Capítulo 3
La fiebre de Kyungsoo era mínima, pero lo suficientemente alta para que la enfermera no le dejara poner un pie fuera de la cama. El chico estaba evidentemente frustrado. No se sentía mal, pero no debía exagerar o exponerse. Así que, por orden del médico, estaría todo el día en la cama, para poder estar sano para el viernes y no fallarle a Jongin.
No había forma de decirle a su amigo que no tendría la oportunidad de pasearse por el hospital, porque Jongin no tenía teléfono celular, así que se le ocurrió mandarle una notita a través de su enfermera de confianza. Media hora después, mientras Kyungsoo intentaba dormir sin conseguirlo, la imagen de su amigo apareció frente a sus ojos. Traía consigo un cuaderno de bocetos, el cabello alborotado, la bata del hospital y una chaqueta roja de tela gruesa encima. No dijo nada cuando entró, se limitó a sonreír y se sentó en una banca cercana a la cama y usaba sus rodillas como apoyo para ponerse manos a la obra.
Acostado como estaba, Kyungsoo no tuvo que preguntar qué estaba haciendo , ya que tenía la seguridad de que esas manos estaban perfeccionando los detalles de su dibujo, así que se dedicó a observar cómo trabajaba. Y eso lo relajó. Jongin se veía tan concentrado, tan metido en su mundo, que era una terapia admirarlo. El silencio no era incómodo, era placentero. Incluso el hecho de que no se saludaron no se sentía como algo descortés, tampoco la habitación se sintió callada o vacía porque no hablaban.
–¿Terminaste?– recostado todavía, el mayor se atrevió a interrumpir el trabajo del artista.
–No importa cuanto lo pidas, no podrás verlo hasta que acabe realmente– leyendo sus pensamientos, Jongin respondió, guardando sus cosas para prestarle atención.
–Vaya, eres realmente estricto con tus reglas.
–Me hizo muy feliz recibir tu nota, así fuera para malas noticias al principio, por lo menos estabas preocupado en hacerme saber que pasó y no esperarte pensando que te habías olvidado de mí.
–Cambiar de tema no va a hacer que deje de querer una respuesta– Jongin dejó salir una risita culpable y se rascó la nuca.
–Ya te lo dije, el artista tiene que reservarse sus placeres para si mismo. Y hablo en serio cuando menciono lo de la nota, en verdad me alegra saber que somos buenos amigos.
–Eres una persona increíble, Jongin, estás lleno de virtudes y casi sin defectos. ¿Cómo alguien no querría ser tu amigo?
–En serio no me conoces aún– una sonrisa triste se apoderó de sus labios. –Tal vez cuando dejes de creer en esas bonitas palabras ya no quieras venir a visitarme y no cumplas tu promesa– Kyungsoo se incorporó al escucharlo y negó exageradamente con la cabeza.
–Este rato ya no puedes deshacerte de mí, en serio quiero que sigamos siendo amigos, Jongin.
–Supongo que la lástima ayuda bastante– hubo una pausa y sus miradas se encontraron. –De todas formas estoy muy agradecido por tu intención.
Kyungsoo estaba a punto de soltar palabras hirientes relacionadas con su autoestima y su actitud, pero se frenó a tiempo. Tenía que recordar que no sabía exactamente por qué Jongin estaba en el hospital y podía meter las patas, cometer un grave error que podría tener consecuencias graves para el chico o la amistad que tanto habían estado prometiendo mantener.
–Estuve buscando cosas naturales con forma de corazón, pensé en muchas cosas, pero no mucho se me ocurrió.
Y ahí estaba una de las principales armas de Jongin, pensó el chico, cambiar de tema cuando las cosas se ponían feas. Por esa vez, decidió que lo mejor era seguir la corriente en vez de ir en contra, como lo haría normalmente.
–¿Qué encontraste hasta ahora?
–Bueno, pensé en piedras. He visto piedras con forma de corazón. Raíces y ramas de árboles, frutas, tal vez alguna mariposa. Y tus labios. Tus labios son naturalmente un corazón.
Jongin juntó sus manos y les dio a sus dedos la tan mencionada forma, mirando a su amigo a través de ellos. A Kyungsoo sintió sus mejillas arder. Para disimular, y muy mal por su puesto, se movió un poco e intentó taparse con las mantas. Jongin lo miró y confundió su vergüenza con incomodidad. El mayor no tenía por qué saber que estaba lastimando la sensibilidad de Jongin, quien bajó sus brazos y sonrió levemente.
–Es hora de irme. Debes estar cansado y sería mejor si te recuperaras.
–No te vayas– el pedido, casi como ruego, le salió a Kyungsoo de manera muy natural. El menor paró en seco cuando lo escuchó y se volteó lentamente, sorprendido.
–¿No estás cansado ya?– inquirió, como intentando justificar su fracasado intento de huida.
–No, me tengo que pasar el día entero en cama, lo último que quiero es estar solo. Dieron de alta a la persona que estaba aquí incluso antes de que yo llegara y... tú me agradas.
–¿De qué te gustaría hablar, entonces? Ya que no podemos hacer nada más que eso– Jongin volvió a sentarse y dejó sus cosas a un lado para estar más cómodo.
–No lo sé, me he dado cuenta de que la mejor persona para dar un tema de conversación interesante siempre eres tú.
–Sólo digo las cosas que se me ocurren cuando estoy tranquilo o feliz, no siempre son buenas ideas. Por ejemplo, a veces se me da por pensar que algún día las personas vana a ser capaces de ir a otros planetas o a las estrellas más lejanas como ir a la tienda de la esquina, pero me siento triste porque es una lástima que nosotros ya no estaremos vivos para ver eso. Creo que la palabra correcta es divagar.– Kyungsoo sonríe animado y piensa que es un buen tema para conversar.
–¡Pero piensa positivo! ¿Qué harías si pudieras ir a las estrellas como ir a la tienda de la esquina, Jongin?
–No lo sé, tal vez te traería un recuerdo lindo.
Jongin se acercó un poquito más y acarició su cabello. No pasó mucho tiempo hasta que se puso de pie y abandonó el lugar con una sonrisa, sin decir adiós, igual que cuando llegó. Dejó sus cosas de dibujo, tal vez con la intensión de que su amigo perdiera la batalla contra la curiosidad o sólo porque las olvidó, Kyungsoo no podía saberlo, pero luchó contra sus ganas de curiosear. Estaba por hacerlo cuando recordó que Jongin quería guardar el proceso creativo para él. En contra de todo pronóstico, no tocó el cuaderno de bocetos y se prometió devolverlo al siguiente día al cruel dueño que parecía querer tentarlo. Esa noche, Kyungsoo soñó pensando en los dibujos.
***
Estaba oscuro, muy oscuro. Sólo se podía ver negro alrededor. Sumido en esa penumbra, Kyungsoo estaba un poco confundido. Entre el mareo y el calor, sintió latir dos corazones y sabía que uno era el suyo. Suaves susurros se escuchaban mientras Kyungsoo flotaba como si estuviera en una enorme laguna a veces cerca, a veces lejos de los latidos ajenos. Con pesar, el chico se atrevió a finalmente abrir los ojos.
Era Jongin quien estaba tan cerca, yendo hacia él con los brazos abiertos, como si no tuviera nada que ocultar. Siempre con su cabello negro despeinado y su bata de hospital. Kyungsoo no se movió, esperaba que el otro muchacho llegue, pero Jongin se detuvo aún con el abrazo esperándolo, pero negó con la cabeza, él era quien tenía que acercarse. El menor esperó por un rato, pero ante la negativa, se alejó. Kyungsoo se hundió entonces en esa marea que se movía y empezó a sentir como se ahogaba. Se vio a si mismo viviendo solo, en una casa vacía y fría, anhelando abrazos y besos que no podía conseguir.
Pataleó desesperado por la falta de aire hasta que logró salir del agua. Cuando llegó a la orilla, tosió fuerte, intentando recuperarse. Jongin estaba a pocos metros, parado ahí sin dejar de observarlo un segundo. Los paisajes alrededor estaban pintados y dibujados por él, Kyungsoo se había metido en su mundo. Y por mucho que luchara, no era capaz de acercarse.
–¡Ayúdame!– gritaba agitado, mientras las olas lo retenían dentro del agua.
–¿Has vuelto en el día cuando me dejaste solo por la noche?– Jongin cayó de rodillas mientras le extendía una mano que no lograba alcanzar.
–¡Estoy aquí!– exclamó, gritando hasta quedarse rojo.
–¿Sabes lo que eso significa para mi? Abre los brazos, Kyungsoo.
–¡Ayúdame!– insistió, pero no podía hacer lo que se le pedía.
–¿Por qué lo ocultas, Kyungsoo? ¿Cómo es que puedes ocultar tu corazón?
–¡Sálvame, voy a ahogarme aquí!
–Kyungsoo.
–¡No me dejes aquí! ¡Ayúdame!
–Kyungsoo, Kyungsoo– repetía el chico incansable, mientras el mayor lloraba, retorciéndose en el agua.
***
–Kyungsoo. ¡Kyungsoo! – Baekhyun movía a su amigo para que se despertara, el muchacho se revolvía en la cama, con lágrimas en los ojos.
–¡No! ¡No!
–¡Despierta! Estás asustándome, maldición ¡KYUNGSOO!
Por fin, el chico abrió los ojos y respiró tan hondo como pudo, mirando a su alrededor como si alguien fuera a descubrirlo. Baekhyun no movió un poco, intentando no armara un escándalo. Finalmente, cuando se tranquilizó, le dio un vaso de agua y acarició su rostro hasta que su respiración se calmó, aunque su corazón seguía latiendo a mil por hora.
–¿Estás bien? Diablos, Kyungsoo estaba a punto de llamar a las enfermeras. ¿Tuviste una pesadilla?
–No– el chico bebió el líquido desesperadamente por culpa de la sed que lo atacó en ese instante.
–¿Entonces, qué? Parecías un loco, revolviéndote como si algo te fuera a atrapar.
–Fue un sueño extraño, pero no creo que sea una pesadilla. Pero Baek– al fin empezaba a darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor. –¿Qué haces aquí?
–Traje tu computadora, le hice ojitos a la enfermera para que me dejara entrar. Casi me salen las lágrimas contándole que eres un estudiante dedicado que no quieres perder tu beca de bienestar social por no entregar los trabajos a causa de esta terrible enfermedad.
–Baek– Kyungsoo alzó su ceja izquierda y lo miró con impaciencia. –Yo no tengo una beca de bienestar social y tampoco una terrible enfermedad.
–Sí, pero las historias aburridas no se venden. Estoy fuera del horario de visitas y no tengo mucho tiempo para esto, debo regresar al dormitorio. Seguramente Lay llamará a la policía si no me encuentra, sabes como es, todavía confunde un poco las palabras. Cuando te encontré asustado, dejé todo en la silla, pero lo voy a acomodar. Mañana puedes empezar a trabajar. Supongo que tienes acceso a internet, ¿verdad? Porque te mandé todo por mail.
–Gracias, en serio gracias– Kyungsoo se acomodó un poco y se dio suaves palmadas en el rostro para terminar de despertarse.
–¿En serio estás bien? Te ves como si hubieras visto un Gumiho, ¿todavía conservas tu hígado? ¡Sácate la ropa, voy a inspeccionar!
–No es gracioso. ¡Ya, no levantes la manta! Fue sólo la impresión, pensé que el sueño era real, es todo.
–Oh, oh, definitivamente me ha pasado– comentó Baekhyun emocionado. –Una vez soñé que Chanyeol me hizo enojar y creí realmente que era cierto. Se pasó el día entero preguntándome por qué estaba molesto y, cuando por fin se lo dije, me hizo caer en cuenta que eso no había pasado y noté que lo había soñado, que fue toda una confusión. ¿Estabas corriendo una maratón en tu sueño? Porque eso parecía, si me lo preguntas.
–Algo parecido– Kyungsoo cerró los ojos y suspiró, cansado.
–Como sea, si la enfermera de esta hora descubre que mentí, seguro me regaña, así que mejor me iré y tú deberás decir que lograste hacer tus tareas y no perdiste tu beca. ¡Adiós!
Kyungsoo se acomodó en la cama, haciendo un gesto con la mano como despedida. Sus cosas estaban en la mesita al lado de su cama justo encima del cuaderno de bocetos de Jongin. El recuerdo del sueño se iba desvaneciendo y la calma regresó a su mente. Se fijó en la hora y eran las siete de la noche. Demasiado pronto para dormir, demasiado tarde para salir. Recordó la computadora y la conectó para atender pendientes hasta que le diera sueño nuevamente. Pero, incluso con la mente ocupada, había algo en el fondo que le hacía pensar en las cosas que todavía lograba recordar.
¿Por qué lo ocultas, Kyungsoo? ¿Cómo es que puedes ocultar tu corazón?
***
*Gumiho: Monstruo de la mitología coreana, generalmente mitad zorro, mitad humano (usualmente mujer) que come hígados para hacerse más poderoso.
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