P r o l o g O
2 de noviembre de 1894
Nikmatina
El viento soplaba de forma pacífica, pero el ambiente seguía igual de premonitorio; a un evento que probablemente nadie sabía que podía ocurrir; ni siquiera se sabía si ocurriría algo.
Los circos han sido cerrados y ahora todo vive bajo una lúgubre armonía; los habitantes duermen pacíficamente en sus hogares con calor, y otros, en la friolera noche con el suelo congelado y húmedo.
Miles de casas tienen chimeneas, pareciendo un coro de humo que hace aun más oscuro el ya de por si ennegrecido firmamento. Las nubes tenían un borde gris, sin embargo, su centro era penetrantemente profundo, un negro tan intenso que daba escalofrío de solo verlo.
El suelo lleno de ladrillos, las casas hechas con mampostería, las enormes gárgolas, mofándose de la oscuridad en lo alto del campanario del centro de la ciudad, vivían intactas. La campana retumbaba desde la ciudad hasta los más recónditos sitios, alejados de todo contacto con la existencia humana; también, los lugares más concurridos y alegres de toda la extensión.
1893, fue un año duro para todo habitante en Nikmatina, un pequeño país entre Reino Unido e Irlanda, prácticamente aislado de toda relación con ellos, se mantuvo unido a ambas antes de ese año; la presencia de extraños sucesos nacidos de allí hizo que, su conecte de tierra fuera hecho pedazos por un mutuo acuerdo entre Irlanda y Reino Unido.
Estos eventos tuvieron lugar en el centro, donde el enorme campanario reposa con gárgolas en sus extremos; según cuentan las malas lenguas, muchos niños, ancianos y mujeres con retraso mental tuvieron un cambio doloroso; todas sus extremidades estaban en lugares donde no deberían haber estado; muchos de ellos, caminaban como si fueran arañas y sus mandíbulas habían sido destrozadas, con una extensión del espacio de la boca, formando una grotesca sonrisa; era como si los músculos de la mandíbula hubiera tomado conciencia propia y se aislara del maxilar superior.
Muchos de ellos se mostraron agresivos, otros asustados, pero no actuaban como humanos; eran perros indefensos en esencia, que solo respondían a cosas tan primitivas como el sonido, el viento, el gusto, el clima y el dolor.
Al final, se decidió que estas criaturas, inclusive si todavía conservaban su mente humana y sentimientos, no tenían por qué vivir.
Hubo ejecuciones mórbidas, con muchedumbre morbosa, escuchando los aullidos de desesperación de los humanos contorsionados, siendo destrozados e incinerados.
Estos rumores, tan escandalosos para los países vecinos, y toda Europa, causó que fuera desterrado del continente, quedándose casi como un mito; un capitulo de la historia de Europa que jamás debe ser mencionado; al menos, eso dicen.
Al ser un lugar apartado de toda señal humana ajena a lo que vive allí, no es ningún secreto que muchos de los grandes lideres han decidido usarlo como un refugio, más bien, recipiente, de las escorias más sublimes de sus propias cunas; allí han habitado forzosamente criminales de todo tipo; ladrones, asesinos, violadores, etc.
No obstante, el mayor negocio entre el gobernador de Nikmatina y los externos lideres era depositar a sus mas demenciales habitantes; muchos de ellos, con trastornos que ni siquiera han sido descubiertos.
Algunos no pueden hablar bien, tienen traumas de muchos años y a veces, llega alguno que requiere medicación diaria. Esta clase de seres son los que más desprecian los habitantes del resto del continente; por así decirlo, era más aliviador y menos tabú que fueras un criminal a alguien con problemas psicológicos; por lo menos un criminal podría aparentar ser normal y vivir así hasta cometer cualquier fechoría.
Como es costumbre, la ética y la moral viven, no de lo correcto, si no de la imagen de lo correcto; de mostrar lo bueno antes que ser genuinamente bueno.
Viviendo de apariencias y siendo más una burla a la dignidad humana, que igual mente nace de allí, que algo universalmente trasparente y con alguna pizca de honestidad.
Muchos de ellos fueron almacenados, como ratas de carnada, en el enorme hospital psiquiatrico de las montañas; apodado "el calabozo demencial o de la demencia". Allí viven los marginados de la sociedad, que vivían con la esperanza inexistente de un final sin final; buscando la cura a lo que los convierte en algo desagradable para los demás; se sienten asustados, nerviosos y tristes, no obstante, jamás significaría nada para los demás; su mera presencia causaba palidez y horror a quien los viera, inclusive si antes eran "normales".
Ir a un asilo significaba una muerte segura; solitaria e inmisericorde.
20 de mayo 2002
Providence, Rhode Island
-Parece ser, que tendremos más de una reunión - Dijo un hombre de cabello largo, abultado, con anteojos y con barba - Por ahora solo podemos pensar que es un mito.
-Pero no lo es, Edward - Dijo una mujer con tes tostada, cabello negro con tintes rosas y con anteojos igual - Debemos hacer lo posible para que el congreso nos apoye.
-No voy a lamerle los zapatos al líder, solamente porque tiene el poder de otorgarnos presupuesto. Lo que estamos por descubrir es más grande que todo lo que hemos visto, Anne, y solamente tu y yo sabemos a que escala se manifestará esto.
-Lo sé, sin embargo, es peligroso.
- ¿Cuál es la razón para que lo digas así?
Anne no dijo nada, simplemente miró hacia el exterior desde el ventanal a cuadros de la cafetería, a su vez que tomaba su té de manzanilla.
- ¿Vas a visitar a William?
-William - Dijo Edward bajando violentamente su taza de café - William, William, William. No deberías ni mencionarlo. Han pasado ya tres años desde que fue arrestado, y el imbécil de su compañero o su huésped, no recuerdo que era, no se ha presentado en lo más mínimo.
-Y...
-Hace poco supe que se había suicidado. Voló en pedazos una cabina telefónica y sus restos se esparcieron en una venta navideña. Dime tu si él estaba bien de su cabeza como para testificar.
-Eso no lo deberías saber ¿O sí, psicólogo?
Edward Ross era un egresado de psicología, específicamente en psicología clínica; era de la misma generación que William Dolphin, Anne Zimmermann, Ezra Phillips y Sweet Stones, muchos, estudiantes de carreras desde lo artístico hasta lo científico; Edward era un poco de ambas.
-El hecho es que se lo prometiste, eras su amigo.
-Lo era antes de que matara a uno de mis hermanos.
-Pero...
-Sin peros, si visitara a cada una de las personas que me han hecho daño en la vida, seguramente me darías un beso de lengua; así que con tu permiso, me largo.
-No eres como el Edward que recuerdo - Dijo Anne mientras Edward se dirigía hacia la entrada.
- ¡Bravo! - Dijo Edward sarcásticamente - ¿Acaso quieres una medalla de honor por tal deducción, sumamente evidente y simple?
Gruñendo, Edward salió del café, dejando a Anne para que ella pensara sobre cualquier cosa, en especial lo que acababa de suceder.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro