✧─CAPÍTULO 4: LA JOVEN
Estaba agarrada al cuadro, el grito de la joven me había dejado un poco perpleja, pero pronto recuperé la compostura y supe dónde me encontraba.
Estuvimos luchando un rato, hasta que encontramos dónde estaba la fuente, en la pared de la chimenea del que había sido un dormitorio antes de que llegaran los Hope.
Así que decidimos hacer un círculo alrededor de la pared, con las limaduras que teníamos. Nos pusimos a picar la pared, probablemente la fuente fuese algo relacionado con la chica, pero lo que encontramos no era lo que teníamos en mente.
Era un cuerpo, justo cuando lo encontramos la chica decidió atacarnos. Y los dos nos salimos del círculo, y claro, la joven nos atacó con más fuerza.
Lockwood y yo estábamos desesperados y no se nos ocurrió otra mejor manera que tirarle el fuego griego, todo empezó a quemarse alrededor nuestro.
Yo fui corriendo con la red de plata a tapar el cuerpo, me daba pena la pobre chica como acabó, estaba muy dolida y enfadada. Y se notaba por como nos gritaba hace nada.
Lockwood estaba muy nervioso, me gritó que nos teníamos que ir, pero antes de seguirle cogí un anillo que llevaba puesto la joven.
Cuando ya lo cogí seguí a Lockwood hasta donde estaba, y claro no era ni más ni menos que la ventana, había que saltar por la ventana si no queríamos morir quemados. La otra opción era la puerta, pero era muy arriesgado.
- ¿Estás bien?- le pregunté cuando nos subimos para saltar.
- A parte de haber incendiado la casa de nuestra clienta, estoy perfectamente.
El fuego dió un golpe fuerte hacia nosotros y casi nos caemos.
- ¿Por qué has tardado tanto?¿Que estabas haciendo allí atrás?
- Te lo he dicho, algo no encajaba, algo era diferente. Así que he tenido que...
- ¿Que no encajaba?- me preguntó con fuerza sin dejarme terminar- Hemos contenido la fuente, no?
- Si, pero...- me desesperé- Lockwood, no es el mejor momento para tener esta conversción.
- Deberíamos saltar mientras aun nos quede de donde.
- ¿Saltar? Estás loco. Está muy alto, nos vamos a matar- le grité con fuerza asustada.
- ¿Lista?- me preguntó rápido- ¡Uno, dos, tres!
Y saltamos. Creo que me desmaye al caer, porque lo único que recuerdo era estar flotando en la oscuridad del agua con una chica joven frente a mí. Sueltame me gritaba, llevaba un vestido y un ramo de flores, y en la mano derecha llevaba un anillo.
Entonces me desperté desubicada, tosia por el humo.
- ¿Lockwood?¿Lockwood?
No lo encontraba por ninguna parte, me levante tosiendo.
- He encontrado a una- escuche que dijo alguien, yo seguí preguntando por Lockwood.
- ¡Por aquí!
Escuché sonido de alarma. Yo seguía gritando por Lockwood.
- Somos del DICP. ¿Hay alguien más aquí?
Y dos brazos me cogieron y me volví a desmayar.
Me desperté a el hospital, alguien corrió la cortina que me encerraba.
- ¿Señorita Lockwood?- me preguntó una mujer rechoncha.
- No, ese no es mi nombre. Es el nombre de la agencia. Mi nombre es Lucy Carlyle.
- Lo siento, nos habremos confundido.
- Lockwood es mi pareja- le conté-. Digamos que es mi jefe o mi compañero de trabajo. ¿Está aquí?
- No. Hemos llamado a tu madre.
- Espere, no le habrá dicho donde estoy?
- No lo pregunto, parecía muy ocupada. Le diré al médico que venga a verte. Quedate aquí y descansa hasta que te de el alta.
Cuando la señora se marchó, cogí mis botas y mi ropa decidida a irme de allí. Cuando pase por al lado de una mesa donde había un ramo de flores recordé que eran las mismas flores que tenía la chica joven. Arranqué una y me fui por un pasillo.
- ¿Señorita Carlyle?¿Lucy Carlyle?- escuhé a mis espaldas y me di prisa.
Empujé la primera puerta que tenía delante y di a una sala enorme con un montón de camillas con jóvenes en ella, todos ellos con bloqueos fantasmas.
- Madre mía- dije más alto de lo que me gustaría admitir.
Fui paseando entre aquellas camillas hasta que llegué a una donde había una chico joven parecido a Norrie y ahí me paré.
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Estaba muy nerviso, me botaba la pierna de los nervios y no la podía controlar. Me quité la chaqueta negra que llevaba y solo me dejé la camisa blanca. Me miré las manos colocadas en la mesa entrelazadas, cuando escuché que entraba alguien por la puerta.
- Señor Lockwood.
- Sí, hola. Con quien tengo el placer de...- no me dejó acabar.
- Inspector Barnes.
Era joven, poco pelo, algo musculado, de color y vestía bien.
- De Investigación y Control de Fenómenos Paranormales, el DICP. Y me incomoda tratar con agentes que queman casas hasta los cimientos, ponen vidas en peligro y violan la ley como si no hubiera un mañana.
- Bueno, deme un momento para explicarle mi versión de la historia- dije antes de que me acribillara más-. Puede que no lo sepa pero nos dieron una infromación totalmente engañosa sobre la situación.
Me dió un papel de la carpeta que tenía encima de la mesa.
- Nos vimos violentamente agredidos por...- no acabé la frase por que leí lo que ponía en el papel- No puede ser cierto.
- Le debe a la señora Hope 60.000 libras por los daños a pagar en dos semanas o le cerramos la agencia.
- En realidad lo deben ustedes por que tenemos el seguro del DICP.
- Usaron una bengala de magnesio en un interior y no llevaban cadenas de hierro. El seguro no les cubre.
Me crucé de brazos indignado y deseperado a la vez.
- Actuan por su cuenta y sin supervisión. Déjenselo a los adultos antes de que muera alguien.
- No ha muerto ni lo hará mientras yo esté al mando- respondí con cierto tono.
- Ahora yo estoy al mando, Pague o se acabó.
Se me cayó la cara, y la autoestima.
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Iba caminando rápido por la calle, me daba mucha verguenza ir con la bata del hospital, pero me lo tenía que tragar. Por fin llegué a la calle de Portland Row, y llamé a la puerta de casa, si la podía llamar así. Me abrió George en una camiseta y en calcetines.
- ¿Dónde está Lockwood?- me preguntó nada más abrir.
- Ya veo que te alegras de verme. Que tal un "Ay, Lucy me alegro de que estes bien" o "Menos mal que no te has muerto"- dije con cierto sarcasmo.
- Ay, dios, Lucy me alegro de que estes bien. Menos mal que no te has muerto.
- No se trata de que repitas mis palabras!- le dije enfadada por lo poco que se preocupaba.
Le di la espalda y me dirigí a la cocina para cogerme un vaso de agua.
- Lucy, donde está Lockwood?
- Y a mi que me cuentas, solo se que desapareció.
- ¿Has estado en el hospital?¿Por que has estado en el hospital?
- George dejame respirar- le dije cansada.
- Si es una metáfora, por favor, dime cuanto tiempo necesitas. Por que si va a ser mucho busco algo con lo que entretenerme mientras pierdes...
No le deje acabar, me estaba poniendo muy nerviosa.
- En las últimas 12 horas, casi me asesina un tipo dos. Dos veces- empezé a subir el tono-. ¡He saltado de una casa en llamas, me he estampado contra un arbusto y me han intubado para aspirarme los pulmones, así que dejame respirar!
- Si me hubierais esperado nada de esto hubiera pasado.
- Llegaste tarde.
- Mi trabajo era investigar dónde nos estabamos metiendo. Por que evidentemente no era un viejo que se calló por las escaleras.
De repente vi algo en el periódico, y me sente en la silla. Era ella.
- Es ella
- ¿Como se incendió la casa Lucy?
- Ay dios que joven era.
- La quemaste tú. ¿Verdad?
- Está mujer- le enseñe la foto de la chica-. ¿Quien era?
- Me estas ignorando- dijo con arrogancia.
- George. Esta foto. Esta es la mujer cuyo fantasma nos atacó anoche. Percibí que necesitaba mi ayuda. Dime quién era.
- Una prometedora estrella de los 80. Se iba a ir a Hollywood, hasta que desapareció. Se llamaba Annabel Ward.
- Encontramos su cuerpo emparedado a una chimenea. Alguien le hizo eso.
- Quizá si os hubieseis informado antes de iros...
- Fue una decisión de Lockwood- salté-. Yo soy la novata, que querias que le dijera?
- Que le dijeras que no, Lucy. Si no lo haces luego es peor.
- Veo que vuestra relación avanza. Diría que hasta saltan chispas.
Era Lockwood, apareció por la puerta sonriente, hecho polvo.
- ¿Dónde te habías metido?- le preguntó George levantándose de la silla de un golpe.
- ¿Estás bien?- le pregunte yo imitandolo.
- ¿Por qué no me esperaste?- le preguntó George indignado.
- George sabe quien es este fantasma dice que es...- le comencé a explicar.
- ¿Os importa que lo hablemos luego? Necesito dormir. Hablamos en el desayuno, vale?- continuó bastante cansado- Si me puedes hacer el ghormeh sabzi con un montón de arroz, te querré siempre- le dijo a George.
Ya estaba dispuesto a irse cuando se tuvo que girar para comentarme algo.
- Un atuendo interesante Mi. No te tenía por una fan de los unicornios ni de los arcoiris.
Me miré la bata un poco avergonzada. La verdad es que me podía haber cambiado.
Me pasé ese día entero pensando y leyendo sobre la chica. Alguna vez tocaba el anillo y recordaba la escena del agua con la chica.
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Me despertó George, estaba en la bañera, con la ropa puesta y estaba recordando esa escena.
- Hay un pestillo, vale? Y hay más gente que necesita usar el baño. ¿A tí que te pasa? Esto no es ni medio normal.
Me quedé hecha un ovillo. Hasta que decidí salir.
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- Hola Norrie, ni te imaginarías donde estoy. He cumplido nuestra promesa. Estoy en Londres. Fittes y Rotwell no me hicieron ni caso, así que he acabado en una... No sé donde he acabado. Una agencia diminuta que dirigen dos chicos. Un pijo que está encantado de conocerse y su compañero rarito y super borde. Anoche incendiamos una casa luchando contra un tipo dos. Su fantasma me recuerda mucho a ti. Contacte con ella y fue como... No sé, como si hubiera sentido algo que no he sentido nunca. Como si fuera... Como si estubiera dentro de mi cabeza, como si me necesitará y tubiera que ayudarla. Como debería haberte ayudado a ti.
Abrí la tapa de la grabadora.
- Estoy perdiendo el control, ojalá estuvieras aquí conmigo Norrie. Te hecho de menos. No te imaginas cuanto.
Y saqué la cinta de la grabadora. Luego la decoré y escribí en ella. Escribí la carta para los padres de Norrie de que se la pusieran y pronto me quedé dormida.
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Y aquí acaba el capítulo de hoy, lo he vuelto a tomar por que el otro día me acordé y me puse a hacerlo. Espero que os guste.
Xoxo,
Sofía.
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