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Capítulo 4° ✘ TÚ, NO ERES MI CUIDADOR ☑️

“Todos tenemos un secreto guardado bajo llave en el ático del alma”

   ✝ A Y L I N

Por fin, llegó el viernes, por fin pude descansar de esos días de clases, tareas, madrugar. Pude escapar de mis responsabilidades como estudiante.

Con mi celular en mano, le envié un mensaje a Zack mientras me dirigía a la salida cuando las clases culminaron.

AYLIN:
¿Te veo en el estacionamiento?

Zack en línea, vi el escribiendo hasta que llegó su respuesta:

ZACK:
Amor, no puedo irme aún. Tengo entrenamiento.

Suspiré cansada, pretendía que Zack me acompañara al edificio cuando Sam se saltó la última clase y hasta el momento no sabía nada de ella. El último mensaje que le envié, ni siquiera lo había visto.

ZACK:
¿Vienes a verme? Te veo en las duchas.

Sus palabras no causaron efecto en mi. No me agradó su directa invitación.

AYLIN:
Amor, no puedo ir. Estoy cansada, quiero irme a casa y me estalla la cabeza. Nos vemos después.

Mordí mi labio inferior cuando le envié mi respuesta. Zack inmediatamente vio mi mensaje sin embargo se demoró en responder:

AYLIN:
Nos podemos ver mañana, si quieres. Estaré sola en el departamento.

Mordí mi uña y me detuve antes de llegar a la reja. Era de los últimos estudiantes que faltaban por salir.

ZACK:
....

Me desesperó su escribiendo tardío.

Bufe y bajé mi mano.

Seguí mi camino en dirección a la salida, con una media sonrisa me despedí del guardia hasta salir. A pocos pasos me detuve viendo alrededor.

Volví mi atención en mi celular cuando aún no tenía respuesta de mi novio.

—Vamos Zack, no te puedes enojar por un simple no —espete para mí misma y hice una mueca sin dejar de ver la pantalla de mi celular.

No obstante, un empujón me hizo alzar la vista.

—Lo siento, no te vi —giré mi cuerpo viendo a una chica detrás de mi. Al igual que yo, tenía su celular en mano—venía distraída.

—No te preocupes —la reconocí por varias clases en común— ¿Lili? —ella sonrió y se ajustó sus lentes.

—Si, perdóname Aylin. Esto me distrajo —movió su celular.

—Ambas estábamos distraídas. No te preocupes —le sonreí—. Vete con cuidado, nos vemos el lunes.

—Igualmente, cuidate mucho Aylin.

Pasó por mi lado y esta vez Lili guardó su celular. La perdí de vista cuando vinieron por ella en auto, ella subió y el auto arrancó.

No era la primera vez que veía que su padre pasaba por ella y no evite sentir celos cuando desde muy pequeña, había perdido al mío y tantas veces lo había necesitado y extrañado pese a muy poco recordarlo.

De pronto, mi celular vibró en mi mano y enseguida lo revisé:

ZACK:
Te veo mañana, amor.

Agregó un corazón y Zack dejó de estar en línea. Le respondí con un cursi stickers y bloqueé mi celular.

Lo guardé en mi bolsillo de mi jean y sostuve las correas de mi mochila cuando en ese momento, una chica que tanto conocía captó mi atención.

A cierta distancia, vi a Sam acompañada de un chico castaño, alto. Mayor que ella cuando varias veces había reprobado año y mi amiga no dejaba de sonreírle tras jugar con un mechón de su cabello.

Sam no había traído su auto cuando su madre lo necesitaba. Sin embargo, pensé que nos iríamos juntas como siempre.

Ahi entendí el motivo de su ausencia en clases.

Sam sabía perfectamente que Elian Marruel, no lo soportaba cuando tenía fama de salir con varias chicas al mismo tiempo.

—Sam ¿qué crees que haces?

La vi tan sonriente y vi exactamente el momento exacto cuando se subió a su auto.

Sorprendida, rápido le envié un mensaje. Cuando vi el auto arrancar y marcharse, apenas comenzaba a encender mi celular y enseguida le envié un mensaje.

AYLIN:
¿Tú y Elian? ¿Enserio, Sam?

Enseguida, ella lo vio y me respondió.

SAM:
No me mates por eso. Te contaré todo después Lin.

Insertó una carita de inocencia.

Negué varias veces y le escribí:

AYLIN:
Tienes mucho que explicarme Samantha.

Bromeo, sabés lo que haces pero cuidate amiga.

Sam vio mi mensaje y recibí su carita de besos.

Suspiré y volví a guardar mi celular.

Era la única que quedaba fuera de la preparatoria sin contar al equipo de fútbol.

Desvíe la vista hacia atrás cuando hasta el guardia se había ido dejando la reja abierta.

Literalmente, estaba sola.

Era tan raro que hace días, pasé tiempo con mis pocos amigos, mi novio y ahora no tenía la compañía de ningúno.

Tuve el pensamiento de ir a tomar el bus cuando para mi mala suerte, no tengo auto apesar de que sé manejar gracias a que Sam me enseñó en su propio auto. Mi madre no ha querido comprar uno, debido a los gastos que tiene. Con la creencia de que no sé conducir.

»Si supiera la verdad«

»Me mata, si se entera«

Con una profunda respiración, avance en dirección a la parada que queda cerca.

Cuando llegué, me crucé de brazos sin dejar de ver ambos lados. El autobús aún no llega y se está demorando más tiempo de lo habitual.

Comienzo a desesperarme, el pánico invadirme cuando por un momento, pienso en la idea de entrar otra vez y ir al campo de fútbol.

Tal vez, debería ir con Zack.

Desistí la idea pero mi angustia creció y más cuando extrañamente me sentí nerviosa, vigilada con esa extraña sensación que no desapareció y mi cuerpo, me advirtió.

—Tranquila Aylin, no pasa nada. El bus no debe tardar en llegar —me dije a mi misma y revisé la hora.

Veinte minutos de tardanza.

Quise creer por el tráfico.

Pasé saliva y en ese momento, alze la vista.

Comprobé la advertencia.

En la calle, estaba justo frente a mi, mi vecino, apesar de llevar una capucha negra en la cabeza, logré ver su rostro y reconocí a Darren Collins a cierta distancia con sus manos ocultas en sus bolsillos delanteros e iba completamente de negro.

»Dios, mio«

Atenta y confundida no dejé de verlo.

Lo vi ladear la cabeza y tuve que apartar la vista. El maldito bus ya se había tardado demasiado.

Entonces, tomé la decisión de comenzar a caminar. Bajé mis brazos. Volví a verlo y sin perderlo de vista caminé de regreso a la entrada de la preparatoria y él me seguía con la mirada.

Sin embargo, tropecé y por segundos dejé de verlo. Cuando recuperé el equilibrio, me detuve y volví a ver hacia la calle cuando extrañamente, Darren ya no estaba en su sitio.

»Tranquila Aylin, tal vez ni estaba ahí«

Pensé y lo busqué con la mirada sin ver rastro de él.

—¿Tan rápido se fue? —hice una mueca—. Debo calmarme —me dije a mi misma y suspiré—. Dejar de pensar en él. Fue una alucinacion, si eso fue.

De pronto, sentí un tacto en mi hombro. Brinque y no evite gritar:

—¡AHHH!

Me voltee rápidamente dispuesta a defenderme.

—¡Sueltame! ¡Ayu...! —guardé silencio al reconocer al chico frente a mi. Tuve que suspirar de alivio.

—Tranquila, soy yo —él me sonrió— Carlos.

Llevé mi mano a mi pobre corazón que no dejaba de latir acelerado.

—Me asustaste —lo vi molesta— Carlos, no vuelvas a hacerlo.

Él río por mi expresión.

—Lo siento, te vi sola y quise saludarte. No pensé que gritarias así, aquí el espantado soy yo.

Le di una mala mirada y bajé mi mano.

—Lo siento, no debí reaccionar así —lami mis labios— pensé que eras alguien más.

Carlos frunció el ceño.

—¿Quién?

Lo miré fijamente en silencio.

»Darren, mi extraño vecino«

—Nadie, olvídalo —le respondí finalmente y fingí una sonrisa— pensé que ya te habías ido.

—Aún no, estaba ayudándole a la encargada de la biblioteca con unas cajas de libros, quedé con ella en ayudarle.

Asentí.

Carlos sostuvo ambas correas de su mochila.

—¿Qué haces aún aquí? Ya todos se fueron. Creí que era el último en irme, que ya nadie estaba aquí.

Sonreí incómoda.

—Estoy esperando el bus, ya se tardó más de lo debido.

Carlos enarco una ceja.

—El autobús no va a pasar, está en mantenimiento algo así escuché. Ayer avisaron.

—¿Eh? —lo miré perpleja.

»¿Por qué no me di cuenta?«

»He desperdiciado mi tiempo«

»¿No pueden enviar otro?«

—Crei que sabías. —Carlos agregó por mi mirada.

—No... yo, no sabía nada —mi molestia regresó y bufe. —Genial, esto solo me pasa a mi —negué y desvíe la vista— ¿Y ahora como me voy a casa?

—¿Y tú novio?

Regresé la vista en Carlos al escucharlo.

—En su entrenamiento, él se quedó. Tal vez deba esperarlo.

—Aylin, hoy no hubo entrenamiento o ya terminó. Salí y no vi a nadie ni en el campo o en los pasillos.

Enarque una ceja.

—¿S–seguro? —Carlos asintió— Yo no lo ví salir.

Él se encogió de hombros.

»Zack me debes una explicación«

—Te dejó sola —no necesitó mi respuesta para comprobarlo—. Vaya como te quiere. —Carlos hizo una corta pausa—. Como sea, ¿quieres que te lleve?

Le medio sonreí.

—Claro, ya me cansé de esperar un autobús que nunca llegará. Ya es muy tarde y ya quiero irme.

—Solo una cosa —Carlos levantó su mano —sera mí condición.

Frunci mi ceño.

La preocupación me invadió.

—Dime

—No quiero hablar de ese imbécil.

—¿De quién?

Él bajó su mano y rodó los ojos.

—De tú novio Aylin —emitió con un tono molesto.

—Se llama Zack, Carlos, —le dije burlona—. Esta bien, no hablaré de Zack en todo el camino, estoy molesta con él.

—En ese caso, vamonos señorita.

Empezamos a caminar juntos hasta su auto.

—Deberias hacerte amigo de Zack —insistí en broma.

—¡Oh eso nunca! —exclamó Carlos con exageración.

Rei por su expresión en su rostro y eso disminuyó mi molestia por un mal día.

Cuando llegamos hasta su auto, nos subimos y tan pronto, Carlos lo puso en marcha rumbo al edificio Rivers.

(...)

—Crei que Samantha te traería, siempre lo hace —habló Carlos mientras conducía.

—Estaba ocupada, tenia cosas que hacer —le respondí mientras observaba el panorama desde la ventana— Ahora me doy cuenta que necesito más amigas o un auto propio.

Solté una leve risilla.

—Ey, no digas eso Aylin. Me tienes a mi, yo no te dejaré sola y cuando quieras, dime y con gusto te llevaré a casa.

Giré a verlo y le sonreí.

—Gracias Carlos, lo tendré en cuenta.

Carlos detuvo el auto en un semáforo.

—Yo sería diferente contigo, no te dejaría sola y no buscaría excusas para no verte. Sería sincero Aylin pero tú preferíste a alguien más.

Lo miré incómoda.

—Carlos ya no quiero hablar de lo mismo. Agradezco tú ayuda y tú amistad, pero prefiero que las cosas sigan así.

Su mirada se volvió triste.

—Lo entiendo Aylin, como quieras. Al menos quiero conservar nuestra amistad. Eres mi única amiga —le sonreí — aunque quisiera que fueras algo más.

Estuve por responderle cuando el auto de atrás se escuchó.

—El semáforo —le avisé.

—Cierto.

Carlos dejó de verme y volvió a arrancar el auto con la vista al frente. Imite su acción.

—¿Qué sucedió con Mónica?

—¿Mónica?

—Si, hoy te vi con ella en el receso. Se nota que le gustas, te sonreía —lo miré divertida— puedes darte una oportunidad con ella.

—No, para nada. Solo me preguntaba sobre una clase que no entendió y le expliqué.

—Sabés que solo era un pretexto para hablarte ¿verdad?

Carlos suspiró.

—Tenias que ser chica —me miró por varios segundos y regresó la atención en la carretera—. No es lo que creés Aylin.

—O vamos Carlos, no tiene nada de malo. Mónica es...

—Muy diferente a ti —me interrumpió—lo noté y le he dejado las cosas en claro. No quiero salir con ella ni con nadie. A menos que seas tú.—Lo miré en silencio. —Yo no me rindo sabés, confío que algun día me dirás que sí.

—Carlos no quiero darte falsas esperanzas —pose la vista al frente viendo al edificio Rivers cada vez más cerca.

—Lo sé Aylin pero no tiene nada de malo que lo intente ¿no?

Duré en responderle y sobre todo, no me atrevi a verlo.

—Yo... lo siento por no verte de la misma forma. Tengo novio —gire a verlo.

Carlos detuvo el auto al llegar frente al edificio.

—Lo sé y confío en que algún día, lo vas a dejar. No te merece Aylin —volteó a verme— mereces a alguien mejor.

Incómoda, agarré mi mochila.

—Yo... gracias por traerme —abrí la puerta rápidamente huyendo del tema. —Gracias Carlos, eres una gran amigo—me despedí de él con un casto beso en la mejilla y sali de su auto.

—Adiós, me avisas cuando llegues a tu departamento.

—Y tú cuando llegues a casa —le sonreí al permanecer de pie sin dejar de verlo por la ventana —gracias de nuevo.

—Cuando quieras, siempre estaré para ti.

Carlos se despidió con su mano y después arrancó el auto hasta verlo alejarse poco a poco.

Cuando lo perdí de vista, me di la vuelta y entré al edificio. Ante el defecto del elevador, me dirigi a las escaleras y comencé a subirlas cuando serían muchos escalones.

Cuando llegué al último piso, me detuve y tomé una profunda respiración para seguir subiendo más y más.

»Que daría por ser veloz«

De pronto, mi celular vibró en mi bolsillo.

Confusa lo saqué y lo revisé viendo un mensaje de mi madre. Me preguntaba si ya había salido de clases como aquellos mensajes acumulados.

»La olvidé«

Enseguida le contesté y presione el enviar a medida que seguí subiendo las escaleras con el celular en mi mano.

AYLIN:
Ya llegué al edificio, lo siento mamá.
Se me olvidó avisarte, Carlos me trajo.
Ya casi llego al departamento

Esperé su respuesta hasta que me detuve y alze la vista viendo a mi vecino bajar las escaleras con prisa. A unos cuantos escalones de mí.

Lo vi con extrañeza.

»¿Tan pronto llegó al edificio?«

»O tal vez, nunca se fue y creí verlo«

Cada día, por Darren me volvía más loca.

Fingi una sonrisa, tomé una profunda respiración y seguí subiendo la escaleras que me faltaban.

»Ni lo pienses, Aylin«

Recordé las palabras de mi madre y de Sam.

Debería darles la oportunidad, debería tratar de llevarme bien con ambos. Debería ser más amable.

Hice una mueca cuando sería ir en contra de mis propias reglas de distancia con los vecinos.

»Tú puedes, Aylin«

»Será sencillo hablarle por educación«

Me sorprendí a mi misma cuando ante la nula distancia, me dirigi a él.

—Hola vecino.

Sin embargo no recibí su respuesta, solo su mala mirada como si odiara a todo el mundo hasta su propia existencia.

Cuando pasó por mi lado, golpeó mi hombro con el suyo y siguió bajando.

—¡Oye! —me quejé al perder el equilibrio.

—No me estorbes, niña.

Me sorprendió su mal comentario cuando no estaba acostumbrada a lidear con sujetos así tan desagradables.

—Ya no soy una niña —le dije con valentía tras girar mi cuerpo. Con varios escalónes más arriba que él, me ayudó mucho para ser valiente debido a la altura.

—Lo eres

Dicho esto y siguió bajando las escaleras.

Me crucé de brazos molesta.

»Oh, no se irá tan fácil«

Tuve una pelea mental en decirle lo que pensaba o no. Cuando finalmente, lo hice:

—Darren —logré que se detuviera. Más seguía dándome la espalda— ¿Qué hacías afuera de la preparatoria donde estudio? Te ví, como ayer en la entrada del Cine —bajé un escalón pese a que mi voz interna me gritó:

»Tonta, sube, corre y alejate de él«

Sin embargo, quise demostrarle que no tenía miedo y resolver el misterio.

—Estoy segura que eras tú, no sé como pero lo estoy —lo comprobé cuando vi que tenía puesta esa misma chaqueta más esta vez sin la capucha puesta—. Sé que eres libre de ir a donde quieras pero es mucha coincidencia los lugares que yo estoy. No tenías nada que hacer fuera de la preparatoria. No estudias ahí o a menos que esperabas a alguien —hice una pausa esperando su respuesta que no llegó — ya van dos veces que te veo. No entiendo como es que llegaste más rápido y...

—Estás loca —me interrumpió y se volteó— y estás equivocada.

—Yo sé lo que ví —no aparte la vista de él. No iba a dejarme intimidar por su mirada— y te ví a ti.

Darren subió un escalón.

—No busques explicaciones, no querrás saber la verdad —me observó de arriba a abajo con desagrado— mortal.

Enarque una ceja.

»Tenemos al chico raro con palabras«

»¿Quién se cree? Si es igual, a mi«

»Un mortal, más«

—Mira vecino, no creas que estoy loca. Te vi okey.

—¿Me viste?

—¡Si! —expresé desesperada.

Entonces, él subió otro escalón y otro hasta que quedó en un escalón bajo de mí. Quedamos justo al frente y la cercanía fue peligrosa. Me superaba de altura, me sentí tan pequeña ante él.

—¿Quieres escuchar la verdad? —sus ojos azules me miraron fijamente. —Asentí nerviosa. —No tenia nada que hacer en esos malditos lugares que me viste.

Sonríe ampliamente.

—Tenia razón ¡Estabas ahí! —eso me pareció tan extraño— ¿Por qué? ¿Qué hacías ahí?

Darren se inclinó un poco ante la diferencia de altura.

»¿Y la distancia dónde quedó?«

Pasé saliva y los latidos de mi corazón, se aceleraron.

—Porque te estoy vigilando—mencionó con seriedad.

Enarque una ceja.

En este momento, la valentía ya no existió más en mi.

Confundida lo observé y retrocedí un escalón.

»Que sincero«

—Pues... deja de hacerlo —me obligue a mostrarme valiente aunque realmente solo quería alejarme de él y huir— deja de parecer un acosador conmigo. Te lo advierto Darren o de lo contrario se lo voy a contar a mi madre o peor, te voy a denunciar con la policía —alze la vista—. No me conoces, ni yo a ti así que no quiero tener problemas contigo o con tú familia. Evitemos problemas y solo hay que marcar distancia, evitar vernos ¿Entendiste?

Lo miré con toda la seriedad que pude.

Me sentí orgullosa de mi misma.

Sin embargo, Darren medio sonrió. Esa sonrisa con intención malvada y subió ese último escalón.

No entendió nada de lo que le dije.

—No me amenaces, nadie me dice que hacer o que no. Haré lo que me plazca.

—Entonces... habrán consecuencias. —Retrocedi torpemente cuando él dio otro paso hasta mí— Es una advertencia, Darren Collins.

—No te conviene ser mí enemiga.

Senti escalofríos por su mirada.

—Yo... solo quiero...

—Somos vecinos ¿no? —me interrumpió— Tendrás que verme y soportarme, para tú mala suerte, cruzarnos.

—Me estas vigilando ¿qué te pasa? —mi voz salió débil.

Al diablo la valentía, ya estaba aterrada.

—Coincidencia.

—No, no lo fue.

Pasé saliva cuando sentí su mano en mi cuello sin ejercer presión y peligrosamente se acercó a mi. Cometí el error de verlo a los ojos.

—Nunca te he vigilado, creíste verme en esos lugares y nunca tuvimos está conversación.

Darren me hizo olvidar esos ojos carmin.

Manipuló mi mente y me hizo olvidar la verdad.

Cuando reaccione, lo vi retroceder.

Confundida porque no recordaba nada ¿por qué estaba con él?

—Adiós vecina —se dio la vuelta y comenzó a bajar los escalones.

»¿Qué demonios?«

Más confusa, me di la vuelta y subí los escalones faltantes.

Es obvio que me crucé con él.

¿De qué hablamos?

Empeoró mi dolor de cabeza.

Terminé de subir las escaleras y cuando llegué a la puerta de mi departamento, vi al Señor Estefan Collins en su puerta.

—Vecina, lo siento por el comportamiento de mi hijo si hubo un mal comentario de su parte.

»Ni siquiera me acuerdo«

Con prisa introduci la llave en el orificio sin responderle.

—Tuvimos una discusión y por eso está así.

—No... no importa —logré abrir la puerta y la empuje —solo sé que no quiero problemas con ustedes.

—No los tendrá jovencita, siempre y cuando marque distancia con mi hijo.

Lo miré confundida.

—Porque no aconseja a su hijo y esa misma amenaza se la dice a él y a mí me dejan en paz.

Dicho esto y entré al departamento sin esperar su respuesta. Rápido cerré la puerta y coloqué el seguro.

Suspiré y me recargue en la puerta.

—Que día —murmure para mí misma. Tras observar el departamento, me sentí más segura sin tener que lidear con los vecinos Collins.

#

No puedo dejar de pensar en Darren y no entiendo el porqué.

»Bien que te gusta. Es tan sexy no lo niegues«

Me gritó mi subconsciente.

Dicen que todos tenemos una voz interna que nos habla y nos da una segunda opinión, pero la mía la odio es como decirlo, una rara y loca parte de mí, siempre habla cuando menos te lo esperas, muchas veces peleó con ella. Es tan diferente a mí. Ella si dice lo que piensa y yo a veces lo evito por miedo.

»Diablos, cada día estoy más loca«

»Lo estás«

Hay veces que suelo ignorar a mi propia voz interna.

Mi fin de semana, la pasé sola cuando Zack no vino al departamento ante una reunión familiar.

Sin embargo, el domingo pude estar acompañada de mi madre. Sentadas en el sillón de la sala, mirábamos las noticias en una pequeña pantalla después de volver a acomodar la sala.

Se transmitía una nueva noticia:

Siguen las muertes y las desapariciones de más personas. Pocas han sido identificadas. Estás semanas han encontrado cinco personas muertas con varias heridas en el cuello, se desconoce su nombre y edad, solo son dos hombres, una mujer, un adolecentes y un niño al parecer de muy corta edad...."

Mi madre agarró el control y apagó la pantalla.

—Pobres familias ¿Qué clase de monstruo hace eso? Y ni siquiera lo han atrapado —lució molesta— ¿Qué haremos con esos tipos sueltos? seguirán matando y matando.

Giré a verla.

—Mamá, cálmate.

—Lo siento hija, es solo que esto me enoja demasiado.

Mi madre llevó su mano a su frente.

—El trabajo en el hospital va a aumentar con esto y lo peor es que a veces ni por todo nuestro esfuerzo, los enfermos se salvan. Llegan heridos y ya no hay nada que hacer.

Su preocupación fue evidente.

—Haces lo mejor en tú trabajo mamá. Cualquier cosa que haces, es ayuda.

Ella giró a verme y me sonrió.

—Gracias hija, por eso me alegra que te quedes aquí en el departamento. Así no te expones al peligro allá afuera con lo que está pasando. Me aterra solo pensar que tú seas unas de esos pacientes o salgas en las noticias...

—Mamá, voy a estar bien. —sostuve su mano y le sonreí. Le transmiti, calma— Cambiando de tema, puedo... ¿preguntarte algo?

—Claro hija, dime.

Nerviosa, le pregunté:

—¿Te gusta el vecino?

—Hay hija que cosas dices, como me va a gustar un jovencito.

—Hablo del señor Estefan Collins —espete con seriedad.

Mi madre se tenso al oír ese nombre, algo me estaba ocultando e iba a averiguarlo.

—¿Y bien? —cuestione impaciente.

—Hija yo... mira... no es como crees...

Nunca había visto a mi madre tan nerviosa y eso comprobó mis dudas.

—Puedes decirme lo que sea ¿verdad? Soy tú hija.

—Aylin, lo sé. Soy tú madre y he pensado que...

Su celular, la interrumpió.

»Genial«

Ella desvío la vista en su celular y lo agarró de la mesita de centro y lo miró.

—Espera tengo que contestar, es del  trabajo.

Sara se levantó y se dirigió a la cocina.

Curiosa, me levanté del sillón y con pasos lentos me acerqué poco a poco sin el más mínimo ruido. Estuve lo suficiente cerca y pude escuchar la conversación de mi madre:

—...Pero es mi día de descanso... Pero..Está bien.. Claro... Ahí estaré.. Me debes una ... Si, adiós ...

Cuando colgó, corrí de vuelta al sillón. Sin embargo, nada le sale bien a Ana Aylin Villanueva del Río cuando resbale y caí al suelo.

—Auch —me quejé de dolor revisando mi rodilla.

—¿Escuchando conversaciones otra vez Aylin?

Pasé saliva y lentamente alze la mirada viendo a Sara en mi campo de visión con sus manos en su cintura.

—No, solo me caí —no me creyó— Es que me moví para estar cómoda y me resbalé.

Rei sin ánimos y me levanté del suelo.

—Ana Aylin Villanueva ¿segura?

Suspiré

—Esta bien, pero solo escuché un poco.

—Ay hija, tú no cambias.

—Que bien me conoces —le sonreí—¿Quién era?

—Laura, una compañera del trabajo, quiere que hoy la cubra, así que tendré que ir a trabajar.

—¿Pero es tú día de descanso?

—Lo sé hija, pero me lo pidió de favor, ella me ha ayudado mucho, tengo que devolverle el favor. Cuando se requiera, ella no me pondrá excusas.

—¿Pero... no se lo puede pedir a alguien  más?

—No, soy su única amiga —hizo una corta pausa—. Bueno hija, me daré un baño y me arreglaré para irme.

—Me quedaré sola otra vez —reproche enojada.

—Hija, lo lamento.

La vi márcharse hasta que la perdí de vista. Molesta, me dirigi a mi habitación.

Al llegar, entré y terminé por cerrar la puerta con fuerza. Al sentarme en la cama, agarré mi celular del buro y le marqué a Sam.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco.

Me mandó a buzón.

Le colgué y busqué entre mis contactos a Zack. Por suerte, al primer tono, él me respondió.

—Hola amor

—Hola Zack,

—¿Todo bien?

—No, mi madre se va ir a trabajar.

—¿Qué hoy no descansa?

—Si pero tiene que cubrir a alguien.

Mm, que mal amor.

—Si, me quedaré sola en casa —mordí mi labio inferior nerviosa— ¿Creés que esta vez puedas venir a verme?

Amor, me encantaría.

Sonreí ampliamente.

—Le diré a mi madre que vendrás. Te hablo después. Adiós amor.

Colgué la llamada, dejé mi celular sobre la cama y enseguida salí de mi habitación en dirección a la de mi madre.

Cuando llegué a su puerta, tras su adelante al tocar, entré. Vi a mi madre apunto de meterse a bañar.

—Mamá, Zack vendrá al departamento.

—Zack, ¿tú novio?

—Aja

—Lo siento hija, no es una buena idea que esten solos sin mi presencia.

—¡MAMÁ!

—Está dicho, lo podrás invitar cuando yo este presente, ahora no.

—Pero, no vamos a hacer nada malo, ¿No confías en mí?

Ella suspiró.

—Claro que si hija, confio plenamente en ti, pero no en él.

—Mamá no quiero quedarme sola en casa. Te doy mi palabra de que nos vamos a comportar.

—Lo siento hija, pero no. Dile a Zack que otro día venga a verte.

—Sara, ya tengo 18, deja de controlarme todo el tiempo.

—Aylin, en primera soy tú madre y segunda estás en mi departamento. Solo quiero cuidarte hija. Algún día, vas a entender mi protección.

Solté un suspiro.

Entendí su punto.

—Ya qué ¿puedo invitar a Sam o en ella no "confías"?

—Me parece buena idea. Sam si puede venir a verte.

Salí de su habitación molesta. Regresé a mi habitación y cuando tuve mi celular en mano, le envié un mensaje a Zack:

AYLIN:
Lo siento amor. Mi madre no quiere que vengas al depa sin su presencia. Será en otro momento.

A los pocos minutos llegó su contestación.

ZACK:
Que lástima amor, yo que tenia ganas de verte. Entonces, te veo el lunes, besos.

Hice una mueca. Le envié un stickers y volví a marcarle a Sam. Por suerte, si me contestó:

Alo

—Hola Sam

Hola Lin

—Oye, quieres venir al depa. Mi madre no estará, ¿qué dices, pijamada?

Duró en responderme.

—Sam ¿Sigues ahí?

—Lo siento Lin, me encantaría pero tengo cosas que hacer "¿Todo bien hermosa?" en la otra línea escuché la voz de un hombre.

Frunci el ceño.

—¿Con quién estás Samantha?

—Con un amigo, Lin. Te hablo luego, adiós.

Colgó la llamada.

Indignada observé la pantalla de mi celular.

»Mala amiga«

Molesta lancé mi celular a la cama.

+++

Después de todo, regresé a la sala. Trataba de poner atención en la película cuando estaba molesta con mi madre, con Sam y conmigo misma.

—Hija

—¿Qué? —le respondí de mala gana.

—Aylin no estés enojada conmigo.

Suspiré y gire a verla.

Sara tenía su uniforme puesto y ya estaba lista para irse.

—No lo estoy, es solo que no me gusta  quedarme sola.

—¿Y Samantha?

—No puede, tiene cosas más importantes que hacer. Como todos.

—Hija, lo siento. El próximo domingo pasaremos el día juntas. Incluso vamos a comer fuera, por favor comprende.

Mi molestia disminuyó y asentí varias veces.

—Llegaré pronto, lo prometo.

—De acuerdo. —apagué la pantalla—Pensé que hoy no me quedaria sola como toda la semana. Solo quiero compañía, para no sentirme sola.

—¿Compañía? —ella me miró fijamente.

Asentí.

—Pero vete, lo entiendo mamá.

Sin embargo, mi madre no reaccionaba. Juro que no parpadeaba.

—Compañia, no estar sola —emitió y se volteó. La vi dirigirse a la puerta.

—Mamá ¿qué pasa?

—Tú compañía, hija —habló de forma extraña y abrió la puerta.

—M–mamá —espete y me puse de pie. Ella salió dejando la puerta abierta— Sara —di un paso adelante— ¿Te vas sin despedirte de mi? Ma...

Preocupada esperé por varios segundos cuando la vi regresar y entró al departamento.

—Hija, ya volví.

—¿A dónde fuiste? Me dejaste hablando sola.

—Bueno, me dijiste que no te quieres quedar sola, así que te tengo tú compañía. Con él no estarás sola.

Enarque una ceja.

Detrás de ella, note la presencia de...

¿Darren?

—¿Mamá me podrías explicar que hace él —lo señalé— aquí?

—Darren Collins será tu compañía, así no estarás sola. Solo él.

Mi madre me sonrió y me sorprendió sus palabras y esa sonrisa falsa.

Hice una mueca y bajé mi mano.

—No me quedaré con un extraño.

—Hija...

—No mamá... No necesito un cuidador y mucho menos ... a él aquí.

Pareció reaccionar.

—Soy su única compañía, conmigo su hija no estará sola —resono su voz.

—Si hija, con Darren no estarás sola.

—¡¿Qué?!

Sara se acercó a mi y del brazo, me guió a la cocina. Al llegar, me soltó y obtuve su molestia.

—Hija, no quiero que estés sola, es peligroso.

—Es más peligro que dejarme con un extraño, ¿no lo creés?

—Hija

—¿Por qué? No entiendo porque lo prefieres a él que a Zack. Él si es un completo desconocido.

Mi madre parpadeo varías veces.

—Yo... tienes razón —la note confundida.

—Si, la tengo. Darren no es la compañía que quiero.

—Él es la única compañía para que no estés sola —la miré con preocupación al escucharla decir aquello— solo él.

—Mamá, no —di un paso adelante— ¿qué te sucede?

Ella parpadeo varias veces.

—Aylin, Darren se quedará y ya está decidido.

—Pues no estoy de acuerdo ¿Y si me hace algo?

—Aylin no exageres. Créenme hija que si le das la oportunidad, se llevarán bien.

Negué varías veces.

—No madre, tal vez tú seas muy amiga de su padre pero él y yo, ni hablar.

Sara suspiró.

—Hija por favor...

—Mamá se cuidarme sola, por favor no me dejes con él es tan... raro.

—Igual que tú.

—¡Oye! —me quejé.

—Hija, por favor dale una oportunidad. Verás cuando menos te lo esperes se llevarán muy bien. Vamos —dio un paso adelante— él es tú única compañía, con él no estarás sola —me sonrió— solo él.

Mi madre avanzó y salió de la cocina.

»Ella no es así«

»No entiendo como es que él la convenció«

—Está bien —espete en voz alta y caminé hasta la salida.

Me detuve detrás de mí madre, sin dejar de ver a mi vecino.

—Perdona Darren, mi hija es complicada.

—No se preocupe señora... del Río, entiendo.

—Sara, dime solo Sara.

Le sonrió

—Agh, sigo aquí saben —les hice saber al mover mi mano.

Sara volteó a verme.

—Aylin, se me hace tarde, yo me retiro —se dirigió a él— te la encargo mucho Darren, cualquier cosa me llaman, llegaré en la noche, espero y pronto.

—Descuide ... Sara. Cuidaré muy bien de su hija —me miró por cortos segundos—. Le recuerdo que soy su única compañía, para evitar que esté sola —la miró fijamente a ella— solo yo— mi madre asintió. —Se puede retirar —él le permitió el paso y Sara avanzó hasta salir del departamento.

No se despidió de mí como siempre.

Cuando cerró la puerta, fije la vista en mi molesto vecino. Obtuve esa maliciosa sonrisa.

—Nos vamos a divertir mucho ¿Verdad niña?

No le respondí, me cruce de brazos y lo vi comenzar a caminar por el departamento. Se detuvo en una esquina de la pared observando nuestras fotos, algunas juntas y otras individuales.

—No entiendo como la convenciste, no entiendo como es que le agradas.

—Es fácil de manipular —lo escuché decir mientras sostuvo un cuadro donde estoy de pequeña. Sonriente con Sara mientras me abrazaba.

—Deja eso —di un paso al frente sin embargo, él me ignoró. Siguió viendo más fotos donde salía en diferentes edades y tamaños. Se detuvo en una foto mía de 15 años y lo vi detallarla con molestia.

—No te pareces a Sara.

—Tú no te pareces a Estefan Collins.

Darren curvo una media sonrisa que enseguida, borró. Dejó la foto boca abajo en su lugar y se giró ambos quedando frente a frente.

—Vete, no quiero tú compañía. Sería mala compañía. No necesito un cuidador. No te quiero aquí —no me respondió —¿Me estás escuchando?

—No me interesa lo que pienses o quieras, niña. Si me aceptas aquí o no pero no me iré. Eso debieron pensarlo antes.

—Yo desde un principio no los quería aquí. Sabés que, mejor vete, del edificio, del departamento, del mío —lo miré fijamente— Váyanse a joder a otra parte.

Mi amabilidad se fué al carajo por su culpa con todo y la paciencia.

—¿Creés que me gusta perder mi tiempo con alguien como tú? Solo eres una niña caprichosa.

Mi boca se abrió en forma de O.

¿Quién se cree para llamarme caprichosa?

Yo no soy caprichosa... ¿O si?

—Disculpa, yo no soy caprichosa, ni siquiera me conoces.

—Es lo que tú crees.

—¿Qué dices?

Él gruño molesto.

—Mira niña, no me iré de aquí.

—Entonces, prefiero quedarme encerrada en mi habitación a pasar tiempo contigo.

Darren se encogió de hombros.

—Seria lo mejor, eso me ayudaría a evitar... tentaciones.

Bufe, sin darle una respuesta me fui enojada a mi habitación. Al llegar cerré la puerta de golpe y le coloqué el seguro por mera precaución.

+++ HORAS DESPUÉS +++

Segui encerrada en mi habitación apesar de ser de noche. Lo que menos quería ver a mi vecino aunque por hambre y sed me obligue a salir.

»¿Por qué no traje comida y agua antes de encerrarme? Así no tendría que salir y verle la cara«

»Tal vez Darren ya se fué a su departamento«

Pensé.

Decidida, me levanté de la cama, me puse mis pantuflas y sali de mi habitación. Cuando llegué a la sala, observé alrededor.

—¿Darren?

No hubo contestación.

»Gracias Dios, se fue«

Con una sonrisa, me dirigí a la cocina y al entrar, encendí la luz. Después me diriji al refrigerador y lo abri tras buscar algo apetitoso. No me decidí, entonces preferí solo beber jugo.

Sostuve el envase, cerré el refrigerador y me dirigí a la vitrina por una vaso de vidrio sin voltear hacia atrás.

Cuando lo tuve en mi mano, serví un poco.

—Menos mal que se fué —hablé para mí misma.

—Sigo aquí.

Por su voz, me asuste y el vaso resbaló de mis manos y por accidente cayó al suelo haciéndose añicos, miles de vidrios rotos por todos lados como el jugo.

Me gire rápidamente a verlo.

—¡Idiota, me espantaste!

—Yo no tengo la culpa de que no me hayas visto.

—Tú no estabas, entré y no habia nadie —aseguré.

—Entraste sin ver a tú alrededor. En dirección a eso —señaló el refrigerador.

Y fue cierto.

—Pues... debiste hacer algún ruido —emití como excusa.

—Tú miedo debió advertirte de mi presencia. —Darren se apartó de la pared más siguió con sus brazos cruzados.

—Ya quisieras, yo no te tengo miedo —le mentí y quise mostrarme valiente.

—¿No? —comenzó a acercarse a mi y mi maldito cuerpo reaccionó por su cercanía— ¿Estás segura, Ayline?

—Aylin es Aylin —masculle entre dientes— No Ayline, no me llames así y fue tú culpa de este desastre —señalé los vidrios en el suelo— Eres... extraño, irritante y... —lindo— grosero— terminé de insultarlo evadiendo su físico.

—Tú eres ingenua, débil, caprichosa, despreciable y la lista, es infinita.

Sus palabras crecieron mi molestia.

Bajo su atenta mirada, me agache a recoger los vidrios y en voz baja emití:

—Idiota

—Te escuché perfectamente.

Desde mi posición vi sus botas color negras.

—Esa era la idea —alze la vista y sostuve un vidrio en mi mano. —Mira Darren, quiero que te vayas de aquí si no vas a ayudarme a... —no medí la fuerza en mi mano al sostener un trozo de vidrio —¡Auch! ¡Carajos, esto duele!

Bajé la vista, solté el vidrio y vi una herida en mi dedo. No tan profunda pero no dejaba de salir sangre.

Rápido me levanté.

Darren sostuvo mi mano con brusquedad y observó mi herida. Su tacto fue demasiado helado que me dio un escalofrío por todo mi cuerpo.

—No exageres.

Lo miré fijamente.

—Darren —lo vi confundida al creer ver el azul de sus ojos cambiar a un tono rojizo— Tus ojos son...

No obstante, un ruido me interrumpió.

Él rápido me soltó.

—Ve a abrir —desvío la vista.

Incredula, asentí y antes de salir de la cocina, me dirigi al lavamanos y pase agua por mi herida. Después saque del cajón un botiquín de primeros auxilios. Luego algodón con alcohol y lo puse en la herida para parar la sangre pese al ardor.

Finalmente coloqué una bendita y sali de la cocina ignorando a Darren por completo.

Cuando abrí la puerta, me sorprendió ver a mi novio frente a mi. Su visita inesperada.

—¡Zack! ¿Qué haces aquí?

—Mi amooor, la novia más hermosa de tooodo el jodido mundo.

Lo observé de arriba a abajo. Zack se tuvo que apoyar de la puerta para no perder el equilibrio.

—Estas ebrio —aseguraré ante su mal estado.

—Noo ... bueno solo un poco,1, 2 o 5  copas. Tal vez una o más botellas... Ya perdí la cuenta —río— Bebi por ti, porque te extraño Aylin y quería... verte.

Suspiré.

—Zack, es mejor que te vayas. Ya es muy noche —me preocupé por él— ¿Conduciste hasta aquí tú solo? ¿O pediste un taxi?

—No, Trebol me espera abajo pero le diré que pasaré... la noche contigo —trató de buscar su celular pero no lo encontró— Que se joda, quiero comerte a besos.

—Zack, prefiero que te vayas. No quiero problemas con mi madre.

—Mi suegrita, me adora.

Sin mi permiso, me empujó y entró al departamento.

—Zack, espera —recordé a mi vecino y la preocupación me invadió. Podía delatarme con Sara.

Rápido entré y sin cerrar la puerta, me acerqué a él.

—Zack, te tienes que ir.

—Nou —se dio la vuelta y obtuve su atención— solo bésame amor.

—¡Zack! —me queje cuando anuló la distancia y en poco tiempo, ya estaba sobre mi tratando de besarme por más que girara mi cabeza. —Así, no— lo empuje con todas mis fuerzas.

Él medio sonrió más no me gustó su mirada.

—Eres mi novia. No te creas santa.

Volvió a intentarlo. Esa vez sostuvo mis manos con fuerza con una mano suya mientras con la otra, me sostuvo de las mejillas y me robó un beso de mala forma.

—Zack... me estás lastimando.

Me ignoró por completo. Por más esfuerzo, no logré safarme de él y me invadió el miedo.

—Te dijo que la soltaras —resono una tercera voz que por un instante, había olvido.

Enseguida Zack me soltó y se giró por completo. De mi parte, retrocedí varios pasos viendo a Darren frente a nosotros con esa seria mirada.

—Aylin, ¿Quién es ese tipo?

Ahí tuve miedo de los dos.

Permanecí en silencio cuando él respondió por mi.

—Soy su vecino. Darren Collins.

Zack giró a verme con esa mirada de molestia.

—¿Qué hace aquí?

—Mi madre...le pidió que viniera y se quedara mientras llega. No la convencí de lo contrario.

—No eres una niña, amor. No necesitas una niñera —Zack regresó la vista en Darren— Ya la escuchaste, ella no te quiere aquí, ni yo tampoco. Entonces, te largas ahora.

—El que se va a ir, es otro. —mi vecino dio un paso adelante— Tú.

—¿Quién te crees imbécil? No te dejaré a solas con mi novia.

—Ella me prefiere.

Me costó asimilar sus palabras. Ni en una situación así, Darren Collins se controlaba.

»¿Qué le pasa? Solo lo está provocando y empeorando todo«

Pensé.

—¿Eso crees? Te equivocas idiota. Si no te vas por tú cuenta, yo me encargaré de que te vayas por las malas.

No alcance a detener a Zack cuando se acercó a él con intención de golpearlo. Sin embargo, debió ser ante su estado de ebriedad o la fuerza de Darren que detuvo su puño cerca de su rostro y enseguida, lo empujó. Zack perdió el equilibrio y cayó al suelo.

—No me iré y si vuelves a intentarlo...  no vivirás para contarlo.

Creció mi miedo por su mirada. Me obligue a reaccionar y me acerqué a Zack.

—Levántate, hablemos afuera —con mi ayuda, Zack se puso de pie sin dejar de fulminar con la mirada a mi vecino.

—Esto no se quedará así —lo amenazó.

Suspiré cansada y lo guíe a la salida.

—No te temo.

Le di una mala mirada a Darren ante su comentario.

Tan pronto, llegamos a la puerta y cuando salimos, la cerré.

—Lo voy a matar —note sus manos en puño y una vena resaltar de su frente.

—Ya cálmate Zack —coloqué mis manos en mi cintura— Vete a tú casa, mañana hablamos.

—¿Me estas corriendo? ¿Lo prefieres, amor?

—Zack, por favor.  Lo hago por tú comportamiento. No escuchas razones, estás todo... exaltado.

—No me voy a ir ¿Para qué?, para que te puedas quedar a solas con él —se acercó a mí y me sostuvo del brazo con fuerza. Me alerte al instante— tú eres mí novia, mía nada más ¡Conmigo debes estar!

—Zack —pasé saliva— ya suéltame.

—¡¿Me estás escuchando amor?! —me zarandeo —¡Mi novia!

—¡Ya basta!

Logré safarme de su agarre y no dude de darle una fuerte cachetada. Él ladeo la cabeza y al voltear, fue evidente su mejilla rojiza y las marcas de mis dedos.

—¡LARGATE DE AQUÍ, NO QUIERO VOlVER A VERTE EN MI VIDA, FUERA! —le grite con una mezcla de miedo y valentía. Con las lágrimas en mis ojos.

Me señaló y sin emitir palabra, se dio la vuelta. Casi se cae al llegar al escalón más del barandal se sostuvo y comenzó a bajar hasta que lo perdi de vista.

Gire sobre mis talones y entré al departamento. Cerré la puerta detrás de mí y me recargué en ella dejando libres las primeras lágrimas con un horrible nudo en mi garganta y dolor en mi pecho.

Hasta que él captó mi atención. Tuve que limpiar rápidamente las lágrimas de mis mejillas.

—Ya se fue —mi voz salió débil— y tú también deberías irte.

—No lo haré.

Me aparté de la puerta y avance hasta él. Harta de mi mala compañía.

—¡Que te largues te digo! Quiero estar sola, acaso eso lo entiendes.

—No me importa lo que quieras.

Más molesta, me detuve a una nula distante de él.

—¡Vete, solo vete no quiero verte, no quiero ver a nadie!

—Me quedaré te guste o no.

Resople y descargué mi ira con él. Con mis manos en puño, lo golpee del pecho varias veces. Otra vez las lágrimas se deslizaron por mi rostro y él no hizo el más mínimo movimiento para detenerme.

—Cálmate Ayline.

Tomó mis muñecas y levanté la vista para verlo. No demostró ningúna emoción. Ni enojo, ni dolor.

—Suéltame —murmure cuando me sentí más calmada.

—No

—¡Te odio!

—Entre más me odies más me quedaré, eso lo hubieran pensado antes.

Lo observé a los ojos. Otra vez tenia ese hermoso y atrayente tono azulado.

Debí confundirme en la cocina, creí.

—¿De qué hablas?

Ninguno apartó la mirada del otro.

—Jamás te desharás de mí. Nos invitaron a entrar y no me iré hasta conseguir lo que quiero —pronunció con voz grave.

Hice una corta pausa y pasé saliva.

—¿Y ... qué quieres?

Una sonrisa siniestra se plasmó en su rostro.

—Lo único que me interesa está frente a mí —acercó su rostro más al mío— lo único que quiero —humedecio sus labios y hizo una eterna pausa— es a ti. Simplemente, para mi.

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Nota de escritora:
Wouuu me esforze mucho para este capítulo. Tenía mucha inspiración. No se olviden de votar, esa estrellita la valoro mucho, no les cuesta nada, nos seguimos leyendo en el próximo capítulo ⭐

Les recuerdo, que la historia se esta editando y poco a poco subiré los otros capítulos con nuevos detalles y mejoras. Gracias por leer y la paciencia 🖤

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