Suspirando sonoramente, Guren se dirigió a su hogar, en el que el par de tontos que más amaba le esperaban, y donde tendría una recompensa por ser un padre tan bueno; una recompensa tanto de su esposo, como una de su hijo.

Caminó unos diez minutos desde la escuela de su hijo -que no quedaba tan lejos-, así que llegó a su casa pronto; tranquilamente, abrió la puerta con sus llaves, y seguido, tras anunciarse, se oyeron pasos presurosos que acercándose a él.

-¡Papá! -gritó Yuuichirou saliendo de quien sabe donde y corriendo hacia él.

-¡Guren! -vociferó Shinya detrás de su hijito, trotando.

El azabache mayor se agachó un poco y abrió los brazos para recibir en un abrazo al pequeño moreno que le había brincado encima.

-¡Te gané, mamá! -presumió el pequeño azabache mientras abrazaba el cuello de su padre.

El ojizafiro hizo un puchero y se cruzó de brazos, supuestamente molesto; el ojiamatista se acercó a él aún cargando a su hijo.

-Calma, Shinya, hay suficiente de mí para ambos -le susurró cerca de la oreja; el aludido se sonrojó.

Guren sonrió y finalmente abrazó a su esposo, el cual enredó sus brazos en el cuello ajeno y le regaló un piquito en los labios; Yuu se quejó de que lo aplastaban.

-Muy bien, vamos, el almuerzo está listo -rió el albino jalando de la mano al azabache mayor.

Ya estando los tres en la cocina, los dos azabaches se sentaron a la mesa, mientras que el ojizafiro se encargaba de servirles la comida.

-¿Cómo te fue en la reunión, papá? -inquirió el menor de la habitación.

-Los tres mocosos estarán suspendidos mañana, y harán la limpieza un mes, creo que eso dijeron -informó Guren fingiendo no haber prestado atención-. Y dijeron que ellos te debían una disculpa, enano.

-¿Tres? -preguntó Shinya mirando extrañado a su marido con confusión.

-Sé que Makoto debe ser uno de los castigados, pero, ¿quiénes eran los otros? -indagó el infante también confundido.

-No sé, creo que uno de ellos fue suspedido por defenderte y el otro por burlarse de ti cuando tuviste que volver a casa -mencionó el ojiamatista.

-¿Lo defendió? -dijo el albino crédulo mientras ponía los platos en la mesa-. Entonces creo que deberías tratar de hablar con ese niño cuando sepas quién es, Yuu.

-Sí... -contestó el más bajo, dudoso.

Zanjando el tema por el momento, Shinya también se sentó a la mesa junto a su esposo e hijo y los tres empezaron a comer a la par que charlaban sobre diversos temas, desde la fecha en que harían el mercado la próxima vez, hasta burlarse del azabache más alto porque no sabía pronunciar correctamente el nombre del gato de la casa.

[...]

-Estamos en casa -anunció Krul por su hijo y por ella entrando y cerrando la puerta.

-Bienvenidos -respondió Urd desde algún lugar de la enorme casa.

-Mamá, lo siento... -susurró con pena por tercera vez Mika.

La pelirrosa lo ignoró, haciéndole saber lo enojada que estaba con él, y con actitud indiferente, se quitó los zapatos y caminó a la sala, en donde encendió el televisor para verlo sin prestar verdadera atención.

-¿Qué tal la reunión? -preguntó el rubio mayor una vez llegó a la sala de estar.

-Pregúntale a tu hijo -rezongó la ojirubí.

-Mikaela, ven aquí -pidió Urd rodando los ojos por la actitud de su esposa y caminando al sofá; el aludido se acercó un poco temeroso.

El patriarca lo jaló de la mano e hizo que se sentara junto a él, luego le revolvió el cabello gentilmente para tratar que se calmara y le contara lo sucedido con más tranquilidad.

-¿Qué pasó en la reunión? -preguntó el mayor de la sala, de nuevo.

-M-Me suspendieron... -logró decir el infante, asustado aún.

-¿Y? ¿por cuánto tiempo?

-S-Solo mañana -susurró.

-¿Por qué te suspendieron? -inquirió siendo paciente.

-P-Porque me metí en una pelea...

-¿Y por qué peleaste? -el ojirubí frotó el puente de su nariz con desgano, controlando su cansancio para poder hablar con su hijo.

-D-Defendí a un niño -soltó a punto de llorar el ojizafiro-, ellos se burlaban y yo no quise quedarme sin hacer nada.

-No llores -ordenó Urd sabiendo que su hijo soltaría lágrimas por el tono de su voz-. ¿Y tu mamá está molesta porque...?

-Porque se metió en una pelea, Urd -contestó esta vez la pelirrosa-. ¡En una pelea! ¡yo no estoy criando a un vándalo!

-Cálmate, Krul -le pidió el mayor enarcando a una ceja al verla sobreactuar-. No puedes culparlo por defender a alguien, es un buen niño, hizo lo correcto, y seguramente lleva pidiéndote perdón desde que salieron de la escuela.

Y así era, la primera vez fue cuando salieron de la reunión, la segunda cuando salieron de la escuela, y la tercera, al llegar a casa; Krul suspiró molestándose por tener que darle la razón a su esposo y se levantó del sillón para acercarse a su hijo y acariciarle levemente una mejilla.

-Está bien, te perdono, solo por esta vez -le dijo aún seria-. No vuelvas a meterte en problemas, fue lindo que defendieras a un niño, pero no exageres.

-Sí, mamá, no lo vuelvo a hacer -aseguró el menor abrazando a su progenitora.

Ella suspiró correspondiendo el abrazo, luego les preguntó si tenían hambre, a lo qur ellos afirmaron y terminaron pidiendo comida a domicilio.

[...]

-Entonces... ¿mañana tengo que ir a la escuela? -preguntó dudoso Yuu.

-Por supuesto que sí, cariño -contestó Shinya firme y dulcemente.

-No puedes faltar, luego te atrasas -explicó el ojiamatista mientras ponía los platos en el fregadero.

-No quiero ir, por favor... -rogó el más bajo.

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Ay, las relaciones de ambos con sus familias :3

Lamento haber desaparecido y no haber actualizado esta historia, but, ya salí de vacaciones y tengo tiempo ahora uwu

Espero les haya gustado

Bye!