levantaron con rapidez, cambiando de asiento a sitios más alejados, o de plano vaciando por completo la fila de pupitres, como si él diera mala suerte.
         
          

Su cuerpo giró ligeramente, para ver a esos alumnos que se escondían de él. Él susurró un «boo», y nuevamente se escucharon esos chillidos bajos, que eran amortiguados por las mesas. Regresó a su posición original, y recargó sus codos sobre la mesa, para dedicarse a mirar al pelimarrón, que se acomodaba las gafas como si de un tic nervioso se tratase. El chico en cuestión era atractivo, incluso para su mundo bien podría tener su propia carrera de modelaje.
          
         

Él también volteó, haciendo contacto visual de manera incómoda.
       
        

─Hola, guapo ─saludó en voz baja, guiñándole un ojo─. ¿Cómo te llamas?
             
            

El adolescente entró en pánico, pues no solía tener conversaciones del estilo, mejor dicho, nadie solía iniciar una conversación con él bajo esas connotaciones. Sus mejillas estuvieron casi tan rojas como los cabellos de su alter-ego, y una capa de sudor comenzó a formarse en su piel.
          
          

─J-Ja... J-Ja-Jackson... J-Jekyll ─balbuceó nerviosamente, y tomando las orillas de su suéter, haría de estas mismas una bola de tela encerrada entre sus manos.
     
        

Para los monstruos, no, incluso para un chico cuya timidez nunca lo abandona, cualquier acercamiento al romance es algo digno de nerviosismo. Siempre ha estado lo suficientemente concentrado en sus estudios para perderse de las experiencias que trae consigo la adolescencia, y solo se ha limitado a dejar que sus emociones permanezcan ocultas, todo mientras es Jackson Jekyll. Sin embargo, cuando Holt Hyde aparece, las cosas siempre se salen de control. Como si fuesen polos opuestos, Jackson es el orden y Holt el desastre andante.
     
         

Aún así, a pesar de intentar avanzar por amor al romance, nunca ha conseguido ser del interés de alguien.
     
       

─Jeje, eres divertido, ¿a quién tratas de impresionar, Jackson? Está claro que me tienes miedo ─le cuestionó, dejando caer su rostro sobre su palma.
     
        

Jackson volteó a verlo, como si fuese un adivino, leyó totalmente sus pensamientos iniciales, como si fuese un libro abierto. El normie sin duda era perspicaz.
     
       

─Y-Yo... Él es... ─iba a responderle, realmente pensaba hacerlo, sin embargo, el profesor dejó de anotar los ejercicios, por lo que tendría que comenzar a trabajar.
      
        

─Tienen treinta minutos para resolver los ejercicios, no acepto trabajos después de que acabe el tiempo, si alguien no logra entregar, pues lo siento mucho, los veo en el exámen... ─comentó con una expresión maliciosa, para tomar asiento en su escritorio.
     
         

Los alumnos se alarmaron, eran demasiados ejercicios para hacerlos por sí solos en media hora. Si no comenzaban ya mismo y obtenían la valiosa firma del profesor quizá no aprobarían el parcial.
         
          

Una sensación de desconfianza se instaló en el pecho del joven, ¿de verdad iban a dar clase de matemáticas? En su mundo no hacían eso.
           
           

Ya que no tenía una libreta disponible, se tomó la libertad de reciclar una hoja que se hallaba tirada en el suelo, estaba medio vacía, tenía algunos garabatos, pero la parte trasera estaba en blanco. Comenzó a anotar, aunque su letra era pésima, como si no hubiese escrito en años, quizá por la cantidad de tiempo que había pasado sin abrir su cuaderno, pues la utilidad de un apunte sobre «defensa contra los monstruos» era inexistente. Lo único que hizo durante cada parcial fue perfeccionar su trazo al momento de dibujar pitos, y eso lo consideraba más útil que sus materias en su escuela.
          
            

Alguien alzó la mano, haciendo una pregunta sobre uno de los ejercicios, y el profesor, a pesar de soltar resoplidos y gruñidos molestos, explicó con una brevedad y exactitud asombrosa, lo suficiente para que incluso él pudiese entender la fórmula.
        
        

Sonrió con emoción, su mirada se había perdido en el profesor, jamás le había prestado tanta atención a un docente en esos últimos seis años. Sus ojos estaban tan sorprendidos para opacar la sonrisa en su rostro, y es que, su mente se hallaba complacida. Era un alivio saber que aquí se tomaban la educación en serio.
        
        

Y él ya estaba pensando en mamársela a su profesor para pasar la materia.
        
        

Anotó la fórmula, y comenzó a realizar por su cuenta los ejercicios, pero recordó que había dejado a su nuevo amigo con la palabra en la boca, así que decidió continuar.
     
         

─Amigo, si hay un consejo que te pueda dar, ese es, no dar todo por alguien más solo porque deseas recibir algo a cambio, de lo contrario, tus acciones dejan de ser sinceras... En corto, no seas «simp» ─le dijo lentamente, pero en voz baja, pues no quería que los regañaran por platicar cuando se suponía debían estar trabajando.
      
         

─¿A-Amigo? ─masculló Jackson.
         
          

Sus ojos se fijaron en el nuevo estudiante, que no le había dedicado ni una mirada desde que el profesor decidió explicar el tema. Era como si el normie disfrutara genuinamente de la clase, algo que no era común en ese salón.
    
        

Habló demasiado pronto, pues los ojos _________ del chico le dedicaron un poco de su tiempo, a la vez que sus labios se curveaban.
      
        

─Sí, ahora somos amigos ─afirmó, ladeando su cabeza─. Los que se sientan juntos están destinados a ser amigos, es de ley.
       
        

La atención de _____________ volvió a la hoja de papel, donde anotó unos cuantos números, y se trabó en una de las ecuaciones, apenas había resuelto cinco de las quince operaciones, y ya empezaba a complicarse las cosas.
      
         

Un consejo como ese... Frank tenía razón, pensó Jackson Jekyll.
      
         

Fue ahí donde se percató de porque Frank se le acercó en primer lugar, sabía que la bondad de Frank no aparecía solo porque sí, resultaba ser que el Stein tenía una gran capacidad de observación, y en conjunto con su curiosidad, él era capaz de descubrir la verdad detrás de asuntos del estilo. Se sabía que Frank era un gran detective gracias a estas dos cualidades, su creatividad infinita lo ayudaba a buscar entre las millones de posibilidades, para así hallar la correcta, y la posibilidad ganadora elegida por Frank, fue que: El normie no es malo como los rumores indican.
          
           

Jackson sonrió con un poco más de seguridad, y se animó a mostrar mucho más entusiasmo.
     
        

─T-Tienes razón, ahora somos amigos ─respondió, para después ver su hoja de respuestas─. S-Si quieres te ayu-
        
        

Se detuvo abruptamente, sus lentes casi se agrietan cuando sus ojos se fijaron bien en el apunte de ______________ Abrahel.
      
         

Adornó su primer apunte de matemáticas con un título bonito, y penes escondidos. Una obra maestra.
       
        

La vergüenza inundó la cara del pobre Jekyll, y se retractó inmediatamente.
        
          

Joder, que pitote, aunque el mío es más grande, se dijo a sí mismo mentalmente.
      
       

Ahora que lo pensaba, tantos penes mencionados lo harían parecer un obsesivo con los penes. Para que molestarse en decir que no, si sí era.
          
          

Con su primera tarea del año terminada, y a punto de coincidir con la hora de entrega, se levantó sin apartar la mirada de la hoja de papel, no estaba seguro de algunas respuestas, y oh vaya, debió revisarlas antes de adelantarse, porque de las quince solo seis estuvieron bien.
        
         

─Profe, ¿pero qué hice mal exactamente? No entendí ─cuestionó, colocando las manos en el escritorio del profesor, para estirarse y verlo a la cara.
     
         

Vaya qué _______________ sí lograba hacer la diferencia, nadie tocaba el escritorio del profesor, debías estar loco para hacer tal cosa, y sobre todo para interferir con su espacio personal.
      
         

El fantasma soltó un bufido, y luego señaló algunos de sus errores con su pluma de tinta roja.
     
        

─No seguiste la jerarquía de operaciones, en algunas se te olvidaron los procedimientos, y en la última definitivamente no entendiste el uso de la fórmula ─le explicó, y entonces una gran charla entre una mente intelectual y un aprendiz de magia negra comenzó.
      
         

─Ahhh, eso fue ─murmuró, y luego tomó su hoja, que a pesar de estar mal tenía una firma─. ¡Gracias, profe! ¡Sé que nos acabamos de conocer pero ya lo admiro mucho!
        
         

El profesor soltó un gruñido, pero a pesar de su ceño fruncido, las palabras fueron conmovedoras, ninguno de sus alumnos lo apreciaba, todos lo odiaban, quizás los más estudiosos eran una excepción, pues tenía una buena relación con ellos, pero el resto siempre hacía caras cuando lo veían aparecer. Era un cambio de aires refrescante.
      
        

Sin darse cuenta, Abrahel hizo sonreír, un milímetro por un microsegundo, a su amargado profesor.

El resto del día estuvo experimentando y conociendo a los profesores, todos se le acercaban con curiosidad, y el de anatomía incluso le preguntó si podían partirlo a la mitad en una de sus clases, fue una pregunta curiosa, pero obviamente tuvo que decir que no, no quería morir. Pero hey, aprendió cosas nuevas sobre ciencias, vio en vivo el sistema respiratorio en el cuerpo de un zombie (que tal parece había perdido la capacidad de sentir, o algo así, pues seguía moviéndose a pesar de tener una apertura desde su pecho hasta el ombligo), leyó cosas nuevas sobre la química, tuvo clases de ética, ¡Ética! ¿Saben cuan difícil era conseguir a un profesor de ética en su mundo? Todos se habían quitado la vida, o habían dejado de ejercer, pues el mundo fue abandonado por la bondad, la moral y la gran ética.
        
         

Incluso tuvieron clases sobre un lenguaje que él no conocía, eran gruñidos de zombies, pero tenían traducción, eso era algo que _______________ bautizaría como: Cool.
      
        

La clase de sociales y la clase de física fue algo nuevo, no recordaba haber tenido dichas clases jamás. Si estaba feliz ahora, la emoción de seguir yendo a clases el día de mañana lo mantenía soñando, ya quería tener clases de historia, o quizás gimnasia, ¿habrá baile entre los ejercicios? Esperaba que sí. Oh, como añoraba tener clases de Filosofía, el último libro que leyó sobre algún filósofo ya no existía, y extrañaba dichas lecturas que duraban horas. ¿La clase de Artes existía? Eso fue una gran sorpresa para él, el mundo actual no aprecia para nada el arte, porque la sociedad, especialmente la dictadura que controla las leyes de su mundo, consideró ofensivas muchas obras de renombre, por lo que fueron prohibidas.
        
           

Mientras guardaba sus hojas recicladas con sus apuntes, pudo notar a lo lejos que era observado, bueno, la cosa no es sentirse observado, porque todos los monstruos habían abandonado el pasillo tan pronto lo vieron pasar, y además, lo vigilaban constantemente, pero sin estar presentes del todo. Sin embargo, había un grupo que aún no abandonaba el pasillo, esos eran los amigos de Frank, con él mismo zarandeando las manos, como si tratara de explicar algo que no entendía bien que era.
       
        

─Ahhh, no, no fue así... Lo volveré a explicar... Escuchen... ─Desde aquí se notaba su desesperación.
        
         

Los vio de reojo, aprovechando la puerta del casillero para pasar desapercibido. Ahora mismo estaban en horario de receso, por lo que quizá esperaba que Frank se le acercara primero antes de invadir un grupo ajeno. Contaba los segundos, estaba realmente ansioso por continuar con su recorrido, pero tampoco quería interrumpir los momentos de Frank con sus amistades.
      
          

Seguiría espiándolos, hasta que algo rojo y grande se puso en el camino.
        
         

Su mano trataría de quitarlo de su vista, buscando empujar o hacer a un lado aquel pedazo de tela roja, pero en el momento que lo tocó escuchó un gruñido, y se percató de la firmeza misma de la tela. Ese era un monstruo, específicamente un minotauro.
     
        

Levantó la mirada y frunció el ceño.
      
       

─Oye, quítate, no me dejas stalkear a gusto ─exigió con irritación, para cerrar su casillero de un portazo, y darle unas palmadas en los costados al estudiante.
         
          

─Pero que desagradable normie ─soltaría un poderoso gruñido, como el de un toro que muestra su enojo─. Tú... ¡Te atreviste a amenazar a mi amigo, Herbert! ¡Yo, el gran Manny-
     
         

Sus ojos se detuvieron en su abdomen, y lo que interrumpió la frase de «El gran Manny», fue la mano traviesa del normie que se atrevió a tocar sus músculos bajo su camiseta.
     
         

─Ok, mira, sí, ya ví que estás mamadísimo, y me alegro mucho por ti ─le dijo, dándole una palmada suave pero potente cerca de su ombligo, generando un ruido sordo─. Pero tu abdomen me está tapando la vista, así que quítate antes de que me hagas enojar, ¡y te aseguro que no quieres ver a un «normie» enojado!
        
           

Lo señaló con un dedo furioso, y esperó que el otro saliera corriendo. Quizá se confió demasiado, ya que había visto a toda la escuela ocultarse confiaba en que este chico lo haría también después de un reclamo leve, pero para su sorpresa, y para su desgracia, no lo hizo. Hicieron contacto visual, el minotauro tenía una mirada intimidante, pero no lo suficiente para generar una reacción negativa en el de cabellos __________, al contrario, solo terminó poniéndolo cachondo.
        
         

El minotauro se acercó, y el chico retrocedió, hasta que quedó acorralado contra los casilleros. Oh no, siempre que pasa esto termina sexual, de eso no hay duda... Primera cogida del mes, en el pasillo de la nueva escuela, nada mal, fue lo primero que pensó.
       
        

─¡Dijiste que te ibas a comer a mi amigo! ¡No lo permitiré! ─exclamó agresivamente, dándole un golpe potente a uno de los casilleros.
   
      

Lo segundo en lo que pensó, fue en la macroputiza que le iba a dar si no escapaba pronto. Le sonrió como si fuera una prostituta viendo a un nerd virgen por la calle.
     
      

Este chico debería controlar lo que sale de su boca, no da miedo, solo es excitante, carajo, pensó, sintiendo que reía en su interior debido a esos turbios pensamientos.
        
        

Meditó por breves momentos su respuesta, usualmente los victimarios se asustaban con provocaciones de índole sexual, pues del mundo de donde venía la gran mayoría repudiaba las relaciones del mismo sexo, prácticamente le temían y le causaban escalofríos a los pobres ancianos de mente, pero finalmente, tenían una razón "válida" para temerle a dichos comportamientos generalizados, escaseaban seres humanos, es decir, estaban en peligro de extinción, por lo que nadie podía permitirse una relación de ese estilo. Regresando con el tema principal, su plan de seducir al minotauro podría funcionar, si todo iba bien lo iba a espantar, pero si todo salía mal entonces lo golpearían.
        
         

Bueno, si de todos modos lo querían moler a golpes, mínimo se atrevería. Preferiría triunfar y morir en el intento, a no intentar nada y escapar como un cobarde.
       
        

─Creo que hay un malentendido... ─afirmó, volviendo a tocar el abdomen del minotauro con esa sonrisa sorna─. O sea, sí dije que me lo iba a comer... Pero era un chiste... Solo que tú... Tú cambias las cosas... ─se detuvo ahí, para acariciar los músculos de sus brazos, y después apretujar la carne que era visible─. ¿Sabes? En el mundo de los normies, la palabra comer puede tener muchas connotaciones... Y tú, mi toro, te ves apetitoso...
        
         

─N-No... ─Él tragó saliva, pero al ser observado y apoyado por sus propios amigos que se escondían lejos de allí, sentía la presión sobre sus hombros, por lo que tuvo que seguir fingiendo valentía─. ¡No te tengo miedo!
     
         

Eso dices, pero tu cuerpo dice otra cosa, estás temblando tanto que el casillero tiembla contigo, cielos, pensó el chico.
      
       

Ahora que el otro había respondido exactamente como quería, podía lanzar su jugada final. Sus ojos se fijaron en el piercing que tenía en la nariz, era bastante grande y grueso.
    
       

Mmm~, grande y grueso... ¡Concéntrate, ____________! No hay tiempo para pensar en penes, tu vida está en juego, se recordó a sí mismo, dándose una cachetada mental. Justo entonces tuvo una maravillosa idea.
    
       

Lo tomó del piercing, y jalándolo con firmeza lo obligó a bajar la cabeza hasta que quedaron cara a cara. Si el rostro del minotauro no estuviese rodeado de pelo, entonces sería notable la palidez y el sudor frío a kilómetros. La mirada del normie se lo estaba comiendo vivo, y esa sonrisa lo aterraba, la seguridad de que tenía la situación bajo control era intimidante.
      
        

─Me dan ganas de comerte... ─susurró suavemente, cerca de su nariz, su aliento rozaba su rostro─... Pero a besos, chiquitín ~
        
          

Finalizó su gran acto, depositando un feroz, pero corto besito en el centro de su nariz.
    
      

Los párpados del minotauro se abrieron de par en par, y el temblor formó parte de él, entonces el chico con su dedo índice lo empujó, y él cayó hacía atrás de sentón. Soltó un grito del susto, y se levantó bruscamente para salir corriendo, aunque terminó resbalando en el proceso gracias a que el miedo lo invadió lo suficiente para impedir el movimiento de sus piernas.
        
         

No creí que esa mierda iba a funcionar, pensó entre aliviado y risueño. Sus risas fueron exhaladas junto a todo el aire que retenía en sus pulmones para no gritar del susto.
      
        

─¿Estás bien? JA JA JA ─exclamó, carcajeándose a la mitad, observando cómo ni siquiera le respondía pues desapareció por los pasillos.
      
         

Colocó sus manos en su estómago, el dolor abdominal se presentaba conforme sus carcajadas aumentaban, pero un extraño dolor en su pecho también lo acompañó, y ese era el arrepentimiento.
     
        

Me disculparé con esos dos después.
       
         

Unos pasos resonaron detrás, lo que causó que volteara. Sus ojos ________ se encontraron con los bicolor de Frank, el cual se veía notablemente preocupado, detrás de él lo persiguieron sus amigos, aunque tomaron su distancia debido a su presencia.
      
        

─¡_______________! ¿Qué fue lo que pasó? ─cuestionó el Stein, mirándolo de arriba a abajo, como si buscara alguna señal de heridas o dolor.
     
       

─¿Qué pasó? Que aquí buscan espantarme pero solo logran verse adorables ─aseguró, soltando nuevamente unas risitas─. Es decir, ¿viste cómo se fue corriendo? Ese tipo mide el doble que yo, y le doy miedo... Wow... ─No sabe porque siente que esto debería ser al revés, y por alguna razón su sonrisa se desvaneció, como si se sintiera mal por ello, pero pretendió no estar triste, y forzó una sonrisa.
        
         

Comenzó a balbucear cosas extrañas, según contándole a Frank su argumento, pero hablaba tan rápido y con una supuesta gran emoción que él no lograba entenderlo del todo. Mentalmente no pensaba lo mismo, analizando bien la situación, el monstruo pudo haber hecho uso de su fuerza en defensa propia, sin embargo, decidió no hacerlo, al menos no en su contra, el único uso de su fuerza fue en busca de intimidar, mas no de herir.
        
          

Esa simple acción lo conmovió, quizá estaba sobre pensando las cosas, pero sentía que la naturaleza de los monstruos era divina, algo que no se encontraba en todos lados, como las estrellas que iluminan un mundo lleno de maravillas.
         
         

Quizá de manera lógica, era un poco tonto temerle a un frágil ser humano, que el único daño que podía hacer estaba en su mente irracional, llena de conflictos o su capacidad para meterse en peleas igualmente absurdas, y por otro lado, estaban los monstruos, que tenían capacidades que un ser humano nunca podría llegar a igualar. Su concepto sobre la vida misma, su conexión con su propio mundo, el cielo, la tierra, eran tan cercanos que coexisten en paz con otros seres vivos, algunos poseían los elementos del fuego, agua, viento o tierra, otros eran híbridos entre bestias y animales, y otros muchos ignoraban la opinión sobre el final de una vida, renaciendo como muertos vivientes. La mayoría tenía cualidades sobrehumanas, por lo que vencer a un humano era tan sencillo como pestañear.
        
          

─Toda tu raza es terroríficamente adorable. ─Se emocionaba, pero muy en el fondo añoraba alcanzar dichas maravillas, por lo que se atrevió a tomar las manos de Frank, como si su calor pudiese ser compartido a través de un solo roce.
     
      

Frank sintió una corriente electrizante recorrer sus orejas y mejillas, empezando a acalorarse sin motivo.
    
      

─O-Oh, n-no se que decir... G-Gracias ─musitó suavemente, con una expresión tímida y algo avergonzado.
      
        

Llevó su mano a su nuca, los clavos de su cuello soltaban ligeras chispas, y su corazón bombeaba sangre con rapidez.
        
           

Frank sin duda se sentía en constante conflicto, por un lado sus amigos le insistían sobre la naturaleza malévola del normie, poniendo de ejemplo los más recientes acontecimientos (el Minotauro que salió huyendo despavorido es el reciente acontecimiento), y por otro lado, estaba _______________, que desde lejos se pudo notar que no hizo absolutamente nada más que hablar con el otro estudiante.
          
          

Los ojos de ________________ finalmente notaron la compañía de Frank, y como él era más bajo, cuando se asomó por un lado, sus amigos se tensaron. Las miradas no eran para nada amigables, parecían tratar de leer sus intenciones, o buscar una excusa para sacar las garras.
     
       

─Hey, hola ─saludó al grupo, mostrando su mano extendida.
         
          

El de piel verdosa finalmente cayó en cuenta en que había dejado esperando a sus amigos al menos diez minutos, y fue maleducado de su parte no introducirlos a la conversión, a pesar de haber prometido que lo haría. Pensar que se olvidó de ellos por completo con solo prestarle atención a _______________ le parecía inaudito, seguramente lo regañarían después, la momia sobre todo.
       
          

─Oh... Lo siento, chicos ─se disculpó en voz baja, viendo que algunos lo miraban con caras largas de irritación, y otros golpeaban uno de sus pies contra el suelo repetidamente, mostrando su impaciencia en un solo gesto─. Este... _______________ ─lo llamó, y aclaró la garganta─. Ellos son mis amigos, Lawrence Drácula, Clawdeen Wolf, Lagoona Blue, Ghoul Yelps, Abel Bominable, y... Su majestad, el príncipe Claudius De Nile.
      
        

Ese último nombre lo dijo con menos entusiasmo, dando un suspiro pesado a la mitad, se notaba que el nombrado Claudius lo había instruido para presentarlo de tal forma.
     
         

─Agh, ¿a dónde fue tu entusiasmo, Frank? ─interrogó la momia, rodando los ojos con irritación, sintiéndose ofendido.
        
         

________________ siguió siendo víctima de esas miradas de desconfianza, como si hubiera hecho algo malo que solo era perceptible para los monstruos. Tuvo que mirar ligeramente hacia arriba para poder verlos a la cara, pues todos eran más altos que él, incluso había uno que estaba seguro alcanzaba los dos metros. Por un momento estaba intimidado, pero después de percatarse de un gran y esponjoso detalle, lo dejó pasar, uno de ellos, Clawdeen Wolf, poseía esa gran cola peluda, y esas orejas que se veían suavecitas al tacto.
          
           

Entonces notó que su cola se erizaba, y sus orejas se movían, a lo que se sorprendió y soltó un chillido.
     
         

El grupo completo se puso en guardia, y ocultaron a Frank detrás de ellos.
      
         

─Mueve un dedo y te convierto en piedra, mi novia es una medusa ─amenazó Claudius, levantando el mentón mientras lo miraba desde arriba de forma despectiva.
       
         

─Nadie se va a convertir en piedra ─dijo Frank, tratando de intervenir.
      
         

─Si no es piedra, hielo será ─gruñó Abel, formando una bola de nieve en su mano.
     
       

________________ ignoraría esas amenazas, y se agacharía para seguir observando esa cola, que se movía de un lado para otro, respondiendo a las emociones de su dueño.
     
         

─¿Son reales? ¿O las mueves vía Bluetooth? ─le preguntó curioso, moviendo sus ojos al ritmo de los movimientos ajenos.
     
         

─Argh arg? ─indagó Ghoul, desconociendo completamente el significado de dicha palabra.
     
       

Era natural que sintieran confusión por sus expresiones, pues el Bluetooth aún no estaba disponible en su mundo, en cuestión de avances tecnológicos, el mundo de ______________ era infinitamente superior.
     
       

Clawdeen se sintió sumamente incómodo, y trataría de ocultar sus orejas y su cola entre sus cabellos y abrigo, para gruñir como si fuera un perro.
     
         

─¿Nunca... Habías visto a un licántropo? ─indagó el amigable Lawrence, dejando atrás su sospecha, pues los latidos del corazón del normie hablaban lo suficiente sobre su carácter inofensivo.
    
     

─¿Licántropo? ¿Qué es eso? ─cuestionó confuso, ladeando levemente su cabeza.
     
       

─Ya sabes, un hombre lobo ─explicó sencillamente el de piel rosa.
     
       

─¿Lobo? ─murmuró, la confusión en su rostro era notable, y no es para menos, vivía en un mundo post-apocalíptico, no había tal cosa como lobos, ni siquiera en libros─. ¡Frank! ¡Su cola se mueve sola!
      
      

______________ se acercaría al Stein, para jalarlo de la manga y señalar lo obvio, como si él no lo hubiese visto. Era como un niño curioso en un museo, o un zoológico, viendo nuevas especies, e inevitablemente estando asombrado por cada mínima cosa. El grupo no era ciego, y menos tonto, realmente era inofensivo, tanto que empezaron a creer en la anécdota que les había contado hace unos momentos, quizá los sucesos eran eso mismo, malentendidos.
    
     

Abel dejó caer su bola de nieve sobre las botas de Clawdeen, y se cruzó de brazos con un mejor humor del de antes, pero sin mostrar una sonrisa.
        
         

─El normie no es peligroso, estabas equivocado, Clawdeen ─dijo Abel, con ese acento característico que lo distinguía.
      
         

Por puro orgullo, Clawdeen se negaría a aceptar que estaba equivocado, y no bajó la guardia a pesar  de que los demás sí lo habían hecho.
     
        

─No se dejen engañar... Podría ser peligroso ─insistió el lobo, cruzándose de brazos con evidente molestia.
        
         

─Si no lo ves entonces solo escúchalo, es igual de inofensivo que Jackson ─argumentó Lawrence, ya que esos dos tenían un oído agudo.
            
            

Los vampiros por supuesto, eran casi siempre los reyes entre todas las especies, por su gran cantidad de habilidades, además de la fuerza sobrehumana, poseían control mental, cambio de forma, teletransportación, el poder de volar, regeneración y curación rápida, telequinesis, telepatía y habilidades psíquicas e inmortalidad, también tenían la capacidad de potenciar sus otros sentidos, como el oído y el olfato, aunque este último no fuera su fuerte. Sin embargo, dichas habilidades eran otorgadas por una sociedad vampírica superior, y todo dependía de tus grandes hazañas como vampiro. Lawrence tan solo había obtenido algunas.
    
       

Pero básicamente, a través del sonido de sus latidos, podían adivinar un poco de su comportamiento.
        
           

─Yo siempre le di el beneficio de la duda ─afirmó Lagoona, acercándose al dúo que charlaba amigablemente─. Hay que continuar la charla en la cafetería, deben estar hambrientos.
     
        

─¿Cafe...? ¿Eh? ¿Eso se puede tener? ─Cada cosa nueva sin duda era una sorpresa.
      
        

─¿En tu antigua escuela no había? ─Frank cubrió ligeramente sus labios, sorprendido.
        
          

_______________ hizo una mueca, la existencia de una cafetería era algo disponible solo para la ínfima clase alta. Lo que existía en su escuela era una máquina expendedora de comida basura, papas fritas, dulces, golosinas y refrescos, todo era sintético, prácticamente estaban devorando plástico a montones. Fuera de eso, el coste de esa comida si no te dejaba pobre entonces la misma comida te dejaría enfermo.
        
          

─Pues no sé si sea lo mismo, pero en mi escuela solo había un tiradero de chingaderas comestibles, que atraía adolescentes como moscas viendo caca recién salida de un ano ─reveló asqueado, notando que ya empezaban a caminar en dirección a lo que él creía era la cafetería, por lo que empezaría a avanzar a pasos rápidos.
       
         

─Se escucha como algo... No muy apetitoso ─dijo Lagoona, ya era parte de esa conversación, y dejaron atrás a los chicos, que aún no estaban convencidos gracias a Clawdeen.
     
        

Pero que problema. Igualmente los seguían, escuchando la misma conversación desde el silencio.
       
        

─Nunca lo fue, ¿pero que se puede esperar del tercer mundo? La clase media apenas y puede costear una comida por día, y la más baja es un plato por semana... Ah, pobre Carlitos, aún recuerdo cuando la iglesia regaló comida, y entre tanta multitud hambrienta terminó muerto ─su última anécdota era una exageración, lo que pasó con «Carlitos», fue que entre la multitud de niños salió con unas mordidas bien dadas en las piernas.
      
         

Era caridad para huérfanos menores, no comida para adolescentes hormonales. Ese chico era un desubicado, como si quisiera entrar al brincolín a pesar de que las reglas dicen que necesitas un mínimo de altura, o como estacionarse en la zona de discapacidad.
         
           

Las expresiones de esos dos se entristecieron, era una horrible anécdota, y que lo dijera con tanta normalidad los hacía temer por imaginar en la clase de mundo donde vivía. _____________ lo notó, y tuvo que aclarar después que se trataba de un chiste, que «Carlitos» sigue vivo. El humor negro es incomprensible para los monstruos, pero más que eso, el chico nunca aclaró si lo primero que dijo era un chiste o no.
      
        

Algo que sí le pasó al gran afamado «Carlitos», es que se metió en una protesta cuando no debía, y la multitud terminó causando que se rompiera la columna, por lo quedó en silla de ruedas sin la posibilidad de caminar de nuevo debido a lo costoso de una operación. En el tercer mundo, era de esperarse que acabará en el Teletón.
        
          

─Eso suena terrible ─confesó el monstruo marino, sintiendo pena por el normie frente a él.
     
     

─¿Apoco sí? Mmm... Para mí es normal, no sé, mi definición de terrible es de un nivel distinto... Como... Terrible es que... Sheesh, mejor cambiemos el tema, ¿qué venden en la cafetería? ¿Es cierto que... Venden café? ─Sus ojitos brillantes indicaban que quería ver con sus propios ojos la cafetería.
     
      

─Lo verás con tus propios ojos, pues ya llegamos ─afirmó Frank, dedicándole una sonrisita un poco más alegre.
     
      

Tenía hambre, y ganas de que le regalaran una famosa cajita feliz.

6766palabras
(ᴇsᴛᴇ ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ғᴜᴇ
ᴇᴅɪᴛᴀᴅᴏ)

Yo solo digo que esto se
pondrá más suculento aún.
Mi imaginación no tiene
límites 😍🔫

Acá imágenes de nuestro
prota re guapo jaloneando
a su futuro esposo:

(Créditos a los autores)

En fin, nos vemos en la
próxima 👉👈😖

ATTE⨾ 02 ~

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