Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

En el bosque

Aclaración:  utilizo el término "hada" para referirme a un ser masculino. Puedo decirle hado, pero me suena más al destino, así que, que se entienda que hada (en este caso) aplica a masculino. Y evitar la boludez, you know?












A Min YoonGi le pareció extraño que los padres de TaeHyung dijeran que su amigo se encontraba ocupado sacando fotos al bosque para presentar su solicitud de beca siendo que ya tenía su aceptación. Tae lo había llamado hacía una semana, antes de que volviera por las vacaciones, y había desbordado alegría por teléfono sobre lo ilusionado que estaba de que pudo arreglar todo con sus padres para postular a la dichosa beca en Seúl.

YoonGi, por supuesto, compartía la alegría de esta noticia. De ahí que no entendiera, si ya estaba todo arreglado, por qué TaeHyung lo citó para contarle algo mega, super, archi, recontra importante. Y estos eran superlativos del pelirrojo amigo suyo, no de Yoon.

Caminó hasta que dio con el bosque que no le parecía tan bello como encantado, al contrario. Le daba cierto rechazo tanta naturaleza, él prefería la ciudad.

Aigoo... ¡demonios! —protestó cuando un mosquito se hizo un festín con su brazo y a poco estuvo de caer de cara al suelo por las ramas esparcidas en el suelo—. ¡Malditos árboles! ¡Apestoso bosque! Lo odio. Deberían desaparecer estas ramas y los árboles. ¡Todo! ¡La humedad, los insectos, las hojas caídas, el pan dulce con frutas, los troncos mohosos, las rocas puntiagudas!

Así iba quejándose de todo, cuando tuvo la desgracia de ser oído por alguien peligroso...

—¡A ti te voy a desaparecer esa lengua impertinente si sigues insultando a mi bosque!

YoonGi se paralizó en su sitio al oír una voz que no conocía, pero cuando descubrió a un chico de mejillas sonrojadas y cabellos naranjos, se relajó. Lo vio indefenso, allí temblando con lo que confundió shock cuando en realidad era ira. Hasta la bronca de que fueran irrespetuoso con su reino fue para YoonGi algo distinto. Creyó que el sonrojo se debía al esfuerzo de llegar hasta donde una voz auxiliadora.

Levantó las manos, mostrándose inofensivo y habló con voz suave:

—Tranquilo, mocoso, no te haré daño. Dime ¿estás buscando a tus padres? Te ayudaré a encontrarlos.

—¿Eh?

—Oh, qué tierno —dijo Yoon—. Debes estar en shock, pero tranquilo te sacaré del bosque.

—¿Por qué harías eso? ¡No, este bosque es mío! ¡Buscate el tuyo!

YoonGi se imaginó que el chico ante él debía sufrir deshidratación o algo similar que hacía que dijera tales tonterías. Decidió seguirle la corriente para no empeorar el ánimo del muchacho.

—Bien, es tuyo. Prometo no robarmelo.

Claro que Min YoonGi no podía saber que estaba ante un hada y que éste, aunque aparentaba que no, estaba asustado por ver por primera vez de cerca a un humano. El chico de cabellos rojos que anda con su lobo por allí no cuenta, porque JiMin nunca interactuó con él.

—No te creo, cualquier ladrón diría lo que tú —contestó JiMin, enojándose por el titubeo en su voz.

—¿Para qué diablos querría yo un bosque feo como este?

O.

La boca regordeta de JiMin se abrió formando una graciosa "O" ante el comentario tan de mal gusto de ese humano. ¿Quién se creía que era para referirse así al sitio que se ganó con tanto esfuerzo? ¡Él compitió con los mejores de la comunidad hada para ganarse este terreno! Y luego, no conforme con ser ganador, se dedicó a llenarlo de magia y tanta flora como fauna fuera necesaria para ser un bosque tan bello como encantado. Tantos quisieran allí vivir, tantos no pueden creer que sea un espacio tan hermoso como místico. Hasta el mandamás se enorgullece de haberlo puesto al frente de tamaña preciosura mágica y natural.

Y ahora un simple humano flacucho, con los cabellos del color de las hojas de menta, viene a insultarlo de gratis.

—¿Y qué haces pisando el suelo de este bosque si tan horrible te parece?

YoonGi elevó sus hombros, mordiendo una sonrisa. Esto le empezaba a parecer gracioso.

—Qué te importa, ¿acaso no soy libre de andar por donde quiera?

Entonces, el hada tuvo que callarse. Tuvo que guardar toda su molestia porque su propia naturaleza le reclamaba que era tiempo de retirarse de una pelea. ¿Dónde se ha visto que un hada atente con el principal derecho de todo ser existente?

Incluso si se trataba de ese flacucho engreído que ahora se mordía una uña aburrido.

—Bien, pues sé libre lejos de mí.

—No, tú irás conmigo a una comisaría. Niño, no te dejaré solo aquí. Anda, vamos —dándose media vuelta YoonGi caminó esperando que el chico lo siguiera.

No sucedió. JiMin no se había movido de su sitio cuando el humano volteó a verlo. Respirando hondo, JiMin contaba para no seguir irritado, ya que dejarse llevar por emociones fuertes era irresponsable de su parte. Él era el dueño del bosque, el que tenía que mantener el orden y la paz. ¿Cómo por un descuido iba a echar a perder la reputación de su tan preciado hogar?

—¿Niño?

—No soy un niño, ¿por qué me tratas como tal?

YoonGi ya había notado que el chico no parecía ser muy menor que él. Como percibió también que el cabello del chico tan naranjo como brillante, lo hacía lucir tal cual un duraznito. Y con esas ropas que llevaba, tonos verdes y holgadas por ser talles mucho más grandes, lo mostraban... etéreo. Para YoonGi era una vista casi angelical, de no ser por la fiereza con la que el otro se dirigía a él en pos de defender el bosque.

—Lo siento —concilió—. ¿Cómo te llamas entonces?

El hada se lo pensó bien. Revelar el nombre era una muestra alta de confianza. Mismo si se trataba del nombre humano que adoptó por mero gusto, todavía el bosque haría invitado al extraño. Pero se halló influenciado por su propia energía a decirle:

—Soy JiMin.

—YoonGi.

Hechas las presentaciones, Yoon insistió en llevar a JiMin a la policía y éste siguió negándose. La anterior intención de mantenerse tranquilo para no cometer locuras yéndose al diablo por la insistencia del humano. Chico que parecía hasta divertirse por toda la situación.

—¡QUE NO ESTOY PERDIDO!

—¡NO ME GRITES QUE SOY TU HYUNG!

—¡TU NO ERES MAYOR QUE YO!

—¡SÍ!

—¡NO!

Y el bosque tan bello como encantado comenzó a mostrar las señales del humor del hada. JiMin, aunque no lo quisiera admitir, también estaba pasando un tiempo divertido con este encuentro. No lo diría ni aunque viniera el mandamás y se lo exigiera. Okay, si eso ocurriera sí que diría que era extraño, pero interesante interactuar con un humano; como también lo era charlar a veces con el oso Joon o asustar al lobito que pasea suspirando de amor por su chico de cabellos rojos. Con el doppelgänger apenas se llevaba debido a que la esencia mágica del ser rivalizaba con la suya, por lo que, acordaron no estar cerca uno del otro. De momento, era la única solución que hallaron.

—Está bien, detengámonos —pidió JiMin viendo que los árboles danzaban casi como si quisieran salirse del suelo. La tierra vibraba y el aire se volvió espeso, tal cual dentro de un sauna.

YoonGi no respondió porque su teléfono comenzó a sonar. Una melodía que al hada le hizo quedarse quieta, atenta a las notas que se colaban en sus oídos y parecían descender hasta su pecho para acelerarle los latidos.

«Vaya, qué bonita melodía»

—Gracias, yo la compuse —dijo sonrojado Yoon, antes de contestar el llamado.

JiMin supo entonces que lo había dicho en voz alta. Se avergonzó, pero se le acercó al humano que charlaba con alguien quien, al parecer, estaba molesto porque no había llegado. JiMin bufó, él odiaba la impuntualidad. Lo cual era raro porque no llevaba reloj y, por ende, no tenía horarios.

—Lo sé, perdón TaeTae. Resuelvo algo y voy —YoonGi rodó los ojos—. Claro, sí. Sí te creo, ajá. Sí, lo del lobo, cómo no. Oh, por supuesto, el oso compositor también, cierto...

Colgó tras asegurarle, tantas veces que era chistoso, que iría pronto al encuentro. Luego, Yoon quiso guardar el teléfono, pero JiMin se lo arrebató. El humano buscó recuperarlo y no lo consiguió. Intentó otra vez, consiguió así un empujón del de pelos naranjos que lo hizo caer al suelo. Y todo hasta ahí fue medianamente entendible, pero algo pasó.

«Cosas pasan» le diría su hermano mayor. Esto se lo repetía como mantra cuando Yoon se ponía ansioso por algo, nervioso. Como ahora, que ramas caídas del suelo reptan hasta sus piernas y se enroscan. Un grito amenaza con salir de su boca, pero parece que las hojas del árbol detrás suyo lo intuyeron y descienden como aves enfurecidas para golpearle en el rostro. Y ya nada puede hacer para defenderse porque está demasiado ocupado cubriéndose la cara de las filosas puntas de las hojas que lo hieren.

—¡Basta! —gritó JiMin aterrorizado de haber causado aquello—. ¡Déjenlo en paz y disculpense!

YoonGi tardó en descubrirse el rostro cuando cesó aquel increíble ataque y se asombró de ver ante sí revoloteando a las hojas y a las ramas inclinadas como elásticos en posición de disculpa. JiMin estaba con sus brazos en jarra, mirando ceñudo a los traviesos que luego de que se les diera permiso se retiraron hasta quedar como antes. Inmóviles.

—Cosa loca. —Se sentó mejor y el temblor de su cuerpo lo hacía parecer con frío—. ¿Qué hongo me he fumado para alucinar tal cosa?

—¿Por qué fumas hongos? ¡Eso no se hace! —regañó JiMin, arrepentido al ver el temor en el humano—. Lo siento, yo no... no quise que te atacaran. Solo reaccionaron para protegerme.

—¿Dices que esto pasó por obra tuya?

—No suelen ser así, pero es que tú me has sacado de quicio y querías esto —mostró el teléfono de YoonGi—, pero no estaba listo para devolverlo.

—Es mío... —susurró YoonGi, cada vez más pálido. Su boca moviéndose como si le castañearan los dientes.

—Lo sé —JiMin ni se percató de lo que ocurría con el humano porque volvió a concentrarse en el aparatejo que se puso a sonar. Su sonrisa se ensanchó mientras oía la melodía—. Es precioso.

Tuvo que admitir que pese se notaba que fluía de un aparato artificial, las notas de esa melodía le cautivaron. Tanto como el susurro de las hojas minutos antes de que la tormenta se haga presente; igual que las aves despertando; el agua del lago a la distancia... Esto era, sin lugar a dudas, música que él querría oír en esos días en que se aburre hasta el desmayo y tiene que salir a controlar que todo esté en orden. Música que parece hablarle, materializarse y darle un abrazo. Lindo hubiera sido que supiera que era nada más que música de piano.

—¿Qué es eso? —preguntó el humano que se había puesto en pie, pero seguía débil.

JiMin dejó de mirar la pantalla del teléfono, donde un chico pelirrojo se mostraba sonriente. Le era familiar, pero no podía precisar por qué.  Así fue que vio a YoonGi lívido y por fin observó a dónde este señalaba. Vio a un oso caminar tranquilo con un hombre montado en su lomo y otro, exactamente igual, caminando a un lado. Los reconoció y alzó el brazo para saludar cuando algo le cayó encima.

Y luego del golpe solo pudo ver el suelo porque fue aplastado por YoonGi quien se desmayó por el susto.















N/E:

El YoonMin/JimSu es mi debilidad.

:)


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro