Capítulo 21
Todo se le vino a la mente cuando la vio caminar junto a él. Ella no se había dado cuenta que había alguien a su alrededor, había tantas cosas pasando por su mente que todo le era indiferente. Hasta él, que al ver a una hermosa joven sentada viendo a la nada se quedó viéndola, sin poder evitarlo, hasta que, sobresaltándolo, ella se levanta y es ahí cuando al pasar junto a él, la logra reconocer.
—Perdón, pero no sé quien eres, creo que me estas confundiendo.—la chica baja la cabeza ya que no sabe bien que hacer, decide alejarse un poco y pide que la oscura noche le tape un poco su cara.
—Everleigh Hamilton, ¿enserio crees que alguien puede olvidarte? Estas...—el chico la mira de pies a cabeza hasta que, avergonzado, toca su cuello mientras aparta la vista.— Increíble...
—Muchas gracias, enserio, pero tengo que irme. Con permiso.— Everleigh se da la vuelta.
La verdad en su mente hay demasiados pensamientos, no sabe quien es, como la conoce y si es de confiar. La chica quiere irse, escapar, refugiarse en su mansión donde ella puede olvidarse de todo por un rato. Pero el chico no la deja en paz, la agarra del brazo y la hace detenerse.
—Espera...
—Suéltame.— el chico levanta las manos y se aleja un poco.
—Lo siento, no quería asustarte. ¿No me recuerdas?
—Ya se lo he dicho, estás confundido.
—Nunca pude olvidarte. Nadie lo hizo. Sé que eres Everleigh Hamilton, la gran Everleigh Hamilton. Han pasado muchos años, doce ¿cierto?
—Lo siento pero...
—Soy Thierry... Thierry St.Clair.
—Soy Thierry St.Clair, el hermano mayor de Anthoine. ¿Tu eres Everleigh verdad?
—Sí, ¿cómo lo sabes?
—Anthoine habla mucho de ti, él me contó que lo ayudaste luego de su fiesta. Mi padre nunca ha sido una persona fácil ¿sabes? Mi madre siempre ha sido la que ha luchado porque todo salga bien pero es muy difícil con un esposo así... Lo siento, no sé porque te estoy contando esto.
—No te preocupes, a mí me gusta ayudar. Anthoine es una persona muy importante para mí, siempre lo será. Sé que aunque trata de mostrarse fuerte siempre, no lo es. No siempre al menos y eso está bien. Estamos muy chicos para ser fuertes ¿no crees? Deberíamos de solo divertirnos, ya creceremos para eso.— el chico solo asiente y se le queda mirando. La chiquita es bastante madura para su edad y se nota en su manera de hablar.
—Me caes bien, creo que seras muy buena para Anthoine. Él necesita a gente que esté junto a él siempre.
—Que bien, porque no pienso irme a ninguna parte.
El recuerdo le llega de golpe a la chica y lo recuerda todo, lo recuerda a él. Y aunque está feliz de volverlo a ver, tiene miedo de ser reconocida.
—¡Thierry!— Everleigh se acerca y le da un gran abrazo, el chico se lo regresa feliz.— Lo lamento, han pasado tantos años que apenas me recuerdo yo sola.— los dos ríen.
—No te preocupes, he cambiado con el tiempo. Ya sabes...estoy más guapo ahora.— la chica ríe más fuerte mientras niega con la cabeza.
—Creo que en vez de eso te has hecho mucho más feo.— dice y el chico se queja. Pero su sonrisa no se quita de su rostro, porque cuando la chica dijo eso arrugó la nariz, como cuando hacía de pequeña.— No sabía que estabas aquí, creí que estabas con tu padre en Canadá.
—Acabo de aterrizar. La verdad mi padre me tiene un poco cansado con todo eso de la empresa así que tomé la excusa de que tenía que venir a Francia a vigilar un poco a Anthoine y claro, él no dudó en concederme este viaje. Pero ¿qué hay de ti? No supe mucho de ti en los últimos años, hasta...ese día ya sabes.— la chica sonríe con los labios cerrados mientras mira al suelo y arregla un poco su cabello.— Lamento tanto lo de tus padres Everleigh, enserio lo hago. Fui al funeral, solo que había mucha gente y no pude verte.
—¿Enserio estuviste ahí?— el chico solo asiente. Everleigh trata de recordar si lo había visto ahí, pero la verdad es que ese día es muy doloroso de recordar. A parte que todo estaba borroso ya que literalmente su vida esta siendo enterrados justo delante de ella.— Muchas gracias por ir, enserio lo digo. Solo...pasó todo demasiado rápido y yo... Solo no supe como actuar luego de eso.
—Es normal, es algo que nadie debería de vivir.— Everleigh solo suspira y lo mira con una sonrisa. La verdad lo había extrañado más de lo que se imaginaba.
—Aunque no puedo evitar sentirme sorprendido de que esté aquí. Anthoine debió de estar muy feliz, él la pasó muy mal cuando te fuiste hace tantos años.— fue ahí cuando la chica recuerda todo y por unos segundos se queda sin aire.
—Anthoine... Oh Thierry, hay mucho que tengo que contarte.
—¿Está todo bien?
—Por supuesto. ¿Qué te parece si vienes a mi mansión y te cuento todo? El señor Stephen estará muy feliz de verte.
—¿Sigue trabajando para ti? No puedo creerlo.— los chicos sonríen mientras la chica llama a la limusina.
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—Así que desde el accidente ¿no has hablado con nadie más que con el señor Stephen y tus inversionistas?—pregunta Thierry acomodándose en el sofá.
—Digamos que por ahora prefiero no hacerlo.
—Siempre lo supe pero ahora lo confirmo: eres rara Everleigh Hamilton.— dice Thierry mientras toma otro sorbo de su refresco. La chica solo le pega en el brazo mientras él ríe.— ¡Oye! Eso dolió.
—Te lo mereces, no puedes vivir sin hacer bromas.
—Sabes que son mis bromas las que te tienen enamorada de mi.— dice guiñado el ojo mientras que la chica ríe negando con la cabeza.
—Han pasado tantos años pero tú sigues siendo el mismo Thierry St.Clair.
—Yo recuerdo que a la señorita Hamilton siempre le encantaron esas bromas.—dice el señor Stephen antes de irse luego de poner unos bocadillos en la mesa. El chico empieza a reírse muy fuerte.
—¡Señor Stephen! No le metas ideas a la cabeza que su ego crece y crece.— Thierry deja de reírse y se le queda viendo a la chica.
La verdad a pesar de la diferencia de edad a él siempre le había parecido encantadora. El amaba como ella siempre estaba apoyando a su hermano en los peores momentos pero sabía que sus sentimientos por muy grandes que fueran no podían ser correspondidos y él lo supo desde siempre.
Anthoine y Everleigh siempre tuvieron esa conexión aunque ni ellos se daban cuenta. Lastimosamente el día en que la chica se fue de Francia destruyó a su hermano tanto que mencionarla estaba prohibido. Le dolió demasiado al chico y aunque nunca lo dijo a él también le dolió que se fuera porque desde el día en que la conoció supo que caería por ella y la verdad él estaba completamente dispuesto a hacerlo.
—¿Qué tanto miras?— la chica empieza a ponerse un poco incómoda, porque desde que se encontraron el chico no había apartado su mirada de ella.
—Miro como estas toda manchada de jalea.— dice señalando la comisura de sus labios.
La chica había probado uno de los panecillos que su cocinera había hecho para ellos. La verdad desde que llegó a Francia no había podido evitar comer y comer, todo era demasiado delicioso. La chica como siempre, en vez de sentirse avergonzada, levanta más su cara y mira fijamente al chico.
—Limpialo entonces.— responde levantando una ceja.
Thierry sabe que ella está jugando con él, como siempre lo hacía desde pequeña. Claramente él no va a negarse, así que se acerca a ella, tan cerca que sus narices están rozándose . Los dos no pueden evitar mirar los labios del otro. Thierry le quita la mancha de jalea con su dedo con mucho cuidado y muy lentamente. Everleigh instintivamente cierra los ojos y separa un poco sus labios lo que hace que Thierry suspire y trague fuerte. Las pisadas del Señor Stephen hacen que los dos se separen.
—Me alegra verlo nuevamente señor St.Clair, me he enterado que ha llevado a la empresa de su familia a un altura demasiado impresionante y en tan poco tiempo.—habla el señor Stephen luego de sentarse en uno de los sillones.
Los dos chicos tratan de regular sus respiraciones, a pesar del inesperado momento los dos no pueden evitar sonreír mientras se miran, cómplices.
—Ni siquiera cuando era pequeño logré que me llamaras por mi nombre.
—No pierdas tu tiempo, ni siquiera a mí me dice Evereligh.— dice la chica rodando sus ojos.
—No me parece adecuado hacerlo señor St.Clair y señorita Hamilton.— dice a modo de burla, los chicos se miran y se ríen.
—La verdad no ha sido fácil, saben bien que mi padre no es la persona más fácil de tratar.— dice Thierry respondiendole al señor Stephen.— Para ser sincero, eso de seguir la empresa no era lo que realmente quería hacer pero no tuve otra opción y sé que Anthoine tampoco la tendrá. Mi padre me dio la sede de Italia y la de Canadá así que he estado viajando entre esos dos países por casi cinco años. Me dieron mucha responsabilidad cuando tenía tu edad.— dice mirando a Everleigh.— Y desde entonces he trabajado muy duro. Mi padre ha estado detrás de mí siempre aunque si tengo la libertad de tomar las decisiones que yo crea correctas.
—Me parece increíble que puedas hacerlo.— dice Everleigh.— Sé que gracias a tu delegación la empresa ha llegado a lo que es ahora. A pesar de que no es lo que quisiste sé que la empresa de tus padres es muy importante para ti y que con las decisiones que tomes la empresa logrará ser mejor de lo que es y de una manera justa y sin malos negocios.
—Sé que tú también lo harás muy bien, no se puede esperar menos de la gran Everleigh Hamilton. Así que no te desanimes, en el mundo hay millones de personas que esperan y desean que te vaya mal, que destruyas todo y que no triunfes. Pero sé que eres más que capaz de probarles a todos que puedes hacerlo tu sola y muchísimo mejor de lo que siempre ha sido.
—Las cosas han sido difíciles y sin el señor Stephen no hubiera podido hacer nada.
—Lo hace de maravilla, sus padres estarían muy orgullosos de ella.— dice y la chica sonríe mientras toca su dije.
—No sé si tu decisión de ocultarte sea la mejor pero sabes que te apoyo en todo lo que hagas porque sé que para ti es lo correcto.
—Gracias.
—Y a pesar de que me encantaría que se reunieran con Anthoine respetaré tu decisión.
—Anthoine no me reconoció.—dice la chica y Thierry la mira sonriendo pensando que es una broma pero luego ve que la chica está seria y que habla completamente enserio.
—¿Qué dices?
—Hace una semana entré al colegio St.Clair, una de las condiciones que el señor Stephen me dio para poder venir a Francia y seguir la empresa antes de entrar a la universidad y estudiar administración de empresas. Fue el primer día o el segundo que los vi a los tres. Se armaron un inmenso imperio en el colegio fue increíble, la verdad no me lo creía cuando lo vi, la gente está bastante loca ahí y yo...
—Everleigh.— Thierry la para ya que la chica empezaba a divagar. Everleigh recupera el aliento ya que no le gusta hablar sobre Anthoine y mucho menos explicarle a Thierry que él no pudo reconocerla.
—Hemos tenido algunas...charlas.—dice la chica mirando al señor Stephen que la mirainterrogante, Everleigh no quería decirles que no eran charlas precisamente.— Algunos encuentros entre ellos y yo y la verdad ninguno logró reconocerme. Sé que han pasado muchos años y hubiera entendido que al principio no me hubieran reconocido pero ha pasado una semana y nada. — Thierry tiene el ceño fruncido.
Él estuvo cuando la chica se fue de Francia, él estuvo consolando a su hermano cuando su mejor amiga se fue y lo dejó sin decirle nada. ¿No reconocerla? ¿Como no pudo hacerlo?
—Supongo que mi hermano ha tenido muchas cosas en mente ¿no reconocerte? ¿Pero donde tiene la cabeza?
—Es mejor así, la verdad no estaba en mis planes que nadie me reconociera. No es el momento de que descubran quién soy y menos con mi abuela aquí.
—Lo entiendo, solo que me parece bastante extraño.
—No le des tantas vueltas.— responde la chica agarrándole la mano.— Me alegra que estés aquí, hablar con alguien aparte del señor Stephen es increíble.
—No sabes como me alegra escuchar eso y haberte encontrado es maravilloso aunque no pueda devolverte la invitación, por lo que puedo suponer Alessia Leblanc y Anthoine St.Clair no se han llevado muy bien que se diga.— dice levantando una ceja y la chica ríe mientras niega con la cabeza.— Bueno se hace tarde y mi hermano no sabe que estoy aquí, así que será mejor que me vaya.
—Llamaré a la limusina.— dice el señor Stephen antes de salir del salón.
—Gracias. Y a ti...— Ahn sonríe antes de jalar a Everleigh y darle un gran abrazo.— Me alegra mucho verte.—le susurra al oído a lo que la chica se estremece.
—A mí igual.
—Supongo que no has conocido bien la ciudad así que te invito a un café un día de estos mientras te enseño los lugares que amabas de pequeña ¿que dices?
—Me encanta la idea.
—Buenas noches querida Alessia.—dice y el chico sonríe antes de darle muchos besos en la mejilla. Everleigh sonríe y lo empuja para que finalmente se vaya, él solamente ríe antes de darle un último beso para luego irse finalmente.
—Adiós.—dice la chica negando con la cabeza con una gran sonrisa en su cara.
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