Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 24 ✘ DESCUBIERTOS ☑️

“Siempre quise a alguien que se quedara aún después de ver lo desagradable que podia ser”

   A Y L I N

Darren desapareció.

Dos semanas sin verlo y para esas alturas, lo extrañé cuando hace tiempo esa anterior Aylin, quería a los Collins lejos de su vida. Más con Darren había cambiado, lo quería cerca. Extrañé nuestras conversaciones en mi habitación, escuchar su voz y su presencia.

No soporté demasiado la angustia y cuando le pregunté a Ashley, me informó que tenía un asunto que resolver con Estefan. Los dos se habían ido y me juró que los dos volverían.

Mientras tanto, ella y el rubio vampiro se encargaron de cuidarme y ser mi sombra. Más no era lo mismo.

Estuve molesta con Darren por no avisarme de su ausencia. Ilusa le creí aquella última noche que lo vi.

Miles de preguntas me atormentaron con el pasar de los días:

¿Y si no regresa? ¿Y si lo encontraron? ¿Y si ya no le importo? ¿Y si me deja sola siendo perseguida por vampiros por su culpa?

Me atormento en mi cabeza y en mis sueños.

Como aquella duda cuando me vi a mi misma sentada en mi cama, muy confundida y intui que Darren tenía que ver. Era el mismo dolor de cabeza después de su hipnosis y en mis labios, extrañamente aún sentía los suyos más no recordaba.

Lo peor, era un sueño perverso que me obligaba a despertar incómoda por las mañanas.

Todo por culpa de un vampiro:

—Deja de verme así —le pedí sin alejarlo de mí. Estaba acostada en mi cama, Darren sobre mi en una posición cómoda sin recaer su peso, con sus manos de cada lado de mi cabeza. Humedeci mis labios y con mis manos en sus hombros, lo acerqué más a mi hasta besarlo.

Sin embargo, él se alejó causando mi molestia. Con maldad me sonrió y beso mi barbilla. Después descendió hasta besar mi cuello y siguió hasta llegar a mi hombro. Dejó un casto beso y comenzó a bajar el tirante de mi sujetador.

Ni si quiera sabía porque estaba en ropa interior. Sin sentir vergüenza. Al contrario me gustó recibir su atención y esa mirada perversa en él.

—Darren.

—Haz silencio Ayline.

Me estremeció su grave voz.

Obedeci.

Darren regresó a mi rostro, su mano apoyó en mi pecho, justo donde mi corazón latía desesperado y comenzó a bajar hasta detener su mano en uno de mis pechos. Mordí mi labio cuando él hizo un ligero apretón y su fría mano colo bajo mi sujetador, entre mis pechos.

—Dar...

—Shhh —me interrumpió.

Pérdida me dediqué a ver sus movimientos. Él comenzó a dejar castos besos por mi abdomen y descendió más y más. Sus manos en mi cuerpo, por sus caricias me causó una pequeña herida con sus largas uñas.

Debería sentir dolor, quejarme o asustarme sin embargo me gustó y más al ver que utilizó su lengua al lamer cada gota. Dejó un hilo de sangre por mi abdomen y lamio cada gota hasta detenerse en mi vientre.

Me apoyé con los codos y me levanté un poco al verlo separar mis piernas. Pasé saliva al sentir un escalofrío por su tacto.

—¿Q—Qué vas a hacer?  —sin respuesta— Darren.

Él alzó la vista en mi y sin mencionar palabra, me sonrió con diversión.

Note sus intenciones y asentí. Volví a recargar mi cabeza en la almohada y con la vista fija en el techo, él se encargó de bajar mi ropa interior.

—Darren, no ... espera —coloqué mi mano en su hombro y lo alejé un poco—no lo hagas.

—¿Por qué no? Si eres mía Ayline.

Entonces, lo solté. Le di permiso de hacer conmigo lo que fuera. Cumplir mi fantasía.

Suspiré al sentir su mano situarse en mis muslos y subió más y más. En cuestión de segundos, sentí sus fríos labios en mi intimidad que me provocó un jadeo y desee un mayor placer.

Volví a despertar en la mejor parte. Otra vez ese sueño que se repetía cada noche.

«Deja de tener esos sueños, pervertida»

Me regañe internamente y me incorpore en la cama. Suspiré al verme con mi pijama puesta.

Sabía que el sueño no era real pero por un instante se sintió como si lo fuera. Era el mismo Darren que conocí más cegado de lujuria por mi.

—Estás mal Aylin —me dije a mi misma.

¿Desde cuándo esos sueños perversos fueron provocados por un vampiro?

Definitivamente, su ausencia no me ayudó mucho.

Suspiré frustrada y bajé de la cama, incómoda con mi cuerpo me dirigí al baño con la urgencia de tomar una ducha con agua fría para calmar mis locas hormonas y olvidar esos sueños.

Después me arreglé para ir a la preparatoria. Me coloqué el collar que me obsequió Esteban y la pulsera que me dio Darren. Desayuné y di por comenzada mi rutina.

Esa vez fue el turno de Ashley de ser mi chófer personal. Durante el camino, en su auto, me dediqué a ver por la ventana hasta que me atreví a preguntarle:

—¿Sabés algo sobre Darren? ¿Cuándo regresará? —gire a verla esperanzada.

—Ya te habías tardado en preguntarme. Todos los días lo hacés. —Me respondió sin despegar la vista de la carretera.

—Y tú y Esteban me dan la misma respuesta.

—Lo siento Aylin, pero aún no sabemos nada sobre Darren y de mi padre.

—¿Y si algo le pasó?

Ella me observó brevemente.

—Tranquila, estarán bien. Verás que pronto van a regresar —regresó la vista en la carretera.

Bufe y pose la vista al frente.

Otra vez el silencio reino entre nosotras.

Dude en hablar con Ashley sobre el tema que no dejaba de pensar. No tenía a nadie más, con mi madre no podía hablarlo con libertad y ya no tenía a Sam. Una vampiresa era mi única opción.

—Ashley, ¿tú recuerdas tú primera vez?

—Pues, eso creo —rio— fue hace siglos.

Gire a verla con atención.

—¿Recuerdas cómo fue?

—Un poco aunque para nosotros, eso no es nada importante. Solo tenemos sexo con quién despierta nuestro interés —me dio una rápida mirada— fue cuando tenía 90 años. En esa época, vivía aún con mi madre. Un día llegaron vampiros a nuestro territorio, algunos tuvieron problemas, a mi no me importó. Humanos habían de sobra. Ahí fue cuando lo conocí —hizo una pausa— él era un vampiro purasangre, pasaba el siglo y pues comenzamos a conocernos hasta que terminé teniendo sexo con él. Te confieso que era inexperta, él no, pero me la pasé bien, me gustó.

—¿Te... dolió? —sentí mis mejillas arder.

—Bueno, a nosotros nos gusta un poco salvaje Aylin —río— un poco, pero lo superé.

—¿Quién era? ¿Aún existe?

—La verdad recuerdo muy poco de él, creo que su nombre era Kleen y ya no existe. Me enteré que lo mataron hace siglos, casi 20 años después de estar conmigo —asentí— ¿Y tú? ¿Cómo fue tú primera vez? Para mí no es tan importante eso, no cuando eres eterna. —Giró a verme.

Me incomodó su mirada así que rápido la evite.

—Yo... no... aún no...

—Oh, ¿aún no experimentas?

Suspiré, uní mis manos nerviosa y asentí.

—Aún estoy lista, apesar de mi edad aún no he dado ese paso y considero que no está mal ¿no? —gire a verla. Ashley regresó la vista en la carretera.

—Tienes razón Aylin, hazlo cuando te sientas segura. Eso es algo importante para ustedes las humanas ¿no?

—Supongo que para algunas.

Recordé nuestras conversaciones del tema con Sam. Ella era más experta que yo, se había atrevido desde hace años.

—Sabés, cuando te conocí creí que tenías 15, no pareces de 19 así que... aún eres muy joven para vivir mucho.

Asentí y me atreví a confesar:

—Ultimamente no dejo de pensar en Darren.

—Es entendíble.

—No me entiendes —el rubor se apoderó de mis mejillas— con Zack, mi ex, nunca quise estar con él, pero con Darren...

—Ay no —me interrumpió— no me digas que... ay no Aylin —gire a verla confundida— ¿quieres que Darren sea tú primera vez?

—¿Qué? ¡Noo! —evite verla— yo iba a decir que con Darren siento algo muy diferente que cuando estaba con Zack.

—Oh, crei que... lo siento. Mi mente perversa me traicionó. —Ashley rio causando una media sonrisa en mi rostro— por un momento creí que... No es posible conmigo... Sería una mala idea ¿no? Son diferentes, Darren es un vampiro y tú una humana —borré mi sonrisa—. Aunque, hay casos del vampirismo mezclandose con la humanidad de esa forma. Sangre y sexo, es muy recurrente. Yo lo hago, a veces y Esteban —confesó— pero Darren es diferente. Él nunca quería estar contigo de esa manera, lo conozco. Además mereces a alguien igual a ti.

Ashley aparco el auto en el estacionamiento de la preparatoria.

Le sonríe forzadamente.

—Gracias por traerme, nos vemos Ashley —finalice la conversación. Abrí la puerta y salí con mi mochila en mi hombro. Cuando cerré, me despedí de ella con mi mano.

—Adiós Aylin, tal vez hoy tengas una sorpresa —sonrió ampliamente.

No alcancé a preguntarle a que se refería cuando arrancó el auto y se alejó con velocidad.

Suspiré y me di la vuelta hasta entrar a la prepa. Por horas, regresé a mi vida de antes. Sin vampiros y sin peligro.

++ HORAS DESPUÉS ++

Sentada en la cafetería con una malteada de fresa mientras revisaba mi celular constantemente esperando un mensaje de Darren. Le había enviado varios y no tuve su contestación. Me frustró la situación que dejé de insistir.

Ajena a mi alrededor, bebí de mi malteada cuando tres chicas causaron mi atención. Ellas frente a mi mesa, me extrañó cuando nunca me habían hablado y me caían mal.

—Mirá a quien tenemos aquí, a la misma Aylin o más bien dicho, la pobre solitaria —habló Emilia y causó la risa de sus amigas.

Bufe.

—Déjenme en paz —sostuve mi celular para irme.

—Y si no queremos, ¿qué harás al respecto? —se sentó frente de mí —¿Qué se siente estar sola, sin una amiga a tú lado?—me arrebato mi malteada— eso te mereces, por tú culpa Zack está muerto. Si se hubiera fijado en mí, él seguiría con vida, pero se fijó en ti por desgracia y mira el precio que pagó por tan poca cosa.

Le di una mala mirada.

Emilia era una de tantas chicas que aún lo defendían. Que no creyeron los hechos de Zack ser de lo peor.

—Si ya terminaste, lárgate —le respondí molesta.

Emilia sonrió ampliamente.

—Por eso no tienes amigos, todo quien se acerca a ti, termina muerto. Es mejor alejarse, hizo bien el nerd de Carlos y Samantha ¿verdad Samy? —se giró en su silla. Sus amigas se apartaron y me permitieron verla.

Sam estaba con ellas, raro cuando tampoco las soportaba. Más debió buscar mi reemplazo con las más populares para que dejaran de hablar de ella por mi.

—Saluda a tú ex-amiga Samy —le dijo Mariam.

—Tan rápido me cambiaste Sam, te creí más inteligente al estar con estas cabezas huecas —le dije al verla fijamente.

—Prefiero estar con ellas que contigo Aylin —me respondio más evitó mi mirada.

—Samy ahora pertenece a una de nosotras y ¿qué crees? —Emilia se volteó con su vista atenta en mí —debe pasar la prueba— le chasqueo los dedos— hazlo.

Confundida las observé.

Sam avanzó, Emilia le entregó la malteada y sin darme tiempo de reaccionar, me la lanzó en la cabeza y retrocedió.

—¡¿Qué te pasa Sam?! —grité tras levantarme empapada— ¡estúpidas! —les di una mala mirada.

—Bienvenida a nuestro grupo, Samantha —Emilia se levantó y se marchó con sus amigas riendo. Sam me dio una última mirada y comenzó a seguirlas.

Bufe y me observé a mi misma. Con mi celular sucio en mi mano, me dirigí molesta al baño más cerca.

...

Traté de limpiarme más mi cabello fue un desastre. Pese a lo ocurrido, asistí a cada clase faltante, fui la burla de todos cada vez que me crucé con Emilia y sus amigas y lo mencionaron y ninguna vez, Sam me defendió o se disculpó cuando me evitó.

Cuando las clases culminaron, me dirigí a la salida de mal humor.

—¡Aylin! —ignoré su grito, su voz que reconocí y seguí mi camino— ¡Lin, espera!

Hice mis manos puños.

—¡Déjame en paz Samantha!

Más ella no dejó de insistir, me alcanzó y se situó frente a mi.

—Aylin, escúchame por favor.

—¿Qué quieres?¿Burlarte de mí como todos?

—Por supuesto que no —lució apenada—. Lo siento, te juro que no quería hacerlo pero Emilia me dijo que era la prueba para...

—La Sam que conocía no era capaz de esto —la interrumpí porque no quería más escucharla—. No te perdono, pero no deberías sentirte culpable si tienes nuevas amigas que te animaran y a mí, déjame en paz; para la próxima vez, olvidaré que algún día fuimos amigas —la esquive y seguí mi camino.

Enojada, llegué al estacionamiento. Me detuve buscando a Esteban o Ashley como cada día más ninguno hizo acto de presencia. Reconocía sus autos y ninguno estaba esperándome.

Resople y me dediqué a esperar a alguno de los dos cuando un tacto en mi hombro, me hizo reaccionar agresiva. Pensé que era Sam por su intención de mi perdón que me voltee y empuje.

—¡Largate, no te voy a perdonar! —me controle al verlo frente a mi.

—Soy yo, Ayline.

—¿Darren? —era real. Había regresado. Emocionada, lo abrace —¡volviste! —sentí su mano en mi espalda, algo tenso.

—Y debería irme de nuevo y no estar aquí.

Me alejé de él y le di una mala mirada.

—No digas eso, te extrañé, como tú voz y ese pésimo humor —le sonreí ajustando las correas de mi mochila.

—Ashley lo mencionó, cierta humana muy insistente y exagerada.

Me encogi de hombros.

—Te fuiste sin avisarme, te envié mensajes y...

—Los vi, iba a volver Ayline.

—No me respondiste —retrocedí un paso y lo analice. Darren no estaba herido y seguía exactamente como lo conocí, su habitual ropa negra por completo —¿cuándo regresaste?

—Hoy, hace unas horas. Le avise a Ashley no pasar por ti, que yo me haría cargo de ti. —No evite sonreirle. Darren debió notar mi aspecto cuando su mano levantó y tocó mi cabello. —¿Qué te pasó?

—Un accidente —desvíe la vista.

—¿Accidente? No seas mentirosa, sabes que puedo leer tú mente.

Regresé a verlo y suspiré.

—Un grupo de chicas me hicieron esto, o más bien Samantha. Ella me vacío una malteada encima y ahora estoy así, hecha un desastre.

—Dime sus malditos nombres y las mataré.

—Darren, no —lo detuve del hombro ante su intención de buscarlas. Lo creí capaz— no es necesario que... mates por mi.

—No seas bondadosa Ayline, no lo merecen.

—Por favor —insistí— solo quiero irme de aquí.

Él gruñó y accedió.

Comenzó a caminar a mi lado, a mi paso.

—Tarde o temprano lo voy a descubrir y algún día, todas van a aparecer muertas, desangradas con un corte muy profundo en sus gargantas. Su muerte será muy dolorosa y seré el responsable.

—Deja de hablar así —hice una mueca de asco.

—O descuartizadas ¿Qué sería mejor?—me preguntó.

—Ya cállate —cubrí mi boca con mi mano.

—Eres demasiado inocente para este maldito Mundo, Ayline —gire a verlo y bajé mi mano— no soportarías mi Mundo.

—Sigo viva contigo y eres vampiro —bajé la voz.

—No es lo mismo —me guió hasta su auto— existen vampiros peores que yo. —Darren me ojeo— pero si debería matarte.

Mis piernas se detuvieron.

Él se dio cuenta cuando se dio la vuelta.

—Vámonos Ayline.

—¿Vas a matarme? —pasé saliva.

—No —respondió sin dudar— debería pero no lo haré. Al contrario, te tengo una maldita sorpresa.

Me confundió demasiado.

Me animé a avanzar.

—No me asustes.

—Me gusta causar tú miedo— caminé a su lado.

—Tenías que ser vampiro.

—Tenías que ser humana.

Bufe.

Los dos llegamos hasta su auto negro con rayas rojas. Muy distinto al de la última vez.

—¿Cúal es mi sorpresa?

—No te diré. Así que no preguntes.

Abrió la puerta, antes de entrar lo rete con mi mirada.

—Si no me llevarás al edificio, quiero saber.

Él gruñó.

—Te llevaré a un lugar.

—¿Es una clase de cita?

—No, no creo en eso.

Sonreí, aparte la vista y entré al auto. En poco tiempo, Darren entró y lo puso en marcha.

—¿El lugar es hermoso? No quiero ir a un lugar que ... —guardé silencio ante las malas ideas que me invadieron.

—Es un lugar con demasiada sangre, cuerpos. Desperdicios mortales del vampirismo —giró a verme mientras conducía. Pasé saliva— estoy mintiendo.

—Lo vuelves a hacer —fingí molestia y desvíe la vista en la ventana.

—Te sorprenderá, es un lugar ideal para una humana como tú.

Sonreí y ninguno volvió a intercambiar palabra durante el camino.

...

—¿Ya casi llegamos? —le pregunté impaciente.

—Me lo acabas de preguntar hace cinco malditos minutos —me respondió molesto— ya casi.

—Ya me aburri —recargue mi cabeza en el asiento— ¿Está muy lejos?

Lo vi de reojo.

Darren sujeto el volante con fuerza con ambas manos.

—Si Ayline —espetó entredientes— controla tú impaciencia y espera. Estamos muy cerca.

Asentí y guardé silencio.

Por la ventana, vi el auto introducirse por un camino rocoso, alrededor parecía un bosque.

—Darren...

—Llegamos —avisó y detuvo el auto.

Confusa gire a verlo.

—¿Un bosque?

—No precisamente, bajate —abrió su puerta y salió. Confiada, dejé mi mochila en mi asiento e imite su acción.

—¿Entonces?

—Hay que caminar.

Antes de cerrar la puerta, saqué mi celular. Lo guardé en mi bolsillo, cerré la puerta del auto y comencé a seguirlo.

(...)

Desconci el tiempo exacto pero me pareció demasiado tras caminar entre los árboles hasta que nos detuvimos al mismo tiempo frente a un amplio río.

—Woo —emiti asombrada.

Era hermoso con su agua cristalina.

—¿Te gusta? —gire a verlo. Darren estaba a mi lado a cierta distancia.

—¡Me encanta! —respire con profundidad. El lugar era demasiado tranquilo.

Él asintió y comenzó a caminar. Cerca del río se detuvo y comenzó a quitarse los zapatos, después la camisa bajo mi atenta mirada.

—¿Qué hacés?

—Vamos a nadar.

Rei sin ánimos.

—¿Qué? ¡Ni loca!

Darren se quitó el pantalón quedando solo en boxer. Lo miré con los ojos completan abiertos.

«Madre mía»

«Mejor que en mis sueños»

Desvíe la vista con las mejillas rojas y carraspee.

—Estás loco.

Cuando escuché el agua, regresé a verlo. Darren no estaba por ninguna parte y en poco tiempo, emergio del río empapado.

Era demasiado para mi pobre corazón mortal.

Él era la mejor vista.

—Entra, Ayline.

Negue.

—No voy a entrar ahí.

—Lo necesitas por tú cabello.

—No me importa. No entraré a ahí contigo.

Hubo un reto de miradas.

—¿Sabes nadar?

—Si, pero no voy a entrar.

—¿Por qué no? Nadie nos está viendo.

Observé a ambos lados. En efecto, estábamos solos.

—Entra, me quitarás la paciencia y te juro que saldré y te traeré a la fuerza.

—No te atreves.

Darren sonrió con malicia y nado hasta la orilla.

—Esta bien —corte su intención—. Voy a entrar —me observé a mi misma— pero me mojare la ropa.

—Quitatela

—¡Noo!

—Vamos Aylin, me estoy cansando de esperar.

Suspiré.

Su tono de voz indicó que era cierto, poca paciencia y ya estaba molesto.

—Bien, pero date la vuelta.

Él gruñó y así lo hizo. Me dio la espalda.

—No tardes.

Suspiré y avancé.

En la roca más cerca, dejé mi celular. Después comencé a quitarme mi blusa con la mayor rapidez. Mi vista fugazmente viajó en Darren, al mismo tiempo que me desvestia con las mejillas rojas. Al quedar en ropa interior, dejé mi ropa sobre la roca con mis zapatos. Descalza, me observé a mi misma.

—Ayline...

—Ya voy —bufe y me dirigí a la orilla. Lentamente introduci mis pies, mis piernas poco a poco abrazada de mi misma —¡Carajos, está fría!

—Solo entra.

Resople y empecé a mojar mis brazos.

—Estas tardando demasiado —se dio la vuelta.

—¡Darren, aún no podías darte la vuelta!

El rubor se apoderó en mis mejillas.

—Toma aire lo más que puedas —ignoró mis palabras y se sumergio en el agua.

—¡Darren! ¡Darren! —lo llamé varias veces al ver que no salía del agua.

Creció mi preocupación.

«Es vampiro, soportará»

Me regaño mi voz interna.

De pronto, me jalaron a la profundidad y fui sumergida en contra de mi voluntad hasta empaparme toda. Tuve un real susto más cuando logré salir y nade con mis piernas, vi a Darren con su sonrisa maliciosa.

—¡Casi me ahogas!! —le grité y le lancé agua con mis manos.

—Perdí la paciencia.

Le di una mala mirada.

Él nado y se acercó a mi.

—¿Qué hubiera pasado si no supiera nadar? Moriría allá abajo.

—Me dijiste que sabías nadar. Y si así no fuera, no dejaría que te ahogaras, salvaría tú vida antes que la mía.

—Te odio —fingí molestia.

—¿Deberás? —se detuvo a una nula distancia, con nuestros rostros a centímetros de otro.

—No me hagas esto.

—¿Hacerte qué?

—Esto, hacer que te perdone y ya no sienta mis pies por tú cercanía —me fui difícil nadar al mismo tiempo que lo tenía tan cerca.

Darren sonrió, sus colmillos se asomaron de sus labios.

—¿Qué te provoco Ayline? —sus manos poso en mi cintura y me estremeci por su frío tacto y el agua que me hizo temblar —¿Qué te provoca este vampiro?

Darren anuló la distancia y apoyó su frente con la mía. Me perdí en sus tentadores labios.

A falta de mi respuesta, lo bese ansiosa siendo correspondida. Me acople a su ritmo, a sus colmillos rozar mis labios y a falta de aire, separé mis labios de los suyos.

Mi corazón se aceleró más, su cercanía, su profunda mirada era demasiado. Controlaba el vampiro que era cuando sus ojos no eran carmin, poseía ese tono azul cielo cautivador.

Bajo mi mirada, se inclinó con intención de besarme de nuevo cuando gire la cabeza.

—Darren —regresé a verlo. Note su confusión por mi rechazo—¿Qué somos?

—¿A qué te refieres? —regresó esa frialdad suya.

—¿Cómo me ves?¿Cómo tú donante o cómo algo más?

—Ya te dije que no solo te quiero por tú sangre.

—¿Entonces?

Gruño y desvío la vista.

—No estarás contenta hasta que te lo diga ¿verdad? —frunci el ceño confundida. Darren regresó su mirada en mi. — Es la primera vez que haré esto, así que trata de ser paciente. Nunca en mis 315 años había querido a alguien como tú. Contigo me siento... diferente, me siento menos... monstruo. Yo siempre creí que un vampiro no tiene sentimientos. Pero tú, no sé como, pero haz logrado despertarlos —su mano subió a mi mejilla. —Estamos locos, yo por sentir esto por una humana como tú y tú por un maldito vampiro como yo —hizo una breve pausa—. Ayline ¿harías el gran honor de ser... la novia de esté frío, cruel y sádico vampiro?

Abri mis ojos en shock.

¿Darren me estaba pidiendo ser su novia? Y no lo creía.

Mi voz se quedó atorada en mi garganta, así que solo asentí.

—¿Si?

—Si— aclaré mi voz. —Si acepto ser tú novia Darren. Ser la novia de un vampiro.

Lo abracé por segundos. Cuando me aleje, con mis brazos rodee su cuello.

—Es él mejor día de mi vida —chille de alegría.

Esperé que leyera mi mente cuando lo observé en silencio ante mi idea. Por suerte, así fue. Esta vez estuve de acuerdo cuando Darren sostuvo mis manos y al mismo, nos sumergimos bajo el agua.

+++ TIEMPO DESPUÉS +++

Sin considerar el tiempo, nadamos juntos a cierta distancias. Varias veces, bajo el agua. El vampiro siempre me ganó a salir. Era el último cuando no soporté y salía en busca de aire.

De mi parte, entre risas y como esas raras veces, una media sonrisa en él.

—Débil —emitió al salir del agua.

Le di una mala mirada y nade hacia él. Si no me movía, mi cuerpo comenzaba a temblar, más no quería salir del agua. No quería irme y arruinar el momento con un vampiro.

—¿Por qué me trajiste aquí? Esto es un bonito detalle de tú parte. Realmente me sorprendió.

—No fué mi idea. —Enarque una ceja. —Fue de Ashley. Cuando llegué, ella me pidió que te trajera a algún lugar especial, lindo que te gustara. Me dijo que preguntaste mucho por mí y de cierta forma, podía darte un buen momento por recordar. Nunca pensé hacer yo esto. Además Ashley es un dolor de cabeza que insistió tanto.

—Oh, entonces fué idea de ella —emiti desepcionada.

—No del todo. Ella me dió la idea pero yo elegí el lugar. Un día llegué a parar aquí cuando otros vampiros estaban trás de mi. De noche es mejor la vista, pero cierta mortal no soportaría bajas temperaturas si de por sí —le lancé agua al rostro. No se imutuo—. Sientete valiosa y afortunada Ayline, tú eres la primera humana con la que hago esto. Me haces mostrar un diferente Darren al que yo mismo desconozco.

Sonreí como boba.

Me lo había demostrado.

—Gracias por esto Darren.

Él asintió.

—Además, creí que aquí sería un buen lugar para matarte, sería una buena vista cuando el agua se torne roja con tú valiosa sangre y ver tú cuerpo sin vida.

Borré la sonrisa, su mirada era seria y ese destello carmin apareció en sus ojos como sus colmillos crecieron.

—¿Estás... bromeando?

Trague saliva.

Él duro en contestar.

Nade alejándome un poco.

—No

—¡Darren!

Él nado, me alcanzó y sus manos situó en mi cintura.

—Aléjate —murmure.

—¿Me tienes miedo? —asentí—. Estoy bromeando Ayline, no te haré daño. No pienso hacerte nada.

—Lo dijiste tan creíble —reí sin ánimos.

—Me gusta que sientas eso por mí. Un amor/odio que cambia constantemente y por supuesto —Darren húmedecio sus labios— que a veces me tengas miedo, eso me hace recordar el vampiro que soy y no perder mi esencia. Porque contigo Ayline, me vuelvo malditamente débil, incluso... trato de ser... —gruño— como un maldito humano sentimental, que patético soy.

Reí por sus palabras.

—Te quiero apesar de como eres.

—Es bueno saberlo— obtuve su beso.

Nadamos un rato más.

Por el frío en mi cuerpo, decidimos salir al mismo tiempo. Darren me ayudó hasta que mis pies tocaron las pequeñas piedras. Me soltó y se fue a cambiar.

Suspiré y me dirigí a la roca. Sorpresa cuando no encontré mi ropa ni mi celular.

—Darren —busqué desesperada— ¡no está mi ropa!

—Buscala donde la dejaste.

Gire a verlo.

—¡Te estoy diciendo que no está mi ropa, ni mi celular! La dejé justo aquí —señale— ¡Se robaron todo, no hay nada! —toque mi cabeza.

—Calmate ¿estás segura que ahí la dejaste?

—¡Que si!

—Tranquila, ten —Darren me entregó su camisa. Tenía el pantalón puesto—pontela, te cubrirá.

La acepte y me la coloqué. Su camisa negra me llegó hasta mis muslos.

—¿Dónde está mi ropa Darren? ¿Quién fue? ¿En qué momento?

—Shh —lo vi ver alrededor con esa seriedad— ponte mis zapatos —me los lanzó.

—¿Qué ocurre? —pese a ser grandes, me los coloqué.

—Nos han encontrado.

—¿De qué hablas?

Volteó a verme.

—Están aquí —bajó la voz.

Gruñó, caminó hasta mi, sostuvo mi mano y me guió por otro camino. Lo seguí confusa, nerviosa sin saber de qué o quién huiamos.

—¿Qué pasa?

—Nos están siguiendo. Desde ese rato sentí que alguien nos observaba. Son ellos. Los vampiros que envío Salvatore, nos han encontrado.

Me volvió a jalar a medida que nos adentrabamos más al bosque. Comencé a tener miedo que casi resbale.

—Ayline —él se detuvo, me soltó y se dio la vuelta.

—Lo siento, es que estoy...

Me interrumpió cuando cubrió mi boca y me empujó hacia el tronco de un árbol. Me indicó guardar silencio.

Me hubiese gustado que fuera otra situación.

Estábamos entre una nula cercanía y Darren sin camisa.

Más era de temer, no podía pensar en eso cuando el peligro estaba cerca.

Logré escuchar las ramas secas ser quebradas como un silbido.

Los dos compartimos una mirada cómplice. Lentamente retiró su mano y con una velocidad que me costó asimilar, me cargó entre sus brazos y usó su velocidad para alejarnos.

Cuando fue suficiente, se detuvo y me bajo al suelo. El mareo me invadió que me sostuve de su hombro.

—¿Lo.. perdimos?

—No, deben estar cerca.

—¿Quiénes son? ¿Cuántos?

—Presentí tres, entre ellos Vicens Valentains. Es hermano de Salvatore. Los dos son tan malditos y si nos encuentran, no dudaran en matarnos y yo no puedo detenerlo, no contigo aquí.

Poco a poco me recuperé.

—¿Qué hacemos?

—Tenemos que llegar al auto y largarnos de aquí sin que nos vean.

Asentí, acepté su mano y me dejé guiar por él. Darren estaba demasiado tenso, su agarre era fuerte hasta que se dio cuenta, disminuyó su fuerza.

Cuando llegamos hasta el auto, nos sorprendió verlo sin llantas, con los vidrios rotos y en las puertas, habían rasguños como si hubiesen sido por garras.

—Malditos —espetó Darren y rodeo el auto, sin creerlo.

—Calmate, buscaremos otra manera de irnos.

Giró a verme.

—Camina, Ayline —molesto comenzó a avanzar de regreso al bosque— cambiaremos de ruta.

Asentí y comencé a seguirlo tratando de calmar los latidos de mi corazón.

Horas caminando tanto que la noche llegó. Ni ese Vicens o esos otros vampiros, nos habían encontrado más seguía siendo riesgo.

Más me era difícil seguir, a cada rato, perdí el equilibrio entre las rocas. Estaba cansada, hambrienta, con frío. En cualquier momento me iba a desmayar.

Cuando Darren se detuvo, choque con su espalda.

—¿Ya no puedes seguir?

—Si, si puedo.

Gruñó, odiaba que le mintiera.

—Sube

—¿Qué?

—Subete a mi espalda, yo te llevaré.

Dude un instante más mis piernas ya no me respondían. Así que subí a su espalda y me aferre de él. Darren comenzó a caminar conmigo.

—¿Qué vamos a hacer? —apoyé mi barbilla en su hombro.

—No lo sé, tenemos que encontrar un lugar para pasar la noche. Pero no hay un maldito lugar aquí.

—¿Y si usas otra vez tú velocidad, conmigo?

—No puedo hacerlo, estoy débil y no voy a morderte, muy apenas puedes contigo misma. Si lo hago, será peor para ti.

—¿Y si vas por ayuda?

—No voy a abandonarte.

Bese su mejilla y siguió su camino.

De pronto, percibí una cabaña a cierta distancia que emocionada, señalé:

—¡Darren!..

—Ya la ví, no estoy ciego.

Cuando llegamos a la puerta, Darren me bajó y revisó alrededor. De mi parte me asome por las ventanas, más no logré ver nada por la oscuridad.

—Creo que no hay nadie.

—Eso lo averiguaremos.

Sostuvo la perilla, empujó la puerta y logró abrirla. Sin necesidad de una invitación, sostuvo mi mano y ambos entramos.

Dentro nos recibió una profunda oscuridad, solo logré escuchar nuestros pasos trás pisar la madera.

De pronto, Darren me soltó, creció mi miedo, lo nombre y él no respondió.

—Darren —repetí y me detuve. Era en vano caminar a ciegas y el miedo me estaba superando— no me dejes sola.

—Ayline —me causó un susto cuando apareció frente a mi con una linterna que se debió encontrar —revisaré todo, tú quédate aquí —me entregó la linterna y se marchó.

Entre abrí mis labios más preferí guardar silencio.

Con la linterna, ilumine cada rincón. Parecía abandonada o eso creí.

No había señales de nadie, me atreví a avanzar cuidadosa buscando a Darren. Por suerte, lo encontré.

Cuando regresó conmigo, apartó la linterna de su rostro.

—Me irrita la luz —sostuvo mi mano—la cabaña está sola, ven, he encontrado ropa en uno de las habitaciones, pero no encontré un maldito celular, comida o luz.

Me dejé guiar por él, evite enfocarlo con la linterna. Entramos a una habitación, me condujo hasta un armario y cuando lo abrió, vi la ropa colgada.

—Cúbrete.

Asentí, le entregué la linterna que iluminó por mi y encontré una blusa y un jean. Al tener la ropa entre mis brazos, gire a verla incómoda.

—¿Qué?

—Voy a quitarme tú camisa así que... guía la linterna a otra parte y tú... girate.

Negó y en silencio hizo lo que le pedí.

Una voz interna me regaño.

Me hubiese gustado a veces ser más atrevida y no siempre superarme la vergüenza.

Con prisa, me retiré su camisa. Me las ingenie para sostener la ropa a medida que me colocaba el jean. Era ajustado en mi cintura, mis piernas y holgado desde las rodillas para abajo. Me quedé con sus zapatos y cuando quise colocarme la blusa, se me resbaló de mis manos.

—Mierda —emití en voz baja y traté de encontrarla.

—¿Ahora qué?

—Perdí la blusa, no veo nada.

Darren debió estar harto de mi más en silencio, se dio la vuelta e iluminó.

—Por ahí —me indicó.

En efecto ahí estaba mi blusa, la agarre y al enderezarme, me cego la luz.

—Apunta a otra parte.

—Ayline, date prisa.

Imaginé su mirada molesta pese a no verlo con detenimiento. Así que rápido me coloqué la blusa, imaginé que estaba sola. Poco había visto, solo mi sujetador que para esas alturas, estaba seco como el resto de mi ropa.

—Listo —le entregué su camisa.

—Esperame aquí —me entregó la linterna y con rapidez, se cubrió con su camisa.

—Otra vez te vas a...

Lo perdí de vista.

Rendida, suspiré y me dediqué a esperarlo sola en la habitación.

(...)

Debió pasar tiempo, estaba sentada en la cama cuando escuché ruido que me alertó. Así que me levanté y con la linterna en mano, avancé hasta salir. Un destello de luz causó mi atención y entre más me acerqué, reconocí a Darren cerca de lo que parecía ser una chimenea. Entre maldiciónes, encendió el fuego e iluminó más el lugar. Ocultó un encendedor en su bolsillo que desconocí de donde lo sacó.

—Me asustaste.

—Te traje algo de comer —se alejó de la chimenea cuando lanzó más troncos.

Me acerqué y en el suelo, tomé asiento.

—¿Tú no vas a comer? —me arrepentí al instante de mi estúpida pregunta.

Darren me entregó una pequeña bolsa y se sentó a mi lado.

—Me alimente allá afuera.

—Oh —me límite a decir. Nerviosa, abrí la bolsa y saqué una hamburguesa.

Confundida gire a verlo.

—Ese humano la tenía, se la robe como su sangre y su celular —me entregó el aparato.

—¿Lo mataste? —le di un mordisco a la hamburguesa.

—¿De verdad quieres saber?

—No —respondí cuando dejé de comer.

—Llámale a Sara, debe estar preocupada.

Revisé la hora en en celular, eran las 10 de la noche. A esas horas, mi madre ya debía estar en el departamento. Así que le marqué, no me respondió. Me envió al buzón y le dejé un mensaje:

—Hola mamá, quería avisarte que... estaré fuera, regreso mañana en la mañana. Te hablo de este celular porque el mío... se acabó la pila. No te preocupes estoy bien, me quedaré a dormir en la casa de... una amiga. Tuvimos una tarea juntas y se nos pasó el tiempo. Me invitó a dormir así que... nos vemos mañana. Descansa. Te quiero.

Colgué y le entregué el celular a Darren.

—También deberías avisarle a Ashley, a Esteban o a tú Padre.

—No me gusta dar explicaciones.

Lo rechazó, no insistí y lo dejé en el suelo.

—¿Por qué te fuiste? —me atreví a preguntarle.

—Estefan tenía asuntos que resolver que no me pareció mala idea unirme. Ir con él para alejarme de ti. Merecías descansar de mi.

—Te extrañé localmente, todos los días —ante la duda, le pregunté— ¿cuándo fue la última vez que nos vimos?

—En tú habitación, esa noche.

—Te refieres a...

—Deberias dormir, es tarde. La cama está en buen estado —me interrumpió.

—No quiero dormir sola, prefiero quedarme aquí calientita cerca del fuego.

—Como quieras.

Terminé de comer. Ambos en silencio con la vista en el fuego. Bebí de un jugo que encontré en la bolsa. Lo dejé a un lado y flexione mis rodillas.

Cuando gire a verlo, Darren desapareció. No se demoro mucho cuando regresó y con una manta me cubrió.

—Gracias —le sonreí.

Desgraciadamente era muy pequeña para ambos más él como vampiro no debía sentir frío.

—Te acuerdas que te dije que si es contigo, no me importaría quemarme en el Infierno. —Darren se sentó a mi lado y giró a verme. —Hablaba literalmente. Quemarse en el infierno debe ser espantoso —di una leve risa.

—Lizbeth murió calcinada por el fuego —regresó la vista al frente.

—Lo siento —recordé esa conversación— lo hablé sin pensar...

—El fuego es nuestro enemigo Ayline, no pasa nada —hizo una pausa— para matarme, solo basta con que me arranques la cabeza y me lances al fuego.

—¿Por qué me dices eso?

—¿No me prefieres muerto?

Giró a verme.

—No te quiero muerto. No quiero perderte nunca cuando quiero que estemos juntos.

Darren negó.

—A veces pienso que merezco morir. He causado tanto dolor, muertes. Merezco un castigo.

Fue mi turno de negar.

No iba a juzgarlo.

Anule la distancia, con la manta quise cubrirlo. Cuando noto mi intención, me abrazó y de ese modo, a ambos nos cubrió la manta.

—Soy vampiro.

—Lo sé —reí sin ánimos— pero me gusta que me abraces.

—Ni siquiera te doy calor, Ayline. Soy como un muerto, tan frío.

Mordí mi labio inferior.

—Conozco una manera de... entrar en calor —me gire un poco— besame.

Darren me observó fijamente por segundos hasta que accedió y se inclinó a sellar sus labios con los míos.

Más el beso no me fue suficiente.

Retire la manta de mi, me di la vuelta y me subí a horcajadas sobre él.

Quise ser una Aylin distinta, atrevida y nada inocente como creían. Quería que mi sueño, se hiciera realidad.

Asi que lo bese otra vez.

—Tú maldita intención... —me alejó con sus manos en mi cintura.

—Solo déjate llevar —jadee y volví a besarlo a medida que moví mis caderas con sensualidad.

No me detuvo, siguió el ritmo de mis labios mientras sus manos deslizó por mi cintura y colo su mano bajo mi blusa. Sus fríos dedos hicieron contacto con mi piel y siguió subiendo más y más.

—¿Sigues teniendo frío? —me preguntó al cortar el beso.

—Ya no... ahora estoy ardiendo por ti.

—Te vas a arrepentir.

Dicho esto y con esa velocidad, cambiamos de posición. Darren se situó sobre mi, sin recaer su peso mientras mis piernas enrrede en su cintura y volví a besarlo. Ansiosa, subí su camisa con mis manos hasta lograr quitársela y la lancé lejos.

A ninguno le importó el lugar o el fuego cuando nos besamos con pasión. Sus manos recorrieron mi cuerpo, la temperatura se elevó que dejé de sentir frío pese a sus caricias.

En algún punto, Darren dejó de besarme y dejó un camino de besos por mi cuello. Jadee inevitablemente aferrada a su espalda.

—Darren... —suplique.

Más él se detuvo.

Lo escuché gruñir, retiró sus manos de mi cuerpo y las apoyó de cada lado de mi cabeza.

Mi respiración era un desastre, mis labios hinchados por sus labios y colmillos.

Ahí me di cuenta que cambió. Por el fuego, por la cercanía, vi sus ojos ser carmin y sus colmillos crecieron más.

—No puede hacerte daño. Deseo tú sangre Ayline y no me voy a controlar —rugio con voz grave— no puedo... no con lo que quieres.

No alcancé a responderle cuando se levantó, se colocó la camisa con velocidad y se fue azotando la puerta con fuerza.

Confundida, me senté y observé el fuego.

No iba a seguirlo, aunque me dolió. Darren como vampiro, yo como humana, a veces era preferible la distancia cuando esas veces me veía como su donante.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro