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Capítulo 22: Mi vida junto a ti.

Capítulo 22: Mi vida junto a ti.

"El amor no necesita ser perfecto, solo necesita ser verdadero."

― Marilyn Monroe.

Había una vez un lobo que se enamoró de la luna por ser tan brillante y hermosa y cada noche aullaba en lo más alto de una colina buscando llamar su atención sin ninguna recompensa, así podía oírse siempre a la lejanía un aullido solitario clamando por un amor imposible, por aquélla bella luna en el cielo nocturno.

El día en que el lobo deje de aullar la luna habrá de regresar su amor incondicional.

Ethan despertó aquella mañana, la temperatura del agua había cambiado y estaba seguro que una nueva estación llegaba le había agarrado por sorpresa, las cálidas aguas duraron por demasiado tiempo, años pero para una sirena solo era lo normal, solo esperaba que Evie no tuviera problemas con este nuevo clima, sonrió gustoso al ver la mata de cabellos azules sobresalir debajo de la sabana que les cubría, no era una sábana realmente más bien un tipo de alga que debajo del mar cumplía el papel de una sábana, ellos no la necesitaban por lo regular dormían en sus cómodas camas de conchas marinas sin cubrirse pero Evie insistió algunas costumbres difíciles de olvidar y el simplemente lo dejo hacerlo.

Era la reina todos ahí hacían lo que ella quería, cambiar el color del palacio, re decorar la sala del trono, pulir el tridente las veces que ella creía necesario, cambiar el escudo real, ok tal vez eso no pero definitivamente había cambiado mucho del castillo.

Aún recuerda como fue, desde que Evie llego a vivir con él se le dio una habitación y montones de joyas para lucirlas como quisiera incluso ella de alguna forma se las arregló para crear "ropa" que era más bien tops de algas y pequeñas capas para su cola, el rey tritón su abuelo estaba encantado con Evie y sus tías ni hablar ella se había adaptado con gran facilidad por eso cuando el sabio rey les encontró en la misma cama, nada sexual solamente gustaban de dormir juntos pues Evie aun cuando solía sonreír todo el tiempo se sentía una extraña en ese nuevo lugar.

Así que cuando el rey les encontró decidió que ya que iban a ignorar la regla de nada de compartir cama antes del matrimonio aun que nada realmente hubiera pasado iba a casarlos de inmediato, su abuelo parecía más preocupado de que Evie cambiara de opinión y lo abandonara, Ethan casi llora al saber el concepto que tenía su abuelo de él, así que se casaron en una hermosa boda que lamentablemente fue bajo el agua.

Ninguno de sus amigos asistió fue algo apresurado y muy diferente a sus costumbres donde para los terrestres era algo para celebrar en grande y con los amigos, para las sirenas era algo intimo solo los más cercanos podían asistir y aun que Evie insistió en llamar a su familia tritón se negó, porque ellos no eran sirenas y simplemente ella ya no pertenecía a ese mundo.

Se casaron entre las paredes del castillo y con la bendición del rey cuando Mal se enteró casi hace hervir el océano por no estar presente discutieron y terminaron no hablándose por un par de meses, luego Mal se casó y Evie no asistió todos se reconciliaron después de eso.

Evie poco a poco entendía que ya no era parte de aquel mundo que ser parte de la vida de sus amigos sería muy difícil y que estos no podía ser parte de la suya así que con el paso del tiempo todos lo aceptaron, dejaron de pedir razones sobre las ausencias y se concentraron en aprovechar los momentos que podían estar juntos, eran muy pocos por cierto.

Aquella mañana como cualquier otra Ethan agradeció nuevamente a Poseidón tener a su bella esposa dormida junto a él más al quitar las sabanas se sorprendió pues ahí no estaba la menuda chica cuya sonrisa brillaba como mil perlas, no ahí estaba un chico, su hombros eran mucho más anchos y sus caderas nada finas, incluso tenía mucha más musculatura que él, Ethan trago grueso al ver los bíceps de E quedando embobado cuando este despertó y flexiono el cuerpo como hacía cada mañana.

- Buenos días – murmuro adormilado el chico que aún no notaba el cambio en su voz o del todo el cuerpo de hecho no fue hasta que se miró en un espejo que lo noto - ¿Qué diablos? – aquel grito resonó por todo el castillo.

Así fue como E se enteró que al parecer ciertas sirenas tenían la capacidad para cambiar de sexo, al igual que algunos peces las sirenas lo hacían con el cambio de la temperatura del agua, al ser aguas cálidas E sería una sirena femenina al haber aguas frías E sería un macho lo cual explicaba porque desde que se convirtió en sirena ni un solo día había ansiado ser varón nuevamente, él era una de esas sirenas que cambiaban su naturaleza finalmente concordaba con su cuerpo y bueno eso lo emocionaba.

E casi llora de emoción cuando Ethan le explico que al ser Evie podría embarazarse, todo su cuerpo había cambiado mágicamente no solo el exterior si no también el interior y el que ahora luciera exactamente como un varón lo rectificaba, ellos algún día podrían tener hijos, fue el regalo de su abuelo y hasta ahora entendían lo grande que fue.

Parecería para los ojos de E que todos se sorprenderían o al menos estarían confundidos al ver que la esposa del príncipe heredero ahora era un chico pero realmente nada de eso paso, todos le trataban igual, acataban sus órdenes y llamaban su majestad, por lo que había pasado de ser la princesa esposa del futuro rey al príncipe consorte con total naturalidad, E lo agradeció, aun lucia sus joyas, colocaba pulseras de oro en su aleta y brazaletes en su cuerpo aun actuaba como todo un príncipe la diferencia era que al ser coronado rey Ethan junto a él no tendría a una bella reina no en ciertas épocas había sentado a su lado un apuesto tritón que gobernaría junto a él.

El reino estaba feliz pues una sirena que cambiaba con las estaciones era algo sagrado y muy apreciado en su pueblo.

Lo malo de que E fuera un chico ahora, no era que Ethan se embobara viendo su cuerpo todo el tiempo o que atara su sedoso cabello no, lo peor de todo es que E lo trataba como a una princesa, una chica y lamentablemente eso fue lo único que no podía cambiar del chico, lo amaba realmente pero no gustaba ser "la chica" cuando E aparecía, tenía un miedo irracional debido a toda su educación en tierra, pues aun cuando las sirenas cambiantes existían con naturalidad en la Atlántida estas seguían iguales al volverse tritones, pequeños y delicados chicos a contrario de E que hasta parecía un par de centímetros más alto que él y por supuesto ganaba más musculo, era injusto E parecía un jodido modelo de pasarela mientras que el lucia todo pequeño y escuálido en su comparación.

Está bien exageraba un poco pero su abuelo siempre le repetía que era idéntico a su madre y ahora con E a su lado era "como si Ariel y Eric formaran parte de la Atlántida" él lo escucho, a su abuelo decirlo perdónenlo por no sentirse como una chica y bueno E no ayudaba nada, de hecho siempre lo había hecho desde que estaban en la escuela.

Fue vergonzoso por cierto.

Aun puede verlo todo con claridad a Evie invitándole a una cita toda emocionada y a E recogerlo, fue un desastre, sucedió más o menos así.

- Quiero invitarte a una cita – Evie interrumpió su sesión de piano aquella tarde, ella era realmente partidaria de la igualdad de derechos entre las chicas y chicos por lo tanto si ella quería una cita la pediría y no esperaría como una doncella frágil a ser invitada – mañana – sentencio con voz firme haciéndole sonreír porque enserio amaba cuando Evie le "ordenaba" hacer cosas.

- Bien te recojo a las 5 – respondió simplemente porque a su bella princesa nada le negaría y cuando Evie se fue meneando sus caderas Lowell pico sus costillas porque se quedó embobado viéndola, casi olvida que la loba estaba ahí.

Al día siguiente Ethan no vio a Evie era un día libre y pensó que la princesa estaba haciendo lo que sea que las chicas hacen cuando no las ven maquillándose, yendo de spa que sabría el, por lo que cuando la hora se aceraba busco alistarse, apenas acababa de peinar su cabello cuando alguien todo la puerta.

E estaba del otro lado, E estaba ahí vestido como un jodido príncipe en su traje de tres piezas luciendo súper apuesto con una rosa en la mano, con su jodido cabello perfectamente peinado pero sobre todo le estaba recogiendo en la puerta.

- ¿Hey creí que iría a recogerte? – pregunto en cuanto la flor fue empujada a sus manos algo confundido realmente, no tenía problemas con E pero sentía que algo se le escapaba.

- Bueno ya estoy aquí - sonrió adorablemente el chico frente a él - ¿nos vamos? – dijo tomando su mano para dar un pequeño beso en esta y después dejar que este lo tomara del brazo, Ethan lo hizo casi automáticamente todo, se dejó llevar como una doncella, subió a la limosina y simplemente se dejó guiar todo el tiempo.

Fueron a una hermosa colina, donde hicieron un picnic, E como todo un príncipe acomodo cada cosa y ofreció su ayuda en todo momento, sirvió su vino e incluso se aseguró de que hubiera música dulce sonando a la lejanía.

Ni siquiera sabía cómo hacia todo eso, sospechaba que Ben tenía algo que ver con la limosina y Mal con la música encantada.

Ethan miro el picnic, la manta bajo sus piernas, la copa en su mano a E mirándole con amor y simplemente suspiro.

- No tienes que hacer esto – trato de no sonar mal agradecido lo cual funciono pues la sonrisa del otro joven nunca cayo.

- Mi madre me dijo muy bien cómo debe comportarse un príncipe Ethan – aquel joven solamente se levantó ofreciendo una mano al príncipe aun sentado - y en este momento seré uno – cuando Ethan la tomo le levanto con suavidad y le acerco a su cuerpo - tú príncipe – susurro en su oído para empezar a balancearse y bailar un vals hermoso.

Ethan estaba tan conmocionado por aquellas palabras que no reacciono, de hecho se dejó llevar, bailo al comprar de la música ignorando deliberadamente como una mano se posaba en su cintura, el cómo E era quien guiaba el baile, no fue hasta que la velada termino y que fue dejado en la puerta de su alcoba con beso de buenas noches incluido que la realización le cayó como un balde helado.

- ¡Oh por Poseidón soy la novia de E! – gimió sorprendido dejándose caer por la puerta ya cerrada - soy Gay – se sonrojo al recordar ese último beso de buenas noches hace unos instantes - tan gay- susurro cubriéndose el rostro totalmente rojo de vergüenza pues realmente le había gustado y mucho.

Lo malo fue que a su Heterosexualidad no le había llegado el memo de que ahora era Bisexual o al menos Eviesexual por lo que hizo lo que cualquier chico haría en su lugar, se ocultó como un cobarde ignorando el problema hasta que este desapareciera, ignoro a Evie o E todo lo que pudo, ignoro a Jay o Ben cuando le preguntaron sobre su cita y definitivamente dejo de ir a las prácticas para sumergirse en sus inseguridades de chico idiota.

Hasta que Lowell pateo su culo fuera de su habitación y no, no fue una metáfora, la loba casi arranca la puerta lo tomo de una oreja llevándole a rastras hasta el salón de música y luego pateo su trasero dentro donde E estaba igualmente prisionero cerró la puerta y grito que arreglaran su mierda, si ella uso esa palabra, había pasado demasiado tiempo con Jay definitivamente.

Ellos simplemente se miraron al verse solos durante mucho tiempo, el incómodo silencio se hizo más fuerte hasta que E lo rompió.

- Lo siento – dijo el disculpándose de algo que no tenía ni idea que pasaba – no sé qué fue lo que hice pero lo lamento – y ahí estaba otra vez todo principesco disculpándose haciéndole lucir como el malo de la película – por favor solo habla conmigo y solucionare lo que este mal.

- Deja de hacer eso – Ethan estallo finalmente – deja de disculparte – gruño molesto – de ser tan principesco – se paró frente al joven – deja de tratarme como a una chica no lo soy – se cruzó de brazos molesto – soy un chico y sé que tú lo eres también pero a mí no me gusta ser tratado como una chica – insistió aun cuando inconscientemente disfrutara no ser el que llevará las riendas en una relación.

- Lo lamento – murmuro nuevamente E acercándose a él – no creo que seas una chica Ethan – sonrió tocando con suavidad su mejilla – eres el chico más apuesto de todos y estoy muy agradecido que me aceptes incluso así – señalo a sí mismo – no tienes idea de lo mucho que me gustas – suspiro - de lo hermoso que eres, tus ojos tan brillantes y llenos de vida, tu piel tan suave – y ante cada palabra fue acercándose más y más hasta quedar nariz con nariz – tu voz tan melodiosa – y sin notarlo Ethan dejo caer sus brazos para posarlos en le firme pecho de E - solo quiero hacerte feliz, verte sonreír y... -las palabras murieron en sus labios pues Ethan cerro distancia de estos para besarlo.

Las manos de E se aferraron a sus caderas mientras Ethan se dejó llevar a tal punto que simplemente deslizo las suyas hasta el cuello de E y dejo incluso que este guiara el demandante beso estaba seguro que se derretiría en ese momento y bueno tiene que admitir que salir con un príncipe no era tan malo, ser a quien le abren la puerta era halagador y aun que a partir de ahí E todavía seguía tratándole como una chica solo a veces e inconscientemente Ethan termino por gustarle ceder un poco el mando.

O al menos lo era hasta que en la Atlántida E parecía mucho más hombre que él y todos susurraban a sus espaldas sobre lo lindo que lucía el junto a E, era como si todos olvidaran que él era el futuro rey, como si nadie recordara que tendría el poder para hacer tormentas y huracanes a voluntad, como si no entendieran que sería él quien gobernaría y no E, así que él no era tierno, ni adorable, ni abrazable y por supuesto no dejaría que E se saliera con la suya siendo el "chico" de la relación.

Por eso iba a buscarle, totalmente determinado parar dejarle en claro que él, el príncipe heredero Ethan no sería tratado como una chica por su esposo súper sexy nop, por lo que al encontrarlo le diría sus verdades no importa quién estuviera, cuando lo encontró estaba rodeado de chicas, sirenas hermosas que si no mal recordaba eran las mismas con las que E compartía secretos de belleza cuando era Evie al menos pero ahora parecía coquetearles sonriendo y mostrando lo sexi que era.

Nado totalmente furioso hasta donde estaba inflo el pecho dispuesto a soltarlo todo el discurso que tenía preparado cuando E le miro, la hermosa sonrisa que le envió le derritió por completo distrayéndole tanto que no noto cuando aquellos brazos le rodearon y su nariz fue besada, el tierno "Awwwww" que escucho fue ignorado cuando E le beso con dulzura.

A la mierda.

Ethan mando todo enojo muy lejos abrazo a su esposo y se dejó amar lleno de felicidad, podía verse totalmente como una chica en comparación con E en ese momento pero no le importo porque joder amaba a ese chico, y si tenía que ser la novia esposa de E no importaba, él era Ethan futuro gobernante de la Atlántida, rey de los mares y toda criatura marina y estaba totalmente enamorado de E y nada iba a cambiarlo.

No importa que tan gay se viera amaba cuando E lo sostenía en sus fuertes brazos.

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- No sé si quiero oírlo otra vez – murmuro molesto Jay haciendo su tarea, a diferencia de lo que todos creían el chico realmente hacia sus deberes, tal vez en la isla era un poco vago porque eso era lo que se esperaba de ellos pero aquí Jay sí que se había aplicado por lo que estaba en su habitación tranquilamente haciendo tarea para que su imagen de chico rudo no fuera afectado por que alguien lo viera estudiando, así que estaba solo, eso y que Carlos y Lowell estaban haciendo cosas de "hermanos" tal vez cazar un conejo y cavar un agujero para enterrar sus huesos, ok puede que estos comentarios hicieron que lo abandonaran ahí pero cúlpenlo por no poder evitar la broma - pero ¿me estas pidiendo consejo? – suspiro cerrando su libro y girándose a mirar al chico sobre su cama los deberes tenían que esperar tenía una situación a la mano - ¿para seducir a Ethan? – enarco una ceja mientras E asentía desde donde estaba sentado o sea su cama.

- Si – dijo esperanzado - ¿cómo haces eso? – levanto las manos dramáticamente confundiendo un poco a Jay - tu sabes con los chicos como Evie puedo pero – suspiro como si aquello fuera el fin del mundo - Ethan no se siente a gusto así- dijo un poco inseguro.

La cosa estaba así el día de ayer Evie invito-obligo a Ethan a tener una cita con ella lamentablemente al despertar E estaba presente, así que el chico evito al príncipe todo el día porque sabía que este aun lucía un poco incómodo a su alrededor muy diferente a con la chica cuyos argumentos épicos eran la forma de demostrarse amor, pero no, con E el príncipe era demasiado cortes y cortante por lo que ahora el chico estaba un poco ansioso, su cita era en unas horas y no tenía idea que hacer, además era su oportunidad de enamorar a Ethan como E no iba a perdérsela.

Por eso y ante todo pronóstico tras saber de la coquetería constante de Jay y su estupidez en las relaciones, solo Lucifer sabia por que Carlos había caído por el pero bueno Jay tenía un novio ahora, lo que significaba que estaba en una relación con otro chico, o sea gay por lo que según su lógica el ladrón debía saber lo que hacía y su sentido común, pésimo al parecer le dijo que buscara a Jay para que le diera consejos.

Estaba desesperado que esperaban y Jay era su mejor amigo.

Jay escucho nuevamente a su amigo quien simplemente invadió su cuarto abriendo la puerta con gran estruendo ignorando su sesión de estudio para dejarse caer en la cama y dramáticamente decir lo mucho que odiaba tener uno de esos días para después hablar sobre su cita con Ethan y lo hermoso que era, tal vez distrayéndose mucho haciendo poemas sobre su brillante cabello o sus brillantes ojos verdes simplemente asqueroso, así que Jay le había ignorado casi todo lo que pudo pero ahora al verle ahí tan inseguro de sí mismo se rindió.

- Este loco porque eres muy sexy E – respondió totalmente sincero Jay animando al joven.

- ¿Entonces? – volvió a cuestionar - ¿cómo lograste que Carlos y tú? – levanto las manos frente a él simulando dos personas que se besaban.

- No voy a discutir eso contigo – rodo los ojos Jay volviendo su atención a su libro un poco avergonzado por que si declararse al pecoso fue lo más difícil que pudo hacer y él se enfrentó a un jodido dragón.

- ¿Por qué? – el joven en su cama hizo un pequeño puchero adorable - Yo te cuento todo – insistió.

- Amigo no quiero saber lo que haces con Ethan ni como Evie ni como E – Jay apenas si levanto la mirada del libro para responder - solo me darán ganas de arrancar su garganta – le miró fijamente – con mis dientes – mostro sus colmillos y tintineo sus ojos solo para hacer su punto valido ya estaba volviéndose un maestro en esto del autocontrol.

- Vamos Jay - E suspiro no queriendo recordarle que de hecho ya había querido arrancarle la cabeza en cierto incidente cuando fue expulsado del equipo de Tourney - es solo que – bajo la mirada a sus manos pensativo - ¿has visto lo adorable que es? – sonrió ante tal memoria - su nariz es tan hermosa y sus ojos brillantes como el bosque mismo – y ok tal vez E se estaba dejando llevar por sus pensamientos otra vez - ¿crees que su piel sea más pálida debajo de la ropa? –y volvía a distraerse.

- Bien para –Jay le corto porque no él no quería imaginar lo que hubiera debajo de la ropa de Ethan - enserio para- hizo una mueca al recordar las duchas después de cada entrenamiento de Tourney en los vestidores y si tal vez tenía una ligera idea de lo pálida que era la piel del príncipe - no fantasees en mi cama – se estremeció por el recuerdo pero de inmediato le ordenó con firmeza.

- Tal vez si le compro un collar empiece a gustarle – pero E le ignoro olímpicamente aun pensando en las formas de seducir a un chico, con una chica sabia pero con un chico no tenía ni idea de que hacer.

- Ok en primero ¿de dónde sacaras dinero para un collar? – Jay volvió a llamar su atención tronando los dedos frente a él - Segunda Ethan es un maldito príncipe tiene muchos collares – rodo los ojos ante lo estúpido que sonaba esa idea - Y tercero si algo eh aprendido es que regalar cosas caras no soluciona nada – frunció su nariz vagando en otro recuerdo que realmente no quería recordar - pero nada de nada – dijo entre dientes tocando su barbilla ante un dolor fantasma de hace tiempo, cuando aún no era un lobo y un golpe en el rostro dolía.

- Entonces debería abordarlo y someterlo simplemente como tú haces – la forma tan determinada y convencida en que lo dijo E hace que Jay casi crea que lo iba a hacer y bueno no pudo evitar imaginarlo.

- Diablos no – gruño sacudiendo la cabeza para empujar esas fantasías lejos- voy a echarte de mi habitación si sigues fantaseando con ese príncipe – amenazo.

- ¿Has visto sus manos? son tan suaves, tersas y sus dedos largos y elegantes- pero E nuevamente se perdía en otra fantasía ignorando al ladrón totalmente soñador, Jay frunció la nariz molesto esperando que él no ser viera realmente así cuando hablaba sobre Carlos.

- Eh terminado – Jay se levantó de la mesa empujando su silla con fuerza y golpeando las palmas en esta - me voy no me importa que sea mi habitación no voy a discutir sobre Ethan contigo – levanto las manos en señal de rendición pues realmente no quería seguir imaginándose a Ethan y E besándose o saber más sobre lo perfectos que eran sus dedos al tocar el piano - ve con Mal, o Carlos – gruño empujando todas sus cosas en su mochila iría a terminar su tarea a la biblioteca aun que lo viera media escuela - Chad no me importa – se acercó a la puerta solo para darse la vuelta y mirar a E - solo se tú mismo – sonrió - él ya te ama.

- Ama a Evie – resoplo decaído - a la chica – recordó mirando sus manos con dolor - y me huye constantemente – murmuro lo último.

- Tal vez porque teme admitir su homosexualidad – le reconforto ajustando la correa de su mochila en el hombro - créeme yo sé de eso, tarde o temprano caerá y el solo vendrá a ti – logro animarle para hacer que le mirara – eres bastante sexy - y sin esperar más giño un ojo en su dirección y huyo de ahí.

No es que Jay no quisiera ayudarle pero realmente solo joderia todo por lo que era mejor una retirada estratégica a darle un mal consejo que seguramente no funcionaria, pero bueno no estaba bromeando después de todo porque ser uno mismo fue lo que conquisto a Carlos, lo entendió a la mala y no quería que E pasara por esos errores si seguía sus consejos, además realmente empezaba a recordar a Ethan bañándose en las duchas y simplemente le daban ganas de vomitar por lo que huir era la mejor opción.

Jay no fue tan inútil como pensó, E decidió seguir su consejo y ser el mismo, era un chico que había sido educada como una chica para saber lo que debía esperar de un príncipe por lo que E haría eso exactamente actuaría como un príncipe el mejor de todos y seduciría a Ethan después de todo que sería mejor para un príncipe que otro príncipe.

Claro que Ben le ayudo un poco con la cita, puso la limosina a su servicio y le indico el lugar correcto para ello, Mal gruño y entrego una caja de música encantada y entre Lowell y Carlos se encargaron de vestirlo, bueno solo Carlos y él porque Lowell se quejó de lo aburrido del asunto y la falta de conejitos muertos para el cortejó.

Y así fue como la cita fue un completo éxito y un desastre para la heterosexualidad del príncipe.

*******************

Aquel verano lleno de cambios paso como un parpadeo y al final todos y cada uno de ellos volvieron a la realidad Jay decidió aplazar la universidad un año al menos en lo que se centraba en su hija y buscar empleo, fue difícil el pueblo aún no había olvidado lo que un lobo hizo y todos le temían, Ben ofreció su castillo para Jay pues al graduarse no podía seguir en la escuela, al principio se negó, tomo a su niña y decidió ir a vivir a la casita en los bosques.

La cabaña del gran lobo feroz fue entregada por Ben a Jay o a su hija quien al ser descendiente de este le pertenecía, ese verano Jay termino de repararle arreglo el agujero que Velkan jamás pudo terminar, e incluso construyó una nueva habitación para su niña reparo lo que alguna vez Lowell soñó con hacer y se decidió a criar a su niña ahí, en el fondo de su corazón tenía la esperanza de que ella volviera.

Fue un día en que la madre de Ben decidió visitar a Jay, no había sabido casi nada de él en semanas y tanto Mal como Ben estaban tan ocupados que ninguno tenía tiempo libre, Carlos seguía en Arréndele había aceptado la beca y bueno Ben estaba cada vez más inmerso en gobernar que apenas si tenía tiempo para Mal, por lo que le pidió a su madre buscarle, sabía que Jay alejaría a cualquier otro.

Era un desastre, un completo desastre Johari estaba muy saludable comía y dormía sus horas, siempre estaba limpia y muy bien cuidada pero Jay, aquél chico estaba a punto de desfallecer, si no fuera por su resistencia hombre lobo Bella imagino que se desvaneciera en cualquier minuto, Jay había intentado cuidar de una criatura cuando apenas estaba aprendiendo a lidiar con su vida, ella simplemente no iba a permitirlo.

Obligo técnicamente a Jay y su niña vivir en el castillo, ordeno que ellos se quedaran con ella y que Jay regresara a la escuela algo que el negó, agradeció su ayuda y tal vez acepto su oferta vivir con ella pero él no tenía tiempo para la escuela, no cuando tenía una peina en quien pensar en su lugar pidió solo un favor, un trabajo, era todo lo que quería, la ex reina quiso negarse y mandarle a la universidad pero Adam asistió, detuvo a su esposa y le dijo que ayudaría respetando su deseo, aquel hombre entendía el instinto animal de Jay, aquél que le pedía ser portador para su pequeña cría, un instinto que había quedado grabado en su memoria.

Al final Jay consiguió un empleo donde tal vez entre con influencia pero termino cumpliendo con ello y más, incluso decidió tomar algunos cursos en línea para compensar sus estudios, Johari nunca estuvo sola Bella tomaba cuidado de ella ocasionando que siempre le pidiera un nieto a Ben y Mal a cada oportunidad, Mal solía mirar feo a Jay murmurando "esto es tu culpa" siempre.

Carlos regreso un año después, no es que no supieran nada de él de hecho el chico llamaba constantemente a todos menos a Jay de vez en cuando mandaba un pequeño mensaje, contando cosas al azar, como lo extraño que era la comida, el clima frio o el hecho de que la reina Elsa amaba congelar la plaza del pueblo para el patinaje artístico, siempre eran tonterías siempre evitando temas importantes, a los que Jay respondía de igual forma, siempre tuvieron la delicadeza de evitar algo importante.

El chico más joven de ellos regreso una tarde justo antes del cumpleaños de Johari, Mal le abrazo gustoso y todos actuaron como si nada hubiera pasado, incluso Jay le saludo justo como cuando eran amigos, cuando eran prácticamente desconocidos, eso dolió como el infierno.

- Lo siento- murmuro al fin lleno de valor al encontrarse solo con Jay cuando Bella tomo a la niña y la llevo a dormir- tenia tanto miedo- le miro retirando de inmediato la mirada temeroso a la respuesta del árabe.

- Aun lo tienes – Jay hablo con suavidad escuchando el rápido latir de su corazón, olfateando las olas de miedo y ansiedad que emanaban de Carlos pero sobre todo mirando aquellos expresivos ojos que le rehuían, él estaba aterrorizado.

- Lo sé – suspiro cerrando los ojos con fuerza – pero ya no quiero – murmuro tan bajito, vacilante - no quiero sentir miedo – y abrió los ojos para enfrentarse a Jay para recibir el rechazo que estaba seguro que vendría por parte de aquél- por favor.

- Un paso a la vez Carlos- Jay le dio una sonrisa, tan brillante acariciando su mejilla aceptándole nuevamente - un paso a la vez – repitió no solo para Carlos si no para el mismo, porque aquello había sido demasiado inesperado pero sobre todo un gran salto a la responsabilidad.

Jay nunca culpo a Carlos por abandonarle, tal vez lo hizo por unos días cuando el dolor del abandono era nuevo pero con el tiempo entendió, comprendió el miedo de Carlos y lo acepto, Jay se dijo que no volvería a empujar a Carlos a esa gran responsabilidad.

Carlos entro a la escuela diseño donde combino la tecnología con el modelaje, fue un rotundo éxito y aun que se dijo que no seguiría en el mundo de la moda para evitar la comparación con su madre cuando Mal empezó a usar su ropa todo fue un éxito total, el mundo quería vestir la ropa del diseñador de la futura reina.

Un año después Jay y Carlos se mudaron a una hermosa casita cercana al bosque donde vivieron la experiencia de tener un hijo mientras el estudio y el trabajo interferían, fue agotador y a veces apenas si se veían en todo el día y eso era en la noches donde caían rendidos en su lado de la cama para despertar horas más tarde por los llantos de Johari, fue difícil agotador y sin embargo Carlos no podía dejar de pensar en lo cerca que estuvo de perderse aquello.

Se casaron seis meses después y tardaron tanto porque Mal no quiso que nada arruinara su boda con Ben ya que al parecer su pequeña ceremonia podría causar eso, a diferencia de la boda real, la de ellos fue algo más pequeño y casi familiar, Evie no asistió pero todos los demás estaban ahí, incluso Chad y Audrey, Lonnie viajo desde china para llevarles medallones en juego y murmurar algo sobre que sus diferencias los harían fuertes.

Las cosas fueron difíciles, Carlos apenas si podía ocuparse de la escuela y su nuevo y exitoso negocio había momentos en los que tenía que llevar a Johari con él a todas partes, Jay no estaba mejor viajaba constantemente y cuando estaba en casa estaba tan agotado que si no fuera por ser un hombre lobo no pudiera hacer tantas horas extra, Jay estaba totalmente comprometido con sus responsabilidades y esperaba poder ganar suficiente dinero para pagar la casa e incluso la universidad de su hija y eso que apenas tenía tres años.

Fue muy difícil pero pronto encontraron como equilibrar todo, Johari era una pequeña muy inquieta pero ella sabía comportarse cuando lo ameritaba la situación, casi siempre, la niña amo a Carlos desde el primer instante y cuando este regreso se aferró a él como un padre perdido, eso no impidió que saltara sobre el pastel de cumpleaños de Damián el primer hijo de Mal nacido justo un año después de su boda, en su defensa estaba delicioso.

El día en que Lowell regreso fue un momento de gran estrés, en aquella cabaña donde vivieron sus padres se reunieron, Carlos lloro abrazando a la chica pidiéndole no dejarla ir, mientras Jay mantenía un firme agarré de su niña, fue Mal quien hirviendo en ira parecía dispuesta a asesinar a la chica quien entre maldiciones pregunto el por qué.

- Porque es mi naturaleza – respondió ella simplemente como si aquellos fuera suficiente para explicarlo todo, más antes de que Mal pudiera maldecirla fue Audrey quien perdió la compostura para sorpresa de todos.

- ¿Qué diablos significa eso? – grito molesta importándole poco el protocolo de una princesa, esa chica realmente no comprendía, ninguno de ellos entendía cómo fue que Lowell les abandono por tanto tiempo luego de hacerles creer que eran una familia.

- Porque el bosque me ha llamado – suspiro la joven – siempre lo ha hecho.

Y ninguno de ellos lo comprendía, ninguno de ellos entendía lo que era ser una criatura libre siempre en cautiverio, porque aún era muy joven según su padre, porque debía pagar un crimen en la isla, porque debía comportarse como un ser humano según Auradon, por esa aquella noche cuando vio a la bebé de sus entrañas cuando supo todo el daño que le causaría a su hermano, a Jay ella huyo, se dejó llevar por el bosque pensando que así ambos tendrían lo que anhelaban.

Jay tendría una familia, Carlos al chico que amaba y ella su libertad.

Nunca fue su intención causar más daño.

Ella se quedó un tiempo, uno corto lo suficiente para que Carlos lamentara su partida nuevamente, pero él entendía tal vez era el único de todos en hacerlo, pues incluso Jay discutió su partida, Carlos abrazo a su hermana y le deseo un buen viaje mientras Jay abrazaba a su niña dentro de la casa alejado de las ventanas negándose a decir adiós nuevamente.

Se convirtió en una rutina, algo que simplemente comenzó a funcionar Lowell desaparecía por semanas y cuando regresaba Carlos siempre le recibía con los brazos abiertos, siempre desosó de escuchar sobre los lugares que había visitado, ese chico dejaba todo de lado para permanecer al lado de su hermana quien siempre contaba cada experiencia como la mejor de las aventuras, con el tiempo Jay se acostumbró a este extraño arreglo, aun cuando era técnicamente su Alfa ella nunca le obligo a nada y una mañana simplemente luego de regresar de uno de sus viajes Jay le abrazo.

Lowell dudo en devolver su abrazo pues por un minuto oliendo la ansiedad del cuerpo de su beta pensó que le pediría que se quedaría, no fue así, Jay beso su frente y por primera vez pregunto cómo le había ido ella sonrió y mientras Carlos preparaba el desayuno aquella extraña familia escucho la historia de la loba.

Mal nunca lo acepto, la reina de Auradon nunca pudo perdonarle por lo que evitaba como la peste la casa de Jay cuando Lowell estaba cerca, estaba segura que no podría soportar ver el dolor en el rostro de Carlos y simplemente la maldeciría, Ben por su parte siempre preguntaba lo mismo, siempre las mismas palabras "¿te quedaras?" a lo que ella siempre respondía "No puedo". Ben nunca dejo de preguntar pero tampoco le obligo a hacerlo a diferencia de Chad que simplemente intento por todos los medios para convencerla de quedarse, de dejar sus aventuras en los bosques, Audrey por su parte le confesó estar orgullosa y admirada por lo fuerte que era.

- Porque eres capaz de buscar tu libertad – admitió una vez – porque eres mucho más valiente que yo – Audrey nunca le pidió quedarse, ella jamás le juzgo pues al igual que todas las princesas en Auradon tenía un peso en sus hombros.

Ella no podía amar libremente, aun cuando Chad era un príncipe también sus padres tuvieron otros planes, aquellos que compendian nuevas alianzas y matrimonios arreglados, ella estaba obligada por la corona en su cabeza a ser la esposa de algún otro príncipe solo por el bienestar de Auradon, Chad sabiendo esto nunca busco comprometerse pues él era fiel a la mujer que amaba, aquel joven se limitó a observar de lejos como Audrey le era arrebatada.

Lonnie, ella estaba en china la mayor parte del tiempo pero cuando al fin descubrió la extraña vida que llevaba la loba no dudo en jalar sus orejas, le reprendió como una madre preocupada e intento hacerla entrar en razón pero al final se dio cuenta que no podía mantener a un espíritu libre en un solo lugar, pues al igual que la corriente de un rio era imparable y se abriría paso hasta seguir su propio curso.

Con Evie fue más difícil solo la visito una vez en el mar obligada por Carlos, Ethan le miro con una gran felicidad pero aquella otra princesa parecía querer ahogarla en las profundidades del océano, ella al igual que Mal no podían perdonarle todo el dolor que les hizo pasar a sus hermanos y Ethan le abrazo y lleno de perlas y corales de colores, le conto las maravillas del océano e incluso le pidió ir con él, le ofreció darle una vida larga dentro del mar, una aleta para que junto a él en su reino fuera feliz, le ofreció otra vía de escape.

Pero ella era un lobo y aun que Ethan era una parte importante de su familia ella pertenecía a los bosques, ese día Ethan la abrazo con gran fuerza antes de irse sabiendo que ese sería el último día que le vería y así fue.

Sucedió una noche oscura, Lowell acababa de dejar en un nuevo viaje cuando alguien toco la puerta trasera de la casita donde vivía aquella familia, cuando Carlos abrió la puerta en medio de la noche, Lowell llego su cuerpo ardía como la fiebre y su rostro denotaba dolor, pero ella era un lobo, un lobo alfa que no debería enfermar.

Había estado en su camino a los bosques nevados donde los demás lobos le esperaban cuando se desvió, no supo bien que fue solo el aroma extraño de una flor que nunca había visto, era carmín como la sangre pero tan parecida al acónito intento alejarse cuando de la nada un lobo salió atacándole, aquel lobo que había devorado las flores se encontraba en un estado salvaje, en celo puro intentando reclamar a la hembra que encontró en su camino, ella lucho, desgarro la carne de aquél que quería doblegarla sangrando de igual manera cuando lo noto el mismo polen que había cambiado al lobo extraño ahora estaba en su sistema, viajo por su torrente sanguíneo y a los pocos minutos ya podía sentir el calor emergiendo dentro de ella.

Solo corrió, entre el pánico se alejó de aquel otro lobo que quería aparearse antes de que cometiera alguna locura, antes de que se uniera a alguien que no deseaba, sin saber que más hacer busco a Jay, necesitaba ayuda, salir de ese maldito dolor que quemaba sus entrañas, era diferente al hechizo que uso una vez, mil veces más fuerte mucho más intenso la necesidad de encontrar un macho con el que aparearse hace que casi destroce la puerta de la entrada de aquélla casa.

Pero Jay no estaba en casa, había salido por una semana demasiado lejos para regresar a tiempo, demasiado para esperarle sufriendo aquel dolor, Carlos se encontró con aquella mujer en su casa llorando y suplicante, aquella que le pedía que la matara pues sentía quemarse hasta los huesos, Carlos era listo desde que conoció a Lowell había devorado cada libro sobre hombres lobo que existía, incluso aquéllos prohibidos al público en general gracias a Ben que accedió a darle manuscritos antiguos que el mismo tradujo solo para cubrir todas las bases.

Entre jadeos de dolor Lowell le explico todo, detallo la forma, color y aroma de la flor y Carlos supo de lo que se trataba así como también que ella moriría si no se apareaba pronto, el vio a su hermana, a su familia sollozante en su sala agonizando hasta la muerte y tomo una decisión, recordó llamar a Mal y entregar a Johari en la puerta de su castillo para después llevarse a Lowell lejos.

Fue en la cabaña del bosque, aquella que Jay reparo un verano, fue en ese lugar que Carlos calmo el dolor en la chica, en donde entre suplicas y plegarias al cielo pidió un milagro para salvarle, fue salvaje, violento casi idéntico a como lo fue con Jay solo que ahora era ella quien apenas si podía controlarse, fue ella quien obligo a Carlos, quien desgarro su piel y mordió hasta hacerle sangrar, fue ella quien lo uso.

Cuando la mañana llego Lowell estaba llorando, abrazada al chico herido que solo besaba su frente con caricias tranquilizadoras, ella pidió perdón, repitió cuanto lo sentía una y otra vez y le pregunto por qué no la dejo morir y dejar hacerle esa aberración.

- Porque eres mi familia- murmuro Carlos sonriéndole con amor- porque te amo.

Y ambos volvieron abrazarse hasta ya muy tarde, Carlos regreso a casa solo después de que Lowell cuidara de sus heridas, él le hizo prometer a Mal que jamás le contraía aquello a Jay y Mal aun que no sabía todo los detalles decidió callar por el bien de su hermano.

La próxima vez que la vieron un pequeño cachorro venía con ella, de pelaje tan blanco como la nieve y hermosos ojos caleidoscopios, donde el bosque se reflejaba con gran maravilla, Lowell al saberse nuevamente embarazada decidió mantenerlo, porque no podía simplemente poner ese peso en los hombros de su hermano otra vez, porque no podía volver a dañarles así.

Pero el cachorro se transformó frente a ellos, sus cabellos completamente blancos les conquistaron, y terminaron convenciéndola para que dejara al niño, porque su vida, el correr como un lobo no era bueno para un niño más humano que animal, ella se rehusó quería a su cachorro con ella pero entonces Carlos le miro, le suplico tomar al niño en brazos y ella supo que no podía hacerlo de nuevo, que su hermanito se había enamorado de su hijo, que sabía que era su herencia y que le pedía ser parte de su vida.

Ella dejo antes de arrepentirse mantuvo su historia del padre de su hijo aquel que llamo Velkan como su padre y les hizo creer a todos que se trataba de un lobo ártico.

En el fondo de su corazón Jay sabía que estaba mintiendo, pues al ver a Carlos con ese niño era evidente su procedencia.

Pero no importo Jay estaba bien con eso crio a ese niño como si fuera propio, con todo el amor que pudo y detuvo a Mal aquella que insistía en descubrir la verdad, quiso mantenerse engañado por el bien de su cordura.

Y protegió al niño que lo rechazaba como padre, aquel que le mordía e ignoraba mientras era un completo ángel con Carlos y las visitas se hicieron más frecuentes Lowell regresaba para ayudar a los niños, para mostrarles como ser un lobo, les ayudo a cambiar, a mantener el control, a encontrar anclas.

La hija del lobo feroz continuaba con el legado de su padre.

Hasta que aquello exploto.

Hasta que Jay no pudo seguir fingiendo.

**************************

No lo notaron hasta que ya era tarde, con lo agitada de sus vidas, el constante trabajo y tensiones de la vida daría no lo notaron, un día Carlos simplemente se desmayó durante el trabajo, le detectaron un pequeño tumor uno en el cerebro algo que al parecer era hereditario no era mortal al menos no para matarlo pero de alguna forma afectaría su percepción del mundo es decir la locura de Cruella tenía una razón de ser, al ser algo que se transmitía por genética los médicos preguntaron si alguno de los niños era de él, tenían que estar seguros realizar una prueba para evitar futuras consecuencias.

Carlos lo confeso todo y ante la mirada serena de Jay reconoció finalmente a Velkan como su hijo, gracias a cualquier deidad este al ser un lobo por lo que no podía contraer enfermedades ni siquiera las genéticas pues el gen lobo era mucho más fuerte y eliminaba cualquier error en el cuerpo del cachorro, por lo que su niño ni ningún otro de su descendencia pasaría aquella enfermedad, esta se terminó con él, Carlos estaba un poco aliviado y tras un suspiro de alivio dejo pasar la eminente bomba que había encendido.

Jay no dijo nada, ninguno de ellos lo hizo siguieron actuando como si todo fuera normal como si fueran una familia feliz, como si todo estuviera bien, pero nada lo estaba.

Lo malo de los lobos es que son territoriales, amantes apasionados que detestan compartir, seres que se aparean una vez en la vida y mantienen fidelidad a esa pareja incluso después de su muerte, por eso aquella revelación junto a la luna llena no hizo nada para el control de Jay, quien veía en ese niño la contante traición, una espina que se clavó en su corazón.

No recuerda cómo empezó de que estaban hablando de un tema al azar, los niños ya acostados en sus camas planeando llevarlos a la abaña para la luna llena estaba en un par de días y ya afectaba a los pequeños que cambiaban de piel a cualquier momento y destrozaban los muebles, Carlos gruño molesto por los destrozos y Jay afectado de igual mente sentía saltar en su propia piel.

Alguien empezó la discusión tal vez fue Jay molesto de que Carlos siempre lo culpara por ir todo hombre lobo de las cavernas frente a los niños por lo que ellos lo imitaban y destruían sus cosas o fue el al llamar a Velkan un demonio con dientes, no estaba muy seguro cuando se dio cuenta ya estaban discutiendo acaloradamente.

- ¿Cuándo pensabas decírmelo? – al fin explota Jay gritando aquella noche tras enviar a los niños a dormir - ¿crees que soy idiota?- cuestiono a Carlos - ¿crees que no note que era tu hijo? – y dejo tintinear sus ojos azules llenos de ira casi perdiendo el control ante lo cercano de la luna llena.

- Jay – susurro su nombre suavemente para tranquilizarle buscando la forma de tocar su hombro, el tacto ayudaba siempre.

- ¿Desde cuándo ha pasado esto Carlos? – pero Jay rehuyó de su toque alejándose como si quemara lastimado a Carlos - acostándote con ella – apretó los dientes doliéndole mucho decir esas palabras - solo habla maldita sea.

- Eso no es verdad Jay y tú lo sabes Lowell es completamente asexual – se defendió un poco molesto de que hablara así de la chica – ella- busco la mejor forma de explicarle aquello, de hacerle entender la situación - ella estaba en dolor.

- ¿Dolor? – más Jay hervía en ira y celos no queriendo entender razones - esa es tu patética excusa dolor – apretó sus puños enterrando sus garras ya crecidas contra sus palpas hasta hacerlas sangrar - ¿por eso te acostaste con ella? – y Jay realmente se aferraba a la última pisca de auto control que tenían.

- Fue un calor esporádico –dijo nervioso - dijo que era peor que cuando te hechizo, se sentía mil veces más doloroso – hizo hincapié al hechizo a aquello de lo que no hablaban para intentar hacerle sentir culpa y que Jay recapacitara un poco - estaba sangrando llena de heridas otro lobo trato de aparearse con ella cuando huía – describió recordando las condiciones tan graves en los que encontró a la chica sollozante en la puerta de su casa - vino a buscarte- soltó de pronto recordando las exactas palabras de ella, el cómo llamaba a Jay entre el dolor de la agonía - pero tú no estabas, de viaje recuerdas ella parecía que iba a morir.

- Así que te convertiste en la perra del alfa, eso es simplemente muy noble de tu parte – más la explicación en lugar de aplacar su ira solo la avivo, porque para él Carlos se había ofrecido voluntariamente, había corrió a los brazos de la chica cuya alma parecía ligada a la suya y no le gusto.

- ¿Que querías que hiciera? – Carlos grito ofendido por la comparación, porque Jay pudiera creer que simplemente aprovecho la oportunidad, que tomo venta de Lowell - el polen de las flores accidentalmente la pusieron mal vino aquí buscando ayuda tenía que hacer algo, lleve a Johari con Mal y luego...

- Te revolcaste con ella en nuestra cama – y Jay había rugido, escucho cada palabra, él como Carlos incluso se aseguró que su hija no estuviera presente par tal acto de traición.

- No, eso no – Carlos lamio sus labios confundido, entre molesto y ofendido por aquella reacción - sabes que jamás haría algo así – frunció su nariz indignado no sabía cómo Jay podía creer que él lo engañaría de esa forma y más aún lo haría en su propia cama donde dormían juntos, donde pasaban la mayor parte del tiempo juntos desde que Johari nació - fuimos al bosque a la cabaña, si tan solo la hubieras escuchado todo el camino lamentándose – explico intentando nuevamente hacerle entender.

- ¡Cállate! – pero Jay no quería escuchar, el solo gruño enseñando sus dientes para asustarle.

- Solo fue una noche a la mañana siguiente estaba bien sus heridas sanaron y la fiebre se había ido todo era normal ella se marchó después y – Carlos no se dejó intimidar sabía que Jay estaba dolido que la furia no le dejaba pensar con claridad después de todo el joven siempre fue un poco impulsivo por lo que quería dejarle en claro todo el panorama.

- Y no pensaron decirme – gruño nuevamente mirando a Carlos con total odio y desprecio.

- No sé qué te molesta- Carlos había tenido suficiente de la actitud tan infantil de Jay, él no había visto el dolor en el rostro de Lowell, el sollozante de sus palabras, el no comprendía las pocas opciones aquel tuvo - el hecho de que guardara esto de ti, o que fuera yo quien se acostara con ella – soltó recordando aquel pasado, ese donde aun con una poción Jay no paraba de empujar a Lowell contra cualquier superficie y joderla sin control, aquella época en donde el árabe la tomaba sin remordimiento - ¿que ella estuviera bien de joder conmigo?

- Cállate ahora Carlos – gruño advirtiéndole, resistiendo el cambio en su interior, pues el lobo dentro de él le pedía salir y hacerse cargo del infractor.

- No - Carlos levanto la barbilla desafiante - Jay eres un maldito idiota, ella llego llorando en dolor y tu ¿no esperas que la ayudara? - pregunto molesto - Es mi familia Jay, nuestra familia – le recordó - si hubieras estado aquí tú la hubieras ayudado pero no estabas y ella estaba muy mal – y Carlos quería llorar al recordarlo, al ver el lamentable estado de la loba cuando suplico que la matara.

- Ese no es el maldito problema ella se embarazo otra vez –soltó entre respiraciones erráticas - y cuando lo conocimos tu no dijiste nada, sabias que era tu hijo y aun así dejaste que pensáramos que era de algún lobo ártico, tú lo escondiste como un sucio secreto – le miro sus dientes ya habían descendido y sus garras hace tiempo que salieron, sus brillantes ojos azules le aterraron realmente al ver la cara de Jay transformado en un hombre lobo, en una furiosa bestia - como una maldita perra – gruño tomándole de la muñeca y apretándole con fuerza.

- Es suficiente Jay – Caros jadeo con dolor - para – pidió con lágrimas a punto de caer pues la presión en su brazo era demasiado casi podía sentir como sus huesos eran triturados por Jay - me estas lastimando.

- No te importo cuando jodias con ella – y Jay le empujo contra una pared con fuerza golpeando su espalda haciéndole soltar un gemido de dolor - claro que no, es por eso que no me dejaste tocarte en semanas verdad – gruño tomándole por el cuello y pasando una de sus garras por su piel - estabas escondiendo las marcas, si claro que lo sé, ella no es muy sutil en eso, dime ¿te gusto eso? - grullo desliando su otra mano por debajo de su camisa para deslizar sus garras en su estómago - ¿Que fuera ruda?, te gusta ser empujado y violentado es por eso que te acostaste como una maldita puta.

- Dije que me soltaras maldita sea vas a despertar a los niños – y Carlos estaba realmente angustiado, Jay había perdido total raciocinio para ese punto por lo que trato de desviar el tema a sus niños.

- Están despiertos desde hace horas y eso no importa ese pequeño ni siquiera me ve como su padre – gruño haciendo sobre saltar a los dos pequeños que creían escuchar a escondidas la discusión, pasos acelerados se escucharon entonces de aquellos dos niños subiendo nuevamente las escales asustados - y Johari es demasiado infantil por tu jodida culpa.

- Jay para – jadeo Carlos pues el agarre en su cuello se apretaba a cada segundo - me estas asustando – y Jay podía oler las olas de miedo y dolor que manaba el joven aquello que solo le hizo seguir empujando.

- ¿Qué pasa Carlos le tienes miedo al lobo?, a la bestia, pues entérate fue tu preciada Lowell la que me hizo esto, la que me convirtió en un monstruo – gruño empujando las garras que tenía en su estómago en su tersa piel hasta hacerle sangrar.

- Tú no eres un monstruo y lo sabes – Carlos cerro los ojos aspirando aire con fuerza, Jay no lo estaba asfixiando pero sentía desfallecer a cada minuto debido al terror.

- Lo soy, todo jodido Auradon lo sabe ¿por qué diablos crees que deje el Tourney? no lo entiendes ningún equipo dejaría entrar a un animal rabioso como yo en sus equipos, mi fuerza sobrenatural me da la ventaja y mi carácter explosivo, ella me hizo esto, me empujo a una vida y luego se esfumo – grito finalmente todo aquél resentimiento, todo odio que se había negado a sentir, todo el dolor por ser abandonado en el momento en que más lo necesitaba – al igual que tú.

- ¡Ella te salvo la vida! – Carlos grito abriendo los ojos para mirarle suplicante.

- Hubiera preferido morir – pero Jay no entendía apretó el agarre en su cuello y de igual manera en su estómago, un par de gotas cayeron al suelo causándole un dolor intenso.

- ¡Pues de saber que te convertirías en un idiota arrogante ojala y así fuera, Jay, eres un maldito bastardo! – y el dolor que Carlos sintió en el alama fue mucho más grande, apretó los dientes con fuerza y grito aquello, porque Jay no entendía lo que Lowell había hecho por ellos, porque ella lo había salvado, porque su amada hermana le dio otra oportunidad para estar juntos, porque Jay era un maldito ingrato.

- ¡¡¡Y tu una jodida puta!!! – grito dando una bofetada a Carlos totalmente lleno de ira ante sus palabras.

En cuanto lo hizo se arrepiento pues Carlos le miro sorprendió acunando su mejilla que poco a poco se volvía carmín, el jamás le había golpeado, había numerosos rasguños, moretones y mordías en el cuerpo de Carlos pero esos se debían principalmente a la gran cantidad de sexo rudo que tenían, porque a Carlos le encantaba cuando Jay era posesivo y bueno tal vez hubo un tiempo en el que Jay cuando aprendía a controlar su fuerza lastimo sin querer al chico, pero jamás algo como aquello.

Carlos le miro con sorpresa como si no creyera aquello, y Jay parecía horrorizado por el acto, aquello fue suficiente para traerlo de vuelta, para hacer retroceder el cambio y que sus facciones humanas regresaras, pero el recuerdo de aquella traición regreso a su mente y todo el rostro de Jay volvió a deformarse en una mueca de dolor.

Jay salió de la casa azotando la puerta con fuerza, a fuera la lluvia empezaba arreciar, busco en sus bolsillos las llaves de su auto pues no quería estar en casa esa noche pero había olvidado que desde el hospital fue el auto de Carlos el que condujeron, de mala gana y solo porque no quería regresar dentro de la casa a buscar la otras llaves, tomo la camioneta donde los asientos para niños siempre permanecían y arranco para salir de ahí.

Pensó en ir con Mal era ahí donde ellos huían cuando uno se enojaba con el otro, pero seguramente esta solo se pondría del lado de Carlos, no es que gustara mucho de Lowell aun creía que era una irresponsable por a ver abandonado a Johari pero se había encariñado tanto con ambos niños que sabía que las llevaba de perder.

Así que condujo manejo por la carretera solo para distraerse, detestaba en esos momentos ser un lobo, pues las ganas de ahogarse en licor como en su adolescencia en la isla se le hacía muy necesario, pero no, ahora con estas increíbles habilidades su metabolismo también era acelerado, metabolizaba el alcohol mucho antes de poder embriagarse y solo era una pérdida de dinero innecesario, así que condujo, se salió de la carretera principal para andar en dirección al bosque, podía sentir al lobo en su interior por querer correr, anhelando el verse libre y correr por entre los árboles para tranquilizarse, pero también sabía que si lo hacía demasiado cerca de casa el lobo regresaría con Carlos y no quería saber el desenlace de eso.

Conducía al bosque entonces, alejárselo más que podía para despejar su mente y con suerte la lluvia lavaría todo rastro por lo que no podría regresar desde la maleza del bosque, su mente aun llena de odio, repitiendo cada palabra de su conversación en la cabeza, el dolor de la traición aun palpable le hizo apretar con fuerza el volante, las garras ya estaban visibles, sus colmillos apenas si podían contenerse, estaba seguro que sus ojos brillaban azul eléctrico con ira.

Fue un segundo, solo un momento, algo se atravesó frente al auto, un ciervo tal vez, no lo supo, no lo vio venir pero sus instintos se hicieron cargo, el giro el volante, intento frenar el coche pero las llantas patinaron en el suelo húmedo hasta hacerlo llegar más allá, el impacto contra lo que parecía un árbol fue inevitable, Jay ni siquiera se cubrió, las heridas serian mínimas de no ser así se curarían al instante, ya había pasado antes, sobrevivir a un accidente de coche no era difícil, no para él.

La primera vez que paso, también fue por una discusión, regresaban de una gala a la que Mal y Ben les invitaron, bueno Ben les invito cortésmente mientras que Mal les amenazo con terribles torturas si no asistían a la aburrida fiesta que debía dar como miembro de la corte real, no recuerda por que discutieron tal vez fue una tontería, una pequeñez, el punto fue que venían discutiendo en el coche, Johari se había quedado en el castillo junto a Damien el hijo de Mal en una pijamada improvisada cuando un automóvil les embistió, no fue su culpa de ninguno de los dos, el otro conductor se pasó un alto y paso a traerles.

El impulso de Jay era primitivo, de inmediato cubrió lo mejor que pudo el cuerpo de su pareja sin importarle el daño a el mismo, no fue un instinto lobo fue solo algo que Jay haría, cuando Carlos volvió en si gritaba con horro pues la sangre de Jay le bañaba por completo mientras este inconsciente se recuperaba poco a poco, Carlos salió casi ileso algunos rasguños gracias a la acción de Jay, este por su parte se fracturo un montón de costillas y su cráneo casi abierto le baño en sangre, se recuperó a los pocos días, y luego de una discusión sobre no preocuparse por su propio bienestar aquel incidente quedo olvidado.

Por eso a Jay no le importaba chocar el coche, tal vez Carlos estaría molesto y le gritaría mas pero en ese instante cuando abrió los ojos se limitó a fruncir la nariz molesto, el costado le dolía horrores al igual que la cabeza tardaría horas en recuperarse seguramente lo cual era bueno pues la lluvia arreciaba a cada minuto y seguramente nadie notaria su accidente, trato de enderezarse un poco salir del reducido espacio donde el metal comprimido le había dejado pero el dolor que atravesó en su pecho le detuvo de golpe, todo su pecho estaba entumecido, no lo había notado antes pero ahora que intentaba hacer palanca el dolor se intensifico, trato de respirar pero le era casi imposible, su pulmón izquierdo había colapsado intento dar una bocanada de aire hacer que su cuerpo reaccionara y comenzara a curarse pero cando sintió el sabor cobre en su boca supo que algo definitivamente no estaba bien.

Ese día Carlos había estado en la oficina, aun cuando trabaja en casa por lo regular para cuidar de los niños ya que Jay se la pasaba en viajes de oficina y esas cosas, cuando recibió la llamada sobre Velkran los materiales aún se mantenían en la camioneta, esa semana estaban muy apurados intentando dar los últimos detalles para la colección que se lanzaría, luego de una ardua junta con los proveedores y que esta tuviera que revisar las muestras de telas así como la locación para la pasarela se vio en la necesidad de cargar con varios materiales, gruesos y huecos tubos de acero fueron guardados en la parte trasera donde las sillas para niños fueron reemplazadas, esperaba quitarlas a tiempo para recoger a los niños pero entonces tuvo que salir de prisa, fue uno de estos que al impactarse la camioneta salió con tanta fuerza que atravesó el asiento del conductor el tubo no alcanzo a atravesar el pecho de Jay, este no sobre salió desde el frente pero si había logrado atravesar su corazón, el hueco metal hacia un canal desde donde se filtraba la sangre de árabe.

Hay pocas cosas que pueden matar a un lobo, a pesar de lo que parece no son seres indestructibles, cortarles a la mitad siempre hace el trabajo, arrancarles el corazón también funciona, pero a veces algo tan mortal puede funcionar, el padre de Lowell murió desangrado por la herida de Gastón, este atravesó su corazón y se aseguró de vacíalo antes de que pudiera curarse, el tubo de metal en el pecho de Jay hacia lo mismo.

Su corazón intentaba bombear sin éxito la sangre extra que su cuerpo producía, su curación acelerada solo hizo que se desangrara lentamente, el latir de aquel lobo se iba debilitando a cada segundo, intento aullar, llamar por ayuda pero fue inútil la sangre salió de su boca llenado el volante destrozado, intento cambiar, usar la fuerza para desprender el metal que lo drenaba pero solo acelero el proceso, mientras los ojos de Jay se rendían ante el cansancio no pudo evitar pensar en Carlos, en sus hijos porque ambos niños eso eran para él, en Lowell, en lo disgustada que estaría Mal, pero sobre todo en las últimas palabras que le dijo al amor de su vida, Jay murió con el sonido de las sirenas silbando, entre lágrimas y suplicas por un perdón que jamás llegaría a escuchar.

Los paramédicos le encontraron minutos antes de morir, una patrulla que pasaba noto el choque y lo reporto, no había nada que pudieran hacer, en cuanto abrieron una brecha lo suficientemente grande para llegar a él, la vida del lobo se había extinguido.

Carlos estaba llorando, las palabras tan crueles de Jay aun resonaban en su memoria, el dolor tan inmenso solo se hizo más grande cuando su hermosa niña bajo de las escaleras para consolar a su padre que entre sollozos trataba de tragarse el dolor, una llamada rompió con aquel momento, con fastidio dejo a su hija en el sofá y levanto el teléfono donde seguramente Mal le llamaría para decirle que Jay había llegado para quedarse, como era costumbre ella le gritaría y Carlos terminaría más enojado, pero no esa noche, no cuando había dudado así de él, no cuando maldijo a Lowell, no cuando desconoció a uno de sus hijos, Carlos colgó el teléfono sin siquiera contestar, lo hizo la segunda vez también para la tercera solo grito al teléfono "Dile a Jay que no me importa" y volvió a abrazar a su niña donde era consolado.

Un par de golpes en la puerta principal le sobresaltaron, era demasiado tarde aún, la lluvia había bajado de intensidad, Jay no debía estar tan pronto y mucho menos tocar para entrar, su niña de inmediato se levantó gruño a la puerta como hacía con los desconocidos y ahora si Carlos despertó completamente, con algo de cuidado se acercó a la puerta solo para ser sorprendido por dos policías, un fuerte dolor en su pecho nació entonces.

No lo acepto, cuando aquellos hombres le informaron que había habido un accidente se negó a aceptarlo, Jay era un lobo, el no podía morir por algo así, así que lo negó, repitió que se trataba de un error que Jay no podía estar muerto y que obviamente esto era una clase de cruel broma, llamo a Mal, cuando los agentes le pidieron acompañarle a la morgue y él se negaba, no le importa el gruñir molesto del otro lado de la línea las amenazas vacías de la ahora reina por ser despertada tan noche, cuando Carlos explico sobre la absurda broma ella se levantó de golpe, levanto a Ben y ambos fueron hasta el edificio donde los cuerpos esperan a ser reclamados.

Carlos estaba ahí, con Johari aferrada a sus pantalones y Velkan dormido en sus brazos, Ben tomo al niño en brazos alejándole de Carlos quien aún se negaba a aceptarlo mientras él y Mal entraban a reconocer el cuerpo, fue la visión más espantosa que había visto alguna vez, el cuerpo de Jay totalmente pálido sobre la mesa de metal, sobre aquella que parecía tanto a la del sótano de su madre, Carlos sintió el impulso de vomitar de repente, podía escuchar a su madre reír histéricamente mientras desollaba al gran lobo feroz, podía escucharla darle halagos por ser tan buen niño y ayudarle a conseguir el abrigo, Carlos miro el cuerpo sin vida de Jay y se derrumbó.

Jay estaba muerto, él no iba a despertar, no iba a levantarse, sus heridas no había sanado, Jay no existía más, se arrojó contra el cuerpo mientras lo golpeaba, mientras le gritaba por despertar inútilmente, cuando el forense quiso detenerle la reina le detuvo y durante largos minutos vieron como aquel joven suplicaba a su amante regresar para él, pero los ojos de Jay nunca se abrieron, su corazón nunca latió de nuevo, el jamás volvería a sonreír.

Y lo último que Carlos le deseo fue su muerte, realmente era un maldito bastardo.

*********

Había una vez un malvado y enorme lobo que se enamoró de un cazador, pero no tuvo un final feliz pues este asesino a su familia sin piedad.

El lobo huyo al bosque donde se dedicó a ser malvado y cruel, a alejar a todos con miedo, a evitar que alguien más le hiciera daño.

Hasta que el lobo se dio cuenta que se había vuelto tan ruin como el cazador que una vez amo.

Notas:

Al parecer algunos peces cambian de sexo dependiendo de ciertas circunstancias así que las sirenas serán iguales para mí, en épocas cálidas son hembras lo que aseguran el apareamiento y las crías que sobrevivirán en esas aguas, en invierno o aguas heladas son macho para ser mejores cazadores de alimentos para sus crías y ayudar en la protección, si me lo acabo de inventar lol.

La cita de Ethan y E no salieron tan bien como esperaba, sorry no tenía muchas ideas, solo para aclarar Ethan es el pasivo con E digo por si no notaron toda la pasividad latente de Ethan.

Este es el penúltimo capítulo pero ya todo lo importante quedo solo queda ver en que termina esta historia.

Una galleta?

Unos tacos??

Una mentada por este horrible final???

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