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Capítulo 16: El legado del lobo.



Notas: como dije antes estoy acelerando el paso del fic de lo contrario se volvería tedioso y aburrido espero no pasar por alto muchos detalles pero si algo no cuadra lo aclarare en las notas finales, estoy empezando a perder la idea de esta historia por eso me veo obligada a terminarla pronto pero siempre cuidando que no sea una completa basura, el final ya está pensado solo falta terminar de cerrar unos cabos sueltos si esto sigue así tal vez en tres o cuatro capítulos más termina, tal vez eh.

"No es necesario hacer el bien, solo no hacer el mal" - Isaac Asimov.

Los gruñidos de la gran bestia se escuchaban por todo el bosque, aquella que al final fue sometida entre cuerdas por 5 hombres, la armada del rey.

- El gran lobo feroz – llamo el capitán de aquella guardia frente a un ahora hombre de rodillas totalmente sometido – por alzarte en honor a Maléfica, lastimar a un inocente en estos bosques y por crímenes pasados quedas sentenciado la isla de los perdidos – leyó estoico aquel decreto en sus manos – tú y tu descendencia.

- ¡No! – gruño aquel en cuanto noto como uno de los guardias jalaba del brazo a su pequeña sacándola de la casita – ella es inocente – forcejeo sus ataduras con fuerza – ella no conoce la maldad – suplico al hombre que miraba interrogante como si realmente pudiera hacerle cambiar de opinión.

- Llévenselos – ordeno aquel dándole la espalda.

- ¡Papá! – chillo su niña pues nuevamente era lastimada al ser alejada con fuerza.

- ¡¡¡Lowell!!! – gruño el lobo logrando acercarse a los pies de aquel guardia – por favor no – le miro suplicante, totalmente humillado.

- ¡Papá! – aquella niña mordió la mano que le sometía y pateo con fuerza al hombre herido para correr al lado de su padre más fue detenida por aquella red que cayó sobre ella.

Un rugido se escuchó en el bosque mucho más aterrador que cualquier otro, el lobo se liberó entonces de sus ataduras, cuerdas rompiéndose ante aquel que rugía con grandes dientes y garras al ver a su cachorro ser atrapado de aquella manera, abalanzándose contra los guardias para defenderla.

El sonido de cinco disparos se escucharon en aquel alboroto, aquella niña llamo nuevamente a su padre, su pequeña mano se extendía entre las sogas de la red para alcanzarle, con horror vio el momento exacto en que su padre se desplomaba tras el impacto mortal para cualquier hombre humano de aquellas balas.

Cuando el lobo despertó se encontraba en el interior de una enorme jaula de metal, frente a él su niña encadenada por el cuello intentaba estirar su mano con todas sus fuerzas para tocarlo.

- Sssshhh – trato de tranquilizarle extendiendo su propio brazo por los barrotes de plata que quemaban su piel al instante – no llores nena – sus dedos apenas si alcanzaron a rozarse en un intento de darle tranquilidad – todo estará bien, solo quédate conmigo.

Fue entonces que un gran dolor le invadió desde el interior, sintió como sus entrañas parecían explotar, cayo entonces contra el suelo gritando en agonía.

Lowell observo aquel traumático momento pues en cuanto el barco que les transportaba a la isla entro a la barrera, en cuando aquella se cerró sobre la embarcación la magia en esta empujo al hombre dentro de la bestia, ella pudo ver el momento en que su padre se transformaba en un lobo con un gran dolor.

El crujir de los huesos resonaron por las paredes de aquella bodega, los gritos de agonía ante tal transformación quedarían grabados en la mente de la pequeña niña, para cuando los guardias llegaron un enorme lobo negro de ojos rojos les gruñía desde el interior de la jaula y en cuanto fue liberado tomo entre sus fauces a su cachorro y huyo al bosque.

***********

Carlos había caído sobre esa cama casi semi inconsciente, murmuraba palabras incoherentes sobre Lowell y Jay, maldiciones en contra de Chad y gruñidos para Mal, pero sobre todo Carlos no sabía bien lo que hacía, su cuerpo se sentía caliente y completamente manso se dejaba manipular por el chico que sacaba su chaqueta con suavidad.

- ¿Qué diablos crees que estás haciendo Segundo? – en cuanto aquella chica noto como ese joven comenzaba a querer desvestir al pequeño niño se apresuró a detenerle, ella había estado muy ocupada mirando el teléfono en sus manos donde una grabación se reproducía, el otro gemelo había salido en busca de algo de comer aun cuando ya era muy tarde.

- Voy a divertirme con el enano - rodo los ojos como si no estuviera claro la forma en la que ahora desabrochaba los short del pequeño - y vengarme de Jay de una vez por todas – el brillo en sus ojos así como en su sonrisa parecía peligroso.

- No lo harás – aquella chica termino de dar los últimos pasos para llegar a su lado y detenerle antes de que continuara - violarlo no está dentro de este plan – frunció la nariz molesta, mirando como aquel niño murmuraba entre sueños.

- Tu plan es aburrido, tomare la venganza en mis manos – gruño amenazante no queriendo obedecerle.

- Dije que lo dejaras – pero aquélla chica saco una pequeña daga para empujarla contra su cuello y amenazarle de muerte, justo en ese instante el otro gemelo entro deteniéndose al ver la escena frente a si – fuera – ordeno – Carlos y yo tendremos una fiestas de pijamas y ustedes no están invitados – y diciendo eso enterró más su afilada cuchilla en la piel del gemelo que sintió la sangre brotar, levanto sus manos en sumisión y retrocedió de muy mala gana.

Joanna espero a que los chicos salieran para dejar salir aquel suspiro corrió a asegurar la puerta y regreso a la cama que ocupaba el niño la cual resultaba ser la de ella, miro al pequeño que murmuraba un suave Jay entre sueños para después abrazar una almohada, una escena totalmente adorable pero a ella solo le hizo fruncir su nariz en desagrado y sin pensarlo más se dejó caer en la otra cama, la de su compañera a la que siempre echaba, esa noche ella soñó con una nueva alfombra de piel tan negra como la de un lobo y los sollozos de Carlos, fue un buen sueño.

A la mañana siguiente Carlos se levantó con frio había dormido solo en su playera, sus short se habían esfumado, tardo un rato en recordar donde se quedó dormido y cuando se levantó noto que solo había un bulto en la cama de al lado, Joanna se despertó entonces y le conto como empezó a desvestirse porque tenía calor antes de caer rendido y como los gemelos se marcharon por que ya era tarde, Carlos se disculpó luego de vestirse y prometió pasar a verlos después, aquel pequeño niño solo esperaba que este incidente no le causara más problemas con Jay.

**********************

Después del incidente del cigarro Carlos parecía mucho más distante de Jay de lo que quería admitir, aquel niño que había empezado a sonreírle y aceptar sus toques casuales volvía a retirarse, al menos hablaba con Lowell y su relación con esta seguía siendo buena, más que bien de hecho ahora parecía como si fuese Jay quien lo hubiera empujado fuera y puede que no estuviera tan equivocado, Jay trato de no pensar mucho en eso, de no recordar lo bueno que era tener a Carlos cerca pues el dolor aquel naciente en su pecho se hacía cada vez más grande al saber que su niño ya no le quería cerca.

Jay se preguntaba si así se sentía perder a alguien de su familia, si de la misma forma dolería por Evie o por Mal o si solo era por ser Carlos, Jay estaba tan confundido que prefería no pensar en todo eso a enfrentarse a su dolor, así que gastaba todo su tiempo libre con Lowell nuevamente, ellos no eran novios, solo amigos, muy buenos amigos, había dejado por la paz el hechizo entre ellos y empezaron otra vez, ambos se daban estabilidad, el árabe se había convertido en el nuevo pilar de Lowell, aquel que le daba comodidad y confort y ella a su vez se convirtió en la perfecta compañía para ignorar el rechazo de Carlos, era extraño pero funcionaba para ellos, sobre todo ahora que parecía preferir pasar incluso sus noches con aquellos chicos.

Lowell caminaba a su siguiente destino su estómago gruñía por alimento pero el desayuno o más que nada el olor tan penetrante en la cafetearían le habían revuelto el estómago, el solo recordarlo le daba nauseas otra vez junto a ella Jay murmura sobre las miles de ventajas de que ella aprendiera a cambiar de piel como su padre, ventajas como atemorizar a todos o simplemente poder dormir donde quisiera sin ser molestado por ser un aterrador lobo enorme, ella se limitaba simplemente a rodar sus ojos ante cada nueva ventaja inútil que salía de la boca del árabe, pero en secreto amándolas cada una, su relación era cada vez mejor, incluso con Carlos cuyo mal entendido ya había terminado y aunque ambos, Jay y Carlos estaban más o menos peleados, ella había notado la tensión a su alrededor no quiso inmiscuirse para evitar alguna confrontación, así que Jay siempre encontraba el tiempo para caminar con ella, algo sobre compensar su antiguo comportamiento que la loba no entendía muy bien.

Mientras caminaban por el patio de la escuela pudo escuchar aquel sonido, una pequeña melodía cuya letra no le era del todo claro, lo que realmente le llamo la atención fue la voz, pues podía escuchar claramente como el canto de Carlos salía de aquel espejo mágico, no de aquel celular, aparato en manos de uno de los gemelos, iba a ignorarlo realmente iba a hacerlo cuando aquellas risas estallaron de pronto, en una mesa a su alrededor tanto chicos de la isla como de Auradon reían a carcajadas por aquel video, ellos la vieron, segundo se levantó entonces sobre la mesa llamándole, gritándole sobre el homenaje que su padre había hecho para la gran bestia de la isla, y antes de poder correr aquel chico empezó a cantar a todo pulmón.

"Vencido fue por un bribón

La gran bestia de la región,

Con un cuchillo y gran valor,

Perdió la cabeza el gran lobo feroz.

De inmenso tamaño era aquel,

Que terror sembró por doquier

Ahora un trofeo en nuestra pared es,

Y el abrigo de pieles de una mujer. "

Ante cada nueva frase Lowell apretó los dientes, se mantuvo firme en ignorarle pero cuando aquella ultima burla salió de sus labios el lobo en su interior parecía arañar la superficie, nuevamente la canción comenzó pero fue esta vez la voz de Carlos quien la cantaba a todo pulmón desde el aparato del gemelo que burlándose la señalo revelando su naturaleza.

- De haber sabido que había un cachorro Cruella hubiera hecho unas orejeras, o mejor aún tendría una mascota – rio alegremente.

- Es suficiente segundo – gruño Jay notando la tensión en los hombros de la chica jalándole para alejarle de ahí, desconcertado por el video donde Carlos se burlaba del gran lobo feroz ya después se encargaría de darle su merecido al bastardo la prioridad era sacar a la joven que parecía congelada en su lugar.

- Sería una buena perra igual que su madre – gruño segundo riendo ante sus palabras - tal vez igual que Carlos.

Y aquello fue suficiente Jay no tuvo tiempo de reaccionar nadie lo vio venir, en un momento la ropa de aquella chica exploto en pedazos ante el aumento de aquella enorme bestia en la que se transformaba, un enorme lobo carmesí se encontraba gruñendo amenazante al gemelo que cayó al suelo tras el rugir de la bestia, aquel chico hizo lo que cualquiera haría corrió.

Y ese fue su error, Lowell hervía en ira, la presa frente a ella escapaba, se lanzó entonces gruñendo en busca del infractor ignorando a las personas que gritaban tras de ella, a Jay que le pedía parar, se internaron en el bosque donde aquél lobo a punto de atrapar al chico fue derribado por un costado por Jay, quien se limitó a pararse frente al gemelo.

- Lowell basta – intento calmarla sin éxito alguno, pues sus ojos color sangre parecían los de una completa bestia perdida en la rabia, dientes filosos llenos de saliva gruñeron al árabe que se mantenía frente al gemelo que asustado nuevamente huyo.

Ella le empujo entonces, uso su enorme pata para aventar a Jay tan lejos y sacarlo del camino y volver a atacar al chico que corría por su vida, cuando estaba a punto de atraparlo entre sus fauces algo le detuvo, apenas si logro morder el tobillo del gemelo pues Jay nuevamente había saltado para detenerle aquél chico se aferraba a su torso intentando calmarla, Lowell resistió el impulso de cerrar sus dientes contra la cabeza de Jay y liberarse para poder ir contra su verdadera presa, rodaron entre la tierra entre gruñidos y palabras que le pedían parar cada vez más desesperado que no notaron aquello.

En su estupidez, en su intento por huir segundo se levantó dolido desde donde había caído, la sangre en su tobillo escurría como un rio sin fijarse donde pisaba resbalo piso el lodo de la tierra y sin poder evitarlo golpeo su cabeza contra una roca muriendo al instante.

El olor a sangre fresca estaba en el aire, en sus fauces por eso la chica no lo noto, fue cuando el silencio les envolvió que pararon, que vieron como aquel cuerpo no se movía frente a ellos, Lowell aprovecho la confusión de Jay para empujarle fuera de sí y caminar hasta el cuerpo muerto del chico, resoplo entonces aspirando el aroma a muerte de aquel infractor, de su presa, el deseo de devorarle fue nuevamente presente.

- Esta muerto – una segunda voz se alzó en el bosque Joanna les había seguido de cerca, quien al ver al chico tirado en el suelo junto al enorme lobo grito asustada – lo ha matado.

- No – Jay intento levantarse con algo de dolor, su abdomen parecía doler como el infierno pero eso no impidió que le hiciera frente – fue un accidente – repitió ante la mirada incrédula de Joanna – no es tu culpa Lowell – continuo pues pudo ver como aquellos ojos volvían a brillar dorado, como la humanidad en la bestia parecía aparecer nuevamente – ¡Lowell no! – grito pero ya era demasiado tarde, aquella bestia volvió a perderse en la locura y sus ojos sangraron a rojo para desaparecer entre el bosque, para huir.

***********************

En cuanto Lowell perdió el control, todo mundo se congelo en su lugar, todos menos Segundo que de un momento a otro salió corriendo del lugar seguido por el lobo y Jay, todos entonces al verlos desaparecer por el bosque empezaron a gritar y pedir ayuda, Joanna fue la única que los siguió sonriente por tener alguna oportunidad de ver caer al lobo el plan no había salido como ella esperaba pero este nuevo giro de acontecimientos prometía ser grande y si esta lograba matar al gemelo estúpido sería una ganancia para ella, su hermano en lugar de ir a auxiliarle se quedó ahí congelado, levanto entonces cuando la chica llamo su nombre y negó con la cabeza, el corrió al lado contrario, Tercero se escondió en su habitación con gran temor, él no quería seguir ese estúpido plan, no quería una venganza contra ninguno de ellos, al principio solo quería desquitar su ira, su rechazo por todo el mundo después simplemente seguía a su hermano, pero ahora, luego de comprender lo que significaba esta nueva oportunidad se había puesto en contra, pero nuevamente se había visto obligado.

Desde que había nacido, Segundo siempre fue el mejor, el hijo favorito de Gastón aquel que más era como él, mientras que Tercero solo fue la sombra de su hermano, siempre siguiéndole, siempre haciéndole segunda, siempre al final por eso esta vez, ahora que tenía oportunidad Tercero no miraría a su hermano, no le ayudaría y sobre todo no se inmiscuiría más en esta estúpida venganza, el de alguna forma sabía que su hermano moriría esa tarde y sin embargo no miro atrás.

Cuando los gritos se hicieron presentes aquellos jóvenes de inmediato se inquietaron, escucharon un rugido enorme que fue lo que hizo a Carlos levantarse y buscar a Mal entonces la multitud corría y uno de ellos apenas si logro soltar unas cuantas palabras, cosas como Lowell, lobo, Gastón Jr, y Jay fueron medio entendidas antes de que Carlos había empezado a correr en dirección contraria a la multitud, Mal ni siquiera dudo salió corriendo igual que Evie y Ben quien se limitó a agradecer al joven y salir detrás de sus amigos.

Cuando llegaron a donde aquellos dos jóvenes se encontraban Ben paro de golpe al mirar la escena, Carlos no se detuvo llego hasta donde estaba Jay quien aún se cernía sobre el cuerpo sin vida de Segundo.

- Esta muerto – murmuro Carlos y no era una pregunta si no una afirmación, Evie sorprendida llevo ambas manos a su boca para acallar un jadeo.

- Ella lo mato – Joanna de inmediato hablo - Lowell es una bestia salvaje no merece estar aquí – continuo mirando al Rey mientras señalaba el cuerpo del gemelo.

- Ella no lo mato Joanna – Jay de inmediato replico mirando a la joven con verdadero odio - Fui yo- continuo luego de unos minutos levantando la cabeza en alto retando a la chica a desmentirlo.

- Jay no – Mal leyó sus intenciones, la verdad en su rostro como un faro encendido, él la protegía - no hagas esto – continuo sonando cada vez más molesta, enojada de que fuera capaz de sacrificarse por esa chica.

- Ella no puede volver a la isla Mal – pero Jay estaba decidido, iba a protegerla, Lowell no resistiría más tiempo de esa isla, no ahora que había probado la libertad, estaba seguro que ella se quebraría si la regresaban, perdería la razón y sería imposible traerla de regreso - no es justo – respondió, no cuando ella había sufrido tanto, no cuando lo estaba haciendo tan bien, no cuando fue culpa de ese idiota que perdiera el control.

- Y que tu tomes la culpa lo es – gruño ella - tu padre va a matarte – señalo, no es que Mal odiara a Lowell de hecho su relación había mejorado bastante, sobre todo al ver todo el apoyo de la chica para Evie pero aun así sabia de lo que era capaz Jafar, sabia lo mucho que sus padres les odiaban luego de esa traición, regresar a la isla era una sentencia de muerte, porque si sus padres no les mataban toda protección que alguna vez tuvieron seria retirada y entonces toda la isla los cazarían, ellos no eran muy queridos.

- Estaré bien – se mantuvo firme, negándose a mirar a nadie más que Mal.

- ¿Cómo lo hiciste? – mientras todos miraban aquel argumento Ben se había dedicado a acercarse al cuerpo para revisarlo detenidamente y así aclararlo todo.

- ¿Ben? – Carlos lo miro dudoso, el rey no podía creer que Jay lo hizo ¿verdad?, por un instante sintió perder toda su esperanza pues aquél chico miraba a Jay totalmente serio, como si en cualquier momento dictara su sentencia.

- ¿Dime Jay como fue que murió segundo? – repitió ignorando a todos y cada uno de ellos, el llamado de Carlos, los jadeos de Evie y sobre todo la mirada acusadora de su novia.

- Yo... errr – pero Jay no podía pensar en algo rápido, no había tenido tiempo para llegar a una historia de respaldo por lo tanto dudo mirando el cuerpo inerte y los al rededores buscando armar una historia creíble.

- El resbalo y se golpeo tiene un enorme agujero en la cabeza fue una accidente Jay – Ben empezó antes de que tuviera tiempo de inventar algo - ninguno de los dos tuvo la culpa – sentencio.

- ¿Qué? Van a dejarla salirse con la suya, ella es culpable de su muerte – pero Joanna molesta gruño su descontento.

- Como tengo entendido segundo agredió a Lowell antes de que ella le atacara, es un lobo aprendiendo control por eso toma clases particulares ella solo se defendía – Mal realmente amaba a Ben aquel chico manejaba la situación con total calma, se limitó a señalar los hechos totalmente neutro aunque sabía que estaba abogando de parte de la loba.

- ¿Qué quieres decir? – pregunto ella solo para estar segura que ningún daño llegaría para Jay o Lowell.

- Cuando la policía vea esto dará su veredicto pero esto claramente es un accidente, no vamos a mandar a nadie a la isla por un lamentable accidente – termino mirando a Joanna que simplemente frunció la nariz molesta y se alejó resoplando entre maldiciones y cosas sobre como su hermano pediría justicia - Tenemos que encontrarla - cuando aquélla joven salió de su vista y sus pasos dejaron de oírse se dirigió de inmediato a sus amigos - si ella lastima a alguien no podre protegerle – termino con total seriedad mientras levantaba su teléfono para llamar a las autoridades.

La policía no tardó en llegar, acordonar la escena, levantar el cadáver del chico, que el rey hablara con ellos y luego de interrogar a Jay y los demás testigos estos se retiraron respondiendo que verificarían las pruebas pero para disgusto de Joanna todo parecía ser como Ben dijo un accidente causado por el Gemelo, Carlos se enteró entonces de la canción, el recordaba haber estado cantando con ellos la noche pasada y tras intentarlo más duramente lo recordó todo, el cantando a todo pulmón la estúpida canción sobre la muerte del lobo, Carlos se sintió enfermo y lleno de culpa, porque él fue uno de los detonantes para esto.

- Ella no va a regresar – murmuro bajito cubriendo su boca resistiendo las ganas de vomitar tras la impotencia del momento -no después de esto- una cálida mano entonces se posó en su espalda - yo no debía cantar eso – levantando la mirada se dio cuenta que era Jay, quien le miraba tranquilo y le dolió aún más, porque era su culpa que su novia se convirtiera en una bestia – tenías razón no debía juntarme con ellos.

- No es tu culpa Carlos – y él le seguía consolando, a él, el causante de más dolor en la vida de la loba, Jay era realmente genial, completamente maravilloso alguien totalmente inalcanzable para Carlos y aun cuando sabía que solo trataba de ser amable, que Jay solo le veía como un simple amigo Carlos no podía evitar caer cada vez más por el - ella va a volver – susurro no muy convenido de esas últimas palabras.

- Debe odiarme ahora – Carlos se negó a dejarse envolver por la comodidad que Jay le brindaba.

- Ella nunca te odiara – le sonrió pues veía como su adorable niño se mortificaba nuevamente por la culpa - le diste la cola de su padre y aun así salto al lago a salvarte – recordó, porque era verdad, porque si algo había aprendido durante todo el tiempo con la chica fue que ella aun amaba a Carlos, que su mirada siempre seguía al niño pero sobre todo que ella lo miraba con gran anhelo como si fuese el tesoro más grande del mundo, Lowell miraba a Carlos como seguramente él lo hacía, como si fuera lo mejor en sus vidas y realmente lo era.

- El abrigo – lo ojos de Carlos se abrieron ante la realización - el abrigo de mi madre, la cabeza de su padre Jay, Gastón los tiene si los traemos ella tal vez – hablo con rapidez, porque aquello no parecía tener sentido, no había lógica en su idea, pero Lowell había estado por mucho tiempo atormentada, lo había odiado pero luego de entregar la colita de darle algo de su padre al fin había empezado a sanar, tal vez ella solo necesitaba cerrar aquel circulo de dolor- Tal vez al fin encuentre paz – termino aferrándose a Jay mirándole directamente a los ojos con total esperanza.

- No vas a ir a la isla de los perdidos – Mal de inmediato se materializo a su lado rompiendo con aquél momento de miradas entre los chicos - al menos no solo – suspiro cuando vio que aquellos se preparaban para rebatir con algún estúpido argumento.

- ¿Ni siquiera sabemos dónde está? – Pero Jay de inmediato recordó otro erro en su plan.

- A ver – murmuro Evie apareciendo igualmente de la nada mientras revisaba en su espejo - en esa dirección – señalo alternando su mirada en el espejo y el bosque - ¿a dónde diablos se dirige? – frunció la nariz confundida pues su espejo solo mostraba un largo sendero de árboles por donde corría aquel enorme lobo carmín.

- A la cabaña de su padre – Ben se había acercado a Evie para mirar el espejo - Carlos ve a la cabaña con Evie, nosotros iremos a la isla – empezó a ordenar, mientras levantaba otra vez su teléfono para disponerse a llamar a sus guardias.

- No – se negó el pequeño - mi madre jamás les entregara su preciada piel.

- ¿Y a ti si? - Mal bufo ante las palabras de Carlos -Además no es como si Gastón te entregara de buena gana la cabeza.

- Entonces lo obligaremos- gruño Ben sorprendiendo Mal por primera vez – iremos por ellos, Jay tu ve por Lowell asegúrate de que llegue a salvo – ordeno antes de poner su atención en aquella llamada tan importante.

- ¿Y cómo voy a dar con ella? – Jay estaba al borde con el plan, no es que quería que Carlos fuera a un lugar tan peligroso pero la preocupación por Lowell era igual de grande, decidió entonces ir por la chica, Carlos estaría bien, él era fuerte además Ben y los demás estarían con él y seguramente un montón de guardias por lo que escuchaba, se cruzó de brazos esperando una respuesta, Evie miro el espejo en sus manos pero sabía que no funcionaría con Jay, Mal mordió su uña molesta pero Ben se limitó a sonreír y murmurar un "trae mi espejo" antes de cortar la llamada.

Casi media hora más tarde una limosina se detuvo frente a la entrada de la escuela, donde aquellos chicos ya estaban esperando impacientes, detrás de ellos una camioneta repleta de guardias armados les seguía, Ben entonces tomo sus llaves y le entrego el espejo que fue dado por su chofer a Jay.

- Ten – murmuro - es el espejo mágico de mi padre te ayudara a llegar a ella – explico notando la sorpresa en la cara de Jay - usa mi moto y Jay – en cuento las palabras salieron de su boca aquel joven no perdió el tiempo y se trepo en motoneta - mantenla a salvo – termino recibiendo un asentimiento de cabeza.

Mientras Jay se alejaba por el camino Ben guio a los demás al interior de la limosina, cada uno de ellos totalmente perdidos en los sucesos que acontecían, Carlos pensando entre cómo enfrentar a su madre miraba por la ventana, Mal dudosa de regresar luego de ser los traidores, Ben aun buscando la manera en que informaría esto a su padre al regresar y Evie... bueno ella solo estaba preocupada por su querida amiga mientras jugaba con la orilla de su chaleco, ella olvido que era uno de esos días en los que solo era un chico, su madre estaría furiosa.

******************************

La limosina no tardo en entrar por la barrera, las cabezas de los habitantes de inmediato giraron a mirarla, algunos ya acostumbrados porque cada ciertas semanas una nueva limosina recogía nuevos niños, algunos extrañados pues no la esperaban de regreso tan pronto, aquella limosina se detuvo de pronto frente a lo que era el castillo de las ofertas, donde por primera vez llego para recoger a quienes cambiarían el destino de muchos de ellos.

Cuatro chicos bajaron de esta, cuatro jóvenes acompañados mientras la puerta era abierta por el chofer, algunos se acercaron por curiosidad, otros simplemente la ignoraron por miedo pues en un instante una camioneta ha llego donde varios hombres armados bajaron apuntando en todas direcciones acordonando el perímetro, la última vez que esos hombres vinieron estaban de cacería, la última vez que alguien armado entro en la isla había sido por un lobo rabioso.

- Su majestad debe esperar la isla no es segura – gruño uno de los guardias acercándose de inmediato al Rey que solo le alejo para caminar al castillo donde sabía que aquellos tres cómplices de maléfica seguían usándola como base.

- Reina Grimhilde– llamo cuando al fin encontró a la mujer tratando de sonar totalmente calmado.

- Pero si es el gran Rey Ben – aquella mujer saludo haciendo una reverencia burlona - ¿a qué debemos el honor de su visita?

- Traed a Gastón en mi presencia, hay asuntos que debemos discutir – ignorando su tono Ben se limitó a mirarla y ordenar totalmente serio - y a Cruella.

- Por supuesto su majestad – asintió con falsa cortesía - Jafar anda – trono los dedos para llamar la atención del hombre que resoplando salió del lugar para buscar a dichas personas – Evie – sonrió al notar la cabellera azul que sobre salía detrás del rey, mas su sonrisa pronto decayó - ¿Qué diablos has hecho niña tonta? –gruño acerándose a la joven que llena de pánico se aferró a la mano de Carlos.

- Si pone una mano encima de ella será lo último que haga – Mal de inmediato salió detrás de todos, pues había quedado atrás entre los recuerdo de lo que había sido su hogar por años, parándose frente a la chica para interponerse entre su madre.

- ¿Mal querida como está tu madre? – se burló ella con aquella sonrisa tan falsa que le daba a Maléfica.

- En una pecera junto a mi cama – devolvió aquella sonrisa en una amenaza clara - tal vez gustaría en visitarle.

- Veo que has descarriado tu camino mi niña – La reina regreso la mirada a su hija, aquella que ahora vestía ropas de chico y quien parecía totalmente perdida.

- Nunca me eh sentido mejor – pero Evie no se dejó intimidar, recobro la compostura de inmediato y miro a la mujer que le dio la vida para defenderse por sí sola, ella levanto la barbilla y por pinera vez se puso para defenderse – Madre – soltó mirándole fijamente, sin ninguna pisca de afecto pero tampoco resentimiento, su voz sonaba completamente vacía de ninguna emoción aquello era mil veces más atemorizante porque por primera vez la reina malvada vio cómo su hija, como aquella niña que mantenía controlada no sentía nada por ella, ni siquiera odio mucho menos amor.

Y aquella guerra de miradas podía seguir por toda la tarde, por toda la vida si no fuera por aquel grito que siguió de las escales, la mano que sostenía la de Evie se tensó entonces, detrás de ella Carlos se estremeció al reconocer aquella voz, aquellos pasos que subían las escaleras hasta donde estaban, aquel niño parecía entrar en pánico en cualquier momento.

- Carlos niño ingrato donde está mi cachorro- la mujer pidió nada mas de ver a su hijo totalmente osca -vas a lavar pisos por esto – amenazo acercándose a él levantando una mano, dispuesta a tomarle para arrastrarle a casa.

- Aléjate de el - Evie vio sus intenciones, ignoro a su propia madre para defenderá aquel que veía como un hermano pequeño, ella dio un manotazo para evitar que ella siquiera lo tocase.

- Madre – Hablo el niño armándose de valor, porque si Evie podía hacerlo el también -no eh venido aquí para escuchar tonterías, quiero el abrigo madre – se paró firme ante la mujer que tanto amaba pero nunca le amo - eh venido por el abrigo del lobo – sentencio y aquello no era aún petición, Carlos estaba decidido, era todo lo que podía hacer por ella, por Lowell un vago intento de redención que tomaría aun que le costara pelear con su madre por esa piel.

- Escucha bien maldito ingrato si crees que puedes tomar uno de mis bebes y – la ira en Cruella hirvió, la rabia lleno su cabeza llenándola de furia para arremeter contra el niño acercándose en un intento de golpearle.

- Creo que Evie fue muy clara – Mal la detuvo, tomo su mano para evitar el golpe que seguramente daría contra la piel del menor y la empujo sin delicadeza alguna - no se acerque más.

- Tu madre estaría muy orgullosa pequeña arpilla – escupió la mujer mirando con verdadero odio a la pequeña granuja.

- Le agradecería si no le falta el respeto a la futura reina de Auradon – Ben no había querido intervenir, no en ese drama familiar, sabía muy bien que ellos tenían que afrontarlo, lo supieron cuando decidieron venir hasta aquí, era algo que necesitaban por eso callo, espero el momento justo pero cuando Cruella insulto a Mal no pudo quedarse más callado, por eso hablo sorprendiéndole a todos, por eso afirmo el poder de su novia frente a esas personas, frente a sus guardias que seguramente pasarían el reporte a su padre, pero eso le importo muy poco cuando el objetivo se cumplió, ver como aquellas dos mujeres sorprendidas callaban.

- El abrigo madre – pidió nuevamente el niño sin mirar a nadie más pero sintiendo todo el apoyo de sus amigos.

- No sé de lo que hablas – se hizo la desentendida manoteando en el aire dándole la espalda y caminar por la habitación.

- Evie –llamo a la chica tras ver a su madre ignorarle – acompañe a traer el abrigo – soltó de repente causando la sorpresa de la mujer – se dónde está – y sin esperar más se dirigió en dirección a su casa, la chica se limitó a asentir miro a Mal por última vez y se alejó sin mirar a su madre.

- Que uno de los guardias les acompañen – ordeno Ben tras verlos salir de la habitación poniéndose en frente cuando la loca mujer intento seguirlos seguramente para evitar que tomaran su preciada piel, y el guardia asintió a las órdenes de su monarca saliendo en busca de los chicos, otro más tomo su lugar custodiando la entrada dejando pasar a los hombres que solo había visto salir a los niños en silencio.

- Rey Ben ¿qué es lo que puedo hacer por usted? – saludo con verdadera hipocresía el viejo cazador mostrando su sonrisa.

- Quiero la cabeza del gran lobo feroz – dijo simplemente, con voz plana libre de cualquier emoción.

- No puedo entregar eso, es mi más grande trofeo –dramatizo el hombre haciendo que Mal rodara los ojos de fastidio - aunque tal podríamos llegar a un acuerdo – Gastón continuo luego de unos momentos deseoso de poder conseguir algo a cambio.

- Qué te parece esto- Mal tomo la palabra antes de que Ben hiciera algo estúpido como ceder al villano - tu nos das el trofeo y yo no te arranco la piel – amenazo mostrando sus brillantes ojos verdes que brillaban con más intensidad ahora que su magia estaba liberada.

- Tu madre ya no está aquí para protegerte niña –estúpidamente aquél hombre sonrió a la niña, creyendo tontamente que estaba a salvo.

- Adivina a quien tienes que agradecer – ella no retrocedió, miro al hombre frente a sí y se mantuvo firme - el trofeo – dijo lentamente – ahora –término en una orden directa.

- Sera mejor que lo entregues –y antes de que Gastón pudiera decir algo más, Ben se acercó a su novia posando una mano en su hombro apoyándola.

Todos se quedaron callados entonces Ben se mantuvo detrás de ella, aceptando su decidió como verdad absoluta, todos los adultos en la habitación callaron comprendiendo aquel mensaje, incluso los guardias no podían creer lo sucedido, porque ahí en ese preciso momento ese no era Ben, ese era el Rey de Auradon confiando, otorgando y afirmando toda la autoridad a esa chica, a la futura reina, incluso Cruella tuvo miedo al ver como efectivamente Mal había logrado lo que ninguno de ellos había hecho apoderarse de un reino sin usar la fuerza, pues estaban seguros que incluso ahora sin ser reina sus órdenes era ley para el Rey.

A Gastón no le quedó otra más que entregar su amado trofeo, Evie y Carlos llegaron justo después que el cazador entregara el objeto en las manos de Ben, Cruella casi se abalanza sobre el niño cuyas manos mantenían su preciado abrigo más la reina le detuvo con firmeza, Evie lanzo una última mirada a su madre una súplica de ser aceptada por ella, pero esta simplemente desvió su mirada una clara señal, un mensaje simple, Evie estaba segura que su madre no recibiría ninguna de sus llamadas nunca más.

Ellos salieron de ahí con más dolor en su corazón que con el que entraron, Evie sabiendo que su madre la desconocía aborreciéndola, Carlos reafirmando de una vez por todas que Cruella nunca lo amo, Mal sabiendo que Ben le había entregado más responsabilidades a privilegios al reconocerla de aquella forma y Ben, el Rey adolecente se lamentaba una vez más por toda la pobreza y sufrimiento en la cárcel que su padre creo.

Cruella hirvió en ira al verse desafiada por su pequeño mocoso, la reina Malvada miro partir a su pequeña niña convertida en un muchacho inútil, Jafar se preguntó vagamente el paradero de Jay llamándole un cobarde por no ir a enfrentarle, y Gastón él se lamentó perder algo tan importante como ese trofeo, ni siquiera pensó en sus hijos ni una sola vez.

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Aquella cabaña en medio del bosque era definitivamente inaccesible para cualquiera que no la buscaba, totalmente oculta al camino, Jay había tenido que abandonar la motoneta de Ben cuando el camino se hizo demasiado difícil para transitar en dos ruedas, con el espejo aferrado a su mano y la mirada entre el camino y el espejo atravesó el bosque, se aseguró de abrir el camino en espera de los demás, Jay llego entonces a la cabaña del gran lobo feroz, entre enormes arboles espinosos de cientos de años una pequeña cabaña se alzaba, totalmente deteriorada se mantenía en pie por alguna clase de fuerza extraña, entro entonces guardando el espejo sabiendo que no lo necesitaría más, camino suavemente dentro de la casita para evitar asustar al enorme lobo que enroscado de inmediato le hizo frente.

Y un gruido salió de su garganta, los filados dientes en una clara advertencia fueron mostrados al árabe, el enorme lobo carmín le miraba con los ojos inyectados en sangre advirtiéndole no dar un paso más.

Él lo dio, un paso, dos pasos, tres pasos hasta quedar frente a la bestia confundida que aun gruñía, pero aquel chico no tenía miedo, no había nada que pudiera hacerle huir en ese momento no cuando tenía que ayudar a una amiga.

- Está bien Lowell – llamo Jay manteniéndose firme – no tienes por qué seguir huyendo – insistió mientras los gruñidos poco a poco iban incrementándose – todo está bien, nadie está molesto – continuo alejándose un paso cuando el lobo lanzo un bocado al aire en su dirección – esta no eres tu... vuelve – Jay volvió a retomar el paso perdido cuando los ojos de la loba se tornaron dorados nuevamente – te necesitamos... Carlos te necesita, yo te necesito – y ante esto aquel lobo dejo de gruñir, el recuerdo de su querido hermano trajo la razón a ella – buena chica – susurro cuando al fin pudo acercarse a la joven sin que este retrocediera – eres un lobo completo al fin – acarició su cabeza con suavidad – el gran lobo feroz estaría orgulloso – termino viendo con asombro como aquella gran bestia se encogía como el pelaje parecía retraerse y aquella gran bestia cambiaba de forma.

- Velkan – susurro en un gemido arrodillada en el suelo desde donde Jay la miraba, tomo entonces cualquier cosa que pudiera cubrirle encontrando una capa roja un poco empolvada- el nombre de mi padre era Velkan – susurro bajito abrazando aquella vieja capa roja para cubrir su desnudes – el de mi madre era Szkarlat... les he decepcionado – pequeñas lagrimas comenzaron a bajar por sus mejillas – me eh convertido en un monstruo Jay.

- No, no lo eres – el árabe se acercó entonces acariciando con suavidad sus cabellos para no asustarla.

- Mate a un hombre – murmuro ella acercándose más al chico buscando confort - mate a un inocente – repitió cerrando los ojos.

- Gastón segundo no era un inocente - el consuelo de Jay no parecía funcionar - y tú no le mataste, el resbalo y se golpeó – afirmo levantando la barbilla de la chica para limpiar las lágrimas con sus dedos con mucha suavidad- definitivamente tú no eres un monstruo – le sonrió acercándole más a su cuerpo en un abrazo - de lo contrario yo también sería uno.

Y aquella chica sintiéndose segura entonces se aferró al cuerpo de aquel que le abrazo con fuerza llorando hasta que sus ojos parecían secos, ahogando gemidos en la chaqueta del chico que se limitó a abrazarla con ternura sin importarle la humedad de sus lágrimas o lo destrozada que quedaría su ropa tras ser estrujada por la loba, horas más tarde escucharon un llamado desde afuera de la cabaña, Carlos le llamaba con preocupación.

Cuando ambos jóvenes salieron no esperaban encontrarse con aquello, Carlos empujo a sus pies como una ofrenda aquel trofeo, la cabeza cercenada de su padre estaba frente a ella, cayó de rodillas una vez más para abrazar con fuerza aquel pelaje oscuro, soltó nuevamente otro gemido de dolor y cuando levanto la vista vio como Carlos colocaba sobre ella aquel abrigo, la piel de su padre.

Se quedó ahí aferrándose a el recuerdo de su pasado llorando, fue entonces que un aullido cruzo el bosque, un aullido lleno de soledad y dolor, uno que llamaba a la familia perdida, Carlos se arrodillo con ella colocando su mano en su hombro para llamar su atención, entonces él de igual manera aulló al cielo acompañándole.

Dos pequeños aullidos resonaron esta vez, dos voces en luto por un padre perdido el tercer aullido llego como sorpresa pues Jay detrás de ella imito casi a la perfección aquél sonido, el cuarto y quinto de igual manera le confundió pues aquellas dos chicas no tenían idea de lo que hacían, en cuanto aquel rey soltó el aullido más desastroso que jamás oyó no pudo evitar sonreír, por ahí estaba lo que siempre busco, su pequeña familia en la casa de su padre.

La tarde llego a su fin y la noche trajo consigo seis aullidos nuevos, solo uno se quedó hasta ya entrada la noche, casi hasta desgarrarse la garganta, el único hecho por un lobo real.

Pasaron la noche en aquella cabaña, el polvo fue un poco problemático y la obvia falta de camas, Mal y Evie se adueñaron de la única del lugar, una pequeña hecha de pieles de animales y mantas viejas, Ben tomo el enorme sillón hecho de madera aquel donde su padre solía sentarse luego de un largo día desde donde le contaba historia que atenta escuchaba, Jay se dejó caer junto a la chimenea donde las brasas aseguraban al menos un par de horas más, él árabe se limitó a enrollar una piel y ponerla bajo su cabeza para después tirar a Carlos contra él y cubrirle con su cuerpo, Lowell se acercó a mitad de la noche, la piel de su padre aun colgaba de sus hombros y tras una suave sonrisa de parte de Carlos este abrió los brazos para recibirle.

Lowell se durmió ahí acurrada en su segundo lugar favorito, con la nariz enterrada en el cuello de Carlos y el aroma fantasmal de su padre que le cobijaba pronto el brazo de Jay se estiro lo suficiente para sostenerla de igual manera y ahí entre tantos aromas mesclados, entre los recuerdos del pasado y los nuevos aquella pequeña niña dejo de sentirse perdida, al fin después de tantos años ella se sintió en un hogar.

A la mañana siguiente devoraron las frutas silvestres de su alrededor, ella les llevo a la pequeña colina donde debajo de una jacaranda yacía una piedra, la tumba de su madre, ella les presento a todos ante la tumba de su madre aquella que solo tenía una enorme piedra tallada a mano con el nombre impronunciable. Jay y Ben cavaron entonces una nueva tumba justo a su lado no tan profunda y sin esperar indicaciones, aquellos dos chicos simplemente se limitaron a cavar con ayuda de las pocas herramientas que encontraron en la cabaña, cuando hubieron terminaron y buscaron a Lowell ella y Carlos había desaparecido.

Fue Evie quien les encontró en el prado que la noche anterior había mencionado entre las bellas flores aquellos dos niños tejían pequeñas coronas de flores, cuando aquella princesa quiso llamarles Mal se limitó a detenerla y mirar con una pequeña sonrisa en su dirección, vieron entonces a Lowell levantar una corona de margaritas y colocarla suavemente en la cabeza de Carlos quien a su vez hizo lo mismo con su propia corona, aquellos chicos se miraron entonces un segundo, tal vez más tiempo nadie contaba para entonces acercar sus frentes y murmurar con los ojos cerrados lo mucho que se extrañaban, cuando les vieron levantarse tomados de la mano supieron entonces que todo estaría bien.

Otra corona fuertemente agarrada en la mano de la chica llevo con ella, a su vez Carlos tomo un enorme ramo de flores silvestres, de miles de colores, fue el ramo más hermoso que nunca habían visto sus ojos, caminaron hasta la colina donde Jay y Ben le esperaban, fue el árabe quien le entrego la piel y Ben sostenía la enorme cabeza, Lowell agradeció en silencio aquello dejo en manos de Carlos la otra corona y con mucho cuidado dejo caer la cabeza en la tumba no sin antes besar su frente tras soltar un pequeño gruñido, Carlos hizo algo parecido el simplemente descanso su frente en el pelaje oscuro mientras murmuraba un suave lamento, el perdón que tanto había anhelado, le siguió la piel aquella que se acomodó con cuidado a un lado de la cabeza del gran lobo, ella se negó a dejar ir la colita como a derramar lágrimas mientras Jay la cubría con tierra, se aferró a la mano de Carlos al ver desaparecer a su padre en el agujero y cuando este se cubrió coloco la corona de hermosas flores rojas las favoritas de su padre en la enorme piedra donde con sus garras grabo el nombre del gran lobo feroz.

- Lo logramos – murmuro la chica tras colocar la corona de flores - salimos padre – continuo frente a la tumba - estamos en casa, juntos – termino para apretar con fuerza la mano de Carlos quien regreso el gesto de inmediato.

- Esta vez lo hare mejor – de inmediato Carlos coloco una de las flores de su ramo sobre la tierra suelta del montículo– gracias por darme una familia – suspiro entonces temblando tal vez un poco – voy a protegerla – sonrió – padre – y Lowell dejo caer entonces su cabeza en el hombro del niño tras escuchar aquello, se dejó envolver por la comodidad de su hermano de manada uno que había perdido hace muchos años.

Se quedaron en silencio un largo rato las chicas también dejaron un regalo cada una de ellas, Evie colgó su pulsera de cuencas brillantes en la punta de la roca asegurándola, Mal un rollo bien amarrado atorado entre la corona y la roca un dibujo del gran lobo feroz, aquel logo que usaba Lowell en su ropa todo el tiempo, Ben con su voz de monarca entrego el perdón real al lobo y toda su descendencia así como una disculpa oficial, Jay por su parte desenrosco de su brazo una cinta era pequeña y delgada nadie sabía para que la usaba pero aquel joven se limitó amarrarla juntando todas y cada una de los regalos de los demás junto a una promesa "voy a protegerlos" murmuro asegurándole que no les dejaría nunca solos.

El enorme ramo de Carlos aquel que fue armado junto a Lowell fue colocado sobre la tumba de su madre antes de despedirse. Ben entonces miro a la chica aquella que estaba a punto de subir a la limosina envuelta en la capa carmesí de su madre y con voz tranquila le aseguro que no necesitaba volver, que la cabaña era suya, así como las tierras siempre lo fueron y de haberse negado al inicio igual se las hubiera dado porque siempre pertenecieron al guardián de aquel bosque, al gran lobo feroz.

Lowell le miro confundida, observo el interior de la limosina, el camino delante de ellos y miro de nuevo al bosque donde la casita se mantenía oculta, dudo un momento solo un segundo miro a Carlos quien esta vez solo asintió con su cabeza quien le animaba a ser libre, mas antes de que el niño pudiera soltarle ella se aferró a su mano con fuerza, Lowell quería ir, sentía como el bosque le llamaba pero al fin después de tanto tiempo había recuperado a su familia, que aquel deseo por correr libre podía esperar un poco más.

Ellos no soltaron sus manos, no lo hicieron durante todo el viaje de regreso a la escuela, aunque Lowell no le interesaba estudiar nunca dudo en regresar, ella nunca quiso aquella casita realmente, siempre soñó con salir y conocer el mundo pero el deseo de conseguir algo de su padre, una cosa que le recordara a su familia le hacía desear tanto aquel lugar.

Ahora sin embargo se sentía libre, no había odio o dolor en su corazón, no más necesidad de aquél hogar, porque eso que tanto busco se encontraba justo al otro lado de sus dedos, Carlos De Vil el niño que dejo entrar hace muchos años ahora le daba una nueva familia y ella nunca se sintió más agradecida.

Ella conservo la capa roja de su madre y la colita de su padre, eso fue lo único que se negó a dejar atrás.

**************

Ellos regresaron al final la rutina regreso entonces, Lowell seguía murmurando molesta por tener que hacer piruetas tontas durante las prácticas para el torneo de animadoras, Jay y Carlos comenzaron a hablarse nuevamente, los toques ocasionales estaban de vuelta, incluso Mal bromeaba con la joven loba, todo se llevaban bien, totalmente como una verdadera familia, o manada según lo que la chica los llamaba.

Entonces mentiras Carlos caía al suelo por que la joven chica saltaba sobre el riéndolo lo noto esa niña traía de vuelta la antigua comodidad de una familia perdida, ella simplemente abrazo a Carlos aferrándose al niño, enterrando la nariz en su cuello y aspirando aquel aroma tan único, algo en su interior se contrajo, Jay no podía decir bien que era porque parecía doler cuando Lowell era tan íntima con alguien más, con Carlos.

Fue como un balde de agua fría la verdad que cayó sobre él.

No era por Lowell por lo que su interior se retorcía, no era por la chica por lo que su posesividad se activaba, no era por ella por quien la molestia y dolor se esparcía por todo el cuerpo, no, era por Carlos, por aquel niño que reía y sonreía mucho más brillante de lo que nunca lo vio, por ese niño que también enterraba la nariz en la garganta de Lowell y aspiraba su aroma con fuerza, por aquel cuyas manos se colaban debajo de la sudadera de la chica para tocar la piel caliente de ella, por aquel que parecía totalmente feliz de tener a la chica en sus brazos.

Lo que Jay no sabía es que lo lobos son criaturas tácticas y que con aquellos toques, con aquella cercanía dos pequeños hermanos que estuvieron separados por años se daban comodidad, en su cabeza Jay se dio cuenta de algo mucho más importante de la razón por la que Carlos era tan necesario en su vida.

Él estaba enamorado del niño cuyos ojos llenos de amor solo parecían ser para la loba.

Por su parte Carlos no perdió de vista el ceño fruncido, la mirada totalmente molesta de Jay al tocar a la chica, Carlos sintió miedo por primera vez de Jay, pues creyó erróneamente que el chico estaba molesto por tocar de aquella manera a la que él creía era su novia.

Y ambos jóvenes se amaban sin saberlo siendo demasiado estúpidos para verlo.

Notas

La canción del lobo feroz la invente, lo sé apesto pero que se le puede hacer, Evie al fin enfrenta a su madre mostrándose como ella es, a la reina no le gusta esto, puede que aquí Ben sea muy buena gente, dulce y tierno pero definitivamente dejara hacer lo que sea a Mal así no sea correcto, este joven la ama tanto que mirara a otro lado mientras ella le arrancaba la piel a Gastón, la ha llamado su reina por primera vez, le ha dado autoridad frente a la isla esto es simplemente grande.

Gastón segundo murió no me caía bien e intento violar a Carlos solo para fastidiar a Jay es un idiota, no podía dejar que Lowell lo matara o ella definitivamente tendría que ir a la isla, aun cuando se lo merezca ella cometió un crimen y Ben tendría que hacer justicia, Gastón tercero el es un cobarde o mejor dicho es muy listo prefiere tomar la oportunidad que se les presenta y empezar de nuevo, por otra parte Joanna no parece querer dejar pasar esto.

No sé si recuerden que comente la idea original de esta historia donde Lowell era chico y el y Jay se enamoraban, bueno ellos se separaban porque Lowell si mataba a segundo y Ben lo enviaba a la isla, Jay pedía a Ben la casita del lobo y la reparaba dejando la escuela al final no era suficiente para él y Carlos veía su dolor pero no sabía cómo ayudarle así que el convence a Mal que le pide a Ben llevar a Jay a la isla donde se reencuentra con Lowell pero este lo aleja, al final y como la barrera sigue quebrada, nunca la arreglaron porque Lowell se convierte en el intimidante lobo que ataca a cualquiera que intente escapar, el pierde el control cuando ve a Jay y lo mata, Lowell llora, Carlos lo abraza y Ben le permite regresar a Auradon donde ve la casita reconstruida que Jay había hecho, se siente más culpable y termina viviendo solo recluido en el bosque auto castigándose en busca de perdón, esa era la historia original.

Velkan: Nombre de origen eslavo que significa lobo valiente, alguien respondió a una de mis suplicas por ayuda y me dio un montón de nombres para el lobo feroz, este es el que más me gusta, lo cual es irónico para quien es considerado un traidor cobarde por los habitantes de la isla.

La casita del lobo al fin le pertenece así como el bosque, que es más bien como una reserva que propiedad la cual debe cuidar y sin embargo Lowell decide regresar a la escuela, eso dice mucho de ella, lamentablemente aun hay cosas que debe aprender.

Ella ve como su manada a Carlos el lobo feroz lo acepto así que oficialmente lo es, Jay llego poco a poco puede que ella pasara momento traumáticos con el pero sin embargo fue Jay quien le ayudo a superar parte de esa ansiedad y confusión al descubrir que era asexual, además de que sigue sintiéndose protegida con él, tanto Evie como Mal empujaron su lugar debido a que estas estuvieron desde el principio, ella rivaliza con Mal pero Evie es muy diferente es el lado materno y amoroso que le falto además son parte de la manada de Carlos y Jay así que entran automáticamente, y Ben bueno el es el alfa del lugar sin embargo en lugar de ordenar y darse a temer Ben se gano su confianza y dio su completo apoyo, Ben se convirtió en la figura de autoridad de gran respeto para Lowell, se que falta Lonnie pero aun cuando ella es su auto nombrada mejor amiga tanto ella como los príncipes ósea Chad y Audrey no tienen la capacidad emocional para que ella se identifique con ellos, son sus amigos si, y los protegería con su vida pero aun no están dentro de la manada... y dije aun, Ethan es otro problema que abordaremos mas tarde.

La casita del lobo esta en la multimedia.

Una galleta???

Un chocolate???

Den señales de vida!!!!!!!!!

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