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Capítulo 28° ✘ UN VÍNCULO EFÍMERO ☑️

Déjame beber de ti. Matar la sed que consume mi alma. Beber de tus besos, todo ese amor que tienes para dar.  Recorrer los desiertos de tú ser, sin que el calor de tus manos me consuman. Déjame beber de ti, hasta la última gota de tú esencia, amarte en toda plenitud y experiencia, perderme en los mares de tu amor. Déjate ser el vino de mi copa, ese que me embriague y me deje olvidarme del dolor. Déjame beber de ti, cada noche de luna llena”

     A Y L I N

Cuando se lo proponía, Darren Collins parecía una sombra conmigo; otras veces, simplemente desaparecía.

No lo volví a ver después de aquella noche bajo la lluvia, cuando me reveló la cruel verdad. Ese oscuro secreto que Estefan Collins había callado durante siglos que finalmente salió a la luz.

Darren, hijo de una Reina del vampirismo, Victoria Haigth.

Apesar de aún no conocerla, no me agradó, la odie por atreverse a rechazar y querer ver muerto a su propio hijo.

¿Así era el vampirismo?

Insensibles con su propia descendencia.

Me costó asimilar esa confesión, pero para Darren tuvo que ser aún peor. Desde esa noche, él desapareció por completo. No volvió a buscarme, por más que mi mente lo invocara todos los días. En esos cinco días, la preocupación creció en mi pecho. Traté de retomar mi vida normal, la vida de una humana cualquiera, una joven de diecinueve años que debía preocuparse por trivialidades y no por el abismo al que me había arrastrado. Pero, no podía evadir la verdad.

Yo era la novia de un vampiro y extrañaba a Darren más de lo que estaba dispuesta a admitir.

Esa mañana, en sábado, decidida y con el corazón latiendo a un ritmo frenético, fui a buscarlo a su departamento. A pesar del miedo que me había dejado la última vez, algo dentro de mí gritaba que me necesitaba. Sus palabras habían intentado apartarme, pero él ya se había clavado en mi alma, como una estaca en mi frágil corazón mortal.

Un golpe en la puerta #235, fue suficiente para ser abierta por Ashley. Agradecí a mis adentros, no por su padre. Quería ver a Darren, no al señor Estefan.

—Hola Aylin.

—Hola Ashley —uní mis manos nerviosa— ¿está Darren?

Ella duró segundos en contestar.

Tanto ella como Esteban dejé de verlos esos mismos días. No volvieron a ser como mi sombra, esos guardaespaldas que estarían atentos a mi. Regresé a irme sola a la preparatoria y volver al departamento. Por suerte, no fui acechada por vampiros, extrañamente volvió mi vida normal de antes ¿Lo más raro? Es que me acostumbré a ellos, a esos tres seres del vampirismo en mi vida.

—Pasa —me permitió entrar y sin dudar avancé. A pocos pasos me detuve, escuché la puerta ser cerrada tras de mi y me di la vuelta— ¿me están evitando?

—No es eso, Aylin.

—A ninguno de los tres he visto estos días —suspiré y me crucé de brazos.

Ashley avanzó varios pasos.

—No te hemos olvidado Aylin, me turno con Esteban para cuidarte desde la distancia.

—A ninguno vi —confesé.

—Es nuestro don excepcional —resono una tercera voz varonil— somos sigilosos y nadie se da cuenta, menos una humanita como tú —vi esa cabellera rubia pasar por mi lado—. Hola pequeña.

—Rubio —aparte la vista de él y me enfoque en Ashley— supongamos que es cierto, que los dos han estado al pendiente de mi.

—Estamos cumpliendo nuestra promesa pequeña, nadie te hará daño.

Suspiré y gire a verlo.

—¿Y si ese alguien se trata de Darren?

Esteban hizo una mueca y se encogió de hombros.

—Es complicado si se trata de él.

Bufe y regresé la vista en la vampira.

—¿Él estuvo... vigilandome?

—No, Darren últimamente está... ocupado.

—Inestable yo diría.

—Esteban —le advirtió Ashley con voz severa.

Algo me ocultaban y no me gustaba.

—¿Qué sucede? Si se trata de Darren, quiero saber —exigí. Mi mirada viajó del rubio a la vampiresa— me preocupa, no lo he visto desde hace cinco días.

—Darren no ha querido salir de su habitación. Ni siquiera para alimentarse, no a ido a buscar otros donantes y a nosotros igual nos preocupa, pequeña —su voz perdió toda pizca de diversión. Esteban demostró seriedad— hemos insistido pero no quiere abrir esa puerta y entrar a la fuerza sin complicación para nosotros, sería empeorar su estado y poner nuestra eternidad en riesgo.

Pasé saliva.

—Darren no sería capaz de matarlos —emití en un hilo de voz.

Ellos compartieron una mirada cómplice.

—No conoces a la bestia.

—Esteban —habló Ashley— mi hermano no lo haría, pero es cierto que se encuentra mal.

—Descontrolado, es el peor momento para un vampiro, conllevar nuestra propia oscuridad, pequeña.

Frunci el ceño confundida.

—¿Oscuridad?

—Recuerdos o pensamientos torturables, crueles y despiadados. En dados casos, alucinaciones. Nuestro monstruo interior despierta, es peor a como normalmente somos. Mucho más sedientos, mucho más malditos.

Imaginé a Darren conllevando todo eso, solo y me dolió.

—¿Por qué? —bajé la vista al suelo.

—Lo deriva muchos factores. Momentos de vulnerabilidad, emociones que como vampiros, nos cuesta asimilar.

En ese instante alze la vista.

—La última vez que lo vimos fue hace cinco días. Llegó en la madrugada, con rastro de sangre en su rostro, su ropa y manos. Empapado por la lluvia, no nos dio ninguna explicación pero si estaba cabreadisimo.

—Era el diablo en persona.

—Y se encerró en su habitación y desde entonces, sigue ahí. No quiere ver a nadie —agregó Ashley ante el mal comentario de Esteban —por eso nosotros, hemos estado al tanto de ti, no queríamos preocuparte y por eso, marcamos un poco de distancia.

—Te evitamos pequeña, la idea es que no te dieras cuenta. Esa es la realidad.

El rubio recibió un golpe en el hombro por parte de Ashley. Dudé que le doliera, no como a mi por el distanciamiento.

—Debieron decirme —observé a los dos.

—No estás lista para ver a Darren en ese estado pequeña y tampoco vamos a arriesgar tú vida de nuevo. —Esteban dio un paso adelante. Esa faceta de seriedad e intimidante, me dio miedo y empeoró cuando sus ojos carmin se intensificaron y sus colmillos brotaron de sus labios. Con esa aura peligrosa, anuló la distancia. —ese mismo día, en las noticias salió una nota. Más de veinte muertos, humanos desangrados, sin cabeza o corazón hasta marcados ¿Quién creés que fue?

Si era lo que quería, Esteban lo logró. Me asustó, sentí las lágrimas acumularse en mis ojos.

—No sabemos si fue Darren —espetó Ashley en voz alta.

—Bombón, sabemos que existen halla afuera muchos vampiros que pudieron hacer eso, pero Darren entra como sospechoso —la vio brevemente y sus ojos carmin me observaron de nuevo—¿verdad?

—Algo debió pasarle para que reaccionara así. Siglos sin descontrolarse de esa forma.

—Yo sé... porqué —mencioné en voz baja. Cause su atención— la razón por lo cual, Darren está así es porque se enteró que Estefan le confesó que no es hijo de una vampiresa llamada Lizbeth, le contó cómo murió y que su verdadera madre es... la Reina Victoria.

Logré la sorpresa en ambos.

—No es posible, mi hermano toda su eternidad creyó que es hijo de Lizbeth. Lo he escuchado hablar de ella y su muerte le afectó mucho.

—Eso explica todo —espetó el rubio— Lizbeth es importante para él y siempre la vio como su creadora. De críos, me contó mucho de ella y no era odio, ninguna vio ese faceta de Darren, pero yo sí —presumió— el cariño que sentía por Lizbeth, la forma en la que hablaba de ella, todo indicaba que era su mayor aprecio.

Nos invadió el silencio por poco tiempo.

Ashley negó varias veces mientras Esteban se hundió en sus propios recuerdos.

Reaccione y emití en tono alto.

—Quiero verlo.

—Te hará daño —se negó Ashley.

—Tal vez pequeña pueda ayudarlo —fije la vista en el rubio— tal vez, verte, pueda controlarse.

—O descontrolarse peor ¿si recuerdas que está sediento Esteban?

—Bombón, no vamos a permitir que le encaje los colmillos —el rubio me sostuvo de los hombros y me obligó a darme la vuelta, dándole la espalda a Ashley—. Verás mi pequeña, vas a entrar a su habitación, hablarás con él, lo harás reaccionar y llegase el caso de él dañarte, solo tienes que gritar —con su mano en mis hombros, comenzó a empujarme a caminar— y nosotros entramos a salvarte ¿entendido?

—Esteban, es mala idea —los pasos de Ashley resonaron detrás de nosotros.

—Shh —Esteban movió su mano ignorando su comentario—. Tú puedes pequeña, confío en ti. Es tú novio que te necesita.

Me guió por el pasillo y a pocos pasos de la puerta, mis piernas flaquearon y detuve mis pasos.

—Espera...

—No puedes arrepentirte a estás alturas, pequeña.

Esteban me soltó y se situó frente a mi.

—Vamos a conseguir sangre si convences a Darren de alimentarse— Esteban retrocedió hasta tocar la perilla de la puerta—. Ahora, entra ahí y haz lo que te corresponde que lo mío será controlar a su hermana.

—Sigo creyendo que es una pésima idea. Aylin debe estar lejos de Darren, no cerca.

—Por favor, bombón, no seas pésimista —el rubio la ojeo y cuando fijo la vista en mi, me sonrió ampliamente— mucha suerte.

Entonces abrió la puerta sin la menor dificultad.

Las palabras de Ashley me hicieron dudar por un instante. Sin embargo, reuní el valor, ignoré mi miedo y avancé hasta la puerta.

—Estarán cerca ¿verdad?

—Por supuesto, pequeña.

Apenas entré y la puerta la cerraron de golpe. Creí que la dejarían abierta como mi salida de escape en dado caso. Enseguida detecte una profunda oscuridad. No lo vi, no escuché nada mientras a ciegas, con pasos lentos, caminé.

—Darren, soy yo, Aylin —pasé saliva—. Tú… Ayline. —Mi corazón se aceleró—. Estamos preocupados por ti. —Detuve mis pasos al escuchar un ruido bajo la suela de mis zapatos. Era crujiente, como si pisara hojas en el suelo—. Déjame ayudarte... Sé que estás aquí... puedo sentir tú presencia.

Me arrepentí de no traer una linterna que me permitiera ver alrededor y encontrar a Darren.

Así que, obligando a mis piernas a moverse, comencé a retroceder y estire mi brazo en busca del interruptor de luz.

—No te muevas —su voz me paralizó. Ese tono profundo, lleno de advertencia.

—Darren —húmeci mis labios y bajé mi mano lentamente— ¿Dónde estás? Quiero verte.

—¿Qué haces aquí? —detecte su molestia.

—Vine a... ayudarte.

—¿Ayudarme? —. Fue la primera vez que lo escuché reír, más fue una risa siniestra, malevola y peligrosa—. Nadie —escuché sus pasos detrás de mi. Algo pisó que causó ruido como si estuviésemos sobre escombros—puede ayudarme.

Un escalofrío me invadió cuando sentí su frío tacto en mis brazos descubiertos, como sentí el filo y el raz de sus uñas. Demasiadas puntiagudas como garras.

—Darren —emití con voz temblorosa y una lágrima rebelde bajo por mi mejilla— no te hagas más daño. Dime ¿cómo ayudarte?

Traté demostrar valentía con mi voz y mi sincera intención, apesar de que mi cuerpo reaccionó por el miedo.

—No debiste entrar aquí, humana —susurró cerca de mi oído y con sus dedos, apartó mi cabello de mi cuello—si tanto quieres ayudarme... —hizo una eterna pausa— tendré que  drenarte.

—No quieres hacerlo... te estás dejando llevar por... esa oscuridad —hablé con valor— si lo haces... te arrepentirás... no quieres hacerme daño.

—¿Eso creés? —retiró su tacto de mi— te quiero Ayline —me provocó un cosquilleo en el estómago sus palabras, pero agregó con un toque malicioso— te quiero ver muerta, desangrada. Mi odio por ti crece día a día —solté un jadeo cuando rodeo con su mano mi cuello— quiero tú corazón en mi mano.

No le creí.

Otra vez era cruel con sus palabras para alejarme de él.

—Darren... reacciona, maldita sea —no tuve la voz para gritar y pedir ayuda.

¿Cuándo Esteban y Ashley entrarían? Era el momento idóneo.

—Largate —me soltó y mi cuerpo recibió un mayor frío ante su distante cercanía —. Soy un monstruo, Ayline.

Con los latidos al borde de mi pecho, me di la vuelta. Por un instante, reconocí su voz. Tuve la esperanza que volvía a ser el Darren de siempre, solo tenía que insistir más. Tal vez es lo que ellos esperaban, por eso no entraban.

—No lo eres.

—Maté a todos esos mortales, quiero matarte a ti... y lo peor de todo es que no me arrepiento.

—El dolor te está consumiendo —me frustró no ver a través de la oscuridad. —Déjame verte —di un paso lento.

—Aléjate.

—Darren, no voy a dejarte solo... escúchame.

—No... no puedo controlarme y tú... tiemblas de miedo.

—No —mentí— enciende la luz. Déjame verte y no tendrás... mi rechazo —a ciegas levanté mis manos con intención de encontrarlo y buscarlo. —Darren —dije con el alma rota.

En cada paso que daba, parecía que él se alejaba más. A toda costa me evitó.

—No puedo protegerte de mí mismo.

Negué varias veces.

Entonces me detuve cuando mis manos chocaron con algo. Con la respiración acelerada, subí despacio.

—Eres tú —afirme cuando encontré su barbilla, después sus labios y ni tocar sus colmillos me detuvieron.

—No sigas —su agarre en mi muñeca me detuvo y retiró mi mano con lentitud. Le permití guiarme cuando intui que la dejó en su pecho—. Date cuenta Ayline... aquí no hay un maldito corazón latente.

—No me importa.

Gruñó y me soltó con mala gana.

—Si sigues aquí, bebere tú sangre.

—No tienes que hacerlo, puedes beber la sangre que aquí almacenan, pero te tienes que alimentar.

—No hay comparación a tú sangre Ayline. Es la única que quiero probar.

En ese instante, la habitación se iluminó que al principio, me encandilo los ojos. Pestañee varias veces repetitivas hasta cuando me acostumbré a la oscuridad.

No vi a Darren frente a mi y bajé la vista al suelo. Todo era un desastre. Había cartas, hojas sobre el suelo esparcidas. Alze la vista y la cama estaba destrozada, las sábanas en el suelo como las almohadas rasgadas y en un rincón, su ropa negra.

—¿Te gusta?

Lentamente, me di la vuelta y lo vi.

Estaba descalzo, con un pantalón negro, con el torso descubierto y el cabello negro desordenado. Demasiado pálido, ojos carmin intensos y sus colmillos grandes y afilados.

De reojo, vi su armario en el suelo, con la madera destrozada y en las paredes, varios hoyos.

—¿Tú lo hiciste? —fije la vista en él y me acerqué con cuidado—. Darren.

—Te acercas y te mato —me amenazó pero lo ignore. Seguí avanzando hasta que me detuve por su agarre en mi cuello. Sus uñas había ocultado pero de la pálidez de sus manos, resaltaba sangre seca. No aplicó fuerza. —¿Porqué se me hace tan difícil matarte?

—Porque una parte de ti no quiere que lo hagas.

Él negó.

Entre un dilema consigo mismo, me soltó y frustrado, retrocedió.

—Vete, no quiero lastimarte.

—No me iré Darren —sentencie— y si es necesario darte mi sangre, lo haré.

—Estás loca... no me voy a controlar. No será una simple... marca. Bebere tú sangre hasta que no escuche más tú corazón.

—Es porque estás sediento, trata con beber otra sangre que...

—No voy a alimentarme.

—Darren...

—Te vaz o soy capaz de...

—¿De qué? —lo interrumpí y lo rete— ¡La sangre la necesitas!

—¡Maldición Ayline, cállate! —pegué un brinco por su tono alto de voz. Me alertó como jaló su cabello frustrado— no quiero escucharte.

Me dolió no poder ayudarlo.

—Eres un vampiro... y la sangre la necesitas. —Él negó y bajó sus manos— ¿qué... pretendes? ¿Dejar de existir?

—Le haría un gran favor a este maldito mundo.

—No estás pensando en mi —mordí mi labio inferior. No quería llorar frente a él y derrumbarme— estás siendo otra vez... un egoísta —no se atrevió a verme—. Darren.

—No beberé ni una sola gota de sangre.

—Oh amigo mío, yo creo que si lo harás —resono la voz de Esteban. Ni siquiera escuché la puerta ser abierta, pero si sus pasos y en un segundo, apareció a mi lado— se acabó. Vas a alimentarte quieras o no.

—Larguense los dos.

—Eso suena como un grito de ayuda. No quieres que nos vayamos —una vena en su frente, brotó. Sea lo que sea que Esteban pretendía, lo estaba empeorando. Darren hizo sus manos puños e irradio su ira contenida—. Te vas a dejar ayudar. Pequeña, casi lo logras pero necesitas ayuda.

—Hermano —la voz de Ashley resono y con la misma velocidad, apareció a mi lado en el otro extremo —no puedes hacerte daño. Mira a tú alrededor, nosotros queremos lo mejor para ti.

—Darren no entiende con palabras, ni te esfuerces bombón. Es un vampiro y será tratado como tal —demandó Esteban con seriedad— dale la sangre.

Ahí, me di cuenta de la copa de sangre que sostenía Ashley en su mano.

—Hazlo por ti mismo —ella insistió y se la tendió, más Darren siguió en su postura.

—Negarte, no causaras tú muerte tan fácil ¿realmente quieres un mayor sufrimiento, lento y torturante? No amigo, no lo permitiré —el rubio lo apuntó— ¿Te olvidas de la venganza a Salvatore? ¿Qué me dices de Estefan? Les están demostrando un Darren débil, que decepción.

—Esteban... —le advertí que parara.

No me gustó nada la expresión de Darren. Cada segundo, peor.

—¿No quieres matar a Victoria? Tú muerte no cambiará lo que es, tú creadora.

—Cállate —le advirtió Darren con lentitud, remarcó cada palabra con molestia.

—Y lo más importante —nos ignoró y siguió con su discurso— no pienses en nosotros, en ti. Yo sé que te da igual pero, pequeña, ¿dejarás que la maten? Si mueres, no podrás protegerla —tocó un punto sensible cuando sus ojos viajaron a mi y sus hombros se relajaron y deshizo sus puños— bebé esa sangre.

—No.

Ashley dio varios pasos, ante su negación desvío la vista en Esteban.

—De acuerdo, no quería pero tendré que recurrir al plan C y el C es muy malo.

Frunci el ceño.

¿Cúal era el plan A y B? Todas sus ideas me parecieron malas pero igual las apoyé.

Algo Esteban planeaba. Algo malo en su mente retorcida y perversa.

—Pequeña —pasé saliva cuando giró a verme— te escuchamos hablar con Darren, pareces dispuesta a todo por él —entre abrí mis labios pero los selle cuando el rubio anuló la distancia y agarró mi brazo— Shhh —susurró y regresó la vista en Darren— aquí hay tres vampiros, una humana, esto puede salir muy mal.

—Suéltala —le advirtió Darren. Debió darse cuenta de sus intenciones cuando yo estaba perdida.

—Es sencillo ¿aceptaras esa copa de sangre y si es necesario más o pequeña, con todo el dolor de mi escasa alma, se va a desangrar? Estoy seguro que cuando veas su sangre, vas a atacarla y nosotros no vamos a intervenir. La matarás y será cargo a tú conciencia. Decide rápido Darren ¿la copa o pequeña?

Abrí ampliamente los ojos.

«¿Qué yo qué?»

No me gustó nada el juego de Esteban Williams, usandome a mi.

—Primero su brazo —agregó con malicia y pasé saliva cuando vi sus uñas crecer y recorrió en una línea lentamente hacia arriba. No perforó, no cortó pero la idea de ser herida, comenzó a dolerme sin aún estarlo— después su garganta ¿La dejarás morir?

—Te voy a matar.

—Entonces aquí, dos morirán —Esteban se encogió de hombros—. Tú alma y yo, por una justa razón.

—Rubio... no —le suplique.

Era la única con el corazón acelerado que por un segundo pensé que se saldría de mi pecho.

—1, 2 —comenzó a contar y sus uñas subieron y bajaron por mi brazo sin herirme. Un poco de fuerza y rasgarian mi piel— no me hagas contar 3.

—¡Malditos sean! —Darren avanzó a zancadas y le arrebato la copa a Ashley y con desesperación bebió hasta vaciar la copa.

—Buen muchacho. —Esteban me soltó y retrocedió— lo siento pequeña.

Me costó reaccionar.

—Aylin, ven conmigo. —Ashley me sujeto del brazo y me jaló a la salida.

—No, Darren...

—Yo me hago cargo pequeña, le daré más sangre.

Dejé a Darren a solas con el rubio vampiro y salí con Ashley de la habitación y me condujo hasta la sala. En el primer sillón, me dejé caer. Casi sufro un paro cardíaco por culpa de Esteban Williams.

—Funcionó, Darren se alimentara otra vez.

Alze la vista en Ashley, ella sonrió satisfecha con sus colmillos brotando mientras yo, asentí y soporte mi miedo.

...

Después de todo, Darren debió demasiada sangre. A cada rato, vi a Esteban salir y regresar a su habitación con una copa de sangre. Incluso en la última copa, el rubio solicitó la mía.

Un delicado corte pequeña y será suficiente, solo unas gotas por el amor de tú vida.

Le di una mala mirada, pero por Darren le di mi sangre. Corté la palma de mi mano con un cuchillo y varias gotas cayeron a la copa. La sangre se mezcló y Ashley me curó.

Increíblemente sane, ninguna herida estuvo ahí y sorprendente fue su autocontrol.

Así que ahí estábamos, esperando la reacción de Darren. Parecía una eternidad hasta que su presencia en la sala, captó nuestra atención.

—Darren —él con una camisa puesta, descalzo, sin colmillos pero el tenue rojo en sus ojos, se acercó a mi y se sentó a mi lado. Lucia menos pálido, mucho mejor— ¿cómo te sientes?

—Malditamente... bien —sonreí. El rubio apareció en la sala y se situó a un lado de Ashley—. Tú sangre, fue mi cura Ayline.

—Darren volvió —celebró Esteban— le pedí cubrirse y que estuviera decente. —lo señaló—. Otra vez, gozaremos con este maldito vampiro y su presencia. Por el momento, está controlado ¿alguien recuerda la oscuridad? —negó y fue el único que rio.

—Me da gusto verte mejor, hermano.

—Exageraron —los vio fugazmente— y tú Esteban que sea la última vez que me chantajeas con eso y te acercas de esa forma a Ayline —apoyé mi mano sobre su brazo tratando de causar su atención— la próxima, te mato. No, espera, no habrá próxima. Te lo aseguro.

—Te doy mi palabra, pero no vuelvas a comportarte así ¿De acuerdo? —Darren gruñó y me observó—. Desde un principio, pequeña fue parte de mis planes. El plan A, era ella hablar contigo y convencerte a solas, el B nosotros con ella con palabras y el C, con hechos, fingir herirla. No pensaba hacerlo.

—Parecías muy seguro.

Esteban sonrió con malicia y guardó silencio.

«El que calla otorga, loco rubio»

—No debiste arriesgarte de esa manera Ayline, no cuando soy un monstruo descontrolado —recibí su regaño y su severa mirada— pero debo reconocer que realmente, me ayudaste.

—Haría lo que fuera por ti.

—¿Incluso entregarle tú corazón? —bromeó el rubio.

—Cierra la maldita boca, Esteban.

—Ya lo hice —respondí sin dejar de ver a Darren directamente a los ojos.

Lo siguiente que me sorprendió, fue Darren que bajo la atenta mirada de todos, se inclinó a besarme. Fue la primera vez que lo hizo sin importarle ser visto por Ashley o Esteban y en ese instante, me olvidé de ellos cuando cerré los ojos y accedi a sus fríos labios sobre los míos.

—Ay que lindos —resono la voz de Ashley.

Ahí, Darren se alejó y como una loca enamorada, abrí los ojos y humedeci mis labios varias veces. El suspiro profundo fue inevitable.

—Todo es gracias a tú alma, eres afortunado Darren. —Esteban dio dos pasos adelante— y no lo haz hecho oficial —esa sonrisa amplia indicó una nueva idea. —Pequeña, bienvenida a nuestro pequeño grupo oficialmente, eres una de nosotros aunque Darren no te haya convertido y para hacer esto más elegante ¿me permites? —pidió mi mano que dudando, la coloqué sobre la suya—. ¿Aceptas soportar a Darren, amarlo, apoyarlo, en las buenas y en las malas, darle tú sangre a veces, alegrarle el día por tú belleza, acabar con su paciencia, hacerlo enojar, tratar de entenderlo y ser parte de su Mundo de oscuridad? —bajo mi atenta mirada, sacó de su bolsillo un anillo de gema rojiza—¿Aceptas el vampiro que es, por y para siempre?

—Acepto —respondí sin dudar.

—En ese caso, yo Esteban Williams sello un vínculo irrompible entre los dos —me colocó ese anillo precioso en mi dedo anular, parecido a los suyos—bla, bla, bla, Darren tú hermosa Ayline es oficialmente tú novia, tú futura acompañante de vida, tú alma gemela hasta la eternidad.

Rei por sus ocurrencias.

Imaginé mi propia boda con Darren. Ellos como testigos. Una extraña boda entre un vampiro y una humana. Tal vez no era en el mejor lugar y circunstancias pero lo único que importaba era mi vínculo real con él.

Deseche esos pensamientos de mi cabeza y gire a ver a Darren. No parecía molesto, lucia tranquilo hasta que dijo:

—Suéltala —el rubio soltó mi mano y él entrelazo su pálida y fría mano con la mía. Nuestros anillos rozaron y ahí, note un pequeño destello que causó su atención.

—¡No puedo creerlo! —chillo Ashley de emoción— es cierto el rumor. Aylin es tú alma —la vi confundida— aunque sea humana.

—¿Qué?

—Verás pequeña, en nuestro mundo vampirico. Con estos anillo se rumora que si hay contacto entre dos, no importa sea de vampiro a vampiresa o por el mismo género —carraspeo— entonces significa que encontraste a tú alma. El día que brille, será la señal y nadie podrá romper ese vínculo. Contigo debió funcionar porque... eres alma de un vampiro, es la primera vez que veo esto.

—Woo —logré decir.

Debió ser una clase de magia. Definitivamente, esos anillos fueron creados para un gran razón. Aparte de indenficarse entre humanos, unían almas entre el vampirismo y yo fui la excepción.

—¿De quién era ese anillo Esteban? Le pertenece a una vampiresa ¿no? Son detalles. —Ashley me mostró el suyo. De cerca, alrededor del aro era menos oscuro a comparación en anillos en vampiros y tenía hasta arriba, una marcada corona.

—Era de Nohemi.

Gire a verlo.

—No puedo usarlo.

—Claro que si pequeña, conmigo no brilla más. Lo he conservado por todos estos siglos y desde... su muerte, es inútil para mi y que mejor que en ti, funcione. En nuestra sociedad, los anillos son reemplazados, no es el objeto, es quien lo usa.

—No puedo rubio, tiene un valor sentimental para ti.

—Si no lo aceptas realmente me molestaré —él se cruzó de brazos y medio sonrió.

Algún día, iba a descubrir más detalles de ella, Nohemi, para ser la debilidad de Esteban Williams.

—Yo no creía en esos malditos rumores —desvie la vista en Darren y accedi a usar el anillo obsequio del rubio— y ahora lo hago por ti, Ayline.

Le sonreí y me incline a besar su mejilla. El rubor abarcó mis mejillas.

—Agradezco a mi eternidad por permitirme ver esto, tú alma Darren. Esto merece un brindis.

—No más sangre —espetó él.

Esteban no insistió.

—Fue suficiente sangre por hoy. Además, alguien debe arreglar su habitación ¿verdad hermanito?

—No la necesito Ashley.

—No vas dejar ese desastre.

—Entonces arreglalo tú.

—Oh vamos, todos aquí somos un equipo, podemos hacerlo todos.

—Darren es el único responsable.

—Y aún así entrometen demasiado.

Negué cuando los tres comenzaron a discutir, más Darren al menos no se descontroló otra vez. Era el típico Darren de siempre.

Entendí que entre ellos se protegian y se preocupaban entre todos y era mejor sin la presencia de Estefan Collins u otros vampiros en su contra.

Dejé de prestarles atención y volví a ver mi anillo, sin creer en mi propio vínculo con un vampiro.

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