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Capítulo 21 ✘ TRAMPA, BESOS Y CONFESIONES ☑️

“Venías de un mundo que no alcanzaba a imaginar. Eso amé de ti, esa extrañeza” |Octavio Paz|

   ✝ A Y L I N

En la noche, me fui difícil conciliar el sueño. Logré escuchar a mi madre llegar de su trabajo, entró a saludarme y le jure dormir, más no lo logré.

Mi cerebro no dejó de pensar en todo lo ocurrido durante el día.

Primero todo lo que pasó con ese vampiro Owen y lo que pasó después en el departamento de Darren.

Fue mi principal gran problema.

«Lo besé»

Di vueltas en la cama, despierta a altas horas de la madrugada hasta que el sueño se apiado de mi.

Sin embargo, me despertó sentir cosquillas en mi rostro como extrañeza por un tacto frío.

Ahí, abrí los ojos y me impactó ver a mi vecino vampiro, acostado a un lado de mi muy cerca de mi rostro. Estuve por gritar cuando mi boca cubrió con su pálida y helada mano en señal de silencio. Causó mi miedo al ver entre la poca iluminación de mi habitación por una lámpara en mi buro, sus ojos carmin y sus colmillos visibles.

Volvió por mi sangre.

Reviví la misma pesadilla.

Darren retiró su mano lentamente y no encontré mi voz. El miedo me paralizó y más su acción. Bajo mi atenta mirada, descubrió mi cuello, mi cabello dejó de cubrirme y expuesta mi piel, se inclinó rozando sus colmillos.

«Por favor, no»

Le suplique por el pensamiento.

Más el vampiro no me escuchó cuando sus agujas naturales se clavaron en mi piel y en instantes, succiono mi sangre. El dolor fue inmenso, logré entre abrir los labios y para mi sorpresa, se detuvo.

Darren lentamente se alejó de mi, me extrañó su satisfacción apresurada más lo agradeci. Consciente con un leve dolor en mi cuello lo observé fijamente como sus labios tenían rastro de mi sangre.

Fue un juego de miradas y un intenso silencio.

No aparte la vista, no hablé, no grité, no hui y él actuó.

Inesperadamente, sentí su tacto frío de sus labios sobre los míos, el sabor de mi sangre que no me dio en su momento asco. Al contrario, disfruté ese beso sangriento. Por un instante, me olvidé de mis pensamientos en contra y accedí. Caí ante su beso. Con torpeza, seguí su ritmo, cerré los ojos y mi mano guíe a su mejilla.

Me olvide que éramos distintos.

Él un vampiro, yo una humana.

Creí que era mi propio sueño fantasioso y desee que no se detuviera.

Entre el beso, sus colmillos rozaron con mis labios. El momento finalizó cuando Darren se apartó de mi. Lentamente abrí los ojos y me incline rogando otro beso suyo.

«Es un sueño, Aylin. Puedes hacer lo que sea»

Pensé con ingenuidad.

Él mismo retiró mi mano de su mejilla y con sus frías manos, sostuvo mis mejillas.

Duerme —susurró y me perdí en sus ojos carmin.

De pronto, el sueño, el cansancio me superó y cerré los ojos de nuevo.

Desconocedora de la hora exacta, desperté exaltada.

—Fue solo un sueño —me dije a mí misma.

Enseguida me incorpore en la cama y observé a mi alrededor. Estaba sola en mi habitación. Sin presencia de un vampiro que me aseguró no ser real más lo parecía.

Aún sentía sus labios, humedeci los míos y un sabor extraño percibí. Entonces, mi mano guíe a mi cuello y logré encontrar su marca.

Intranquila, salí rápido de la cama. Encendí la luz y me asome al espejo a mi alcance. En mi reflejo comprobé la marca de sus colmillos, reciente y con ello, el beso.

Retrocedí confusa y bajé mi mano lentamente.

—No fue un sueño —emití incrédula.

«Darren estuvo aquí, me marcó y me besó»

No dejé de atormentarme con mis pensamientos por horas.

...

A la mañana siguiente, me levanté de mal humor.

¿Cómo pudo Darren beber mi sangre y luego... besarme?

Tuve mil dudas y mucha confusión.

¿Por qué no me hizo olvidarlo?

¿Por qué se fue y no enfrentó sus acciones?

Ahí mi voz interna me reclamó:

«Igual huiste»

Bufe dándole la razón.

Más su beso jamás lo esperé.

Sara ya se había ido a trabajar como cada día. Al terminar de arreglarme, me dirigí a la cocina y desayuné algo ligero. Mi apetito no muy presente y al estar lista y acorde a la hora, salí del departamento con mi mochila.

Más una presencia inesperada, me causó un brinco al verla frente a mi puerta.

—Hola Aylin.

—A–Ashley —frunci el ceño— ¿Qué... qué haces aquí?

La observé con disimulo.

Sin duda tenía una hermosa apariencia. Con su cabello suelto y ondulado, sus labios rojos mate y sus pestañas largas y negras resaltando su belleza natural y peligrosa. Con una blusa roja de manga larga, un jean de mezclilla y unas botas negras más arriba de sus rodillas.

Ella me sonrió sin mostrar sus colmillos.

—¿Irás a tus clases? —me preguntó sin entrar a mi departamento.

—Si, no puedo perder el día aunque lo que sucedió con ese vampiro, me sigue causando miedo.

—Tranquila Aylin, no dejaremos que te pase nada —sus ojos no eran muy intensos más tenían ese destello rojizo. Le sonríe incomoda, rápido le di la espalda y cerré mi puerta. —Darren mi pidió llevarte hoy. Vamos —me tense al escuchar su nombre. Me di la vuelta y pasé saliva.

—¿Por qué él no va a llevarme? —le pregunté.

Temi la respuesta.

¿Ella lo sabía?

Ashley con sus manos en su cintura, se encogió de hombros.

—No lo sé, está un poco extraño. Debe estar ocupado pero estoy aquí en su lugar. De camino te contaré el plan contra Owen.

Sin esperar mi respuesta, se dio la vuelta y comenzó a bajar las escaleras. Tuve que aceptar al estar involucrada y tenía intriga de escucharla.

Así que comencé a seguirla. Bajamos las infinitas escaleras entre cierta distancia hasta salir del edificio. Afuera, me presentó su auto de lujo y accedí a entrar.

Mi compañera durante el trayecto, fue una vampiresa.

...

El camino no fue silencio. Mientras conducía Ashley Collins me explicó en que consistía el plan y la escuché con atención.

Los tres me iban a vigilar.

En el momento que Owen apareciera, debería enfrentarlo. Ser la carnada, ganar tiempo hasta que alguno llegara y se harían cargo de ese vampiro. Ashley me juró estar a salvo más no le creí. A salvo estaría con vampiros lejos de mi vida.

En plan me pareció demasido riesgoso pero quise creerme la valiente. Por supuesto que temi, si no alcanzaban a llegar a tiempo, iba a morir por Owen.

Ella debió notar mi nerviosismo cuando su pálida mano sostuvo la mía y empeoró.

—Lo siento.

—Descuida, estaré bien.

Ella asintió.

Cuando aparco el auto, con mi mochila bajé y me despedí de ella aunque me aseguró estar cerca. Logré escuchar:

«Ellos ya están aquí»

Más no vi a Darren ni mucho menos a ese rubio vampiro cerca.

Le creí, confíe en sus palabras y seguí su consejo. Luce normal, sigue su rutina y así traté tras entrar a la preparatoria.

(...)

Entre cada clase, creció mi paranoia. Constantemente observé por los pasillos, por las ventanas en el salón y logré reconocer a Ashley como Esteban como infiltrados. De alguna forma lograron entrar, no dude por su hipnosis más se mantuvieron cerca.

En ningún momento, vi a Darren y eso me molestó. Debería estar vigilandome o tal vez lo estaba pero se ocultaba de mi.

«Vampiro cobarde»

En el receso, me encontré a Sam cerca de su casillero dejando varios de sus libros. Así que tomé una profunda respiración y me animé a hablarle. Aparte de nuestra amistad, tenía dudas que aclarar con ella.

—¿Podemos hablar Samantha?

Reconoció mi voz, bufo y cerró su casillero de golpe.

—No tengo nada que hablar contigo— me respondió sin verme, se colgó su mochila y se dirigió en dirección opuesta.

Bufe y la seguí hasta alcanzarla.

—Es urgente —me ignoró— es sobre Owen.

Ella se detuvo y giró a verme. Imite su acción.

—No conozco a ningún Owen.

—El joven que conociste hace poco, cabello negro, pálido y alto.

—¿Johan? —asentí. Por supuesto debió usar otro nombre. —¿Lo conoces?

—Si, su nombre real es Owen y debes saber que es un vampiro —bajé la voz.

—¿Qué?

Acorte la distancia.

—Es el mismo que conocí en el Bosque el día del accidente y ayer estuvo aqui. Vino por mi, me quiere muerta pero antes llevarme con su Rey vampiro y confesar todo sobre Darren y sus amigos.

—No puedo creerlo.

—Me contó de ti. Le revelaste de mi.

—No, bueno, si pero; lo hice porque estaba ebria, molesta contigo y él apareció. Solo me escuchó y fue tan atento. —Sam llevó su mano a su frente— si me pareció rarito y muy guapo pero jamás pensé que fuera... eso.

—No puedes confiar en nadie.

Las lágrimas se acumularon en sus ojos.

—Que estúpida fui.

—Él te engañó, Sam —hice una corta pausa— ¿Te hizo daño?

—No lo sé —negó varias veces— si lo hizo no lo recuerdo —cubrió su cuello con su mano—. Dios mío, tal vez bebió mi sangre o me hizo algo peor —retrocedió— no tengo marcas pero desde que le conté de ti, perdí contacto con él... Lo siento Aylin.

Dejó deslizar las lágrimas y se dio la vuelta alejándose de mi.

—Samantha —me ignoró y no la volví a seguír.

Realmente desee que ella no hubiese pasado por lo mismo. Ser donante de un vampiro hasta arriesgar su vida.

Creció mi molestia por ese vampiro.

No tuve el tiempo de contarle el plan más era mejor Sam no estar enterada. En la trampa, Owen caería.

...

Por fin, la última clase finalizó.

Ocultándo mi nerviosismo, me dirigí a al salida y fingí calma. Por segundos me detuve y observé a mi alrededor. Como lo supuse, ni Darren o su hermana me esperaban. Era parte de plan, Owen no verme con ellos.

Así que con la poca valentía a flote, avancé y tomé el camino más largo. No iba a tomar el bus, en algún momento, él tenía que aparecer y esperé que ellos estuvieran cerca.

En cada paso, mi corazón más se aceleró. No evite observar hacia atrás, a los lados la calle solitaria. Mis manos comenzaron a temblar y el mal presentimiento me invadió.

Para colmo, empezó a llover y a falta de una sombrilla o un suéter con gorro, terminé empapada.

Revisé una vez atrás y ahí lo vi.

Me venía siguiendo con calma.

Así que acelere mis pasos, no vi a nadie y harta, me detuve.

—¿QUÉ QUIERES? —me di la vuelta y le grite.

Él se detuvo, sonrió siniestro y en un segundo me alcanzó con su agarre en mi cuello.

—Eres la presa, humana —ojeo alrededor. —Eres tan débil.

Me soltó y me obligó a girarme. Con su agarre en mi nuca me guió hasta un callejón.

—Suéltame —me quejé más sus fríos dedos se clavaron en mi piel.

—Silencio —me empujó cuando me me negué a caminar. Contra la pared me lanzó y apenas alcancé a sostenerme con mis manos evitando un golpe en mi rostro. —¿No te gusta este lugar que elegí para tú muerte?

Enseguida me di la vuelta, el callejón era reducido, sucio, solitario de una sola salida.

—No puedes matarme.

—No te creas inmortal —pegué un brinco cuando me alcanzó y sus manos apoyo en la pared de cada lado de mi cabeza. Peligrosamente cerca de mi— antes de llevarte con mi Rey, te voy a desangrar, vas a suplicar y vas confesar.

Mi cuerpo tembló y me sentí tan pequeña por su mirada. Creció mi miedo cuando dejó aflote sus colmillos.

—No tengo nada que ver con Darren Collins.

—Mientes —ladee la cabeza cuando acercó su rostro al mio—. Lo conoces y él te debe apreciar mucho.

—Solo soy su donante.

—No te creo —su agarre en mi barbilla me hizo verlo. —¿Dónde se esconde? Tú amiga, no me reveló esa información.

—Si te atreviste a hacerle daño...

—No finjas ser valiente conmigo humana —su agarre aumentó— no me apetecio su sangre, me hartó tanto escucharla que en ningún momento mencionó al vampirismo. Todo fue sobre su amiga y esa estúpida amistad que perdió.

No era tan inteligente como creí.

«¿Por qué se tardan tanto?»

Pensé.

Agradeci que no usó a Sam para llegar a los Collins y de mi, jamás lo sabría.

—¿Por qué... los odias tanto? —hablé con dificultad.

—Eso no te interesa.

—Celos ¿verdad? —gruñó y me soltó— Quieres matarlo por ti mismo ¿cierto? —no contestó. Tuve que ganar tiempo —Yo también quiero a Darren muerto, fuera de mí vida, ambos podríamos ayudarnos.

—¿Por qué confiaría en ti? —su mano sujeto mi cuello más no ejerció fuerza. Lo estaba molestando antes que convencerlo.

—Piensalo, así acabarías con Darren —le dije rápidamente asustada.

—Yo no quiero acabar con Darren, a mí me interesa acabar con lo mismo que él tanto desea.

Lo observé confundida.

—¿A qué te refieres? —le pregunté.

Musito.

—Podrías ser de ayuda humana. Si quieres un trato, dime ¿Dónde se oculta? Solo quiero hablar con él.

«¿Es necesario el mal trato conmigo?»

—Te lo diré con una... condición.

—Habla.

—Si te digo dónde está ¿lo sacarás de mi vida?

Lo pensó un momento y asintió.

—Jamas volverás a verlo. Salvarás tú despreciable vida.

Pasé saliva.

—¿Cómo sabré que cumplirás tú palabra?

—¿No confías en mí?

Negué.

El vampiro rió, retiró su mano de mi cuello y retrocedió. Me sorprendió que me creyera.

—Haces bien, humana —se cruzó de brazos— y me estás convenciendo.

Pese a todo le sonreí con falsedad.

—Yo no confío en vampiros— le sostuve la mirada —y tú, no deberías confiar en una humana como yo.

Mi miedo disminuyó cuando lo vi aparecer detrás de él. Fugazmente lo ojee y Owen debió darse cuenta cuando bajó sus brazos.

—Nos volvemos a ver Owen —resono la voz de Darren con peligro.

Él fue rápido en darse la vuelta cuando la daga pequeña en su mano, mi vecino atravesó en su estómago.

—Maldita... tramposa. —Owen se inclinó entre quejas. Con sus manos, cubrió su herida.

Por Darren, fue obligado a enderezarse y lo lanzó a la pared con velocidad.

—Ni te atrevas a acercarte a ella otra vez ¿me oíste Owen? —presionó más la daga, tuve la impresión de que le hizo un corte cuando subió un poco— a los malditos traidores, les tengo mil maneras de tortura antes de morir.

—Darren cálmate... hablemos —hice una mueca al verlo expulsar sangre de su boca. Más mi vecino pareció perdido en el deseo de venganza.

—No escucharé a un maldito como tú —Darren me ojeo. Gruño y retiró la daga de él y del hombro lo jaló hasta mi— Incate —lo obligó a ponerse de rodillas. —Pidele perdón —me señaló, Owen negó varías veces. Así que Darren molesto, guió su mano a su cuello, se inclinó a su oído y emitio en voz alta. —Hazlo o te arrancaré la cabeza y sabés que lo haré.

Él vampiro herido, hizo sus manos puños y me observó con odio.

—Lo haré... Lo siento humana... no volveré a hacerte daño... —se quejó por la fuerza de mi vecino— perdón —giró a verlo—¿contento?

Darren sonrió con malicia con sus colmillos a flote.

—Nada de lo que digas logrará salvarte. Te mataré aquí y ahora —le respondió. —Nos vemos en el infierno Owen.

—¡Detente Darren! —un grito resono y en segundos, Ashley apareció justo a mi lado. —No lo hagas —levantó su mano—. No lo mates.

—No te metas Ashley —le respondió su hermano.

Vi un dije de esperanza en la mirada del vampiro herido.

—Hazle caso a tú hermana Darren... no me mates. Déjame explicarte todo. No le he dicho nada a Salvatore....Quiero ayudarlos. —espetó Owen.

—Antes fuiste un traidor.

—Tengo mis razones... las conocen... Lo hice por mi propia... venganza.

Darren gruño y posó la vista en mi.

—Llevatela, Ashley.

—Prometeme que no lo matarás —le súplicó— escuchalo. Owen me salvó a mi.

—No cumplo patéticas promesas.

Recibió su mala mirada.

Ella gruño.

—Vamos Aylin, no querrás ver la clase de monstruo que es mi hermano.

No me dio tiempo de contestarle cuando Ashley sostuvo mi brazo y me sacó del callejón dejando a solas a un par de vampiros y la vida de Owen en manos de mi vecino Darren.

...

La espera fue eterna.

Ashley me convenció esperar en su auto. Ella se sentó en el asiento de atrás y me tocó del lado del conductor.

Constantemente observé por las ventanas sin rastro de ningún vampiro.

«¿Y si Darren está muerto por culpa de  Owen o viceversa? »

Ojee a la vampiresa detrás, no dejaba de morderse sus largas uñas, nerviosa.

—¿Te preocupa Darren?

Cause su atención tras girar mi cuerpo un poco en el sillón. Para estas alturas, las dos empapadas por la lluvia que aún no cesó.

—Me preocupa más Owen. Mi hermano es capaz de matarlo, Owen no tiene oportunidad de vencerlo. Conozco a los dos de años y Owen, me importa mucho.

—¿Cómo es qué los traicionó?

Ella bajó su mano, sus ojos carmin me observaron fijamente.

—Eso fue hace mucho tiempo —hizo una corta pausa— Yo fui quién lo encontró cuando lo convirtieron en vampiro. Owen alguna vez fue un humano y ese vampiro, fue el Rey Salvatore. Su familia, eran Cazadores de vampiros y eso fue el castigo. De todos, Owen fue el único que sobrevivió y fue condenado a la eternidad —medio sonrío—. No dude en ayudarlo, lo llevé a la casa de Esteban. En esa época, éramos los tres juntos y tuve que convencerlos. Fue difícil para Owen aceptar su realidad pero lo ayude. Desde un principio, a Esteban no le agradó, ahora lo odia más y Darren, lo tolero. Confiamos en él y le creímos cuando juró querer vengar a su familia, matar a Salvatore y ahí me confundí —demostró tristeza—. En su momento, fue amistad entre los dos hasta que involucramos sexo. No te mentiré Aylin, con Owen me sentí deseada, amada y todo estaba bien hasta que él cambió. Comenzó a sentir celos de Darren y constantes enfrentamientos con Esteban y un día, se fue sin despedirse y para colmo, nos delató. Vampiros del Castillo por parte de Salvatore, nos encontraron y quisieron matarnos y más a Darren. Logramos huir, nosotros acabamos con su existencia y después descubrimos que Owen, se largó al Castillo y se volvió uno más de sus aliados. Yo lo vi cuando fui capturada. Sigo sin creer que lo obedezca cuando me juró odiarlo y apesar de todo, existe un aprecio. Quiero su explicación.

—Lo siento tanto Ashley.

Ella se encogió de hombros.

Regresé la vista al frente asimilando toda esa nueva información.

—Ahi viene —le avise al ver a Darren acercarse al auto.

Poco tiempo él se demoró, abrió la puerta y entró terriblemente empapado por la lluvia. Pasó sus manos por su cabello varias veces y sostuvo el volante con fuerza sin ver a ninguna.

Evidentemente, no herido.

—¿Lo mataste? —le preguntó Ashley.

Él no le respondió, con la llave trató de encender el auto más no lo logró. Lo escuché maldecir en voz baja y volvió a insistir.

—¡Respondeme Darren!

Él soltó las llaves y exclamó:

—¡No lo maté! —gruño— lo dejé con vida Ashley —giró a verla con una mala mirada—. Es lo que querías ¿no?

—Voy a confiar en tú palabra.

—No me interesa si me crees —regresó la vista al frente. Ante todo, me ignoró. Volvió a girar la llave, el auto encendió y enseguida lo puso en marcha y comenzó a conducir demasiado tenso.

El trayecto fue silencioso.

Dejó de llover y por consecuencia, mi ropa húmeda, me causó frío. Comencé a temblar así que me abrace a mi misma esperando llegar al edificio.

Solo quería un baño caliente y entrar bajo las cobijas. A salvo en mi habitación lejos de vampiros.

—¿Qué pasó con Owen? —rompió el silencio Ashley.

Dejé de ver por la ventana y observé a los hermanos Collins.

—Regresó al maldito Castillo.

—¿Te dijo algo?

—Nos va ayudar. Según él trabaja para Salvatore pero no le ha dicho nada de ella. Tampoco le mencionó que nos encontró. Quiere ayudarnos. Él se hará pasar por su fiel ayudante y nos mantendrá al tanto de todo. Igual forma le advertí, si nos traiciona otra vez no dudaré en matarlo y está vez nada me detendrá —nos contó Darren sin apartar la vista de la carretera.

Ambos me ignoraron.

Decidí intervenir.

—¿Por qué nos quiere ayudar? —pregunté.

Darren se demoró en responderme.

—Quiere acabar con Salvatore. Matarlo y él sabe perfectamente que no puede solo.

—Para vengar a su familia —emití.

—¿Le contaste Ashley?

—Aylin tiene derecho de saber.

—No lo tiene. —Darren aceleró— no debería saber nada así que deja de preguntar. Controla tú maldita curiosidad.

Le di una mala mirada, selle mis labios y regresé la vista a la ventana. No volví a preguntar más durante el camino.

...

—Para el auto Darren —le pidió su hermana—. Bajaré a buscar ropa seca y nueva para Aylin.

—No es necesario Ashley, así estoy bien —le respondí y gire a verla.

—Estás temblando, te puedes enfermar. Ni hablar, detente Darren.

Él gruñó y obedeció.

A unos kilómetros más, detuvo el auto. Ashley se bajó y estuve por bajar cuando me detuvo.

—Espérame dentro del auto, Aylin.

—¿Qué? —cerró la puerta—. Ashley, no —en segundos la perdí de vista que accedí no bajar.

Fui consciente de quedarme a solas con Darren, justo lo que no quería.

El silencioso fue incómodo, nadie mencionó nada. Ni siquiera gire a verlo. Me dediqué a dibujar figuras en el vidrio empañoso. Desde la ventana, desee que Ashley llegara pronto.

Prefería su compañía que la de mi vecino vampiro.

No obstante, sus manos sobre el volante causó ruido. Me aparté de la ventana y lo ojee.

Darren mantuvo su mirada al frente, detuvo el ruido y carraspeo.

—¿Tienes frío?

—No

Mi cuerpo me delató.

Nuestras miradas se cruzaron y fui la primera en apartarla.

—No debiste hacerte la valiente con Owen, pudo matarte.

—No lo hizo, llegaste a tiempo.

—Aún así, fue un maldito riesgo.

—Estoy aquí Darren, sigo con vida.

—Lo sé y no espero tú maldito agradecimiento.

Bufe.

No quería discutir con él.

Quería resolver mis dudas.

—¿Por qué me marcaste hace horas y luego... me besaste? —me atreví a preguntarle.

Gire a verlo y lo vi aferrar sus manos en el volante.

—Estás loca, no hice tal cosa.

Evitó verme.

—Si lo hiciste. Recuerdo todo.

—Alucinas niña.

Abri mi boca indignada.

—Ahora me llamas loca —negué—. No es posible Darren, acéptalo —lo señalé —¡Me besaste! —descubrí mi cuello— mira, tengo tú marca ¿te es prueba suficiente?

Retiró sus manos del volante y giró a verme.

—Si lo hice ¿Y? —confesó— ¿Tienes algún problema con eso?

Pasé saliva.

—¿Por ... qué?

—¿Por qué lo hiciste tú?

—D–distracción.

Él negó y apartó la vista.

—Lo mismo digo.

Enarque una ceja.

—¿No fue por eso?

Gruño y rasco su nariz.

Estaba nervioso, vaya sorpresa.

—Entonces —regresó a verme—. Dime Ayline ¿Por qué diablos te besé?

—No lo sé... tal vez estás...

—Confundido —terminó él por mí y se inclinó a mi. Su rostro a pocos centímetros del mio y su mano mantuvo en mi nuca—. Tal vez esto me ayude a aclarar mis malditas ideas.

No logré asimilar sus palabras cuando unió sus labios con los míos. Debí alejarlo, no debí acceder más hice todo lo contrario. Le devolví el beso con la misma intensidad.

Mis manos situe en su nuca y mis dedos, deslice por su cabello húmedo y lo atraje más a mi.

Darren no usó sus colmillos, los mantuvo oculto y sentir sus labios fríos fue una sensación indescriptible.

Con el corazón acelerado y con mi respiración agitada, corte el beso.

—¿A–Aclaraste tus ideas? —le pregunté.

—No del todo.

Volvió a besarme con frenesí.

Los dos perdimos el control hasta que Darren, se alejó repentinamente con clara molestia.

—Fue un maldito error —espetó y con velocidad salió de auto.

Confundida permanecí en mi lugar, asimilando un beso más.

+++

Al fin, Ashley regresó con dos bolsas para mi con ropa nueva y de marca. No aceptó un NO como respuesta y tras agradecerle, Darren volvió a conducir.

Preferí esperar llegar al edificio para cambiarme. En silencio de por medio cuando fue muy incómodo entre los tres.

Evite a ver a Darren y él me evitó a mi.

Cuando llegamos al edificio, los dos subieron las escaleras conmigo. Me faltaban pocos escalones para llegar al último piso cuando Ashley me alcanzó y caminó a mi lado.

—Aylin

—¿Si?

—Esteban aceptó salir contigo esta noche. Después de tú invitación ¿Recuerdas?—la miré con una ceja fruncida. Ella me giño un ojo y señaló a Darren con su cabeza.

Él iba varios escalones más arriba.

Algo tramo su mente malvada.

Ni siquiera recordé al rubio vampiro. Es más, fue el único que faltó cuando Ashley me aseguró que debió irse. No le importe mucho para vigilarme.

«Esteban es muy distraído, debió encontrar entretencion»

Me dijo Ashley en el auto.

Así que no iba a confiar en ese vampiro para dejarle mi vida en sus manos.

O eso creí.

—Ah... ¿Si? —le seguí el juego.

—Si, se puso tan feliz por tú invitación. Sabés, creo que harían una linda pareja.

Reí sin ánimos.

—Yo creo lo mismo. Esteban es muy... (raro) atractivo —emiti sin creer mis propias palabras.

—Si, te imaginas ustedes dos juntos.

—¿Podrian callarse las dos? —espetó Darren enojado—y dense prisa.

Ambas guardamos silencio y seguimos subiendo las escaleras. Llegamos a nuestros respectivos departamentos. Darren entró al suyo azotando la puerta sin dejar pasar a Ashley. Las dos nos miramos confundidas.

—Vaya, alguien quiere estar solo.

—¿Por qué dijiste eso? —le pregunté en voz baja.

Hubo maldad en su sonrisa.

—Pronto lo sabrás. Adiós Aylin —se dio la vuelta y comenzó a bajar las escaleras hasta que la perdí de vista.

Suspiré y entré a mi departamento.

Por un momento, lejos del vampirismo.

+++

Sara me marcó avisándome que llegaría más tarde del trabajo. Obvio tuve que mentirle y buscar excusas de mi retardo al departamento. Por suerte me creyó.

Después de tomar un baño, de comer un poco y hacer mi tarea. Me senté en el sillón con mi computadora en mi regazo para ver una película.

Era de noche y quise distraerme un rato.

No obstante, un golpe en la puerta interrumpió mi momento. Dejé de buscar alguna película de mi agrado de Netflix y dejé mi comput a un lado de mi.

Dude que fuera Darren, él no tocaba, solo entraba sin darme cuenta.

Un poco asustada, me levanté y me dirigí a la puerta. Con valentía abrí y me extrañó ver al vampiro rubio cruzado de brazos.

—Hola chiquilla.

—¿Tú? —lo vi confundida y lo observé con detenimiento ¿por qué se tenía que ver tan bien con esa camisa roja ajustada a sus brazos hasta sus codos, con ese pantalón negro y zapatos del mismo tono de cuero? Todo en él grito elegancia y para empeorar, su cabello rubio peinado hacia atrás. Si se esmero en arreglarse, valió la pena o tal vez era su belleza natural.

—¿Podrías dejar de devorame con la mirada? —sonrió asomando sus colmillos. Incomoda aparte la vista— Bromeo, dulzura. Admirame todo lo que quieras.

—¿Qué quieres?

—En primer lugar, entrar —pasó por mi lado sin mi permiso— te agradezco.

Bufe, cerré la puerta y me di la vuelta.

Fue rápido para sentarse en mi sillón. El rubio se acomodó como si fuera su departamento cuando subió sus pies sobre la mesa de centro y se recargo en el respaldo.

—Segundo —me hizo una señal para acercarme—. No voy a comerte —rodee los ojos y avancé hasta detenerme a poca distancia del sillón. Sin querer tomar asiento—. Vine a nuestra cita, bueno fuí obligado por Ashley, así que aquí me tienes chiquilla —bajó su brazo— esta noche soy todo tuyo.

Enarque una ceja.

—No habrá cierta cita. Todo fue una mentira para darle celos a Darren —le dije tras ser mi única teoría.

—¿Y funcionó?

Negué.

—No entiendo la intención de Ashley. Fue su idea y yo solo... le seguí el juego.

—Las damas si que son peligrosas y más juntas —humedecio sus labios—. En fin, no vine hasta aquí a perder mi tiempo, no tengo nada que hacer esta noche y se ve que necesitas distraerte.

—No es así. Ya tenía mi propio plan —me crucé de brazos— ver una película.

—No es mala idea pero necesitas adrenalina, diversión real.

—Tuve suficiente con lo ocurrido Owen.

—Mm, me contó todo Bombón. Mala suerte que Darren no lo mató, yo lo hubiera hecho. No he ido a hablar con él y regañarlo por eso —se inclinó sin despegar sus ojos de mi— tuve un imprevisto.

—Algo mencionó Ashley. Tú distracción.

—Ah, soy débil por las humanas —se encogió de hombros— y esta humana que estoy viendo está a salvo y necesita a alguien que la escuche, tienes que arreglar esa cabezita. Créeme chiquilla la soledad es mala. —Río.

—Estoy bien.

Esteban bajó los pies de la mesa.

—No te estoy preguntando. Te espero abajo en 10 minutos, si no bajas vendré por ti de la peor manera. No me retes chiquilla que a mí me encanta jugar —se levantó y retrocedí por sobrevivencia.

—Bien, pero vete de mi departamento.

—A tus ordenes dulzura —me señaló— no te tardes y arreglate.

Dicho esto y se dirigió a la salida del departamento y salió azotando la puerta.

¿Qué puedo perder al salir con él un rato?

Bufe y me dirigí a mi habitación.

Tal vez el rubio vampiro tuvo la razón.

Tal vez necesitaba distraerme, hablar con alguien y sobre todo de Darren Collins.

(...)

Esteban Williams me llevó a un antro de lujo. Jama en mi vida, acudí a uno, no así. No hubo problema para entrar. Dentro la música era muy alta, escandalosa, con luces de neón y gente por doquier. Bailando, bebiendo y besándose sin vergüenza.

Me sentí extraña. Ni siquiera le pedí permiso a mí madre. Fui toda una rebelde.

Esteban agarró mi mano y entre la multitud nos escabullimos hasta llegar a la barra hasta encontrar lugar en dos bancos altos. Me soltó y fue rápido para sentarse mientras me tocó subir con calma y con esfuerzo por mi vestido color crema ceñido a mi cuerpo un poco corto.

Ahí me arrepentí de usarlo.

—¿Estás cómoda?

Sentada en el banco, gire a verlo y arreglé mi vestido.

—Si —carraspee—. El lugar es hermoso—hablé en voz alta. Él se inclinó un poco para escucharme— casi no vengo a estos antros y menos a uno lujoso.

—Siempre hay una primera vez para todo. Hoy, lograré que te diviertas. Tienes una corta vida y tienes que disfrutarla chiquilla. Comencemos por algo sencillo ¿algo de beber?

—No bebo.

—Uff que aburrida, vienes a divertirte y sin una gota de alcohol. Ya estoy dudando que seas humana.

Causó una media sonrisa en mi.

Esteban llamó al mesero y le pidió dos Margaritas.

—¿Tú beberas?

—No porque sea vampiro no puedo hacerlo. Aunque no me verás ebrio. Solo me ayuda a calmar mi sed de sangre.

—Eres tan diferente —emiti sin evitar.

—No conoces nada de mi chiquilla —me observó detenidamente— no, ya no eres una niña. Ya eres toda una adulta al estar aquí. Ya no te queda ese apodo —hizo una mueca—. Eres tierna, inocente. De corta edad pero baja estatura —me sonrío— Pequeña —asintió y fijó la vista al frente— acostúmbrate que lo serás para mí.

No le respondi más no me molestó su nuevo apodo.

El mesero nos trajo nuestras bebidas y antes de retirarse logré ver ese anillo en su mano que distinguía a los vampiros hasta que se fue.

—Es un vampiro —le avisé al rubio.

—Eso ya lo sé. —Esteban sostuvo su bebida y le dio un trago— este lugar está lleno de vampiros y humanos.

—¿No es peligroso?

—No cuando estás conmigo, ten —me pasó la otra Margarita— Bebe.

Suspiré, la acepté y le di un pequeño trago. Mi garganta ardió por su sabor.

—Esta fuerte.

—Bebe más.

Animada por él, le di otro trago.

—¿Tú quieres emborracharme? —emití al dejar la copa sobre la barra.

—Me descubriste. Las personas normales con más alcohol en su sistema se les hace más fácil decir sus sentimientos, hablar de sus tormentos y eso es algo que quiero que hagas. Anda, cuéntale al tío Esteban en que tanto piensa esa cabecita.

Rei por sus palabras.

Lo observé fijamente y tuve que beber otra vez para darme valentía.

—Estoy así por Darren —le confesé.

—¿Ahora qué hizo mi amigo de siglos? —él bebió y mantuvo su atención en mi— ¿Te asustó con lo ocurrido con el convertido?

—No solo es eso —hice una corta pausa—. El día que estuve en su departamento, después de que ustedes se fueron; Darren me pidió mi sangre. Obvio me negué y como excusa le robe un beso. —Esteban sonrió con burla— salí huyendo a mi departamento, él no reaccionó y por la madrugada, estuvo en mi habitación y lo hizo. Me marcó de nuevo y después... me besó.

—¿Estamos hablando del mismo Darren que conozco?

Asentí.

—Y aún hay más.

—A ver —el rubio jaló su banco y se acercó más a mi— Cuéntame todo.

Si, todo un chismoso.

Más yo necesitaba contárselo a alguien y en ese momento, mi única opción fue un vampiro.

—Hoy, cuando estuvimos a solas en el auto porque Ashley fue a comprarme ropa —el musito un ajam y continúelo enfrente.

—¿No?

—Si, le pregunté porque lo hizo y me contestó que porque lo había yo hecho. Yo lo hice por distracción.

—Mal pretexto, pequeña.

Le di una mala mirada.

—Darren terminó por confesar que fue porque estaba confundido y quería comprobar sus dudas. Él fue quién me besó y no lo rechace —pasé mis manos por mi rostro avergonzada— Luego se alejó y me dijo, es un maldito error —retiré mis manos y esperé su comentario.

—Me sorprende, ese no es el Darren que conozco o no llega a tales extremos. No debería contigo —bebió su bebida hasta vaciar la copa— pero ahora dime pequeña ¿qué sientes por él? Aquí yo reconozco a dos seres confundidos.

Me encogi de hombros.

No quise engañarme más a mi misma.

Lo que tanto evite, sucedió.

No controle mis sentimientos por un vampiro así que le confesé la verdad:

—Creo que me gusta Darren.

—¿Creés?

—No estoy segura. Me siento confundida —desvíe la vista— Me gusta, se me hace lindo apesar de su carácter. Sentí algo cuando lo besé, su cercanía me pone nerviosa y... mi corazón se acelera cuando él está presente.

—Eso es un sentimiento muy fuerte pequeña.

—Y está mal, es un vampiro.

«¿En qué momento dejé de odiarlo para pasar a esto?»

—No puedo amar a un vampiro.

—Amor, vaya —gire a verlo—. Estas perdida pequeña. El corazón, tú corazón mortal solo elige y no le importa quien o como sea.

—¿Creés que él sienta algo por mí? —le pregunté—. Darren me confunde, primero me hace sentir que no le importo, luego me besa y después me dice que fue un error. No entiendo nada.

—Debes ser paciente. Conozco a Darren y aunque no creas, se le hace difícil demostrar sus sentimientos. Si es que tiene. A ver dime ¿cuándo lo haz visto reír? Pocas veces, convivir así. Solo porque nosotros le tenemos aprecio y estamos con él. De lo contrario estaría solo y se hunduria en la soledad y la amargura.

—Tienes razón, ¿a ti no te ha dicho nada de mí?

Él negó.

—Aunque me lo hubiera dicho, no te lo diría. En primera Darren es mi amigo y en segunda, se guardar secretos y el tuyo estará a salvo conmigo. Pero eso si te digo, debés decirle esto a Darren antes de que sea demasiado tarde.

—No estoy muy segura.

—Necesitas algo más fuerte para darte valentía. Piensa muy bien tus palabras cuando hables con él. —Esteban buscó al mesero, apoyó sus brazos y regresó a verme— ¿Quieres un orgasmo?

—¿Qué? —lo vi confusa. Creí escuchar mal y lo peor es que no había burla en su sonrisa.

—Es una bebida mortal, lo nombran Cóctel Orgasmo Múltiple. La mezcla es con Vodka, Bailey y con otras cosas. Tiene un sabor dulce y cremoso. Creí que la conocías —negué varias veces— te pediré uno pero esta quita esa cara.

Dejó de verme.

En mi corta vida jamás había escuchado algo así que me extrañó el siendo vampiro ser conocedor de una bebida mortal.

Mis mejillas ardieron y la situación fue muy incómoda.

—No quiero... eso —cause su atención.

—¿Segura que no quieres un orgasmo? —percibí su doble sentido de la palabra.

—Estoy muy segura Esteban —bebí mi Margarita.

Resono su risa.

—De acuerdo, pediré uno para mi —regresé a verlo— ¿son las luces o tú cara está muy roja? ¿Te falta oxígeno?

Tomé una profunda respiración.

—Son las luces de neón.

Él asintió.

—Ah, pequeña. Eres muy inocente.

Eso me molestó.

—Claro que no.

—Es lo que creo.

—Pues te equivocas —lo enfrente.

«No aprendí la lección de enfrentar y provocar a un vampiro»

—Entonces, demuéstralo —se giró en el banco—. Te reto a besarte esta noche con varias personas, hombres o mujeres, tú elige y puedes incluir vampiros —se apuntó— y voy a retractar lo que creo de ti.

—¿Besarme con extraños? No puedo.

—Eso será lo interesante.

Dude.

Tuve un dilema.

La Aylin de siempre, me gritó ser una mala idea y la Aylin rebelde, me ánimo a hacerlo.

No tenía que salir mal.

Por una vez en mi vida, quise actuar distinta sin importarme la opinión de los demás. Así que acepté su reto.

—Solo observa rubio —me bajé del banco de un brinco.

—Sorprendeme.

Me armé de valor y me acerqué al primer chico de mi gusto, estaba bailando, supuse con su grupo de amigos. Sin emitir palabra me acerqué a él y al estar lo suficiente cerca, lo jale y lo bese.

Fue un casto beso. No me demore mucho cuando me alejé y sin esperar su respuesta, me di la vuelta.

Observé al rubio desde su lugar, levantó su pulgar así que seguí buscando a otro candidato.

Un chico castaño pasó cerca de mi con su bebida en mano y sin verlo con detalle, lo jale del brazo y lo bese.

—Que hermosa —me dijo al alejarme.

Con las mejillas rojas, me di la vuelta y hui de su mirada. Me escabulli entre la multitud y encontré a otro. Con la adrenalina en mi sistema, lo obligue a verme y lo bese más accedió demasiado rápido. Cuando sentí su lengua colarse, al instante me aleje.

—¡Oye! Es mi novio —una voz me paralizó. Vio a una chica de cabello rojo, rizado más alta que yo viéndome muy molesta.

Pensé una manera de escapar de la situación cuando sentí un agarre en mi cintura.

—Amor, ahí estas —su voz me salvó— Otra vez me confundiste, soy yo al que debes besar.

Ojee al rubio a mi lado y le seguí la corriente. Fingí estar ebria y apoyé mi mano en su pecho.

—Oh, a ti es al que quiero besar —reí sin ánimos.

—Par de locos —nos dijo la chica, agarró de la mano a su novio y se alejaron.

—Bienvenida a la locura pequeña.

Enseguida me alejé de él y recuperé mi postura.

—Gracias por la ayuda —me dirigí a la barra y cuando tomé asiento, suspiré avergonzada—. Sigo sin creer lo que hice.

—Tampoco creí que lo hicieras. Felicidades —gire a verlo. Esteban recargado en la barra, de pie. No evite reír con él—. Eso merece un brindis —agarró su copa y la chocó con la mía— Salud pequeña. Que comience la diversión.

—Salud rubio.

Al mismo tiempo, bebimos nuestras respectivas bebidas y desde ahí, perdí la cuenta. Una, dos, tres copas hasta botellas bebí sin control. Acepté toda bebida alcohólica dada por el vampiro rubio y en poco tiempo, el alcohol controló mi cuerpo.

Para esas alturas, bailaba al ritmo de la música. Obedeci a Esteban al decirme:

«Ve a bailar, diviértete. Es tú noche yo buscaré mi propio placer»

No dude con la joven que comenzó a conquistar. Desde la barra, lució coqueto con ella y bajo mi mirada, lo vi besarla hasta que los perdí de vista.

Así que me olvidé de mi compañero vampiro y seguí bailando, mis manos guíe por todo mi cuerpo. La cabeza me dio vueltas, las luces neón me cegaron que distingui una silueta borrosa ante mi.

—¿Por qué tan sola muñeca?

—¿Eh?

—No está sola, viene conmigo —reconocí la voz de Esteban.

Mi vista se aclaró y un joven de cabello castaño, se alejó con miedo.

—Iba a bailar con él —me quejé.

—Ya estás muy ebria —me di la vuelta —Ven, necesitas sentarte, solo te descuide un rato.

—No —me safe de su agarre— yo quiero... bailar.

—Llevas moviendo ese lindo cuerpecito toda la noche.

Me encogi de hombros, levanté mis brazos hacia arriba y comencé a mover mis caderas con lentitud. Intenté bailar con sensualidad.

—Baila conmigo —reí—. Diviértete rubio.

—Pequeña, no hagas eso. Moviéndote así vas a despertar a cualquier vampiro aquí. Eres toda una tentación —evitó verme y observó incómodo a los lados.

Volví a insistir, pegué mi pequeño cuerpo al suyo más me detuvo con su agarre en mi cintura.

—No seas... aburrido.

—Ay humana —se inclinó un poco— no me tientes. Solo porque eres donante de Darren, me voy a contener. De lo contrario, pecaria contigo —me alejó de él— Vamos traviesa— me guió al sillón más cercano. Perdí el equilibrio y por suerte caí en un sillón individual. Entre risas, lo señalé. —Nos vamos a ir, se acabó la diversión.

—Un ratito más.

Hip hip hip.

El rubio se sentó frente a mi en el otro sillón.

—Ya te dió hipo, vámonos ya.

—No, mejor cuéntame de ti —traté de acomodarme en mi lugar.

—¿Qué quieres saber?

Exagerada, coloqué mi mano en mi barbilla y le pregunté:

—¿Te haz enamorado?

—Si

—Ay pícaro —lo apunté con mi dedo—Cuéntame.

Él sonrió ampliamente.

—Fue hace siglos. En ese tiempo se  desconocía sobre el vampirismo. Vivíamos en las sombras y en uno de mis viajes por el mundo conocí a una hermosa dama, se llamaba Nohemí Vladimir. Era tan bella, cabello largo y negro, ojos tan grandes, todo en ella era perfecto. La amaba, era igual que yo, una vampiresa. Me cautivó desde la primera vez la ví, quedé loco por ella. Perfecta para mí —hizo una pausa—pero todo acabó mal. Ella se descontroló, bebió mucha sangre, mató humanos y hubo alguien que nos culpo y nos descubrió. Una noche antes le dije que nos fuéramos lejos, me fuí y la dejé sola. Necesitaba arreglar todo, cuando volví ya no estaba, la busqué y la encontré entre esa multitud, la estaban por linchar. Estaba amarrada con cadenas y lo peor es que no se defendía. Nohemi en su estado estable, apreciaba a los humanos, le dolía hacerles daño. Tenía un pensamiento erróneo.

»»Vi con mis propios ojos como la mataban, como le encendían fuego y ella se volvió cenizas. No pude hacer nada, no la defendi y me maldigo por ello. La pérdi para siempre. Ataque a todos y los mate. En ese momento me juré que ya no sentiría lástima por un humano, jamás volví a amar. Desde entonces estoy solo —su rostro demostró tristeza— me divierto sin tomar a nadie enserio. Pruebo de todo sin mantener algo sentimental.

—No sé que decir —frote mis ojos— ¿Y ahora no hay nadie que te guste?

Esa sonrisa suya regresó.

—Lo hay. De hecho han existido muchos. Cualquier ser con una belleza cautivadora me gusta.

Reí por sus palabras.

—Pero, en este momento —me dio hipo otra vez— hay alguien —me incline y de la mesa de centro, agarré una bebida desconocida. Así de mal estaba. —Dime quién te gusta mucho, mucho, mucho.

—No puedo decirte.

—Vamos ¿lo conozco? —él asintió y pensé— ¿Es Ashley?

—Para nada, a ella solo la veo como una amiga.

Le sonreí divertida.

—¿Quién te gusta Esteban Walliam?

—Williams —me corrigió.

Le di una mala mirada.

—Cuentame tú secreto —le insistí— no le diré a nadie.

—¿Lo juras?

—Lo prometo —levanté mi mano derecha y después la bajé.

—Igual a ese ser no le intereso de la misma manera —evitó mi mirada.

—¡Dime!

—De acuerdo, que insistente eres pequeña —regresó a verme— solo te pido que no me juzgues. Así soy.

—No lo volveré a repetir, dime quién te gusta —hable con seriedad sin dejar de verlo.

—Será un secreto —asentí— sientete afortunada por saberlo, esto es algo que le oculto a muchos. Pocos lo saben, es una parte de mí que oculto de la sociedad.

—¿Quién es?

Él guardó silencio un momento.

Me extrañó su seriedad hasta que confesó:

—Me gusta Darren.

Ante la mención de ese nombre, sorprendida abrí mi boca en shock. El vaso resbaló de mi mano y se hizo añicos. 

Esteban se encogió de hombros.

Repetí sus palabras en mi cabeza varias veces:

»Le gusta Darren, mi vecino vampiro»

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