Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Learn To Meet Him

Stuart

Las personas hablan tantas mierdas, hablan de hacer lo correcto mientras ellos emplean en su vida un antónimo de eso. La sociedad y yo tenemos serios problemas. Yo como persona tengo demasiados, demasiados defectos, me enamora la idea de ser imperfecto pero quiero ser el imperfecto que entra dentro de mis estándares. Quiero cambiar cosas en mi actitud que sé que están mal. Muy mal. Cada vez es más tedioso seguir en lo mismo, todo igual. Pues tenemos esto sin englobar otras cosas, sin hablar de mi vida en general, sólo una parte de ella. Tengo ideas, ideas muy tercas las cuales no tengo la decisión correcta para defender. Cada vez soy más débil, más vulnerable, me cuesta aún más levantarme. Mis debilidades y fortalezas, en éstos momentos me compongo de eso. Y ahora tengo tanto miedo de adentrarme en éso, de pensar en esas cosas, de lo que está pasando conmigo y en mi vida. Me estoy limitando a pensar de verdad ya que no sé lo que pasará conmigo luego de que me libere, no es liberarme en sí, sólo es aclarar mis ideas, pensar como se debe.

Tengo miedo a indagar, no quiero darle muchas vueltas a nada pero sé que en algún momento deberé hacerlo porque me conozco, conozco una parte de mí la cual explotará un día. Terminaré pensando en todo, en cada detalle y me derrumbaré.

Pero ése día no es hoy, no sé cuando será pero en éstos momentos estoy bien con mi música.

-Vaya... -giré mi vista hacia donde provenía su voz. Ella, al ver que lo había dicho en voz alta, llevó las manos a su boca- ¡Oh! Yo... Stuart, yo... Lo siento, no sabía... Yo no sabía que querías privacidad.

Su repentino sonrojo quería obligar a mis labios a llenar su rostro de besos.

-Descuida, no pasa nada -dije- ¿Me estabas buscando para algo en específico?

-Sí, sobre eso... -aclaró su garganta- los chicos están viendo un maratón del Planeta de los Simios en la habitación de Billy y Nick y...

-Te han mandado en mí búsqueda -traté de adivinar.

-Cerca -dijo- Nick me echó por sugerir ver el maratón que estaban dando en TNT de la saga de Harry Potter y me mandó a buscarte -habló pero luego frunció el ceño- aunque después analizó su "Súper idea" y me dijo que si te conseguía, mejor no volviera.

Sonreí a medias reprimiendo una carcajada mientras negaba con la cabeza.

Nick y su obsesión por nosotros.

-¿Te gustaría sentarte un rato? -la invité. Ella levantó una ceja por lo que inmediatamente la miré con ironía- Vamos, no muerdo. Además, cualquier cosa es mejor que un maratón del Planeta de los Simios.

-Te tomo la palabra -se sentó junto a mí en el césped- así que... Tocas -miró mi vieja guitarra.

Siendo cualquier otro día hubiese respondido con mi tan característico sarcasmo pero realmente no me dieron ganas.

-Si, desde los ocho años.

-Jamás había escuchado a alguien tocar así de increíble.

Sonreí ligeramente.

-Entonces supongo que eres la primera chica de 17 años que no ha de saber de la existencia de un tal Shawn Mendes o un tal Ed Sheeran.

-Ah, cierto... ¿Sabes qué? Mejor olvida lo que dije -ambos reímos un poco- esa canción... ¿Cómo se llama? Se oía genial.

-No tiene nombre, bueno, no se lo he puesto aún.

Aquello pareció sorprenderle aún más. Sus expresiones no hacían más que resaltar su belleza.

-¿Compones tus propias canciones?

-Digamos que... algo parecido -divagué entre decirle la verdad o no.

-¿Algo parecido? -repitió.

De acuerdo, ése cielo en su mirada me ha convencido.

Asenti.

-No son escritas a propósito -expliqué- son deshechos de borradores, deshechos de historias que jamás concluí, así que decidí darles un mejor uso para que no se perdieran en el olvido -sus hoyuelos se marcaron en aquella pequeña sonrisa que dejó escapar- ¿Qué?

-Vaya, a eso le llamo reciclar de manera creativa.

-Pues... gracias.

-Historias que jamás concluí -repitió- ¿Eres escritor?

-Y orgulloso de serlo -admiti. En ése momento no diferencié qué me gustó más: decirle a alguien que era escritor o finalmente admitir en voz alta lo orgulloso que estoy de que éso me haga ser yo- Creamos historias. Eso hago, cada día creo una. Ahora estoy haciendo una, quiero una de verdad, esas en las que te sientes puro e intocable. Esas que valen la pena son las que tenemos que crear, no esos recuerdos vagos. El mundo ya tiene muchas de esas.

-Siempre quise escribir una... -confesó un rato luego de echarse sobre el césped a contemplar a las estrellas presumir su brillo. Lo que aún no sabía era que su sonrisa las opacaba a todas- pero no puedo inspirarme de nada porque hablaré de todo. Necesito especificaciones... Lo siento, soy así de básica, divagaré mucho. ¿Quieres un tema en concreto? Hazme enojar, hazme reír, hazme soñar, hazme creer, llorar, has que quiera gritar hasta quebrantar mi voz, hazme explorar en cada uno de los rincones de mi ser y te haré vivir experiencias dignas de apreciar por medio de tu propia esencia y tu magia; así te enseñaré a amar fuera de ti y tus limitaciones. Te enseñaré a tus demonios y también te obligaré a ser su amigo para que descubras que sólo eres tú mismo y que sólo tienes miedo. Te haré convertir en una constelación para que seas digno de apreciar un mundo con los que amas... O simplemente háblame de ti.

...Y éste, es exactamente uno de esos momentos en los que hubiese preferido largar todo a la mierda y besarla hasta desgastar nuestros labios como ésta tarde cuando ella misma me tomó desprevenido. Aún no hemos tocado el tema, tal vez debíamos darle tiempo a que saliera solo y disfrutar de su trayecto.

Dejé mi guitarra a un lado y tomé lugar junto a ella echado en el césped.

-Siempre creo que la gente me odia, ya sabes -dije- por mi manera de ser -me encogi de hombros- que se pudran.

-Pues déjalos que te odien, algún día se cansarán y simplemente se irán, pocos se quedarán -dijo- A esos pocos... Un consejo; llamalos amigos.

Ambos liberamos un enorme y cansado suspiro antes de sumergirnos en el mar de silencio de nuestro al rededor. No se sentía incómodo. Era una de esas veces en las que callabamos todo mientra sentíamos mucho.

-¿Stuart...? -Llamó mi atención.

-¿Flynn...? -la miré, miré su hermoso perfil y sólo así noté lágrimas silenciosas rodar por sus rosadas mejillas.

-¿Qué se supone que se hace cuando...? -se tomó unos minutos para tratar de que su voz no se escuchara tan quebrada como ahora- Qué se supone que se hace cuando necesitas decir algo, lo que sea. Pero no sabes qué decir, es tanta mierda acumulada en tu mente.

¿Cómo se suponía que le diera una respuesta a éso cuando yo mismo me sentía como ella todos y cada uno de mis días?

-Yo... No lo sé...

...Y tenía razón, no lo sabía... pero de hacerlo sería un acto muy hipócrita de mi parte darle tal consejo cuando yo ni siquiera me atrevía a seguirlo. No podía quedarme callado, no con ella reprimiendo esas ganas de llorar solamente para que yo no la viera hacerlo. Debíamos matar éste orgullo si alguna vez pensábamos ser felices antes de que él nos mate a nosotros. Debíamos admitir de una vez por todas éste loco y estúpido amor.

-¿Flynn...?

-¿Sí, Stuart...? -sorbió su nariz.

Largué un enorme suspiro. Aquí vamos.

-Lamento haberte tratado así, no era yo completamente, estaba molesto... aún lo sigo estando. Perdóname, no conozco otra forma, simplemente me altero y trato de controlarlo lo mejor que puedo. Honey, en verdad te estoy pidiendo que me perdones.

-Está bien -dijo finalmente- entiendo.

No, no lo hacía o simplemente lo decía para pasar el tema pero no iba a permitirlo.

-En serio no sé controlarme cuando me molesto, mi indiferencia y apatía se vuelven más grande y sólo puedo tratarte de la peor manera.

-Stu, digo que te entiendo porque en realidad lo hago, no lo digo para hacerte sentir mejor. Yo sólo reacciono de manera agresiva cuando algo me molesta o altera de sobremanera -confesó- no me malinterpretes, yo no te golpearía, nunca, sólo me encierro, es por eso que me gusta estar sola, para no herir. He guardado tanto que...

-Simplemente exploto ante una situación de estrés o molestia severa...-Ambos nos completamos y nos sorprendió pero... extrañamente nos encantó.

-Jamás pensé que alguien sintiera lo mismo, las personas piensan que tengo problemas de ira con éste temperamento de mierda que no puedo controlar.

-No los tienes -dijo- simplemente explotas cuando tu corazón ya no resiste más golpes. En la UCLA y... técnicamente todas las universidades en las que he asistido... -rodó los ojos- piensan que soy una riquilla malcriada...

-No lo eres -dije- tienes un carácter algo fuerte y de alguna u otra forma sobresales con tu belleza en una habitación. El dinero de tu padre no tiene nada que ver porque a pesar de su posición, tienes un corazón humilde... Siento haberme tardado mucho para poder ver quién eres en realidad.

Intentó ocular aquella sonrisa. No puedo creer que estuve a punto de decirle que dejara de hacerlo, adoraba esos hoyuelos.

-No puedo creer siquiera lo que voy a decir pero Nick y Billy tenían razón -sonrió ligeramente- somos ridículamente iguales.

Compartí su sonrisa.

-Petulantes, malcriados, groseros -enumeró.

-Hostiles, sarcásticos e irritantemente inteligentes -completé.

Ambos nos echamos a reír.

-Siento haber sido tan... vil contigo.

-No necesitas disculparte.

-Claro que...

-Honey, acepté tus disculpas cuando regresaste a la oficina ésta tarde -sus mejillas se tiñeron de carmesí.

Reprimi mis ganas de decirle lo hermosa que se veía de esa forma.

-Hay tantas cosas de las que hablar que, realmente no sé cómo empezar...

-Podría escucharte el resto de la noche -confesé- después de todo, mi insomnio durante estos días es tu culpa -soltó una carcajada ante mi tono de burla aunque realmente no estaba mintiendo- hablo en serio, éstas ojeras no salieron solas.

-Creo que las mías superan a las tuyas -dijo- de no ser por esos vasos de Cocoa durante todo el día me hubiese caído del sueño sobre el ordenador.

Ambos echamos a reír pero ella se detuvo.

-¿Qué? -pregunté- ¿Qué ocurre?

-Tu risa... -dijo- es la tercera vez que la escucho en el verano.

-Ah... eso... -sentí cómo mi rostro ardía en vergüenza. ¿Qué me hacía ésta chica?

-Hey, no me malinterpretes -se apresuró a decir- me gusta, es sólo que no la dejas salir muy seguido... ¿Porqué no lo haces?

Me encogi de hombros.

-No lo sé -dije- no me rió por cualquier cosa, soy pésimo para escuchar chistes.

-¿No te gustan?

-No, no es eso. Es sólo que mi lógica termina arruinandolos. Por ejemplo ése del porqué la gallina cruzó la calle, es decir: ¿Qué demonios haría una gallina en una ciudad? ¿Cómo sabría cruzar la calle sin morir en el intento?

-Cruzó la calle para llegar al otro lado.

-¿Y qué había del otro lado para que ella tuviese que cruzar?

Ella rió.

-¿Sabes qué? Mejor olvidalo, Stu -negó para sí misma.

-Ése me gusta.

-¿Disculpa?

-El apodo. Se oye mucho mejor que Stewie -admiti.

-Pues entonces Stu se quedará.

Sonreí ligeramente.

-Gracias, Honey.

-¿Y ése porqué?

-¿Eh...?

-El apodo. El tuyo es un diminutivo de tu nombre pero Honey no es diminutivo del mío.

Cerré los ojos un rato disfrutando de la brisa y aún más de su compañía.

-Pues... Creo que en el fondo, muy, muy, muy, definitivamente muy en el...

-Okay, al grano -me miró mal por mi pequeña broma.

-Muy en el fondo creo que eres una chica dulce -admiti- malcriada, irritante y con un mal genio pero dulce al fin.

Recibí un zape en la frente por eso.

-Gracias... supongo.

-Te pesa la mano, ¿Sabías? -acaricié mi frente.

-Eso no ha sido nada. Ya quisieran mis hermanos uno de esos cada vez que toman mis cosas sin permiso.

-¿Tan terribles son?

Ella levantó una ceja con ironía.

-Convirtieron mi habitación en una cueva de solteros, hicieron una venta de garaje con mis cosas y mi ropa interior la donaron al asilo de ancianos de nuestra abuela.

Solté una carcajada.

-¿Crees que eso fue malo? Debiste ver lo que Asha y Angel le hicieron al novio de Paris el día de los inocentes -dije recordando lo que le habían hecho al pobre Josh, el sujeto no me agradaba para nada pero no por eso le iba a hacer tal maldad- las gemelas volvían de su curso de depilación de cejas y Josh dormía plácidamente en nuestro sofá.

-Oh, Dios. Dime que ellas no... -asentí afirmandole esa suposición. Soltó una carcajada- joder, son terribles.

-El pobre Josh estuvo un buen tiempo dependiendo de un marcador para reemplazar sus cejas. ¿Lo peor? Éso ocurrió a sólo un día del Prom -agregué- Paris quería ahorcarlas y las gemelas buscando refugio se quedaban conmigo en mi habitación. Eso para todas ellas es zona muerta, saben que no pueden entrar.

-Debe ser lindo tener hermanas.

-Lo es. Pero catorce ya es mucho.

Ambos soltamos una pequeña risa y sin otra cosa que decir, seguimos contemplando las estrellas desde ése ángulo un buen rato más. Mi mente tenía una lucha mental entre si debía dar el primer paso o quedarme callado como justo ahora lo estaba haciendo, es decir, ella ya había dado el primer paso y ahora dependía de mí dar el siguiente pero no se me ocurría cómo empezar.

Hasta que un recuerdo vino a mí.

Entonces me volví a sentar y busqué el pequeño cuaderno de canciones bajo mi guitarra. Estaba ahí para que el viento no se lo llevara volando.

Revisé y revisé hasta que encontré lo que tanto buscaba. Destapé el marcador y con la otra mano, subí la manga de mi suéter.

-¿Qué haces? -se sentó un poco más cerca- Stuart, ¿Qué demonios...?

Terminé de escribir lo que estaba haciendo en el interior de mi muñeca y tapé nuevamente el marcador.

-Esto.

Frunció el ceño.

-¿Porqué escribiste mi nombre en tu muñeca con marcador?

-¿Recuerdas lo que te dije ésa vez en el área de descanso? Algo referente a esto -señalé su nombre en mi muñeca.

-El día en que admita que estoy completamente enamorado de ti, ése mismo día me tatuaré tu nombre en mi piel -murmuró mis propias palabras aún procesandolo todo- Oh, Dios. ¿En verdad...?

Hice una mueca mientras miraba mi muñeca.

-Eh, si... Ya es muy tarde para que los locales donde se hacen esos estén abiertos pero soy un hombre de palabra. Mañana mismo cumpliré mi promesa -rasqué mi nuca un poco apenado- ¿Tiene alguna validez lo que dije anteriormente si te digo que esto es un marcador permanente?

Su sonrisa quería salir, moría por salir al igual que yo moría por apreciarla internamente.

-Tú... tú... -balbuceó- Tú... ven aquí, estúpido.

Y sin darme tiempo a reaccionar, ella se abalanzó sobre mí haciendo que ambos volvíeramos a caer al césped. Sus ojos azules en ése momento competían con las estrellas para ver quién brillaba más.

Volví a sentir sus labios en el mismo día y juro que creí que iba a desfallecer en ése momento.

Adiós orgullo, adiós ego.

Estoy loca y estúpidamente enamorado de ella.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro