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Capítulo 8° ✘ GRAVE ERROR ☑️

“Para lograr ciertos objetivos, a veces hay que hacer cosas que gente normal no haría”

   ✝ A Y L I N

El campo se llenó de más y más gente. Entre estudiantes, familiares del equipo, maestros y el director vinieron a ver el juego del equipo "Los Halcones" contra el equipo enemigo "Los relámpagos"  y solo uno iba a obtener el trofeo.

Las clases fueron suspendidas.

En un viernes y a pesar de no haber clases, la preparatoria se encontraba invadida más de lo habitual.

Antes de la hora, llegué con Sam cuando pasó por mi al edificio. Decidí vestirme con una blusa blanca de manga larga para cubrir mis brazos de los potentes rayos del solo cuando mi piel era delicada.

No terminaré roja como un tomate.

La combine con una falda negra más arriba de mis rodillas, mis botines negros de poca plataforma para proporcionarme más altura y dejé mi cabello suelto. Dada la ocasión, me apliqué labial rojo mate sin colocarme mucho y rimer en mis pestañas.

A comparación mía, Sam eligió un vestido de tirantes con estampado de flores, corto y ceñido a su cintura y usó zapatillas y concentró más el maquillaje de su rostro. Sus labios  demasiados rojos y sus pestañas las resaltó con rimel como la sombra rosa en sus ojos. Dejó su cabello suelto con un pasador a un lado.

—Dios mio ¿cuánta gente? —Sam se quejó lo suficiente alto ignorando las miradas.

—Siempre es así Sam —traté de no tropezar y avancé entre la multitud. Cuando llegamos a las gradas, subimos cuando incluso había gente desconocida, a favor del equipo contrario.

—Lin, no hay lugar —ambas nos detuvimos y observamos alrededor en busca de un lugar libre— mierda.

En una esquina, detecte a Carlos mover su brazo en nuestra dirección.

—Ahí está Carlos, creo que nos apartó un lugar.

—Ay no, con el rarito.

—Sam —le di un golpe en el hombro y avancé dejándola atrás— Vamos o te quedas de pie y sin lugar.

La escuché suspirar con exageración y al final, me siguió.

Cuando llegamos hasta Carlos, lo saludé con un abrazo y tomé asiento a su lado. Sam le dedicó una media sonrisa y se sentó a mi lado para evitar a Carlos.

—Es peor que el año pasado —me dijo Carlos y fijó la vista en mi— por cierto, te vez hermosa Aylin.

Sonríe por su cumplido.

—Gracias Carlos —lo observé, él llevaba una camisa azul cielo de manga corta y un pantalón de mezclilla y con tenis.

Suspire y desvíe la vista.

El calor comenzó a ser sofocante ante mi camisa. Una de las razones para odiar mi palidez. Desabroche los dos primeros botones y me hice aire con mi mano.

En el campo, vi a los dos equipos. En la banca del lado izquierdo estaba nuestro equipo y del lado derecho el equipo a vencer. La diferencia era el uniforme, la de los Halcones era una camisa roja y el de los Relámpagos, camisa blanca.

Busqué a Zack con la mirada hasta que lo encontré. Llevaba el #1 marcado en su espalda como siempre y estaba de pie, sonriendo supuse ante los comentarios de sus amigos de equipo cuando vi una chica de las porrista acercarse a él.

Ni siquiera tuve celos cuando ella lo besó en la mejilla y se fue a su grupo.

Aparte la vista y apoyé mis manos en mis rodillas.

Estaba más segura de terminar con él.

—Creí que no vendrías Carlitos.

—Es Carlos —mi amigo le respondió a Sam—. No tenía nada que hacer además cuenta como parte del estudio.

Sam rio.

—Que los maestros nos hayan pedido en clases, venir a apoyar al equipo no significa que es una materia. No nos van a reprobar si no asistimos o subir un punto si si, pero nosotras vinimos a apoyar a Zack, tú para ver a Lin.

Le di un codazo.

—Eso no es cierto —me observó fugazmente—. No sé porque les emociona tanto si ellos siempre ganan.

—Sea como sea, Zack y su equipo saben jugar bien. Si tú estuvieras en el equipo, perderían.

—Sam, ya basta.

No me gustó que siempre molestara a Carlos.

—En primer lugar Samantha, Zack es todo un tramposo como todo su equipo. Escuché que amenazaron al equipo contrario del juego anterior —gire a ver a Carlos al desconocer eso— y segundo, yo unirme al equipo. No gracias, no voy a soportar a su capitán.

—Admite que no sabés jugar.

Le di otro codazo más fuerte.

—¡Oye! —Sam se quejó de dolor.

Le di una mala mirada.

—Sé jugar, muy distinto que no me guste, pero que me dices de ti Samantha —Carlos se inclinó para verla— ¿No te aceptaron en el equipo de porristas? ¿Por qué será?

La detuve a tiempo cuando estiró su brazo.

—Para tú información Carlos, la zorra de Candy es insoportable, no la tolero. Yo misma rechacé su invitación.

Carlos regresó a su lugar riendo.

—Yo escuché que te metiste con su novio.

Ahora gire a ver a Sam.

—¿Qué? ¿Eso es cierto?

—No, él ya la había terminado y ella no soportó. Además, fue un pasatiempo Lin y tú —señaló a Carlos—deja de ser un chismoso.

Él se encogió de hombros.

Suspiré cansada harta de sus discusiones. Eran todo lo apuesto.

—Ya dejen de pelear ¿puedo disfrutar a gusto el partido sin tener que escucharlos?

—Eso dile a tú amiga.

—Di dicili a ti amigui —Sam lo imito de una forma muy infantil.

—Samantha.

—Ya cerraré mi boca.

—Gracias —dejé de verla cuando el juego comenzó. Todos los jugadores corrieron al campo, cada uno se posicióno en sus lugares. Cada capitán frente a frente y tras la indicación del árbitro, inició el juego.

...

Faltaban pocos segundos para que el partido terminara. Los Halcones, iban ganando 7—5.

El balón fue lanzado a Trebol y él se lo pasó en un pase largo a Zack, él corrió con rapidez, llegó a la portería contraria, le pegó al balón y lo lanzó lejos y le atinó a la portería y fue: ¡GOOL! 

El juego terminó y su equipo se llevó la victoria. Todos gritaron y celebraron de la emoción.

¡HALCONES!  ¡HALCONES! 🙌⚽🏆

—Ganaron, otra vez —mencionó Carlos con clara molestia.

—¿Celoso de su triunfo?

—No empiecen otra vez.

Sam dejó de burlarse y giró a verme.

—Entonces Lin, tú y Zack festejarán juntos hoy ¿verdad? y a solas.

—Yo me largo —Carlos se levantó y y se fue lejos de nosotras enojado.

Dejé de verlo y regresé la vista en Sam.

—No debiste decir eso.

—Lo sé pero ya quería que se fuera, no lo soporto.

—Es nuestro amigo.

—No, es el tuyo.

Negué varias veces.

—Parece que lo odias ¿por qué? —la observé fijamente— ¿Te gusta Carlos?

—¡Nou! Lin, que estupidez.

—Todo el tiempo discutes con él. Del odio al amor... —canturre.

—No aplica conmigo. Es solo que Carlos me parece tan... educado, se porta bien, saca las mejores calificaciones y nunca se mete en problemas. Antes creí que no le gustaban las chicas porque aquí nunca ha tenido novia pero bueno, ama a su mejor amiga, tú.

—Sam, no te voy a permitir hablar así de Carlos. Sino quieres ser su amiga, esta bien, no lo seas pero deja de insultarlo y discutir con él. Vez lo que lograste, se fue.

—No es para tanto Lin, no te enojes conmigo. Trataré y le pediré una disculpa —ella suspiró— Son celos, de acuerdo. Yo nunca seré como él y no me refiero por ser chica. Sabés, son miles de rumores que se cuentan de mi y muchos no son ciertos. Si tú preguntas por Carlos Wesley, nadie lo conoce.

—Sam...

—Shh, olvida esta conversación Lin —me interrumpió— ¿Cuándo vas a terminar con Zack?

Suspiré

—Hoy mismo, tal vez ahora mismo.

—A ver, se lo merece pero se va molestar más cuando vas a arruinar su felicidad, su triunfo.

—No puedo esperarme un día más, Sam. Lo terminaré, le pediré no insistir y que no me busque.

Ella asintió.

—Vas a estar soltera de nuevo. Si quieres, después podemos celebrarlo o te buscamos otro novio o puedes ser como yo.

Negué varias veces.

—Quiero estar sola por un tiempo, Sam.

—Que bueno —llevó su mano a su pecho— eso me comprueba que no le darás el si a Carlos.

—No voy a ilusionarlo. He sido clara con él y lo quiero pero como un amigo nada más.

Sam bajó su mano.

—¿Averiguaste si tú vecino es soltero?

—No quiero hablar de él y no, no sé y no le voy a preguntar.

—Es una lástima, te quedarás con la duda —recordé a la chica que beso y lo vi— sería un buenísimo candidato para ti.

—Y tú con su amigo rubio ¿no?

—¡Exacto amiga!

Negué varias veces pero no evite sonreír al imaginar la loca idea de Sam.

—¡Hola chicas!

No obstante su voz, causó nuestra atención y dejamos de hablar de ellos.

—Hola Zack

—Ey, campeón. Felicidades —le dijo Sam.

Zack sonrió y se limpió el sudor de su frente con su camisa.

—Gracias Samantha —fijó la vista en mi—.  Todos mis goles te los dediqué a tí, amor.

Le sonreí con falsedad.

—Felicidades Zack, otro trofeo.

—Uno más de tantos cuando mi mayor trofeo eres tú —ni sus palabras hicieron efecto en mi como antes—. Vamos a celebrar, nosotros solos esta noche. Te envío mensaje más tarde, iré a celebrar con los chicos. Te invitaría pero no te gusta el ambiente, amor.

Sin responderle, me levanté.

Zack no me amaba o no me gustó esa manera suya de demostrarlo. Tal vez si le gustaba pero desde un principio, solo fue atracción.

—Zack, tenemos que hablar.

—Al rato amor, llevo prisa —me robo un beso— el equipo me espera.

—Zack, es urgente —lo agarré del brazo y tomé una profunda respiración— es sobre nuestra relación.

—Amor, después hablamos todo lo que quieras. Te veo en la noche —se safo de mi agarre y se fue bajando las gradas.

Resople frustrada cuando no me dio tiempo.

Gire a ver a Sam que se encogió de hombros.

—Puedes terminarlo por mensaje o por llamada. Tarde o temprano, lo verá o te escuchará.

—No Sam, prefiero que sea en persona. Zack va a insistir tanto y le debo dejar todo en claro.

Me senté en mi lugar y suspiré.

—No entiendo ¿por qué me es tan difícil? —no recibí su respuesta— Sam, amiga —gire a verla.

Ella tenía la mirada fija en otra dirección.

—¡Sam! —la movi un poco del hombro que cause su brinco.

—¿Qué? —volteó a verme desconcertada.

—¿Qué pasa?

Sam parpadeo varias veces.

—Eh... es que creí ver algo.

—¿Qué vistes? —rápido me preocupé.

—Pues en ese árbol había un chico recargado, estaba todo de negro llevaba una chaqueta con el gorro puesto, no le vi muy bien la cara.

Voltee a ver a dicha dirección y no vi a nadie.

—¿Lo conocías?

—No demasiado pero creo que era Darren, tú vecino.

Abrí los ojos sorprendida y gire a verla.

—¡D–Darren! ¿estás segura?

—No, sabés, olvídalo. Tal vez fue una alucinación ¿nos vamos?

Sam se levantó de su asiento y empezó a avanzar alejándose de mi. Enseguida me levanté, la seguí y nos dirigimos juntas a la salida.

Mucha coincidencia.

Otra vez, Darren aquí.

Definitivamente debía parar esta locura.

+++ HORAS DESPUÉS +++

Sam me trajo al edificio. Sin embargo, no quiso subir cuando tenía pendientes con su madre. Me despedí de ella, entré y subí las escaleras rumbo a mi departamento.

Por suerte, no me crucé de nuevo con Darren.

Ante mi madre estar en su trabajo, estuve sola en el departamento.

Comi en soledad en la cocina mientras revisaba las redes sociales en mi celular cuando recibí un mensaje de Zack.

Hola amor, te veo en mi casa a las 7.

Hice una mueca y duré en responderle.

Amor ¿estás ahí?

Por supuesto que vio el visto.

Suspiré y le respondí:

Hola Zack

Le envié un corto saludo cuando pensé en pedirle venir al departamento pero antes tenía que pedirle permiso a mi madre.

Mi celular vibró con su respuesta:

¿Todo bien, amor?

Pasaré por ti, te quiero puntual fuera del edificio. Nos vemos está noche amor, te tengo una sorpresa.

—Sorpresa —repetí al terminar de leer su mensaje. El sorprendido sería él cuando me escuchara terminar lo nuestro si es que existía.

Agarré mi celular y le respondí una respuesta:

Está bien, me envías mensaje cuando llegues para bajar. Adiós amor.

Lancé mi celular a la mesa.

Por suerte, no se estrelló de la frágil pantalla.

Estaba harta de fingir con él. Fingir estar bien. Fingir amor.

Ignoré las notificaciones de mi celular y seguí comiendo hasta que recibí un mensaje.

Resople creyendo que era Zack otra vez.

Entonces, revisé mi celular y vi un mensaje desconocido de mi red social “Facebook” Confusa y curiosa lo abrí y vi un mensaje muy extraño:

Mientras tú estas en casita como santa, tú novio se divierte sin ti.

Debajo del mensaje había una foto. Hice zoom y vi a Zack en la foto bebiendo, a su lado Trebol y su grupo de amigos.

Suspiré y pensé en ignorarla cuando llegó otro mensaje suyo:

Zack será mio. Dile a tú amiga que puede quedarse con mi ex.

Negué y revisé la foto de su perfil. Con esa foto supe quien era. Candy, la capitana de porristas.

Regresé a los mensajes y le respondí simplemente:

Zack es todo tuyo, no me interésa más y no voy a pelear por un hombre.

Le envié el mensaje y enseguida me arrepentí. No de la respuesta, sino de la respuesta tan corta cuando debí añadir:

“Es un controlador, celoso enfermizo, manipulador y muy tóxico que no vale la pena”

Quise advertirle a esa chica cuando me bloqueó.

»¿Enserio? «

Rodee los ojos y dejé mi celular sobre la mesa y me dispuse a comer. Al terminar, lavé mi plato, limpie la mesa y tuve que distraerme en ver una serie pendiente en Netflix y a leer un rato esperando la hora.

Cuando faltaba poco, le envié un mensaje a mi madre. Me pidió no llegar tarde y pedirle a Zack que me trajera de vuelta.

Descarte eso cuando con lo que iba a decirle, lo dudaba.

Entonces, guardé dinero suficiente de mis ahorros para pedir un taxi de regreso al edificio.

Suspiré y me observé al espejo.

Seguía usando mi misma ropa que en la mañana y no quise cambiarme. Ni arreglarme para Zack. Simplemente apliqué brillo cuando el bile anterior se borró de mis labios. Apliqué base de maquillaje en mi rostro y limpie el exceso de maquillaje en mis ojos.

Con un ultimo vistazo sali de mi habitación sin antes agarrar mi bolsa donde guardé mi celular y mi cartera.

Cuando llegué a la sala, me la colgué en el hombro derecho y me detuve a revisar mi celular. Lo saqué de la bolsa y vi un mensaje de Zack.

Amor, ya llegué. Te espero en el auto, no tardes.

No le respondí cuando volví a bloquear mi celular y lo guardé. Saqué la llave del departamento y con ella, me dirigí a la puerta.

Cuando la abrí, me llevé el susto de mi vida al ver a Darren frente a mi con esa seriedad en su rostro. Iba todo de negro pero esta vez tenía puesta una chaqueta negra de cuero que lo hacía verse todo un chico malo y muy, muy sexy.

Rápido descarte ese pensamiento y me olvidé de su físico y fije la vista en su rostro.

—¿Qué quieres?

—Saldrás —él mismo lo afirmó cuando me observó de arriba a abajo. Era obvio.

—Si, voy a salir —le respondí si tenía la mínima duda— lo que haga no debería importarte, vecino —le di una mirada seria— ¿Dónde quedó lo de cada quien en sus propios asuntos?

—No me interesa tú vida, Ayline.

—¿No? —me apoyé de la puerta— Estas aquí Darren, frente a mi puerta. Claramente interesado por mi si tú mismo me haz buscado. Eso lo comprueba o ¿necesitas algo?

Él demostró molestia.

Desvío la vista, negó y retrocedió en silencio.

Por primera vez, lo dejé sin palabras y eso lo célebre con una sonrisa.

Salí y cerré mi puerta tras de mi.

—Llevó prisa, me esperan.

—Tú maldito novio —otra vez le atinó.

Asentí.

—Son mis asuntos vecino —me di la vuelta y cerré el departamento con mi llave— así que te voy a exigir que dejes de...

—A mi no me exijas.

Suspiré y me di la vuelta. Guardé mi llave en mi bolsa.

—Si te voy a exigir —él dio un paso adelante. Otra vez me sentí pequeña— Darren, pareces un acosador.

—¿Cómo me llamaste? —dio dos pasos más y fue nula la distancia— Repitelo, Ayline.

Pasé saliva ante su mirada.

—Debo irme —susurre y mi corazón se aceleró.

Darren desvío la vista y marcó distancia de nuevo y lo agradecí.

—Ten cuidado niña. Las personas aparentan muy bien ser quienes no son en realidad.

—¿Cómo tú?

Lo observé de arriba a abajo.

Lo vi sonreir, un gesto que pocas veces hacía. Cuando notó mi mirada, borró esa sonrisa de su rostro y regresó esa frialdad.

—Exacto

Bufe

—Como sea, me voy.

Di un paso adelante cuando bloqueó mi única salida.

—Incluso tú finges quien en realidad eres. La familia que tienes, esa apariencia que tienes cuando todos Ayline, todos ocultan secretos.

Ya no me molestó esa forma de referirse a mi pero si me alertó sus palabras.

—Te di una advertencia —no me dio el tiempo de responderle cuando se dio la vuelta y bajó las escaleras.

»No me conoce«

»¿Cúal advertencia? «

Suspiré confundida y con sus palabras clavadas en mi cabeza, me dirigí a las escaleras y bajé. Por suerte, no lo vi más hasta que salí del edificio.

Justo al frente, vi el auto de Zack.

Avance, abrí la puerta y entré.

—Hola amor, tardaste.

—Hola, pero ya estoy aquí.

—Ey ¿por qué estás tan molesta?

Gire a verlo.

—Por nada —fingí una sonrisa.

»Rayos, Darren tenía razón. Fingía con Zack todo el tiempo«

—¿Nos vamos?

—Por supuesto amor, ya verás. Esta noche será olvidable.

Hice una mueca y Zack arrancó el auto.

En el transcurso del camino intenté conversar con él.

—¿Cómo fue la celebración con tus amigos?

—Ya sabés, beber y beber. Trebol se drogo y ellos se quedaron pero les dije que quedé con mi novia. Soy todo tuyo, amor.

Zack giró a verme fugazmente.

Pensé en ser el momento para terminar con él pero al final preferí esperar a que detuviera el auto.

No quise que pasara un accidente que arriesgaría nuestras vidas cuando Zack, tenía un mal temperamento.

Preferí esperar hasta que llegamos a su casa. Era muy grande, para solo vivir en ella su padre, madre, su hermana y él.

Bajamos del auto, Zack me tomó de la mano y nos dirijimos a la entrada de su casa. Entramos juntos, él cerró la puerta y avancé rumbo a la sala.

No era la primera vez que venía, hace meses vine a conocer a su familia. Fue un error cuando no les agrade, solo a su hermana Cloe, más joven que él.

Percibí un gran silencio.

—¿Estamos solos?

—Si, mi madre y mi padre están de viaje como siempre y Cloe se quedó en casa de unas amigas. Tenemos casa sola, amor —me sonrío.

Le sonrei incómoda.

—Bien

Me detuve al llegar al centro, justo en la sala. Sobre la mesa, vi una bolsa de regalo color rosa con un moño rojo.

—Amor —Zack avanzó hasta la mesa y lo agarró. Cuando regresó conmigo me lo entregó— tú regalo.

—Zack, gracias —incómoda lo acepte—Lo siento, olvide tú regalo en el departamento —mentí.

—No importa, lo que importa es que tú estas aquí. Tú eres mi mayor regalo, mirate amor —me hizo dar una vuelta al agarrar mi mano.

—Zack —más incomoda me solté de su agarre— Hay algo que quiero decirte.

—Aja

Él se acercó lo suficiente para cortar la distancia y acarició mi mejilla con ternura.

—Tenemos toda la noche, amor.

—No debo llegar tarde al departamento.

Zack se alejó de mi.

—Ya veremos —carraspeo— Ven.

Agarró mi mano y me guío a la cocina. Al entrar vi la mesa adornada con velas, un ramo de rosas, una variedad de comida para los dos y vino y copas de cristal.

Toda una cena romántica que nunca pensé de Zack tener ese detalle conmigo.

—Sorpresa, amor. Todo esto, lo mereces —se colocó frente a mi y dejó sus manos en mi cintura— Felices nueve meses mi amor.

—Zack... todo esto es... lindo. Es un bonito detalle —le entregué el regalo, él sin darle importancia lo dejó en la mesa y regresó conmigo— Realmente, me sorprendiste.

—Lo sé amor —volvió a colocar sus manos en mi cintura. Ante la nula distancia, su olor a alcohol inundó mis fosas nasales— y pensé que después de esto. Tú y yo en mi habitación —me dio un casto beso en los labios— Aylin, ya quiero que seas mía.

Rápido lo aleje lo suficiente.

—No Zack, nada va a pasar entre nosotros. Ni está noche, ni nunca.

—Amor, deja de rechazarme. Ey, no te voy a lastimar, seré cuidadoso.

—No sé trata de eso Zack. No me estas entendiendo— hice una corta pausa— lo que quiero decir es que tú y yo, terminamos.

—¿Qué? Tú no me vas a terminar otra vez.

—Zack, esto no tiene futuro. No me gusta como me tratas, ya no siento nada por ti y justo ahorita, esa venda invisible cayó y me di cuenta que tú solo me quieres para acostarte conmigo porque sabés que soy virgen pero no Zack, no más. No voy a tener sexo contigo y no quiero seguir siendo tú novia.

Él retrocedió otro paso con la molestia marcada en su rostro.

—A ver amor, que estupidez estas diciendo. Esto no se termina hasta que yo lo decida —alzó la voz— Tú seguirás siendo mi novia te parezca o no.

—No Zack, entiende. Se acabó.

Retrocedí.

Fue una mala idea venir.

—¡Ya cierra la boca Aylin! —levantó su mano y la hizo puño— Vamos a calmarnos y hablar de esto con tranquilidad —suspiró y bajó su mano.

Negué.

—No vuelvas a insistir, no volveré contigo y no quiero que me busques. Te quiero lejos de mi Zack —descolge mi bolsa y busqué mi celular.

—¿Qué haces?

—Me voy, pediré un taxi y...

—Deja eso —me arrebato la bolsa con mi celular— ¿Quién te creés para venir aquí y decirme esa estupidez y luego irte? No Aylin, ya me tienes harto.

—Zack, dame mi bolsa —negó y la lanzó al suelo— De todas formas me iré —me olvidé de la bolsa. Me di la vuelta en dirección a la salida cuando me detuvo del brazo— suéltame.

—Tú no te irás hasta conseguír lo que quiero.

Forcejee con él.

—Zack, me estás lastimando.

Pasé saliva ante el nudo en mi garganta.

—A ver Aylin, aposté con mis amigos que esta noche serías mía y será por las buenas o por las malas.

—Zack, déjame.

Me quejé cuando ejerció fuerza y me jaló en dirección a la sala.

—No eres la primera Aylin. Otras como tú han caído.

Me lanzó al sillón.

Rápido me levanté con intencion de huir cuando me lo impidió con su cuerpo.

—¡Zack! ¡Quítate!

El miedo me invadió.

Las lágrimas se acumularon en mis ojos ante el mal presentimiento.

—¿Creés que te he respetado? —me sostuvo con fuerza de la mejillas— que te he esperado. No amor, en estos meses he tenido sexo con otras, hoy con Candy y ahora contigo. No te soporte nueve meses por nada —me empujó al sillón con fuerza y quedé acostada —y elegiste por las malas, Aylin.

—¡Eres un idiota!

Use mis manos para golpearlo, para empujarlo cuando con las suyas me inmovilizo y su cuerpo sobre el mio fue impedimento para alejarlo de mi.

—Sabés amor, tú no caíste en mi trampa. Nunca quisiste enviarme una foto indecente tuya, siempre tan santa pero otras si lo hicieron. La prueba suficiente para obligarlas a estar conmigo.

Dejé las lágrimas brotar y deslizarse por mis mejillas.

—Además —desvíe la cabeza ante el olor de su boca— tengo otro secreto con Cloe ¿Quieres escucharlo?

Gire a verlo y le escupí.

Eso lo hizo esfurecer cuando con una mano agarró las mías y con la otra colo su mano por debajo de mi falda.

—Zack... no.

Lloré sin parar cuando subió más mi falda.

—Deja de llorar amor, eres mi novia.

Me removi en mi lugar sin dejar de llorar.

—¡No te muevas!

Mi mejilla ardió por su cachetada.

—¡Ayuda! —grité con todas mis fuerzas cuando su boca la guió a mi cuello y dejó besos que me asquearon— ¡ayu... denme! —por segundos se alejó y con brusquedad abrió mi camisa dejando expuesto mi sujetador.

—Noo...

—¡Deja de gritar!

Mis lágrimas no se detuvieron, ni mis gritos cuando me besó a la fuerza y aproveché eso para morder su labio con fuerza.

—Agh, mierda. Estúpida seas.

Su mano la guió a mi cuello y ejerció fuerza. Se me dificultó respirar cuando con mis manos libres, traté de empujarlo.

—Si te mato... no voy a obtener lo que quiero de ti... y no voy a tener sexo con una muerta.

Zack río y disminuyó fuerza sin embargo seguía sin recuperar mi oxígeno y mi corazón latía desesperado.

Su rostro lo vi borroso cada vez más cuando de pronto se alejó con rapidez y mis oídos detectaron un ruido.

Tosi en repetidas ocasiones, llevé mi mano a mi cuello y con lágrimas, me senté y vi a Zack en el suelo mientras se levantaba entre quejas.

Atonica, desvíe la vista y vi al responsable.

Mi vista se aclaró lo suficiente para reconocer a Darren a unos pasos del sillón.

—Cúbrete —se quitó su chaqueta y me la lanzó sin apartar la vista de Zack.

Asentí sin poder articular palabra y me la coloqué cubriendome y me abracé a mí misma sin dejar de llorar.

Darren se dirigió a Zack, lo levantó del suelo y lo tomó del cuello.

—Te dije que te alejaras de ella.

—Largo... esto no es de tú incumbencia... Ella es mi novia —le respondió Zack con dificultad.

Darren volvió a empujarlo y lo hizo caer al suelo.

—Vete —conectó sus ojos con los míos —¡QUE TE LARGUES!

Pegué un brinco.

Asentí, me levanté, agarré mi bolsa y salí corriendo escapando de Zack y de su mirada desde el suelo. Corrí hasta salir de su casa y a poca distancia me detuve llena de miedo, sin dejar de temblar mientras me aferraba a la chaqueta de mi vecino.

A cierta distancia, vi un auto negro.

Supuse de él.

Y solo desee que le diera su merecido.

#

    Z A C K

»Maldito imbécil«

Mi Aylin huyó sin alcanzar a detenerla.

No oculte la ira y me levanté con esfuerzo y me di la vuelta.

Él era demasiado pálido que debía ser por la ira que su rostro se tiño de marcas rojiza.

—Te voy... a matar.

—Inténtalo —me queje cuando me agarró de nuevo del cuello y ejerció fuerza. La diferencia era demasiado cuando era increíble su fuerza superarme— Invitame a estar aquí.

—Vete a la...

Su fuerza cerró mi garganta para hablar.

Empeoró su molestia y sus ojos fueron de terror.

»Joder ¿cómo es que se volvieron carmin? «

»Es una alucinacion Zack«

Última vez que estuviste cerca de ella porque de ti maldito, me voy encargar. Será mejor que trates de ocultarte porque vendré por ti y te voy a matar. Tú mismo vas a desear tú muerte cuando te espera mi tortura.

Cuando me soltó caí al suelo con un inmenso dolor en mis costillas por el impacto. Traté de moverme, quise apoyarme del sillón cuando lo vi.

—¿Tú.. para qué la quieres? —le dije con dificultad y alze la vista. Ante esa posición y altura, fue lo bastante peligroso y le temi.

Él sonrío cínicamente y creí en todas esas mierdas de leyendas cuando vi sus colmillos crecer.

Tenía un monstruo frente a mi, en mi casa, cerca de mi chica.

—Para mi alimento —me respondió con maldad.

Él no era una persona normal, era un maldito demonio, un monstruo con apariencia fingida luciendo normal entre nosotros.

No soporté más cuando cerré los ojos y caí inconsciente al suelo.

#

   A Y L I N

Permanecí afuera de la casa de Zack esperando a Darren, por alguna razón me preocupó su estado.

Zack enojado era muy violento y hoy me demostró de lo que es capaz.

Intenté no llorar más sin embargo las lágrimas no se detuvieron.

Bajé la vista en su chaqueta, dejé de abrazarme y quise abrochar mi blusa para devolverle lo que le pertenecía sin embargo me di cuenta que los botones no se encontraban, ninguno. Así que sin más remedio, subí el cierre de la chaqueta y me abrigue con ella.

De pronto, escuché pasos detrás de mí y rápido me di la vuelta. Vi a Darren fuera de la casa y se acercó a mí.

Me tranquilizó un poco al no ver ningún golpe, se veía tal como llegó.

Limpie las lágrimas de mis mejillas con torpeza.

Él sin mencionar palabra, pasó a lado mío y me agarró del hombro sin permiso y me dirigió a su auto.

—Sube —me abrió la puerta.

Lo vi por segundos, debió ser por la ira pero de su palidez era notorias marcas rojizas.

—Dije que subas —desvío la vista de mi.

Asentí, entré y me senté.

Él cerró la puerta y se demoró en entrar.

Suspiré y lo vi rodear el auto hasta que entró.

Descubrí esa noche que sabia conducir.

Entonces, en silencio puso en marcha el auto y nos alejamos de la casa de Zack.

Quise decirle gracias pero aún estaba en shock. Me volví a abrazar a mi misma mientras las lágrimas que salieron, traté de limpiar mientras miré por la ventana evitando que él me viera de esa forma. Sin evitar sentir vergüenza, sentirme tonta y molesta conmigo misma.

(...)

El transcurso del camino fué silencioso. Nadie dijo ninguna palabra.

Llegamos por fin al edificio.

Cuando Darren detuvo el auto, abrí la puerta y salí. El imito mi acción y entramos al edificio y nos dirigimos a las escaleras en silencio, marcando distancia.

Cuando llegué al departamento, abrí la puerta y entré. Me gire para cerrar la puerta cuando fue suficiente tarde cuando Darren entró y el mismo cerró la puerta.

Agradecí que mi madre no había llegado de su trabajo cuando no quería que me viera así.

Sin embargo, tenía que contarle y denunciar a Zack.

Avancé con pasos cortos y al llegar a la sala me detuve y me voltee.

—Te devolveré tú chaqueta, voy a  cambiarme —pronuncie en un susurro.

Me gire y caminé en dirección a mi habitación. Entré sin cerrar la puerta y al darme la vuelta, otra vez vi a Darren frente a mí. Ni siquiera me dí cuenta que venía siguiendome y ni siquiera lo escuché.

Él no observó alrededor mi habitación, no hubo interés, solo su vista fija en mi.

Incómoda me volví a girar y me dirigí a mi armario. Lo abrí y saqué una blusa.

Me voltee y vi a Darren observar mi buro, ladeo la cabeza y frunció el ceño al ver mi libro favorito de vampirismo.

—¿Me... dejas cambiarme?

—No es necesario, quédatela, luego me la devuelves —me respondió sin verme.

Asentí y avancé a la cama.

Dejé mi blusa sobre la almohada y tomé asiento.

—Esta bien —pasé saliva— gracias Darren, si no hubieras llegado, Zack... hubiera abusado de mi —lloré frente a él.

Me pareció curioso, él saber donde estaba, su auto fuera de la casa de Zack pero de igual forma, me salvó, me ayudó y me trajo al departamento.

—Eso ya no importa —giró a verme— ¿le dirás a tú mal.. madre?

—Si, debe saberlo aunque... no sé como.

Él dio un paso adelante.

—Yo me ocupo de eso.

Asentí varias veces.

—Zack es... de lo peor. Fui una tonta al ir sola... a su casa... yo solo quería... terminar con él... y descubrí como es —bajé la vista— es un monstruo.

Recordé su confesión.

Él abusó y obligó a esas chicas a tener sexo por la amenaza de él mostrar sus fotos comprometedoras de su cuerpo.

—Le di su merecido.

Hice mis manos puños al sentir ira hacía él.

—Le deseo lo peor.

—¿Qué tanto? —alze la vista al escucharlo— Si tuvieras la oportunidad de darle un castigo ¿Cúal seria Ayline? ¿Qué merece?

Sonrió con malicia y la misma maldad se apoderó de mi.

Debió ser el momento, debió el odio que respondió por mi:

—Su muerte.

—¿Deberás le deseas la muerte?

—Si, lo odio tanto.

Golpee con mi puño la cama.

Suspiré profundamente y subí mis piernas a la cama. Sin dejar de verlo, me recargué en la cabecera de mi cama y una almohada coloqué en mi regazo.

—No pensé que en ti hubiera odio o maldad.

Analicé mis palabras y traté de calmarme.

No, estaba mal desearle la muerte a alguien pero si Zack debía pagar con cárcel, no seguir libre y seguir siendo peligroso para otras chicas. Incluso para mi.

—Solo quiero dejar de verlo, no puedo volver a ver su rostro sin evitar que recuerde... —hice una corta pausa— quiero que se aleje de mi para siempre. Nunca volver a verlo.

—Nunca lo volverás a ver —su voz fue segura— le advertí y lo entendió. No se acercará de nuevo a ti.

Lo observé fijamente.

—De nuevo gracias Darren, me equivoqué contigo.

—No me lo agradezcas, no soy tú héroe Ayline.

»¿No? «

—Me salvaste, interveniste en el mejor momento antes de que él... me hiciera más daño.

Él se cruzó de brazos.

—No soy mejor que ese maldito. No pienses que por salvarte soy el bueno. Te dije que las personas aparentamos ser quienes no somos y aquí, soy peor que él.

Pasé saliva.

—¿Serias capaz... de abusar de mi? —emití con voz temblorosa.

Creí que ya estaba segura, a salvo cuando su confesión me dejó un sin fin de dudas y miedos.

—No —me respondió sin dudar— pero siempre existen otros daños.

Darren bajó la vista y sin darme el tiempo de responderle, salió de mi habitación cerrando la puerta.

Ante el nudo en mi garganta, volví a llorar sola en mi habitación.

Creció mi miedo, la confusión cuando no supe de quien escapar.

Tanto a Zack como Darren eran un peligro para mi. De ambos debía alejarme. Sin embargo, mi vecino me confundía con sus palabras y acciones.

Dude de quien de los dos ser el real monstruo.

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