Capítulo 20
*Sólo diré: Lloren conmigo*
***
Jongin observaba el cuarto de Kyungsoo con total asombro. Su corazón se sentía agitado y las manos temblorosas. Era la primera vez que el muchacho estaba en una habitación de un campus universitario. Era la primera vez que estaba en un lugar que tuviera la marca personal de su novio por todas partes. Y, lo más gracioso, es que era la primera vez que veía en un mismo lugar un contraste tan absurdo. Todo era culpa de Kris, ya que su lado era un caos total comparado con el decentemente y muy organizado espacio, nítidamente decorado, donde vivía Kyungsoo. Para al recién llegado, todo resultaba tan increíblemente interesante, que estaba ansioso. Se fijó en todos los detalles, desde los libros con separadores, los cargadores de celular, la decoración, hasta el desorden de la mitad de la habitación le hizo sentir que todo tenía un aire de realidad. La vida en el hospital era tan diferente a la de una persona común.
–Espero que a tu compañero no le moleste que yo esté aquí.
–Oh, no debes estar preocupado por eso– aseguró Kyungsoo tranquilo. –Podríamos hacer una fiesta y destrozarlo todo y no se daría cuenta. ¿Puedes ver su lado? Este lugar ya es un desastre de todas formas.
–Bueno, yo me refería más al hecho de que me quedo aquí, invadiendo su privacidad.
Kyungsoo sonrió con ternura y, si era honesto, también se sonrojó un poco. Le había pedido a Kris que estuviera en otro lado esa noche porque haría una reunión con sus amigos. En realidad, no iban a estar otras personas que no fueran ellos. Su plan eran decir que Baek y Chanyeol estaban ocupados y quedarse a solas, verdaderamente a solas por primera vez. Dejar que Jongin se sintiera realmente a salvo de cualquier cosa.
–Voy a hacerte una propuesta indecente– la risa que intentaba parecer segura y llena de confianza se convirtió en una nerviosa que mostraba lo asustado que Kyungsoo estaba. –Me gustaría que por primera vez en tanto tiempo, tengamos un momento sólo para nosotros. Compré golosinas y pensaba en estar sólo los dos. Como una cita.
–¿Puedo ser honesto?– Jongin se sintió en la libertad de caminar por el lugar y terminar acomodándose en la cama de Kyungsoo.
–Agradecería que lo fueras.
–Estaba muy emocionado pensando que vería a tus amigos, que estaría en una reunión universitaria, en serio. Pero nada de eso se compara a la magnífica idea de pensar que podremos estar los dos. Eso es lo que de verdad me hace feliz.
–¿En verdad?– quiso saber el mayor de los dos, lleno de tantas emociones que no sabía cómo reaccionar.
–¿No te resulta familiar? Yo todavía tengo que adaptarme. Es difícil para mi sacarme muchas ideas de la cabeza, pero haré cualquier cosa para verte aunque sea sólo un minuto. Eres lo más brillante en esta horrible vida gris que me tocó. No importa lo oscuro que me sienta, siempre eras capaz de iluminarlo todo. Y me contagias, por eso es que me despierto cada día y que me levanto intentando dejar atrás todo tipo de sufrimiento. Lo soportaré todo, cualquier cosa si te quedas conmigo.
Kyungsoo escuchó sus palabras con seriedad y dio un paso, luego otro y otro más hasta estar parado frente a frente con Jongin. Su piel tersa, sus ojos oscuros, sus suaves hebras negras, sus labios que sobresalían con ese delicioso tono rosa, su delgado cuerpo apoyado sus brazos. Aquel precioso muchacho representaba todo lo hermoso que había en el mundo.
–Quédate conmigo, Jongin. Abrázame, recuéstate conmigo y déjame estar así por un largo rato. Es lo que deseo ahora mismo. Quiero poder apoyarme en tu pecho y escuchar los latidos de tu corazón. Quiero sentirme observado por ti, que me conozcas como realmente soy. Quiero ser capaz de olvidar todas las cosas malas y hacer que las tuyas desaparezcan.
Jongin metió todo el aire que pudo en sus pulmones y lo dejó salir lentamente por su boca formando una pequeña "o" con ella. Se acomodó hasta quedar sentado, con sus piernas separadas y sus manos entrelazadas justo en la mitad. ¿Así es como se sentía estar enamorado? Porque Jongin quería sentirse amado y estaba totalmente dispuesto a amar con todas sus fuerzas. Cada vez que veía a Kyungsoo, cuando él llegaba a visitarlo, sentía que lo consolaba, que sonreía, que respiraba y que todo mejoraba. Todo era tan enriquecedor, cada detalle lo llenaba más y más de tantas emociones que a veces sentía que era demasiado y que su corazón terminaría por explotar.
Cuando Kyungsoo se acercó lo suficiente para poder besarlo, Jongin se dio cuenta que era la persona que más le había hecho sentir en el mundo. Primero, cuando recién lo conoció, s corazón y su mente habían estado llenas de odio, un odio que el chico logró transformar lentamente en aprecio, en admiración, en cariño, y finalmente en amor. Pero, teniendo a ese ser tan perfecto, tan deseable todo el tiempo cerca de él, una nueva sensación empezó a apoderarse de su cuerpo. Este empezó a reaccionar de manera extraña cada vez que el otro muchacho estaba cerca. Y sin darse cuenta, un joven inexperto había descubierto el deseo. No sólo él, por supuesto, por eso se necesitaban tan cerca el uno al otro, para ayudarse a renunciar el miedo y la vergüenza.
Con su mano derecha, recostado sobre la cama y con el otro cuerpo encima, Jongin deslizó sus dedos desde la espalda de Kyungsoo hasta su nuca y lo besó lentamente, pero sin quitarle ni un toque de pasión. En serio quería amar y ser amado. Quería caer totalmente enamorado, cuidar y ser cuidado. Tenía frío, porque se desesperaba por compartir el calor del ardiente cuerpo de Kyungsoo. Tenía su corazón pegado al pecho del otro y sus latidos se unieron. Su mente y su cuerpo llegaron al límite cuando sus bocas se separaron y esos gruesos y deliciosos labios se presionaron contra su cuello. Fue suficiente para caer por completo y logró separarse hasta encontrar su mirada. Estaban enamorados, pero no se conocían lo suficiente todavía. Y ese era el verdadero comienzo. Kyungsoo apartó su mirada, pero Jongin no se lo permitió. Ese muchacho tan hermoso y dulce tenía que ver con sus propios ojos que era la persona más especial para él. Tal vez, lo había estado esperando por todo este tiempo y no lo sabía.
Eran tan jóvenes, un par de niños enamorados que no tenían idea de cómo o cuándo había pasado. Pero había algo seguro, Jongin no iba a renunciar a eso jamás. Kyungsoo era lo único seguro y hermoso en su vida.Fue así como, en medio de ese desastre, con Kyungsoo en sus brazos, descalzos y luego desnudos, empezaron a bailar en la oscuridad. Porque Jongin convirtió a su amor en su baile, en su canción favorita, compuesta por respiraciones agitadas, gemidos y promesas hechas en susurros, dirigidos solamente a su querido. Esa noche no iba a ser otra cosa que perfecta.
Era como un rito, lograr ver en medio de esa oscuridad a la persona que tanto quería, subir y bajar, con los ojos cerrados mientras mordía su labio. Fue un privilegio estar encima de él, viéndolo moverse sobre la cama de arriba a abajo, arruinando las sábanas templadas, dejándolas arrugadas mientras sostenía su propio cabello con sus manos. Su rostro sonrojado y su mirada perdida, el calor de su piel, el enloquecedor sonido de su voz, de sus quejidos. Incluso cuando sintió un poco de dolor, se encargó con mucha creatividad de convertir eso el placer. Era un sueño hecho realidad, un sueño compartido.
Por su parte, Kyungsoo no había hecho más que repetir el nombre ajeno como una canción. Sólo podía pensar en él, sentir las vibraciones de sus corazones sin conocer un límite. Repasó la figura de Jongin desde la cabeza, llenándolo de besos desde el cuello, descansando en su cintura. Jongin, Jongin, Jongin. Cada detalle, cada lunar, sus ojos, sus labios, fue repasando todo para no olvidar jamás cada detalle, y se dio el placer de repetir todo el proceso. Quería guardar en su mente y en su corazón todo. Jamás pensó que lograría encontrar alguien que le hiciera ponerse de rodillas, en tantos sentidos. El amor parecía un milagro inalcanzable, algo que lo pondría en riesgo de terminar herido. Pero ahora que estaba experimentando el verdadero sentido de hacer el amor, de pasar la noche con alguien de esa manera, pensó que se había estado perdiendo de lo más maravilloso, lo más hermoso que se podía hacer con otra persona.
Jongin le había abierto las puertas para ver cosas que nadie más podría, y era justo lo que siempre había querido. Perderse en alguien más. No podría saber que hora, ni que día, ni que año era. Estaba tan sumido en su felicidad y en su placer, en el cuerpo y en el alma del otro muchacho, que estaba hasta mareado. Era un momento en le que no había como retroceder. Tanto tiempo perdido sin Jongin. Ya no sería capaz de apartar sus, ojos de él. Había algo sobre Jongin que no era capaz de ver y de entender. en su totalidad. Todo parecía tan hermoso, tan perfecto, que hasta se agobiaba. Y sus palabras, incluso siendo cursis y casi un cliché, se escuchan tan sinceras y reales en sus labios.
–Soo... Te amo hasta que el mundo se acabe. Te amo como si jamás en la vida hubiera sentido dolor. Te amo como si el miedo ya no existiera. Sólo espérame, por favor.. Ten paciencia, cree en mí, por favor, déjame apoyarme para luego ser yo quien te sostenga. Déjame ser el amor de tu vida.
–Ya lo eres, Jongin, ya lo eres.
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