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Capítulo 4

Llegó el viernes. Kyungsoo se despertó exageradamente pronto ese día. No había visto a Jongin desde su rápida visita de dibujante y tampoco había salido de la habitación para tener oportunidad de curarse por completo y llegar al día de la bailoterapia totalmente sano. El cuaderno con los bocetos había estado torturándolo todo ese tiempo, rogando que rompa su promesa y revise todos los secretos de artista que Jongin quería guardar para sí mismo. Pero fue fuerte, valiente y lleno de fuerza de voluntad para respetar la promesa que le había hecho.

Su espera fue eterna, como si el reloj no fuera capaz de marcar las diez de la mañana, así que para su tranquilidad y evitar la creciente ansiedad, decidió que saldría de la habitación treinta minutos antes para ir al lugar donde Jongin estaría. Le entregaría su cuaderno de bocetos, jurando que no había visto nada. Kyungsoo tuvo que tomarse la temperatura y hacerse una revisión general para poder salir, afortunadamente todo estaba normal y su semblante se veía bastante bien. Eso le tomó por lo menos veinte minutos y la ansiada hora estaba a punto de llegar.

Kyungsoo salió del edificio con el cuaderno pegado a su pecho, caminando rápidamente con la clara intención de que nadie se interponga en su camino. Quería llegar lo antes posible para ver a Jongin y dejar de esperar. Aprendió que la espera es un sentimiento horrible y detestable.

–Miren esto, nuestro Kyungsoo-ah viene a la bailoterapia– una de las enfermeras lo llamó, el chico sonrió y negó con la cabeza. Su intención no era bailar, sólo quería ver a Jongin.

–¡Llegaste!– El brazo de Kyungsoo fue atrapado por su entusiasmado amigo, que saltaba señalando el lugar donde estaban todos preparándose.

–Oh, no, no, no, no. Jongin, yo no sirvo para bailar.

–¿Entonces para qué te invité? Vamos, te dejaré estar al frente conmigo– Jongin lo empujó  para llevarlo a la pista.

–Traje tus dibujos. Te juro que no miré ni uno solo– en su triste intento de escapar, mostró el cuaderno agitándolo con ambas manos. Jongin hizo un gesto de desinterés y se lo retiró de las manos.

–Hablaremos de eso luego, estamos a punto de empezar– con entusiasmo, tomó su muñeca y lo llevó hasta el lugar donde estaban los parlantes y fue él mismo quien prendió la música para empezar el programa.

–Por favor, Jongin– susurró Kyungsoo avergonzado. –Soy pésimo en esto, por favor..

–Y yo soy excelente maestro. No seas aburrido, vas a hacerlo bien.

Media hora. Treinta minutos de tortura. Mil ochocientos segundos de agonía, de vergonzoso sufrimiento. Jongin en serio parecía haberlo disfrutado y lo elogió por su habilidad para seguirlo. Se movía de ahí para allá, haciendo que todos esos enfermos tristes y adoloridos compartieran su alegría y sus encantadores movimientos.

Cuando finalmente acabó, Jongin estaba sudando de tanto esfuerzo físico y aún así se dejó abrazar, especialmente por las abuelitas mayores quienes aprovechaban de esta iniciativa para mover sus cuerpos. Las enfermeras secaron y acariciaron su rostro, dándole apoyo. "Lo hiciste muy bien, cariño". "Me encanta tu espíritu el día de hoy, Nini" "Sigue así, es bueno verte feliz"

–¿Nini?– Kyungsoo se acercó a Jongin y él se sonrojó con la pregunta. 

–Suelen ser muy cariñosas, no te burles– el chico se tapó el rostro y rió un poco.

–No me estoy burlando, en realidad suena muy tierno.

–No quiero verme tierno. Es decir, por más que a veces pueda juguetear soy un adulto ya. ¡Tengo  diecinueve años, por favor!

–Esta bien, esta bien– el mayor calma los ánimos alterados del chico y sonríe. –Es viernes, Jongin, he bailado y he dejado que la señora Jung del geriátrico me abrace toda la última canción. Merezco mi premio.

De inmediato, Jongin supo a qué se refería y fue a buscar su cuaderno de bocetos. Kyungsoo estaba anormalmente emocionado, había luchado contra él mismo para no curiosear, ahora por fin estaba a punto de verlo. Podía incluso sufrir de una decepción, pero la felicidad parecía ser más grande.

–Está bien si los viste– comentó Jongin, con una sonrisa extraña, pero el chico negó con la cabeza.

–¡No lo hice! Lo pensé, pero no lo hice. Respeté tus palabras y tus deseos, es tu derecho como artista reservarte el proceso. Como olvidaste tu cuaderno, puede que no esté acabado... pero me dijiste viernes, y así como yo cumplí mi promesa, espero que tú cumplas la tuya.

–Si lo terminé. Posaste la primera vez y luego le di forma, en tu cuarto le di bastantes detalles y logré acabar. Si te sientas ahí cinco minutos podré darle los últimos toques.

Kyungsoo obedeció de inmediato y tamborileó los dedos de ambas manos en su pierna, mientras esperaba que Jongin terminara su duro trabajo. El otro muchacho estaba sentado, a una altura mayor que la suya y movía su lápiz rápidamente, sabiendo exactamente lo que hacía. Luego llegó el turno del borrador, fue cuidadosamente llevando la goma de un lado a otro, mirándolo varias veces, asegurándose que todo estuviera bien.

–Está terminado– anunció Jongin y Kyungsoo se puso de pie. Justo en ese momento, una de las enfermeras apareció detrás del artista y abrió los ojos sorprendida.

–¡Eres un genio, querido! Es impresionante– la mujer acarició el cabello de Jongin con cariño y les sonrió a ambos. 

Kyungsoo apenas si respondió el gesto. No quería ser descortés, pero estaba decepcionado por no ser la primera persona que viera el dibujo. Jongin lo notó, así que se apresuró a entregarle lo prometido. La primera mirada fue suficiente, unas gordas y pesadas lágrimas se acumularon en sus ojos y resbalaron por su blanca piel con una facilidad abrumadora. Sus grandes ojos se mantuvieron pegados al papel durante unos largos minutos. Cuando finalmente alzó la mirada, encontró la del otro chico que está desconcertado, pero también parece agradecido. 

–¿En serio nunca viste los dibujos?

–No lo hice– respondió en un susurro, todavía conmovido. –Jongin... soy yo. En serio soy yo.

–Dije que te dibujaría– la reacción de su amigo fue totalmente diferente a la que esperaba, así que no supo cómo reaccionar al verlo tan conmovido. 

–He visto tus dibujos, son increíbles. Pero este en serio soy yo,  como si hubieras tomado una fotografía en blanco y negro.

–Estás siendo u poco exagerado, pero en serio me alegra mucho que te guste.

–¿Puedo quedármelo?– quiso saber el mayor de los dos, totalmente entusiasmado.

–Es mi regalo para ti.

–¡Oh, gracias!– Jongin no dijo de nada, pero su rostro expresaba que estaba un poco incómodo, aunque también se lo veía feliz. Kyungsoo supuso que tal vez no estaba acostumbrado a recibir halagos y estaba dispuesto a cambiar eso.

–Espera a que Baekhyun vea esto. Se va a poner como un loco. Incluso querrá pagarte para que le hagas uno así de él. Es que es impresionante, Jongin. Podrías hacerte rico dibujando así, ahora entiendo a qué te referías con artista.

Jongin se rascó la nuca y miró para otro lado, sonrojado. Se dio cuenta que llevaba puesto un calentador y una camiseta negra, que su cabello estaba como siempre despeinado, estuvo consciente de que se veía diferente. Siempre pensó que la bata de hospital le daba a las personas un aire de enfermedad, incluso si su semblante estaba bien. En medio de sus pensamientos, encontró los ojos de Kyungsoo y sus mejillas se pintaron de un bonito tono carmesí.

Por otro lado, Kyungsoo le encontró sentido al sueño que consideró absurdo en su momento  y lo comprendió todo. Pensó en lo extrañas que eran las mentes de las personas y cómo ciertos detalles pequeños podían terminar siendo tan representativos. Las miradas, los susurros, las caricias. También están las virtudes y los defectos de las personalidades, todos esos detalles pueden hacer que una persona se enamore de otra o provocar que ese mismo amor termine.

Su corazón latió con rapidez. No negaba que se había sentido atraído por el Jongin seductor de cuerpo atlético, rasgos regulares y bonitos. Pero esas características no eran nada comparadas con el Jongin de sentimientos puros y bondad casi infantil. Kyungsoo estaba cayendo por la mezcla de las cosas que le gustaban. Y no podía saber si querer al muchacho era malo o bueno. Su primer pensamiento parecía un mal presagio: Jongin estaba enfermo y todavía no sabía con qué. Su apariencia saludable le daba esperanzas y quería creer que no era nada malo. Estaba internado, pero podía salir y divertirse con otras personas fuera de su habitación. Kyungsoo no había hecho preguntas para no incomodar a su sensible nuevo amigo, ya que si lo mantenía en secreto era por algo. 

–Me alegra mucho, en serio– Jongin interrumpió sus pensamientos. –Me emociona que te haya gustado. Si me dejas, la próxima semana puedo hacer otro para ti... o para tu amigo, si es que viene por aquí.

–Oh– Kyungsoo sintió una punzada dolorosa en su pecho en ese momento por lo que estaba a punto de decir. –Cuando venga a visitarte podrás dibujarme todo lo que quieras. Seré dado de alta pronto y el lunes ya debo que ir a clase– un inevitable suspiro se escapó. –Pero vendré con frecuencia como te prometí– añadió enseguida. 

Silencio. Un largo silencio se mantuvo mientras Jongin parecía sentirse cada vez más incómodo. Kyungsoo intentó convencerlo de que volvería y no lo olvidaría, pero el menor de los dos parecía querer irse. Se despidieron sin mucho entusiasmo y Kyungsoo se quedó con un mal sabor de boca. Tendría que demostrarle con hechos que cumpliría su promesa. 

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http://rebloggy.com/post/wip-kyungsoo-exo-fanart-d-o-exofanart-i-know-ive-been-drawing-a-lot-of-kai-a/99159087919

No sé quién hizo esta obra de arte, pero este es el link donde lo encontré. Créditos totales a la autora o al autor y que alguien le diga que soy su fan. Si llega a leer esto, casi lloro como Kyungsoo cuando lo vi por primera vez.

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