Capitulo 42
Capítulo 42
#Extraparte2
Catorce meses después.
Julieta.
- Madrina, Brandon me ensucio mi camisa.- Grita el pequeño Ariel.
Me doy vuelta para mirarlo, tenía su camisa celeste manchada con algo verde, la verdad quiero imaginar que es pintura y no otra cosa...
-Primero no quiero saber con qué.-Digo mientras busco una toalla húmeda en mi bolso.-Ven aquí.-Digo señalando la silla.
El me hace caso y se sienta.
-No justo Brandon me ensucia y ahora estaré todo horrible para el bautismo de Cate.-Se queja el pequeño.
Hace una mueca tan tierna, mi pequeño de casi siete años. Cada día es más parecido a Alexander. Los gestos, la forma de hablar, hasta la cara. Aunque mantiene la dulzura y la serenidad de Ada.
-Pero mira, ahora tu madrina favorita hará magia.-Digo, utilizando las toallas húmedas que quitan todo rastro de manchas de cualquier tela.- Bim bom bam manchas salgan ya.- Murmuro como si fuera una maga, haciendo reír a Ariel. La mancha verdosa desparece y la camisa queda con un leve borrón húmedo casi imperceptible.
.-Wow eres mágica.- Dice el feliz.
-Yo te dije hijo cuidado con Julieta es una bruja.-La sensual voz de Alexander se hace presente.
Me giro con lentitud para mirarlo mejor, sus resplandecientes ojos azules me observan con una intensidad abrazadora. Las comisuras de sus labios se curvan en una sexy sonrisa, que me hacen querer besarlo. Pero en lugar de eso, le tiro con una servilleta que encontré en la mesa.
- No le hagas caso Ariel. Sabes que tu papa se calló de su cuna cuando era bebe y por eso quedo así.-Le respondo a mi ahijado quien miraba con cara de enojado a su papi.
-Papa, no puedes decirle bruja a mi madrina solo porque tenés el cerebro golpeado.-Lo regaña el pequeño.
Suelto una carcajada, Ariel no tarda nada en unirse a nuestras risas.
Siento unas manos en mi cintura, no tardó en darme cuenta de que era Alexander abrazadme. Con otra mano libre sujeta a Ariel.
-Así que se unen en mi contra.-Dice con malicia. Él nos empieza a hacer cosquillas y nos despeina en el proceso.
-PAPA MAMA ME VA A MATAR SI ME VE DESAREGLADO.- Grita Ariel. Quien suelta a su padre y sale disparado al baño o eso creo.
Yo me siento en el piso y Alexander hace lo mismo.
-Siento que ya se está comportando como un adolecente y no quiere estar conmigo.-Lloriquea abatido. Apoya su cabeza en mi hombro, paso una mano por su mejilla acariciándolo.
- Es que tienes que entender Ada asusta cuando se pone brava.-Le recuerdo.
El asiente estando de acuerdo conmigo. Ya vimos cómo se puso la castaña cuando no le dijimos que estábamos juntos, yo la tuve fácil. Pero Alex tuvo que comprar muchas docenas de medialunas para logar que ella lo perdonara.
-Tienes razón.-Dice.-Pero siento que está creciendo muy rápido, está por cumplir siete. En cuanto menos me dé cuenta ya me va a decir viejo en vez de papa, no me visitara en navidad, tendrá un trabajo raro y peor aún capaz se mude otro país.-Dice hiperventilando.
Rodeo su cuello con mis brazos y lo beso. Intento calmarlo, mi sensual novio empieza a sentir que su hijo no lo quiere. Tampoco ayuda que Ariel decida quedarse más tiempo en casa de su madre que con él, en parte por esa razón no estamos viviendo juntos. Pensamos que vernos como pareja es molesto para él.
-No mi amor, no exageres.-Digo besándolo de vuelta.-Sabes que Ariel te ama y sos su papa. Él te adora y jamás te dejara de lado.- Le aseguro. Y lo vuelvo a besar.
- Oww mas chulos.-La pequeña voz de Brandon nos hace darnos vueltas apenados.
El pequeño castaño viene corriendo a nuestros brazos, traía una camisa blanca y un pantalón de vestir beige, tenía un moño atado en su cuello lo cual lo hacía ver mucho más tierno.
- ¿Estás listo para el bautismo? - Pregunto con una sonrisa.
- Si tía.-Dice poniendo sus manitas gordas en mi cara.- Así que ahora que son novios y besan en la boca... ¿Cuándo van a tener un bebe?-Pregunta con inocencia.- Y que sea varón, porque mama tiene a Cate y las nenas no juegan con autitos.-Se queja.
Siento como el rubor tiñe mis mejillas haciéndome sonrojar.
Un sentimiento confuso se mete en mi pecho ¿Un hijo?
Hace tanto tiempo que no pensaba en eso mi hijo, un hijo mío y de Alexander.
- Brandon ¿Te han dicho que muchas veces haces preguntas incomoda?-Dice Alex riéndose, creo que se dio cuenta de que lo que dijo el pequeño me afecto.
-Muchas veces.-Responde el pequeño.- Pero piénsenlo, sería algo divertido.-Dice el pequeño abrazándonos.
- Yo creo lo mismo.-Dice Ariel, se había peinado perfectamente parecía un hombrecito tan perfecto.- Ustedes dos harían lindos bebes pelirrojos.
No puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas, las cuales intente disimular de la mejor forma. No habíamos hablado con Alexander eso, nunca. Ni de hijos o casarnos, ni siquiera estamos viviendo juntos.
¿El querrá tener un bebe conmigo? ¿O más hijos? Es un tema complicado hablar de bebes, luego de contarle todo lo que sufrí al perder al mío, el tema de "bebes" es algo casi tabú. Y yo estaba bien con eso, hasta ahora.
- ¿Qué pasa amor? ¿Porque lloras?-Pregunta Alex abrazándome. Ariel y Brandon hacen lo mismos. Me di cuenta de que efectivamente estaba llorando, por suerte mi maquillaje es contra el agua.
-Es que estos chicos me ponen melancólica.-Digo tratando de sonar sincera.
-Mmmm tía se te crecerá la nariz como pinocho. –Me reta mi ahijado.
Antes de siquiera poder responderles, la abuela María entra en la cocina. Los cuatros soltamos un silbido alagándola. Se veía hermosa, traía un vestido azul marino de seda, le legaba hasta las rodillas.
-Wow, pero si tengo a la abuela más hermosa del mundo.-Dice Ariel corriendo a los brazos de María.
-Sí, la abuela más hermosa.-Dijo Brandon.
Junto a Alexander nos levantamos del piso para saludarla. Acomode mi atuendo, el cual consistía en un mono de encaje de color rosa pastel, perfecto para un domingo en la iglesia.
-Gracias mis angelitos. Ustedes dos están hermosos.-Dice ella sonriéndoles de forma dulce.- Ahora vamos que su madre los espera en el auto.-Dice, luego nos mira a nosotros. Ustedes dos irán conmigo.
Ambos asentimos con la cabeza. Nos dirigimos hacia ella al mismo tiempo que los chicos salen corriendo hacia la puerta de entrada.
-¿Entonces para cuando él bebe chicos?-Pregunta María, sin ningún tipo de pudor. Entrelaza uno de sus brazos a al mío y el otro a Alex, quedando ella al medio.-Miren que también quiero conocer a mis nietitos colorados.
-Yo también quiero que conozca a nuestros hijos colorados.-Respondió Alexander.
Mi corazón empezó a latir con fuerza, eso quería decir que él también quería tener un hijo conmigo.
Camine hacia el auto con una sonrisa en mi rostro. Hoy tendríamos esa charla con Alex.
***
Alexander.
Estaba sentando en la mesa tomando cerveza de mi vaso junto a mi suegro y al padre de Ada. La verdad no sé de qué estaban hablando, yo solo tenía ojos para mi hermosa novia.
Se ve tan hermosa, ese mono le hace un culo de lo más hermoso y apetecible. No veo la hora de que sean las diez para sacarla de aquí.
Pero no para hacer el amor, aunque si lo haremos. Pero primero le daré mi sorpresa.
Es algo que llevo planeando hace meses, hasta incluso pensé esperar más tiempo.
Pero cuando vi la reacción de Julieta a la idea de tener hijos, me di cuenta de que era el momento.
Solo espero que ella me diga que sí.
***
Julieta.
Me siento en la silla junto a mi novio, totalmente exhausta.
- ¿Te has cansado de bailar?-Pregunta el riendo.
- Claro que no, pero si me quedo parada Dylan va a querer bailar de vuelta y me pisara los pies.-Me quejo mirando mis lindos pies, fue mala idea quitarme las sandalias.
El pasa su brazo por mi hombro, pega mi cabeza a su hombro. Besa mi frente con ternura, es raro como con cada beso hace despertar mariposas en mi interior.
-Te dije que ese Dylan tiene algo malo.-Dice con cierto enojo. Todavía no olvido la cara que puso al enterarse de que Dylan era gay.
-Cállate tus celos, te hacen menos bonito.-Me burlo.
-Yo creo que deberíamos irnos.- Susurra en mi oído.
-Me parece bien.-Contesto uniendo mi boca a la suya.
Quiero fundirme que sus labios me besen por siempre, fundirme en sus abrazos y sentir cada día ese sentimiento al verlo.
No tardamos ni diez minutos en despedirnos de todo el mundo. Aunque me demore más tiempo besando las mejillas regordetas de mi ahijada.
Salimos de la casa de Ada dirigiéndonos hasta su auto. Al entrar al auto, no tarda ni quince minutos en arrancar.
Pero noto que no vamos a ninguna de nuestras casas, no estamos alejando a uno de esos barrios privados.
-¿A dónde vamos?-Pregunto confundida. Miro a Alexander quien tiene una sonrisa en el rostro.
- Un lugar especial.-Contesta.
No dice nada más, hasta dentro de unos minutos cuando estacionamos frente a una hermosa casa.
Es de madera, dos pisos. Un jardín delantero gigante, con flores rosas adornando el pórtico. En la planta de arriba se veía un inmenso ventanal, el cual debería dar a una alcoba. Era preciosa, mas ese color caramelo el cual cubría la fachada, sus aberturas eran de color blanco. Simplemente una casa hermosa.
- Sé que llevamos mucho tiempo saliendo. Y la verdad odio irme de tu casa y volver a la mía. Detesto ver que te vas de mi casa para regresar a la tuya. No quiero estar sin ti, no mejor dicho no quiero vivir sin ti.-Dice tomando mis manos entrelazando su dedos con los míos.-Quiero que te mudes conmigo.-Dice, dejándome completamente sorprendida.
-Tu... Tú quieres... ¿Vivir conmigo?-Pregunto confundida.
Yo sinceramente no me esperaba esto.
Él toma mis manos y las besa.
-Quiero que mi vida sea contigo. Quiero que mis mañanas sean despertando entre tus brazos y mis noches finalicen besando tus labios.-Me quedo mirándolo.-Eso quiere decir que si pelirroja, quiero vivir contigo.
No aguanto más y uno mis labios a los suyos, besando con intensidad al amor de mi vida.
Él es la persona que trajo luz y amor a mi vida ¿Cómo no quería vivir con él?
- Claro amor, quiero vivir contigo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro