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第三章 ─ 𝐞𝐥 𝐨𝐫𝐢𝐠𝐞𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐟𝐢𝐧𝐚𝐥

ᴛʀᴇs

      
      

El grupo de monstruos rodeaba al pequeño pero peligroso normie, andando junto a él de camino a la cafetería mientras eran observados por estudiantes que se escondían en los casilleros, bancas o macetas, incluso en el techo habían unos cuantos.
       
        

La incomodidad se sentía en el ambiente, y aunque era usual que el grupo fuese observado (debido a que cada miembro del mismo gozaba de una gran popularidad) por todo tipo de estudiante, el día de hoy la mezcla entre terror y admiración convivían de forma estruendosa, o mejor dicho parecían pelear a muerte entre sí. Por un lado, veían con gran admiración a los valientes que estaban detrás del normie, y por el otro, veían con horror al mismo chico, preocupados por la sola idea de que salvajemente atacara a alguno de los más osados.
         
           

________________ caminaba relajado, como si ignorara la situación a su alrededor, incluso jugaba a «las escondidas» con los pobres monstruos que se escondían de él, a veces fingía detenerse para hacer cualquier otra cosa, amarrar las agujetas de sus botas, acomodar su pantalón, o arreglar su peinado, todo para fijarse adrede en la zona del escondite del monstruo, y así darles un buen susto que los haría correr.
        
         

Y esta era una de esas veces, donde el chico notó a un alumno escondido debajo de una banca, el escondite era de lo más tonto, era evidente que estaba allí, podía verlo a simple vista.
        
         

Se detuvo abruptamente, y se agachó para mirar fijamente los ojos del monstruo, que por poco se desmaya. ______________ sonrió, y sus ojos traviesos advirtieron al desafortunado estudiante.
     
         

─¡Boo! ─exclamó tan fuerte que su grito rebotó en todo el pasillo, que estaba en completo silencio.
    
        

Se escucharon chillidos por todos los lugares posibles, y el monstruo que estaba debajo, que era un triste hombre lobo, rompió en llanto, gimoteando como si fuese un cachorro. El resto del grupo, que se había adelantado para conversar, miró mal a Frank, como queriendo culparlo de la actitud malintencionada del normie.
      
        

─Ah- oh vaya... No quería... ─se iba a disculpar, mostrándole y acercando sus palmas en señal de que todo estaba bien, pero solo causó que el licántropo llorara mucho más fuerte─. A-Ay... A ver...
     
        

A lo lejos observaban a un desesperado monstruo buscando atravesar la pared para poder escapar del normie, y el mismo chico, que a veces retrocedía y otras veces miraba a todos lados, buscaba con la mirada algo que lo pudiera ayudar con esa situación. No sabían si estaba siendo maligno, o realmente se sintió mal por lo que hizo.
       
       

─Frank, puede que sea inofensivo, pero... Los demás no lo saben ─articuló Lagoona, mirando a cada uno de los monstruos que trataban desesperadamente de no ser vistos.
      
        

─Arg argh arg, argh ─le dijo Ghoul, mientras una gota de sudor bajaba por su frente.
      
       

─Muy cierto, Ghoul ─comentaron al unísono, soltando un suspiro.
       
       

De todas las cosas que los amigos han enfrentado hasta ahora, ésta posiblemente ha sido la tarea más complicada. A pesar de ser los primeros en cambiar su perspectiva (a medias) sobre el normie, no estaban muy seguros de qué era lo que pasaba por su mente, ni siquiera Ghoul, quien es considerado uno de los mayores íconos intelectuales de la escuela, sino es que el mejor que Monster High ha conseguido tener dentro de sus muros, podía adivinar que era lo que el chico de cabellos _______ haría, predecir sus acciones, averiguar sus razones y conocer su perspectiva era un trabajo duro. Ahora mismo se habían sumergido en una charla sobre dicho espécimen, los normies eran todos un problema en su sociedad, o al menos una gran mayoría, por lo que su desconfianza era en gran medida justificada. La última vez que un normie apareció en esa escuela, fue a vísperas de Halloween, atacando cruelmente el edificio, e hiriendo a más de diez estudiantes por dicho ataque.
          
          

Sin duda no podían confiarse.
    
        

Repentinamente, el normie regresó junto a ellos, por lo que tuvieron que pausar su charla nuevamente.
          
          

─¿Te divertiste, normie? ─cuestionó Claudius, recargando su codo sobre su antebrazo, mientras dejaba que sus manos acariciaran su propia barbilla.
     
       

_____________ levantó una ceja, y negó con la cabeza.
    
        

─¿Ustedes de qué hablaban? Se veía que se divertían ─afirmó, ocultando que en realidad había escuchado cada palabra.
     
      

─Uh... De nada ─le mintieron descaradamente.
    
      

─Hablábamos sobre lo peligrosa que es tu especie  ─confesó Abel con los nervios de hielo.
    
       

Todos pusieron los ojos en blanco, habían olvidado que la sinceridad de Abel era una de sus más llamativas cualidades, su capacidad para mentir era inexistente, desconocía otra forma de actuar que no fuese la franqueza.
       
          

_____________ abrió los ojos como platos, habían dos cosas que había notado particularmente, le trataron de mentir, quizás para no herir sus sentimientos, pero ese chico Abel sabía que la mejor opción siempre es decir la verdad. Había una constante lucha entre las actitudes de cada uno de ellos, todos eran diferentes, y a pesar de que de vez en cuando actuaban distinto dependiendo de la situación, no vio enojo en ninguna de sus caras. Guiados por la costumbre, solo pudieron resignarse a suspirar, para después sonreírle y seguir teniendo esa actitud alegre entre ellos.
        
          

La amistad de estos monstruos era sincera, tanto que ______________, inesperadamente, se halló a sí mismo enternecido. Su honestidad fue contagiosa, y el normie no lo notó hasta que les respondió.
       
       

─Cierto, sí somos ─aceptó como si no fuese la gran cosa, causando que el resto detuviera su caminar de forma repentina─. ¿Qué? Es la verdad... Ay, realmente necesitamos ayuda, pero no nos dejamos ayudar, el humano es... Orgulloso... No, ¿cuál era la palabra?
       
         

El de ojos _________ llevó su mano a su barbilla, como si dicha acción lo ayudara a recordar. Mientras buscaba la palabra, muy en lo profundo de su mente, los recuerdos del otro mundo iban y venían como si fuera su respiración, sentía que su mente se iba contaminando de las desgracias de su hogar, y su cuerpo, tuvo que abrazarse a sí mismo porque cada memoria lo dejaba helado.
      
        

─Argh? ─completó Ghoul, adivinando de forma certera la palabra que el chico buscaba
     
       

______________ no entendió lo que dijo en lo absoluto, pero aún así asintió.
     
       

─Exacto ─dijo suavemente, dejando que sus párpados descansaran por un momento, antes de volver a ponerse esa máscara del chico más feliz del mundo─. Ahh, maldita delincuencia...
      
          

No pudieron objetar nada en contra de eso, Ghoul ciertamente atinó a la palabra correcta que describía con precisión a los normies, y a pesar de tener un significado tan profundo que en cualquier otro idioma realmente no poseía traducción, la realidad era que a cualquiera podría deprimir recibir tal descripción. ______________ Abrahel se adelantó a ellos, abriendo las puertas de la cafetería con brusquedad, no había nadie, estaba completamente vacío, y justo como la cafetería, su corazón comenzaba a sentirse igual, como con un vacío.
     
        

La montaña rusa de emociones lo mantenía con una cara de asombro, constantemente sentía estas extrañas mariposas revoloteando en su estómago, empezaba a dudar en si era un mareo más que la emoción de ver cosas nuevas, porque con dichas nuevas experiencias venía algo que encerraba su corazón de manera brusca, sus emociones estaban en constante contradicción, y eso lo empezaba a confundir.
      
          

Aún así, un golpe de realidad casi lo deprime por completo. Las diferencias entre ambas sociedades, el claro desarrollo que marcaba por completo la línea entre dichas diferencias generaba cierto recelo en el joven.
       
           

Ellos tienen su propia cafetería, ahhh, ¿por qué no podemos ser como ellos? Putos todos, pensaba enfadado.
        
           

Se preguntaba si ellos conocían también la delincuencia, porque en su mundo tenían un exceso tan grave que la policía dejó de ser relevante. Por otro lado, sus ojos se detuvieron en el mostrador de comida, habían alimentos para elegir en suma cantidad, dentro se acomodaban comestibles que jamás había visto, tenían formas extravagantes, como si fueran hechos por monstruos y para monstruos. Duh, obviamente.
        
          

Su estómago rugio, pero por supuesto, era necesario pagar para obtener la comida, así que con pena tuvo que pensar en otra cosa. Aunque su curiosidad por la comida era grande. Sus ojos se detuvieron en una extraña fruta color rojo que había por montones, aunque no sólo habían de color rojo, también habían verdes y amarillas.
     
        

¿Qué es eso y por qué se parece al fruto prohibido de la Biblia? Se preguntó, pegando su rostro al cristal.
    
        

─¿Vas a comprar algo? ─gruñó una señora de piel verdosa que estaba detrás del mostrador.
      
        

El chico negó, y entonces se apartó del mostrador con una cara de muerto de hambre. ¿Hace cuántos días no tenía una comida apropiada? De hecho, su último platillo fue una rebanada de pan con una delgada tira de queso, ni siquiera había averiguado aún si era queso, sabía a ajo con agua, y eso fue hace dos días.
      
        

Pudo ver como Clawdeen, Lawrence, Frank y Abel sí compraban su comida, dejando un billete extraño arriba del mostrador, y después eligiendo exactamente lo que querían comer. Clawdeen, al ser un lobo, necesitaba de distintas variedades de venados, borregos, antílopes, liebres y roedores, claro que, ______________ jamás había visto en su vida un pedazo de carne, o quizás sí, la carne humana, pero no hablemos del tema, haría vomitar a cualquiera hasta hacerlo palidecer del horror. Por otro lado, en el plato de Lawrence solo habían cosas verdes, lechuga, espinacas, aguacate, pepino y algunos frutos rojos. Frank por su parte, no eligió lo suyo, eligieron por él, ya que era demasiado indeciso para hacerlo por su cuenta, y por supuesto, Abel estaba parado junto a él, era evidente que comerían lo mismo.
      
       

Al hombre de las nieves le gustaba cuidar de sus amigos, así que le sirvió un gran trozo de carne a Frank, un poco de verduras y una fruta, él comería lo mismo, pero con más carne. Una vez con sus alimentos elegidos, podían acceder a las bebidas, Clawdeen traía un terno consigo, así que no hubo necesidad de hacer paradas innecesarias, Lawrence tomó un jugo de granada, Frank una bebida energética, y Abel un té helado.
     
        

─Mira a Lawrence, ha mejorado su resistencia a la carne... Es raro que no se haya desmayado ─comentó Lagoona, abriendo su lonchera para sacar sus propios alimentos─. Me alegro mucho por él.
     
        

─Argh arg ahg ─dijo Ghoul, quien en lugar de comer estaba adelantando unas cuantas cosas de su proyecto personal, solo se le veía redactando algunas cosas en uno de sus cuadernos de investigación.
     
       

─Tú lo dijiste, Ghoul ─respondió la momia, quien no poseía un almuerzo, solo una campanita de oro a su disposición.
     
        

La agitó ligeramente, y en menos de un segundo le trajeron su almuerzo, una lujosa comida en una bandeja de oro, digno de un príncipe de egipto. Sus leales sirvientes, descendientes mismos de los basenji y los chacales, habrían de arrodillarse para depositar con suavidad dicha charola de oro, cuya tapadera con detalles dorados, plateados y repletos de joyas, hacían notar el lujo del mismo plato. Levantaron el cloche suavemente, el vapor caliente que había sido encerrado finalmente fue liberado, y el olor a una langosta repleta de deliciosos sabores, colores y texturas por poco se lleva el protagonismo.
      
         

Claudius hasta cubiertos de oro tenía, y disfrutaba de comer junto a sus amigos, los plebeyos, que lo miraban con envidia (esa langosta se veía deliciosa).
       
          

Por otro lado, _____________ Abrahel, el estudiante que probablemente era el más pobre de toda la escuela, acunó con sus brazos su barriga inexistente, presionando porque el hambre estaba consumiendo por completo su estómago, y de cierta forma le generaba un dolor desagradable.
     
         

─Chingada madre, no traje lana. ─El chico babeaba del hambre, la comida «monstruosa» se veía tan deliciosa que no podía soportar más, deseaba saciar su apetito.
          
            

Iba caminando en reversa, sin detenerse a ver algo más que el mostrador, del que poco a poco iba alejándose. Tragó saliva, y con toda su fuerza de voluntad, volteó, encontrándose con Frank, que lo miraba con preocupación, pero con una sonrisita lo guió a sentarse junto a ellos.
         
           

─Lo bueno de tener al normie es que la cafetería quedó vacía... Podríamos usarlo para ahuyentar a las multitudes ─comentó Claudius, sintiéndose cómodo con el silencio que acompañaba la cafetería, mientras llevaba su lujoso tenedor con un poco de comida a su boca.
     
         

─¡Claudius! ─lo regañaron al unísono, no era muy amable de su parte hablar de esa forma frente al normie.
     
         

Lo voltearon a ver nuevamente, sus miradas estaban clavadas en él y su... Extraña manía por apretar su nariz con su dedo índice y pulgar, y cubrir sus ojos con su antebrazo.
      
          

Si no lo ves, y si no lo hueles, entonces no existe, vamos ______________, tienes que soportar, el hambre está en la mente, no es real, la comida es un invento del gobierno para esclavizar a la humanidad... Lol, sí es, se consolaba a sí mismo, evitando ver la comida de los monstruos.
     
         

─Y... ¿Qué comen los normies? ─cuestionó el vampiro, llevándose a la boca el sorbete de su jugo.
     
       

De cierta forma, a Lawrence le interesaba conocer la dieta de los humanos, había escuchado terribles historias sobre lo que le hacían a los monstruos después de cazarlos. Lawrence es vegetariano, lo que quiere decir que excluye el consumo de carne, productos cárnicos y pescado en su totalidad, sin embargo, no lo hace por principios éticos o saludables, el vampiro no soporta ver la sangre ni la carne, sus motivos son más personales de lo que la sociedad vampírica cree.
      
         

Regresando con el normie, el tema de conversación no pudo ser más doloroso de escuchar, ______________ tenía hambre, deseaba evitar pensar en comida para aguantar más tiempo, pero se lo ponían difícil preguntándole tales cosas. Dios le da sus peores batallas a sus mejores guerreros, definitivamente.
     
         

Dejó ir su nariz y sus ojos, para mirar al vampiro a los ojos antes de responder. Justo ahora se había percatado de que poseía unos ojos bellísimos. A pesar de que dicha enfermedad había sido creada por el hombre en un fanfiction, podía verlo ahora con sus propios ojos, a un monstruo con génesis de Alejandría. Los divinos orbes purpúreos eran brillantes, y lo veían con tranquilidad, casi con una bondad oculta que percibes conforme te pierdes en ellos. Sus mechones entre magenta y fucsia combinaban perfectamente con ese cabello naturalmente negro, y claro que su vestimenta iba de lo mismo, siguiendo la paleta de colores entre rosados, blancos y negros; su ropa detonaba la elegancia de su especie, la nobleza vampírica lo acompañaba. Sus orejas eran puntiagudas, y sus colmillos habían perdido el filo, quizá por su falta de uso. Una de sus características más llamativas, era esa marca de nacimiento sobre su mejilla izquierda, por debajo de su ojo, un corazón rosa. Su complexión era delgada, pero su cuerpo firme, podría decir con solo ver sus manos que sin duda hacía un gran esfuerzo por aumentar su musculatura, pero, naturalmente, su metabolismo le ganaba. Sin embargo, su cuerpo trasmitía estos aires de ligereza, como si pesara lo mismo que un pequeño murciélago. Su rostro era muy fino, y sus pestañas eran alargadas, como abanicos bellos que podrían acariciar tu mano si es que decidías acercar tus dedos.
         
           

Los chicos prestaron atención, querían conocer esa información al igual que Lawrence, por su propia seguridad.
      
        

─Cualquier cosa que sea comestible... Hasta el pene. ─Relamió sus labios con una sonrisa juguetona.
        
            

Por un momento hubo un extraño silencio, y después las caras de cada uno de esos monstruos se coloreaban de rojo hasta sus orejas. La sola mención de dicho órgano era vergonzoso, y la mirada del normie hablaba del doble sentido en sus palabras.
       
         

─¿¡Q-Qué?! ─preguntaron incrédulos, y de la sorpresa incluso Claudius dejó caer su tenedor a su plato.
          
           

Ya que estaban tan duros como roca de la tensión, y no podían ni mover un dedo gracias a la gran revelación de ________________, él se tomó el tiempo y el atrevimiento de memorizar esas expresiones de sorpresa. Si bien es cierto que su comentario tenía algo de verdad, era más bien un chiste de doble sentido que le apetecía soltar en ese momento, sin embargo, y viendo que ninguno de los hombres presentes había captado siquiera la ironía, el más incrédulo fue él.
         
          

No me digas que por aquí siguen en esa época... Donde hablar de sexo es del diablo... Por favor, Jesús, solo te pido una cosa, que este mundo no esté lleno de virgos, suplicaba en su mente que no fuera verdad su peor temor.
      
         

─Díganme por favor que sí lograron entender mi chiste... ─Pero no logró ver respuestas afirmativas, así que solo pudo cubrir su rostro─. Ahhh, ya saben, mamadas... Felación... Chupada... ¿Sexo oral?
    
        

Con ese último sí tuvieron reacción, y se notó de forma inmediata en sus mejillas.
     
        

─N-No digas la palabra con «s»... Es una grosería ─afirmó Abel, tratando de cambiar de tema puesto que ahora todo se sentía como si estuvieran a punto de entrar a un mundo oscuro y prohibido.
       
          

________________ alzó una ceja en dirección al abominable hombre de las nieves.
    
       

Viéndolo mejor, él era el más alto del grupo, no, quizás uno de los monstruos más grandes que ha visto hasta ahora, pues le dobla la altura por completo a cualquiera, incluso logra superar al minotauro por una cabeza. Pero no solo era grande en altura, su musculatura también, se veía la dureza de sus músculos a distancia, digno de un monstruo que logra producir nieve por su cuenta, y logra congelar parte de la mesa con un solo tacto. Pensaba que la cafetería tenía aire acondicionado, pero resultó ser Abel, quien desprendía frío como un cubo de hielo. Sin embargo, a pesar de que esos músculos eran intimidantes, su piel era una contradicción a su esfuerzo físico mismo, de un claro color azulado acentuado por una especie de brillo, que cambiaba dependiendo de la iluminación, ahora mismo, juraba que podía ver esos tenues destellos conforme se movía, y como si su deslumbrante suavidad no fuesen suficientes, su cabello largo hasta por debajo de sus hombros era blanco, jamás había visto un color igual, tan puro y frío como la nieve, que gozaba de imperfecciones en algunos mechones, que poseían colores purpúreos y más tonos de azules. El chico había amarrado la mitad de sus cabellos en un moño, y el resto caía suavemente sobre sus hombros, y hablando de su cabello, poseía un grueso vello corporal del mismo color, se veía como cellisca, por otro lado, su barbilla estaba absolutamente escondida por el exuberante vello facial, tenía una gran barba, como la de un vikingo. Al igual que Lawrence, tenían en común ese bello color de ojos, sin embargo, los de Abel caían más en los violáceos.
     
         

Él, junto a ese chico de nombre Claudius, eran los únicos que dejaban lucir sus pieles sin vergüenza. Abel poseía escasa ropa, prácticamente su única vestimenta era un grueso pantalón y una especie de collar de cristales que sostenía su chaleco de algodón.
       
         

Sus pectorales eran un deleite para la vista, que bueno que no los cubrió.
     
         

─Oh-ho ~ ¿En este mundo todavía les da vergüenza hablar libremente sobre la sexualidad? ─indagó él normie casi entre risas traviesas.
        
        

Clawdeen justo ahora soltó un gimoteo de vergüenza, sus orejas estaban completamente abajo, como si tratara de evitar que el sonido pudiese entrar, y a su vez, sus manos estarían cubriendo por completo las puntiagudas orejas de Lawrence (el pobre chico estaba completamente rojo al punto de llegar al mareo), con su gran y peluda cola que había dejado de zarandearse para ocultarse entre sus piernas. Su ceño estaba completamente fruncido, al igual que sus ojos.
       
        

Justo ahora el lobezno se dedicaba a fulminarlo con la mirada, estaba seguro de que sus ojos tenían una notoriedad esplendorosa, como si de un par de piezas de ámbar se tratase, que brillaban intensamente, como si fuese la misma luna llena pasando a través de manera tenue, a esas mismas piezas. Su altura era intimidante, pero no lograba superar a Abel. Su complexión atlética y su musculatura se dejaba ver entre su ropa, que, Dios, ¿dónde consiguió esas piezas? Se veía absolutamente bien, sus colores armonizaban a la perfección con cada accesorio o artículo que llevaba consigo. Logró hacer lucir espectacularmente bien un estampado de tigre, con unos pantalones negros y un llamativo abrigo. No sabía bien si lo intimidante estaba en sus colmillos afilados o en su gran sentido de la moda, que lo hacía ver como un grandioso modelo. Su piel morena, tan bella como sus cabellos castaños, combinaban perfectamente bien, sobre todo con esos rizos rebeldes que naturalmente se acomodaban por doquier, dándole un toque de rebeldía que lograba llamar tu atención, y entre esos cabellos ondulados sobresalían sus orejas, que poseían piercings lo suficientemente lindos para hacerle desear ponerse uno también.
        
         

─Por Ra, ¿Cómo es que pueden... Comer semejante cosa? ─cuestionó Claudius, sintiendo escalofríos de solo pensarlo, no, ahora mismo solo podía llegar sus dedos a sus sienes.
    
       

─Probar un pene te cambia la vida, créeme... El día que yo me senté en uno mi vida fue más feliz ─aseguró, pero terminó riéndose, no podía decir eso con una expresión seria, simplemente la risa le ganaba.
     
        

─¡Ahh! ¡Frank! ¡Controla a tu mascota! ─le exigió el egipcio con completa indignación, sentía que se estaba burlando de él, y eso no era agradable para el vanidoso Claudius.
     
         

Aquel hombre de grandiosa altura, era más alargado que musculoso, a diferencia del resto de sus amigos. Si bien era igual de atlético, no se concentraba en marcar la firmeza de unos músculos bien parecidos. Pero hey, eso no significa que no posea señales de un gran trabajo, al contrario, su cuerpo era pronunciado, y sus hombros eran más anchos que su cintura, tenía el cuerpo que muchos hombres anhelaban, un triángulo invertido perfecto. Como si no fuera suficiente estar ante el cuerpo de un modelo, su piel era la más bella que ha visto jamás, ¿cómo logras cuidar tan bien de tu piel hasta llegar a ese nivel? Simplemente magnífico, era lisa pero sin muestra alguna de imperfecciones, casi como un aterciopelado bronceado que por encima dejaba la sensación de estar acariciando un suave trozo de seda. Claudius solo pudo mejorar su apariencia con esos detalles tan únicos en su rostro, un delineado fino, que seguramente era egipcio por su forma, unos ligeros toques de otras sombras de alguna paleta que combinaba a la perfección con los dorados y turquesas de su ropa de seda, y el particular brillo dorado en sus pómulos y párpados que hacían juego con sus sandalias trenzadas bañadas en fibras de color oro. Sus ojos eran joyas celestes, y su cabello chocolate que también lo adornaban mechones dorados, su pelo llevaba algunas trenzas, y poseía tantos diamantes que las paredes brillaban con él. Para terminar de rematar al plebeyo, en su mejilla derecha había una esmeralda azul.
       
         

─Los normies son amigos, no mascotas ─lo defendió Lagoona, tratando de continuar con su comida sin ser interrumpido por alguna vulgaridad.
        
          

¿Qué es él? ¿Un tritón? ¿O una sirena como en las películas de Disney? Se preguntaba ______________, deteniéndose para admirar su belleza.

     
        

Cabellos rubios como las hebras de un hilo dorado, con algunos mechones acuosos pero muy tenues, que se pierden entre sus ondulados mechones amarillentos. Aquel monstruo tenía una belleza natural, y su expresión siempre era relajada, como si experimentaras la calma de la brisa y la marea. Él poseía diminutas escamas que brillaban junto al azul pálido de su piel, y esta misma parecía estar siempre húmeda, o de estar seca, no perdería sus características resplandecientes. Escondidos en sus cabellos estaban sus bellas aletas, que tras estar totalmente secas se veían como un celeste tul, mismas que se asomaban también en sus brazos y piernas. Por la forma de sus aletas lo hacían lucir como un tiburón, pero debido al color y textura era fácil confundirse. Claro que, parte de su asombrosa belleza también se debía a sus ojos, de un verde lima. No sabía exactamente en qué momento alguien puede sumergirse tanto en la mirada de un depredador acuático, hasta que logras percatarte de esos puntiagudos dientes es demasiado tarde para salir de la ensoñación. Su vestimenta era sencilla, un chándal de colores turquesas, con estampados similares a escamas de pez. Por debajo de sus pantalones ligeramente rotos, llevaba unas medias de red, y usaba tenis deportivos que iban a juego con su ropa.
         
         

─Arg aghh arg, argg, arghh agrr ─dijo Ghoul, mirando fijamente a Claudius, esperando que acatara lo dicho.
        
         

¿Qué dijo? No entendí, se solicita traducción.

     
        

Ghoul Yelps, un zombie cuyas expresiones se limitan a una cara larga y tranquila. No parece saber sonreír, y al parecer ha ganado una gran estima y credibilidad entre sus amigos, pues en cada ocasión le dan la razón. Su piel grisácea lucía fría, no estaba muy seguro de que pudiese desprender algún tipo de calidez, sin embargo, su rostro se veía muerto, como si la vida se le hubiese escapado de entre los dedos, no había forma que él pudiese expresar algo más que la seriedad que ahora mismo lo acompañaba, como sumergido en la monotonía y en la soledad, pero a su vez, sus ojos que eran de un bello color azul, lograban opacar por completo esa sensación de vacío, como si toda la vida se almacenara dentro de esos dos orbes, sus ojos hablaban por sí solos de sus propias emociones, bien se decía que eran la ventana del alma. Aquel chico era uno de los más delgados, y si no fuese porque permanecía jorobado al estar concentrado en su libreta, probablemente ganaría algunos centímetros más de altura. Sus cabellos eran igualmente de diferentes tonos de azules lacios y largos hasta por debajo de su nuca, y los amarraba suavemente con un trozo de estambre verdoso. A diferencia de los demás, su ropa no fue elegida para combinar a la perfección por el portador, sino únicamente dedicándose a la comodidad del mismo usuario. Llevaba un conjunto, que se limitaban a los colores negros, rojos y blancos, así mismo era su camiseta, de mangas largas y dejando ligeramente al descubierto sus clavículas, por debajo de esa misma, usaba una especie de mangas de rejilla. Su pantalón era de color rojo, y lo sostenía un cinturón con estampado de piano que tenía el logo de la escuela en la hebilla, por último, algo que quizá lo distinguiría de la mayoría, eran sus botas. Usaba unas gafas blancas, que lograban cubrir con éxito sus emociones, y algunos detalles destacables eran aquellos piercings, en su nariz y en una de sus orejas. En cuestión de musculatura, posiblemente era el que menos poseía, sin embargo, no era completamente débil, se lograban notar bien su ejercitado cuerpo a través de su ropa.
       
          

Parece que la característica más común en el grupo era su vida saludable, ejercicio, buena alimentación y actitud. Eran fuertes, no tanto como Arnold Schwarzenegger, pero si llegaban al nivel del bellísimo y guapo Chris Evans... Bueno, Chris Evans no era un monstruo, físicamente hablando.
        
          

Eran guapos, mamados, no humanos, e inocentes, el paquete completo.
       
         

Parece que cada uno le ha brindado un poco de nuevos colores, pues está acostumbrado a los pocos rayos del sol que apenas se divisaban en su mundo, la percepción del color era distinta, todos los colores estaban ocultos en algún lado, quizá detrás de los carteles brillantes de neón que anunciaban nuevos productos para aumentar la contaminación ambiental, o escondidos en algún rincón remoto donde el ser humano y su destrucción masiva aún no los ha alcanzado. A veces se preguntaba si su percepción del color era completamente física, o se guiaba en base a sus emociones.
     
        

¿Lo has experimentado? Esa sensación de estar en constante temblor, como si el ambiente se hubiera puesto frío, a pesar de poder llegar a sentir el calor o la humedad, y además, ese cosquilleo en el puente de la nariz y los ojos, que te mantiene con un nudo en la garganta diariamente. A veces simplemente te acostumbras, las ganas de hacer absolutamente nada cada día se vuelven parte de tu monotonía, y ahí te percatas que has perdido absolutamente la capacidad para ver el color.
       
         

¿Es esa una emoción? ¿O genuinamente es alguna clase de enfermedad ocular? _______________ está ansioso por averiguarlo, porque estar aquí a veces logra curarlo, y otras veces la enfermedad amenaza con regresar.
     
        

Su estómago lo logró sacar de sus dudas, y él volvería a inclinarse sobre su estómago para calmar el hambre.
       
          

Ahora sí, con un fuerte rugido su estómago ya exigía comida, no iba a soportar más tiempo. Fue tan fuerte que seguido del sonrojo por el bochornoso tema, la palidez los acompañó. Tenían miedo de que se quisiera comer... Ya saben, sus penes.
       
       

─Ahh, tanto pensar en penes me dio hambre. ─El normie tampoco ayudaba, solo los convencía de que las cosas podían terminar mal si se les olvidaba alimentarlo, alguno podía amanecer sin miembro.
   
     

─¿Qué esperas, Frank? Dale de comer, tú lo trajiste a nosotros, tienes que hacerte cargo ─exigiría la momia, acomodando sus vendajes con incomodidad.
     
     

─E-Es que... Ya terminé todo... No me sobró nada, lo siento ─confesó Frank, mostrando su charola vacía con una cara de tristeza.
      
        

─Deberías ser generoso y donarle un poco de tu comida al normie, Claudius ─comentó Abel, llevándose todo un trozo de carne a la boca.
    
       

Claudius se indignó, y frunció el ceño como si le hubieran faltado al respeto terriblemente. Gruñó y se cruzó de brazos, su respuesta era evidente.
     
        

─¿Y por qué no le das tú? Tienes tanta comida que podrías alimentar a una manada de perros ─respondió irritado, ocultando su comida del hombre de las nieves por si buscaba robarla.
      
          

Abel también gruñó, su alimento era proporcional a lo que su cuerpo necesitaba, para los demás era demasiado, pero para el monstruo era lo ideal. Tantos músculos necesitaban de mucha carne, proteínas que pudiesen darle la energía suficiente para continuar su día a día, junto a sus atareadas y peligrosas labores.
        
         

─Ya, ya, nunca les pedí comida, además, yo sé soportar, es un poco difícil viendo el festín que tengo delante, pero luego se me pasa, estoy acostumbrado al ayuno ─comentó _______________ orgulloso de sí mismo, le parecía sorprendente su propia hazaña, pero realmente no lo era, solo lograba ser preocupante.
       
          

Ghoul chasqueó la lengua, se sentía extrañamente irritado, había algo que no cuadraba con las palabras del normie. Él mismo no lograba distinguir entre la broma y la seriedad de sus palabras, pues lo decía con una naturalidad que la mayoría pensaba que solo bromeaba, después de todo se hallaba sonriendo. Pero Ghoul era mucho más observador, vio por supuesto esa desgastada sudadera, entre las zonas donde las costuras estaban a punto de causar que una de las mangas se desprendiera, un poco de su piel, donde sus huesos decían lo suficiente por él.
    
       

Lo del ayuno era en serio, y eso no era para nada gracioso. ¿Cómo es que ese normie se burlaba de su propio sufrimiento?
      
        

Realmente le molestaba, y no tenía ni idea de por qué.
     
         

Sacó su propia lonchera, y tomó el sándwich de su interior, que estaba envuelto en una servilleta, el mismo lo había guardado para más tarde, pero viendo que esta situación ameritaba un poco de su generosidad, optaría por comprar algo después en la cafetería. El sándwich era muy sencillo, pero saludable; pan integral, mayonesa, jamón de pavo, queso, tomate, lechuga y germen de trigo. Deslizó el alimento hacia él, y lo miró con seriedad, entrelazando sus propios dedos esperando que lo devorara en un instante.
       
      

Los demás mirarían a Ghoul como el héroe de la situación, siempre los salvaba de los problemas, sin duda el zombie hacía honor a su nombradía.
       
        

Por desgracia, el normie no se atrevió a tocar el alimento, y ocultó sus manos en las bolsas de su sudadera, como si tuviera miedo de ensuciar la mesa. A su vez, miró aquel con pena, no iba a aceptar nunca, era demasiada comida, eso era muchísimo más de lo que solía comer en tres días. Él, de forma tan desinteresada, había dejado ir su propio alimento para que él pudiese comer, jamás se perdonaría si ellos lo trataban de tal forma por miedo.
     
         

─Ahhh, gracias, Ghoul, pero no gracias, estoy bien... Es tu comida, no te la voy a quitar ─se negó con una radiante sonrisa, pero en sus ojos se veía la vergüenza.
        
         

No quería quitarle su comida a otro muerto de hambre, aunque este ya estaba muerto, y él no.
      
        

Su corazón se sentía hecho nudo, confundido por las acciones ajenas, y sin saber si se trataba de una desinteresada amabilidad o por el contrario, de un miedo imperceptible. Odiaría que la vida de los demás se viera perjudicada si ellos trataran de corregir o ayudarlo un poco con sus problemas, le aterraba la generosidad como si fuera una peste, o por otro lado, la bondad era tan inusual que uno se espera que cualquier acto similar solo sea una broma cruel de algún payaso. Aún si ellos poseían más, no quería abusar, ya lo habían aceptado en su grupo a pesar de tener miedo de él, y eso era más que suficiente.
     
     

Ghoul frunció el ceño, ¿por qué no lo aceptó? Él no era el único que se preguntaba eso, las miradas de sorpresa eran extrañas. Se negó completamente, incluso desvió la mirada para mantener la boca alejada del sándwich.
      
         

─Argh arg agh? ─cuestionó, acomodando sus gafas como si no creyera lo que veía─. Arg arghh agh...
     
       

─No te entendí, chavo ─responde, después de todo no conocía el idioma.
      
       

─Ghoul quiere saber por qué no aceptas, si llevas días de... ayuno ─al momento que Lagoona tradujo sus palabras, la seriedad se instaló en la mesa.
       
        

Días de ayuno, eso era completamente en serio.
     
     

Él buscó una excusa, necesitaba salir de ahí o se empezaría a sentir mal. Sus ojos se detuvieron en el reloj que estaba a punto de marcar el perfecto horario de la finalización del receso, y él aprovecharía esto a su favor.
      
        

Se levantó de su asiento, y sonrió ampliamente.
     
        

─Rayos y centellas, miren la hora que es, tenemos que ir a clase... Me gustó la plática, gracias por enseñarme la cafetería, muy bonita, por cierto... Me voy, porque sino llego tarde y es mi primer día aquí, imagínense, ¿el alumno nuevo llegando tarde en su primer día? Impensable ─se excusó, alejándose lentamente del grupo─. Lamento irme sin esperarlos, soy un malvado, de verdad... Bye ~
       
        

Y se les escapó.
     
        

─Arg arghh arg arghh? ─decidió cuestionar Ghoul a sus amigos, recogiendo su comida mientras la miraba con una expresión sombría.
     
        

─La verdad no.
    
      

Nadie entendió bien lo que pasó.
     
       

Pero de algo estaban seguros, el normie era diferente, y esa diferencia comenzaba a aturdirlos. No era tan malo como creían, quizás.

5933palabras
(ᴇsᴛᴇ ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ғᴜᴇ
ᴇᴅɪᴛᴀᴅᴏ)

¿Qué les parece?

¿Me quedó bien el
capítulo o me disparo? 😍🔫

Ahre que no

Soy re troll, ¿apoco no?

Respecto al título, se
refiere más a:
El comienzo del trágico
final de la virginidad de
rayito 😔👊

El emoji, porque
para títulos soy pésima 😖

No tengo mucho que
decir respecto a este
episodio, lo único que
tengo es: Mmm,
pornogei

Y algo como: Mmm,
monster high x rayito

En fin, espero que les
haya gustado.

Gracias por leer.
  

ATTE⨾ 02 ~

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