Capítulo 7
–¿Qué demonios te pasa, Kyungsoo? Sabes muy bien que no me gusta verte así de triste. Se supone que tienes que estar alegre de haber salido de hospital, de estar de nuevo en la universidad y pasar tiempo con tus amigos. ¡De haber sobrevivido a un accidente y una enfermedad que pudo matarte! Agradece que puedes todavía estar al lado de las personas que amas y levantarte cada día– con los brazos en alto, Baekhyun recitó sus palabras como si fuera un poema.
–Dramático– Chanyeol lo empujó un poco, haciendo que el muchacho perdiera el equilibrio. –Sólo vinimos a ver a su amigo del hospital, no es necesario que le recuerdes las razones por las que tuvo que estar aquí y peor exagerarlas de esa forma.
–¡Sólo me internaron por precaución! Maldición, Baek, esto ya no se trata de mí, tenemos que ayudar a Jongin– intervino Kyungsoo haciendo gestos casi infantiles.
–¿Vamos a pedirle que me dibuje? Tienes que admitir que ese chico es un maldito genio.
Chanyeol le lanzó una mirada asesina y de reproche a Baek que respondió con un "¿Qué?" alzando las manos y los hombros. El más alto negó con la cabeza frustrado y se frotó las sienes con el pulgar y el índice.
–Jongin dibuja maravillosamente, te quedarás impresionado. Estará muy feliz de ver que llego con ustedes. Siempre se quejaba de no tener amigos de su edad, estoy seguro de que va a estar encantado con tanta gente.– Kyungsoo no parecía afectado por las palabras de Baekhyun, como Chanyeol pensó en un inicio, más bien se veía entusiasmado.
–Tal vez conmigo, pero si Baekhyun sigue actuando de este modo, tendremos que excluirlo– comentó severamente el gigante y el aludido de inmediato abrió su boca todo lo que pudo, colocando su mano sobre el pecho con clara muestra de indignación.
–¿Cómo te atreves?
–Recuerda que vamos a visitar a alguien que está enfermo, tienes que ser delicado con todas las cosas que haces. Piensa antes de hablar, recuerda que es una persona importante para Kyungsoo, lo ayudó mientras nosotros no podíamos y ahora mismo está muy preocupado por él.
–¿Qué intentas decir? ¿Que soy un insensible?– Baekhyun entrecerró los ojos, mirando fijamente a su enorme amigo.
–No, intento decir que mantengas tu enorme bocota cerrada a menos que vayas a decir algo lindo para que Jongin se sienta mejor. Sólo halagos, nada de críticas, ¿escuchaste?
–¡Ahora soy un criticón, metiche y mete pata! Vaya, Chanyeol, la imagen que tienes de mí me admira. ¡Me haces tan feliz!
–¡Sólo espero que seas cuidadoso! No estoy diciendo nada malo– el más alto de los tres se cruzó de brazos y Kyungsoo supo que debía intervenir.
–Ya, ya. No es hora de pelear. Les agradezco mucho su compañía y su buena voluntad– el chico le dirigió un guiño cómplice a Chanyeol. –Y, a pesar de que hay que tener cuidado, no tratemos diferente a Jongin. Una de las razones por las que estaba tan agradecido y cómodo conmigo, es porque yo no sabía nada sobre su depresión, así que jamás dije nada al respecto y todo fue normal. Eso es lo que quiere: amigos de verdad. ¡Y no conozco mejores amigos que ustedes! Va a ser tan afortunado al tenerlos como yo.
Baek abrazó a Kyungsoo y él le correspondió, Chanyeol asintió con la cabeza y acarició sus cabellos al mismo tiempo, luego hizo alguna broma hasta que finalmente llegaron al edificio. Como ya conocía el camino, el laberinto que se decía llamar hospital no fue un problema para Kyungsoo, que avanzó con seguridad hasta la habitación 88 de psiquiatría. Una enfermera conocida lo saludó en el camino y le dijo que se veía muy sano, pero estaba ajetreada y se retiró. La mujer en la estación, era nueva, así que preguntaron por Kim Jongin con algo de timidez.
–¿Kim Jongin? ¿Es usted familiar?– se veía sorprendida, como si alguien visitando al chico fuera extraño y eso le dolió a Kyungsoo profundamente.
–No, soy su amigo. Estuve internado aquí un tiempo y nos hicimos cercanos. No pude despedirme por las "terapias" y prometí volver– Kyungsoo hizo el mismo gesto de comillas con sus dedos, tal como había hecho la otra enfermera, para que se supiera que sabía de lo que hablaba.
–Oh, lo siento tanto. Jongin sigue mal estos días, lamento decirte que las visitas son limitadas exclusivamente a su familia. Puedo hablar con él y te llamaré cuando quiera verte. Puedes dejarme tu número y tu nombre– amablemente, la mujer le extendió un papel en blanco y un lápiz. El chico anotó sus datos con el ceño fruncido, estaba frustrado.
–Regresaré de todas formas, gracias.
El camino de vuelta a la facultad fue callado e incómodo. Ni Chanyeol, ni Baekhyun sabían que decir en un momento como ese. A pesar de su insistente optimismo, el gigante prefirió respetar el silencio impuesto por Kyungsoo hasta llegar a su cuarto. Con una sonrisa fingida, apenas si los despidió y cerró la puerta, sin invitarlos a pasar siquiera. Así fueron los cuatro días siguientes. Kyungsoo parecía estar tranquilo, asistía a clase y hacía todas sus tareas, peleaba con Kris por el aseo de la habitación. También comía con ganas y se puso al corriente con todo lo que se perdió mientras estuvo en el hospital. Pero, llegada cierta hora de la tarde, le rogaba a sus amigos que fueran de paseo. Ese era su código para darles a entender que quería ver a Jongin. Caminaban al hospital universitario y regresaban con las cabezas gachas. Kyungsoo bajaba los hombros y tenía la moral por lo suelos. Su amigo seguía mal. El quinto día cayó en fin de semana. Baekhyun dudó en acompañarlo y le dijo a Chanyeol que se estaba convirtiendo en una obsesión dañina, pero el gigante lo convenció de intentarlo por última vez.
–Los fines de semana, las enfermeras cambian los turnos, es probable que la chica de hoy no nos conozca, así que debemos contarle todo para que nos deje verlo– con entusiasmo, el chico explicó las normativas del lugar, como si hubiera vivido ahí por mucho tiempo. Su conocimiento, era simplemente la experiencia del mismo Jongin. El chico le había contado y explicado cómo eran las cosas en caso de que quisiera visitarlo.
–No te sientas muy triste si no puedes verlo hoy, pero tampoco pierdas la esperanza– le aconsejó Chanyeol y Kyungsoo respiró hondo, aceptando las palabras bienintencionadas de su amigo.
Avanzaron por el ya conocido pasillo que habían visitando cinco días seguidos, hasta que se escucharon unos pasos detrás de ellos. Kyungsoo se volteó más por instinto que por otra cosa y reconoció ese rostro sonriente que se acercaba cada vez más.
–¡Kyungsoo! ¡No puede ser! ¡Viniste, en serio viniste!
–¡Jongin!
Ante la sorpresa de sus amigos, Kyungsoo recibió en sus brazos al otro chico como si fueran personas muy cercanas que no se habían visto desde hace demasiado tiempo y que por fin tenían su emocionante reencuentro, después de extrañarse. Estuvieron pegados el uno al otro por largos minutos y finalmente se separaron para verse cara a cara.
–¡Te ves muy bien! ¿Cómo has estado?– la pregunta fue más una cordialidad que nada, Kyungsoo no se dio cuenta de lo que podía significar decirlo. El rostro de Jongin se ensombreció por un momento, pero se recobró al cabo de unos pocos segundos.
–No estuve muy bien. Tuve un sueño bastante feo, si soy sincero. Fue muy extraño, incluso doloroso. Estaba muy triste, Kyungsoo, muy triste. Pero hoy me levanté, tomé una ducha y decidí almorzar. Leí tu carta de despedida muchas veces, muchas, muchas veces. Fui feliz con cada palabra y te lo agradezco– Jongin bajó la mirada por un momento y su sonrojo débil no pudo ser percibido por Kyungsoo. –Mi corazón late fuerte ahora que estás aquí– susurró y el otro muchacho abrió sus grandes ojos con sorpresa, enseguida lo abrazó otra vez y fue correspondido de inmediato. –¡Estoy muy feliz de que hayas cumplido tu promesa!– con voz alta y segura, el enfermo le dejó saber a su amigo que lo decía en serio.
Baekhyun se aclaró la garganta exageradamente, esperando ser tomado en cuenta y, sólo en ese momento, la burbuja en la que estaban metidos se reventó, haciéndolos volver a la realidad.
–Jongin– le llamó el mayor. –Hay dos personas que quieren conocerte, son mis amigos. Les he hablado tanto de ti que quisieron venir conmigo hoy.
Con su bata de hospital y mirada tímida, el chico inclinó un poco la cabeza hasta tener a su vista a dos personas que no habían sido tomadas en cuenta por su emoción de ver a Kyungsoo. La primera, era un chico más alto que él mismo, con orejas grandes, sonrisa exagerada y un brillo especial en los ojos que le da un aire de amabilidad y seguridad. La segunda, era un chico más bien bajito, su ropa y su peinado llamaban la atención por lo muy bien escogidos que resultaban. Tenía los brazos cruzados y una expresión que decía mucho, pero a la vez parecía no querer mostrar nada, como si quisiera ocultar algún tipo de picardía.
–Hola– el gigante agitó su mano rápidamente y dio un paso, como esperando ser invitado a acercarse más.
–¡Eres Kim Jongin, diecinueve años, un excelente dibujante! Si me preguntas, podrías ir a la universidad para hacer retratos y terminarías teniendo tu propio local– el más bajo recibió un codazo del alto muchacho y Jongin soltó una carcajada.
–Saben hasta mi nombre. ¿Ellos son los amigos de los que me hablaste?– consultó un poco menos nervioso.
–Sí, son Chanyeol y Baekhyun. Te conté muchas cosas sobre ellos, ¿lo recuerdas, verdad?
Jongin extendió su mano y el gigante fue el primero en estrecharla, presentándose con una encantadora sonrisa y dulces palabras. Baekhyun fue igualmente amable, pero un poco más chispeante y juguetón.
–Yo soy Baekhyun y debo decirte que estoy encantado con tus dibujos– después de sus palabras, recibió otro codazo. –¿Qué? ¡Es un halago!
–Cuando salga de aquí me pondré el puesto de retratos– bromeó Jongin intentando acoplarse lo más que podía a los amigos de Kyungsoo, pero él interrumpió la conversación de inmediato.
–Podrías estudiar artes en la universidad. ¿No suena eso más razonable?
–Definitivamente– comentó de inmediato Chanyeol –La universidad es un lindo lugar, lleno de bobos, pero lindo– Baekhyun le sacó la lengua entendiendo el mensaje en su contra y se interpuso entre el gigante y su nuevo amigo para seguir hablando.
–Pero tú ya tienes amigos, así que no tendrás la mala fortuna de encontrar ningún bobo en el camino, porque estaremos ahí para ti.
–¿En serio?– la mirada llena de esperanza de Jongin llena de ternura el corazón de Kyungsoo. Repentinamente estaba más erguido, tenía las mejillas sonrosadas y expresión alegre. Ese era el Jongin que quería ver.
–Claro que sí– aseguró Baek altanero –Hemos venido a verte por todas la cosas lindas que Kyungsoo nos contó de ti. Tenemos tanto en común y tenemos la vida entera por delante, niño.
Jongin los invitó a su cuarto y con toda la cortesía. Una de las enfermeras les ofreció algo de té, entusiasmada de ver al chico con tantos amigos visitándolo. Parecía un niño pequeño, mostrando todo en su habitación, entusiasmado con la idea de tener el interés de personas sólo porque Kyungsoo había hablado sobre él. Fue una tarde agradable, llena de bromas y ambiente juvenil, algo que le venía de maravilla al estado de ánimo de Jongin. Estuvieron tan emocionados, que los cuatro chicos hicieron un horario de visitas que cuadrara perfectamente con sus clases y horas libres. Jongin dijo que siempre estaba disponible, aunque eso no fuera precisamente cierto.
–Entonces, ¿nos vemos la próxima semana?– Baekhyun abrió los brazos esperando que Jongin correspondiera al afecto, el chico finalmente se acercó y se dejó apretar como despedida, se sentía un poco incrédulo aún.
–Fue un placer conocerte, espero que no te asustemos con nuestras personalidades– Chanyeol también quiso un abrazo y el interno empezó a pensar que podía acostumbrarse a este tipo de cosas, algo que no le molestaba en absoluto si lo pensaba bien.
Cuando los tres muchachos se retiraron, un par de enfermeras ayudaron a Jongin a dejar todo en orden, luego se quedó en su cama con una sonrisa radiante mientras empezaba a hacer alegres bocetos.
–Es algo indignante que el padre de Jongin lo deje en semejante estado, cuando tres amigos lo ayudan tanto. Debería darle vergüenza– comentó una de las dos mujeres. Su colega, desde la estación, mira el entusiasmo y el cambio total en la actitud del paciente.
–Debería ser su padre quien lo alegre y no lo deprima. ¿No crees?
–Su pobre mamá sufre tanto con eso. Es bueno que al menos ella y sus nuevos amigos lo ayuden a sobrellevar su enfermedad.
–Es verdad.
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